Capítulo único

El andante inmortal detuvo su marcha por primera vez en mucho tiempo, completamente agotado, y con una sensación de derrota que se extendía en todo su ser. Dirigió una mirada hacia el par de zapatos que había estado usando, un símbolo del cruel castigo al que fue sometido tras perderlo. Sintió una opresión en su pecho, cuánto más bastaría, ¿qué no había sido ya suficiente?

Siglos habían pasado, miles de historias en las que la humanidad fue protagonista, y él solo fue un testigo, sin ningún descanso. Ante sus ojos había visto reinos alzándose y siendo derribados hasta convertirse en ceniza. Él permaneció firme en su andar, paso a paso, las vidas de millones de personas pasando por su lado, ignorantes de su sufrimiento.

Y en ese momento, cuando el andante mortal se detuvo, fue atrapado por quienes se hacían llamar sus salvadores.

Encerrado en aquel lugar, esperaba pacientemente el momento de su salvación.


👣


JongIn despertó a media noche con su corazón latiendo erráticamente, mientras pasaba sus manos por su cabello. Se sentó sobre su cama, intentando regular su respiración, con el rastro de sudor que corría frío sobre su espalda. No era la primera vez que inusuales pesadillas le acechaban, y parecían ser siempre lo mismo, seres sin rostro persiguiéndolo, y él intentando huir pero no estaba solo, había alguien más que se aferraba a sus manos unidas mientras corrían, el miedo y la desesperación eran sentimientos que casi se podían palpar. Todo se sentía tan real, se cuestionó, simplemente la idea le resultaba bastante espeluznante.

Tal vez estaba enloqueciendo, fue su mejor suposición.

Una corriente de aire helado se coló desde la ventana que permanecía abierta, erizando su piel. Su ceño se frunció al levantarse, con sus pies entrando en contacto con el frío piso de la habitación. Ni siquiera recordaba haberla dejado abierta antes de irse a dormir. En verdad estaba perdiendo la cabeza.

«Sálvame».

JongIn se detuvo en sus pasos, cuando creyó escuchar una voz al interior de su cabeza. Permaneció inmóvil, haciendo un gesto de negación, hasta que todo permaneció en silencio, solo el sonido de aves nocturnas pululando a lo lejos.

«Sálvame».

Oyó de nuevo, y esta vez estaba seguro que la aterciopelada voz provenía de sus sueños, la había escuchado antes. Se sintió enfermo de inmediato y sus piernas se debilitaron al regresar a su cama. Qué estaba pasando con él, le aterrorizaba perder su mente.

A su mente llegó la visión fugaz de un delgado joven de cabello oscuro que señalaba hacia su par de zapatos desgastados, manteniendo una expresión perdida en sus ojos. Fue tan rápido, que se sintió mareado, y con una angustia creciendo en su pecho. Era el rostro de la persona con la huía en sus sueños.

«¡No lo hagas, es uno de los malditos!».

Con un tono de ultratumba, una segunda voz dentro de su mente, le advertió, provocándole escalofríos.

En un intento desesperado de liberarse de aquellas voces, gritó fuerte hasta quedar disfónico.

—¡Aléjense! -exclamó desesperado hacia la nada.

JongIn suplicaba en medio de sollozos, llevando sus piernas sobre su pecho; sin embargo, las voces seguían perturbando su mente, amenazándolo.

Desesperado, se puso de pie y caminó hacia la pared contraria, a la que empezó a propinarle golpes con su cabeza, hasta que las voces fueron silenciadas, y por esa noche todo había terminado.

JongIn aún en shock pudo conciliar el sueño por el resto de la noche.


👣

La sensación de asfixia le hizo despertar desesperado, en medio de fuertes jadeos. JongIn abrió grande los ojos sin entender lo que estaba pasando, sus manos intentaron detener la presión que sentía sobre su garganta; sin embargo, no había algo tangible al que liberarse.

Asustado, en la oscuridad de la habitación, trató desesperadamente de alejarse de la sensación de ahogo. Deseando despertar de esa pesadilla, porque debía serlo. JongIn apretó fuerte sus ojos presionando sus uñas sobre las palmas, intentaba gritar, pero fue infructuoso.

«Debes morir. Kai debe morir. Muere».

La voz de inframundo le decía dentro de su cabeza.

Estaba muriendo, lo sabía, se sentía tan débil, sus piernas ya no le respondían y el ardor en sus vías respiratorias era insoportable.

«Te salvaré».

Escuchó de nuevo la voz aterciopelada, ofreciéndole algo de esperanza.

