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Tiempo Antes.

Elena

Desperté en un lugar diferente a mí habitación, realmente no recordaba mucho, lo último que recuerdo haber visto, fue una luz cegadora proveniente de mi amuleto.

Me levanto de esa cómoda cama, examino toda la habitación y  siento como se acercaban pasos cada vez más, de repente la puerta de la habitación se abre.

- Hasta que despiertas bella durmiente.- Si no estoy mal, su nombre es Lyon.

- ¿Dónde estoy?, ¿Por qué estoy aquí?.

- Muchas preguntas, ¿No crees?. - Su sonrisa me provoca miedo.

- Oye... El secuestro es un delito. - Mi voz sale muy temblorosa.

Suelta una carcajada.

- Cariño, ¿Crees que me importa?.

- ¿Por qué estás haciendo ésto?.

- Bueno, digamos que necesito algo de ti.

- ¿Ah?. - Mi confusión no pudo ser más grande.

- Tiempo al tiempo, Amor, tiempo al tiempo. - Y sale de la habitación dejándome allí, sola.

Unas horas después se escuchan otra vez los pasos.

Al abrir la puerta me doy cuenta que no es Lyon, es otro hombre.

- Buena tarde, señorita Landforth, mi nombre es Arthur, se me ha encargado protegerla y acompañarla durante su estadía aquí. - Tenía unos ojos muy encantadores.

- Hola Arthur y si me llamas señorita Landforth otra vez, te daré un golpe, llámame Elena, un gusto.

- El gusto es mío seño.... Elena.

- Y dime, Arthur, ¿En dónde estoy?, Por qué estoy aquí?, Cómo llegué aquí?.

-  Tiene muchas preguntas, Elena.

- Lyon no me dijo nada al respecto.

El chico me mira con un semblante serio y triste.

- Oh Elena, cuánto quisiera ayudarte.

- ¿Ayudarme?, ¿Que pasa?. - Vale, el guardia lindo ya me está alarmando.

- Nada... Nada. - Veo dolor en sus ojos.

- Y dime, Arthur, ¿Cuántos años tienes?. - Decido que es mejor cambiar de tema.

- Bueno, en esta forma tengo dieciocho años, pero realmente tengo muchos más - Se ríe- ¿Y tú?.- Bueno, llegamos a la parte donde el buenorro me dice que es inmortal, interesante.

- Tengo dieciocho de todas las formas posibles. - No reímos juntos.

- ¿Sabes?, te pareces mucho a mi hermana. - Sonríe triste.

- ¿Tu hermana?, ¿Dónde está?.

- Falleció hace un par de meses.

- Bueno, sabemos que tristemente así es la vida, nunca nos daremos cuenta cuando será nuestro último respiro.

- Eres la única que persona que no se lamentó conmigo. - Sonríe.

- ¿Para qué hacerlo?.

- Me agradas, Elena.

- Y tú a mi, Arthur.

Los días pasaban y Elena y Arthur eran inseparables, cosa que Lyon notó al instante, pero realmente no le importaba con quién o no estaba Elena, él solo tenía un propósito y en un par de años lo llevaría acabo.

Para ser 1998, las personas tenían un criterio asombro en cuanto a diferentes criaturas se tratara.

Lyon notaba que Elena era una mujer asombrosa. Era noble, era humilde, era respetuosa, era tierna, cariñosa y siempre ayudaba y sonreía.

No iba a decir mentiras, esa mujer lo volvía loco, pero una mujer no arruinaría todo lo que estaba planeando, no iba a cambiar una estupidez momentánea por un poder inimaginable, no era idiota para hacer eso.

Por otra parte, Arthur estaba asombrado con el parecido que tenía Elena con su hermana, era como si fuese ella.

Dos años habían transcurrido.
Dos años en los que Elena había descubierto muchas cosas, y una de esas cosas fué la existencia de esos collares, gracias a Arthur, ahora tenía las cosas claras.

Era Enero del año Dos mil. Elena ya tenía veinte años y Lyon creyó que ya era la hora.

Algo falló con el plan de Lyon, y fué que Elena sabía lo que tenía planeado he intento arruinar sus planes, interfiriendo y dañando todo lo que involuclara la destrucción, junto con Arthur, que nunca la dejó sola, lamentablemente, falló.

Lyon no era alguien fácil de vencer, y siguió con su plan así tuviera que hacer algo desastroso para Elena.

Fué entonces cuando engendró a un pequeño ser dentro de ella. Necesitaría a ese niño para poder completar su plan.

Arthur traicionó a Lyon, y ayudó a escapar a Elena.
Ambos se fueron lejos de donde él se encontraba.

Por nueve meses, no los encontró, se habían esfumado y él estaba volviéndose loco, hasta que un día...

Veinte de septiembre del año dos mil.

Los encontró, inmediatamente fué con sus tropas atraparlos, con lo que no contaba era con el hecho de que ese mismo día nacería el pequeño ser.

Al llegar a una pequeña casa veía sangre por todas partes, pero ninguno estaba allí, buscó rastros y siguió su olor, trato de alcanzarla y lo hizo, pero cuando la vió, estaba sola, no tenía a su hijo con ella y Arthur tampoco estaba, eso lo enfureció.

"- ¿¡Dónde está mi hijo?!."

"- Muy lejos de ti, bastardo."

La ira lo cegó, rápidamente y sin pensarlo, había destruido al único amor de su vida.

Había destruido a Elena.

.

.

.

Hola, linduras.

¿Cómo están?.

¿Que tal la vida de Elena con Arthur?.

Cada vez les muestro más y más de Elena. Interesante, ¿No?

Tienen que ir conectando todo.

¿Les está gustando?.
¿Están entendiendo?.

Espero sus comentarios linduras.

L@s quiero.

-Uxia-

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