Día 25
✎ Fraude celestial ⊹
La primera opción que consideró fue la de ángeles, pero era honesto consigo mismo y no le resultaba llamativa. Además, sabía que el maldito de Kim Seokjin no le dejaría en paz si acababa inscribiéndose en esa columna.
—Si no me toca con Hoseok —comenzó la advertencia Seokjin, alzando la voz adrede para que los organizadores le escuchen y piensen bien si querían verlo enfadado—, voy a...
—A nada, ¡vamos! —interrumpió Jimin, rodando sus ojos por el poco entusiasmo de su amigo.
Aun si sabía que era una amenaza seria, puesto que Seokjin ya había hecho un escándalo el pasado baile de recaudación cuando el puesto de besos fue ocupado por Jung Hoseok sin que él pudiese objetar. El Seokseok, como los llamaban, eran de esas parejas celosas, posesivas, el prospecto de noviazgo que difícilmente dure más de lo que duran los romances de escuela, pero parecían felices uno con el otro y nadie con dos dedos de frente quería interponerse en su camino o en la trayectoria de los puños de Kim Seokjin.
—Lo digo en serio, Jim —tercamente, Seokjin retrocedió y alzó un dedo para enfatizar su punto—. Sé que hacen los arreglos según les divierte, así que no jueguen con mi paciencia, ¿estamos?
—¿Quieres venir y encargarte de organizar los inscriptos? —Preguntó Jieun, una chica de un curso anterior a Seokjin que parecía no temerle como el resto—. Lo que sea para que no estés bufando y ladrando alrededor.
Sin pensarlo, Seokjin aceptó. Jimin lo siguió poco dispuesto a almorzar solo. Y aunque se negara, los dedos de Seokjin apresaron su suéter y lo arrastraron detrás del puesto de inscripción y pronto fue empujado en una silla y dado a la tarea de anotar los datos de los inscriptos. Los estudiantes al verlos susurraron divertidos y Jimin supo que mejor se hubiera largado a comer lejos del carácter idiota de su mejor amigo. No obstante, algo bueno podría ocurrir, supo, cuando revisó la lista y faltaba cierto nombre especial.
[...]
Nadie sabía que Kim Namjoon lleva coladito por Park Jimin desde hace meses. Concretamente, desde el Baile de recaudación del año anterior. Aquella vez la temática no fue ángeles y demonios como lo fue este, sino que se trató apenas de ambientación victoriana y se vio estúpidamente forzado a usar unos pantalones ajustados, con unas camisas de mangas amplias que poco hacían por favorecer su desgarbado cuerpo. Lo compensó su altura, y su reciente corte de cabello cero, tal cual si fuese a la milicia, que le enfatizó los rasgos y la cada vez más pronunciada mandíbula.
Estaba en su último año, previo a saltar de lleno a sus estudios universitarios, y ya se perfilaba como un hombre atractivo. Lo sabía, incluso si su mejor amiga se encargaba de bromear sobre sus hoyuelos y la ternura que estos, según decía ella, le otorgaban a su sonrisa. ¿Cómo diablos podía parecer tierno? No lo entendía, pero Jieun se ocupó de repetírselo hasta que se lo creyó y hasta que comenzó a sacar provecho de ese encanto.
Como ahora, que estaba provocando el sonrojo furioso del muchachito a cargo de la lista de parejas para el baile. Namjoon no sabía a quién diablos se le ocurrió dejar las parejas a suerte y azar, ¡era absurdo! Y, además, en nada favorecía al entusiasmo.
¿Quién querría asistir al baile con un extraño?
—Los solitarios, los perdedores y los imbéciles que no se animan a invitar a quienes les gustan —enumeró Seokjin, pretendiendo lanzar una indirecta—. Ahora, hazte a un lado, Kim N., este bebé es mío.
Dicho esto, Seokjin tomó del brazo al tembloroso Kim Taehyung, un chiquillo de cuarto año que todos decían que estaba desgraciadamente enamorado de Jungkook, un chico de su año que era tan heterosexual, y no, homo, bro que daba repelús. Al verse acosado por dos muchachos del curso superior, no obstante, Taehyung tomó su par de pelotas —metafóricamente hablando, no es que se anduviese tocando en frente de todos— y exigió ser respetado.
No funcionó.
—Llegué primero, Kim S. —Namjoon apretó la mandíbula, buscando que su expresión fuese ruda y espantara al metiche y prepotente chico—; déjame ver esa lista primero, organizar mi nombre y luego te quedas con el pequeño a tus anchas.
