Andromeda | Parte 2

En la habitación de Shun, la pandilla celebraba. Nadie tenía idea del problema que se había armado tras bambalinas.

-¡Los dejaste perplejos!- celebró Seiya. -Tardaron años en terminar de lo impresionados que estaban.

-No sabía que podías hacer eso, Shun-chan- recalcó Ikki. -Me enorgulleces.

-Basta, chicos. No gané la Cloth, todavía falta el Sacrificio.- argumentó el peliverde.

-Y a todo esto... ¿de qué se trata el endiablado Sacrificio?- inquirió Hyoga.

-Albiore-sensei me explicó que es bajo el agua. Al parecer me encadenarán a una enorme roca y tendré que liberarme usando únicamente mi Cosmo.

La pandilla quedó anonadada al oír la explicación.

-Qué... brutal...- balbuceó Shiryu.

Shun rió. -Le hace honor a la Armadura, ¿no crees?

Hyoga fingió una sonrisa. No le encantaba la idea de sumergir a Shun bajo el agua hasta que saliera o muriera. Si él mismo tuviera que presentar aquella prueba, estaba seguro de que jamás lo lograría. Había una razón por la que no había accedido a la oferta de Isaak de acompañarlo en el Ejército de Poseidón: Hyoga odiaba nadar.

Sabía hacerlo, pero sus habilidades rayaban en lo mediocre, además sólo lo hacía en albercas y espacios cerrados. Jamás en aguas abiertas, como lo sería el Sacrificio.

Aquella aberración estaba arraigada en su infancia temprana. En una ocasión, sus padres lo llevaron de vacaciones a un crucero que, por mala suerte o azares del destino, se estrelló y hundió. A ninguno de los Shuvalov les sucedió nada, pero la impresión y el trauma de atestiguar a personas corriendo para salvar sus vidas —y uno que otro ahogado— dejó una marca perpetua en el ruso.








Jadeite sacó a relucir su faceta tiránica. Se saltó todos los combates del día en curso y del siguiente. Hurgó en el archivo de Shun, revisando cada mala nota, horario y boleta de calificaciones.

El chico era un estudiante y ciudadano ejemplar, no tenía nada en su contra, ni académico ni personal. Ninguna queja por mal comportamiento, ningún arresto civil ni nada que le pareciera sospechoso.

Pensó en interrogar a sus amigos, para saber como era en realidad el chico. Si frecuentaba lugares misteriosos a horas indebidas, o quizás si de vez en cuando presentaba un comportamiento hostil y de cuidado.

No obstante, Shion le había ordenado que fuera discreto. Los altos mandos estaban al tanto de la situación, pero nadie de la población estudiantil debía enterarse de la investigación en curso bajo ninguna circunstancia. Y dada la naturaleza delicada del asunto, a aquellos profesores y guerreros cuya información fuera estrictamente necesaria, no se les podría comunicar al cien por ciento lo que estaba ocurriendo; únicamente dar vagos detalles.

Después de horas de revisar papeles, Jadeite por fin encontró la primera incongruencia.

Las primeras calificaciones de Entrenamiento para Combate daban pena. Todas estaban por debajo del promedio satisfactorio, llegando algunas a ser reprobatorias. A lo largo del primer año se fueron enderezando y manteniendo, sin llegar a ser perfectas. La nota final del examen de las 12 casas era de 7.8, subido a 8.0. Nada inusual.

Pero al revisar las calificaciones individuales, observó cinco dieces perfectos y dos nueves, de un chico que no había logrado sacar un solo ocho en todo el curso.

Comparó la información con otros estudiantes de su curso. Aries y Sagitario habían otorgado dieces a diestra y siniestra, los tachó de su lista; ya vería el tema de regalar calificaciones después. Tauro había otorgado un nueve, pero igual al resto del equipo. Aldebarán fue tachado. Libra le había puesto diez, pero Dohko tenía fama de apoyar a los estudiantes menos dotados y sabía que sus pruebas no eran del todo físicas. Los principales sospechosos eran Géminis, Virgo y Piscis. Exigentes, inflexibles y amargados. Ellos eran su primera pista.

Al día siguiente, mandó llamar a los tres.








Martes 10 de mayo de 2011

-¿Qué ameritó que le dieras un nueve a Fujita?

Saga volteó los ojos y suspiró. -¿Quién?

-Fujita Shun.- aclaró Zoisite. -El estudiante que presentará el Sacrificio.

Géminis frunció el ceño. ¿Ahora Palaestra investigaba a los estudiantes?

-Lo hizo bien... supongo.

