Príncipe del Hielo
-¡¡Oh, Dios mío!! ¡¡¡Aquí viene!!!
-¡Ay, es tan lindo!
-¿Crees que se haya fijado en mí?
-Tuve una clase de física con él una vez, ¡es adorable!
Esos eran sólo algunos de los comentarios que Eri tenía que escuchar cada vez que caminaba por los pasillos de la escuela con Hyoga. Ponía los ojos en blanco cada vez que una chica lanzaba un comentario como ese.
Desde que Hyoga había empezado a competir, y en consecuencia, a ganar, parecía ser un imán para las chicas. Siempre había sido guapo, pero a las mujeres nunca pareció importarles, hasta que iniciaron todas las competencias de la ISU. Y esto era sólo el nivel junior, podría empeorar mucho cuando comenzara a participar en competencias senior.
-Ella realmente parece estar enamorada de ti- le mencionó la rubia a su despistado amigo.
-¿En serio? No lo sé...- Eri no podía creer que él fuera tan ajeno al asunto, ¿realmente no lo veía o simplemente no le importaba?
En realidad, Hyoga nunca le había prestado atención a ninguna chica... pero ahora las cosas eran diferentes, desde que había terminado segundo en la última Copa del Mundo Junior, detrás de Viktor, por supuesto, había notado que muchas chicas se acercaban a él; todo el mundo de repente era más amable, ofreciéndose a explicarle ese tema que no podía entender en clase, o incluso simplemente saludándolo. Fuera lo que fuera, realmente lo hizo sentir bien.
Pero no era muy brillante, y tenía una debilidad por ser el centro de atención de todas esas hermosas chicas; Hyoga nunca había pensado que aquellas jóvenes querían involucrarse con él románticamente, hasta que Eri lo mencionó. Por supuesto, cuando su amiga se lo dijo, quiso ponerse a sí misma en primer lugar, tratando de tener esa oportunidad con Hyoga que siempre había anhelado.
Pero su amigo no podía ser más estúpido con respecto a los asuntos del corazón, así que invitó a salir a otra chica, para decepción de Eri.
Y así, Hyoga había pasado de tener cero novias a tener varias citas con varias estudiantes. Muchas de ellas eran sólo eso, citas; sólo dos de ellas habían tenido realmente el título de "novia": Adelina Alianovna Melnikova y Ludmilla Ruslanovna Lebedinskaya. La primera fue su novia durante el verano en el que tuvo 13, sólo para terminar tres meses después, debido a la atención que Hyoga le prestaba a las demás chicas. Ludmilla, por otro lado, era más agresiva, y cuando tuvo su oportunidad con el príncipe del hielo, luchó ferozmente para mantenerlo a su lado.
Y funcionó, de cierto modo, ya que su relación duró cinco meses completos, pero se terminó cuando sucedió lo inevitable: Hyoga comenzó a competir en la categoría senior.
Aparentemente, Eri tenía razón, las competencias senior sólo habían hecho que la multitud de fangirls creciera en cantidad y locura, pero, ¿era eso un problema para Hyoga? ¡Para nada! ¡Estaba teniendo el mejor momento de su vida! Amando la atención y las medallas.
Él y Viktor habían arrasado en campeonatos juveniles, pero si alguien pensó que el nivel senior les impediría mantener el primer y segundo lugar, estaban equivocados. Viktor y Hyoga volvieron a ser primeros y segundos en todas las competencias. Por supuesto, Ludmilla se cansó del patinador, y de la poca atención que le prestaba, en comparación con el resto de las fanáticas.
Pero había una persona, además de Viktor, que permaneció constante en su vida, Eri. Entonces, después de las seccionales, comenzó a interesarse más en ella. Eri no estaba segura de si Hyoga iba en serio o si sólo era una forma de hacerse sentir más importante. Pero, ¿a quién engañaba? Hyoga era al que siempre había querido, y su amistad era fuerte. Entonces, después del Campeonato Nacional, cedió y decidió darle una oportunidad a su amigo.
