ℭ𝔞𝔭𝔦́𝔱𝔲𝔩𝔬 𝔛𝔙

—Sabes, Casper —dijo Arthur—, pensé que me ibas a llevar a un antro perdido en medio de Gotham, pero este sitio no está nada mal.

Alexis dudó sobre si hacerle pagar a él la cuenta después de eso.

—¿Tan mala opinión tienes de mis gustos? Haberme dicho que querías ir a una cloaca; la próxima vez te llevo a mi antro preferido de Gotham, si eso es lo que quieres.

—¿Qué te hace pensar que habrá próxima vez? —preguntó Arthur.

—Siempre estás quejándote de mi humor, pero nunca me evitas. Adoras mi mal humor.

—Estoy empezando a pensar que fue mala idea no escaparme cuando fuiste a por la cazadora.

La discusión se vio interrumpida por la camarera que les llevó sus cafés.

—¿Te molesta este, Alexis? —le preguntó la camarera mientras dejaba dos tazas en la mesa. Alexis tuvo que contener la risa mientras Mary le guiñaba un ojo.—. ¿Llamo a Dave?

—Ya quisiera él. Mary te presenta a Arthur, mi nuevo amigo de trabajo. Arthur, esta es Mary, mi amiga y dueña del local que por desgracia no es un antro como todos los demás de Gotham.

—Yo no… —Intentó disculparse Arthur.

—Este sitio sí parecería un antro si le dejase a Dave la decoración. —Mary puso los ojos en blanco—. Le quitas de los coches y la cocina y ya no sabe nada más.

—¿Qué tal está Susan? —preguntó Alexis—. Hace mucho que no la veo.

Arthur se quedó callado mientras Alexis y Mary hablaban sobre Susan. Al parecer, la niña había ganado el primer premio de la feria de ciencias de su escuela con un proyecto sobre la meteorología.

—¿Quién es Dave?—preguntó Arthur cuando Mary se alejó.

Alexis echó azúcar en su café, removió un poco con la cucharilla y bebió un poco antes de contestar.

—El marido de Mary y el otro dueño de la cafetería. —Alexis le echó una mirada socarrona—. ¿Acaso no viste el enorme cartel que pone Dave’s en la entrada? ¿Quieres que nos pasemos por una óptica después?

—Me da miedo pensar que tienes amigos por toda Gotham.

—Por toda no; solo tengo amigos en puntos clave. Los desayunos que hace Dave están de rechupete. ¿Cómo no hacerme amiga de él? Además, Susan es mi ahijada.

—Pobre niña.

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—He de decir que fue una tarde agradable —dijo Arthur cuando salieron

—Solo dices eso porque pagué yo —se burló Alexis.

—Y ese Dave parece un gran tipo —continuó Arthur sin hacer caso a la pulla—. Cuando se pasó a saludar, me sorprendió que seas amiga de alguien así.

Alexis iba a responder, pero su teléfono empezó a sonar.

—Es Bruce —dijo Alexis tras ver quién llamaba—. ¿Sí?

—¿Dónde estás? —contestó Bruce al otro lado de la línea. Solo se libró de una burla de Alexis porque sonaba apurado—. ¿Está Arthur contigo?

—Acabamos de salir del Dave’s.

—Venid a la mansión. Ahora mismo. —Y colgó.

—Quiere que vayamos a la mansión —le dijo Alexis mientras guardaba su móvil—. Vamos en mi coche. Sonaba muy apremiante

—Solo acepté salir contigo porque me dijiste que no pasaría ninguna catástrofe. Esto no me da buena espina, Casper.

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—No, no pinta nada bien —dijo Arthur cuando llegaron a la mansión Wayne y vieron al resto de la Liga de la Justicia con sus trajes.

—Tenemos nuevas noticias sobre Steppenwolf —anunció Bruce—. Después del ataque a los Laboratorios S.T.A.R, el comisario Gordon comenzó a reunir material sobre avistamientos de parademonios. Gracias a su ayuda, Diana y yo creemos conocer la localización de un posible nido.

Alexis conocía vagamente el ataque a los Laboratorios S.T.A.R. Había ocurrido poco antes de que Bruce y el resto fueran a buscarla para que se uniera a la Liga. Los detalles del suceso sólo eran conocidos por unos pocos, y la versión oficial decía que se debía a un grupo armado que ya había sido reducido.

