ℭ𝔞𝔭𝔦́𝔱𝔲𝔩𝔬 𝔛𝔙ℑ
—La próxima vez recuérdame que compre pan —le gritó Bruce unos quince metros por delante de ella—. Así puedo dejar un camino de migas para que te guíes.
A Alexis, sudorosa y apenas sin respiración por el ejercicio, se le ocurrieron una veintena de posibles respuestas, pero tuvo que desechar todas debido a que las señoritas como ella no decían palabras tan vulgares como las que se le ocurrieron no hacían gestos ofensivos a sus amigos. Y además, para protestar necesitaba aire, algo que sus pulmones necesitaban para mantenerla con vida.
Bruce la había invitado a correr un poco. Alexis, con sus heridas un poco mejor, decidió aceptar. Mala idea. Su pierna se resentía aún, tal vez no tanto como antes, pero era un recordatorio constante.
Alexis se rio con las pocas fuerzas que pudo: podría salvar al mundo de un ataque alienígena e intentarlo en una segunda ocasión (con resultados nefastos), pero no podía seguirle el ritmo a Bruce en una sesión de running por los terrenos de los Wayne. O la adrenalina le sentaba tan bien como para aguantar tales palizas, o Bruce tenía una guante que no era normal. Se inclinaba más a lo segundo, aunque sólo fuera por no admitir que Bruce tenía una mucha mejor forma física que ella.
Llegada a este punto, Alexis sólo tenía una pregunta: ¿cuánto kilos de armatostes llevaría Batman encima? Cómo para no tener buena forma al cargar con todo aquello.
-¿Un descanso? -Bruce había reducido la velocidad hasta quedar a su altura.
Alexis asintió. Recuperar el aliento, luego devolver las pullas.
Se apartaron del camino que había estado seguindo hasta llegar a un lugar tranquilo, a la sombras de algunos árboles.
-No esperaba que aguantases tanto -dijo Bruce-. Pensé que ibas a rendirte antes del quinto kilómetro.
-¿Cuánto hemos recorrido? -preguntó Alexis.
-Tanto solo... siete y medio -respondió Bruce tras consultar se reloj inteligente.
Alexis aprovechó la pausa para coger aire. Apenas habían pasado unos días desde que habían rescatado a los científicos de S.T.A.R Labs, entre ellos el padre de Victor (pequeño detalle de vital importancia que Bruce no había mencionado por considerarlo poco importante). Andeväsen no había vuelto a aparecer desde entonces, pero la fiscal Allen no podía permitirse ese lujo.
Había llevado dos casos a buen puerto, con los acusados recibiendo la condena que merecían, y preparaba un tercer caso por homicidio. Nada grave si se comparaba con la posibilidad de un nuevo ataque de Sttepenwolf.
-¿Has sabido algo del marciano? -preguntó Alexis.
-Sí, he hablado con él sobre el último encuentro con nuestro amigo. Alexis, voy a contarte algo que nadie sabe, ni siquiera Diana. Todavía no tengo todos los detalles ultimado, así que te pido que no se lo cuentes a nadie.
-¿Un plan del gran Batman? Oigamoslo.
-Le he pedido a J'onn J'onzz la Caja Madre que posee.
Alexis contó hasta diez antes de responder.
-¿¡Qué!?
-Está dispuesto a cederla a la Liga de la Justicia. La necesitamos para el plan que se me ha ocurrido, pero todavía tengo un punto sin resolver.
-¿Cómo evitar que Steppenwolf nos la quite? Bruce, nos dio una paliza, ¿cómo haríamos para defender la dichosa caja?
-Para eso es el plan -respondió Bruce-. Y necesito tu ayuda para el último punto.
«Por favor, que no me mande a otra misión suicida».
-¿Qué necesitas?
Bruce la miró con inesperada seriedad.
-¿Dónde está Kathy Blyton?
-No lo sé.
Antes se lanzaría de cabeza a una misión suicida. O dos si hacía falta.
-Alexis, esto es importante, no lo habría preguntado si no lo fuera.
-De verdad que no lo sé.
-Tal vez pueda hablar con Dinah, eran muy amigas -caviló Bruce. Puro teatro, él sabía que no lograría nada con ella-. O con su otra amiga, Lois Lane.
