•nueve•
🔊 Roots - Imagine Dragons
— ¡Mamá voy a casa de una amiga, en seguida vuelvo! — anuncié a gritos desde el piso de abajo.
— ¿Como que vas a la casa de una amiga a estas horas? — mi madre bajó las escaleras a una velocidad sorprendente con claros ánimos de iniciar una discusión.
— Eeehhh... — por desgracia mi mente no fue lo suficientemente rápida como para inventarse una excusa convincente.
— Tú no vas a ningún sitio, estoy harta de que hagas los que te apetezca. Hoy te quedas aquí y no hay más que discutir, así que tira para arriba. — me ordenó, y yo, completamente resignada, no tuve más remedio que obedecer e ir a mi cuarto.
•••
El reloj de mi móvil marcaba la una y media de la noche, la fiesta estaría en pleno auge y yo estaba pudriéndome en casa, pero no sería así por mucho tiempo.
Comprobé que mi hermana y mi madre estuviesen dormidas y aproveché la oportunidad de irme.
Cuando salí a la calle hacía más calor de lo que me esperaba, todo estaba hundido en una oscuridad absoluta excepto lo alumbrado por las viejas y descuidadas farolas.
Subí la cuesta que me llevaría a la lujosa casa de Bryce, la cual destacaba por sus flashes de luces de colores vibrantes y su estruendosa música que se podía oír desde la otra punta del pueblo.
Cuando por fin llegué a la entrada la puerta estaba abierta. Decenas de adolescentes borrachos bailaban acompasados con la melodía, otros se daban el lote de la forma más pública e indiscreta posible, y luego estaba yo; sobria, aburrida y desorientada.
En una esquina estaba Walker rodeado por neandertales, a los que él le gustaba llamar amigos. Me acerqué disimuladamente intentando ver si Alex estaba por allí, pero no fue así, en cambio divisé a Skye, la camarera de Monet's sola junto a la piscina.
— ¿Qué haces aquí? — sabía que ella no estaba cómoda en la fiesta, ni si quiera se llevaba bien con el anfitrión. No había razón por la que estuviese allí en ese momento.
— Sinceramente... No tengo ni idea. — respondió Skye con tono cansado.
— Ya... yo tampoco. — confesé, ya que en el fondo deseaba volver a casa y dormir como cualquier persona normal un lunes.
— Esta fiesta es una gilipollez. — dijo sentándose junto al agua, no muy lejos de la orilla.
La imité y me puse de cuclillas a su lado. La música seguía sonando, las bebidas continuaban circulando al igual que los porros y otras drogas... Y todo el mundo se divertía menos nosotras dos.
— ¿Has visto a Alex? — pregunté para interrumpir el silencio.
— ¿Standall? No, no le he visto. Creo que ni si quiera ha venido, yo debería haber hecho lo mismo. — se lamentó mientras daba una corta calada a su cigarro.
Suspiré decepcionada. ¿Qué haría yo entonces? Necesitaba respuestas y ni siquiera sabía como comenzar a buscarlas.
— En seguida vuelvo. — me levanté para separarme de donde se encontraba Skye y entrar en la casa.
Dentro todo era aún más desastroso. Borrachos y más borrachos, por no contar a los que estaban medio colocados y los demás que estaban en camino.
Me fijé en las fotos de familia de los Walker, parecían tan normales y decentes... Excepto, tal vez, el cerdo e idiota de Bryce.
— Has decidido venir, eh, princesa. — hablando del rey de Roma...
— No lo he hecho por ti. — me giré para quedar cara a cara con él. Estaba sobrio, aunque sostenía en una de sus manos una fría cerveza y en la otra unas pastillas con no muy buena pinta. Ingirió una de ellas.
— ¿Quieres? — me ofreció indicando las drogas.
— No.
— Venga... Esto es una fiesta. — insistió.
— Te he dicho que no, ¿o es que no sabes lo que significa eso? — le dije enfadada haciendo una vaga referencia al incidente nocturno.
Bryce bufó cansado de mis rechazos continuos.
— Está bien... Pero, por lo menos tómate una cerveza, ¿no? — extendió su mano para darme la botella.
No muy segura acepté, algo de lo que pronto me arrepentiría.
Le di varios tragos a la bebida hasta que me empecé a sentir ida y no muy consciente de lo que hacía. Entonces me di cuenta y lamenté profundamente mi imprudencia.
Walker había introducido una de esas pastillas en la cerveza. Me había drogado, probablemente para aprovecharse de mi vulnerabilidad.
Entré en pánico, me puse paranoica y empecé a mirar a todos lados esperando que Bryce no estuviese al acecho. Corrí hacia afuera donde por última vez vi a Skye, pero había desaparecido.
