Los autos vuelan

Hace muchos años atrás Chiapas disfrutaba de un café mientras hablaba con un estado, el cuál había estado en el distrito Federal (CDMX)

— Y entonces tome un taxi para no perderme ¿Y sabes que es lo impresionante?
— No se pue, vos decime pichi
— ¡En la capital los autos vuelan!
— ¿De verdad?
— ¡Si! Llegué bien a mi destino, pero te juro que esos autos vuelan Chiapita
— Bien, el día que vaya a México y lo vea con mis ojos te tomaré la palabra

Se dio la casualidad que el chiapaneco tenía que ir a la capital del país para realizar un par de trámites y para ello había planeado ir a la casa de Estado de México, a fin de visitarle y pedir ayuda para saber cómo transitar por la ciudad sin terminar perdido.

En cuanto Chiapas llegó a la ciudad y salió de la terminal busco un taxi que le llevase a casa del estado que deseaba visitar, con tranquilidad subió sus cosas y regalos antes de darle la dirección al taxista

— Muy bien señor, llegaremos pronto a su destino
— Muchas gracias
— Solo una cosa antes de irnos
— Usted dirá
— ¿A qué altura quiere ir?

El chiapaneco perdió su sana coloración al escuchar la pregunta, recordando la mención de autos voladores ¡Estaba muy bien sobre tierra, muchas gracias!

—ah, yo... Si seguimos sobre el suelo le agradecería muchísimo señor

El pobre taxista estaba sufriendo al saber que su pasajero no sería de ayuda en la travesía
–Esta bien señor, ya buscaré la dirección entonces

Fue un milagro que encontrasen la casa de Estado de México, quien no dudó en reír y burlarse de la ingenuidad del chiapaneco, explicando entre risas a que se referían cuando pedían una altura

— Mira Chiapas, los taxistas te piden la altura para saber a qué distrito llevarte, y no se refieren a volar por el cielo
– oh calla ya, que a mí me dijeron que los autos vuelan en esta ciudad, y me lo creí

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