-Tampoco van a ayudarte, Kathy desapareció tras la muerte de Superman sin dejar rastro, no pierdas el tiempo. -Alexis volvió a correr hacia el camino principal-. Venga, vamos, tenemos que volver rápido a la mansión Wayne. Hay un sireno demasiados tranquilo en estos momentos, y no podemos permitirlo.
Tampoco podía permitir que Bruce descubriera la localización de Kathy Blyton. Le daban igual las razones que tuviera Bruce para necesitarla tan de repente, Alexis le había hecho una promesa a Kathy y pensaba cumplirla.
┈┈┈☾┈┈┈
-!¿Y qué piensas del plan?! -le preguntó Arthur mientras los dos se escondían de un cartel publicitario derrumbado.
-¡Me parece una estupidez! -respondió Alexis.
-¡Por una vez estamos de acuerdo!
-¡Genial! ¡Celebremos este momento cuando no nos ataquen tres pirados!
Les habían llegado las noticias del ataque después de que Bruce compartiera su gran plan con todos. Tuvo mucha suerte: estaban discutiendo a grito pelado cuando Alfred llegó, justo a tiempo antes de que saltasen chispas (en un sentido muy literal por parte de Alexis).
Bruce, Batman, que siempre tenía un plan idóneo para cada situación, infalible, perfecto. Pues en esta ocasión había pinchado rueda.
Resucitar a Superman, ni más, ni menos. Un plan que sonaba más a película de bajo presupuesto que a una idea decente de Batman.
Por eso necesitaba a Kathy, por Superman. No, iba a cumplir la promesa que le hizo a Kathy antes de marcharse. La loca idea de Bruce era sólo eso, una idea muy loca. Nadie podía asegurar que aquello iba a funcionar. ¿Dejar que Kathy volviese a sufrir para nada? No, no dejaría que eso pasase. Si al final funciona, Alexis diría dónde estaba escondida, pero solo si funcionaba.
Claro que revivir a Superman, y echarle a Bruce la bronca del siglo por idiota, tendría que esperar.
-¿Algún plan? -preguntó Alexis. Su escondite improvisado no duraría mucho tiempo.
-Salir de aquí -contestó Arthur.
-Me parece bien.
Si se quedaban allí, Harley Quinn o si nuevo amigo supervillano (por desgracia un viejo conocido de la fiscal Allen) acabarían con ellos.
-¿Estáis jugando al escondite? -Barry, o mejor dicho, Flash, apareció a su lado de la nada como de costumbre.
-¿Dónde están Harley y... Peluquimam?
-¿Pelunquinman? -Arthur se veía decepcionado-. ¡Eres Andeväsen! ¡Tus motes malos son mejores que eso!
-Después lo explico.
-Eh, chicos, sigo aquí -dijo Barry-. Se han desviado dos calles a la izquierda hace un rato. Lo sabríais si no estuvieras jugando juntitos al escondite.
-Vamos -dijo Andeväsen.
Siguiendo las indicaciones de Barry, corrieron hasta encontrarse con los dos villanos.
-¡Andeväsen! -saludó Harley Quinn-. Ya creía que habías abandonado la fiesta. ¿Conoces a mi nuevo amigo?
Sí lo conocía, por desgracia.
-¡Vamos a por la segunda parte, Andeväsen! -Harley la señaló con su bate-. Te dejo escoger: ¿bate o dinamita?
Mejor ser aporreada con una palo que explotar, ¿no?
-¡Bate! Vosotros dos, a por el otro.
Por lo menos Harley no tenía un pistola.
Alexis dirigió una descarga hacia Harley. Ella usó su bate para parar la mayor parte de los rayos.
-¿¡Acaso no prestaste atención en clase!? -gritó Harley lanzándose hacia ella-. ¡La madera no conduce la electricidad!
Alexis esquivó a tiempo la embestida saltando hacia un lado.
-Pero sí arde.
Esta vez fue Harley la que tuvo saltar, bien porque no le gustaba tener quemaduras o bien porque adoraba su bate. Con Harley Quinn era difícil saber qué opción era más desagradable.
Como fuera, Harley al esquivar perdió momentáneamente el equilibrio. Alexis aprovechó la ocasión para quitarle el bate con un potente grito. Harley no pudo retener su arma, que cayó lo suficiente lejos para que no fuera viable ir a por él.
