ℭ𝔞𝔭𝔦́𝔱𝔲𝔩𝔬 𝔛𝔙ℑℑ
Andeväsen y Wonder Woman esperaban a sus compañeros en las instalaciones montadas alrededor de la nave de Zod.
El día del ataque Alexis había tenido un juicio nada relevante. Ante la primera alarma, la jueza ordenó retrasar la vista hasta que la amenaza hubiera pasado.
Los guardias de seguridad condujeron a Alexis y a los demás presentes a una habitación de seguridad. Barry ya había desaparecido para aquellas fechas, pero aún así Alexis intentó llamarle al teléfono, igual que hizo con Dinah. Barry no respondió, pero Dinah, sí, y por lo menos pudo tranquilizarse un poco al saber que estaba bien escondida en el cuarto secreto de su mansión.
-¿Quieres hablar antes de que vengan? -preguntó Diana-. Se ve que esto te disgusta.
Alexis se había sentado en un escalón de la entrada principal, cansada de esperar.
-¿Tanto se nota que el plan de Bruce me parece una estupidez innecesaria?
Después de su aventura en Midway City, se había propuesto abandonar la manía de morderse las uñas cuando estaba nerviosa. Casi lo había conseguido. Hasta esa noche.
-El poder de una Caja Madre no tiene parangón, podría tener éxito.
-Ya, ¿y si no? -replicó Alexis-. ¿Y si Superman sigue muerto después de esta noche? Devolver el cuerpo a su tumba sería el menor de nuestros problemas.
-Hay algo que no estás contando, algo que te preocupa más que no resucitar a Superman. Respeto que no me lo quieras decir, pero quiero que sepas que si alguna vez necesitas algo, aquí me tienes.
Alexis suspiró. Estaba segura que Diana no revelaría su secreto, es más, creía en sus palabras de ayudarla si se lo pedía.
-Dinah tenía una amiga que, cuando necesitó ayuda, acudió a mí -explicó Alexis-. Ella creía que era una situación de vida o muerte y la ayudé en lo que me pidió. Estaba relacionada con Superman, y tenía miedo de lo que eso pudiese acarrear para ella. Así que le facilité una vía de escape.
-Puedo brindarle mi protección si así lo quieres -dijo Diana-. Si lo que quiere es esconderse, puedo facilitar su entrada a Themyscira. Solo las mujeres tienen permitida la entrada, y aunque el ataque de Steppenwolf todavía está presente en el ambiente, la vida allí es tranquila.
-Gracias, pero no creo que sea necesario llegar a eso. Sé que ella también lo agradecería de corazón, pero por el momento no tiene problemas donde la ha instalado.
-De acuerdo, pero no dudes en recurrir a mí si sucede cualquier cosa.
La llegada de un vehículo detuvo su conversación. El motor apenas producía ruido, y al llevar las luces apagadas no lo habían visto llegar hasta que estuvo muy cerca.
-Son ellos. -Alexis se levantó del escalón-. Acabemos de una vez con esto.
┈┈┈☾┈┈┈
Victor sentía que incluso su cuerpo metálico temblaba. Cientos de cables recorrían su cuerpo como un sistema nervioso artificial, permitiéndole continuar con vida, o al menos algo parecido a la vida. Todo cambió después del accidente; su padre había experimentado con él sin su consentimiento para mantenerlo vivo. Pero el precio a pagar era demasiado doloroso.
Era consciente de sus extremidades de metal, pero a veces seguía notando que su cuerpo real seguía allí aunque no respondiese de manera natural a sus órdenes. Si lo creía con suficiente convicción, su pierna se movía como había hecho siempre, en vez de la manera mecánica de un ordenador; todavía le dolía su brazo, perdido por completo. Era real, las sensaciones eran reales, pero el brillo metálico de su cuerpo le recordaba que no.
Era su mano de carne y hueso la que movía los dedos, no su mano biónica.
Eran sus pies los que andaban, no aquellos trastos ruidosos de metal.
Se sentía un fantasma, porque, por mucho que intentase creer que no, la realidad siempre le golpeaba con fuerza. Ya no era dueño de su propio cuerpo, y lo peor de todo es que ni su padre se había preocupado por su opinión.
