04

[...]

Esperaba que KyungSoo no le diera una patada en su preciado amiguito cuando intentara curarle los nudillos, porque los tenía ligeramente lastimados y lo vio quejarse cuando pensó que no le estaba prestando atención. Fue hasta el baño de su madre y trajo las cosas necesarias para hacerlo, regresando a su habitación con todo detrás de su espalda para no alertar al pelinegro.

— ¿Qué fuiste a hacer, B? —preguntó sin mirar, eligiendo el personaje con el que jugaría, porque al final terminaron decidiendo que jugarían uno de los tantos videojuegos del mayor. BaekHyun no respondió y se subió en la cama, sentándose a su lado. Le sujetó la mano y el menor lo miro de manera rara, poniendo resistencia—. ¿Qué haces?

— Te hiciste daño, idiota —tiró de la mano con más autoridad, tocándole los nudillos con toda la delicadeza del mundo, haciendo una mueca como si le estuviera doliendo a él, cuando no era el herido—. Tengo demasiadas ganas de golpear a ChanYeol, no debió hacerlo...

— Sé defenderme —se dejó hacer, pero su voz sonó dura al decir aquello, saliendo a flote su orgullo—, y créeme, no le quedaron ganas de molestarme. Debe de estar pensando que estoy mal de la cabeza.

— Es un cretino, no importa lo que piense —murmuró.

— Sí —arrugó su rostro cuando la pomada le ocasionó ardor. Ignorando eso, había algo más que le andaba rondando en la cabeza, porque no le encontraba explicación alguna—. ¿Qué hacías allí, BaekHyun?

— Encestando canastas, te lo dije —intentó ser más cuidadoso, si es que eso era posible, para no causarle ninguna clase de dolor mientras lo curaba y sonrió satisfecho al terminar. Esperaba que sanara rápidamente después de ponerle el unguento. KyungSoo nunca le había pegado a nadie en su vida, bueno, tal vez en la escuela lo defendió de algún niño que se creía más que los otros, pero siempre que hacían algo directamente contra él, lo dejaba pasar como si no valiera la pena—. Así que le dijiste a Park que te gustaba...

— Estaba confundido, sabes que nunca me ha gustado nadie —sí, lo sabía. Le hería en parte, pero también le aliviaba por muy loco que eso sonara—. ¿Cómo iba a gustarme ese tipo? Ni siquiera es tan genial, joder... nadie es tan genial como tú, B.

Sus miradas chocaron al final de su confesión y el latido de su corazón se aceleró. Las ganas de besarlo iban en aumento, amenazando con ganarle la carrera a su autocontrol.

— Como amigos... q-quiero decir... —agregó muy bajo, dudando en lo que decía. BaekHyun aflojó la mano del pelinegro, dejando la suya sobre su regazo y enfocando sus ojos en su televisor, tratando de pensar en algo que no fuera besar a KyungSoo—. Nadie vale la pena como tú, ni como amigos ni como nada. Gracias por estar conmigo, BaekHyun...

— Yo no soy genial, Dyo —sonrió de manera agridulce, sin romper el contacto visual que le tenía el pulso disparado. ¿Cuándo se imaginó a KyungSoo diciéndole cosas así? Nunca, ni siquiera en sus sueños había tenido la oportunidad y ahora tenía al auténtico Do KyungSoo, sentado en su cama, asegurando que él era la única persona que valía la pena. ¿Cuándo iba a despertarse? Esperaba hacerlo con piernas, al menos.

— Cállate —rodó los ojos.

Y el mayor casi, casi dice "cállame", es que lo tenía en la punta de la lengua.

Sintió su rostro ardiendo al igual que sus orejas y agradeció que el contrario hubiera regresado su mirada al juego, rompiendo ese duelo de "puedo observarte por más tiempo del que tú me puedes observar a mí", porque no iba a terminar bien de durar más. Se secó las manos contra el pantalón, odiando que sudaran tanto por unas simples miradas que no significaban nada. Eran con su mejor amigo, a quien nunca le ha gustado nadie y él está metido en ese apestoso saco.

— Escoge tu personaje, B —pinchó la burbuja en la que se había sumergido, trayéndolo a la cruel realidad.