-Harley, ríndete -dijo Alexis-. Ya sabes cómo va a acabar todo. Haz las cosas fáciles por una vez para las dos.
Harley Quinn, como respuesta, rio.
-¿Crees que perdería la oportunidad de jugar con mi otro juguete? ¡Amigo, ahora!
Harley volvió a reír con la primera explosión.
Alexis saltó hacia atrás. Peluquinman utilizaba los pequeños explosivos que acostumbraba a usar Harley. No generaban grandes detonaciones, pero tampoco eran petardos de feria; con buena puntería se podía conseguir dañar de gravedad a varias personas a la vez.
Vio que Arthur y Barry intentaban acorralar a su oponente. El hombre se veía desesperado, y atacaba con los pequeños explosivos de Harley sin ninguna habilidad. Parecía que solo lo hacía por distracción, para ganar tiempo de alguna manera.
-¡Así no, imbécil! -gritó Harley-. ¿¡Qué haces!?
Harley también parecía confundida por la ineptitud de su compañero. El hombre, viéndose al fin sin salida, tiró de cualquiera manera la munición que le quedaba.
-¡Inútil! -gritó Harley Quinn, dirigiéndose hacia su compañero.
Varios de los explosivos cayeron cerca de ella. Muy cerca. Demasiado cerca del área de peligro.
Alexis cogió impulso y corrió hacia Harley. Se arrojó con ímpetu contra ella. Las dos rodaron por el suelo, alejándose de los artefactos. Las bombas explotaron antes de que los dos parasen. Por suerte, habían conseguido salir del perímetro de mayor peligro.
Alexis se puso de rodillas en la carretera, la adrenalina corriendo por su cuerpo. Se tranquilizó al ver a Arthur y a Barry con todas las extremidades en su sitio (aunque su hermano podía escapar con facilidad gracias a su velocidad).
-¿Por... qué? -Harley Quinn se incorporó despacio-. ¿¡Por qué lo hiciste!?
-De nada por salvarte.
-¡Por eso mismo! ¡Intenté matarte varias veces!
-No lo sé. -Y era verdad. Si la escena hubiera sucedido hace unos meses, Alexis la hubiera dejado morir para librarse de ella de una vez. Pero ahora la había salvado. Se había lanzado en su ayuda sin pensarlo.
Un coche apareció en la calle. Llegó hasta ellas a toda velocidad, esquivando todos los destrozos causados por la pelea.
-Nos veremos, Andeväsen -se despidió Harley, moviéndose rápido pafa que Alexis no la detuviera.
El vehículo desapareció tan rápido como había llegado. Alexis sólo trató de me memorizar las características más relevantes del mismo porque, como todo vehículo de supervillano que se precie, no llevaba matrícula.
┈┈┈☾┈┈┈
-Estaba claro que el acusado era el asesino -dijo Alexis.
El compañero de Harley ya estaba en control de las autoridades, en espera de juicio.
Como Arthur no se iba a rendir fácilmente, Alexis no tuvo más remedio que contarles a él y a su hermano cómo había conocido al ahora conocido como Peluquinman.
Así, estando todos en la tranquilidad de su casa y acompañados por Dinah y el café que había hecho, les contó el juicio más terrible al que tuvo que ir.
-Se veía de lejos -volvió a decir Alexis-. Todas las pruebas acababan relacionadas con él. Todas. Su abogado no es que fuera muy listo, y lo tuve fácil. Hasta que...
Dinah se empezó a reír porque ya conocía si historia. Era su trabajo de Alexis favorito solo por el gran final.
-¿Qué? -preguntó Arthur.
-Nada -contestó Dinah, aunque casi estuviera llorando de la risa-. Nuestra Enid, que es toda una genia un trabajo.
-¿Puedo seguir? -preguntó Alexis-. Gracias. Bueno, me fue fácil desmontar todo lo que decían. Poco a poco el acusado se empezó a poner muy, muy, muy, ¡muy!, muy nervioso. Empeoró tanto que antes de que la jueza lo declarase culpable, utilizó su arma secreta.
Arthur y Barry esperaban expectantes. Dinah casi no podía respirar por el ataque de risa.
-El acusado se arrancó su peluquín y me lo tiró a la cara -terminó Alexis muy seria.