¿Cuánto tiempo había pasado ya? ¿Segundos? ¿Minutos?

Pronto sintió el aire finalmente entrando a sus pulmones, estaba respirando. Con cierta dificultad tomó una gran cantidad de aire al tiempo que la presión en su garganta disminuía, encontrándose acostado en la cama de su cuarto, mirando con ojos temerosos a su alrededor, pero todo estaba igual, aunque el malestar en su garganta seguía allí.

«Te he salvado. Ahora debes salvarme».

Sin tiempo de procesar lo que estaba pasando, las cosas se volvieron aún más extrañas, luego que fuera levantado de su cama por una fuerza invisible. Miró sin comprender, sabía que no era un sueño, porque todo se sentía bastante real. Suspendido en el aire, JongIn intentó desesperado moverse mientras levitaba a unos centímetros del suelo.

«Tranquilízate, JongIn, nunca te haría daño. Cierra los ojos».

Aunque estaba aterrorizado intentó hacerle caso a la voz en su interior, así que cerró los ojos, ignorando la sensación de vació en su estómago y la angustia que carcomía su mente.

Como si estuviera en una especie de trance, JongIn abrió lentamente los ojos, y lo primero que notó era que había dejado la habitación, ahora se encontraba sobre tierra húmeda rodeada de hojas amarillentas y secas, en medio de un claro, con árboles altos y el sol asomándose en medio de estos.

Sintió como la piel de la nuca se erizaba, despacio, volteó para ver a una figura de palidez inhumana cerca de él, vestido de túnicas grisáceas y asomándose, un par de zapatos ya estropeados. Y se preguntó una vez más si estaba soñando ¿Lo estaba? Sin embargo, al verlo no sentía miedo.

«Soy KyungSoo, recuérdame. Por favor, sálvame».

Le dijo en su mente, sus labios se mantenían inmóviles, pero esos grandes ojos le observaban con tristeza.

«Ellos ya vienen».

Le advirtió dentro de su mente y de inmediato su rostro se contrajo en una mueca desigual. JongIn miró en dirección a los aterrados ojos, observando que en medio del espeso bosque un grupo fantasmal flotaba acercándose hacia ellos.

«Sígueme».

Le ordenó.

JongIn temiendo por su vida, confió en el espectro, y empezó a correr desesperado, sintiendo como los otros estaban sobre sus talones. Escuchó en su mente el murmullo de voces. Volteó solo para ver cómo los otros extendían sus brazos intentando atraparlo.

«Muerte, muere... muerte, muere».

A paso veloz, el espectro lo condujo hacia una deteriorada casa, la que parecía embrujada, lo sorprendió que aún se mantuviera en pie.

«Entremos. No tenemos tiempo».

Una vez que ingresaron, intentó trabar la puerta impidiendo que los otros entraran. Todo estaba pasando tan rápido, que no le dio un momento para cuestionar lo que le estaba sucediendo.

«Eso no funcionará. Sálvame».

Suplicó dentro de su mente.

Ignorando la familiaridad del lugar, recorrió la casa subiendo las deterioradas gradas de madera, sin perder el rastro de la figura fantasmal quien lo conducía quién sabe dónde.

«Kai muere».

Escuchó antes de ser estrangulado por segunda vez.

—Su... suéltame —emitió con voz ahogada, intentando liberarse.

JongIn biraba las cuencas vacías del grisáceo espectro y los labios de este, cosidos con hilo negro; mientras los otros formaban un circulo a su alrededor. Las mismas criaturas que atormentaban sus sueños.

«Debe morir».

La voz de ultratumba habló en su mente haciéndolo temblar. Con cada segundo que pasaba perdía parte de su vitalidad.

«Muere, muere».

Repetían sin cesar los otros.

En medio de esos murmullos una voz en particular lo animaba para que siguiera luchando; su esperanza seguía viva cuando escuchó la voz del que se hacía llamar KyungSoo.

«Déjame tomar el control».

Le propuso.

Con sus últimas fuerzas, JongIn dio un débil asentimiento.

Sintió, de a poco, cómo su cuerpo ganaba fuerza y se liberaba de las garras de quien lo sujetaba. En movimientos veloces arrancó la cabeza de su captor convirtiéndose de inmediato en polvo, caminó hacia los otros e hizo lo mismo. Pero no eran sus movimientos, podía ver sus manos moviéndose con agilidad sobre el grupo de los otros, pero no era él quien le ordenaba a su cuerpo actuar. Pronto se dio cuenta que estaba siendo poseído por KyungSoo.