— ¿A dónde vas? ¿Tienes mucha prisa? — una risa que me puso los pelos de punta resonó como un tambor distorsionado a mis espaldas.
Me di media vuelta y traté enfocar la cara del individuo, estando colocada no era tarea fácil.
¿Tyler?
No.
Enfoqué mejor.
Justin.
— ¿Qué quieres? — él me miraba con una media sonrisa esbozada en sus labios. Los labios del Diablo.
— ¿Por qué no te echas un rato en el sofá? Creo que lo necesitas.
Casi sin darme cuenta me hallaba echada en el sofá del salón de la casa de los Walker y con varias personas a mi alrededor. Escuché los susurros, pero no pude identificar a sus emisores.
— ¿Qué hacemos con ella?
— ¿Que qué hacemos con ella? Está muy claro, tenemos que llevarla a casa.
— O venga, tampoco está tan mal...
— Monty, está semiconsciente.
— ¿Alguien sabe donde está Bryce?
— ¿Quién me llama?
— Tío, ¿has sido tú?
— Claro que no, si no sabe parar cuando debe no es mi culpa. No tendría que haber tomado tantas pastillas...
"Cabrón" pensé, no podía hablar, porque si lo hacía iba a vomitar.
— Justin, ¿cómo estaba cuando la encontraste?
— Perdida... Confusa y muy muy pedo. — echó una gran carcajada al que otros dos correspondieron.
— La fiesta casi ha acabado. Tenemos que decidir qué hacer con ella.
— Zach, ¿por qué no dejas de comportarte como la madre pesada y nos divertimos un poco?
— ¿De qué hablas, Bryce?
— ¿Sabéis?¿Por qué no la dejáis conmigo y yo me encargo de todo?
Se hizo un silencio, que para mí resultó aterrador. ¿Dejarme con Bryce? No, gracias.
— No. — logré articular con los ojos entrecerrados y la vista hacia el techo.
Noté sus miradas en mí. Estaban sorprendidos de que estuviese despierta.
— Hablemos con ella. — pude reconocer la voz de Marcus Cooley, el de la reputación intachable e impoluta.
— Quiero irme a casa. — dije lo más firme que pude, estaba luchando por no vomitar todo lo que tenía en el estómago.
— De acuerdo, yo la llevo. — no identifiqué a la persona que lo dijo, temía que fuese Walker.
— Está bien, los demás nos vamos a ir yendo... Cerciórate de que esté bien.
— No seas pesado, Zach. Lo haré.
Oí las pisadas de gente que se alejaba. Se habían ido y yo no sabía quién se había hecho cargo de mí.
— Vamos, levanta. — mi cuerpo se elevó del sofá.
Olí su perfume, era colonia masculina, me encantaba la colonia masculina y esa en especial. Me daba aún más náuseas pensar que era de Montgomery o Walker.
Me llevó en brazos hasta el coche y me tumbó en la parte de atrás.
— No vomites, por favor. — dijo él acomodando todo a mi alrededor.
— ¿Quién eres?
— Sara, soy yo.
— ¿Alex?
— Vaya, te ha costado. — de pronto me sentí mucho más segura. Gracias a Dios o a lo que fuese. Estaría bien. Sonreí.
— ¿Dónde estabas?
— Justin me llamó porque sabe que somos amigos.
Vaya, Foley por una vez en su vida había actuado con cabeza.
— Gracias. — intenté levantarme para darle un abrazo, aunque no supiese donde estaba exactamente.
— Quieta... Échate antes de que me potes todo el coche. — rio él levemente de la forma más dulce que jamás podría haber oído nunca.
— Debes estar harto de mí, siempre rescatándome...
— Ya es como un hábito, una especie de hobbie.
De nuevo sonreí muy ampliamente, Alex era mi héroe.
— Sé quien fue, Alex. — abrí los ojos y logré con bastante esfuerzo mirar al rubio.
— ¿Qué?
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Por lo menos un lustro llevo sin actualizar. Lo siento, me merezco la crucifixión y encima no es un capítulo especialmente largo...
En fin, dejando a un lado mis disculpas vacías y que nadie le importan voy a comentaros sobre próximas fanfics.
Las más votadas son las de Riverdale, Crónicas Vampíricas y Harry Potter. Al final he decidido hacer lo que me dé la gana que es lo que hago siempre xddd
Tengo una fanfic preparada sobre Klaus Mikaelson y empezaré a escribir sobre el resto de personajes que vosotros habéis elegido próximamente.
Os quiero muchooo 💕💕💕
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