Fuera lo que fuera que se esperasen los otros dos, aquello superó sus expectativas con creces.
Arthur empezó a reír como Dinah y Barry casi escupe su bebida ante tal inesperado final.
-Fue mi peor día de trabajo -dijo Alexis, intentando mantener un poco de la dignidad que le quedaba-. Sin duda. Fue un mal día para la justicia.
Pero ya había perdido cualquier mínima atención por parte de sus interlocutores.
Dinah comenzó a contarles cómo había vuelta Alexis a casa ese día. Gesticulaba para acompañar su relato.
Barry se rio tanto que un momento se atragantó con su propia saliva. Arthur le dio una palmada en la espalda tan fuerte que casi lo echa sobre la mesa.
Alexis dedujo que cualquier intervención suya en ese momento era inútil, y no añadió nada más del tema por su propio bien.
Se fueron tranquilizando poco a poco. En un momento dado, Arthur miró un momento el reloj de la pared.
—Una historia preciosa que vivirá para siempre en nuestros corazones, Casper —dijo Arthur mas tranquilo—. Pero el deber nos llamarán pronto, o por lo menos el loco de tu amigo murciélago. ¿No tendrás por ahí un par de palas, no?
—Al final vas tener miedo de Bruce.
—Miedo no. Puedo ganarle en un cara a cara, pero él tiene tanto dinero como para perseguirme hasta el fin del mundo.
—Puedes respirar bajo el agua, genio —respondió Alexis—. Y si tiene tanto dinero, que os de él vuestro equipo de arqueología.
—¿Sigues enfadada por el plan? —preguntó Barry.
—¿Qué plan? —preguntó Dinah.
Alexis no había tenido tiempo para contarle todo. Alexis cogía aire antes de responder.
—Bruce quiere resucitar a Superman usando la Caja Madre del marciano.
El rostro de Dinah cambió hasta palidecer completamente. Masculló una disculpa tonta y salió de la habitación sin añadir nada. Alexis se disculparía más tarde por no habérselo dicho antes.
—Es una estupidez —dijo Alexis—. Deberíamos buscar otro plan mejor.
—¿Cómo cuál? —preguntó Arthur.
—Esconder mejor la Caja o destruírla. Yo qué sé. Pero es una estupidez seguir a Bruce en esto.
—Es el único plan que tenemos por el momento —respondió Arthur.
—Me da igual, os daréis cuenta qué tenía razón cuando volváis a meter el cuerpo en su ataúd.
—Espero no llegar tan lejos y darme cuenta antes, menos trabajo —dijo Arthur mientras se levantaba—. Vamos, chaval, tenemos una tumba que profanar para salvar a la humanidad.
—Dicho así suena mal —contestó Barry.
—Es literalmente lo que vamos a hacer.
┈┈┈☾┈┈┈
Alexis esperó a que se fueran a vivir sus fantasías de saqueadores de tumbas antes de actuar.
—Tengo que hablar con alguien —le dijo a Dinah.
Dinah no le pidió explicaciones, solo asintió. Sabía con quién iba a hablar.
Alexis se encerró en su habitación.
Le había prometido que solo la llamaría en caso de suma necesidad, y aquel era uno.
Buscó en su cajón el móvil desechable que tenía para aquello. Solo tenía grabado un número de teléfono, nada más.
Respiró hondo antes de darle al botón de llamar. La persona al otro lado de la línea tardó un momento en responder.
—Kathy... Lo siento, pero tenemos que hablar...
Katherine Lily Blyton guardó silencio.
No fue la única que escuchó con atención. Otra persona en Gotham escuchaba la llamada, esperando localizar desde dónde Kathy respondía.
Capítulo que deseábamos escribir desde el inicio.
En primer lugar, sale Kathy. ¿Y quién es esta? Pues la protagonista de otra historia que podríamos considerar la secuela de Andeväsen. Abarcaría desde Man of Steel hast BvS, para conocer nuestra versión ya que en este libro no se llega a contar.
En segundo lugar, ¡el tío del peluquín que sale en la sinopsis! Este tipo nació de una tarde muy loca. Para resumir, es lo que pasa cuando los das para jugar a las hermanas Austen un juego de Ace Attorney. Aunque, como curiosidad, hemos de decir que también salió de ahí la profesión de Alexis.
¡Gracias por leer!
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