Parte II

"Estamos hechos de nuestros deseos más egoístas y de las acciones más ruines, somos el mal oculto y de ahí obtenemos la fuerza."

Localizar al arcángel fue difícil.

Pero al menos era una tarea que mantenía mi mente ocupada de las constantes inseguridades que Azzio me generaba. No podía parar de pensar, sobre analizar su desdén hacia el beso que tuvimos y el reiterado rechazo cada vez que el nombre de Alessia siquiera era mencionado.

Me sentía un bicho no deseado, algo que solo usaba cuando necesitaba un atisbo de magia o información, nada más que un objeto.

Poco a poco mi admiración, el amor hacia el ángel se transformaba en apatía y rabia, semejante a como si un interruptor hubiera sido presionado en mi interior, todo el tiempo y empeño que entregué, desvalorizado y subestimado tanto o incluso mas que yo misma.

Me repetía que ahora mismo podría haber estado tranquila, viviendo una vida simple con mi abuela, ayudando en la tienda y bebiendo té mientras vendía baratijas a los mortales simples.

Pero decidí seguirle, todo para ayudar a una niña malcriada.

Suspiro con pesadez, paso mis manos por la prenda de ropa, el cuaderno con dibujos y el libro desgastado, las cosas que me ha entregado Azzio con la escencia de Alessia, tratando de hacer una conexión entre el arcángel y su hija.

No obstante, el despertar de mi magia sigue débil por lo que es complicado avivar la llama, frente a mí, las velas oscuras, negras como la noche yacen apagadas, frunzo el ceño y viendo la mecha, de poder hallarlo estás deberían encender.

Afuera el ambiente esta frío por lo que cuando los vellos de la nuca se me erizan, adjudico aquello a una corriente de aire, sin embargo no hay ráfaga ni ventanas abiertas, la vela se enciende con una poderosa llama verduzca que me toma por sorpresa y trastabilló hacia atrás de la impresión...Chocando con una superficie dura, al principio pienso que es la pared, pero recuerdo que estoy en medio de la sala y me alarmo, siento el latir de un corazón y el calor de un cuerpo.

He chocado con la espalda de alguien.

–Irisiana...Me alegra que hayas recuperado tu magia.

La voz es ronca, melodiosa. No pertenece a nadie que conozca y me da la ilusión del sonido que tendría el terciopelo. Trago saliva para componerme, demostrar miedo no me llevara a nada pero, en el "nuevo mundo" donde no existe el mal, un hechicero debe ser codiciado.

–¿Quién eres? ¿Cómo me conoces?

La risa del hombre hace que su pecho vibre y por ende sienta las ondas en mi espalda.

–Mi nombre es Elihad Black, y estoy seguro que tú deseas lo mismo que yo.

Me toma de los hombros y me hace girar en mi eje, sus ojos castaños son tan brillantes que inclusive en la oscuridad es imposible no notarle.

Tiene la apariencia de un hombre normal pero cualquiera que no fuese ignorante a la verdad sabría que se trata de un ángel, sin embargo la línea que identifica si es un caído o uno regente yace difusa.

–Debes de saber que el arcángel Miguel no puede ser rastreado, toda conexión únicamente te llevara a mí, no solo halló la forma de despertar el mal sino de decidir a quien otorgárselo, y aparentemente, tu brujita serás de mucha ayuda.

Le miro confundida y completamente llena de preguntas. –¿Qué...?

–Has tratado de conjurarlo, solo me has atraído.

–No tengo control sobre mi magia, les soy inútil.

Él ríe. –No hay tal cosa como inutilidad cuando estás cerca del Ángel Azael. –Me toma del cuello antes de que pueda moverme o procesar, pegándome de la pared en el departamento e impidiéndome respirar bien. –Verás, así serán las cosas: Traicionaras a tu angelito y ni siquiera sabras el porqué, seguirás mis órdenes sin chístear a menos que quieras morir.

–¡Espera! –Le digo cuando se que dará el golpe y establecer su punto. –No tienes que hacer nada en contra de mi voluntad, estoy cansada de que Azzio me utilice, te ayudaré sin que me obligues.

Elihad levanta una ceja y me deja caer de la pared, caigo al suelo con la mano en la garganta, el ardor hace que mis palabras suenen torpes, mientras se cruza de brazos, los musculos en ellos se prensan y me da una mirada recelosa. –Pruébalo.

–Dime que necesitas para tu plan y lo haré.

–Atraerlo a mi club, hay algo que debo hacer para ganar la confianza de Alessia.

Ruedo los ojos al nombre de la chica pero se me ocurre una forma inmediatamente, lo que mas desea Azzio es una forma de protegerla y estar con ella al mismo tiempo, si le doy esperanzas en ello, no pensara dos veces en hacer todo lo posible.

–Sé que hacer. –Saco el móvil de mi bolsillo y marco su número, todo bajo la mirada impaciente de Elihad, insisto en las llamadas hasta que responde, su respuesta agresiva provoca risas en mis acompañante y solo me hace enfadar mas, así que no me retengo, estoy convencida, estuve mucho tiempo detrás de él, ahora se dará cuenta de que su error fue no elegirme.

–He encontrado al arcángel.

No pasa mas de un segundo cuando Azzio me haga mil preguntas, Elihad sonríe con malicia.

Y así... se coloca en marcha el final.

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