Recuperar el cuerpo de Superman (cuyo nombre real resultó ser Clark Kent según la lápida) había sido fácil. Solo había tenido que aguantar los comentarios de Barry y Arthur. El primero parecía nervioso, mientras que el segundo estuvo tan malhumorado como de costumbre. Ni rastro de Wayne, al menos ayudando con la pala, pero no mancharse el «batsupertraje» debía de ser otro de sus «batsuperpoderes».
Wayne sí había aparecido para ayudar a trasladar el cuerpo hasta las instalaciones construidas alrededor de la nave de Zod.
Victor no entendía a Bruce Wayne. Había hecho dar a todo el equipo vueltas y más vueltas para buscar la Caja Madre. Una gran pérdida de tiempo. La Caja Madre, la de verdad y no una simple esquirla, siempre estuve en su poder. El equipo científico de su padre siempre tuvo la verdadera, su nuevo cuerpo era resultado de su enorme poder.
Fue Victor el que escondió la Caja como venganza, y luego fue el que se la confío a Wayne para que la protegiera mejor. Todo lo demás, la supuesta búsqueda de la Caja, todas las vueltas, todo había sido un cuento; lo único que había sido de verdad era la intervención del marciano aquel, aunque sólo era una verdad a medias debido a que nunca tuvo la Caja.
Wayne decía que confiaba en todos ellos, pero tenía una manera muy rara de demostrarlo.
Victor solo tenía claro dos cosas: Bruce los había estado utilizando todo el tiempo y él no sería quien se lo contase a los demás. No era su problema, y dudaba mucho sobre la supuesta ignorancia de Alexis. Esos dos eran tan amigos que incluso podrían haber planeado todo ellos solos.
En cualquier caso, ya era tarde para echarse atrás.
┈┈┈☾┈┈┈
Después de aquello el equipo debería darle la razón más a menudo.
Casi a desgana, Alexis había ayudado a Barry a sobrecargar la Caja. Alexis había apartado la mirada cuando metieron el cuerpo de Kent en el fluido de la nave, pero aportó un poco de su electricidad para ayudar a Barry a provocar una descarga de energía.
A la de tres, Alexis lanzó un rayo mientras Barry hacia lo mismo pero a la carrera.
Lo que ocurrió después podía considerase un verdadero milagro.
Casi parecía que había despertado de un largo sueño. El cuerpo de Clark no mostraba signos de descomposición (por suerte, porque Alexis sí que no se veía capaz de tratar con zombies), ni rastro de la herida fatal que había causado su muerte.
Aunque tampoco había ningún signo de reconocimiento en su mirada cuando emergió de nuevo ni cuando se escapó volando sabía dios dónde.
«Una locura que ha funcionado», pensó Alexis mientras corría con el resto hasta donde Clark había huido. Barry iba por delante, como no, dando indicaciones. Tuvieron que llegar a su destino, el memorial a los muertos del ataque de Zod, para que Alexis notara la falta de Bruce. La policía llegó pocos después.
Kent les daba la espalda cuando ellos llegaron. Cuando se percató de su presencia, se giró para verlos.
Parecía un dios roto, confundido, solo.
Alexis solo pensaba en Kathy. ¿Volvería tras enterarse de la noticia o el dolor era tan grande que se quedaría donde estaba? O tal vez era mejor preguntarse si Kent recordaba algo o si era peligroso.
Diana comenzó a hablar, tal vez la única capaz de hacer frente a Superman.
-Victor, cálmate -dijo Barry.
-Eso intento, pero...
Alexis notó el momento justo en el que explotaba el caos cuando miró a Arthur. Lo vio en sus ojos. Él también la miraba a ella y lo vio. «Peligro».
Victor disparó hacia Superman y llegó la tormenta.
┈┈┈☾┈┈┈
Diana era la única que podía permitirse el lujo de un enfrentamiento cuerpo a cuerpo sin acabar con más huesos rotos que intactos.
Kent lanzó un escombro. Alexis saltó hacia un lado mientras Diana lo partía con la espalda.
Alexis no era tan tonta como para lanzarse de cabeza... o al menos eso esparaba cuando vio que Arthur sí lo hacía por orden de Diana.
