Trampa
-¿Cuál es el plan?- Hyoga estaba tratando de correr escaleras arriba sin tropezarse.
-Creo que es mejor permanecer juntos mientras podamos, y dividirnos sólo cuando sea necesario...- respondió Shun, mientras trataba de seguirle el paso a sus amigos.
-Este es... el primer Templo, Aries...- agregó Shiryu, quien ya se encontraba sin aliento.
-¿Deberíamos tocar o algo?- bromeó Seiya, mientras recuperaba el aire.
-Tal vez no hay nadie en casa...- Hyoga se giró buscando cualquier señal que le indicara algo.
-Shhhh... alguien viene...- Shun calló a sus amigos al escuchar pasos saliendo de la Casa de Aries.
Los cuatro se colocaron en posición de pelea, listos para vencer a cualquiera que pudiera salir de ese Templo.
Para su sorpresa, sus reacciones hostiles fueron inútiles, ya que el hombre alto, de piel clara y cabello lila que salió no parecía muy aterrador, ni con intenciones de pelear contra el grupo.
-Hola, soy Mū, el Santo que protege la Casa Aries.- saludó el hombre, cortésmente.
El grupo se quedó sin palabras; después de lo que habían dicho Ami y sus amigas, esperaban a alguien violento y aterrador, no la amabilidad que Mū estaba mostrando.
-Hola...- respondió Shun, con una tímida sonrisa.
-En esta primera Casa no usarán sus músculos ni sus habilidades de lucha, sino su capacidad para tomar decisiones y correr riesgos.
-¡Albiore-sensei no dijo nada sobre acertijos!
-Cállate Seiya... Adelante, por favor...- declaró Shiryu.
-Gracias. Soy de Jamir, una pequeña población en el Himalaya, junto a las fronteras del Tíbet. Allí, a algunos de nosotros se nos enseña la capacidad de reparar las Cloths, Scales, Robes y Cristales del ejército de Athena, traerlos de regreso de la muerte y, en algunos casos, hacerlos más fuertes.
-Wow. Genial.- respondió Seiya, sin entender por qué estaban escuchando todo eso.
-Les ofrezco convertir este débil y simple equipo de protección llamado «armadura»- el Caballero de Aries señaló el equipo que llevaban puesto, -En otro más fuerte y adecuado, dándoles cierta ventaja, y ciertamente más protección, en las siguientes batallas que tendrán que enfrentar.
-¡Claro! ¡Gracias!- se apresuró a decir Hyoga, con bastante confianza.
-Espera...- Shun lo detuvo. -Debe haber un pero en alguna parte, ¿no es así? O esto no sería una prueba en absoluto.
-Efectivamente, tienes razón. El proceso tomará alrededor de una hora; la pregunta es: ¿Preferirían perder una hora de su tiempo en un proceso que podría hacer que el resto del viaje fuera mucho más fácil? O ahorrar tiempo y enfrentar al resto de los Caballeros Dorados desprotegidos?
Los cuatro permanecieron en silencio.
-¿Podrías darnos un poco de tiempo para decidir?- preguntó Shiryu.
-Por supuesto.
El grupo formó un círculo para poder debatir sus opciones.
-Creo que es bastante obvio- comenzó Shiryu. -Tenemos que aceptar su oferta, no estaríamos perdiendo el tiempo si lo estamos gastando en algo que nos hará más fuertes...
-Pero ese es el asunto...- continuó Seiya. -¿Qué pasa si la lección aquí es que la fuerza no lo es todo?
-Lo dudo.- añadió Hyoga. -Y debo admitir que estas cosas llamadas «equipo de protección» son patéticas...
-Sí, bueno, igual no veo cómo esto...- Seiya señaló sus prendas -Podría mejorarse de alguna manera...
-Yo digo que lo tomemos... el tiempo no lo es todo, la protección es fundamental...- propuso Shun.
-Bastante poético, Shun.- añadió Hyoga, sonriendo; el japonés le devolvió la sonrisa, sonrojándose un poco.
El grupo rompió el círculo y Shiryu anunció su decisión al Caballero de Aries.
Mū comenzó a trabajar en las "armaduras" de los chicos, y tal como Seiya había declarado antes, no había muchos cambios en ellos, pero el hecho de que no pudieran ver nada no significaba que no estuviera allí.
Exactamente una hora después, el equipo estaba listo para continuar su camino.
-Por Dios, esto nos tomó una eternidad... Espero que valga la pena...- protestó Seiya mientras subían corriendo las escaleras hacia el siguiente Templo, Tauro.
-Ami es una llorona, esto no es tan malo...- afirmó Hyoga al pararse frente a la segunda casa.
