16. Demonización

Juvia

¿Estoy entendiendo mal o Gray acaba de llamar a esa cosa "Lyon"?

¿Qué le ocurre? Había comenzado muy bien, dio el primer golpe y de repente se paralizó. Si sigue así mucho tiempo esto va a terminar muy mal.

—¡Gray! —es frustrante que no pueda hacer nada más útil, pero de momento puedo intentar llamarlo para ver si reacciona—. ¡¿Qué estás haciendo?! ¡Muévete de ahí!

Finalmente parece estar regresando al mundo real, sin embargo, no consigue hacerlo antes de recibir una envestida por parte de la criatura a la que llamó Lyon, la cual termina clavando algunas de sus garras filosas en el hombro de Gray. Estoy a nada de gritar, pero me contengo, no quiero que desvíe su concentración a nada que no sea sobrevivir.

Hay un periodo de algunos segundos sin movimiento que siento como una eternidad. Esto dura hasta que una buena cantidad de enormes espinas de hielo perforan al ghoul, dándole al caído la oportunidad de apartarse un par de metros. Me da la espalda, así que no tengo una imagen clara, aunque es suficiente para notar la forma en que se encorva sin dejar de sostener su hombro herido.

Tomo el momento de calma para ver cómo le va a Jellal. No le va mal, pero mentiría si dijera que tiene la situación bajo control, peor considerando que está lidiando con dos de esas cosas, aunque para ser sincera, no tengo idea de cómo funciona lo que está haciendo, desde mi punto de vista solo consigo distinguir un montón de luces que desaparecen tan rápido como aparecen.

Mis intentos por descifrar la magia del peli azul se desvanecen de repente, lo que pase de ese lado de la pelea se vuelve irrelevante y no puedo apartar la vista de la criatura a la que Gray se enfrenta. Quería equivocarme, quería haber escuchado mal, pero entre más lo repite, más me convenzo de que esos gruñidos inteligibles son un intento por pronunciar una única palabra: "Gray".

Esto no tiene ningún sentido. Se supone que los ghouls eran bestias salvajes sin alma ni razón, ¿cómo es posible que intente hablar? Y peor aún, ¿cómo conoce ese nombre?

Gray le llamó Lyon, alguna razón debe haber tras eso, ¿tal vez este sea especial? ¿Me habré confundido y es otro tipo de criatura?

No, eso no es lo que debería preocuparme ahora, no debería pensar en eso cuando Gray está recibiendo una paliza, no entiendo por qué no contraataca, escasamente bloquea los ataques recibidos y con cada uno recibe daños que nadie podría considerar leves. Muero por ayudarle, pero no puedo hacer nada además de intentar no estorbar; odio ser tan inútil ahora que necesita ayuda.

Él le dice algo a su oponente, pero lo hace demasiado bajo para que pueda comprenderlo. Por alguna razón que desconozco, inmediatamente después de esto la situación parece dar un giro de ciento ochenta grados, el chico de cabello negro saca a relucir todas sus habilidades con una energía que no pensé que tuviera, considerando las cosas hasta ahora.

No le da un segundo de descanso a la criatura, que ha terminado por adoptar una actitud a la defensiva; ataca con todo lo que tiene, dejando un rastro congelado por donde van pasando.

El panorama ha cambiado a uno más optimista, todo indica que va a ganar, sin embargo, no puedo alegrarme. Hay algo mal, desde el fondo de mi ser sé que algo anda muy mal con Gray, es como si no pudiera reconocerlo, como si hubiera alguien o algo más ocupando su cuerpo.

Un estridente gemido de dolor brota de la garganta del ghoul cuando el chico de cabello negro clava una espada en su pecho. Hasta aquí noto que le cuesta respirar, mientras que un líquido oscuro y viscoso brota de sus numerosas heridas; los espasmos del grotesco cuerpo son cada vez menores y parece que esto ya está por terminar. O es así hasta que un nuevo grito inunda el lugar; esta vez no pertenece a ese ser repugnante, sino a Gray, quien se agarra la cabeza fuertemente con ambas manos y se encoge en su lugar. No entiendo lo que le pasa, muero por ir con él e intentar ayudarle, al menos comprender la situación, pero soy incapaz de avanzar en esa dirección cuando está al lado de aquella criatura.

