012
Ni siquiera es una sorpresa para el castaño que Jungkook viviese en una de los barrios más caros de Seúl. Ni tampoco el edificio lujoso en donde vivía, hecho de acero y cristal en medio de un gran parquizado. Ni que se encontrara en el maldito penthouse.
Lo que si fue una sorpresa para Taehyung, fue ver al azabache un una remera corta y observar la gran manga llena de tatuajes que éste tenía. Llevaba años conociendo a Jungkook y precisamente en ese momento recién se enteraba que éste tenía una gran cantidad de tatuajes recorriendo toda la extensión de su brazo derecho.
—¿No harás ningún comentario por donde vivo?— le pregunta el azabache en el ascensor mientras subían hacia el último piso.
Taehyung intentaba con todas sus fuerzas que su vista no se dirigiera hacia el brazo del menor, ya que no quería ser un completo entrometido ni mucho menos incomodar al azabache. Anteriormente solo lo había visto con trajes que cubrían completamente la extensión de sus brazos, por lo que nunca había tenido el placer de apreciar tanta piel descubierta.
—Me los estoy guardando para mi— le dice Taehyung con los brazos cruzados y apoyado sobre uno de los lados del ascensor. Aunque realmente el lugar donde vivía no era lo que lo tenía tan callado.
Tan solo segundos después el ascensor se detiene y al abrirse, Taehyung de veras que necesita prenderse de algo para no caer ante la impresión de tanto lujo.
Era un espacio amplio de un solo ambiente tipo loft, teniendo la cocina, el comedor y la sala en un solo espacio, todo al lado de un enorme ventanal con una gran vista a la ciudad.
—Vaya, se me está haciendo difícil no envidiarte, Jungkook— le dice Taehyung solamente mirando la enorme ventana.
—No tienes porqué, solo es un departamento—le dice Jungkook encogiéndose de hombros mientras se dirigía hacia la cocina. —¿Quieres algo para beber?
—¿Solo un departamento?— le pregunta sorprendido y solo sacude su cabeza, no queriendo realmente hablar sobre eso con el azabache. —Un té estaría bien, gracias.
—¿Un té?— le pregunta Jungkook burlón mientras se dirigía hacia la cocina. —¿Entonces si te gusta el té, hyung?
—Claro, ¿por qué la pregunta?
—Pues, porque hace unos días te llevé té y me dijiste que no te gustaba.
—Oh— dice el castaño, de repente recordando el inconveniente que tuvo hace dos días atrás. —Si... bueno, una pequeña mentirita.
Jungkook solo se ríe desde la cocina mientras negaba con la cabeza. No hace muchas preguntas al respecto para su suerte y solo se pone a calentar agua para la tetera.
—Puedes sentarte donde quieras y acomodarte— le dice, a lo que este asiente.
Mira a su alrededor en busca de un lugar para sentarse y opta por la mesa del comedor, ya que esta les sería cómoda a la hora de usar su laptop y sobre todo, porque estaba junto al ventanal el cual les daba una muy bonita vista de la ciudad.
Comienza con su recorrido visual nuevamente, dirigiéndose hacia la bonita cocina en la cual se encontraba el azabache. Este estaba cargando unos cupcakes en una fuente para luego acercarse hacia donde él estaba y poner estos sobre la mesa.
—¿Tienes un balcón?— le pregunta mirando la puerta ventana a un lado de lo que parecía un pasillo junto a la cocina.
Nuevamente, no era bueno con las muestras de amabilidad y solo intenta conversar para llenar el vacío que dejaba ese momento incomodo en su interior.
—En realidad es un pequeño jardín.
—En serio me cuesta no envidiarte— le dice el castaño mientras abultaba sus labios.
Jungkook solo se ríe por lo infantil que estaba actuando y vuelve a la cocina para cargar el agua.
—¿Acaso tu departamento no tiene balcones?— le pregunta finalmente.
—A penas si tiene ventanas, Jungkook— Taehyung se ríe con eso. —Aunque en comparación con nuestra oficina, si que tiene mucha iluminación natural.
—¿Te gustan las ventanas?— le pregunta sonriendo a lo que castaño asiente.
—Pasé gran parte de mi niñez en una granja con mi abuela. Me gusta mucho el aire libre y la luz natural.
—No eres de Seúl, ¿verdad?— le pregunta el menor llevando la tetera a la mesa. —Es muy dificil encontrar aqui esas condiciones.
—No, no soy de aqui— le dice. —Soy de Daegu.
—Cool. Yo soy de Busan.
—¿De veras?— le pregunta sorprendido a lo que el azabache asiente. Aunque de cierta manera siempre había escuchado un pequeño dialecto en su habla sin saber identificarlo bien. —Creí que eras de la capital.
—No, cuando cumplí quince años nos mudamos aquí.
—¿Cuántos años tienes ahora?— le pregunta curioso de repente, ya que nunca antes había indagado en el tema. —Pareces joven, sin contar que me dices hyung.
Jungkook sonríe para si mismo antes de contestar. —Tengo veinticinco años.
—No creí que fueras tan menor— le dice el castaño sonriéndole con ternura quizás por primera vez.