-No saques conclusiones, chico...- una voz profunda y poderosa emergió del Templo de Tauro, descubriendo a un gran individuo, en todo el sentido de la palabra.
-Soy Aldebarán de Tauro, y ustedes no lograrán pasar...
-Je, gracias Gandalf.- bromeó Seiya. -Pero tenemos prisa, así que... pasaremos por aquí, ¿de acuerdo?
Aldebarán cruzó los brazos y abrió las piernas, poniéndose en posición defensiva, para detener a los jóvenes. Sin embargo, a Seiya no le importó y siguió corriendo hacia el Santo gigante. Cuando el japonés estaba muy cerca de él, una gran energía emergió del Caballero Dorado, empujando a Seiya violentamente.
-Tranquilo, amigo... antes de que empecemos la pelea, necesito sus nombres, para poder calificarlos más tarde... venga.- Aldebarán tomó un papel y un bolígrafo, listo para comenzar a escribir.
-Aaaaa... seguro... Ikari Shiryu...- dijo confundido.
-Kirishima Seiya. No me vayas a confundir después y le vayas a dar mis calificaciones a otro, ¿sí?
-Ajá... Kirishima... Seiya... niño molesto...- murmuró el Santo mientras escribía, provocando risas entre los amigos de Seiya. -No te preocupes, no habrá errores ahora. Siguiente.
-Fujita Shun.
-Hyoga Kirillovich Shuvalov.
-¿Cómo diablos se escribe eso?- preguntó Tauro, frunciendo el ceño.
-Permíteme...- Hyoga tomó la pluma y el papel y escribió su nombre por sí mismo.
-Muy bien, ahora podemos proceder.
-Esto es bastante anticlimático...- susurró Shun.
El grupo comenzó la ofensiva, ya que no tenían armas, sólo podían contar con su Cosmo y habilidades de combate cuerpo a cuerpo, las cuales demostraron ser inútiles contra el Caballero de Tauro, ya que no podían acercarse a él con la fuerza de su Great Horn.
-¡Necesitamos un plan mejor que este!- argumentó Shiryu, casi sin aliento.
-Quizás si atacamos al mismo tiempo desde diferentes puntos, él no podría detenernos a todos- sugirió Shun
-¡Claro! Shiryu, atácalo de frente, Shun y Hyoga de un lado cada uno, y yo iré desde arriba, ¡nunca lo verá venir!- ordenó Seiya.
Los demás asintieron y se fueron a sus respectivos puestos.
-A mi cuenta...- gritó Shiryu. -Uno... dos... ¡¡AHORA!!
Shiryu, Hyoga y Shun lanzaron sus ataques hacia el Caballero de Tauro, este último trató de detenerlos, lo cual fue relativamente fácil para Aldebarán; en medio de la explosión de ataques, Seiya se acercó desde arriba, logrando al menos golpear al Gold Saint.
-¿Funcionó?- preguntó Seiya mientras aterrizaba. Aldebarán comenzó a reírse incontrolablemente, bastante satisfecho consigo mismo.
-Aaaaa... No lo entiendo... ¿Qué es tan gracioso?- Hyoga estaba desconcertado.
-¡Muy bien hecho muchachos! ¡Buen trabajo! Pueden pasar por esta Casa...- dijo Tauro, dejando pasar a Seiya y la pandilla por su Templo.
-¿En serio?- inquirió Shun, con brillo en sus ojos. -¡Gracias!
El grupo avanzó hacia el siguiente Templo: Géminis.
-Te lo dije- expresó una voz detrás de Aldebarán. -Eventualmente te cansarías de pelear contra estudiantes...
-Al menos sí luché, Mū, a diferencia de ti.
-Me reservaré para un enemigo real, muchas gracias.- ambos Caballeros intercambiaron risas.
-En todo caso, fue más civilizado que lo que sea que Saga, Camus y Dohko están tramando.- reconoció Mū.
-Sí... Me pregunto cómo resultará...- Aldebarán suspiró.
-¡Eso fue fácil!- exclamó Seiya, alegremente.
-¿Tú crees?- lo confrontó Shiryu.
-Bueno, considerando el tamaño y el poder de ese hombre, debo decir que es más amable de lo que imaginaba...- explicó Hyoga.
-Aquí estamos... Géminis- anunció Shun mientras los cuatro se paraban frente a la tercera Casa del Zodíaco.
-Hay dos entradas...- señaló Shiryu.
-¿Cómo sabemos cuál es la correcta? ¿O si nos llevarán al mismo lugar?- Seiya se rascó la nuca.
-No podemos estar completamente seguros hasta que entremos- respondió Hyoga, -Iremos en parejas, si llevan a diferentes lugares no perderemos tiempo, y si no, entonces no habrá problema...
-¡Bien!
