13

Alana

Finalmente teníamos un plan, no podía decir que era perfecto, pero teníamos algo.

- ¿Seguro que funcionará?.

- No estoy seguro, Alana, pero es una opción.

El plan era escabullirme en la noche con unos guardias que nos estaban apoyando, o bueno, específicamente a Arthur, y llegar hasta el lugar donde tenían a los 5 hermanos, ¿Quieren saber la falla?, bien, no sabíamos cómo dejarlos libres, mientras yo resolvía este gran misterio, Arthur iba a entretener a Lyon, ¿Arriesgado?, Mucho.

- Ángel, todo saldrá bien. - Sus ojos seguían haciendome sentir  lo mismo, era tan mágico.

Su ojos miraban los míos con esa misma chispa, su facciones parecían relajadas con solo mirarme, su vista se desvió a mis labios y automáticamente la mía hizo lo mismo, tenía la necesidad de probar esos labios de nuevo, necesitaba hacerlo y como si él leyera mi mente, se lanzó y atrapó mis labios en un beso tierno y suave, sentía muchas mariposas, mis labios encajaban perfecto con los de él, no podíamos parar aún cuando sabíamos que pronto nos ahogaríamos.

Nos separamos unos pocos segundos y juntamos de nuevo nuestros labios, esta vez con más pasión.

Yo jadeaba debido a la intensidad del beso, Arthur lo notó y me pegó más a él, era el momento perfecto, el tiempo se detuvo.

- Arthur... - Le Susurré.

- ¿Mmm?. - Sabía que el tampoco quería separarse de mi.

Lentamente me separé de él juntando nuestras sudorosas frentes.

- ¿Qué es esto, Arthur?.

- Esa es tu decisión, Ángel, ¿Que quieres que sea ésto?.

- Creo que... Siento algo por ti.

- Se debe a nuestra conexión, Alana.

Nuestros collares comenzaron a iluminarse.

- Arthur, ¿Qué significa?.

- Si tú quieres, podemos juntar nuestros amuletos, seremos uno, Ángel.

¿En serio quería ésto?. Él era tan lindo, tan caballero, tan tierno.

Lo miré y supe que no tenía que tomar una decisión, era claro todo.

Lentamente comencé a conectar nuestros collares, hasta que por fin estaban unidos. Una chispa encandiló todo el lugar, tuve que cerrar mis ojos y supongo que Arthur también lo hizo.

Pasaron alrededor de díez segundos y la luz desapareció, me fijé en nuestros collares y como era de esperarse, su nombre estaba en mi amuleto y el mío en el suyo.

Sonreí y lo miré, el me devolvió la sonrisa y fué ahí donde ambos por fin comprendimos que teniéndonos el uno al otro nada malo podía pasar, ¿Verdad?.

.

.

.

Hola, hola, ¿Cómo están?.

Agradezco que lean, de verdad, significa mucho para mí.

Lamento la demora y lo corto.

Hasta el próximo capítulo.

L@s quiero.

-Uxia-

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