7. Seamos amigas.
Lily ya iba en su tercer año, y habría sido totalmente genial y feliz con el hecho de que al fin podría ir a Hogsmeade, pero... pasó toda esa locura y su madre no estaba dispuesta a darle permiso para ir a ese lugar.
Su padre tampoco iba a firmarle el permiso. Todo aquel al que se le acercaba, observaba el papel con pesar, luego la miraba y decía que sería mejor que se quedara en el castillo antes de ir a Hogsmeade. Al menos ese año, porque todo estaba muy peligroso.
¡Lo sabía perfectamente! Pero Lily no era estúpida, no es como si fuera a irse con un tipo que aparezca de la nada y le diga Oye, ya puedes matarme en paz. Lily no era tan idiota e inocente como ellos creían, ella iba a defenderse, no se dejaría tan fácil. Supo que tendría que cuidarse desde que se enteró de lo de Vic y Teddy, y reforzó ese pensamiento cuando su madre volvió del incidente en el Callejón Diagon.
Gruñó poniendo con algo de brutalidad el libro en su lugar, la bibliotecaria apareció de la nada, poniendo su dedo índice sobre sus labios y soltando un sonoro SHHH. La mujer pedía silencio, y al hacerlo, hacía mucho más ruido.
Era viernes, y el fin de semana que venía, era el primero de la clase de tercer año. Iba a ser su primera visita a Hogsmeade en temporada de colegio, sin sus padres, solo con sus amigas. Ah, pero no podía ir, porque un maldito loco andaba suelto.
Fue a la biblioteca a hacer sus deberes luego de haber ido al despacho de su padre, sin éxito alguno, definitivamente no tenía su permiso para ir a ese lugar. Harry le recomendó hacer sus tareas, o alguna actividad dentro del castillo, pero en una zona segura. En un lugar donde haya una considerable cantidad de gente, y tampoco debía arriesgarse en la oscuridad.
Como muestra de su etapa de rebeldía, Lily fue por los pasillos más solitarios de las mazmorras y comenzó a bailar allí, dando giros y saltando, con los ojos cerrados para variar. Luego se inclinó, como si estuviese agradeciendo al público por su atención y masculló un Claro, todo esto fue una trampa mortal.
Cuando iba rumbo a su sala común, se encontró con James charlando con una chica pelirroja. Esta parecía hastiada y deseosa de alejarse de él, pero James seguía insistiendo, impidiéndole el paso. Parecían bailar un vals en medio del pasillo.
Lily rodó los ojos, su hermano nunca cambiaría, siempre iría por la chica más difícil, por puro capricho.
Esa noche se durmió con el pensamiento de que todo era muy injusto, y que ella merecía ir a Hogsmeade.
Al día siguiente, se sentó junto a la ventana, con su pijama puesto y el cabello en un rodete desordenado. Observó cansada hacia abajo, donde se amontonaban los alumnos que irían a Hogsmeade.
Según Lily, todos se esforzaban para echarle en cara que ella en todo el año no podría ir a ese lugar. Sus compañeras de cuarto que cuchicheaban lo que harían ese día, los chicos ahí abajo que reían y hablaban muy alto; todo eso era un complot para deprimirla aún más.
Cuando todos se fueron, Lily suspiró a su cuarto vacío. Se cambió de ropa, arreglándose un poco más. Bajó a la sala común, estaba absorta de cualquier joven de más allá del tercer año, sólo niños de primero y segundo hacían sus trabajos y charlaban por ahí.
Observó con una pequeña sonrisa a James, quien estaba sentado en medio de unos niños de primero, jugando damas.
— ¿Qué haces aquí?
La miró y rodó los ojos exasperado.
—Ah, otra que lo pregunta.
Lily puso una expresión de ofensa, James suspiró: —Mamá me escribió rogándome que no vaya. Diablos Lils, está desesperada, no quiero que le dé un ataque.
—Tampoco es para tanto — murmura la pequeña.
—Pienso igual, pero mamá no, y me preocupo por ella.
