Nota de autora.

El 24 de marzo de 1976 comienza en Argentina, con el derrocamiento de la presidenta Estela Martínez de Perón, una etapa conocida como "Proceso de Reorganización Nacional" En realidad, lo que empezó fue el periodo dictatorial más cruento y sangriento de nuestra historia. El gobierno de facto, formado por los tres representantes de las fuerzas armadas, Videla, Massera y Agosti, llevó a cabo un terrorismo de estado, caracterizado por una constante violación de los derechos humanos, desaparición y muerte de miles de personas, apropiación sistemática de recién nacidos y otros crímenes de lesa humanidad.

Una de las prácticas más comunes, consistía en la captura (secuestro) y desaparición de personas a las que se las acusaba de ser subversivas y atentar contra el sistema de gobierno, por no acordar con las ideas del régimen. Dichos individuos eran llevados a Centros Clandestinos de Detención, donde eran torturados de las formas más aberrantes, a fin de "recabar información" sobre los grupos rebeldes. Además de los castigos físicos, y torturas psicológicas, se intentaba quebrantar la moral del detenido absolutamente, y destruir su identidad. Varias de estas personas eran enterradas en tumbas N.N (sin nombre) o fosas comunes, donde era imposible hallar los cuerpos, de manera que sus familiares, a quienes también se extendía el martirio, nunca pudieran hallarlos.

A priori del relato, el denominado "vuelo de la muerte", fue otro de los sistemas de represión utilizados. Se trataba de una forma de exterminio que consistía en arrojar desde pleno vuelo a personas hacia el mar.

Los ejecutores de estos crímenes utilizaban la denominación en código de "traslado", antes practicadas como fusilamientos, aunque dentro de los centros clandestinos de detención el término era usado para hacerle creer a las personas secuestradas que serían trasladadas a distintos establecimientos carcelarios. Las víctimas eran previamente inyectadas con pentotal sódico y arrojadas vivas, parcialmente desnudas y en estado de somnolencia de aeronaves militares en pleno vuelo sobre el mar o el Río de la Plata, con el fin de hacer desaparecer los cadáveres y las pruebas de los crímenes.

Los primeros restos de los cadáveres "recuperados", aparecieron en costas aledañas, como las playas Uruguayas por ejemplo, en Marzo de 1976.

Testimonio:

"Veinticinco cuerpos mutilados afloraron entre marzo y octubre de 1976 en las costas uruguayas, pequeña parte quizás del cargamento de torturados hasta la muerte en la Escuela de Mecánica de la Armada, fondeados en el Río de la Plata por buques de esa fuerza, incluyendo el chico de 15 años, atado de pies y manos, «con lastimaduras en la región anal y fracturas visibles» según su autopsia. Un verdadero cementerio lacustre descubrió en agosto de 1976 un vecino que buceaba en el (de Córdoba), acudió a la comisaría donde no le recibieron la denuncia y escribió a los diarios que no la publicaron. Treinta y cuatro cadáveres en Buenos Aires entre el 3 y el 9 de abril de 1976, ocho en San Telmo el 4 de julio, diez en el río Luján el 9 de octubre, sirven de marco a las masacres del 20 de agosto que apilaron 30 muertos a 15 kilómetros de Campo de Mayo, y 17 en Lomas de Zamora. En esos enunciados se agota la ficción de bandas de derecha, presuntas herederas de las 3 A de López Rega, capaces de atravesar la mayor guarnición del país en camiones militares, de alfombrar de muertos el Río de la Plata o de arrojar prisioneros al mar desde los transportes de la Primera Brigada Aérea, sin que se enteren el general Videla, el almirante Massera o el brigadier Agosti"

Fragmento de la Carta Abierta de un Escritor a la Junta Militar. Rodolfo Walsh, 24 de marzo de 1977.

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