Alexis habría investigado un poco más el asunto, pero no contaba con los contactos necesarios para ello. Al unirse a la Liga de la Justicia y conocer a Victor, supuso que el chico era el resultado de los experimentos secretos del laboratorio. Por lo demás, ella solo sabía que aparte de tratar con la Caja Madre (o una esquirla de ella según la última información), los Laboratorios S.T.A.R también investigaban la nave kriptoniana que había atacado Metrópolis.

Barry levantó la mano con timidez.

—¿Y… entonces vamos a …?

—Ir allí esta noche —dijo Bruce—. Steppenwolf todavía no sabe que está siguiendo una pista equivocada. Algunos científicos del grupo S.T.A.R. sigue en paradero desconocido, creemos que pueden estar allí. Nuestra misión es rescatarlo y acabar de paso con algunos parademonios.

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Alexis miró hacia el exterior. Apenas podía ver el lugar debido a la escasa luz, y si no estuviera allí en una misión de rescate (en realidad por nada del mundo hubiera ido allí ella sola por ningún motivo), no se habría atrevido a meterse en un sitio como aquel.

Alexis saltó de la nave siguiendo a Diana. El resto del equipo salió después de ella.

Bruce se había alejado del vehículo y se arrodilló para examinar algo en el suelo. Cuando Alexis se acercó a él vio qué miraba: eran tarjetas identificativas de empleados de Laboratorios S.T.A.R.

—Estamos cerca —informó Diana al equipo—. Noto el olor del enemigo: ausencia, oscuridad, muerte.

Alexis no notaba la diferencia con cualquiera otra cloaca de Gotham. El túnel en el que se encontraba ese supuesto nido de parademonios había sido parte de un proyecto para unir Gotham y Metrópolis durante los años veinte. Con la llegada del crack del 29, el proyecto había sido abandonado y el túnel se había convertido en el hogar de las ratas.

Menos mal que no le tenía miedo a las ratas, porque de lo contrario no habría durado mucho allí. De vez en cuando se oían chillidos agudos  provenientes de alguna parte de la oscuridad que se ceñía a su alrededor.

Alexis estudió el lugar: si se encontraban con problema allí, era muy húmedo para su fuego, pero no debería tener problemas con su electroquinesis.

—Alfred, ¿detectas nuestra señal? —preguntó Bruce. Había programado su transmisor de manera que todos pudiesen oír a Alfred—. ¿Puedes ver dónde estamos?

—Justo debajo de lo que sería la torre de ventilación del túnel —respondió Alfred. Su voz llenó el lugar, produciendo un leve eco—. A la izquierda debería haber una escalera al cuarto de máquinas. Un análisis térmico revela que hay varias personas ahí.

Bruce miró en primer lugar hacia donde indica Alfred y luego al grupo.

—Vamos.

Encontraron las escaleras que les había indicado Alfred. Su camino hacia arriba fue un poco más luminoso debido a unas pocas luces de emergencia que alumbraban con debilidad cada varios escalones.

Al finalizar la subida, llegaron hasta una plataforma rota.

—Bien, llegados a este punto —dijo Barry tras un rato en silencio—, ¿tenemos algún plan? ¿Nadie ha pensado en eso?

—No ataques solo —contestó Diana—. Debemos trabajar en equipo o nuestras fuerzas serán superadas.

Barry asintió, no muy convencido, y justo un momento después ya estaba al otro lado de la plataforma. Diana se reunió con él de un salto que sin duda Alexis no sería capaz de emular. Alexis miró hacia su hermano esperando que la ayudara a cruzar. Barry debió de entender su mensaje telepático a pesar de no tener ese poder, y Alexis estuvo al otro lado en menos de un pestañeo.

Cuando todos hubieron cruzado la plataforma, no avanzaron mucho antes de oír cómo alguien amenazaba a otra persona.

Se movieron con sigilo. Llegaron hasta una habitación de dos pisos. En el piso de abajo había varios seres monstruosos rodeando a un grupo de personas.

—Estoy harto del silencio. —El de mayor constitución de aquellos seres, el más amenazante, el más terrorífico, estaba interrogando a uno de los científicos—. Notó en ti rastros de la Caja Madre. Estuviste cerca, lo noto. ¿¡Dónde está!?

—Así que ese es el malo —susurró Barry.

—Steppenwolf —asintió Diana en el mismo tono apenas audible.