-Le diste un "Excepcional" en el Manejo de Cosmo. ¿No te pareció raro que un estudiante de primer año tuviera ese poder?- espetó Jadeite, frustrado.

-¿No? Era más capaz que el promedio, pero había mucho espacio para mejoras, pude haberlo derrotado fácilmente de haber querido.- explicó Saga al comité de investigación. -Soldados de élite es la meta de Palaestra, ¿no es así? ¿Por qué cuestionan que un estudiante obtenga buenas calificaciones?

-Gracias, Géminis, eso es todo.- expresó Sailor Cosmos. Saga se despidió y salió de la sala.

-Esto es una investigación, Jadeite, no una cacería de brujas.- le reprochó la guerrera antes de hacer entrar al siguiente sospechoso.

-Ningún estudiante recibió más de ocho de calificación en el Templo de Virgo durante las evaluaciones de fin de curso del año 2008. Excepto uno, Fujita Shun. ¿Por qué tomaste esa decisión?

Shaka se sorprendió por la pregunta del Consejo Galáctico; había jurado que la extraña reunión estaba relacionada de algún modo con Mina, se alivió al notar que no tenía nada que ver con su hermana. De todos modos, aquello era inusual, más aún que no le dijeran el motivo de aquel interrogatorio.

-¿Están cuestionando mis métodos de calificación?- replicó el rubio.

-En absoluto.- repuso Kunzite. -Sólo queremos saber la razón de tu decisión.

-Me parece que tengo libertad de cátedra en lo que al examen práctico de primer año respecta. No es asunto suyo.

-Virgo, coopere por favor, o estará en desacato.- ordenó Zoisite con seriedad.

Shaka suspiró y procedió a explicar, renuente. -Su defensa era increíble, aunque la ofensa pobre...

-¿No pensó que había algo raro en él?- intervino Jadeite.

-¿Por qué razón? Su Cosmo era poderoso, pero aún así logré derribarlo. No es extraño que haya estudiantes dotados, yo mismo fui uno de ellos. Además, su maestro, Albiore de Cepheus, es un excelente guerrero y docente. No esperaba menos de uno de sus estudiantes predilectos.

Jadeite frunció el ceño ante la última declaración de Shaka. ¿A qué se refería con "estudiante predilecto"?

-Gracias, Shaka. Puedes irte.

Afuera, Saga y Aphrodite conversaban.

-Tanto alboroto por un niño, ¡yo que me voy a andar acordando de a quién evalué! Sólo me acuerdo del pelos de elote porque fue el primero en caer en nuestra travesura.

Aphrodite rió ante el comentario de Saga. -¿Te preguntaron sobre un estudiante en particular?

-El flaquito de cabello verde.

Piscis quedó pensativo.

-Aphrodite, es tu turno.- Shaka le indicó a su compañero con un ademán, mientras le dejaba la puerta abierta.

Piscis respiró hondo e ingresó en la habitación.

-Gracias por venir, Piscis.- comenzó Sailor Cosmos.

-No tuve opción.

El comité le dirigió una mirada adusta al Caballero Dorado y prosiguió con el interrogatorio.

-Fujita Shun.- dijo Jadeite con vehemencia. -Le pusite un diez de calificación. ¿Por qué?

-Lo hizo bien. Excepcional.

-¿No te pareció inusual para un estudiante de primer año?

Piscis meditó su respuesta antes de hablar. No podía negarlo, el enorme Cosmo y poder de Shun le habían molestado desde aquella noche en la décimo segunda Casa. Había algo inquietante en las habilidades del chico, y sus sospechas sólo se materializaban con aquella reunión.

-Un poco.

Los miembros del comité se miraron mutuamente.

-¿Y no se te ocurrió decirle mada a nadie?- vociferó Jadeite.

-Yo no era su profesor.- se defendió Aphrodite con firmeza. -No conocía su desempeño. Su poder era inusual, pero sin más datos que respaldaran ese juicio no podía hacer un reporte. Únicamente hice lo que se me solicitó; evalué a un estudiante y entregué mis calificaciones a su maestro.

-¿Quién era su profesor?- inquirió Nephrite.

-Cepheus.- Jadeite alzó la vista al escuchar el título de Albiore. -Estaba igual de sorprendido por las notas.

-¿Qué quieres decir?- volvió a preguntar el rubio.

-Me preguntó si los números eran correctos, le dije que sí. Si él, incluso con esa información, no consideró necesario hacer un reporte, no veo porque yo sí.

-Eso es todo, Piscis. Puedes retirarte.- indicó Xena.

