Capitulo veinte

Jin se encontraba estacionando el auto que tenía en arreglo fuera de su casa, justo en su vereda cuando veía una figura parada que lo observaba al otro lado de la calle. Apagando el motor del auto y con la sangre hirviendo dentro de él, salía de inmediato y cerraba la puerta del vehículo más fuerte de lo debido. Apenas y comenzaba a amanecer, sus pasos iban acelerados hasta que llegaban frente al otro tipo.

Ese que no dejaba sus pensamientos desde que se había rendido a sus necesidades y sucumbido a sus deseos desaforados por poseerle.

- ¿Arreglaste tu mierda? -cuestionaba con sus ojos oscuros y sus voz fría.

TaeHyung pasaba saliva, no se había movido de allí desde que Amudiel se había retirado luego haberle tirado la bomba sobre que Jin era un recipiente vacío. No una reencarnación como lo creía, parecía ser algo fuera de lo común y su preocupación no le había permitido mover los pies del mismo lugar. Cuando el auto se había comenzado a asomar por el lado izquierdo de la casa, Amudiel se había echado a correr mientras que TaeHyung seguía procesando la información.

¿Recipiente vacío, sin alma?
¿Y dónde mierda se suponía que estaba la suya?

Los dedos del castaño eran chasqueados frente a un TaeHyung que sentía nuevamente malestares tales como: dolor de cabeza, ardor en su garganta y posiblemente sus piernas se habían debilitado. Algo de rutina desde que conocía a éste SeokJin.

-Te hice una maldita pregunta -susurraba más cerca de su rostro.

Las orbes celestes de TaeHyung se posaban sobre ese verde esmeralda que Jin poseía y relamía sus labios cuando bajaba la vista a los labios rojos del mundano. Dios, era él. Vacío y sin alma, un completo hijo de perra insensible y posiblemente enfermo, pero era su SeokJin. El hombre del que se enamoró hacía ya mucho tiempo atrás. El hombre por el que volvería a caer de su gracia mil millones de veces más, si le dieran a elegir.

TaeHyung repasaba todos estos años sin él, su vida miserable, disfrutando del sufrimiento de otros para sentir que hacía un poco de justicia a su propia causa, pero su existencia seguía siendo miserable. Sin importar cuántos cuerpo había recorrido y cuando labios había probado, él solo quería una boca, un cuerpo. Un solo hombre en todas y cada una de sus vidas.

Irreverente, hiriente, un jodido mal nacido, pero TaeHyung lo quería tan mal que, ni siquiera podía pensar en sus propios malestares cuando tomaba el rostro de Jin y unia su boca hambrienta a la del otro hombre. Le atacaba con diente y lengua, lo tomaba con fuerza y se fundía en esa boca que le recibía sorprendido al inicio, pero totalmente sediento segundos después.

La lengua de Jin empujaba con ganas y su boca se abría a su punto máximo, devorandole como un desquiciado. Raspando con sus dientes, derramando saliva a los lados de sus labios y absorbiendo a TaeHyung con esa boca carnosa que era el cielo en el que el ex ser de luz quería estar lo que restará de su existencia.

Sus manos presionaban a Jin desde la parte posterior de su cabeza y sentía las manos del castaño apretarle fuertemente desde la zona de su espalda baja. Su cuerpo respondía a pesar del malestar y lo necesitaba, lo necesitaba tan fuerte, tan intenso que, quedaba verdaderamente descolocado cuando aquella boca se apartaba de la suya.

-No... -susurraba arruinado y con su lengua a mitad de camino-. Vuelve... -pedía, tomando a Jin de su rostro otra vez.

El castaño notaba los ojos celestes del ángel, casi azules brillando de lujuria, necesidad y le gustaba. Le gustaba tanto como TaeHyung quedaba con sus labios semi abiertos y sus ojos entrecerrados, descolocado y necesitado. Pero quitaba las manos del ex ser de luz y le tomaba por su mentón con firmeza y ojos verdes oscuros... También inyectados en lujuria.

Y luego se daba el gusto de dar una mordida fuerte al belfo inferior del demonio, haciéndolo gemir y sisear del ardor.

