Capitulo treinta

Solar había obligado a Jin a tomar algo fuerte para la fiebre. El tipo estaba recién duchado, pero estaba todo sudado, gimiendo del dolor y ella no lograba entender de dónde venía tal sufrimiento. Lo había revisado por todos lados, la única herida que tenía era en su puño, el mismo ya estaba desinfectado y vendado.

Había ayudado a que Jin pudiera ponerse un maldito pantalón, pero continuaba quejándose de su espalda. Se tocaba el lugar, gemía y volvía a repetir. Revisaba el lugar del supuesto dolor cada dos por tres, pero no se veía ningún moretón, ninguna inflamación. Absolutamente nada, pero Jin se doblaba del dolor.

Y ya se habían acabado las pastillas para eso.

- Déjame llevarte al hospital, Jin -decía, sosteniendo el paño frío sobre la frente del hombre.

- ¡Ja! No pueden hacer nada por mí, Yong-Sun -añadía con congoja, luego intentaba levantarse-. Solo necesi- ¡Aaaah! -volvía a sentir una gran puzanda, como un puñal, el maldito puñal-. ¡Mierda! -caía nuevamente sobre la cama.

- ¡Deja de ser tan testarudo! Necesitas recostarse y... Mierda, déjame llevarte al hospital.

Jin negaba-. No, yo... Yo solo necesito algo para el dolor, algo fuerte -mencionaba.

Solar suspiraba-. Tienes que dejar de automedicarte

-Busca en el cajón de mi mesa de noche, debo tener otra tableta de pastillas, por favor -rogaba.

La chica lo miraba preocupada, pero hacía lo que se le pedía. Jin gemía, se posicionaba de una forma, de otra, pero simplemente dolía.

-Jin, aquí no hay nada... -susurraba Solar.

- ¡Maldita se-...! -se impulsaba de forma brusca para intentar levantarse, pero el dolor se volvía tan agudo que caía desmayado sobre la cama.

- ¡Jin!

TaeHyung sentía que el rostro diabólico del capitán se desvanecía junto con sus esperanzas, pero en realidad era él a punto de perder la consciencia si el otro ser diabólico seguía presionando y presionando su cuello.

Una risa brotaba de la garganta de Baalzephon cuando TaeHyung comenzaba a derramar gruesas lágrimas, creía que se este sería su fin, pero no tenía fuerzas para luchar. Se sentía drenado, cansado... Confundido, frustrado y terriblemente miserable. Pero de la nada, sus rodillas golpeaban el suelo de aquella fría oficina.

Baalzephon lo había soltado y ahora él tocia el dolor en su garganta, aspirando fuertemente e intentando encontrar la forma de respirar otra vez.

- Patético -escuchaba al demonio decirle mientras se alejaba a paso lento, pero él tomaba sus pies de forma desesperada.

Sollozando entre lágrimas que nublaban su vista, su voz ronca. Dolía al intentar hablar o mejor dicho rogar-. Déj-déjame servirte, lo que quieras, t-te lo daré -Susurraba sin fuerzas y con un fuerte dolor en sus cuerdas vocales.

- Suéltame, gusano -ordenaba Baalzephon-. Te dije que no tienes nada que pueda querer de ti

-P-Puedo conseguirte más almas por la suya... -susurraba ronco, logrando que Baalzephon dejara de sacudir su pie para que lo soltara-. Puedo hacerlo. He llevado almas al infierno por pedido de otros demonios...De generales -mencionaba, aún tirado en el suelo.

- ¿Generales? -replicaba Baalzephon. TaeHyung alzaba su cabeza, sus ojos rojos inyectados en sangre y el color volviendo poco a poco a su rostro. Con dos de sus dedos, el demonio hacía el ademan de hacerlos hacia arriba y TaeHyung era levantado del suelo y dado contra la misma pared de recién-. ¿Qué generales? -preguntaba.

TaeHyung estaba siendo levemente presionado por una fuerza invisible que venía de Baalzephon.

Pasando el nudo doloroso en su garganta exclamaba-. Agalariept, es uno. Sartael, me debía un favor debido a un alma que le entregué hace mucho... -su labio inferior temblaba cuando una sonrisa diabólica se dibujaba en el rostro del capitán-. Las almas que quieras, puedo conseguirlas para ti a cambio de la que deseo...