-Sé más prudente la próxima vez.- reprochó Jadeite antes de que el Santo Dorado saliera.

-Cuenten con ello, no volveré a poner un diez en mi vida.- farfulló Piscis después de cerrar la puerta.

-Traigan a Cepheus. Ahora.- demandó Jadeite.

-Está en clase.- explicó Xena.

-¡No me importa!

Al poco rato, Albiore se encontraba en la sala dónde se estaba llevando a cabo la exhaustiva investigación de Jadeite.

-Háblanos de tu alumno, Fujita Shun.

Cepheus suspiró ruidosamente. -Es un gran alumno. Será un gran guerrero al servicio de Athena, no me cabe duda.

-Es... poderoso. En exceso.- continuó Zoisite.

-¿Hay algo de malo en eso?

-¡Usted díganos, profesor!- exclamó Jadeite. -Su alumno era un bueno para nada hasta la evaluación de las 12 Casas. Lo sabía y no hizo nada al respecto.

-La renuencia de Shun por pelear fue lo que influyó en sus malas calificaciones, no su habilidad.

-Comprometió la seguridad del Santuario.

-¿De qué habla?

Salior Cosmos le dirigió una mirada asesina a Jadeite, este cambió inmediatamente de tema.

-¿Por qué no hizo un reporte después de recibir la evaluación de Piscis?

-No lo consideré necesario. Como dije, sus malas notas se debían a que se reusaba a combatir, Shun tiene una gran capacidad pero poca determinación. Si revisan sus calificaciones de años posteriores, podrán notar que los buenos números se mantienen.

El silencio llenó la habitación por unos segundos.

-¿Es todo?- preguntó Albiore.

-Retírate.- ordenó Jadeite.

-¿Quieres interrogar a todo el cuerpo docente?- cuestionó Xena en tono burlón, una vez que el Caballero de Plata había salido del cuarto.








Miércoles 11 de mayo de 2011

La tarde antes del Sacrificio, el Consejo Galáctico y Sailor Cosmos presentaron los resultados de la investigación a Shion.

-Creo que está por demás decir que sus datos no son concluyentes.- comentó el Patriarca después de haber escuchado todos los argumentos.

-Pero, Señor...

-Las calificaciones altas no prueban nada, Jadeite. Sobre todo después del testimonio de Albiore.

Jadeite permaneció serio y en silencio.

-Declaro que las sospechas respecto al aspirante Fujita Shun carecen de respaldo y por ende son descartadas. El Sacrificio procederá de acuerdo a lo planeado.








Jueves 12 de mayo de 2011

El lago donde se llevaban a cabo las Batallas Finales de los aspirantes a Mariners había sido acondicionando para el Sacrificio de Andrómeda.

Las gradas situadas alrededor del cuerpo acuático estaban repletas, era el primer Sacrificio desde hace más de veinte años.

A pesar de tener evaluaciones ese día, Aphrodite, Shaka y Saga fueron al evento. Querían saber por qué tanto alboroto por aquel muchacho. Shura y Deathmask acompañaron a Piscis también, aunque lo negara, Aphrodite había actuado extraño los últimos días.

Hyoga estaba nervioso —incluso más que Shun—, su pierna subía y bajaba con rapidez. Al ver lo inquieto que estaba el ruso, Daiki lo reconfortó con un apretón en el hombro.

-Shun-chan estará bien.- aseguró el padre, con una sonrisa en el rostro.

En el palco principal, se hallaban Athena, Sailor Cosmos, Serenity Xenakis, el Consejo Galáctico y Shion, quien había decidido asistir al Sacrificio para atestiguar aquel poderoso Cosmo en persona.

-¡Así que era verdad!- exclamó Seiya. Shiryu lo miró con curiosidad. -Saori me dijo que el Patriarca pensaba asistir al Sacrificio. Parace que el combate de Shun-chan ha dado mucho de qué hablar.

-¿En serio?- preguntó Shiryu, confundido. -¿Por qué?

-No quiso decirme, creo que es confidencial o algo por el estilo.- el moreno se encogió de hombros y volvió su atención al centro del lago.

Una enorme piedra yacía a la mitad del cuerpo acuífero, con grilletes para las extremidades del aspirante y varios metros de cadenas para rodearlo y sujetarlo bien. Una especie de muelle conectaba la base de la roca con la orilla del lago. Cuando el Sacrificio diera inicio, la piedra descendería lentamente hasta quedar completamente bajo el agua. Shun tendría un total de 30 minutos para liberarse antes de que la roca comenzara a subir a la superficie. Nadie podía intervenir durante ese lapso de tiempo.