- ¿Arreglaste tu mierda, ángel? -susurraba luego, con esa voz que lograba erizar el vello de TaeHyung sobre su piel de gallina.

Este negaba y tragaba duro con un poco de ardor-. No lo he hecho.

El castaño soltaba todo el aire por sus fosas nasales y lo veía apretar sus dientes.

-A la mierda, TaeHyung.

Empezaba a caminar con dirección a su casa mientras que tiraba del brazo del azabache sin importar qué. Este por su cuenta era arrastrado y su visión era nebulosa, muy similar a estar intoxicado y a punto de desvanecerse. Estaba mareado, sus pies pesados, pero se disponía a seguir a SeokJin cuesta adentro, luego escaleras arriba y de repente era empujando hacia dentro del cuarto.

Veía todo de forma casi borrosa, pero sentía el aroma de SeokJin. Masculino, almizaclado y entre mezclado con su perfume dulce y fuerte. La habitación era la de huéspedes en la que había dormido la primera y última vez, estaba con la misma cama en el centro, pero con sábanas negras y las luces apagadas y solo un poco de la luz del patio trasero de Jin alumbraba hacia dentro.

Ahora se encontraba parado en medio de la misma, ya no tenía a Jin tomando su mano y se preguntaba cómo mierda había logrado subir sin caerse redondo al piso por sentir sus pies pesados. Sacudía su cabeza e intentaba aclarar sus pensamientos ¿dónde estaba Jin?. ¿Lo había encerrado en la habitación o qué mierda?

El mareo disminuía y sentía sus sentidos más alertas. El malestar perduraba, pero estaba más consciente.

- ¿Jin?

-Dime... -susurraba la voz del mundano trás él, sobre su oreja y con una mano que le tomaba de la cintura y se posaba en su abdomen.

TaeHyung jadeaba por la sensación de adrenalina.

-Creí que te habías ido -susurraba con voz rasposa.

-No me iré a ningún lado -murmuraba el otro y daba una mordida a su lóbulo.

TaeHyung se dejaba caer sobre su hombro. Estaba en un periodo de intoxicación fuerte, sus piernas no tendrían fuerza suficiente de sostenerle. La boca de Jin comenzaba a besarle más fuerte. Chupones y mordidas en el hueco de su cuello, el mismo que él le entregaba al tirar su cabeza al lado contrario de la boca del castaño. Su brazo subía y se posaba en la nuca del mundano, pero de inmediato este lo sacaba y tiraba su brazo de forma brusca.

-Ah... Eres irritante -soltaba TaeHyung, con su lengua pesada.

Los besos cesaban-. Y tú muy toqueton.

Luego de eso le daba un mínimo empujón y giraba a TaeHyung como si fuera un muñeco de trapo. Veía sus ojos oscuros entre cerrados y una sonrisa ladina que le provocaba cosas extrañas en su interior.

El castaño se apoyaba sobre la puerta y sin prisa ordenaba-. Quítate la ropa o vete de aquí -firme y seguro.

TaeHyung tragaba duro y sentía ese corazón marchitado palpitar rápido, solo Jin podría ocasionar eso. Se quitaba su chaqueta y la arrojaba al piso al mismo tiempo que se quitaba sus zapatos, seguido por su camiseta y luego ponía las manos sobre su pantalón y ahí quedaba.

- ¿Por qué te detienes?-cuestionaba la voz rasposa de Jin.

TaeHyung lo tomaba como una señal positiva. Él iría por ello, no podía pensar muy claro. Y no quería otra cosa que no fuera a Jin en ese momento. Cuando quedaba completamente desnudo y obviamente excitado frente al castaño, volvía a tragar duro. Ardor y vista nebulosa. Piernas débiles y un deseo consumidor que no se iría jamás, ni aunque fuera saciado, jamás dejaría de desear al hombre que, ahora frente a él, se movía en dirección al Placard y de uno de los cajones tomaba una cuerda. No era larga, con suerte y llegaba a un metro de largo.

