Capitulo 3: Una tarea particular

Agotados por haber corrido casi 15 cuadras, ya los muchachos estaban parados al frente de la entrada a la secundaria de San Dillon. El autobús escolar había llegado primero que ellos, pero aún había estudiantes que faltaban por abajarse del mismo. Parecía que acababa de llegar. En el estacionamiento del instituto solo se escuchaba el bullicio de las conversaciones de todas las personas que allí estaban.

— ¡Por fin llegamos, les juro que después de esto me levantare más temprano! —se desahogó Rose mientras se acomodaba su cabello en una cola de caballo.

—Lo que quiero ahora es beber agua —jadeaba Noah—. Mucha agua.

—Podemos ir a beber agua en la cafetería —opino, como siempre, el bueno de Peter.

Ya habiéndose abajado todos los estudiantes del autobús, el chofer del mismo se dispuso a estacionarlo. Todos los que estaban afuera del instituto empezaron a entrar, y de pronto se escuchó el sonido del ruidoso timbre, el cual anunciaba que era momento de entrar a clases. Peter fuer rumbo hacia su salón, no sin antes ir a beber agua en la cafetería; le tocaba clase de Biología a primera hora con el profesor Skinner. Por otro lado, Rose y Noah estudiaban en otra aula, por lo que tuvieron que despedirse de su hermano diciéndole que lo esperaban en la cafetería cuando empezara el receso. Al instante, unos amigos de los gemelos vinieron a avisarle que su clase estaba por comenzar, a lo que estos fueron rápidamente a su aula mientras sus amigos lo seguían por detrás.

“Bueno, será mejor que vaya al salón”, fue lo que pensó Peter mientras andaba en camino por el pasillo, pero se percató de la presencia de alguien que entraba al instituto. Peter se detuvo y dio media vuelta para ver quién podría ser. Ahí, en la entrada, se veía a un señor bien vestido entrar al instituto; era el profesor Skinner, llevaba puesta una camisa blanca por dentro de su chaqueta negra; en su mano derecha llevaba su maletín donde cargaba todas sus cosas. Al juzgar por su color de pelo casi gris y su cara algo arrugada, parecía tener 50 años, más o menos. Peter se dirigió hacia donde estaba su profesor para saludarlo y, ya que estaba, acompañarlo al salón.

—Buen día, profesor Skinner —dijo saludando al profesor.

—Buen día —exclamó el profesor mientras hacia el gesto de saludo con la mano— ¿Cómo esta, señor Cunningham? —preguntó mientras soltaba un bostezo.

—Estoy bien, ¿Y qué hay de usted? —le preguntó—. Parece como si no hubiera dormido en toda la noche, profesor. Se le notan las ojeras.

—No te preocupes, estuve despierto hasta la medianoche porque estaba… emmm, bueno…preparando el tema de la clase.

— ¿En verdad estuvo despierto casi toda la noche? —se sorprendió Peter—. Pero, profesor, ¿porqué no solo preparo el tema de la clase en el transcurso de la semana pasada?, así pudo haber evitado trasnocharse.

—La verdad que sí, pero estuve ocupado con otras cosas —el profesor Skinner dejo salir otro bostezo.

—Y cuando dice “otras cosas”, se refiere a su ocupación como geólogo, ¿verdad? —a Peter lo invadía la curiosidad

—Básicamente, si —el profesor miro la hora en su reloj de muñeca—. Bueno, ya es hora de ir al salón—dijo mientras se iba caminando, todavía tenía una expresión de cansancio en su cara. Peter, obviamente, se fue junto con el profesor Skinner hacia su salón.

***

Las tareas; el reencuentro con los compañeros; la comida de la cafetería; los cortos paseos en la biblioteca. Son algunas de las cosas que revive cualquier estudiante a la hora de volver al colegio, y los jóvenes Cunningham no fueron la excepción. Ya el día estaba por llegar a la mitad, y faltaban pocos minutos para que cada estudiante pudiera irse cada uno a sus casas.

Eran las 12:23 de la tarde.

Mientras tanto, en el salón donde Peter recibía clases, el profesor Skinner estaba terminando de dar una charla sobre la diferencia del ácido ribonucleico y el ácido desoxirribonucleico. Ocasionalmente, Peter miraba la hora en el reloj de pared solo para saber cuántos minutos faltaban para que sonara el timbre de salida, a la vez que le prestaba atención a lo que el profesor decía.

Pasados unos pocos minutos, se escuchó el sonido del timbre anunciando que ya era hora de irse a casa, junto con el eco de los pasos de todos los estudiantes que salían de sus aulas de clases.

—No se olviden de leer las páginas 27 a la 31 del libro de Biología y Naturaleza. El viernes haré una prueba escrita sobre eso —recordó el profesor Skinner a todos sus estudiantes, los cuales algunos ya habían salido del salón—. Todos, excepto usted, señor Cunningham —lo detuvo en seco antes de que cruzara la puerta.

