ℭ𝔞𝔭𝔦́𝔱𝔲𝔩𝔬 𝔙ℑℑ

—Bienvenidos a Belle Reve, prisión de alta seguridad —saludó el guardia nada más bajar del avión—. ¿Qué tal señor?

—Hazle la pelota a las señoritas, son ellas quienes mandan —respondió el coronel Flag.

Alexis saludó al guardia desde debajo de su paraguas. El ambiente parecía adaptarse a la tétrica prisión de Belle Reve. No había parado de llevar y un aura gris plomiza rodeaba todo. Amanda Waller acompañaría a Alexis en su reconocimiento de los miembros de lo que ella llamaba Escuadrón Suicida.

—Bienvenidas, señoras. ¿Cómo están? A su servicio —volvió a saludar el guardia.

—¿Dónde están? —preguntó Amanda sin rodeos.

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—Por favor, no tengo dinero si eso es lo que queréis. —June Moone lloraba—. No tengo nada.

Habían salido de la nada y, antes de que se diera cuenta, varios sujetos la tenían inmovilizada y la llevaban cualquiera sabe dónde.

Una risa fue toda la respuesta que recibió.

—Oh, por favor, señorita Moone. ¿Nos ha tomado por simples ladrones? —De las sombras salió de las sombras y se sentó en la silla que estaba delante de ella.

June Moone se asustó ante el recién llegado.

—Siento si mis chicos la han tratado mal, le aseguro que esa no era la intención...por el momento —dijo el Joker con un tono que nada tenía que ver con sus palabras de disculpa. June Moone se intentó retirar más pero sus ataduras se lo retenían—0 Señorita Moone nada debería molestarla. Si le sirve esto como muestra de buena fe...

A su señal uno de sus esbirros cortó las ataduras de June.

—Espero poder hablar sin rodeos ahora. Sé que es usted y la razón del especial interés de Waller.

—¿Y no teme que nada le haga si sabe lo que soy? —preguntó Moone. El Joker volvió a reír.

—Si quisiera hacerme algo, lo habría hecho ya. Pero teme dejarle el control y nunca volver a ser usted misma. Por eso se resiste a Enchantress. Pero, a la vez, usted también es un pájaro en su jaula. La próxima vez que quiera evadir la seguridad con la que la retienen, tenga cuidado. No queremos que se tope con gente indeseable, ¿verdad?

June sabía que no debería salir sin permiso de Waller, pero anhelaba ser una persona normal con una vida normal. Tampoco se dejaba caer en las redes de Enchantress. Usaba todas sus fuerzas para no dejarla con el mando.

—¿No me hará daño? —Era una pregunta tonta, nada era previsible con el Joker.

—Le prometo que no...pero deseo hablar con su amiga.

—¡No, eso no! —gritó June desesperada.

—Señorita Moone, ¿ve estas cicatrices? —El Joker la cogió de la cara obligando a que le prestara atención—. Son producto de alguien que tenía mi confianza. La única cosa que le pedí me la pagó así. Desde entonces tomo lo que quiero por las buenas o por las malas. Solo quiero hablar con esa bruja. ¿Lo hacemos por las buenas o por las malas?

June intentó tranquilizarse. Estaba claro que tendría lo que él quisiera sí o sí. Poco a poco fue dejando que Enchantress saliese. Empezó a notar que todo se volvía más confuso. Cuando Enchantress mandaba, June sentía que estaba bajo el agua. Cuanto más poder tuviese Enchantress, más profundo se encontraba la consciencia de June.

—Ha escogido bien. Y ahora, tenemos cosas de las que hablar, Enchantress.

La bruja asintió, curiosa del motivo de tal encuentro.

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Tras el pitido, la puerta de seguridad se abrió. Amanda Waller entró delante de Alexis, quien se mantuvo casi en las sombras. Debajo de la plataforma en la que se encontraban, había una jaula en el centro de la habitación que, a su vez, estaba rodeada de otra barrera y una serie de guardias alrededor.

Harley Quinn se encontraba allí encerrada, con un aspecto más ido de lo normal. Alexis miró atentamente a Harley Quinn. Tal vez su desmejorado aspecto inicial se debía a los calmantes que le administraban en Belle Reve. Desde luego había perdido el porte que la caracterizaba, pero seguía teniendo cierta aura amenazante a su alrededor. Amanda caminó por la plataforma hasta que la reclusa notó su presencia.

—¿Eres el diablo? —preguntó Harley con un susurro mientras agarraba los barrotes de forma infantil.

—Tal vez.

Entonces Harley apartó su vista de Waller y la centró en el punto donde estaba Alexis. Harley Quinn se limitó a sonreír y a guiñar un ojo. Un escalofrío subió por la columna de Alexis.