Los ojos celestes de TaeHyung lo miraban atentamente en cada movimiento que Jin hacía frente a él.

- ¿Qué harás con eso? -cuestionaba.

Jin alzaba la vista y lo miraba de arriba abajo, TaeHyung era precioso. Perfecto, un cuerpo tonificado, pero no era más grande que el suyo propio y eso le gustaba. Era delicado en ciertas zonas, como su cintura. Era angosta, sus piernas eran gruesas arriba, pero delgadas al bajar. Su piel era canela y le parecía un tono sensual, le quedaba perfecto. Sus hombros no eran tan anchos como los suyos, pero eran justos en su anatomía.

Se veía dócil, dulce... Sumiso, con ese rostro suave y también delicado. Sus ojos grandes con espesas pestañas, su nariz pronunciada y labios semi carnosos. TaeHyung era bonito, realmente la expresión le quedaba.

- ¿Confías en mí? -preguntaba con un tono de voz oscuro, paseándose frente al azabache.

TaeHyung lo miraba fijo-. Si.

Jin torcia su cabeza y fruncia su ceño-. Tú en serio confías en mí.

Inclusive él se sorprendía por aquello, no podía ni siquiera burlarse del chico, así que tiraba la cuerda sobre la cama y se disponía a quitarse su propia camiseta. De inmediato TaeHyung notaba que llevaba una venda sobre el brazo y se abalanzaba sobre él sin pensarlo.

- ¿Qué te sucedi- ah...? -de inmediato era detenido por la mano de Jin sobre su cuello.

-Estás demasiado toqueton -repetía apenas audible.

No estaba ejerciendo una gran presión, pero lo tenía firmemente.

- ¿Qué te pasó? -repetía TaeHyung.

-Nada que te importe -murmuraba entre dientes.

-Me importa -contraatacaba el demonio.

-Bueno, que no te importe -pedía. Aflojando el agarre y llevando la misma mano que estaba en el cuello de TaeHyung, al hombro de éste-. Mejor comienza a desnudarme -apretaba el hombro del azabache con firmeza y lo empujaba cuesta abajo.

TaeHyung caía sobre sus rodillas, absorto y tembloroso. Mareado y excitado. Agradecía que Jin estuviera siendo frío con él o de otro forma no podría hacer esto. No es que no estuviese acostumbrado a la tortura, pero los besos intensos y las caricias lentas parecían doler mil veces más que cualquier tortura infernal que pudieran infrigirle.

-De acuerdo, si -respondía.

Sus dedos largos iban al jean negro que SeokJin llevaba esa madrugada, y comenzaba a desabotonarlo, sin dejar de mirar el porte poderoso del castaño frente a él. Al bajar pantalones y boxer notaba que la longitud de Jin estaba dura y saltaba orgullosa frente a su rostro. La sensación de desespero por llevarla a su boca lo hacía comenzar a segregar demasía saliva bajo su lengua, así que se atrevía a chupar la punta brillosa del glande, sin previo aviso, sin preámbulo y tomando por sorpresa al castaño.

-Mierda... -la mano de Jin se posaba en su cabeza y la presionaba. Logrando que TaeHyung se aferrara a sus caderas, gimiera mientras chupaba más y pegara su frente a su abdomen.

Su propio cabello semi largo le estorbaba en la vista sobre su piernas, así que soltaba la cabeza del azabache y tiraba de su cabello hacia atrás mientras suspiraba por la presión en su polla. Al instante de haberlo soltado, TaeHyung se metía toda su longitud hasta sentir que la punta le tocaba la campanilla y alzaba la vista de ojos llorosos mientras gemia con la dura longitud del mundano en su boca.

La vibración del gemido acariciaba todo el largo falo de Jin y sentía que daba un tirón en la base de su polla.

-Joder... -presionaba de nuevo la cabeza de TaeHyung y lo retenia allí. El demonio podía sentir el vello púbico recortado y cuidado del castaño hacerle apenas cosquillas en la punta de su nariz.