Baalzephon lo soltaba y TaeHyung caía nuevamente, pero esta vez de pie. Este le daba la espalda y volvía a su escritorio para sentarse pensativo, TaeHyung intentaba caminar a paso lento y pararse erguido frente al escritorio.

El tiempo corría y el capitán no decía nada, seguía pensando y pensando, volviendo a TaeHyung un poco más desesperado y demente a cada segundo que pasaba allí adentro.

Luego de un largo tiempo de espera, Baalzephon suspiraba y como por arte de magia, lo volvía a sentar repentinamente frente a él. TaeHyung había jadeado del susto y su respiración se había acelerado de nuevo. No podría nunca acostumbrarse a ser el títere de alguien más.

-Creo que quizás puedas hacer algo por mí después de todo -mencionaba el capitán.

TaeHyung relamía sus labios y se acercaba al escritorio-. Solo dime cuantas almas valen la liberación del alma de Jin y las traeré para ti -sus ojos eran asustadizos y también suplicantes.

-Tú si que eres despiadado con esa carita angelical... -luego resoplaba y rodaba sus ojos-. Las cosas que hacen por "amor" -decía gravemente, con ironía y entre comillas.

TaeHyung pasaba el nudo en su garganta, no, no se sentía bien lo que estaba prometiendo, pero había gente allí afuera que sería tan fácil de tomar y condenar a un eterno sufrimiento que, él lo haría.

Haría lo que fuera por SeokJin.

-No quiero almas -decía finalmente el demonio, TaeHyung se estremecía del escalofrío que pintaba su columna y sudor frío corriendo por su sien-. Quiero algo más difícil de conseguir, pero viendo que eras un mendigo suplicante, quizás puedas conseguirlo por mí -susurraba.

TaeHyung parpadeaba, pasaba otro nudo en su garganta y sin titubear asentía frenéticamente.

-Lo que sea que me pidas para que puedas liberarlo para mí, lo haré -exclamaba con seguridad y sufrimiento-. Haré lo que sea.

-Interesante -añadía por última vez-. Definitivamente lo amas.

Escenario completamente en negro, sentía y veía las cadenas en sus muñecas y tobillos, pero no podía ver más allá de su propio cuerpo, de pie alli. Posiblemente un reflector encima de su cabeza que le permitía ver qué su cuerpo estaba marcado y su espalda baja dolía.

«Mierda»

Otra pesadilla. Comenzaba a temblar visiblemente, su respiración se volvía pesada, no estaba bien. Comenzaba a hiperventilarse y necesitaba despertar antes de que la tortura comenzará.

El olor a azufre y carne quemada siempre le provocaban náuseas.

-Despierta, despierta... -repetía para sí mismo, pero no lo hacía. Unos pasos le causaban terror y pensaba que la tortura iba a comenzar, pero unas voces susurraban a lo lejos.

"-Dijo que no lo tocaramos hasta nuevo aviso

-Pero tengo hambre -decía otra voz, igual de horrible y ronca que la primera.

-Bueno, tenemos la orden de no tocar a este aún

- ¿Y entonces cuando? No es justo, es delicioso

-Hasta nuevo aviso, de todas formas, sufrirá peor en carne propia porque es un recipiente vacío en la tierra"

- ¡No! -Jin se levantaba gritando de la cama cuando lograba agudizar su visión, no reconocía dónde estaba-. ¿Qué-... Dónde-...?

- ¡Jin! -Solar entraba por la puerta corrediza-. ¿Cómo estás?

- ¿Dónde se supone que me trajiste? -cuestionaba, se sentía algo estúpido, pero el dolor persistía.

La cama era dura y fría.

-Te desmayaste, no pude despertarte. Te traje a un hospital y te internaron

- ¿Por un maldito desmayo? -intentaba ponerse de pie furioso, pero se sentía débil y la mano de Solar en su pecho lo empujaba de vuelta a la cama.

-No despertabas, imbécil -respondía furiosa-. Cuando llamé a la ambulancia, te trajeron porque sentían tus signos vitales muy débiles, pero no sabían el motivo, no te encontraban nada extraño. Revisaron tu mano para verificar que no hubiera infección y todo está bien, solo... Estabas mal ¿Qué sucede contigo? -susurraba preocupada.

Jin apretaba sus dientes y un nudo se formaba en su garganta, se sacudía la mano de Solar de su pecho y se recostaba furioso, tensando su mandíbula y evitando quejarse por la punzada de dolor constante.