-Iré con Shun; tú y Shiryu pueden ir juntos- propuso el ruso a Seiya. Shun puso los ojos como platos cuando Hyoga dijo su nombre. Shiryu miró al peliverde para asegurarse de que estaba cómodo con la decisión del rubio. -Nos encontraremos afuera.
-Los primeros en salir, avancen al próximo Templo, no esperen a los demás, ¿de acuerdo?- Shiryu declaró. -O no funcionará.
-Claro, nos vemos en un momento chicos.- agregó Shun con una sonrisa, y luego, los cuatro procedieron a entrar a la Casa.
-Aquí no hay nada...- expresó Seiya.
-Tal vez sea una trampa... eso, o Hyoga y Shun tendrán que luchar solos contra este Santo...
-Espera...- Seiya se detuvo abruptamente. -Puedo sentir algo, como una presencia... está aquí...
-Yo no veo nada...- respondió Shiryu, buscando la presencia que su amigo había sentido.
-¡Allí!- Seiya señaló a una figura imponente parada en medio de la habitación, bloqueando el camino.
-¿Ese es el Caballero de Géminis?- añadió Shiryu, incrédulo.
-¡Oye! ¿Quieres nuestros nombres primero? ¿O continuamos?
No hubo respuesta en absoluto para la pareja japonesa.
-Qué grosero...- Seiya hizo cara de puchero.
-Algo anda mal...
-¡Sí! No hay salida, de hecho. Y este tipo no está ayudando mucho...
-¿Tú lo harías?
-¿Ayudarnos? No te estoy entendiendo, Shiryu-kun...
-¿Te quedarías completamente inmóvil y en silencio si alguien entrara al Templo que se supone que debes proteger?
-Aaaaa... sólo si quisiera ser un fastidio... ¿¿y no se supone que es la idea de esta prueba???
-Nah, algo anda mal... lo sé...
-Está bien... entonces, ¿qué propones?
-Sígueme...- Shiryu agarró el brazo de Seiya y tiró de él precipitadamente.
Shiryu comenzó a correr bastante rápido hacia el Santo de Géminis, mientras se acercaban, Seiya comenzó a gritar.
-¡¡Espera!! ¡Shiryu! ¡¿Qué estás haciendo, viejo?! ¡¡¡¡DETÉNTE!!!!- pero el japonés no tenía intenciones de parar, en todo caso, comenzó a correr más rápido.
-¡¿¡¿QUIERES MATARNOS ESTÚPIDO?!?! ¡¡PARA!!- Seiya intentó quedarse quieto o romper el agarre de Shiryu de algún modo, pero fue inútil.
-¡¡Cállate Seiya!! Haremos esto...- Shiryu sonaba bastante confiado. El Gold Saint estaba cada vez más cerca, y el azabache no parecía que fuera a disminuir la velocidad; por lo que Seiya, desesperado por no poder salir de esa situación, se limitó a cerrar los ojos y esperar la inevitable colisión.
Para sorpresa del castaño, el impacto nunca llegó; y cuando Shiryu finalmente dejó de correr y lo soltó, Seiya abrió los ojos lentamente, admirando lo imposible:
-Salimos...
-Me pregunto cómo estarán los demás...
-Yo sólo me compadezco de Shiryu, jaja
-No parece haber nada aquí, Hyoga-kun...
-Tienes razón, pero no debería ser tan fácil...- Shun y Hyoga miraron alrededor de la habitación, revisando si el Caballero de Géminis se encontraba por ahí, pero el Templo parecía vacío.
-Qué gracioso... no hay nada...
-Deberías estar agradecido, Shunny...
-No, quiero decir, no hay nada en absoluto, ni siquiera una salida...
-Que inteligente, jovencito.
La pareja se dio la vuelta al escuchar esa voz, era profunda y majestuosa. Alguien poderoso, sin duda.
La figura emergió de la oscuridad, mostrando lentamente su rostro a los jóvenes.
-Buenos días, soy Saga de Géminis, ¿pueden decirme sus nombres, por favor?
-Ah, claro...- Hyoga le dio al Gold Saint los nombres de ambos, y procedió a continuar la pelea. El ruso lanzó el primer golpe.
-¡Hyoga, espera!- Shun trató de detenerlo, pero este lo ignoró. Saga evitó el ataque fácilmente; parecía calmado y satisfecho. Todo iba de acuerdo al plan. Shun sintió que algo andaba mal, con respecto a la mirada en el rostro de Géminis.
-¡Galaxian Explosion!
Hyoga salió disparado y aterrizó encima de Shun, derribándolo también.
-Aaaah- gimió el ruso. -Lo siento...
Shun se sonrojó, el rostro de Hyoga estaba demasiado cerca del suyo, sin mencionar el resto de su cuerpo. Sin embargo, no duró mucho; Hyoga comenzó a incorporarse y Shun lo imitó.