Jugaron tal vez tres horas, en medio de maldiciones, gritos, interrupciones de mamá Byun y golpes entre ellos. Los viernes de videojuegos eran los mejores desde siempre, porque secretamente BaekHyun había empezado a dejar ganar al menor, disfrutando su sonrisa cuando le ganaba y cómo se lo restregaba en la cara. Sí, era un tonto que daría todo para verlo feliz.

— Ya es tarde —KyungSoo se fijó en la hora del reloj de su teléfono, recogiendo sus pertenencias, preparándose para dejar la casa de los Byun—. No olvides que mañana es el cumpleaños de mi mamá y ella quiere que vayas con tu mamá.

— Sep —lo guió hasta la entrada de la casa, aunque era imposible que se perdiera en su camino, teniendo en cuenta las miles de veces que se la ha pasado en la casa de BaekHyun. Era un simple hábito—. Pásame los apuntes de química, necesito estudiar para la lección del lunes —su expresión se convirtió en una llena de asco—. La profesora Ahn dijo que no iba a dejar que pasara su materia a menos de que sacara un sobresaliente la próxima semana.

— ¿Cómo reaccionó tu mamá?

— Sorprendentemente, me defendió —tocó su labio con su índice—. Ya hasta había elegido la canción que quería que sonara en mi funeral.

— Idiota —se carcajeó—. No te olvides de mañana, ¿ok? Después mi mamá me regaña pensando que nunca te dije —lo señaló de manera amenazadora, parado en el umbral. BaekHyun asintió efusivamente y lo empujo para que terminara de irse, abrumado por tantas emociones en un día. Ya no podía más, era agotador—. Espera, debo hacer algo.

— ¿Qu-

¡Joder, joder, joder! ¿Realmente estaba pasando? Okay, tenía que respirar, ¿cómo se respira? No quería morir, no cuando tenía los bellísimos labios de su mejor amigo sobre los propios, sin ningún movimiento, solo un roce que le había explotado la cabeza. Las mariposas casi le salen volando de la panza, llenando todo su hogar. Se sentían tan cálidos sobre sus belfos, tan suaves y gorditos. Oh dios. ¿Cuánto estaba durando el contacto? ¿Debería de mover sus labios o quedarse así? La respuesta a eso llegó sola, porque los labios del pelinegro comenzaron a moverse sobre los suyos con la inexperiencia de quien nunca ha besado a nadie, al menos no por voluntad propia.

BaekHyun correspondió segundos después, tan torpe que estaba sonrojado hasta el alma, pero no le importó, porque estaba besando a Do KyungSoo. ¿En serio? ¡Estaba besando a Do KyungSoo!

Deja que sus manos acunen el rostro contrario como ha soñado hacer, cerrando con más empeño los ojos, acariciándole las mejillas tanto como podía por si lo que estaba sucediendo era parte de su imaginación, aunque no, porque era tan real y lo sentía en su corazón retumbando contra su caja torácica. Rezaba para que KyungSoo no pudiera escuchar lo rápido que iba su pequeño amigo en su pecho, queriendo escaparse de donde pertenece.

De pronto el menor rompió el contacto y salió corriendo como alma que lleva el diablo, impidiéndole a BaekHyun procesar lo sucedido para siquiera poder alcanzarlo. Qué. Carajo. Había. Pasado.

No había sido un sueño, ni una de sus visiones. Él realmente había besado de su mejor amigo.

— Mierda —se tocó los labios, aún sintiendo los ajenos moviéndose contra los suyos. Dudaba el que mañana pudiera verle a la cara sin enrojecer hasta morir o tener un vómito verbal intenso. Lo que hicieron no fue de mejores amigos y él simplemente no tenía una excusa para sus acciones. KyungSoo muy bien podría decirle que estaba dolido, que quería olvidar el beso anterior con ese imbécil, pero... ¿y BaekHyun? Lo políticamente correcto hubiera sido apartarlo, sin embargo le correspondió con la misma fuerza, mezclado con un poco de lo mucho que siente hacia él.

No se arrepiente, joder que no. Si pudiera elegir entre hacerlo o no, elegiría la primera opción, y le importa un mísero cacahuate si se encuentra en un puñetero bucle.

Al menos de esa forma podría besar a KyungSoo muchas veces.