-Espero y no lo hayas llamado -susurraba con dolor.

-Lamentablemente, respeté lo que dijiste y no llamé a TaeHyung -respondía esta.

-Perfecto, ahora sácame de aquí -ordenaba.

El ex ser de luz había sido liberado con un Amudiel que se mantenía en silencio a su lado.

- ¿Te fue bien? -preguntaba en un susurro.

La charla con Baalzephon y lo que dijo que deseaba de él, le habían parecido algo difícil al inicio, pero la verdad era que se veía una tarea muy simple de resolver.

-Me fue -respondía, luego se detenía-. Eres libre, ya me ayudaste suficiente ¿Te hicieron daño? -el demonio negaba-. Bien. Puedes irte, tengo cosas que hacer -susurraba.

Luego de eso estaba solo, cerrando sus ojos, se concentraba y se llevaba a sí mismo, con la poca energía que le quedaba, frente a la casa de Jin. Sus manos sudaban y temblaban, necesitaba verlo y saber cómo estaba, aunque sabía que no debería estar allí en absoluto. Se tomaba su tiempo y estaba decididp a irse, pero su teléfono comenzaba a sonar.

Era Jin, así que se apresuraba a responder.

- ¿Jin?

-Oh, tienes señal en el infierno -susurraba. TaeHyung podía notar por su voz que estaba un poco adolorido.

-Estoy frente a tu casa cuestionándome si debería entrar -exclamaba, dando pasos decididos hacia la casa.

-Lo puedo sentir -respondía Jin.

TaeHyung se detenía-. ¿Qué?

-El dolor infernal de toda la semana cesó repentinamente. Estuve en el hospital

- ¡¿Qué?! -preguntaba otra vez, había intentado llevarse a sí mismo adentro, pero estaba tan débil que con suerte había llegado fuera de su puerta y había dudado incluso si ver a Jin era lo correcto, o mejor seguir adelante-. Debería continuar con esto en vez de demorarme mas. ¿Alguien está contigo?

-Una maldita pregunta a la vez -soltaba el castaño.

-Cierra la boca y dime si hay alguien contigo -exclamaba, luego susurraba gravemente-. Puedo hacerte sentir mejor, unos momentos y luego me iré. No puedo quedarme-...

- ¿No puedes porqué...?

-Porque la encontré -respondía. Un silencio se extendía al otro lado-. Juro que haré lo que esté a mi alcance, pagaré mi deuda contigo -susurraba a punto de quebrarse, ahora que sabía por qué el alma de Jin estaba en el infierno.

Era pura y exclusivamente su culpa. Realmente se lo debía, como Jin había mencionado.

- ¿Debería entrar? -preguntaba nuevamente en un susurro, pegando su frente a la puerta de Jin, anhelando y temiendo-. No pude despedirme como era debido

-Es una perdida de tiempo -susurraba Jin al otro lado, se notaba que le costaba hablar.

-No, no lo es, puedo hacerte sentir mejor-...

Jin inhalaba fuertemente-. Dolió constantemente, más fuerte que antes, literalmente como si tuviera el maldito cuchillo o la maldita daga de la pesadilla incrustada en mi espalda baja y los doctores no sabían qué mierda sucedía conmigo... -decía sin respirar y luego exhalaba-. No servia estar en una maldita cama de hospital, tampoco sé si servirá vernos... Aunque sé que me aliviará un momento.

TaeHyung sentía sus ojos arder-. Entraré, obtendrás lo suficiente de mí y luego me iré -susurraba.

Un silencio se extendía, largo ensordecedor, hasta que el mundano exclamaba:

-Bien, ven por mí -la llamada era cortada.

TaeHyung seguía detrás de la puerta de la casa de SeokJin, suspirando y suspirando, sería la última vez que lo vería y solo deseaba una despedida que pudiera recordar el mayor tiempo posible antes de...

- ¿TaeHyung? -la voz de Solar lo llamaba.

El ángel se giraba y buscaba a la chica detrás de él.

-Solar... ¿Qué hacés aquí?

La pelinegra alzaba las cejas.

-Increible que estés aquí... -afirmaba ella-. Después de una semana en la que Jin se ha sentido miserable y los doctores no saben qué mierda esta sucediendo con él.

TaeHyung abría su boca, pero se quedaba sin palabras, ella nunca podría llegar a entender y no la culpaba por estar mirándolo con ojos juzgadores y cejas fruncidas.