Jungkook solo suelta una pequeña risita, ya que era un completo niño consentido que le gustaba que las personas lo mirasen de esa manera. Procede a llevar un par de tazas para que se pudieran servirse el té y luego va hacia la mesa ratonera junto al sofá para tomar su laptop y sentarse junto a él.
Taehyung sirve para ambos mientras veía como el azabache iba de un lugar a otro en su casa.
—Aquí están todas mis fotografías, toma las que necesites— le dice el azabache luego de unos minutos junto a él tendiéndole la laptop.
Puede ver una amplia variedad de fotografías de mejor calidad que las de él en la pantalla y de cierta manera siente algo de pena por la situación.
—¿En serio no te molesta?— le pregunta un poco avergonzado.
—Claro que no, por algo te lo estoy ofreciendo.
Taehyung asiente algo tímido y toma la computadora del azabache. No sabía realmente cómo debería comportarse ante semejante muestra de amabilidad y más aún luego de haber sido alguien frío en su presencia.
Toma algunas de las muchas fotografías que el menor había tomado y luego de tener su aprobación, se las pasa por correo para proceder a editarlas en su laptop.
Jungkook era un magnífico fotógrafo, y casi podría pensar en que éste se había esforzado el doble la noche anterior solo para que luego pudiesen tener los dos una cantidad de fotografías considerables.
No les toma más de tres horas el proceso de edición, ambos compartiendo algunos consejos e incluso ayudándose en algunas ocasiones. Taehyung había comenzado a notar que era cierto lo que el señor Kwon decía, ambos podían potenciarse cuando estaban juntos.
—¿Te quedas a almorzar?— le pregunta el azabache viendo como él había comenzado a guardaba sus cosas con la intención de marcharse.
—¿No te molesta?— tímidamente le pregunta. No entendía que le estaba pasando como para llegar a sentirse de esa manera frente al menor.
—Por supuesto que no, hyung. Por algo te estoy invitando.
—Bien, si. Me quedo entonces— le dice con una pequeña sonrisa.
Odiaba cocinar, y aún más odiaba luego comer su propia comida ya que sentía que había sido una perdida de tiempo porque esta no sabía bien.
—Genial. ¿Quieres que cocine o pedimos comida?
—¿Cocinas?— le pregunta sorprendido haciendo que el menor solo rodase sus ojos.
—Hyung, ¿crees que porque mis padres tienen dinero no sé cocinar?
—Prefiero comida casera, si no te molesta— le dice ignorando a lo que el azabache preguntó.
—Bien, puedes esperarme aquí si quieres, o ir al patio o a la cocina conmigo. Da igual realmente.
Taehyung asiente agradecido. —¿Puedo recorrer el lugar?
—Claro.
Taehyung asiente feliz y procede a observar más detenidamente el departamento del menor mientras caminaba junto a este hacia la cocina.
—¿Puedo ver tu patio?— le pregunta señalando el pequeño pasillo.
Sabía que ya tenía su permiso, de todas formas sentía que debía ser educado y no tan entrometido con sus cosas.
—Ya te dije que si hyung. No me molesta que recorras.
Taehyung asiente agradeciéndole en voz baja para luego caminar por el pasillo hacia el pequeño jardín del departamento.
''Es realmente adorable'' es lo primero que piensa al observar las pequeñas macetas con huerta en el lugar. Consideraba tierno el imaginarse a Jungkook yendo todos los días a regar sus plantas y a cuidarlas, ya que era notorio el minucioso cuidado que tenía cada una de ellas. El jardín contaba también con un pequeño jacuzzi junto con un deck de madera, aunque ciertamente su atención solo lo había atrapado las plantas, ya que él era pésimo en el cuidado de estas.
No era muy amplio el jardín, pero estaba bien considerando que se encontraba en la cima de un edificio. Se relaja un rato más con el sol en la cara mientras mira la ciudad desde tan alto y luego vuelve junto con el azabache para permanecer allí mientras este cocinaba.
—¿Terminaste tu recorrido?— le pregunta Jungkook sonando burlón, ya que no se había ausentado ni siquiera cinco minutos.
—No, pero tengo hambre en realidad.
Jungkook ríe ante eso y voltea sobre su eje para así poder observar mejor al castaño.
—No se va a cocinar más rápido solo porque estés aquí observándome, hyung.
—Lo sé— dice Taehyung sonando aburrido. En realidad esperaba hablar un poco más con el menor para llenar el tiempo, pero no pensaba decirle eso en voz alta. —Es que no sé que otra cosa hacer, siéndote sincero— le dice en su lugar.
Jungkook solo se ríe y se encoge de hombros para volver su atención a la cocina. —Puedes ir a la sala a ver televisión si estas aburrido, en el estante hay algunos videojuegos por si quieres jugar a alguno.
Recuerda su dulce juventud en la que perdía horas y horas jugando videojuegos y realmente ahora, no recordaba cuando había sido la ultima vez que había hecho algo como eso.
—Está bien— dice quizás un poco emocionado para luego dirigirse hacia el estante mencionado.
Nota rápidamente la caja llena de videojuegos que mencionó el azabache, pero no le presta atención en un inicio ya que se distrae observando los muchos discos de vinilo que estaban también en la estantería.