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El camino hacia su nuevo destino se oscureció repentinamente. Alexis caminaba al lado del coronel Flag. De no saber dónde estaba, habría jurado que aquello eran las cloacas de Gotham. Flag se mantuvo en silencio todo el camino. En el avión habían hablado lo justo. Se detuvieron frente a una celda de escasa iluminación. Su habitante enseguida se percató de ellos. La horrible figura de Killer Croc apareció.

—¿No tenéis miedo? —preguntó tras analizar al coronel Flag y a Alexis.

—Señor Jones...¿quién le ha metido aquí? Si ha sufrido algún percance puede comunicármelo y le buscaré un lugar con condiciones adecuadas para vivir —dijo Alexis como respuesta.

—¿Quién es usted?

—Alexis Allen, fiscal. Mi compañero es el coronel Flag. Nos encontramos revisando las instalaciones —mintió Alexis.

—Señorita Allen, yo pedí que me metieran aquí.

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—¡Compadre, despierta! ¡Tienes visita! —El guardia golpeó la pared de la cápsula.

Lo que a continuación ocurrió no había sido aceptado en absoluto por Alexis. Tras estudiar el expediente y el historial psicológico de Santana, alias "El Diablo", desaconsejó totalmente lo que Waller quería hacer.

Y acertó.

Amanda Waller le enseñó la grabación en la que quemaba a medio patio y su reacción fue la esperada por Alexis. Luego Flag intentó convencerle pero fue el mismo resultado. El Diablo formó un "adiós" de llamas como despedida.

—Señor Santana, me llamo Alexis Allen. —Alexis se acercó a la única ventana que tenía aquella cápsula.

—¿No ha oído lo que les he dicho a sus amigos?

—Sí. Es un hombre, no un arma. Pero donde vive ahora mismo no es para personas. Solo quería interesarme en su situación en Belle Reve y ver si podría hacer algo para mejorar su modo de vida.

Chato Santana pareció cambiar de actitud.

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—Vale, soltado —ordenó el coronel Flag.

Estaban en un campo de tiro improvisado. Frente ellos había una mesa llena de todo tipo de armas de tiro.

—¿Qué? ¿Sabe lo que puede hacer?— preguntó el guarda alarmado.

—He venido a averiguarlo.— Flag estaba calmado. Alexis se encontraba tras él junto con Amanda.

—¿Qué es esto? ¿Una prueba de animadoras? —Deadshot cogió una de las pistolas y la cargó. El ambiente se tensó aún más cuando él apuntó a la cabeza del guarda.

—El cartucho está lleno de balas de fogueo, si aprieto el gatillo no pasa nada —dijo Deadshot después de divertirse un rato ante tantos guardias preocupados.

—¿De verdad creía que le daríamos armas cargadas a un sicario? —preguntó Alexis intentando sonar enfadada, pero tanto ella como Amanda y Flag sabían que así era.

Después Amanda animó a Deadshot a disparar al guarda, pero este lo hizo al cielo. El corazón de todos los presentes (excepto el de Alexis, Amanda y Flag) dio un vuelco al sentir la detonación.

—Ups... —dijo Flag con dejadez e indiferencia.

—¡Se os va mucho la pinza! —Deadshot pareció un niño al que han levantado el castigo. Empezó a disparar a los objetivos que le habían dejado.

Sin duda, Amanda no mentía al decir que era de los mejores tiradores que había encontrado. Incluso el coronel Flag perdió su semblante serio ante tal demostración.

—Vale, ahora que ya sabéis lo que estáis comprando os diré el precio.— Deadshot empezó a enumerar sus condiciones al coronel Flag, la mayoría relacionadas con su hija.

Flag asentía con cara burlona a cada petición.

—¿Crees que estás en posición de pedir algo?

—¡Oh, lo siento! ¿Crees que hablaba contigo? Hablaba con los señoritas, que parecen ser mucho más importantes que tú. Ese es mi precio, encantos. Ya lo sabéis— se despidió.

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—¡Ya ha visto que son criminales! ¡Una banda de monstruos psicóticos y peligrosos para la sociedad! ¡Déjeme formar una unidad de élite con los hombres más excepcionales que haya soñado! ¡Necesita soldados de verdad, no esa escoria! —El coronel Flag llevaba un rato discutiendo con Amanda.

Alexis callaba y observaba cómo se desarrollaba todo. Amanda era una mujer de hierro y no dejaría que el coronel Flag tomara el mando.

—¿Señorita Allen, cómo los ha visto?— preguntó a Alexis dando por finalizada la discusión.

—El coronel Flag tiene razón —empezó Alexis—, decir que son peligrosos se queda corto. Son impredecibles. Deberán llevar en todo momento hombres nuestros de confianza, lo suficiente poderosos para poder con ellos.

—Nuestro amigo el murciélago ha prometido proporcionarnos...ayuda extra —contestó Amanda—. Él también está forjando nuevas amistades.

Alexis sonrió. ¿En quién estaría pensado Bruce?

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