-No tengo nada para decir -exclamaba con pena.

Solar suspiraba, tenía un café en la mano-. Me rogó que no te llamara y me pidió sacarlo del hospital. Le dieron el alta porque no encontraban nada -exclamaba-. ¿Qué pasó contigo? ¿Con ustedes?

TaeHyung relamía sus labios-. No entenderías, pero no me ausente por pura gracia, tenía cosas que hacer-...

- ¡Jin se siente fatal! Los doctores no saben qué sucede con él, Tae. Lo encontré volando de fiebre, solo y diciendo estupideces, cayó desmayado cuando llamé a la ambulancia. Sus singos vitales eran bajos, lo siguen siendo, pero el maldito cabeza dura no quiere volver. Se pone cada vez peor, como si tuviera una herida y estuviera desangrandose por ella, nadie puede entender lo que está sucediendo con él, no saben cómo tratarlo.

TaeHyung pasaba el nudo en su garganta y miraba hacia la puerta de la casa.

-Me ausenté por algo que tiene que ver con él, pero no me hagas decírtelo, no entenderías... -susurraba con sus ojos húmedos-. Estoy aquí para hacerlo sentir mejor -decía sin fuerzas.

Solar fruncia su ceño un poco más, no pueden culparla por no entender y estar verdaderamente preocupada por su amigo.

-Esto no es algo que puedas solucionar con un par de besos -mencionaba.

«No, por supuesto que no» pensaba el demonio.

-Solo necesito verlo antes de partir

- ¿Te irás otras vez?

-Él ya lo sabe, ya hablamos de esto. No me pidas que te cuente, no puedo y si él tampoco lo hizo es porque realmente no entenderías. Sé lo que está sufriendo, pero créeme, él estará mejor, solo necesito verlo ahora... Luego me iré, pero él estará mejor. Lo prometo.

La mirada suplicante en su rostro, hacía que fuera imposible para Solar golpearlo en ese momento.

Suspirando miraba a los costados.

-Vendré de nuevo para verlo, su doctor me pidió que no lo dejara solo. Pero el bastardo no me deja quedarme, dice que puede solo -mencionaba entre dientes, mirando la casa-. ¿Sabe que estás aquí?

TaeHyung asentia, Yong-Sun se giraba sobre sus talones y se retiraba, el ángel inhalaba y se apresuraba a entrar a la casa de Jin, ya que las palabras de Solar y las del mismísimo Jin, lo habían dejado más que preocupado.

¿Había empeorado a tal punto de caer en el hospital? negando con la cabeza y sus manos temblando, abría la puerta y subía los escalones. Su pulso estaba por el cielo, no podría decirse que la casa de Jin era colorida y alegre antes, pero era una casa ordenada, iluminada, ahora la sala estaba a oscuras y solo la luz de la habitación de Jin se filtraba por debajo de la puerta.

Cuando entraba, lo encontraba sobre la cama, sentandose erguido para mirar justo en ese instante a un TaeHyung que sentía como el aire se le estancaban en su pecho y no corría adecuadamente.

No estaba respirando, ni parpadeando cuando notaba que Jin estaba más pálido y sus ojos verdes resaltaban demasiado.

- ¿SeokJin?

- ¿Por qué tardaste tanto? -preguntaba, arrugando su ceño-. Creí que subirias más rápido. Por fin puedo respirar y moverme sin sentir que estoy quedándome sin aire y muriendo lentamente -decía, poniéndose de pie y tambaleándose solo un poco.

- ¡Ten cuidado! -exclamaba horrorizado, pero antes de que pudiera llegar a dónde Jin estaba, este ya estaba caminando en su dirección.

-Una maldita semana sintiéndome como la mierda, como si fuera a morir por algo que ningún doctor podía descifrar -susurraba amenazante.

TaeHyung pasaba saliva, quieto en su lugar, esperando por él.

-Jin, no te ves tan amenazante con esa ropa horrible que usas de pijamas -mencionaba, intentando mantener el ambiente ligero y preguntándose ¿Por qué no se sentía como la mierda? ¿Tanto lo odiaba Jin en ese momento como para no descomponerlo?-. No quise irme, tenía que hacerlo -susurraba.

Jin alzaba una ceja, se miraba a sí mismo y comenzaba a reír.

