Capítulo 58✔️

Mi pulso estaba a mil por horas; dicen que la adrenalina le da sentido a la vida, pues yo digo que mucha adrenalina junta me está matando lentamente. Avanzamos poco a poco, siempre detrás de Alex, hasta llegar a la sala, donde todo está a oscuras.

Admito que el escenario era de miedo, lo que parecieron horas resultaron ser segundos, todo estaba en silencio, hasta que una voz nos sorprendió.

— Baja ésa maldita arma, Alexander— dice Vianko, con su característico humor de perra.

Enseguida oímos el clic de la luz, y vemos a un cansado y ¿sucio? Damián.

— Deja el escándalo, Vianko. Alexander, Samantha— nos saluda con unos leves asentimientos de cabeza, mientras se recuesta en el sofá más grande.

— ¿Pero qué diablos les ha ocurrido?— dice impresionado y preocupado, Alex.

Y es ahí donde los observó detalladamente. Las dos sombras están hechas un asco, literal, parece que se hubieran revolcado en barro. Vianko tiene un ojo morado y un corte llamativo en la frente, lo cual celebro en silencio, pero Damián no se queda atrás con los golpes, pues su mandíbula está hinchada y tiene un corte mínimo en uno de sus ojos, aunque no quiera admitirlo me da cosa con él.

Justo cuando Damián abre su boca para contestarnos, aparece Drag con una toalla que cubre la mitad inferior de su cuerpo.

— ¿Qué está pasando aquí? ¿Por qué tanto escándalo?... ¿Qué cojones les pasó a ustedes dos?— dice a medida que baja los escalones y se acerca a mí.

Mierda, su cercanía está alterando a mis hormonas

— Diablo, esos malditos hicieron que uno de los carros de seguridad explotara, por suerte no había nadie dentro, pero nos atrasó notablemente—  informa Vianko, sirviéndose un trago.

— ¿Y las mujeres?— vuelve a preguntar, Drag.

Aunque no quiera admitir me pone celosa que pregunte por María delante de mí.

— Están bien, las llevamos a otra casa de seguridad, la del sur— dice Damián.

— ¿Cómo sigues?— dice Drag, mirando a Alex.

— Mejor, debo reconocer que Samantha es buena enfermera.

— Bien— le responde el Diablo. Aunque ese "bien" sonó a cualquier cosa— Tengo varios anuncios— dice viéndome.

Mierda, va a decirlo. Respira y simula seguridad

— Obviamente todos aquí sabemos que esto fue obra del Fantasma— continúa— Así como también todos saben que ésto no se quedará así— todos asentimos, era extraño sentirse parte de algo— La Junta nos quiere fuera del negocio a los tres grandes, ellos esperan que nos matemos entre nosotros. El Fantasma, aunque no lo queramos admitir está tomando fuerza con el paso del tiempo. Sin embargo, nosotros no nos quedamos atrás— Drag me da una mirada cargada de tanto sentimiento que hace que tiemble— Actualmente encontré o mejor dicho me encontró nuestra nueva arma— las sombras estaban curiosas e impacientes y yo sólo estaba nerviosa— Samantha, se ofreció a ser nuestra arma.

Silencio. El sonido de nuestras respiraciones era lo único que se escuchaba. Hasta que alguien decidió romper el silencio.

— Es una broma. ¿Y ella en qué puede ayudar?— dice Vianko de manera incrédula.

— Así que ya lo conseguiste— dice Damián a Drag, a la par que habla Vianko.

— ¿Estás segura de eso, Sam?— dice preocupado Alex.

¿Nunca han sentido esa incomodidad de cuando hablan de ti, pero no contigo? Y lo peor, es que ni yo sabía que responder

— Basta— dice Drag alzando la voz— Ella pidió mi ayuda y yo se la daré. Sí alguno tiene algún inconveniente, la puerta está allá— señala la salida— Pero recuerden que si se van, están muertos.

Nadie dice nada, hasta yo me quede muda al escucharlo tan decidido y molesto.

— Bien, estaba pensando, ya que, el Tiburón es un excelente hacker y un perfecto espía, tú puedes enseñarle a mi chica todo lo que necesita para poder sobrevivir en éste mundo— al menos Alex me da una mirada de solidaridad. La cual le devuelvo— Perro, eres el idóneo para enseñarle sobre el uso de las armas. No hay nadie más preparado que tú para mostrarle el mundo de la armería— Damián me da una mirada de pésame, no entiendo. Pero me limito a sonreírle— Y tú Lobo, si bien es cierto, que nuestro Ángel es muy buena en el combate cuerpo a cuerpo, tú serás el encargado de perfeccionar sus ataques. Convertirás al Ángel en el Demonio que necesitamos. ¿Entendido?

Excelente, simplemente excelente. Me va a enseñar combate justamente al que le caigo peor. Qué divertido.

...

Media hora después de los "anuncios" todos nos dispersamos; Vianko se fue a dar unas vueltas alrededor de la cabaña, según él para vigilar que todo anduviera en orden, según yo para evitar cruzarse conmigo. Damián se quedó recostado hablando con Drag sobre los daños recibidos durante el ataque. Mientras que, Alexander y yo nos regresamos a la cocina, la cual al parecer se veía como una sala de operaciones.

Después de ayudar a recoger las gasas ensangrentadas, los instrumentos cuyo nombre aún desconozco y las botellas de vodka vacías, Alex decide o mejor dicho lo ayudo a decidir que lo mejor que puede hacer es ir a dormir, sorprendentemente me hace caso y se retira.

Justo cuando estoy lavando mis manos, siento una presencia detrás de mí, no hace falta voltearme para saber de quién se trata, ese cuerpo se reconoce como sea.