-Le enseñaré unos cuantos modales...- dijo el rubio entre dientes.
-Hyoga, no...- Shun agarró la muñeca de su compañero, para no dejarlo continuar.
-No te preocupes, lo tengo controlado...- Hyoga se liberó del agarre de Shun.
-¡¡Hyoga, espera!!!- gritó Shun, implorando a su compañero que desistiera de atacar, pero el ruso procedió, lanzando a Saga varios ataques, uno tras otro.
-Ahora sí me has hecho enojar.- Saga declaró, bloqueando los golpes de Hyoga con su mano. El Caballero Dorado comenzó a pelear cuerpo a cuerpo contra el rusl.
Esta vez, Shun decidió interferir, si Hyoga no lo escuchaba, al menos trataría de protegerlo. Saga, al ver que el japonés intuía que algo andaba mal, decidió completar el plan de una vez por todas.
En medio del combate, Saga lanzó su ataque definitivo:
-¡Another Dimension!
Shun y Hyoga sintieron que algo los arrastraba, no muy seguros de hacia dónde. Sin embargo, Shun había tenido razón todo ese tiempo, algo no estaba bien; el Another Dimension no estaba destinado a ambos, sino al rubio nada más.
Shun logró salir de la fuerza que lo arrastraba, ya que apenas lo había tocado.
-¡¡Hyoga!!- el peliverde extendió su brazo, tratando de sostener la mano del ruso para evitar que se fuera. Hyoga trató de sostener la mano de su compañero y, por un breve momento, sus dedos tocaron los del japonés; pero el ataque fue demasiado poderoso y el agarre de la pareja no duró mucho.
Shun trató desesperadamente de llegar a Hyoga, pero ya estaba demasiado lejos.
Cuando el rubio desapareció, se quedó solo con Saga.
-Tenemos que seguir adelante, Seiya
-¡Maldita sea! Pensé que Shun sería más inteligente... ¿Cómo es que cayó en la ilusión?- se preguntó Seiya mientras miraba fijamente el Templo Géminis, esperando a que sus amigos salieran.
-No sabemos si enfrentaron el mismo desafío que nosotros. Quién sabe, podrían haberse encontrado con el verdadero Caballero de Géminis.
-Qué suerte tenemos, ¿no?
Shiryu y Seiya comenzaron a avanzar hacia el siguiente Templo: Cáncer.
-Uno menos, falta uno...- Saga pronunció con un aire de superioridad en su voz. Comenzó a caminar hacia Shun, quien estaba tirado en el suelo, este último intentó hacerse hacia atrás, para mantenerse fuera del alcance del Gold Saint.
-¿A dónde lo enviaste?- preguntó Shun, sin aliento.
-Lo descubrirás eventualmente...- Saga atacó a Shun con su Galaxian Explosion nuevamente, empujando al japonés hacia atrás, haciéndolo chocar contra un pilar.
Shun vaciló un momento, recibiendo las ofensivas de Saga, una tras otra, no estaba pensando con claridad, el hecho de que Hyoga pudiera estar en peligro lo distraía de la situación actual.
-¡Ya basta Shun! ¡Tienes que luchar!- pensó, mientras imaginaba lo que diría su hermano o su maestro si pudieran verlo en aquel momento.
Shun comenzó a elevar su Cosmo, y con toda la determinación que pudo reunir, se puso de pie, encarando a Saga.
Luego, el japonés lanzó una enorme fuerza de Cosmo a su oponente, quien fue tomado por sorpresa, logrando tirarle el casco de la cabeza.
Saga se quedó sin palabras; el pequeño, delgado y adorable joven que estaba parado frente a él, parecía tan indefenso momentos antes, pero su fuerza y poder eran algo que el Santo de Géminis no esperaba.
-Wow... puedes avanzar... ¿Shun? ¿Verdad?- exclamó el Caballero Dorado mientras revelaba la salida de su Templo.
-¿Qué hay con Hyoga?- preguntó el peliverde, preocupado.
-¡Estará bien!- respondió Saga, divertido. Shun asintió y continuó su camino hacia el Templo del Cáncer.
Saga no le dio mucha importancia al poderoso Cosmo de Shun en ese momento, después de todo, aquel era el primer año en el que hacía tales evaluaciones, y las chicas que habían presentado el examen anteriormente habían logrado bloquearlo de una forma u otra. Además ¿cuál era el punto de un examen que los estudiantes no podían aprobar de todos modos?
Para Saga, lo que Shun había logrado en la Casa de Géminis era sólo otra demostración de los impresionantes métodos de enseñanza de Palaestra.
Pero Shun era distinto.
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