— ¿Ya se fue Kyungie? —su madre apareció dándole un susto de muerte que terminó por hacer que su cerebro hiciera clic, finalmente siendo totalmente consciente de que lo que acababa de pasar había sido verdad.

Sí había besado a Dyo y de suerte su madre no los había visto.

— ¿BaekHyun? —corrió a su habitación y se metió debajo de las mantas, temiendo enfrentar el mañana. ¿Cómo sería todo de ahora en adelante? ¿Cómo debería de actuar mañana? ¿Qué hacer? En su cabeza aparecían miles de incógnitas sin respuesta y, definitivamente, el no dormir era su nuevo hobby o algo, porque esa noche tampoco pudo hacerlo.

Su mente y corazón iban a mil. ¿Cabía la posibilidad de confesarse y no ser cruelmente rechazado? ¿Por qué no tenía un estúpida visión y se ahorraba la incertidumbre? Mierda, habían arruinado su larga amistad por un beso que salió de la nada. ¿Por qué carajos KyungSoo tuvo que besarlo? ¿Por qué eligió este día de entre tantos?

[...]

— ¡BaekHyun, despierta ya! —varios golpes en la puerta le siguieron a los gritos de su madre, apesar de eso, no movió ni un solo músculo. Había despertado tres horas antes, únicamente no había querido levantarse de la cama y afrontar esa realidad en la cual besó a su mejor amigo ayer por la noche. Estaba tan jodido, en serio—. ¡BaekHyun! —movió la manija de la puerta, pero estaba puesto el pestillo y no pudo entrar.

— ¡Ya desperté, mamá! —se obligó a sí mismo a contestar, sin deseos de preocupar demasiado a su progenitora. Estaba a cuatro horas de volver a ver a KyungSoo y cuando su teléfono sonó con un mensaje, dio un brinco aterrado, pensando que se trataba de él, pero no... era solamente un mensaje de SeHun como algunos días le llegaban.

De Oh SeHun: Hola, hyung, ¿cómo estás? Eh, ¿quieres salir a ver una peli conmigo? Yo invito, oferta válida solo por hoy 😤

Comprobó lo desesperado que estaba cuando pasó sus dedos sobre su teclado, escribiendo un "sí" que luego borró, porque ya le había dicho a Dyo que iría al cumpleaños de su madre y no importa lo jodido que estuviera, no podía aceptar salir con el niñato de primero solo para huir de su mejor amigo. Apagó su teléfono, rechazándolo como ya era habitual.

Se paró de la cama, pensando en miles de escenarios de lo que pasaría cuando viera al menor en unas horas. Cada evento imaginario era peor que el anterior, cuando probablemente lo que pasaría sería que ambos iban a actuar como si nada hubiera pasado, echándole tierra al asunto.

Y eso... BaekHyun no quería eso incluso cuando parecía la mejor opción para no perder a Dyo, porque sabía que el pelinegro se negaría a darle un porqué claro acerca del beso que le dio (o más bien, robó). Nada volvería a ser como antes, no podía engañarse a sí mismo de esa forma, así que nuevamente el confesarse parecía como la opción más lógica. ¿Para qué seguir ocultando lo mucho que le gusta Do KyungSoo? Lo hecho, hecho está. Era mejor tomar al toro por los cuernos, ir directo y ser franco...

Y, francamente, le tembló todo el cuerpo cuando la señora Do le abrió la puerta con una gran sonrisa amable, dejándolo pasar a él y a su madre.

¿Cómo se respiraba, otra vez?

— ¡Oh, muchas gracias por el regalo! No era necesario, HeeYeon —las madres se saludaron y BaekHyun estaba tan ajeno a eso, ensimismado en su búsqueda del pelinegro con la poca fuerza de voluntad que le quedaba para enfrentar las cosas, que ignoró ambas mujeres y se adentró más en la casa. Sin embargo, la determinación dreno de su cuerpo y se quedó un BaekHyun con piernas de gelatina y sudorosas manos de puerco.

Su estado desastroso empeoró cuando KyungSoo apareció en su campo de visión, bajando las escaleras con la mirada clavada en su teléfono. El aire se le escapó de los pulmones y las mariposas volaron hacia su persona especial. Vaya, que asquerosamente dulce estaban siendo sus pensamientos últimamente cuando se trataba de Dyo, porque incluso así, sin hacer nada y con solo respirar, BaekHyun creía que era la persona más genial que había conocido en su puñetera existencia como mundano.

