Capitulo once

TaeHyung había cumplido con su trabajo por casi una semana completa. Pero ahí estaba aquel sábado, después de medianoche bebiendo en el bar de Solar. La chica estaba entrando recién a su turno y veía al azabache de ojos claros beberse toda una botella de whisky para él solo. La rubia iba a paso lento y con una débil sonrisa en su rostro. TaeHyung aún no la había visto venir, hasta que su bonita figura yacía frente a él.

—Supongo que mis mensajes nunca te llegaron ¿cierto? —cuestionaba de inmediato.

TaeHyung alzaba la vista, con ojos de disculpa y suspiraba—. Tuve mucho trabajo, linda —respondía. Podría haber usado de su encanto demoniaco, pero con Solar deseaba al menos tener algo más natural. La rubia le caía bien, demasiado decente para estar en un antro como ese.

—Quede preocupada por ti, luego de ese encuentro —mencionaba mientras al mismo tiempo atendía a otra persona—. Jin puede ser un poco intenso y era su primer trio en el que me había dejado elegir a la otra persona —ahora ella tenía mirada de disculpa.

—Se nota que solo le gusta salir beneficiado a él —mencionaba, acabando otro vaso.

—Algo así, nunca había aceptado a otro hombre —exclamaba—. No fue la primera vez que lo presiono de esa forma.

TaeHyung fruncía sus cejas, miraba a Solar quien sonreía de forma adorable—. ¿A qué te refieres?

—Me refiero a que no es la primera vez que Jin me encuentra con otro hombre —respondïa—. Más de una vez me encontró con amantes y lo presione para que nos llevará a ambos a la cama y...

—¿Y? —insistía, su inexistente corazón mortal era demasiado débil y curioso.

—Jin no aceptaba, seguía de largo. Dejándome con ellos sin importarle —respondía—. Pero hay una chispa contigo

—Oh, cariño. Él me detesta —declinaba por esa opción.

—Ni tanto, llamas su atención —insistía. Preparando otra bebida—. Vi poco de su encuentro en la puerta. ¿Él te gusta, no?.

TaeHyung esbozaba una sonrisa ladina que escondía demasiadas heridas—. Me recuerda a un viejo amor —replicaba.

Luego de unos segundos, Solar chasqueaba su lengua—. Ahora entiendo porque lo mirabas tanto —decía, casi lamentándose—. Nunca tendré chance con alguien tan bueno como tú.

TaeHyung reía ante aquello, la chica no podía estar más equivocada al respecto.

—Cariño, estoy muy lejos de ser bueno

—Mejor que Jin al menos —respondía.

TaeHyung suspiraba, de una forma u otra, las charlas con la rubia parecían girar alrededor de una sola persona.

—Creo que ambos somos una mala opción para alguien como tú —se servia más whisky y lo movía en dirección a Solar como si brindará por ella—. Para que encuentres un mejor partido

—Está un poco dañado, pero no lo sé... —suspiraba dejando caer sus hombros—. É l tiene éste imán en dónde miras sus ojos verdes y por más vacíos que parezcan tu solo quieres hundirte en ellos y dejar que él te arruine.

Oh, TaeHyung lo sabía mejor que nadie. Aunque esos ojos verdes no eran vacíos cuando él los vió por primera vez.

Rubia! ¡Queremos dos tragos!"

El trabajo llama —soltaba la barwoman.

TaeHyung reía y ésta se retiraba a atender a unos pares, dejándolo terminar casi toda su botella. Al volver estaba vacía y TaeHyung estaba con el dinero en su mano, la cantidad por lo que valía la botella y gran cantidad como propina para la chica.

—¿Te vas o me esperas para mí break? —preguntaba coqueta.

TaeHyung respondïa a la sonrisa con otra y se levantaba—. Tengo algo que hacer, te veo por ahí.

Se estaba yendo cuando sentía que una mano tomaba su chaqueta. Solar insistía en girarlo y lo hacía.

—No te desaparezcas tanto, podemos tener una buena amistad — exclamaba.

TaeHyung asentía con una dulce sonrisa en respuesta y salía del lugar, listo para ir en dirección a casa de SeokJin. Había optado por caminar como un simple mundano, debido a la cantidad de alcohol ingerido y la dirección a la que iba. Sabía de antemano que estar cerca de Seokjin—si es que éste, yacía en su casa—lo debilitaría y los efectos del alcohol le pasarían factura, así que optaba por airear su cabeza en la caminata más larga que sentía haber hecho.

Luego de varios minutos, se encontraba en la entrada de la casa que el castaño poseía y los recuerdos de aquel primer y último encuentro volvían a él. Dañandolo de forma única, su pecho dolía recordando la forma en que Seokjin lo había ignorado al inicio, pero luego su piel ardía recordando la mirada intensa que había mantenido con él en ocasiones claves del encuentro. Su cuello no tenía marca alguna, habían desaparecido minutos después de dejar la casa de Jin. Su cabeza volvía a aquel momento, recordando la presión, recordando cómo SeokJin se movía buscando correrse mientras estaba en el interior de la rubia, pero la forma en la que sus orbes verdes se volvían oscuras viendo cómo TaeHyung dejaba su vida en sus manos, mientras buscaba su propio placer.     