Momentos después, mi mente deja de funcionar. No puedo pensar en nada cuando la prenda superior del caído es despedazada para darle libertad a un par de aterradoras alas negras.

Esperaba que la cosa terminara ahí o al menos tener un minuto para procesar lo que estoy viendo, pero las sorpresas parecen estar lejos de acabar; las marcas negras que a veces aparecen en sus brazos -y recientemente su rostro también- han invadido casi por completo el lado derecho de su torso, sin contar que se esparcen por su espalda a partir del nacimiento de aquellas alas hasta fundirse con el negro de su cabello.

Pero sin duda hay una cosa cuyo impacto termina por opacar todo lo demás. Es innegable que esas alas estropearon mi capacidad de razonar, sin embargo, he sentido que mi corazón se detiene cuando finalmente quita sus manos de su cabeza, permitiéndome ver dos largos cuernos que salen de su frente.

—¿Gray...? —su nombre sale por cuenta propia de mis labios en un tono agudo e inestable que sé que no alcanzaría a escuchar con la distancia que nos separa.

Con esto había olvidado por completo al ghoul contra el que estaba luchando, que ahora se arrastra en el suelo, aparentemente tratando de escapar; la única razón por la que lo recuerdo ahora es porque Gray vuelve con él para sujetarlo de uno de los pocos mechones grises de cabello que salen de su cabeza. La criatura se retuerce en su lugar, pero es incapaz de liberarse de su agarre. Luego de haberlo intentado por varios segundos, parece darse por vencido, tratando de pronunciar algo una vez más, aunque esta vez suena diferente y no consigo identificar ninguna palabra. No entiendo la razón, pero me da lástima ver así a ese ser, casi parece demasiado.

No tengo mucho tiempo para sentirme mal por la criatura, ya que casi de inmediato y sin soltarlo, Gray lo toma por el cuello con su otra mano para arrancarle la cabeza sin ceremonia alguna, y una facilidad aterradora, como si solo estuviera quitándole la tapa a un frasco.

¿En verdad este es Gray? ¿Lo que tengo en frente en verdad es mi Gray? ¿Ese chico dulce y protector es el mismo que acaba de decapitar a esa criatura sin pensarlo luego de básicamente haberla torturado?

—Oh mierda —la voz de Jellal me saca del trance en el que me había metido. Cuando volteo a verlo, él se encuentra como supongo que yo estaba hace escasos momentos, observando al chico de cabello negro sin siquiera parpadear. Su gesto solo me da a entender que mis sospechas eran correctas: algo en verdad malo está pasando ahora mismo.

Una vez más, dirijo mi mirada hacia Gray, quien no se ha movido de su sitio, solo observa su mano ensangrentada. Es hasta ahora que noto que las puntas de sus dedos se han convertido en garras largas y afiladas.

Siento la tensión crecer a cada segundo que pasa y para completar la cosa, me han entrado ganas de orinar en el peor momento posible. Eso último deja de importarme cuando, con un movimiento antinatural, Gray gira la cabeza para ver en nuestra dirección. Su gesto es tranquilo de una forma incómoda y el brillo violeta en sus ojos, abiertos a más no poder, me produce escalofríos. Sin embargo, el detalle que más me desconcierta son las lágrimas que se derraman por sus mejillas.

—Corre —indica Jellal, pero no podría mover un músculo, aunque quisiera—. ¡Solo corre y no pares hasta que veas más humanos!

—Pe-pero Gray... —tartamudeo, confundida.

—¡Ese ya no es Gray! —interrumpe con una voz quebradiza. Me pregunto si me lo dice a mí o trata de convencerse a sí mismo, tal vez sea un poco de ambas.