Arthur saltó, tridente en mano, solo para que Superman lo mandase lejos de un golpe.
-Déjalo frito, pero sin pasarte -dijo Diana antes de lanzarse ella al combate.
Alexis supuso que debía ingeniárselas para paralizar a Superman de algún modo.
Dirigió su electricidad hacia él justo cuando Diana lo inmovilizaba con su lazo.
Superman ni siquiera hizo una mueca de dolor.
Alexis lo volvió a intentar, esta vez con un descarga mayor.
Nada.
Superman aprovechó el lazo para tirar de Diana hacia él y agarrarla por si cuello.
Arthur y Victor atacaron a la embestida entonces, pero ni siquiera lograron moverlo del sitio.
Alexis se preparaba para lanzar otra descarga (y debía apuntar bien para no electrocutar a sus compañeros) cuando sintió algo raro.
«Barry», pensó Alexis. Barry era el más rápido de todos, se movía tan rápido que nadie lo veía hasta que se paraba.
Y hasta ahora no había intervenido.
Superman lanzó lejos a sus tres atacantes. Los músculos de Alexis se tensaron; estaba lista para recibir cualquier golpe y darle la oportunidad a Barry de actuar.
Pero Superman no fue a por ella: fue a por Barry.
Kent la ignoró para golpear parte del memorial. Barry volvió a aparecer mientras se chocaba con el monumento. Superman se elevó para atacar y...
-¡No! -gritó Alexis, y su grito no fue de este mundo. Más agudo, más doloroso, el grito de una banshee.
Gritó como si quisiera quedarse sin aire con todas sus fuerzas. Parte de los destrozos del memorial se desplazaron varios metros. Nunca le había dolido tanto la garganta como en esa ocasión, pero consiguió que Superman se tambaleara en el aire y que se fijara en ella.
Alexis tuvo miedo al ver sus ojos rojos, pero eso no la detuvo. Si no había podido chamuscarlo con una descarga eléctrica, era el momento de probar si el último hijo de Krypton era ignífugo.
Alexis extendió el brazo y las llamas nacieron de ella. El calor la rodeó, y volvió a sentirse segura.
Superman no hizo nada mientras el infierno se acercaba veloz hacia él. En un abrir y cerrar de ojos, Superman había sido rodeado por el fuego. Nadie habría podido reaccionar a tiempo de escapar.
Pero su rival era Clark Kent, y nadie era como él. Él era Superman.
Alexis dejó de sentir el sofocante calor de sus llamas. Todo el fuego que había invocado se apagó por la violencia de un viento demasiado frío e inesperado.
Alexis vio a Superman después de que las llamas desaparecieran. Las había apagado con un simple soplo.
Superman volvió a soplar, esta vez más fuerte.
Alexis vio que Arthur intentaba levantarse usando su tridente como apoyo mientras una ráfaga con la fuerza de un huracán la levantaba del suelo.
Oyó que alguien gritaba.
Alexis cayó de espaldas en la fuente del memorial. No era lo suficientemente profunda para amortiguar su caída.
Sintió el golpe, y oyó como el agua salpicaba.
Luego, nada.
Un pitido y oscuridad.
Apenas era consciente de cualquiera cosa, el ruido de la batalla sólo era un murmullo lejano.
Creyó oír algo cerca. Un nombre.
«Alexis.»
No Andeväsen, ni Casper, ni cualquier otro.
«Alexis.»
Su nombre, su verdadero nombre.
-¡Alexis!
Alguien la estaba llamando por su verdadero nombre.
Alexis sintió que su cuerpo abandonaba el agua. Luego nada más, solo el eco de una palabra que se repetía cada vez más lejano.
«Alexis.»
Lo primero: ¡Feliz Navidad!
Sentimos estar tanto tiempo sin actualizar, pero nuestras obligaciones fuera de la plataforma nos impiden dedicar tanto tiempo a la escritura. Esperamos que lo entendáis.
¿Qué acaba de pasar?
¿Quién creéis que fue ayudar a Alexis?
¿O puede que ahora ella se imagine cosas?
Nos vemos en el próximo capítulo y gracias por leer.
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