—Echo de menos a un tío fuerte, como Superman —respondió Barry.

Alexis quiso reprender a su hermano, pero debía esperar a una mejor ocasión (una en la que no se estuvieran escondiendo de alienígenas a poder ser).

—Id hacia el otro lado —le dijo Diana a Alexis, Bruce y Barry—. Los rodearemos.

Victor se adelantó un poco más que el resto para ver el piso inferior.

Steppenwolf siguió insistiendo; el hombre se revolvía con cara de dolor, pero no cedía. Y Steppenwolf cada voz vociferaba más alto, más enfadado. Entonces pareció que se le había acabado la paciencia cuando…

—¡Basta! —Otro de los recluidos los interrumpió—. ¡Él no sabe nada!
Steppenwolf arrojó con violencia hacia una pared al hombre que interrogaba para centrarse en su nueva víctima. Victor se irguió un poco, sin perder dejar de mirar ni un solo instante la escena.

—Siento en ti la misma rastro, pero más intenso.

Victor se levantó por completo. El resto del grupo no pudo impedir que se acercase todavía más.

—Sobre mi cadáver —respondió la nueva víctima.

—Serás un cadáver com…

—¡No! —gritó Victor, y después saltó en ayuda del interrogado.

«Adiós al elemento sorpresa», pensó Alexis.

Diana fue la que más rápido reaccionó, lanzándose para clavar en la pared con su espada al parademonio que intentó acercarse a Victor. Diana a continuación embistió contra Steppenwolf. Ellos y varios parademonios salieron de su vista.

Bruce y Alexis saltaron al piso inferior. Alexis electrocutó a varios parademonios cercanos.

—¡Sacad a los otros! —gritó Bruce.

Un parademonio lo atacó por la espalda y casi hubiera conseguido abatirlo de no ser por Alexis. Una descarga de electricidad surgió de su mano, dirigida hacia el parademonio, e hizo que este saliera volando contra la pared.

Barry se adelantó señalando el camino para huir mientras Arthur cargaba con la anterior víctima de Steppenwolf. Alexis y Bruce se quedaron atrás, deteniendo a los parademonios. Aquellos bichos se movían demasiado rápido para que Alexis pudiese apuntar con precisión. Varias veces temió que sus descargas impactasen contra Bruce, pero, por suerte, esas daban en parademonios o contra las paredes. No controlaba su electroquinesis tan bien como su fuego, y aunque hubiera sido más fácil calcinar a los demonios, no podía correr el riesgo de incendiar el lugar cuando los civiles aún no se habían ido.

A pesar de los gritos de los parademonios, hasta ellos llegaban los sonidos de la batalla de la plataforma. Golpes contra metal, contra el escudo de Diana.

Un parademonio empujó a Alexis por el agujero que habían hecho Diana y Steppenwolf. Cayó en la sala contigua, la de la pasarela rota, unas plantas más abajo que por donde habían entrado. Alexis gimió de dolor; su traje amortiguo un poco la caída, aunque su espalda se resintió por el golpe, y las heridas de su reciente huida todavía no habían sanado del todo. Su cuerpo gritó de agonía, pero no tenía tiempo para eso ahora, no con tantos parademonios intentando comer su cara en ese mismo instante.

Proyectó una bola de fuego contra el parademonio que iba a por ella.

«A la porra con no usar fuego».

Varios parademonios se fijaron en ella y abandonaron la planta superior, donde Diana y Steppenwolf peleaban, para ir a por ella. Alexis consiguió levantarse y los detuvo como pudo con fuego y descargas.

No supo cuánto tiempo los mantuvo a raya cuando sintió que la estructura temblaba. Bruce había vuelto con el vehículo, y atacó tanto a parademonios como al mismísimo Steppenwolf. La plataforma se rompió definitivamente debido al peso extra.

Todo lo siguiente pasó demasiado rápido para que su cabeza lo procesara al momento.

La espada Diana cayó, y ella se tiró al vacío en su busca. Estaba demasiado lejos para alcanzarla, pero de pronto la tenía en su mano otra vez. Luego Barry apareció cayendo contra el suelo no muy lejos de Alexis.

Alexis invocó un muro de fuego para que ningún parademonios se acercase a su hermano. Fue con él, y lo mantuvo a salvo mientras todo lo demás continuaba a su alrededor.

El mundo se movía más lento.

