6.
Jack (8 años).
—¿Mami? —miré a mi mamá en la mesa con muchos papeles— ¿Papá no llegará?
—No esta semana —me miró. Me senté a lado de ella y miré los papeles—, papá cubrirá horas extras y también lo haré.
—¿Y yo que hago? —abracé mis piernas.
—Te quedarás con unos amigos nuestros —hice una mueca—. Vamos Jack, no será tan malo, ellos tienen un niño de tu edad y podrás jugar con él todo el tiempo.
—Pero no he pasado con ustedes... Siempre trabajan y nunca tienen tiempo para mí —arrugué mi nariz molesto. Mamá empezó a acariciar mi cabello y la miré— ¿Por qué no podemos pasar juntos? Yo no quiero jugar con alguien más, quiero estar con ustedes.
—Entiende que no podemos, no ahora —siguió acariciando mi cabello—. Lo hacemos por tu bien, para que no falte nada.
Suspiré dejando de verla, nunca están conmigo, siempre estoy solo en casa y cuando ellos llegan están muy cansados como para pasar tiempo conmigo. Hace poco fue mi cumpleaños y ellos solo me dejaron mi regalo en la mesa de la cocina, no tuve pastel, no tuve papás y fue un día aburrido.
¡Odio estar solo!
(...)
—Gracias por cuidarlo, están ayudándonos bastante —escuché a mi mamá hablar con la mujer frente a nosotros.
—Estamos para apoyarnos —la mujer sonrió y me miró—. Adelante Jack, pasa. Mi hijo Hiccup está en la sala esperándote.
—Mamá... —miré a mi madre y ella solo se despidió de mi con un beso en la frente—. Adiós... —me despedí y entré a la casa.
—¡Hey, tú! —miré a dónde escuché el grito—. Ven acá —observé a un niño que me señalaba.
Obedecí y caminé hacia él.
—¿Eres Jack, cierto? —asentí—. Soy Hiccup, mis padres me dijeron que estarás con nosotros por un tiempo.
—Es un gusto, Hiccup... —dije tímido y miré la alfombra de la sala— ¿Tú hiciste esto?
—¿El fuerte de almohadas y bloques? Sí ¿Quieres jugar? Necesito a un compañero —caminó hacia la estructura de almohadas.
—Pero ¿Qué juego es? —dejé mis cosas sobre el sofá y me acerqué.
—Dragones y vikingos, nosotros somos un clan vikingo y tenemos que matar al dragón —me entregó una hacha de plástico—. El dragón es mi papá, ya está por venir.
—¿Jugaremos con tu papá? —pregunté.
—Mjm, él siempre hace de dragón y a él tenemos que derribar —sonrió y a la sala se acercó un señor bastante grande, tenía una larga barba.
Me da miedo.
—¿Listos chicos? —el señor me observó—. Bienvenido Jack, espero te sientas cómodo —me sonrió y tomó varias cosas del juego—. Recuerden ¡Soy un feroz dragón listo para comerme a los vikingos! —hizo varios ruidos imitando a un dragón.
—¡Oh no!, ¡Corre Jack, tenemos que escondernos! —Hiccup me jaló del brazo hacia le fuerte de almohadas.
Es extraño que con mi padre nunca jugué algo parecido y aquí lo esté haciendo... Me gusta esto.
(12 años).
—¿Pueden explicarme como fue posible que ambos tumbaran la puerta del salón? —nos preguntó Valka mirándonos mientras comíamos nuestra cena.
—Fue un accidente, Hiccup y yo estábamos fuera del salón cuando un grupo pasó corriendo y nos empujó a la puerta —expliqué cortando mi pedazo de carne.
—Para empezar, no debían estar fuera del salón de clases, si se hubieran mantenido en su lugar no tendríamos que estar pagando por los daños —Valka nos reprendió.
—Corrección, si los maestros hubieran escuchando nuestra versión no estaríamos pagando —corrigió Hicc.
—Pues como haya sido, debemos pagar —Valka suspiró—. Le comentaremos esto a Estoico más tarde, está por llegar con Norte y sabemos como es con su mejor amigo.
—Creí que Norte estaba de viaje junto a mis padres —comenté.
Mis padres siempre se dedicaron a los negocios de la moda. Cuando era más niño, su empresa comenzó demasiado mal y debían cubrir las cuotas teniendo otros trabajos, es de ahí la razón por la que nunca estuvieron presentes conmigo.
Cuando tenía siete años, conocieron a Estoico y en poco tiempo comenzaron una buena amistad, Estoico les presentó a Norte y aparte de ser amigos se hicieron socios. Aunque suena algo increíble que conviva más con los amigos de mis padres que con mis propios padres.