La pelirroja sacudió la cabeza y salió de allí preguntándose cómo su hermano, que ya podía decidir si ir o no, sin necesidad de pedir permiso, se quedaba con un montón de niños sosos en vez de ir a divertirse. Se dijo a ella misma que, cuando sea mayor, hará todo lo que quiera sin dejarse influenciar por otros.
A mitad de camino, se le ocurrió una idea, por lo que retrocedió para volver con su hermano.
¿Cómo no lo había pensado antes?
—Juro que mis intenciones no son buenas —dijo rápidamente, apuntando su varita al viejo pergamino.
Engañar a James no fue fácil, pero pudo conseguir el mapa del merodeador; ahora solo le faltaba encontrar el camino perfecto para evitar a todos y poder llegar a Hogsmeade.
Luego de varios giros, saltos, y alguna que otra rata, Lily llegó a Hogsmeade. Guardó el mapa sonriendo abiertamente y se dirigió hacia las tiendas, observando todo, sintiéndose adulta porque iba sola por ese lugar, por primera vez.
Lily Luna podía hacerlo, no era idiota, no iba a pasarle algo malo.
—Lo siento —expresó cuando, sin querer, por andar mirando hacia todas partes, chocó contra un hombre, causando que la bebida que este llevaba en su mano se le derramara en toda su camisa y pantalones.
Le recorrió un escalofrío al verle el rostro al hombre, era enorme, tenía muchas cicatrices y tatuajes, sus ojos eran dos pequeñas perlas negras. Parecía ese tipo de persona que te mataría si chocaran, incluso si hubiese sido su culpa.
—Deberías prestar atención a tu camino, niñita —Su aliento apestaba terriblemente, Lily hizo una mueca mientras se encogía.
— ¡Eh! ¡Déjala en paz, Brutus!
El hombre apartó la vista para observar a la niña que estaba junto a ellos, cruzada de brazos, con expresión intimidante. Era igual de alta que Lily, parecía tener su edad, llevaba el cabello cortado hasta el cuello, era de color marrón al igual que sus ojos.
—Brutus —repitió el hombre— . Ese no es mi nombre, muñequita.
—Ah, pues te queda de maravilla.
Lily sintió un poco de alivio cuando la niña tiró de ella y salieron corriendo del lugar, yendo hacia el bosque, donde se refugiaron de "Brutus".
Lily intentó respirar con normalidad, y se volvió a la niña.
—Ey, gracias.
—No hay de qué.
Tragó saliva y tomó asiento sobre un tronco caído, la niña le imitó.
— ¿Cómo te llamas?
—Bell — responde con una media sonrisa— . Tú eres Lily Potter, ¿no?
— ¿Cómo lo sabes?
—Tu papá es el director del colegio... y es Harry Potter — ríe.
Lily suelta una risa igual—. Ciertamente, ¿Entras en Hogwarts?
— Sip, soy de Hufflepuf.
— Oh, nunca te había visto antes — murmura apenada.
— No te apenes, suele pasar — Bell le sonríe y se levanta sacudiendo sus pantalones.
— Creo que mejor regreso... — Lily mira hacia el castillo, pensando en todas las reglas que Rose había dicho en el tren.
— Ah, vamos, el tipo no va a volver — le dio un toquecito en las costillas, juguetona— . ¿No quieres probar una cerveza de mantequilla?
Lily vaciló un momento, pero luego de mirar los ojos de Bell, aceptó.
Bebieron sus cervezas de mantequilla y charlaron durante un largo rato, divertidas y cálidas. Lily había sonreído tanto que sus mejillas dolían, así que cuando llegó la hora de volver cada una por su lado, no pudo evitar lo soltar lo que dijo.
—Seamos amigas.
Bell sonrió, sus ojos brillaban tanto como los de Lily, y respondió con la misma emoción.
—Para siempre.
***
Lo cierto es que casi no cambié nada acá, unos cuantos puntos aquí y allá, algunas frases que ya no van conmigo. Vaya, me gustó lo que hiciste, Abba del 2015🥺
Me siento en racha, voy a seguir con el otro capítulo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top