-Es increíble que tu sola presencia sea mejor que toda la mierda que me han estado dando e inyectando. O incluso que he estado ingiriendo por mí mismo -exclamaba, luego tomaba el inicio de la remera y la levantaba por encima de su cuerpo. Solo quedaba en esos pantalones que caían por sus caderas, se veía solo un poco más delgado, estaba ojeroso y algo pálido, pero para TaeHyung se veía precioso.

La imagen lo encendía y entristecía, la segunda ganaba más.

- ¿Sigo sin verme intimidante? -susurraba a paso lento.

TaeHyung seguía parado cerca de la puerta cuando quedaba entre el cuerpo de Jin y esta.

-No puedo quedarme mucho tiempo -susurraba y escuchaba como Jin se apoyaba sobre la puerta, suspirando.

-Tengo energía suficiente para ti, es una locura -susurraba el castaño, cerca de sus labios.

TaeHyung aún no sentía malestar alguno.

- ¿Me detestas tanto en este momento? -susurraba con congoja.

Jin fruncia el ceño y lo miraba-. De hecho, no. Yo te envié a hacer lo que debías ¿Por qué lo preguntas?

TaeHyung parpadeaba con letargo-. Porque no siento ningún malestar, pero tú te sientes... -su mano se posaba sobre el abdomen de Jin y acariciaba su piel.

-Me siento muy bien, definitivamente van a creer que estoy loco si vuelvo a caer en un hospital. ¿Cuánto te llevó entrar aquí? -cuestionaba.

-Unos minutos, me encontré a Solar afuera -respondía, alzando la mirada y encontrándose con los ojos verdes de Jin-. Me dijo que estuviste muy mal

-Ahora no -susurraba en respuesta, luego su mano tomaba el mentón de TaeHyung-. ¿Ahora te sientes mal? -preguntaba, TaeHyung relamía sus labios y negaba. Jin pasaba la traba a la puerta.

-Jin, no puedo quedarme mucho tiempo -susurraba.

-Solo dame unos minutos, el infierno puede esperar -decía.

-Pero tu al-...

-Solo. Unos. Minutos. Más.

Y sus labios se posaban sobre los de TaeHyung, pero eran delicados, suaves y hasta parecían pedir permiso para introducir su lengua. Era demasiado gentil, tomándose su tiempo y TaeHyung caía bajo el hechizo. Abría su boca, le permitía tomar el dominio de la misma y enroscaba sus brazos en el largo cuello del mundano mientras las manos de este comenzaban a tomar posesión de su cinturón, desabrochándolo para llegar a su pantalón.

Los labios de Jin, tiraban de su belfo y luego llevaban su boca a recorrer el cuello de TaeHyung, duros besos fuertes y demandantes. Marcando aquí, allá, chupando y sorbiendo la piel de TaeHyung, haciéndolo gimotear y delirar.

- ¿Duele? -susurraba ronco, mientras se deshacía del pantalón del ex ser de luz.

-No... No duele -susurraba en respuesta, llevando ahora sus manos al pantalón y boxer de Jin, para tirar de estos al mismo tiempo que el castaño tiraba del suyo-. Oh, joder... No dueles, no duele.

Jin soltaba una risa seca-. Entonces no me voy a detener al menos que lo supliques -mencionaba, besando el mentón de TaeHyung mientras rompía la camisa que llevaba puesta y exponía su torso.

-Nunca suplicaría que te detuvieras -decía, ayudándole a Jin a desvestirlo.

Luego de eso, se quitaban la parte inferior de sus cuerpo, TaeHyung quedaba tan desnudo como Jin y hacían un camino hacia la cama de este donde el ex ser de luz caía de lleno con Jin encima de él. Besando cada rincón con hambre. Sentía los labios del mundando pasar por su nuez y luego bajar a sus clavículas, sus dedos clavándose en el hueso de su cadera.

Se sentía perfecto, no había dolor. No lo había, no entendía por qué, pero no importaba cuando la lengua de Jin trazaba líneas invisibles con su lengua de un pezón a otro, bajaba con besos apasionados por su abdomen y su gran mano cubría su erección dura como roca.

- ¡SeokJin! -gemía, arqueando su espalda cuando aquella mano lo trabajaba lentamente mientras lo miraba con esos ojos verdes que estaban más oscuros que nunca.