Gray, o lo que sea que lo controle ahora, da un paso en nuestra dirección y luego otro. No me pasa desapercibido que a medida que avanza todo en su camino parece cubrirse con una gruesa capa de hielo, sin contar que el frío en el ambiente comienza a hacerme temblar.

—¡¿Es que no escuchas?! ¡Ese no es el hombre que conoces! —Jellal insiste al borde de la histeria, parece que dirá algo más, pero se calla a sí mismo al darse cuenta de que no había terminado del todo con uno de los ghouls "inconscientes" tras él. Al no tener alternativa, prioriza eliminar esa amenaza.

Al voltear a ver a Gray, me impresiona lo cerca que se encuentra, no debe ser ni un metro. "Todo el tiempo vino hacia mí" es el pensamiento que surge de pronto en mi mente.

Apenas está lo suficientemente cerca para tener que levantar la cabeza para sostenerle la mirada cuando se detiene. Estoy asustada y a la expectativa en partes iguales, pero él no mueve un solo músculo, se limita a mantener sus ojos inexpresivos clavados en los míos.

"Soy una estúpida" me repito para mis adentros una y otra vez mientras acerco mi mano hacia él, solo para apartar esas lágrimas que en algún momento dejaron de brotar.

No lo comprendo, todos mis sentidos me gritan que corra, la razón me dice que no debo estar cerca de él en este estado, pero esa tonta voz optimista en mi interior, esa que me dice que Gray aún está ahí dentro en alguna parte, esa voz es la única que escucho, necesito que tenga razón.

Todo iba bien hasta que el movimiento de mi brazo se ve detenido por su mano helada. Es un hecho que su piel generalmente se siente más bien fría, pero esta vez está a otro nivel, literalmente siento que quema por la temperatura a la que está.

Mis intentos por liberarme de su agarre no podrían ser más inútiles, no consigo moverme en lo absoluto y él parece no estar ni enterado, solo pasa una mirada curiosa por el punto en el que hacemos contacto para después regresar a donde ya estaba su atención desde antes.

—Gray, sé que estás ahí —tal vez hablarle ayude a que entre en razón, igual no es que tenga muchas alternativas—. Tranquilo, todo está bien —hago una pausa en la que no noto cambios—. Soy... soy Juvia, ¿me recuerdas? —esta vez ladea ligeramente la cabeza, frunciendo un poco el entrecejo sin perder esa expresión de curiosidad con la que lleva hace rato. Estoy segura, en el fondo sigue ahí, solo hay que encontrar una forma de que reaccione.

No he pensado en una sola solución factible para cuando su expresión pasa de la curiosidad a la confusión y de esta a la ira; no comprendo qué le sucedió de repente, pero en cuanto veo unas marcas rojas que parecen retorcerse por todo su cuerpo, asumo que estas tienen algo que ver. Ni siquiera tengo tiempo para preguntarme a qué se debe esto, ya que un fuerte tirón a mi brazo izquierdo me arrastra hasta tenerme a una distancia prudente del chico de cabello negro.

—¿Estás bien? —pregunta Jellal sin desconcentrarse ni un poco de lo que sea que le hace a Gray.

—Sí —asiento, dando un par de pasos hacia atrás por precaución. Si bien parecía que por fin se estaba calmando, lo que le ha hecho Jellal ha conseguido enfurecerlo hasta el tope, haciendo desaparecer la pizca de razón que alcancé a ver por un momento en su mirada.

Jellal no pierde el tiempo, justo después de haberle contestado, él cruza sus brazos sobre su cabeza y de alguna forma parece que atrae la oscuridad en el ambiente hacia él; cuando se ha formado una especie de masa negra con pequeños puntos de luz -casi como si estuviera reflejando el cielo nocturno-, ésta se disipara hacia Gray.