Se veían bien juntos, y de repente Hyoga dejó de darle tanta atención a las fans y más a su nueva novia, tal vez las otras no habían sido la indicadas; pero Eri sí que lo parecía. A menudo pasaban tiempo en casa de Hyoga, y ella cenaba regularmente con la familia de él. Sus padres la amaban. Cualquiera habría dicho que era la pareja perfecta para él.
La primera temporada senior que tuvo quedó segundo en todo: nacionales, mundial, Grand Prix, Copa Rostelecom, etc. Se alegró por Viktor, que terminó primero en todo lo anterior; y, como Yakov le había dicho, sus puntuaciones eran bastante buenas, sólo un poco por debajo de las de Nikiforov. Así que, de cara a la próxima temporada, decidió darlo todo. Era como un objetivo personal, ganarle a Viktor en al menos un campeonato. Ya le había ganado a su compañero en el pasado, pero nunca en aquel nivel.
Noviembre de 2005.
Las nacionales eran ese día, Hyoga estaba nervioso. Su actuación en las seccionales y regionales había sido excelente, y había finalizado en primer lugar en ambas ocasiones. Ese programa que Yakov había planeado para él era perfecto. Pero había algo que no había tomado en cuenta: Los Juegos Olímpicos.
Sí, era temporada Olímpica, y con sus calificaciones de la última temporada de Patinaje Artístico, seguro que tenía un pase a Torino. Pero si no adquiría los puntos que necesitaba en las nacionales, podría despedirse de su sueño olímpico.
Viktor terminó su programa y la multitud se volvió loca. Cuando se anunció su puntaje, obtuvo el primer lugar, fácil para Nikiforov.
Luego fue el turno de Hyoga, y después de una interpretación impresionante de su parte, recibió una puntuación más alta que su amigo, sólo por un poco. Así, los Juegos Olímpicos volvieron al panorama.
Febrero 2006. Torino, Italia.
La final de la competencia de Patinaje Artístico Masculino estaba a punto de comenzar. Viktor y Hyoga habían llegado bastante lejos, sinceramente, ni siquiera Yakov imaginó que sus alumnos llegarían hasta la final.
El primero de ellos en salir fue Viktor. Para su programa corto interpretó "Italian" de Felix Mendelssohn, muy apropiado para la ocasión.
Y después fue el turno de Hyoga. Interpretando una atrevida y bella pieza musical.
https://youtu.be/Qn77IReyPGU
Sus movimientos eran perfectos y los saltos, asombrosos. Sentía que podía volar, y estaba disfrutando la ejecución de su programa como nunca antes.
Cuando terminó, la multitud lo vitoreó con ahínco. Su puntaje fue el más alto que jamás había recibido en un programa corto. Saltó al primer lugar, dejando a Viktor en segundo. Más adelante, Hyoga bajó al tercer lugar, luego del programa de Evgeny Plushenko.
Pero la verdadera competencia apenas estaba por comenzar: el programa libre.
Nuevamente, Viktor fue el primero de ellos en patinar, interpretando "Riverdance". El programa estuvo lleno de energía, movimientos elegantes y sólidos, y saltos increíblemente ejecutados... casi; falló uno cuando no pudo aterrizar su cuádruple Lutz, y gracias a eso, Viktor sólo pudo llegar al segundo lugar. Sabía que todo había terminado, aún quedaban tres patinadores más: su amigo Hyoga, Evgeny Plushenko y Stéphane Lambiel; los tres habían terminado antes que él en el corto, por lo que las probabilidades de que uno de ellos terminara detrás de él eran casi nulas.
El siguiente patinador fue Hyoga. Respiró hondo y entró al hielo mientras lo presentaban. Saludó a la multitud, que estaba bastante emocionada, antes de tomar su posición.
https://youtu.be/7btsuRT3M1Q
Comenzó sin problemas, los movimientos le salieron naturales, la audiencia estaba en silencio total, completamente absorta en su programa; sólo se escuchaba la música y el sonido de sus cuchillas cortando el hielo. Nada existía para él en ese momento. Se acercaba el primer salto, un triple toe loop en combinación con un triple flip: aterrizaje perfecto.