— ¿Que yo qué? —el susodicho estaba confundido— ¿Qué quiere decir con eso, profesor?

Los que aún no se habían ido, al escuchar lo que el profesor había dicho, se voltearon a ver a Peter mientras decían al unísono: “Estas en problemas, Peter”

—Tranquilo, no te preocupes. Acércate a mi escritorio. Los demás se pueden retirar —ordeno el profesor.

Sin decir nada más, Peter se dirigía hacia donde estaba sentado su profesor, mientras que este metía la mano en su maletín revolviendo todo lo que había dentro de él; parecía que estaba buscando algo. Ya no quedaba ningún estudiante en el aula de clases.

—Quiero mostrarte algo —dijo el profesor, mientras sacaba algo del maletín y después lo dejaba en el escritorio.

Era algo extraño lo que el profesor le mostro a Peter. Era una roca, pero un tanto singular. Su tamaño era similar al de una pelota de béisbol, solo que la superficie era un poco irregular, y su color era negro con algunos detalles de color morado.

— ¿Una… roca? —Peter todavía no entendía nada—. Profesor, ¿qué me quiere decir con esto?

— ¿Acaso no te parece conocida? —indagó el profesor levantando una ceja.

— ¿Por qué tendría que reconocerla?

—Por nada, supuse que no lo harías. Te muestro esta piedra con el principal motivo de dejártela como proyecto —dijo el profesor, dejando a Peter todavía más confundido.

— ¿Dejármela como proyecto? O sea, ¿usted quiere que haga una investigación sobre esta… piedra?—aclaro Peter mientras tomaba la piedra y la examinaba.

—Así es, la encontré el lunes pasado. El 28 de septiembre, para ser exacto. Me encontraba fuera del pueblo dando un paseo, y cuando me encontraba lo bastante alejado del todo me topé con una pequeña poza que estaba seca, y su alrededor estaba cubierto de deformaciones de color negro que parecían raíces de árbol, y justo en el centro estaba la piedra. Me pareció interesante, así que me la lleve para estudiarla más a fondo.

—Asombroso, ¿y por qué quiere que yo haga este tipo de proyecto? —Peter pregunto por última vez—. Yo solo soy un estudiante, y usted es el que lleva la mayor parte de su vida estudiando la geología.

—Veras, Peter, durante todo este año escolar te he visto interesado en mi ocupación como geólogo, por lo que te dejo esta tarea para ponerte a prueba. Si consigues pasarla, puede que en un futuro puedas convertirte en mi asistente.

Esa última frase dejo impresionado a Peter. Era verdad que siempre estuvo al pendiente de las ocupaciones de su profesor, y algunas veces hacia el esfuerzo para tratar de ayudarlo. Sobre todo, al referirse a él como “Peter” y no como “señor Cunningham” debía tratarse de algo serio.

— ¿Convertirme en su asistente? —Peter reflexionaba mientras miraba la piedra, pero sabía que, si hacia lo que el profesor Skinner le dijo, tendría más posibilidades de estudiar una buena carrera universitaria—. Está bien, profesor. Lo hare.

—Qué bueno que aceptaras. Quiero que averigües que tipo de piedra es esta, podría tratarse de una piedra preciosa o algún tipo de mineral desconocido. Yo ya tengo una idea clara sobre de que tipo podría tratarse, pero quiero que tú hagas tu propia investigación —mientras el profesor Skinner hablaba, Peter estaba guardando la extraña piedra en su mochila—. El informe de lo que investigues lo entregaras este viernes, y no te preocupes por la prueba escrita, tu solo enfócate en esto que te encargo—se cerró el acuerdo entre los dos con un apretón de manos.

—Está bien, profesor —exclamo Peter saliendo del salón—. Nos vemos mañana.

— ¡Oye, Peter! —Peter se detuvo justo en la entrada. El profesor quería dejar en claro otra cosa, reflexiono un momento y después lo dijo—. Solo quería decirte que te deseo suerte —dijo levantando el pulgar.

Sin decir nada mas, Peter le respondió con una sonrisa y se retiro. La atmosfera del salón era tranquila, solamente se escuchaba el silbido del viento a la distancia junto con el sonido de las pisadas de los estudiantes que aun estaban paseándose por el instituto. El profesor Skinner reviso la hora en su reloj: las 12:37 de la tarde. Mientras guardaba todas sus cosas, la expresión en la cara del profesor pasó a ser una de total angustia.

—Espero no haber cometido un error —pensó el profesor para sí mismo mientras soltaba un suspiro.

*********************

*Rumores de Ándema: Los hermanos Cunningham tienen distintas formas de entretenerse cuando cada uno esta aburrido: Rose dibuja, Peter lee distintas novelas, y Noah escucha música. Pero lo que más disfrutan es jugar videojuegos juntos en su Nintendo Wii. Les gusta jugar juegos como Just Dance, Mario Kart y Wii Sports.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top