—Tus padres se quedaron para ver otra oportunidad de negocio —rodé los ojos—. Jack, deberías apoyarlos, es algo bueno para todos.
—Ellos no me apoyan ¿Por qué debería apoyarlos? —cuestioné—. Les dije que quería practicar voleibol y me dijeron que debería intentar hacer cosas más interesantes y productivas —gruñí.
—Ya te apoyarán hermano, solo... Es cuestión de que les des tiempo —Hicc puso su mano sobre mi hombro.
—¿Más tiempo? Morirán antes de que ellos puedan apoyarme —suspiré y la conversación se cortó cuando las risas de Estoico y Norte se escuchaban en la entrada.
—¡Chicos! —Norte gritó entrando al comedor. Saludó a Valka y a nosotros nos extendió una bolsa de compras—. Les traje regalos.
—Genial, gracias —sonrió Hiccup.
Norte revolvió mi cabello.
—Espero te guste lo que compré para ti —abrí la bolsa y encontré un balón de voleibol—, lo necesitarás para entrenar por las tardes.
—¿Cómo supiste..? —lo miré asombrado.
—Mencionaste que querías practicar el deporte, me acuerdo de cada detalle, Jack —me sonrió y tomó asiento en el comedor.
Norte era casi otra figura paterna, más que verlo como padre él era mi segundo mejor amigo.
(17 años).
—¡Pero son buenas calificaciones! —reclamé desde el otro lado de la sala.
—Jack, son buenas pero pueden estar mejor —comentó mi padre mirando la hoja de calificaciones— ¿Qué te cuesta dar ese empujón extra? —me miró.
—Hago lo mejor que puedo, me estoy esforzando... —apreté mis labios y vi a mi padre negar con la cabeza.
—Creo que no estás entendiendo, Jack. Es muy admirable tu esfuerzo, pero esto no es lo único que puedes dar, me decepciona que te quedes tan cerca del camino —se sentó delante de mí—. Esto no te hace ser el mejor, los demás están logrando más cosas que tú.
—Tu padre tiene razón, Jack. El resto está dando mejores resultados que tú, lo que haces no es suficiente para sobresalir —ella soltó un suspiro—. Me avergüenza tener que escuchar a mis compañeras del trabajo sobre sus hijos llenos de talento y super inteligentes, yo no puedo decir lo mismo —bajé mi cabeza—. No tienes talento que puedas demostrar, lo único que te queda es sobresalir con calificaciones.
Auch, eso realmente dolió.
—Nos partimos la espalda todos los días para darte lo mejor, creo que merecemos mejor pago por lo que hacemos por ti —comentó mi padre.
¿De qué sirve tener todo cuando no tengo nada?
—Creo que debemos aceptar el hecho de que el resto será mejor que mi propio hijo —bufó mi padre—. Puedes retirarte.
Tomé mis cosas y subí a mi habitación. De haber sabido que sería tratado de esta manera hubiera tomado la decisión de ahorcarme con mi propio cordón umbilical.
No sé que es lo que quieren de mí, no entiendo que debo hacer para que ellos estén felices... Estudio todo el maldito día y de verdad hago lo mejor que puedo ¡Intento ser el mejor!
(20 años).
—¿Desde cuándo fumas, Jack? —Hiccup me preguntó mientras tomaba otro cigarro de la caja.
—Eh... Tal vez unos tres meses —respondí encendiéndolo—. Es increíble que recién lo notaras.
—Noté tu ligera pasión al alcohol, jamás noté que fumaras —empezó a toser por el humo que había tirado— ¡Oye! ¿Podrías por favor no hacer fumador pasivo?
—Uh, lo siento —me alejé volviendo a tomar una calada del cigarro.
—Jack, esa cosa va a matarte ¿Qué parte no entiendes sobre las advertencias de la cajetilla? —cuestionó molesto.
—Escucha, he estado bajo mucho estrés —solté un quejido apagando mi cigarro—. Mis padres me piden que suba de nuevo mis calificaciones.
—Jack, no tienen nada de malo tus calificaciones ¿Por qué se empeñan tanto en exigirte? —sacó de mi mochila la cajetilla de cigarros y el encendedor—. Voy a confiscarte esto.
—Siguen molestos porque escogí veterinaria y no algo relacionado a finanzas —chasqueé con mi lengua—. Además no es nada nuevo, siempre han sido así conmigo. ¿Sabes que me pidió mi padre la semana pasada? ¡Quiere que esté dentro de los mejores diez promedio de la carrera!
—Estás muy por debajo de ello —comentó.
—Gracias por el apoyo moral —fruncí mi ceño e Hiccup dio palmadas fuertes en mi espalda.