Relajaba su garganta y se quedaba allí, ahogado con aquella carne dura dentro de su cavidad bucal y respirando por sus fosas nasales logrando aspirar más del aroma de SeokJin. Las manos firmes en su cabeza le excitaban demasiado. Su garganta dolía y sus rodillas también, pero se daba el lujo de mover su cabeza en el proceso que otro gemido era obstruido por la longitud ajena.

-Oh, joder, joder... -susurraba Jin.

Lo miraba tan lascivo, tan sombrío con sus ojos verdes oscuros. TaeHyung quería que le hiciera de todo. Los segundos pasaban y comenzaba a colapsar con la polla del castaño, hasta que el agarre aflojaba y podía soltarle, desde abajo conectaba su mirada azul a la verde esmeralda del mundano y este le veía como sus ojos brillaban y su boca escurría saliva a los lados de la comisura de sus labios.

TaeHyung los relamía y volvía a atacar, pero antes de llegar a tocarle, Jin tiraba de su pelo con firmeza.

-Ponte de pie -ordenaba con voz rasposa.

TaeHyung tragaba duro y asentía. Se ponía de pie y al hacerlo sentía que perdía el equilibrio, pero las manos de Jin lo tomaban por la cintura. Cuando lo enfocaba, notaba sus dientes apretados y su mirada distante, pero ardiente sobre él.

-A la cama -soltaba, girandole de repente y dándole un leve empujón.

TaeHyung no caia al piso porque se sostenía de los barrotes altos de la cama. Veía como Jin terminaba de quitarse sus zapatos y el resto de las prendas y se arrimaba, se acostaba sobre ella y miraba fijamente al ex ser de luz.

-Ven aquí -TaeHyung asentía sin decir nada, sus piernas temblaban, su visión era borrosa y su garganta ardía mientras que su cabeza retumbaba en todo momento-. De espaldas a mi, pasa tu pierna por encima de mi.

TaeHyung relamia sus labios y lo veía tendido sobre la cama-. ¿No me dirás qué te pasó en el brazo?

-No es de tu maldita incumbencia, ven encima de mi, de espaldas y haz exactamente lo que te digo -ordenaba.

TaeHyung lo hacía, aunque no apartaba de su cabeza la pregunta. Al subirse cruzaba su pierna por encima del otro con sumo cuidado. Ahora de espaldas a Jin, sin poder verle suspiraba tembloroso, lo ponía nervioso, ansioso. Necesitado. Las grandes manos del castaño se posaban a los lados de sus caderas y su lengua húmeda barria en el inicio de sus glúteos cuesta arriba, hasta donde llegaba desde esa posición.

"Ah~..."

Jin reía ladino, no había hecho nada aún, pero ese tipo parecía ser tan perceptible a él. Le causaba tanta satisfacción ver que se deshacía por las mismísima nada y como le había gustado la imagen de esa espalda desnuda con esa parte trasera que TaeHyung tenía mejor que cualquier mujer que había pasado por su cama.

Su lengua sentía el sabor de la piel del ex ser de luz y le gustaba, le gustaba tanto como sabia que sentía que estaba demente por sentirle un sabor dulce. Le gustaba que no había dolor alguno en su espalda cuando estaba con el tipo. Le gustaba que ni siquiera el ardor en su brazo quemado se sentía.

TaeHyung era un droga fuerte, un viaje de ida , como le había mencionado la última noche. Con su mano ascendiendo por el abdomen de TaeHyung, sentía como la respiración de este se aceleraba y se mantenía quieto en su posición. Cuando alzaba la vista, notaba las cicatrices en los omoplatos de este.

«¿Quién mierda eres?»

¿Le importaba? no estaba seguro, pero aquella atracción era demasiado fuerte para que pudiera ignorarla. La conexión con el tipo frente a él iba más allá de un género, más allá del sexo. Había algo mucho más fuerte que lo mantenía en una constante sensación de adrenalina y estaba seguro que el placer sería otro jodido nivel. Jamás había sentido la necesidad de tomar a un hombre, jamás le habían llamado la atención, pero TaeHyung era todo un nuevo nivel para Jin.

Y él quería, realmente quería poseerlo por completo.

1/2

Si ven errores de tipeo, peldon. TT-TT

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