No solo tenía muchos, sino que además, estos estaban ordenados cromáticamente, lo que confirmaba aún más su teoría de que Jungkook en el fondo era mucho más organizado de lo que demostraba en su vestimenta.
—¿Coleccionas discos?— le grita al azabache quien seguía en la cocina a unos metros de donde él estaba.
—Algo así— le devuelve el grito. —A mi padre le gustaban y yo siempre se los ordenaba. Podría decirse que es como una pequeña herencia familiar.
—Cool— le dice, aunque duda que el azabache lo haya escuchado por la distancia.
Vuelve nuevamente a la caja de plástico donde se encontraban los videojuegos y le es algo difícil decidir por alguno, ya que llevaba tiempo sin darse el lujo de divertirse de esa manera y hasta ya desconocía los juegos actuales.
Opta por Mario kart ya que era el único que consideraba lo suficientemente fácil de aprender y cuando está por guardar nuevamente la caja en su lugar, nota un cuadro más arriba en el estante que llama su atención.
En él se encontraba el azabache más pequeño junto con el señor Kwon en una piscina, ambos con flotadores y sonrisas inocentes. Le causa cierta ternura ver a Jungkook de esa manera y sobre todo el abrazo tan familiar que su jefe le daba.
No dudaba en el cariño que Jiyong tenía hacia el azabache y seguía considerando un completo afortunado a Jungkook por tener una familia tan cariñosa y que lo quieran tanto.
Sigue su vista en las fotografías sobre el estante, causándole más y más ternura a medida que su vista avanzaba. Jungkook junto a quien suponía su padre, él solo en la playa jugando con la arena, Jungkook sobre una banqueta cocinando con su madre...
No se da cuenta que está sonriendo mientras lo hacía hasta que nota una fotografía curiosa, en la que el azabache estaba en un estacionamiento junto a sus dos padres y con un cartel en su mano. Siente como su corazón deja de latir por unos segundos debido a la sorpresa.
Toma la fotografía en sus manos para luego voltear y mirar al azabache quien seguía en la cocina sin realmente prestarle atención.
—Jungkook, ¿puedes venir un segundo?— lo llama, a lo que el azabache en solo segundos se encontraba junto a él en la sala. —¿Por qué en esta foto tienes un cartel que dice "superé el cáncer"?
El azabache al ver lo que Taehyung tenía en sus manos expande levemente sus ojos para luego fingir desinterés y encogerse de hombros.
—Cuando tenía ocho años mis padres me veían muy pálido y notaban que no podía mantener el ritmo como el resto de los niños de mi edad. Me cansaba con solo caminar y decidieron llevarme al médico, donde me hicieron estudios de sangre y luego de un aspirado de médula me diagnosticaron con leucemia— le dice, dejándole un poco sorprendido al mayor. Es la primera vez que no notaba desinterés en su mirada. —Luego de mucha quimioterapia, a los quince años me dieron el alta y finalmente estoy libre de cáncer. Luego de eso nos mudamos aquí a Seúl, y solo me hago chequeos dos veces al años para asegurarme de que el cáncer no haya vuelto.
Taehyung se queda sin palabras y no puede hacer nada más que mirar al azabache frente a él.
—Está bien— le dice fingiendo una sonrisa y devuelve el cuadro a su lugar en el estante, decidiendo así que fue suficiente curiosidad por un día.
No quería que Jungkook notase que en realidad lo había afectado un poco la noticia.
Solo era un niño cuando todo eso le había pasado. Toda su infancia y comienzos de su adolescencia había estado en quien sabe cuantos hospitales, quizás sin realmente poder disfrutar esos años de inocencia que le correspondían.
De repente comprende muchas de las acusaciones que anteriormente había hecho hacia el menor. El porqué era un consentido, el comentario que había hecho Jungkook días atrás sobre que estaba viviendo el futuro que sus padres deseaban para él. Sus padres habrán temido que Jungkook ni siquiera tenga un futuro, por lo que era entendible que el simple hecho de estar vivo lo hacía perfecto.
—No me mires así, hyung. Tu no— interrumpe Jungkook a sus pensamientos.
—¿Así cómo?— le pregunta tragándose el nudo en la garganta.
—Con lastima, como si fuera un niño. Suficiente tengo con que toda mi familia, tu sigue tratándome como siempre, por favor.
—Lo siento, Jungkook— le dice el castaño acercándose más hacia su menor —De verdad lo siento.
—Hyung...
—No es lastima, lo juro. Solo que... nada. Me alegro que hayas superado el cáncer y que estés bien.
Jungkook le sonríe sinceramente y se encoge de hombros. —Gracias hyung.
—¿Cuándo fue tu último chequeo?
—Hace tres meses.
—¿Salió todo bien?
—Salió muy bien.
Taehyung le regala una sonrisa sincera, quizás la más sincera hasta el momento y asiente verdaderamente feliz para luego dejar nuevamente el videojuego en su lugar.
—¿No vas a jugar?
—Quizás después— le dice restándole importancia y simplemente yendo a la cocina junto al azabache.
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