—¡Andeväsen! —gritó Barry. Alexis se giró lo más rápido que pudo. Los parademonios llegaban desde todas las direcciones. Necesitaba mil ojos para verlos a todos. Cada vez eran más y más y más. Barry se había torcido el tobillo por la caída y le costaba moverse. Bruce y Diana seguían ocupándose de Steppenwolf. Y seguían allí los parademonios. Victor y Arthur desaparecidos, seguirían con los civiles. Y más parademonios. El cuerpo de Alexis no se callaba su dolor. Y más parademonios. Barry en peligro. Parademonios. Bruce y Diana luchando. Parademonios. Arthur y Victor desaparecidos. Parademonios. Parademonios. Parademonios.

Alexis no pudo más. Y la desesperación le hizo usar su último don: Alexis gritó con todas sus fuerzas.

Las ondas de choque generadas por su grito alejaron a toda la horda de monstruos. Alexis ayudó a su hermano a levantarse. No estaban lejos de donde habían dejado el vehículo, si llegaban allí Barry podría esconderse.

Diana seguía enfrentando a Steppenwolf. Alexis oyó un golpe metálico y luego otra onda de energía que la tiro la suelo junto con Barry. Ambos se levantaron como pudieron.

Bruce ya estaba en el vehículo, y Victor llegó al poco. Alexis vio que los parademonios volvían a ir tras ellos. Uno de sus ataques hirió a Barry en la pierna. Alexis contestó a eso con una descarga.

Apenas habían llegado al vehículo cuando Victor, desde el interior, disparó un misil.

Steppenwolf lo desvío a una pared como si nada, y luego simplemente… desapareció sin más.

Diana empezó a correr hacia ellos. El misil desviado había abierto una brecha en el muro. El agua entraba con rapidez. Si no se iban enseguida acabarían ahogados.

Alexis jadeo; era una chica de fuego y electricidad, nada compatible con el agua. Alexis ayudó como pudo a su hermano a subir al vehículo.

El agua casi había llegado a ellos.

Alexis cogió aire y se preparó para el impacto…

Hasta que Arthur llegó y detuvo el agua el tiempo suficiente para que pudieran marcharse de allí.

┈┈┈☾┈┈┈

Bruce veía a Alfred tratar la herida en la pierna de Alfred. Alexis estaba a su lado, hablando con su hermano para calmarlo mientras Alfred trabajaba.

La misión había sido un fracaso, aunque al menos habían salvado a los científicos de S.T.A.R. Aún así, si ellos eran la última esperanza de la humanidad… bueno, no eran la gran cosa. No eran los suficientemente fuertes.

—Bruce —Alexis lo llamó, sacándolo de sus pensamientos—. Bruce, ¿por qué no nos has dicho que el padre de Victor estaba entre los desaparecidos?

—Consideré que no era necesario —le respondió.

—Habría estado bien saberlo. De no ser por el Chico Percebe habríamos muerto ahogados en el maldito túnel.

—¡Oye, os estoy oyendo! —gritó Arthur desde otro lado de la sala—. ¡Un respeto es lo mínimo que merezco!

Alexis puso los ojos en blanco, pero no contestó.

—La próxima vez piensa mejor qué vamos a hacer, Bruce —dijo Alexis antes de volver con su hermano—. Esos bichos casi nos matan.

Casi acaban muertos porque no eran tan fuertes como sus rivales. Ellos no habían podido enfrentarse a Steppenwolf. Él no había podido  enfrentarse a Steppenwolf de igual a igual. Nadie podía pararlo. Estaban perdidos.

«Echo de menos a un tío fuerte, como Superman».

Sí, eso era verdad, pero él estaba muerto. Eran ellos, los vivos, los que debían luchar.

Una nueva esperanza nació en su mente. Era arriesgado y seguramente imposible, y peligroso si de verdad era capaz. Tendría que hablar con el doctor Stone, padre de Victor, sobre sus investigaciones para saber si era posible.

Bruce miró a su alrededor. Diana hablaba con Alfred sobre cómo tratar las heridas. Arthur y Alexis estaban otra vez en una pulla de las suyas; Barry miraba a uno y luego a la otra como si viera un partido de tenis, divertido. Victor se había marchado con su padre.

Sí, nadie de allí podía enfrentarse a Steppenwolf, nadie era tan fuerte. Nadie excepto Superman.

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