Shun esperaba en una tienda que fungía como vestidor, Albiore estaba con él.

-¿Practicaste aguantar la respiración?- inquirió el Santo de Plata.

-A-Algo...-balbuceó el japonés, estaba muriéndose de nervios.

-¿Cuánto tiempo aguantas?

-Seis minutos...

Cepheus intentó controlar sus expresiones faciales. Seis minutos no era nada, aunque para el cuerpo humano ya era bastante; sin embargo, 24 minutos extra bajo el agua sin ninguna clase de ayuda era peligroso, por no decir mortal. Shun tendría que liberarse en esa cantidad de tiempo, de lo contrario moriría.

-Relájate y conserva energía, el miedo y los nervios pueden jugar en tu contra. Aún si dejas de respirar, tu Cosmo puede mantenerte vivo por un rato más, ¿entiendes?

El peliverde asintió con rapidez.

-Albiore-sensei... arigato.








-El Sacrificio por la Cloth de Andrómeda está por comenzar. Les recordamos que no se permite arrojar nada a los participantes, quien incumpla esta norma será escoltado fuera del recinto. ¡Denle la bienvenida a la directora de Palaestra, Serenity Xenakis!

La mujer se puso de pie, lista para iniciar su discurso.

-Por primera vez en 25 años, se llevará a cabo el Sacrificio por la Cloth de Bronce de Andrómeda.
Esta Armadura de acceso indirecto es de la más poderosas de su rango. Por favor, demos la bienvenida al aspirante que tendrá el honor de participar en esta prueba: ¡Fujita Shun!

Shun inició su camino por el muelle, no tenía ganas de fingir una sonrisa y saludar al público que lo ovacionaba, tenía problemas más grandes. Albiore iba detrás de él. Como su maestro, él sería el encargado de encandenarlo a la roca.

El japonés vio a su alrededor buscando a sus amigos, luego dirigió su mirada al palco principal, su corazón se detuvo cuando vio a Shion en primera fila.

Sus manos temblaban, al igual que sus rodillas; su respiración era agitada y se sentía aturdido.

Cepheus le indicó que se pusiera de espaldas a la piedra, levantara los brazos y separara las piernas. Comenzó a colocar los grilletes en las muñecas y tobillos; a continuación, colocó las cadenas para restringir aún más sus movimientos, sujetó las piernas y brazos seguidos del pecho y la cintura.

Cuando estuvo seguro de que Shun estaba completamente retenido, lo miró a los ojos y asintió con la cabeza, esperando a que el peliverde le indicara que estaba listo. El japonés asintió de regreso.

Albiore se volvió hacia el palco principal y levantó el brazo derecho, indicándole a las autoridades que el aspirante estaba listo para proceder.

La audiencia enloqueció, gritando y aclamando con ahínco.

Shun respiró hondo, intentando mantener la calma una vez más. Con un poco de suerte, el sudor haría resbalar las cadenas.

Cuando Albiore llegó a la orilla, la roca comenzó a descender. El pecho de Shun subía y bajaba lentamente, intentando introducir la mayor cantidad de oxígeno posible en sus pulmones.

Justo antes de que fuera completamente sumergido, el japonés tomó todo el aire que sus pulmones le permitieron. Cerró los ojos y poco a poco los vítores de los espectadores fueron apagándose.

Afuera, el reloj comenzó la cuenta regresiva.

Una vez que la piedra llegó al fondo, Shun abrió los ojos gradualmente. Observó a su alrededor e intentó concentrarse en el mejor curso de acción.

Quizás eran los nervios que no lo dejaban pensar bien, o simplemente estaba siendo extra precavido y no quería dejar de intentar nada, pero lo primero que el japonés hizo fue jalar con fuerza sus brazos y torso, a lo mejor lograba aflojar algo.

Como era de esperarse, aquella acción fue completamente inútil, ya que las cadenas no se movieron ni un milímetro, únicamente le hizo perder energía y oxígeno.

No había mucho que pudiera hacer, no tenía ninguna llave y su rango de movilidad era limitado —por no decir nulo—. La única opción que tenía era romper las cadenas y los grilletes, y la única forma de hacerlo era elevando su Cosmo. Con la cantidad suficiente lograría aumentar su fuerza y liberarse sin problemas.

Su Cosmo empezó a elevarse, lograba tensar el metal y moverlo un poco, pero no romperlo. Aún no era suficiente.

El tiempo seguía corriendo, comenzaba a sentirse mareado, además de una enorme presión en el pecho. No aguantaría la respiración por mucho más.

