ℭ𝔞𝔭𝔦́𝔱𝔲𝔩𝔬 𝔛ℑℑℑ

Lo único que se oía por los largos pasillos de Belle Reve eran sus pasos. Sus tacones agujereaban el silencio de la prisión de una manera dolorosa, como si fuera un pecado perturbar la calma del lugar.

Alexis no estaba allí otra vez por gusto; de hecho le repugnaba la razón que la había llevado de vuelta. Cuando rompes las leyes eres un criminal y te encierran por ello, pero si el gobierno considera que eres útil entonces todo da igual. 

Alexis sabía que era un pensamiento hipócrita por su parte. Ella había liberado a Chato, pero solo porque todos pensaban que estaba muerto; incluso Amanda Waller no había dicho nada al respecto. Como fuera, había vuelto a Belle Reve a ofrecer un trato a los miembros del Escuadrón Suicida: colaborarían en más misiones a cambio de privilegios, y no podrían negarse a la llamada de Waller. Bruce le había dicho que amenazó a Waller para que abandonase la idea del Escuadrón Suicida, pero ella debía de tener amigos en esferas muy altas para haberlo desafiado así. 

Alexis quiso suspirar, pero se detuvo. Ya había visitado a todos los miembros excepto a una: Harley Quinn. Lo único bueno que podía decir de ella era que no la había intentado matar... por el momento. 

—Ahora abriremos la puerta de seguridad —dijo uno de los guardias de seguridad que la había acompañado por todo el complejo—. Entrará sola porque las multitudes la vuelven más loca de lo normal, ella misma lo ha pedido como uno de sus privilegios. Por favor, no esté ahí mucho tiempo, fiscal Allen. 

«Como si quisiese estarlo». 

La puerta se abrió y Alexis entró en la celda de Harley Quinn. 

Por lo que veía, Harley no había desperdiciado la oportunidad de usar sus privilegios. 

La celda estaba más decorada que la última vez que estuvo, y mucho más limpia. Harley ahora tenía una cama mejor, estanterías con libros y una cafetera nuevecita.

Harley estaba sentada en la cama leyendo un libro y tomando café. En algún lado debía de tener productos de aseo porque se había puesto rulos. 

—¡Fiscal Allen, cuánto tiempo! —la saludó Harley, levantando un momento la vista de su libro. —. ¿Un café? 

—No, gracias, estoy intentando dejar la cafeína. 

—Le juro con Míster Darcy que no tenía intención de envenenarla —respondió Harley, volviendo a centrar la atención en su libro. Alexis leyó el título: Orgullo y Prejuicio. 

«Una demente con buen gusto». 

—Vengo aquí para hablar sobre una propuest... —comenzó Alexis. 

—¿Sabe usted que Elisabeth Bennet y Mr. Darcy me recuerdan mucho a mis amigos Andeväsen y el Hombre pez? —preguntó Harley, interrumpiendo a Alexis—. Siempre están discutiendo, pero creo que en el fondo se gustan. 

—En primer lugar, no se llama Hombre pez —respondió Alexis—. Es Aquaman, aunque responde al nombre de Chico percebe si el mote viene de parte de Andeväsen. En segundo lugar, Aquaman y Andeväsen no se gustan, son compañeros de trabajo. 

—Ya, ya. 

Al menos Harley no la había delatado (estaban siendo vigiladas por cámaras), pero Alexis sabía que sólo quería hacerla rabiar. Y sólo ella podía ponerle motes a Arthur. 

—Como le iba diciendo —continuó Alexis—, estoy aquí para ofrecer una propuesta de parte del... 

No pudo acabar. Alexis sintió una explosión y luego un pitido en su oído. Cayó al suelo debido a la sacudida. 

Varios hombres entraron por el nuevo boquete, todos ellos con máscaras. Harley se veía exultante con el espectáculo. Uno de ellos fue hasta ellas. Cuando se quito su máscara, Harley se abalanzó a sus brazos. 

—¡Bichito! 

Alexis contuvo la respiración. El Joker acababa de llegar. 

┈┈┈☾┈┈┈

La explosión no lo había matado, y ahora el Príncipe Payaso del crimen había asaltado la que parecía la prisión más segura de la zona. 

—Tardamos en venir, problemas técnicos —dijo el Joker. Alexis vio con horror que miraba hacia ella. No podía arriesgarse a usar sus poderes con tanta gente mirando—. ¿Esta no es la fiscal Allen? 

«Maldición», pensó Alexis. Harley susurró algo al oído del Joker. El payaso rio como una desquiciado y luego la estudió con la mirada 

—Nos la llevamos también. —Hizo un gesto hacia sus hombres para que atraparan a Alexis. 

Alexis se levantó con dificultad. No podía usar sus poderes, pero sabía defenderse sin ellos. 

El primero que se acercó se llevó una parada lateral. Alexis se tambaleó por sus malditos tacones. Se los quitó todo lo rápido que pudo antes de que se acercase otro. 