La gente empezó a vitorear, Viktor lo miraba atentamente, estaba orgulloso de su amigo, si alguien iba a superarlo, prefería que fuera Hyoga a cualquier otro patinador. Ese fue el mejor programa que jamás patinó en su vida.
Continuó con los movimientos perfectos, giro vertical, giro de dona, etc. Y luego intentó un triple Axel, no fue perfecto, pero fue lo suficientemente bueno como para que la gente lo aclamara nuevamente, luego realizó un cuádruple Lutz en combinación con un triple loop. Hyoga estaba en la cima de su carrera. Acabó su rutina con la misma combinación de sit spin y scratch spin que siempre hacía al final; se había convertido en una especie de sello personal.
Cuando terminó, la multitud lo ovacionó ruidosamente, Hyoga sabía que había patinado lo mejor posible, y saludó al público con una gran sonrisa en su rostro. Cuando salió del hielo, abrazó a Yakov, quien estaba tan emocionado como él.
La espera en el Kiss & Cry para el puntaje fue larga y angustiosa; los jueces tardaron diez minutos completos en darle los resultados. Incluso Viktor se unió a su amigo y entrenador para esperar la calificación.
Cuando finalmente se publicó el puntaje, la audiencia gritó más fuerte que nunca y Hyoga no podía creerlo: obtuvo una puntuación de 154.30, más la calificación del programa corto de 76.29; lo que le daba un total de 230,59. La puntuación más alta hasta ese momento.
Con sólo dos patinadores restantes, Hyoga se había asegurado una medalla Olímpica. El mero pensamiento hizo que quisiera llorar de la emoción. Ese fue uno de los mejores momentos de la vida.
Al final, Plushenko consiguió en total 258.33 y Lambiel 231.21, dejando a Hyoga con el bronce y a Viktor en el quinto lugar.
El resto de la temporada fue igual de impresionante, con Hyoga arrasando en todos los campeonatos, estaba en una buena racha. Tal vez las Olimpiadas habían aumentado su confianza o simplemente su rutina era increíble, nadie lo sabía; pero la verdad era que Hyoga jamás había tenido tan tremendas victorias, y nunca volvió a tener una temporada como esa.
Dublín, 2006.
Se estaban disputando las preliminares de la Copa del Mundo de Patinaje Artístico, y Katsuki Yuri estaba en el primer grupo; mientras que Hyoga y Viktor estaban en el quinto y último.
Por supuesto, Yuri no tenía ninguna posibilidad contra muchos de los patinadores, pero esperaba avanzar por lo menos a la final, pero no lo logró.
Viktor y Hyoga observaron la actuación de Yuri desde el público: mientras que el rubio pudo percibir que Yuri no estaba del todo concentrado y se le ocurrieron mil formas de mejorar el patinaje del japonés; Viktor quedó cautivado por su actuación, no fue perfecta, pero fue sincera. Yuri podía carecer de talento y habilidades, pero realmente patinaba con el corazón y Viktor apreciaba eso.
-Es una pena que no vaya a avanzar a las finales. Me encantaría patinar con él.- suspiró Viktor con melancolía.
Moscú, 2006.
Después de las constantes victorias de Hyoga, Eri comenzó a sentirse desplazada, Hyoga nuevamente estaba recibiendo una atención masiva por parte de las fangirls en la escuela; pero a diferencia de antes, cuando puso a Eri primero, esta vez sucumbió por completo a la atención. Cuando terminó la temporada de patinaje, Eri estaba cansada de su comportamiento, ya no reconocía a su amigo.
-¡Qué hay de nuevo, Eri! ¡Siento qué no te he visto en mucho tiempo!- con una sonrisa presumida, Hyoga se acercó a su novia, quien estaba frente a su casillero.
-Lo harías si no estuvieras tan ocupado disfrutando de la fama y todo eso- la respuesta de Eri fue lo suficientemente hostil como para hacer que Hyoga pusiera una mirada preocupante.
-¿Qué pasa?