—¿Son conscientes de que los estoy escuchando? ¡No me invisibilicen!
—Cállate, Kim T. —Mandó Seokjin, acercándolo más a él y alejándolo de Namjoon—. Mira, amigo, da igual si llegaste primero, estuve a cargo de la lista, tengo más derecho y punto. Pírate a otro lado, mister dimple. No asustas a nadie con esa cara.
—¿Y tú sí das miedo? Pareces muñeco...
Seokjin, para mal humor de Namjoon, sonrió encantado.
—¡Gracias, hombre! Ahora, pírate.
Dicho esto, llevó casi a trompicones a Taehyung hasta el saloncito de arte donde tendría lugar el armado de parejas. Namjoon lo siguió, empujando la puerta cuando Seokjin trató de cerrarla en sus narices.
—Okay, ve primero, esperaré aquí —aceptó Namjoon, sentado frente a Taehyung. Cruzándose de brazos, apoyó el mentón, aunque no funcionó en su tarea de verse asustador, en ellos—. Solo no tardes, ¿sí?
Seokjin dejó que Taehyung escribiera los nombres en su laptop, escuchando sin que le importe el comentario del muchachito que buscó ser chistoso sobre cómo los tres Kim podrían ejercer de Moiras más que de Cupidos.
—Sí, sí, date prisa —cortó Seokjin, aunque se detuvo cuando lo vio intentar teclear el nombre de su pareja—. Alto ahí, ¿quieres morir? Él irá conmigo.
—Pero Jung Hoseok se inscribió temprano esta mañana —explicó Taehyung, encogiéndose cuando vio a Seokjin enrojecer y poner tal cara de enfado que sí, él sí logró verse asustador.
—¡Ja! Lindo enterarte que tu novio prefiere ir con un perdedor, solitario o imbécil antes que contigo —se mofó Namjoon, retrocediendo antes que el manotazo de Seokjin le alcance—. No es conmigo con quien debes desquitarte, Kim S.
—Ni conmigo —agregó Taehyung, en voz baja.
—¡Cállense! ¿Cómo que Hoseok se inscribió? Déjame ver —arrebató la lista y abrió desmesuradamente los ojos cuando reconoció la escritura destartalada de su novio y su firma en la columna de Demonios—. ¿Quiere verme como un puto ángel?
—¿Terminaste? —Consultó Namjoon—. Mejor vete a hablar con tu pareja de baile, bueno, si es que tu novio quiere realmente verte. ¿No sería un buen obrar, angelito, dejar que se libre de ti?
—¿Y qué tanto sabes tú de buen obrar si estás aquí para manipular la lista porque te acojona invitar a alguien? —Respondió ácido Seokjin, y Taehyung se mordió los labios para aguantar la risa al ver el sonrojo de Namjoon—. Anda, ¿a quién quieres hacer desafortunado con tu presencia? ¿Eh?
Namjoon se puso de pie, rodeando la mesa para quitarle la lista a Seokjin y extenderla a Taehyung.
—No es de tu incumbencia —dijo, demasiado a la defensiva y despertando aún más la curiosidad de Seokjin.
—Dime —exigió, picando con un dedo en las costillas de Namjoon, que saltó dando una risita boba que lo avergonzó—. De todos modos, volveré el último día a chequear que este pequeño no cambie mi pareja y veré tu nombre.
Taehyung quiso protestar, pero Seokjin lo calló con una mirada afilada. Empequeñeciéndose, aguardó en silencio a que Namjoon hable. Él también sentía curiosidad, aunque no tanto. Si es que la conversación que tuvo con Park Jimin, más temprano ese día, le daba pistas.
Namjoon observó a Seokjin, y pareció por un momento que iba a decir algo, pero lo pensó mejor y desechó la idea. Meneó la cabeza.
—Olvídalo, me da igual el maldito baile —y salió del aula sin despedirse.
[...]
El día del baile, Jimin tuvo que soportar el cabreo de Seokjin por su disfraz de ángel. Según su amigo, y en serio que lo quería demasiado como para aguantar sus quejas cada cinco minutos, este baile no tenía sentido. ¿Ángeles y demonios, qué mierda de temática era esa?
—Lo dices porque querías vestirte provocadoramente —replicó Jimin, ajustando unos cuernos sobre su cabello castaño—, de todos modos, no sé cómo lo lograste, pero te ves como un ángel prostituto.
—Gracias, ¡gracias por valorar mi esfuerzo!