Durante ese momento en el que estuvieron conectados, en la mente de JongIn, como una especie de escenas que aparecían como flashes, recordó, y era él, pero en sus recuerdos se llamaba Kai.

Kai usaba una túnica blanca, sonriéndole a un chico que bailaba acercándose a él, hasta atraparlo entre sus brazos, robándole besos cada vez más apasionados, su corazón se sentía dichoso lleno de amor. El chico le sonreía con sus labios en forma de corazón, sabía que él le pertenecía, era suyo... su amor, lo amaba, era KyungSoo, ese mismo quien ahora se había convertido en un espectro, y controlaba su cuerpo, habló en su mente:

«Has recordado, mi amor».

JongIn recordó la maldición y cómo fueron castigados. KyungSoo fue despojado de sus alas y obligado a caminar sin fin por toda la eternidad y él a reencarnar una y otra vez, viviendo cientos de vidas sin encontrar a su gran amor. Pero ahora se reencontraban, en extrañas circunstancias.

Lo había olvidado, en tantas vidas y Kai no lo recordaba, qué tan desdichado debió ser; Ahora, como JongIn, todas sus memorias cargadas de sus sentimientos más intensos llenaban su cabeza.

Siempre te he amado KyungSoo, mi amor —replicó en su propia mente al ángel.

Convirtiéndose en uno, se unió en mente a la batalla, eliminando al último ser que intentaba matar su cuerpo mortal que seguía unido al alma de KyungSoo.

Ahora que sus recuerdos regresaban, se dio cuenta que aquella casa alguna vez fue la cueva en la que se refugiaron una vez fueron expulsados del paraíso, ahí se prometieron encontrarse si alguna vez eran separados.

Las piernas de JongIn subían los últimos escalones, KyungSoo en su cuerpo, lo dirigió hacia la habitación del fondo.

«Dame tu sangre, mi amor. Así podré salvarme».

Al llegar ahí, sintió a KyungSoo desprenderse de su cuerpo. Le tomó unos pasos llegar hacia la cámara en la que se encontraba el cuerpo de su pareja, su corazón se agitó al verlo. Después de tantos siglos, su cuerpo, su mente y alma reconocieron a su amante.

«Hazlo, Kai».

KyungSoo, en forma de espectro, susurró en su mente, señalando hacia la mesa en la que se hallaba una daña con incrustaciones en rubí, la sujetó firme antes de cortar la palma de su mano izquierda,escociendo al profundizar el corte. No se detuvo hasta que vio un hilo carmesí desprenderse de su palma, hasta conectar con los agrietados labios de su amor.

Pronto el espectro se desvaneció en el aire, y el cuerpo de KyungSoo, para alivio suyo, se llenaba de vida con su sangre, hasta que abrió los ojos y una sonrisa brilló en sus pomposos labios, llenos de vida, recuperando su vitalidad.

—Por fin, te he encontrado, amor —susurró KyungSoo antes de besarlo delicadamente.

Pero el momento no duró demasiado, JongIn sintió un fuerte dolor en sus pies, como si estuviera sobre filosos cuchillos. Un quejido salió de su boca, alertando a KyungSoo, quien se paró a su lado.

JongIn miró hacia abajo, sus zapatos ahora eran los que antes había usado KyungSoo, aquellos con las suelas desgastadas. Levantó la mirada confundido, encontrando la expresión horrorizada de su amado.

Kai ya no lo podía soportar más, tenía que caminar, o el infernal dolor no se detendría nunca.

—¡¿Qué he hecho?! —Escuchó despavorido a KyungSoo.

—Te volveré a encontrar —dijo JongIn, tomando su rostro entre sus mejillas, y uniendo sus frentes—. Nunca lo olvides, te amo mi ángel.

Fue lo último que le pudo decir, antes de alejarse de aquella casa con sus nuevos viejos zapatos.

El castigo existiría eternamente, no importaba quien era el portador, si era el ángel que perdió las alas por un ser humano, o si se trataba la creación más preciada de Dios que se unió a un ser celestial.

👣

Sus pies seguirían moviéndose, sin detenerse sobre la faz de la tierra, atravesando desiertos, bosques, llanuras, por toda una eternidad o hasta que pudiera cumplir su promesa, esto era lo que mantenía a Kai aún cuerdo después de todo.


______________

Historias raras traídas por DearDani17 😃, todo porque estamos en octubre. 🎃

Espero que, en medio de la extrañeza de este relato, les haya gustado.👻🎃❤

Publicada originalmente: octubre de 2018.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top