- ¿Te duele? -preguntaba, besando el hueso de su cadera, su muslo y pasando su lengua por la punta de su polla. TaeHyung negaba sorprendido y excitado, una sonrisa ladina se dibujaba en el rostro ajeno-. Entonces estírate y toma el lubricante, haremos un desastre -susurraba y luego su boca tomaba casi toda la longitud de TaeHyung hasta que su nariz llegaba a su pelvis.

- ¡Jodida boca que tienes! ¡Ah, joder! -TaeHyung había olvidado que hacía media hora atrás había sido torturado.

No importaba nada de eso sí ahora, al estar con Jin no le dolía. Él iba a disfrutar cada maldito segundo, así que se estiraba como se le había ordenado, tomaba el lubricante y veía Jin como lo soltaba.

-Derrama aquí -ordenaba, moviendo sus dedos, TaeHyung lo hacía, los bañaba de lubricante-. Abre las piernas -ordenaba otra vez.

TaeHyung obedecía y sentía como introducía un dedo dentro de su agujero, mientras lo miraba demandante, caliente y con su libido en su punto máximo. Sí, Jin estaba ojeroso, más delgado, pero aún así, era más caliente que el infierno. Tan hermoso, TaeHyung lo sentía estirarlo, sentía su dedo moverse dentro suyo y lo volvía loco cuando la punta acariciaba su punto dulce.

- ¡Sí, oh joder!

- ¿Te duele? -volvía a preguntar Jin, mientras besaba sus muslos, parte de su abdomen y jugaba con besos superficiales en la hendidura de su polla.

-No, no, no. No duele, no dueles... Fóllame

-Aún estás apretado -respondía con voz áspera y divertida.

-No me importa -sus manos iban a los hombros de Jin, intentando jalarlo hacia arriba-. Lléname de ti, ahora.

Jin parpadeaba, quitaba sus dedos, los lamía frente a la mirada fogosa de TaeHyung y se acomodaba entre sus piernas, las cuales levantaba hasta el pecho del azabache y se alineaba.

- ¿Seguro? -preguntaba una vez más.

-Dije que te haría sentir mejor y luego me iré -respondía TaeHyung.

Jin apretaba sus dientes y con cierta furia que no comprendía, empujaba. TaeHyung estaba apretado, caliente y sudaba cada vez que gemía porque lo iba estirando cada vez más con el grosor de su polla.

-Oh, Jin... SeokJin

- ¿Duele? -volvía a preguntar entre dientes. También sudado y sintiéndose en lo más alto luego de una semana en la que creía que moriría de la misma nada.

-Ni un poco -susurraba TaeHyung, llevando sus manos a la cintura de SeokJin entre sus piernas levantadas y luego con sus largos dedos lo empujaba lo que restaba dentro suyo y ambos gritaban del placer ante la brusca unión-. ¡Sí!

- ¡Maldito seas! Joder-... Oh, mierda, mierda. Estás tan apretado -Jin estaba sin aliento, sus ojos entrecerrandose, inyectados en lujuria mirando a TaeHyung debajo de su cuerpo, arqueando su espalda y abriendo su boca para gemir suavemente mientras se movía delicadamente para sentirlo.

-Mmm~... Hazlo, muévete -sus dedos se clavaban en el inicio de los glúteos de Jin y lo obligaban a hundirse más dentro suyo.

-Oh, joder... TaeHyung -Jin caía encima del demonio y se apoderaba de su boca, mientras salía y arremetía con todo dentro del interior del ex ser de luz, tragándose el gemido degarrador cada vez que sus caderas iban hacia atrás y luego adelante, metiendo todo de sí dentro de TaeHyung-. Tan apretado para mí

-Para ti, siempre. Solo para ti

-No te pongas cursi, angelito -susurraba en su oreja, tirando de su lóbulo con sus dientes y mordiendo luego la zona de su cuello.

-Me importa una... Ah~ -Jin estaba apuñalando su punto dulce, su respiración era un desastre, solo podía gemir, pero no se callaría una maldita palabra-. No me importa. Te amo

-Cierra esa preciosa boca que tienes, solo gime y pide más -susurraba Jin, besándolo con fuerza. Con devoción, demandante.

Eran tantas emociones en un beso, sus caderas golpeando para follar a TaeHyung profundo y duro, el sonido de sus cuerpos sudados y por culpa del lubricante. TaeHyung estaba gimiendo y disfrutando, aferrándose a sus hombros.

- ¿Dime si duele? -preguntaba Jin, respirando agitado sobre su boca.