Seokjin sí que se esmeró en mostrar sus atributos físicos, y ni hablar del logrado maquillaje que, en serio Jimin creía, no lo encasillaban en la idea de ángel que se pretendía para el baile. Aunque él no era quién para juzgar, puesto que el pantalón que llevaba era tan ajustado que si lograba ver a cierto chico hoy, no quedarían dudas de su atracción.
—¿Me dirás quién es tu presa, Jim? ¿O te avergüenzas de tu mejor amigo?
—Lo hago, me alegra que entiendas que me da vergüenza presentarte a la gente.
—Ja, ja, me parto de la risa —Seokjin se dio por vencido con el par de alas de encaje y las dejó caer sin más, aunque obtuvo un efecto visualmente seductor—. Quiero saber quién es, estuviste misterioso todos estos días y es en vano, si en un rato nos encontraremos todos. Solo espero que sea quien tú quieres, porque este sistema corrupto...
Desconectó su cerebro ante el nuevo monólogo de protesta; una técnica de supervivencia aprendida tras tantos años siendo amigo de alguien como Seokjin.
Miró el espejo sin detallar nada. El inevitable encuentro agitó los nervios de Jimin, y un revoloteo en su estómago le recordó que todavía era un novato con sus emociones. Ni siquiera sabía ligar sin portarse como un torpe, sonrojándose hasta los pies por el coqueteo que él sentía que era innecesario. Pero, por otro lado, ¿qué esperaba? ¿Una declaración tras el primer saludo?
Sus sentimientos llevan meses cocinándose en su interior y teme en serio que se le escape algo y se delate. ¡Hará el ridículo! Y peor, Seokjin intervendrá, creyéndose su salvador, y empeorará las cosas. No, mejor se calmaba o cuando llegara la hora de ir al campus de la escuela sus nervios lo tendrían tenso como cuerda a punto de saltar.
Pero llegó la hora y estando en la fila de los demonios se halló completamente en pánico. Detrás de él, por fortuna, se formó Hoseok y le sacó conversación en lo que avanzaban. La gestión del baile, debían admitir, era un asco tal cuál vaticinó Seokjin, ya que el demonio debía presentarse y luego esperar que en voz alta llamaran a su ángel.
—Se le pasará el enojo en cuanto sea el centro de atención —platicaba Hoseok, refiriéndose a su novio—. Hace lo de siempre, enfurruñarse y luego cede al notar que sale ganando algo.
—¿Quiero saber qué ganó?
—No, Jimin, no quieres —se rio Hoseok, empujándolo con el brazo cuando la fila avanzó—. ¿Buscarás por fin a tu chico? Puedo ayudar. Sabes que soy una tumba, ¿no? Seokjin puede chantajearme y adularme, pero no me ha sacado nada de lo que hemos conversado sobre...
—¡Mira, ya casi estamos! —Cortó Jimin, preso del miedo de que Hoseok, que hablaba bastante alto, dijese el nombre de su crush—. Diablos, esto apesta.
—¡Te lo dije! —gritó Seokjin, desde la fila de los ángeles.
Jimin no respondió ni con una mirada, puesto que Jieun, vestida de infarto como un demonio, le sonrió y lo hizo parar a un costado para llamar a su ángel. La muchacha revisó las listas, tardando unos segundos que a Jimin se le hicieron eternos ya que todo el mundo estaba atento a él, y cuando dio con la pareja se acercó al pequeño micrófono dispuesto sobre el atril delante de ella y anunció:
—La pareja del demonio Park Jimin es el ángel... ¡Min Yoongi!
Los murmullos y silbidos comenzaron cuando Yoongi salió de la fila de ángeles, caminando con desgano y haciendo rebotar sus simpáticas alitas, hasta llegar al frente. No sonrió, pero sí tomó la mano del demonio Jimin, que lucía pálido y trató de ser cordial al saludarlo, para adentrarse al salón de la escuela. Tanto Hoseok como Seokjin rompieron a reír al ver a Jimin pretendiendo charlar con Yoongi, quien no era tan dado a hacer amigos, ni mucho menos, aunque fuese un buen tipo y supiera invitarlos a sus fiestas.
El salón de actos era un equilibrio entre el cielo y el infierno y Jimin, otra vez, dio la razón a Seokjin de que no tenía sentido esta temática. Normalmente, cada tema para eventos iba relacionado con alguna asignatura, pero este año se había dejado la libertad de elegir al comité de fiestas y estos decidieron romper la dinámica de atenerse a temas que surjan de las tareas para renovar el espíritu del baile y promover la amistad entre cursos y divisiones. Era sabido que Sociales y Naturales no eran realmente amistosos entre sí.