Estás enfermo por querer ser usado de esa forma por él.  No era así la manera en la que lo hacías con él. La forma en la que hacías el amor con el SeokJin que recuerdas.

Su nariz estaba roja debido al viento frío de aquella madrugada y ciertamente no estaba tan abrigado como debía, tenía su cabello azabache algo enmarañado por el viento que corría y simplemente se veía tan frágil. Tan solitario, allí fuera esperando quien sabe qué. Tomándose su tiempo y meditando el hecho de si era o no buena idea ver a SeokJin como solía hacerlo años atrás. Agalariept podría haberle mentido, pero de nuevo aquel demonio no ganaba nada acercándolo a Seokjin. Es mas, perdía, porque TaeHyung terminaría mas tiempo deseando ser algo que jamás sería.

—Estoy seguro que apreté con demasiada fuerza aquí —unos dedos fríos delineaban su cuello—, para que luego de una semana no tengas marca alguna —susurraba aquella voz más que familiar, en su oído.

TaeHyung había cerrado los ojos unos segundos, pero se recomponía para ver al castaño a los ojos al girar apenas su cabeza. Seokjin se encontraba meramente cerca. Ni mucho, pero tampoco tan lejos. Su aliento frío le golpeaba el rostro.

—¿Volviste por un segundo round, mariposita? —soltaba Jin con sorna.

TaeHyung reía ladino y sentía el frío en sus huesos. Sus labios paspados por el frío que golpeaba contra estos cada que se los relamía, también ardían. Ahora sentía el cansancio en sus piernas por haber caminado como imbécil hasta allí. Se sentía descompuesto por aquella cercanía pero a la vez la necesitaba tanto. Agradecía tener la cabeza despejada del alcohol, porque SeokJin tenía ese extraño efecto sobre él.

—Yo no tengo asco ni pánico de follar con hombres. Así que el mariposita con la hombría frágil eres tú —replicaba con seguridad.

Jin apretaba sus dientes, marcando su filosa mandíbula. Luego se relajaba y dibujaba esa sonrisa de lado que era jodidamente atractiva y que TaeHyung quería borrar. Aunque no estaba seguro si quería borrarla de un golpe o un beso consumidor que deseaba darle por haber estado ausente todos estos años.

—¿Por qué estás aquí frente a mi puerta? —preguntaba el castaño, entrecerrando los ojos. Cómo si ahora disfrutará ver al azabache claramente necesitado de él.

TaeHyung relamía sus labios y sorbia su nariz, el frío estaba congelandolo—. No tengo una respuesta para eso.

Definitivamente no podía enfocarse en ser más atento y alerta con el castaño. Sus respuestas eran tan nulas y poco planificadas. Él solo parecía ir con la corriente, y esa corriente era Jin.
Quien ahora lo miraba con demasiada atención, miraba los grandes ojos celestes de TaeHyung llorosos por el viento que le golpeaba de frente. Notaba su nariz enrojecida y sus labios masacrados.

Aquella imagen le golpeaba de forma particular y no estaba seguro del por qué.

—¿Quieres entrar? —soltaba aquellas palabras sorprendiendo a ambos.

—¿Por qué haría eso? —replicaba, no queriendo caer en cualquier cosa que la cabeza de Jin planeara.

El castaño se encogía de hombros—. Porque te mueres de ganas y de frío. Pero no lo repetiré, TaeHyung —su nombre apenas lo había escuchado salir de sus labios. Pero las probables dos veces que el castaño lo había llamado como tal, lo decía en un susurro—. Así que suerte, ángel.

Seokjin no perdía más tiempo y se dirigía a su puerta, ciertamente el frío también le estaba pasando factura y su noche no había sido lo que esperaba. TaeHyung permanecía quieto en el mismo lugar, obligándose a no ceder. Aunque ¿Cuál era la gracia? SeokJin ya lo había visto, ya se había burlado pero para su sorpresa, lo había invitado a entrar.

¿Por qué serás tan débil, TaeHyung? Maldita sea.

Seokjin estaba ya cerrando la puerta cuando la voz de TaeHyung lo hacía detenerse—. ¡Espera! —el castaño miraba al azabache aproximarse con ese porte que casi podría envidiarle, casi

Jin era tan egocéntrico y narcisista que no creía que había hombre a su altura, pero TaeHyung tenía esa pinta de rebelde y chico malo al igual que él. Y eso rostro tan...tan...

—¿Puedo entrar? —preguntaba TaeHyung, al otro lado de la puerta.

Jin lo miraba de arriba a abajo con ceño fruncido, pero abría ésta un poco más y se hacía a un lado para dejarlo entrar.

—Adelante.

Perdón, perdón por estar atrasada de nuevo.¿Que sucederá con esos dos? 🤔
Con amor Niñita Nany 💜

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