Hasta cierto punto, esperaba que cuando se dispersara la nube de polvo generada por el ataque, estuviera Gray tirado en el suelo inconsciente, sin embargo, en el lugar donde impactó el hechizo no hay rastro suyo; en su lugar, inmediatamente después consigo verlo a un par de metros del suelo, batiendo despacio esas alas tan oscuras que parece que absorbieran la luz que las tocan.

Alcanzo a escuchar una queja frustrada por parte del peli azul al ver que ha fallado, pero parece estar lejos de darse por vencido. Él se agacha en su lugar, tocando el suelo con una mano; luego de que pronuncia la palabra "meteoro", se ve disparado a una velocidad que no soy capaz de seguir, si tengo más o menos una idea de lo que hace es gracias a la estela de luz que deja tras él, cuya dirección me confirma lo que ya sospechaba, le está dando repetidos golpes a Gray de los que no se puede defender, incluso termina de regreso a tierra firme entre un ataque y otro. A los pocos segundos lo veo tambalearse en su lugar, parece que va a caer, sin embargo, termina dándole la vuelta a la situación de un momento a otro, tomando a Jellal por el cuello con fuerza.

No me explico cómo hizo para atraparlo cuando iba a esa velocidad, pero eso es lo que menos importa ahora, está claro que lo está asfixiando y no solo eso, parece estarlo cubriendo con una capa de hielo al igual que lo hace inconscientemente con su entorno.

Con lo que parece un último aliento, Jellal pronuncia algo que no alcanzo a identificar. Lo que sea que haya dicho, de alguna forma hace que una serie de luces incandescentes iluminen el lugar; para ser más específica, siete luces que forman la constelación de la osa mayor y se alinean con dichas estrellas. Al igual que su hechizo anterior, éste toma algunos segundos en terminar de prepararse antes de explotar justo sobre ellos con un destello que me obliga a cerrar los ojos.

Para cuando la luz se normaliza y consigo ver de nuevo me encuentro con un pequeño cráter en donde los dos ángeles caídos aún permanecen. El primero que identifico es a Jellal quien, arrodillado, lidia con un ataque de tos cuya causa es más que evidente. En cuando a Gray, me alivia y angustia en partes iguales ver que no está en condiciones de volver a levantarse. Su respiración se nota dificultosa y sus extremidades sufren leves espasmos, pero al menos sigue con vida y ya tengo algo más de seguridad para acercarme.

—Espera —Jellal me detiene cuando paso junto a él, antes de adelantarse con pasos cautelosos y aparentemente prepararse para volver a atacar.

Los momentos de calma que siguen se me hacen eternos, no tengo idea de lo que pasará si el chico en el suelo intenta levantarse, pero sé que no sería nada bueno.

De repente una especie de niebla negra comienza a surgir del chico inconsciente. Mi pensamiento inmediato es que algo malo está pasando, pero este se esfuma cuando noto que Jellal suelta un suspiro aliviado y esboza una pequeña sonrisa.

—Aún no es tarde —dice, aunque parece que es más para él mismo que para mí.

—¿No es tarde para qué? —pregunto, confundida.

—Para traerlo de vuelta —él recupera la seriedad, agachándose para levantar sobre su hombro a Gray. Por un momento está a punto de derrumbarse, pero se las arregla para ponerse en pie y caminar—. La demonización se está revirtiendo, pero hay que hacer algo rápido; el templo debe estar como a cinco minutos a pie.

Ya que lo menciona, los cuernos en su cabeza, al igual que esas alas negras parecen deteriorarse a medida que la niebla se dispersa en el aire. Hay esperanza, aunque la palabra que usó para lo que acaba de pasarle no me gusta para nada, eso significaría que se estaba convirtiendo en un... ni siquiera quiero pensar en esa opción.

Apenas lo veo, tengo la sensación de que nuestro destino debe ser aquel pequeño templo tradicional que se ubica a pocos metros. Ya presentía que todo estaba yendo demasiado bien cuando Jellal da un paso en falso y cae al suelo con el peso de Gray encima.