Intentó concentrar su energía eléctrica para transferirla de manera discreta con sus golpes. Hacía unos meses había podido darle un calambrazo a Arthur solo con el mínimo contacto físico. 

Volvió a hacer lo mismo con el segundo hombre y este gritó de dolor. Aquello la ánimo: podía deshacerse de ellos rápidamente aunque la superase en número si podía aguantar hasta que llegase la ayuda. 

Alexis se defendió con patadas y puños, pero los secuaces del Joker no dejaban de ir a por ella y nadie venía en su ayuda. 

Harley y el Joker miraban la lucha sin participar. Harley animaba a sus compañeros como si un partido de fútbol se tratase, pero el Joker parecía aburrido. 

—¡No puede ser tan difícil tratar con nuestra banshee, caballeros! —gritó el Joker—. ¡Máscaras abajo! 

Alexis apenas tuvo tiempo para reaccionar. Todos sus atacantes se pusieron una máscara, incluso le dieron una a Harley. 

Un gas de olor picante empezó a salir del boquete. 

Alexis tosió mientras luchaba por mantenerse despierta.

Era un  gas somnífero. 

┈┈┈☾┈┈┈

Alexis despertó con dolor en todo su cuerpo y cansada como si hubiese nadado diez kilómetros.

Sus párpados le pesaban y no había ruido a su alrededor. Abrió con esfuerzo los ojos y la luz la cegó. Poco a poco su alrededor comenzaba a tomar forma: estaba en una habitación desconocida.

Alexis se levantó. Casi se vuelve a caer debido al mareo, pero, aunque sus piernas temblaban, consiguió mantenerse apoyando una mano en la pared.

Ahora que su visión por fin se había aclarado pudo ver que la sala parecía una celda de alta seguridad, con tan solo una mesa y un par de sillas, como si se usase para interrogatorios.

Dudo un momento sobre si podría escapar derritiendo la puerta con sus llamas, pero podría tardar demasiado tiempo. Podría aturdir a los guardias según abrieran la puerta con un grito. Alexis se fijó que en una de las esquinas había una cámara de seguridad. Sin duda ya se habrían percatado de que estaba despierta, pero aun así usó un poco de electricidad para inutilizarla.

No tuvo que esperar mucho. La puerta se abrió al poco tiempo. Alexis se preparó para gritar.

—Yo no haría eso. Harley está afuera con su bate, y tiene muchas ganas de usarlo. Y no seré yo quien le niegue el placer de usarlo.

El Joker entró solo, cerrando la puerta tras de él. Se sentó en una de las sillas con tranquilidad, como si aquello fuese el pan de cada día.

—Tome asiento, fiscal Allen —la invitó señalando la silla que quedaba frente a él—. Tenemos mucho que hablar.

Alexis se quedó de pie. Podía acabar con él con facilidad, solo tenía que conjurar su fuego, o su electricidad, o ambas cosas. Sabía lo peligroso que podía llegar a ser. Alexis había llegado el caso del asesinato de Jason Todd, alias Robin, antes de saber que Bruce era Batman. El chico era uno de los ayudantes de Batman hasta que una mañana apareció su cuerpo en la plaza principal de Gotham, la Plaza Wayne, renombrada así para honrar la memoria filantrópica de los padres de Bruce.

El análisis del forense había sido exhaustivo. El cuerpo estaba completamente quemado, con signos de haber recibido una paliza brutal. No hizo falta buscar a los culpables porque ellos mismos dejaron su firma personal: el Joker y Harley Quinn. 

El traje de superhéroe del fallecido había desaparecido de la sala de pruebas. Se aumentó la seguridad y se abrió una investigación tras el episodio, pero la policía no pudo encontrar al ladrón ni el traje. Alexis no le había prestado más atención hasta que, tras muchas súplicas, Bruce accedió a llevarla a la Batcueva. Había sido Bruce, más bien Batman, el que lo había robado; ahora el traje estaba en una especie de altar improvisado. Bruce no le había dicho nada al respecto.

Alexis podría vengar ahora al protegido de Bruce quemando al Joker hasta que no fuera más que cenizas. No era partidaria del ojo por ojo, pero él era un monstruo desalmado, así que podía hacer una excepción.

—Bueno, bueno, fiscal Allen —dijo el Joker tras un momento en silencio—. Yo creía que éramos amigos de tantas veces que usted fue detrás de mí. Podría haberme dicho que era una metahumana. 

«Así que fue eso lo que le dijo Harley...».

—No encontré el momento con tantas persecuciones, robos y luchas. Gotham no es un lugar precisamente tranquilo.

—E incluso así usted no hizo nada. Andeväsen no apareció hasta el incidente en Midway City para estrellar mi precioso helicóptero con una bola de fuego. Buen tiro, por cierto.