— Hola, B —elevó la comisura de esos labios que ayer besó, guardando el teléfono en el bolsillo trasero de su pantalón de mezclilla. Ya lo veía venir, el tipo estaba actuando casual, mientras que el mayor estaba a nada de desmayarse—. Pensé que no vendrías-

— ¿Por qué no lo haría? Prácticamente, me amenazaste, Dyo —supo disimular muy bien lo afectado que estaba o eso creía. Tampoco podía gritar y reclamar sobre lo sucedido con sus madres a unos metros de distancia. Era intenso, lo sabía, pero no quería que los demás se enteraran de lo sucedido—. Supongo que no vamos a estar con las amigas de tu mamá, ¿verdad?

— Supones bien. Vamos a mi habitación.

Y en ese punto la actitud fresca de ambos tuvo un tropezón, porque las orejas de ambos se colorearon de carmín. BaekHyun apartó la mirada y KyungSoo se rascó el codo, ambos avergonzados. ¿Así sería todo? Lo estaba odiando con todo su ser, era horrible sentir que algo se había descompuesto entre ellos después del beso de ayer.

— Eh... ¿quieres algo de beber? Podemos subir algo de comida también. Iré a ver qué hay, esperáme aquí —caminó hasta la cocina sin esperar una respuesta por parte del castaño. Sus madres fueron directamente al patio trasero sin prestarles tanta atención, así que, en teoría, estaba a solas con Dyo.

Siguió sus pasos al cabo de unos minutos de indecisión, a sabiendas de que una vez solos una gran bomba podía explotar y no estaba seguro de salir entero. Se le atascan las palabras en la garganta al verlo y de sus labios escapa un sonido vergonzoso, llamando la atención ajena de una manera muy humillante. El menor lo mira con los ojos abiertos de la sorpresa y deja las latas de coca-cola sobre el mesón, con una sonrisa sin dientes que se le clava como una estaca en el corazón.

— Hey...

— ¿Ya has estudiado algo? Te pasé los apuntes hoy por la mañana, no sé si viste los mensajes —sacó los snacks de la alacena, hablándole a BaekHyun, pero ¿qué era ese sentimiento de lejanía? Es como si una pared se hubiera alzado entre ellos.

— No los he visto, hoy dormí hasta tarde —mintió, no obstante, Dyo no hizo nada para sacarle la verdad y la conversación murió en ese punto. Las cosas serían más difícil de lo que imaginaba, empezando porque su tarde en la casa de los Do fue tan igual y a la vez tan distinta de lo usual.

Dyo era tan Dyo como siempre, pero no lo miraba a los ojos. BaekHyun era tan BaekHyun como podía ser cuando era tratado tan evasivamente.

Al día siguiente ignoró sus mensajes y el lunes hizo de todo para dejarlo a solas con SeHun, hasta que lo consiguió y él terminó pasando nuevamente el receso al lado del chico de primero. Su amigo parecía empeñado en emparejarlo con Oh SeHun y eso le jodía de cierto modo, porque estaba pisoteando sus sentimientos de una manera muy cruel.

— ¿Estás bien, hyung? —fue todo lo que dijo SeHun en su tiempo juntos luciendo auténticamente preocupado por su estado decaído y, en parte, le agradeció por no decir nada más y ser una compañía silenciosa al menos durante esa media hora.

— Sí, estoy bien.

Le respondió, incluso cuando fue en ese punto que su corazón empezó a fracturarse con el paso de las semanas.

SeHun le robó un beso en la mejilla ese día y escapó con las mejillas prendidas en rojo. BaekHyun llevó su mano hasta el lugar besado, deseando por primera vez corresponderle, sin embargo, KyungSoo apareció en ese momento en su cabeza como haciéndole ver que eso sería imposible mientras él estuviera cerca, casi burlándose de su estado.

El Dyo de su imaginación tenía razón, porque era cierto que mientras Do KyungSoo existiera, Byun BaekHyun seguiría siendo un tonto para él.

[...]

» Next part ⏩

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top