-Nada. Bueno... tú. Tú eres lo que pasa. Siento que ya no te conozco. Has cambiado, desde Torino eres una persona diferente.
-¡Por supuesto que lo soy! Eri, ¡nunca había tenido una temporada como esta! ¿No podrías estar feliz por mí?
-¡Lo estoy! Pero al parecer no soy suficiente para...- Hyoga volteó a ver a unas chicas que pasaban mientras lo saludaban.
-¡Hyoga!
-¡Qué!
-¡¡Esto es precisamente de lo que estoy hablando!!
-¡Sólo estaba saludando! ¿No puedo saludar a otras personas?
-No estoy segura de que me guste el nuevo tú- hubo una pausa. Lo inevitable estaba sucediendo, Eri había tenido suficiente. -Tienes que tomar una decisión, yo o tus fanáticas.
-¡Oh! ¡¡Vamos Eri!!
-¡¡Solo sé el qué siempre has sido!! ¿De verdad prefieres a un grupo de chicas estúpidas a las que sólo les gustas porque te ves lindo y guapo en vez de a mí? ¡Te amo por lo que eres! ¡No porque ganes!- se hizo un silencio incómodo, ambos se miraban fijamente. El simple hecho de que Hyoga tuviera que pensar su decisión fue suficiente para que Eri confirmara que ya no estaban en la misma página.
-Está bien- dijo la chica mirando al suelo, mientras cerraba la puerta de su casillero. -Apliqué para una universidad en San Petersburgo, y entré, así que... me voy después de la graduación, supongo que esto es el adiós, Hyoga.- Eri esperaba que él la detuviera, pero Hyoga no podía moverse ni decir nada; el chico seguía procesando todo lo que estaba pasando.
Eri esperó un momento para darle tiempo de reaccionar, pero no lo hizo; así que se retiró decepcionada y con lágrimas en los ojos.
Tal vez no era que Hyoga no se preocupara por ella, o que no quisiera luchar por ella, pero siempre había sido un poco atolondrado cuando se trataba de novias y asuntos de romance. Quizás sólo estaba perplejo ante la idea de la universidad; se acababa de acordar cuando Eri lo mencionó que, de hecho, ese era su último año de preparatoria, pero había estado tan ocupado entrenando y ganando que en realidad nunca pensó en su futuro ni nada por el estilo.
La respuesta rápida a esa cuestión era, desde luego, el patinaje artístico; pero había algo dentro de él que no estaba completamente seguro de querer hacer eso de por vida. Además, estaba su padre; él nunca le permitiría seguir una carrera en el hielo, apenas y había accedido a dejarlo patinar en primer lugar.
-Entonces, Hyoshka, escuché que Eri irá a la Universidad Estatal de San Petersburgo. ¿Has pensado en lo que quieres hacer?- preguntó su madre durante la cena.
-Ammm... en realidad... no, no lo he hecho.- respondió Hyoga, algo nervioso.
-Bueno, seguramente medicina o leyes, ¿no?- agregó Kirill, con un tono por demás condescendiente, ganándose una mirada de desaprobación de Natasha.
-Bueno... no...- Hyoga sabía que estaba entrando en territorio peligroso con su respuesta. -Yo... esperaba... no sé... tomarme un año para pensarlo...
-Como... ¿Un año sabático, querido?- inquirió su madre, deseosa por mantener la paz entre su marido y su hijo.
-S-sí...- Kirill estaba listo para lanzar algún comentario altanero a su hijo, pero Natasha lo interrumpió.
-Perfecto cariño, no queremos que tomes una decisión de la que puedas arrepentirte más tarde.- su madre tenía razón, Hyoga no estaba seguro de lo que deseaba en realidad, y no quería tomar una decisión tan importante con tanta prisa. Necesitaba tiempo para pensar. No planeaba dejar el patinaje artístico de momento, primero quería probar que tal le parecía un año sin nada más que el hielo.
Krill no podía quejarse, Hyoga no estaba eligiendo el patinaje, puede que no estuviera considerando las opciones de su padre, pero al menos estaba abierto a sugerencias.
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