—Déjame ayudarte con él, ya fata poco —me agacho para intentar hacer algo útil por una vez en la vida, pero él se rehúsa sin pensarlo dos veces.

—No —niega en un tono firme, levantándose mientras toma profundas bocanadas de aire y hace equilibrio como puede con sus piernas temblorosas—. Su magia se está liberando sin control, terminarías congelada y con necrosis antes de haber avanzado dos metros —hace silencio, tratando de regular su respiración sin mucho éxito—. Ya lo dijiste, falta poco. Yo puedo hacerlo.

Aunque no lo quiera, me obligo a asentir. Si es cierto lo que dice y todo su cuerpo está como su mano hace unos minutos, no podría ayudar en nada, solo terminaría siendo un estorbo y hasta podría lastimarme.

A pesar de que no pueda ayudarlo directamente con la parte de llevar a Gray, al menos puede apoyarse en mí para poder avanzar más rápido y con una mayor estabilidad. Bueno, al menos algo pequeño pude hacer.

Al llegar, como si nos hubiera estado esperando, aparece ante nosotros un hombre alto, rubio y fornido con cara de pocos amigos. De acuerdo, esto no es lo que esperaba.

—Sabes que no eres bienvenido aquí —el rubio se dirige a Jellal, quien tiene cara de poder desfallecer en cualquier momento.

—Ahórrate el discurso, ¿quieres? —le replica entre irritado y cansado—. No vengo por mí, Gray necesita ayuda urgente.

—Por favor —pido, hasta cierto punto tratando de suavizar la forma en la que Jellal le habla.

El hombre pasa su mirada sobre mí y luego se concentra en el chico inconsciente. Después de haberlo pensado por algunos momentos, suelta un suspiro cansado.

—Llévalo dentro, pero tú te vas —le indica a Jellal con un tono severo.

Al entrar, el tipo rubio hace que Jellal deje a Gray sobre una mesa de piedra, donde procede a encadenarlo de manos y pies en su sitio.

—No te acomodes —el rubio le recrimina al caído sentado en el suelo contra un muro.

—Ya sé, ya sé. Solo dame un minuto, tampoco es que quiera quedarme —dice sin quitar su mano del hombro sobre el que cargaba casi todo el peso. Así permanece alrededor de dos minutos hasta que decide ponerse de pie para retirarse—. Vámonos, no vas a querer ver lo que sigue.

De entrada, no me gusta nada que lo hayan inmovilizado de esa forma, así que no quiero imaginar lo que pasará después. Antes de salir, le dedico una última mirada preocupada a Gray, quien continúa inconsciente.

En verdad espero que mejore.

Al llegar a la puerta del templo comprendo a la perfección a lo que se refería Jellal, hasta aquí se pueden escuchar con claridad los gritos de dolor que no tengo duda alguna de quien los produce. Muy a mi pesar, me obligo a seguir adelante, intentando convencerme de que lo que le estén haciendo sea por su bien.

—¿Puedo hacerte una pregunta? —le pregunto a Jellal luego de un prolongado silencio desde que nos sentamos en un banco de madera.

—Adelante —asiente, algo pensativo.

—¿Por qué aquí ayudan a Gray, pero a ti no? ¿No se supone que ustedes dos estaban en las mismas condiciones? —en parte me arrepiento en cuanto las palabras salen de mi boca, puedo estar metiéndome en terreno peligroso, pero es que no se me ocurre ninguna explicación para la diferencia de tratos entre el uno y el otro.

Él voltea a verme con una expresión que no logro identificar antes de regresar al punto en el infinito donde ya estaba concentrado. Por fortuna, no parece molesto por mi pregunta.