—Escucha, lo que haces está bien y es suficiente, no necesitas esforzarte más. Olvida lo que tus padres te dicen, ellos tarde o temprano olvidarán tus calificaciones —suspiré rascando mi nuca—. Mis padres, Norte y yo estamos orgullosos de ti ¿Necesitas más?
—Agradezco que lo estén y supongo que sí necesito más... No lo tomes a mal... Solo quiero decir que, tal vez toda mi vida busqué una aprobación de mis padres o un motivo para que ellos pudieran darme la atención que siempre he querido... —expresé bajando mi cabeza—. Inconscientemente sigo buscando su cariño...
—¿Crees que algún día ellos te den ese cariño? —preguntó Hicc.
—No, no lo creo y parezco un imbécil actuando de esta manera —tiré un suspiro y me detuve al ver una librería—. Cambiemos de tema ¿Ya pasamos a este lugar?
—Uh no, es nueva —Hiccup la miró—. Me parece increíble que pasemos todos los días por aquí y no la hayamos visto.
—Entraré a preguntar si están mis libros ¿Me esperas? —Hiccup asintió y rápidamente entre a la librería.
Caminé hacia el mostrador y encontré a la chica que lo atendía sentada, parecía que estaba divagándose en sus propios pensamientos.
—Disculpe, ¿podría atenderme? —pregunté. Ella se levantó de la silla de forma brusca y me miró.
—Bienvenido ¿En qué puedo ayudarle? —la chica dijo sonriente mirándome.
Tiene bonita sonrisa.
—Estoy en busca de estos libros —entregué la hoja con los datos—. He estado recorriendo todas las librerías y ninguna los tiene disponibles, me urgen para mis clases.
—Espere un momento —noté que usó la computadora para buscarlos—. Estás de suerte, tenemos los primeros tres y el último nos llega en estos días. Se los mostraré.
—Joder, muchas gracias —traté de leer su nombre en su gafete. Siempre trato de llamar a todos por su nombre— ¿Elsa? —ella asintió—. Lindo nombre.
—Gra-gracias... —Elsa tartamudeó y un ligero sonrojo apareció en su rostro—. Están por acá.
Elsa caminó por los pasillos mientras yo le seguía. Mientras entablábamos una pequeña conversación, estudié detalladamente su rostro. Sé que la he visto en algún lado y no exactamente en mis sueños.
—Sabía que te había visto en algún lado. Eres la imagen de la universidad ¿Cierto?, estás en el programa que hace la escuela ¿Arendelle, verdad? —Elsa asintió—. Soy Jack Frost, un gusto.
Extendí mi mano esperando a que ella estrechara su mano con la mía.
—Un gusto, Jack... Discúlpame, pero debo trabajar —rascó su nuca y regresé mi mano a mí— ¿Llevarás los libros? —asentí tratando de disimular lo avergonzado y decepcionado que estaba—, pasa a la caja para hacerte tu cobro.
De reojo noté las cámaras que apuntaban a los estantes de libros, comprendí las cosas rápido. Yo el imbécil de Frost había sido más amable de lo normal con alguien mientras laboraba, pude haber puesto en peligro su trabajo.
—Si te invito a salir ¿Aceptas? —pregunté llegando a la caja.
—No debería hablar esto en el trabajo —ella murmuró. La tensión de las cámaras de seguridad era mucha.
—Por eso mismo te invito a salir para que hablemos fuera de tu trabajo ¿Qué dices? —insistí.
—¿Salir con un desconocido? —su ceja se enarcó— ¿Seré tan loca para aceptar eso?
—No soy un asesino —repliqué preparando la cantidad del dinero para pagar.
—Eso diría un asesino —Elsa molestó.
—Estaré viniendo las veces que sean necesarias para que me aceptes una cita —extendí el dinero hacia ella—. Solo te pido un café, si después de eso no quieres verme yo lo respetaré.
Elsa soltó un suspiró pesado y entregó mis cosas junto con el cambio.
—Lo pensaré —sonrió mirándome—. Fue un placer atenderte, Jack.
¡Dijo mi nombre!
—Gracias, Elsa —respondí de vuelta con una sonrisa y caminé hacia la salida.
Tengo la corazonada, de que hay algo en ella que la hace diferente al resto... Solo me bastó con verla para saber que ahora quiero conocerla más, este encuentro fue muy... peculiar.
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¡Hola! ¿Cómo están?
Dios, yo estoy muriendo por todo. La universidad, prácticas, la tesis, exámenes. Apenas tengo tiempo para mí.
¿Qué tal? ¿Les va gustando o mejor ya me retiro? :v
Nos vemos, los tkm y sale bye.
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