TaeHyung lo miraba con sus ojos celestes casi azul oscuro y cambiaba totalmente la posición. Quedando él encima de Jin y atacando su boca con desesperación.

"Mmm~..." Sus caderas se movían en un vaiven desesperado mientras que Jin golpeaba dentro no teniendo suficiente. Sentía esos dedos largos clavarse en sus caderas y llevándolo a moverse en un mismo ritmo.

TaeHyung cortaba el beso, se sentaba derecho y comenzaba nuevamente a hundirse en aquella longitud que lo abría, estiraba y penetraba perfectamente. Jin lo veía todo sudado, hipnotizado por sus movimientos y lo bien que estaba cavalgándolo al punto en el que se había quedado quieto para dejarlo hacer, mientras sus manos se iban a la descuidada polla de TaeHyung, escupía su mano y comenzaban a masajear el glande logrando que la cabeza del azabache cayera hacia atrás por la estimulación. La forma en que se movía encima de Jin iba justo con la forma en que este lo tocaba, dando estocadas en su mano.

-Ah~... Jin, no voy a durar...

-No dures -susurraba la voz ronca, una mano lo soltaba y tomaba su cintura mientras la otra seguía masajeando su glande y él seguía montando a Jin-. Joder que eres tan bueno arriba.

TaeHyung quería olvidarse de todo lo que se había enterado las últimas horas, solo quería vivir este momento aquí y ahora. No quería ni siquiera saber porque no sentía dolor alguno en este momento, él solo quería a-...

- ¡SeokJin! -gemía cuando sentía el tirón en la base de su polla, las manos de Jin tomaban su cadera y mientras caía hacia adelante, SeokJin elevaba sus caderas en un ritmo frenético para hacerlo explotar.

El sonido constante de sus cuerpos, los gemidos roncos de Jin, los suyo propios y rotos, era todo demasiado perfecto y a la vez una tristeza. Solo una vez pudieron estar juntos sin que a él le doliera.

-Jin, ya...

-Estoy en eso, angelito -susurraba con cierta burla, pero era cálido, demasiado-. Oh, Tae~... -Jin daba una vuelta más a sus cuerpos y con TaeHyung bajo el suyo, daba sus embestidas finales que hacían a ambos gritar del placer y cuando TaeHyung explotaba, él simplemente...

- ¡Te amo! ¡Jin, yo~...! -TaeHyung había manchado su pecho, su abdomen incluso el pecho de Jin tenía su esencia y temblaba bajo los efectos del orgasmo.

-Jodido infierno -soltaba Jin entre dientes , mientras su longitud era apretaba a través del orgasmo de TaeHyung y se venía completamente dentro de este. Drenado de todo, cayendo encima de su cuerpo y metiendo su cabeza en el hueco del cuello de TaeHyung para lamer el sudor ajeno-. Te amo... -susurraba, mientras sus estocadas eran más lentas y suaves.

TaeHyung sentía sus ojos húmedos, se aferraba con piernas y brazos, aspirando el aroma de ambos y buscando desesperadamente la boca de SeokJin.

Cuando lo encontraba lo besaba y lo besaba y el otro correspondía. Como si estuvieran sedientos y la boca del otro era un oasis en el desierto. Lentamente Jin salía de TaeHyung, pero no se movía de encima de él, sus dedos acariciaban la cadera y muslos del demonio, mientras sus labios estaban hipersensibles.

Cuando TaeHyung cortaba el beso con una suave mordida, encontraba los ojos de Jin mirándole fijamente. La neblina de la lujuria disipandose y un brillo cegador lo tenían como punto fijo.

-Por favor, dilo de nuevo -susurraba.

Jin parpadeaba, una respiración pasaba, TaeHyung sentía su pecho doler ante la espera.

-SeokJ-

-Te amo -susurraba, mirándolo fijamente-. No sé por qué, no sé cómo... Pero lo hago.

TaeHyung suspiraba-. Te amo -lo abrazaba fuertemente y lo volvía a besar.

Un largo tiempo besándose, acariciándose, no había dolor. Jin no dejaba de acariciarle, de aspirar su aroma y luego suspirar.

Nuevamente repetía.

-Joder, he estado haciendo esto por media hora -se quejaba de sí mismo.

-No ha pasado media hora -respondía TaeHyung-. Si así fuera ya estaría duro pidiendo que me follaras otra vez -Mencionaba.