Su Cosmo se incrementó más, y el peliverde hizo mayor fuerza para intentar soltarse. No parecía dar resultado, sólo estaba gastando energía a lo bruto.

La Armadura de Andrómeda estaba muy cerca de su alcance, pero a la vez muy lejos. Si no lograba completar el Sacrificio, no tendría oportunidad de pelear por otra Cloth, después de todo, el que se enfrentara a June debía ser el perdedor del encuentro anterior, y él había ganado. Si no conseguía liberarse en los próximos tres minutos, tendría que conformarse con un rango de Cabo, decepcionando a su hermano, padre, amigos y a él mismo.

Apretó los ojos.

No podía perder ahora.

Rendirse estando tan cerca sería estúpido e inaceptable.

Tenía que darlo todo.

Su Cosmo ardió al máximo, y las cadenas comenzaron a ceder.








En la superficie reinaba el silencio total. Sólo el ruido del viento agitando los árboles y el agua podía ser percibido.

Todos en el palco principal tenía la vista fija en el agua, en especial Jadeite, quien esperaba el momento en que Shun liberarse aquel magnífico Cosmo, así el Patriarca podría ver en persona el poder del muchacho y juzgarlo él mismo.

Aphrodite de Piscis estaba igual de concentrado, Shura y Deathmask alternaban su mirada entre el lago y su compañero.

Hyoga continuaba angustiado, ya habían pasado más de cinco minutos y Shun no salía todavía. No podía estar seguro de que estaba logrando alguna clase de avance.

-Vamos... vamos, Shunny...- murmuraba el ruso entre dientes.

Shion estaba por bajar la guardia, nada impresionante estaba sucediendo, si las sospechas del Consejo Galáctico fueran ciertas, ya habría pasado algo.

Justo en ese momento, el agua retumbó, y una gigantesca energía —poderosa e intimidante— se apoderó del ambiente.

El público soltó una exclamación al unísono; Aphrodite se enderezó en su lugar y Shion se concentró aún más en el centro del lago, Jadeite miraba atentamente las reacciones del Patriarca. Albiore sonrió triunfante, a la vez que Shaka, Saga, Shura y Deathmask abrían los ojos, atónitos. Daiki miró a su alrededor, como si aquel retumbar se debiera a un terremoto u otro fenómeno natural. Hyoga suspiró aliviado y esbozó una sonrisa, mientras Seiya, Shiryu e Ikki aclamaban sin parar.

Una brillante luz magenta se percibía en el fondo, y al poco rato, Shun emergió del agua, completamente liberado.

La gente lo ovacionó de pie, aplaudiendo y gritando con entusiasmo. El japonés nadó hasta la orilla, y aguardó instrucciones de su maestro.

En el palco principal, los altos mandos volvían a discutir lo sucedido.

-¿Lo ve, Señor?- expresó Jadeite, seguro de sí mismo.

Shion asintió. -De igual forma no podemos probarlo, no sería justo para el chico arrebatarle la Armadura. Se lo ha ganado.

Con un movimiento de cabeza, el Patriarca le indicó a Saori que bajara con él. Con las dos máximas autoridades del Santuario presentes, ellos se encargarían de entregar a Andrómeda a su nuevo portador.

-Lo has logrado, Fujita. Felicidades.- congratuló Shion cuando se encontró frente a Shun.

Inmediatamente después, Saori presentó la Armadura, sacándola de su caja y dejando que vistiera al japonés, a pesar de estar empapado.

Con un ademán, el Patriarca le indicó al peliverde que se arrodillara; este último obedeció, colocando su puño derecho sobre su corazón.

-¿Juras solemnemente utilizar tu Cosmo y Armadura únicamente para nobles intenciones, así como abstenerte de ejercerlos para fines egoístas o triviales?

-Lo juro.- respondió Shun, conteniendo una sonrisa.

-Como Guerrero de la Esperanza, ¿juras lealtad a tu Diosa y a la Tierra que protege, al igual que servirles hasta donde alcancen tus habilidades?

-Lo juro.

-Confiando en que cumplirás con este juramento, yo te declaro Shun de Andrómeda, Caballero de Bronce de Athena.

Los espectadores continuaron celebrando, aclamando al nuevo Caballero de Bronce, quien sonreía satisfecho.








Muy lejos de toda la conmoción y festejo llevado a cabo en las inmediaciones de Palaestra y el Santuario —especialmente por cierta pandilla—, nadie se percataba que 108 entes oscuros estaban despertando.

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