—No estamos en las mismas condiciones porque no caímos en las mismas condiciones —dice con la voz enronquecida y jugueteando con sus dedos—. Gray cayó porque fue demasiado amable en el peor momento posible, yo lo hice por codicioso; quería más poder, para conseguirlo aprendí artes prohibidas, magia negra, hice muchas cosas de las que no estoy orgulloso, lastimé de una forma irremediable a quienes más me importaban y ahora estoy pagando el precio. Cuando lo perdí todo intenté hacer un pacto con un demonio, pero él no estaba interesado en un caído recién expulsado sin nada que ofrecer. Con todo eso como historial, no los culpo por no abrirme las puertas para que entre a gusto. Tengo lo que merezco —hace una larga pausa—. Ahora debes pensar que soy basura.

—Eso no es cierto —niego de inmediato, llamando su atención. Puede que lo haya dicho sin pensar, pero es la verdad—. Te equivocaste, eso es verdad, todos lo hacemos. Puede que con eso le hicieras daño a alguien más, pero reconoces que hiciste mal y parece que quieres enmendarlo. Sé que eres bueno, lo puedo sentir y me lo confirmaste arriesgándote de esa forma para traer a Gray hasta aquí.

Él guarda silencio, aparentemente procesando lo que le he dicho, pero finalmente esboza una sonrisa triste y niega con la cabeza.

—Gracias, tal vez algún día pueda creerlo —hace silencio por algunos momentos—. Entiendo lo que Gray ve en ti —. Quiero gritar de emoción y frustración en partes iguales, es decir, está dando a entender que le gusto, ¿verdad?, ¡¿verdad?! Pero eso no sirve de nada si ni puedo acercarme a él así que esto no podría ser más frustrante—. Por cierto, lo lamento, no pensé que las cosas se fueran a complicar tanto.

—¿Eh? ¿Por qué te disculpas? —pregunto con confusión—. Él dijo que era cosa suya.

—Gray cree que conoce a todo el mundo, pero nadie tiene idea de lo que le pasa por la cabeza —dice, algo más relajado que como estaba hace un minuto—. Lo conozco tanto como él a mí; así como él sabía que no te iba a dejar sola e indefensa en medio de la nada, yo sabía que él intentaría acercarse para arreglar las cosas desde el momento en que me dijo que estabas allí para asegurarme de que no terminaras engañada por un incubo o algo peor—. Sabía que era demasiada coincidencia todo eso. Voy a suponer que si Gray sabía que estaba allí fue gracias al brazalete, apenas recuerdo que esa era una de sus funciones—. El caso es que pensé que al escucharlo reconsiderarías perdonarlo. Sé que es un idiota en lo que a emociones se refiere y hace cosas sin pensar, pero es un idiota que siempre piensa en los demás antes que en él mismo y, no sé, de alguna forma cuando estabas con él lo veía mejor, más vivo.

No tengo la menor idea de cómo contestarle a eso, menos cuando lo que quiero hacer es lo opuesto a lo que se supone que debo hacer con respecto a este tema.

—Como decía —continúa—, ignoré que dijiste que no querías verlo y encima aparecieron esos ghouls, y para rematar lo de la demonización. En verdad lo siento, no hubieras pasado por todo eso si no fuera por mí.

A ver, él no tiene la culpa de nada, no tenía idea de lo que iba a pasar, pero ya que ha tocado el tema, puedo aprovechar para salir de aquella duda y de paso apartar la conversación del hecho de que no tengo un solo argumento para no darle una oportunidad.

—Ya que los has mencionado, sobre el ghoul que Gray... —me callo para reformular mis palabras, no quiero decir eso— contra el que peleó, estoy algo confundida. Ese ghoul habló, o al menos lo intentaba y luego Gray lo llamó Lyon.

El chico a mi lado palidece con lo último que digo y noto como traga duro mientras que su mente parece estar trabajando a toda la velocidad.

—Él nunca te lo dijo, ¿cierto? —pregunta, a lo que niego con la cabeza, ¿decirme qué? —Juvia, un ghoul... un ghoul es lo que resulta cuando un caído pierde su alma.




Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top