—¿Quiere que repita apuntando a su cara? —preguntó Alexis y luego se riñó internamente. No podía permitirse ser impetuosa en una situación como esa.

—Si usted quiere. —El Joker se encogió de hombros—. Otros me tiran boomerangs. Aunque piénselo bien, a su hermano podría no gustarle su decisión.

«Es imposible que tenga a Barry; Bruce y los demás de la Liga lo tienen vigilado».

—¿Qué quiere de mí? —preguntó Alexis—. ¿Venganza? 

Su interlocutor rio con su estruendosa risa. 

—Me recuerda a mi padre. ¡Odiaba a mi padre! —soltó de pronto—. Él también era un monstruo. Fue el que me hizo estas cicatrices. No son bonitas, ¿verdad? Dan asco solo de verlas.

—Sus víctimas cuentan otras versiones sobre sus cicatrices —respondió Alexis—, y la gran mayoría no coinciden. 

—Pero esta es la verdadera, fiscal Allen, le tengo demasiado respeto como para mentirle.

Estaba jugando con ella. Podría parecer loco, pero sabía muy bien qué estaba haciendo en cada momento.

—Respecto a su anterior pregunta —continuó el Joker—, no quiero nada en especial de usted. Podría decirle que se una a mí, pero sería hacer el idiota. ¿Venganza? Podría haberme vengado hace mucho tiempo, aunque ser amiga de Batsy la mantuvo un poco segura. —«¿Sabe la verdadera identidad de Bruce?», se preguntó Alexis alarmada—.  Es poderosa, pero no la más poderosa, otros la superan con facilidad. Así que, ¿qué quiero? Es sencillo: su naturaleza poco usual me intriga. 

Se oyeron gritos en el exterior antes de que Alexis pudiera contestar. 

El Joker miró su reloj de muñeca.

—Batsy llega tarde —dijo como si nada—. Suele ser más puntual en nuestras citas.

Pero no era Bruce quien había ido a rescatarla.

La puerta se abrió de golpe y un torbellino entró por ella.

—¡Llegó la caballería! —gritó su hermano Barry bajo su identidad de Flash.

Alexis aprovechó la inesperada aparición de Flash para aturdir al Joker con un grito de banshee. El payaso loco salió despedido hasta la pared de su espalda.

—Venga, vamos —dijo su hermano y desapareció al instante. Luego volvió tan rápido como se había ido—. ¿A qué estás esperando, tortuga? ¿A qué te lleve a caballito?

Alexis puso los ojos en blanco. 

Los dos hermanos salieron de la habitación. Barry redujo su ritmo para ir a su paso. Había acabado con la mayoría de guardias del lugar.

—Vayamos antes de que vengas más —dijo Barry—. No he sido muy sigiloso.

Su hermano debía tener un imán para las desgracias, porque justo eso fue lo que pasó. Llegaron más guardias.

Alexis los apartó con un muro de fuego. Los otros retrocedieron asustados: no esperaban que la fiscal de Gotham tuviera poderes.

—Demuestra tu potencial vocal —dijo Barry antes de alejarse para ponerse a salvo.

Alexis los aturdió como había hecho momentos antes con el Joker.

—Bien hecho —dijo Barry volviendo a aparecer.

—¡¿Qué le has hecho a mi bichito?! —gritó Harley Quinn a sus espaldas.

Se había colado en la celda, y ver el estado de su demente pareja no debía haberla puesto muy contenta. Estaba armada con su bate y una pistola

Alexis lanzó otra pared de llamas, pero a Harley Quinn le dio tiempo a disparar tres veces. Uno de los disparos falló, pero dos acertaron de lleno en su pierna.

Alexis gritó de dolor.

Una cuarta bala atravesó la pared de llamas. Antes de parpadear, Barry la tenía entre sus dedos.

—Siento no haber cogido las otras —masculló.

—Ya hablaremos —respondió Alexis.

Barry la ayudó a moverse hasta la salida. Alexis ordenó a sus llamas que crecieran más y fueran más violentas para evitar que Harley los siguiese. Pero los planes de Harley no iban por ese lado. Mientras se iban, un proyectil impactó sobre la espalda de Alexis: le había tirado el bate.

Alexis apagó las llamas de su espalda mientras se marchaban del lugar.

—Batman va a matarme —dijo Barry entre dientes preocupado.

¡Alexis y compañía han vuelto! Lamentamos haber estado tanto tiempo sin actualizar, pero nuestras obligaciones fuera de la plataforma nos impedían dedicar tanto tiempo a la escritura, por lo que nos centramos en nuestra historia más avanzada La segunda danza de dragones (un fanfic de Juego de Tronos. Estáis invitados a leerlo). Después de acabar por fin esa historia, podemos dedicarle más tiempo a las otras como esta. No podemos prometer que las actualizaciones sean muy seguidas debido a nuestras obligaciones, pero no vamos a abandonar a Alexis ni mucho menos.

¡Hasta la próxima!

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