•seis•

🔊 Ignorance – Paramore

Domingo. Mi madre llamó a mi puerta con ansias y a gritos.

"No me da un solo respiro" – pensé, dándome cuenta de que mi única opción en ese momento era abrirle para que me echase la bronca por lo que fuese y acabar con eso rápido.

Podía notar mi almohada entumecida aún por las lágrimas, mis sábanas enroscadas a mi alrededor en un complicado desastre. Mi cabeza daba vueltas, exhausta de tanto pensar, agotada de tanto llorar y confundida por todo lo que había ocurrido.

Conseguí levantarme, cuando lo hice, nada más rozar la tarima con la planta de mis pies, sentí como si el mundo se me echase encima, como si no importase lo que hubiera pasado, tenía que continuar con mi vida, tenía que afrontar la realidad.

Mi madre seguía llamándome desde el pasillo. Su voz aguda y potente se hacía como un eco ensordecedor en mis oídos.

Abrí finalmente la puerta, desbloqueando el pestillo y observando a mi madre acercándose amenazante.

– ¡QUÉ HORAS SON ESTAS DE LEVANTARSE! ¡TIENES QUE HACER TU CAMA, RECOGER TU ROPA Y LIMPIAR TU HABITACIÓN! – sus voces me resultaban cada vez más difíciles de soportar, cada palabra era cada vez más dolorosa, como si el simple hecho de escucharla fuese una tortura.

Siempre haz esto, haz lo otro... Nunca nadie piensa en lo que yo quiero hacer por un segundo, nadie piensa en lo que puede estar mal conmigo, nadie piensa en si estoy bien o no, porque nunca nadie pregunta.

Volví a mi cuarto, la vibración de mi teléfono me sacó de mi trance.

Nuevo mensaje de "ALEX MALFOY ❤"

Ya ni siquiera él podía animarme, cuando leí la notificación no sentí ni un ápice de euforia, nada.

ALEX MALFOY
Estás mejor?
leído a las 12:45

Apagué el móvil. No estaba mejor, no estaba bien y pensaba que nunca lo volvería a estar.

•••

Se hizo la tarde, mi madre tuvo que atender una emergencia en su trabajo, ella era enfermera. Yo estaba con mi hermana en casa, pero me sentía completamente sola.

Pensé en Alex, el único que sabía lo que pasó, el único que podía llegar a entenderlo.

Le echaba de menos.

SARA HONEYCUT
Perdona por no haber contestado antes.
enviado a las 16:55

Esperé una respuesta rápida, pero como no llegaba decidí hacer otra cosa mejor que quedarme ahí pendiente de un mensaje que no sabía cuando llegaría.

A estas alturas ya no me sentía triste, no quería compadecerme de mi misma durante el resto de mi vida, tenía que superarlo. Pero antes.

Venganza.

De pronto la rabia y la ira me consumieron. Estaba cabreada. Salí de casa, no avisé a mi hermana, ella estaría bien. Tampoco avisé a mi madre, ya me atendría a las consecuencias más tarde.

Esta vez no era de noche. Estaría enfadada, pero no era tan tonta como para volver a arriesgarme. Pero... Espera.

Di media vuelta. Retrocedí mis pasos hasta mi portal. Abrí la puerta y me dirigí a la cocina. Busqué en los armarios, sobre las encimeras... Hasta que lo encontré.

El spray pimienta que tenía mi madre para casos de emergencia. Su brillo metálico color carmesí y su aspecto inofensivo pero dañino me hacían ganar confianza.

Después fui al garage, allí me encontré lo último que necesitaría.

Un bate de béisbol.

Tal vez esta podría ser la mayor tontería que jamás ha hecho un ser humano, ¿pero qué sentido tiene si no asumes riesgos?

Esperé a que anocheciese, aún con los nervios a flor de piel. Alex aún no contestaba a mi mensaje, pero no le necesitaría, no ahora.

Salí a la calle e hice el mismo recorrido que la última vez. El bate se encontraba escondido en mi mochila y el spray lo guardé en el bolsillo de mi sudadera negra, entonces solo quedaba esperar.

Caminé y caminé mil veces por el mismo sitio. Cada vez hacía más frío, cada vez las calles eran más inhóspitas, cada vez estaba más cansada e impaciente.

Pero justo cuando me iba a dar por vencida vi algo, más bien a alguien.

Vi como una figura salió de pronto de la oscuridad y se aproximó.

– Pensaba que eras más lista, princesa. – ¿princesa? ¿Había dicho princesa?

Antes de que me consiguiese atrapar de nuevo me giré sacando el spray apuntando directamente a su rostro casi invisible bajo su capucha negra.

Un gemido de dolor y escozor se escapó de la boca del individuo.

– ¡Puta de mierda! – exclamó mientras se rascaba los ojos fuertemente con la palma de sus pálidas manos.

No lo dudé dos veces. Saqué el bate de mi mochila y lo empuñé con toda la seguridad del momento. Calculé con rapidez a que punto debería golpear y cogiendo impulso con los brazos hacia atrás, mientras ese hombre seguía luchando por liberarse del picor en sus ojos y piel, le pegué en la cabeza dejándolo k.o.

Su cuerpo cayó al suelo, el lado de derecho de su cráneo estaba sangrando. Me pregunté si lo habría matado, aunque realmente no me daba lástima.

Me acerqué a él, seguía vivo pero inconsciente, la herida dejó de sangrar pocos minutos después, sobreviviría. Estaba echado boca abajo, me era imposible reconocerle.

Con algo de esfuerzo y un poco de ingenio logré darle media vuelta, su cara seguía sin poder verse gracias a la falta de luz, así que le retiré la capucha.

Ahora se podían ver con claridad todas sus facciones.

Yo le conocía, le había visto por el insituto. Era uno de los "populares", sabía que jugaba al béisbol, salía en todas las fotos colocadas en todas las vitrinas deportivas de la escuela.

Pero había algo que se me escapaba, algo muy importante. Su nombre.

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Lo sé ha sido corto, pero algo es algo no me matéis.

He tardado tres vidas para escribir esto xd.

¿Quién es el acosador sin nombre? ¿Por qué Alex no contesta a los mensajes de Sara?

Todo en el próximo capítulo.

Adióoosss :3

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