Min Yoongi era Naturales, ahora que recuerda Jimin, mientras que él es Sociales. Vaya par que forman.
—¿Vamos por algo para beber? —preguntó al ángel que asintió y se encaminó hacia la mesa en cuestión.
Cuando todas las parejas estuvieron reunidas, Jimin se deslizó lejos de Seokjin, que estaba, como anticipó Hoseok, copando la mirada de todos al moverse provocativamente para su novio. Si es que eso era realmente baile y no una clara insinuación de cómo acabarían la noche. Yoongi, pese a que al principio no parecía realmente una acertada asignación de pareja, demostró que era gracioso y que podían conversar entretenidos. Además, bailaba no bien, pero sí entusiastas y Jimin se encontró sonriendo y pasándola fenomenal aunque no era el chico por el que había cruzado los deditos y que no vio siquiera anotándose en las listas el día que estuvo allí. Se preguntó siquiera si este había venido.
—Jimin, no quiero que pienses que no me divierto contigo —habló Yoongi, acercándosele cuando la música les impedía oírse—, pero esta noche quedé con alguien, lo siento...
—¿Eh? —desconcertado, Jimin tardó en entender y cuando lo hizo aceptó dejarlo ir, aunque se quedaría solo—. Adelante, hyung, por mí no te disculpes.
—¿Seguro? —Consultó el ángel, y lo tomó de la mano para llevarlo a un costado—. Para que no te quedes sin pareja, pensé que podrías quedar con la pareja de mi chico.
—No lo sé, tal vez él no quiera.
—Veremos —respondió simplemente, y luego saludó a la distancia—. Ahí viene mi cita.
—¿Kim Taehyung?
—Sí, ¿lo conoces? —Jimin asintió, aunque no añadió más.
No estaba contento con el chico en cuestión luego de que no aceptase un soborno para permitirle ver la lista de parejas. Como si no estuviera al tanto del tejemaneje que se dio estos días. Hasta donde él sabía, Seokjin pudo quedar con su novio... lo que era raro, ahora que lo piensa, ¿por qué no aprovechó Taehyung a quedar con Yoongi también? Quizá era demasiado honesto, razonó.
—Hola, Yoonie hyung —Taehyung besó el rostro sonrojado de Yoongi y luego se percató de Jimin—. Hola, Park, ¿no te importa ir con mi ángel designado?
Los dejó solos, sin mostrar su enfado y se marchó apenas recibió las instrucciones para buscar a su nuevo ángel. Este, dijo Taehyung —que, por cierto, parecía bastante feliz con Yoongi, al parecer, superado ya su no correspondido flechazo con Jungkook (que fue al baile con Ahn Jiyoung) —, lo estaría esperando junto a la columna de entrada.
Se encaminó tropezando con las parejas, esquivó a Seokjin, aunque dudó que este lo vea tan ocupado como estaba en devorarse la boca con su novio, y llegó hasta el sitio dando con que no había nadie.
—Okay, seré plantado —se resignó.
—Pensé lo mismo —dijo una voz, y Jimin abrió grande sus ojitos—, y estuve a punto de irme, pero aguardé unos instantes más. Muy esperanzado de que funcione el plan.
Jimin volteó a ver a su ángel y dio con que este era un moreno alto, de hoyuelos en las mejillas, y tan jodidamente hermoso que lo dejó sin palabras. Señor, pensó, me has mirado a los ojos, sonriendo, has dicho mi nombre...
—¿Qué... plan? —pudo articular, y su corazón saltó en su sitio cuando el ángel lo tomó de las manos para acercarlo—. Yo...
—No es apenas Kim Seokjin el único ángel corrupto en este cielo, ¿sabes?
Y el demonio Park tuvo poco que decir cuando una boca, demandante, caliente, y con un toque de sabor a vodka, ¿quién coló alcohol al batido de fresa?, declaró sobre sus labios la conquista del infierno.
Nota:
Se me hace más fácil escribir comedia que to' lo otro, la verdad.
Sé que la consigna general era tener a Seokjin de protagonista, pero el Nammin también te gusta y de todos modos Jin tuvo su papel estelar.
¿Esperabas seres cornudos y alados? Si es así, lo siento, ángeles y demonios me llevó directo a ello y quise probar por otro lado. Más light.
Quejas:
:)
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