— Ya cumplí— dice en mi oído— Ahora faltas tú.

Respiro una y otra vez, mi voz dijo adiós así que me limito a apegarme más a él en modo de respuesta.

— Bien, quiero tenerte completamente a mi disposición— dice dando un beso húmedo en mi cuello seguido de un suave mordisco— Ya sabes nena, cuándo quiera, dónde quiera. Y ahora es el momento.

Por fin mi voz regresa a mí, pues un gemido sale de mi boca al sentir a Drag tocarme por encima de la ropa.

— No— detiene sus caricias y me apresuro a corregir— Aquí no. Puede venir alguien y no quiero que me vean, no otra vez.

Drag parece pensarlo unos segundos.

— Vianko está afuera, Damián está en la sala viendo la televisión y Alexander está dormido en su cuarto. No sé quién crees que pueda aparecer...— dice muy seguro de sí, mientras me besa el cuello.

— Simple, en el cuarto o nada— digo firmemente.

— Bien. Por hoy será como tú digas. Pero no te acostumbres— dice dándome una nalgada.

Ya en el cuarto, me aseguro de ponerle seguro a la puerta.

Ya Drag se encuentra acostado en la cama, aún sigue con la toalla. Aunque muy pronto dejará de estar allí. Me doy la vuelta lentamente, en mi mente suena una canción sensual y decido bailar de manera provocativa. Veo como obtengo toda la atención de Drag y eso me anima a seguir. Sigo moviéndome de manera sensual, empiezo a pasar mis manos lentamente por mi cuerpo, veo la manzana de Adán de Drag subir y bajar de manera repetitiva.

Avanzo hacia él, y me voy sacando los tirantes de la bata que tengo. Por cuestiones de tiempo, a la hora de escapar de la casa, no pude colocarme mi ropa interior. Es decir, estoy completa y absolutamente desnuda ante Drag, tanto mi cuerpo como mi alma.

— Ven aquí, pequeña— dice un muy excitado y ronco Drag.

Voy caminando hasta toparme con la cama, en la cual me monto y empiezo a caminar a gatas hasta llegar a él. Empiezo a acariciar su cara, bajando por su cuello, seguido de su abdomen e iba a seguir a descender hasta que unas manos me tomaron con fuerza.

— No pequeña, ésta vez yo tendré todo el control— susurra cerca de mi oído.

Cambiamos de pose, ahora él está encima de mí, y honestamente no me quejo. Es decir, desperté de mi letargo y al hacerlo todas mis necesidades igual.

Empieza repartiendo besos por todo mi cuerpo, comienza en mi cuello y desciende hasta mi ombligo. Mi zona está más que mojada, miles de descargas atraviesan mi zona más sensible. La espera se convierte en tortura, hasta que siento la mano de Drag fundirse en mí.

El placer es tanto que sin querer empiezo a gemir.

— Sí, no pares, Drag— digo sin siquiera pensarlo.

— No planeo hacer tal cosa. Por fin puedo verte así. Doblegada ante mí, ante el placer que te genero— dice mientras me besa apasionadamente.

Unos segundos o minutos más tarde, Drag detiene su ataque en mi zona haciendo que despierte de mi éxtasis.

— ¿Qué pasa? ¿Por qué paras?— digo casi sin voz ni respiración, al parecer estaba a punto de llegar al clímax.

— Creo que te lastime— dice muy ¿preocupado?

— ¿Cómo? Si todo lo estabas haciendo rico— digo sin entender.

— Mira— dice mostrándome su mano ensangrentada.

— Pero...—ni siquiera sé que decir.

Me muevo un poco y es ahí donde siento ese conocido dolor que se acentúa en mi vientre de manera insoportable.

Imposible

— No, no, no— digo casi corriendo directo al baño.

— ¿Ocurre algo?— dice Drag.

— Nada. Digo todo. Ésto no debe no puede es imposible— digo cosas sin sentido, al menos para Drag.

— Samantha, más te vale que abras la maldita puerta— no sé ni en qué momento de mi huida la cerré— Sino quieres que la tumbe— con miedo abro la puerta.

— No lo vas a entender, porque yo no lo entiendo.

— Inténtalo.

— Este... yo... bueno...— respiro una y otra vez hasta que por fin hablo— Es mi período, me acaba de venir.

— ¿Es eso? ¿Tanto drama por algo normal?—dice incrédulo. Claro él no sabe lo que yo sí.

— Es que... Stone o mejor dicho la ginecóloga me dijo que... yo no volvería a menstruar... ésta es la primera vez que pasa, la primera vez desde lo ocurrido.

Sin querer vuelvo a llorar de manera frenética, hasta que siento unos brazos rodearme con fuerza transmitiéndome seguridad.

— Shhh— dice dándome un beso en la frente— Tranquila. Llamaré a Stone para preguntarle qué hacer, ¿okey?

— Es que...— digo mordiéndome el labio, Dios esto no puede ser más incómodo— Necesito toallas sanitarias.

— Oh— dice sorprendido Drag— Cierto, mandaré al Perro a comprarlas.

— ¿Qué?— digo incrédula y con pena— ¿Él? Drag yo puedo ir. No hace falta.

— No te preocupes. No es la primera vez que le mando a comprar algo a la farmacia.

— Drag, no vas a igualar condones a toallas.

— ¿Cómo lo supiste?— dice curioso.

— ¿Qué más podría ser?— digo obvia— Drag, en serio, me da pena.

— Sin discusiones.

Y sin más se retira del cuarto. Nunca me había sentido tan incómoda con un hombre. O sea, mí período el cual llevaba meses sin aparecer, aparece justo cuando voy a tener sexo con mi Diablo.

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