Había intentado sonar "divertido" pero su voz era apagada. Jin buscaba su mirada al salir de su cuello y lo contemplaba en silencio.

- ¿No te duele nada? -cuestionaba. TaeHyung volvía a negar-. ¿Es una mala señal?

-No lo sé, pero tengo que irme. Si sigo perdiendo tiempo, no voy a lograr lo que deseo... Y te lo debo -susurraba con un nudo en su garganta.

Jin parpadeaba, fruncia su ceño y salía de encima de TaeHyung, se sentaba sobre su cama y llevaba su cabello hacia atrás.

- ¿No te volveré a ver, cierto? -preguntaba, mirando a cualquier lado menos a TaeHyung.

-No -susurraba el ex ser de luz, la puntada en su nariz y sus ojos húmedos le avisaban que iba a romper en llanto.

Jin suspiraba, buscaba su pantalón y se vestía la parte inferior de su cuerpo, mientras volvía a tomar asiento, tomaba coraje y preguntaba repentinamente-. ¿Creés en el amor?

TaeHyung se sentaba erguido sobre la cama-. ¿Qué? -preguntaba sin aliento, solo veía la espalda desnuda de Jin.

Esa pregunta, esa bendita pregunta que el SeokJin del que se había enamorado hacía muchísimos años atrás, preguntaba constantemente, estaba ahí, saliendo de los labios de este "Jin", dejándolo desorientado.

-En esta semana, he tenido otros sueños -susurraba-. Las pesadillas cesaron, pero el dolor se había incrementado. Cuando me dormía, me veía en un lago haciendo la misma pregunta que te estoy haciendo ahora.

El corazón de TaeHyung palpitaba como loco.

- ¿En serio? -susurraba.

-No tiene sentido -mencionaba Jin-. ¿Qué es el amor? -repetía nuevamente esa linea-. Te dije que te amo, pero no sé cómo se siente -exclamaba-. Solo sé que te amo.

TaeHyung pasaba saliva y se apresuraba a ponerse a su lado, tomando el rostro de Jin con su mano para que este lo mirara directamente a los ojos.

-Sí, creo en el amor -respondía en un susurro mirando fijamente a SeokJin-. Sin importar lo que hayas hecho en esta vida, para mí siempre serás el amor hecho hombre -susurraba las mismas palabras que le había dicho al arcángel Miguel cuando había sido encerrado y liberado antes de ser arrojado a la tierra.

Jin parpadeaba con letargo, abria su boca para responder, pero TaeHyung notaba como sus ojos se ponían blancos y perdía el conocimiento cayendo de la cama al suelo.

- ¡SeokJin! -apenas había podido sostenerlo-. ¡¿Jin?! ¡Despierta, SeokJin! -gritaba con desesperación, pero el castaño no respondía-. No, no, Jin... Jinnie -buscando su teléfono en algún lugar marcaba el número de emergencia dando rápidamente los datos de la casa de SeokJin y minutos más tarde estaba en un hospital corriendo junto a la camilla que llevaba a un Jin que no respondía a ningún masaje con intenciones de devolverlo nuevamente.

No estaba respirando y TaeHyung no entendía, no lograba entender y los médicos intentaban alejarlo del cuerpo de SeokJin para que se calmara. Había llamado a Solar en el proceso quien ahora llegaba para contemplar a un TaeHyung arruinado fuera de la habitación en la que estaba SeokJin.

- ¡¿Que sucedió?!

-Se desvaneció, él solo se desmayó y no despierta

- ¡Es lo mismo de la última vez! -señalaba la chica, cuando veía que el mismo doctor que lo había internado la primera vez estaba allí de nuevo,.llegando a atender a SeokJin.

Antes de entrar miraba a TaeHyung y a Solar. Y señalandolos, exclamaba-. Ese hombre no vuelve a dejar este hospital hasta saber que diablos tiene.

TaeHyung sentía sus ojos hinchados, sabía lo que tenía que hacer y sabía que el retraso y el estado de Jin, eran pura y exclusivamente su culpa. Así que avanzaba decidido a irse.

- ¡¿A dónde vas?! -preguntaba Solar, tomándolo del brazo.

-A salvarlo -respondía, luego se liberaba y dejaba a Solar sola y más confundida de lo que ya estaba.

Queda un capítulo y el epílogo.

Aquí niñita NanyKoo 😢

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