Extra: Katana juega sola

Toshinori y Katana: 4 años. 

—¡Toshi, ya es hora de irnos!— el pelirrojo exclamó, cerrando la cajuela del auto. 

Los mellizos salieron de la casa, corriendo juguetonamente. Detrás de ellos, seguía Katsuki para despedirse de su esposo y a su hijo. El pelirrojo le abrió la puerta del auto para sentar en la silla de auto. 

—Nos vemos, papá— Toshinori juntó cabezas con Katsuki a modo de cariño —Nos vemos, Kati— se despidió de su hermana de la misma manera, añadiendo un beso de esquimal. Luego de despedirse, subió al auto con ayuda de Eijiro empezando el viaje.

—¡Adiós, Toshi, suerte en tu salida de nerd!— la rubia se despidió siendo retenida para no ir detrás del auto por su papá. 

—Diviértete, Toshi. Bueno zarigüeya, de vuelta a la casa. 

—¿Puedes jugar conmigo hasta que Toshi vuelva de esa junta de ñoños?— Katsuki negó, disculpándose con un beso en la cabeza.

Katana solo dio un puchero y le lanzó su arma mortal: unos ojitos de cachorro. Sin embargo, el rubio le respondió:

—No puedo, gusana, hay un problema con la lavadora. No funciona, y papá va a arreglarlo. 

—Entonces, ¿Con quién voy a jugar?— Katana dio otro puchero, mirando hacia el suelo. 

—Pues vas a jugar con Katana, o quizás un amigo imaginario. Sé que se te va a ocurrir algo— el rubio le acarició la cabeza y caminó hacia la habitación de la lavandería. 

—¡Oh, sí! ¡ESPERA!—  la infante de trencitas agarró del pantalón de pijama al rubio, bajándolo unos centímetros. Katsuki se levantó los pantalones antes de que su pequeña hija se de cuenta y se burlará, 

de sus bóxers de All Might. 

—¿Qué pasó, Kati? 

—No sé cómo jugar sola... siempre he jugado con Toshi o Meli.

—Si lo sabes, rata, solo no estás acostumbrada a hacerlo. Inténtalo, lo vas a lograr.— la rubia asintió, saliendo de la habitación— Ve a tu pieza, Kati, para que no me escuches gritarle a esta lavadORA DE MIE-

El segundo capítulo del reality show de Katana se llama: "Katana juega sola" 

¡Doo, doo, didoo, didoo!, ¿Qué es lo que podría hacer? 

La habitación de los mellizos se encontraba llena de jugetes, peluches y un fuerte recién armado con ayuda de Eijiro. 

—¡Oooh~ jugaré a la doctora! 

Katana fue a buscar en la cesta de disfraces buscando su bata de doctora. Al encontrar una bata de doctora con su nombre bordado, "Dra. Kirishima", se colocó el estetoscopio y entró en el fuerte.

—¡Siguiente paciente!

...

—Oh, sí, esto no funcionará...

¡Didoo, doo, doo! ¿Qué jugar? ¿Qué jugar?

la rubia giró varias veces sentada en la alfombra viendo cada cosa en su habitación, intentando obtener una pizca de creatividad e imaginación. 

—Hmm, ¡Oh, ya sé! Observo con mis ojitos algo de color... azul.

Se quedó un rato esperando alguna respuesta, pero obviamente nadie le iba a responder. 

—Oh, espera, esto tampoco funcionará... era el Señor Apalala— se respondió a sí misma, apuntando al peluche de dragón de su hermanito. 

Se escabulló hacia la cocina, gateando. Necesitaba encontrar un juego que no necesite ni a su hermano, ni a su prima, ni a su papá. Era terreno distinto para nuestra pequeña Katanita.

Hasta que encontró una pequeña figurita de acción, debajo de unas sillas en la mesa. Siguió gateando para obtener esa figura de acción. 

Oh, rayos...

—¡PAPÁ, TENGO UN PROBLEMA! 

Katsuki salió de la habitación de lavandería, buscando a su pequeña hija. 

—¿Ahora en dónde metiste la cabeza, sanguijuela? 

—Pasó otra vez...— Katana lo miró apenada, pidiéndole ayuda. El rubio intentó esconder su risa, pero que sea ya la cuarta vez no podía no reírse. 

—Ay, Kati, ¿Cuántas veces te he dicho que no metas la cabeza en las vallas, o en los espacios de las escaleras, o en las rejas del patio? 

—Lo siento, papi.

—Tranquila. Ahora, Gira la cabeza y para atrás.— Con la ayuda del rubio, Katana pudo sacar la cabeza y el juguete de la silla.— Listo, nena. 

—Papá, tengo problemas para comenzar a jugar. 

El rubio giró la cabeza para pensar en qué decirle a su hija. Le encantaría jugar junto a ella, pero la lavadora no tenía ningún avance. Quizás está ahora peor que antes. Sin embargo, la rubia necesitaba divertirse con algo.

—¿Y si... ves algo de televisión? ¡Oh, puedes pintar!

—No, eso le gusta a Toshinori... ¡Ah, no sé que jugar!— La pequeña infante ya se encontraba frustada. Tenía que pensar en un juego rápido porque empezaría a enfadarse y a aburrirse. 

Y una Bakugo aburrida no es algo bueno que digamos...

—¡AGH! ¡¿POR QUÉ NO QUIERES FUNCIONAR?! ¡LAVA MI ROPA HIJA DE...!

Un estruendo sonó cerca de la habitación de los mellizos, seguido de una pequeña risa por parte de la rubia. 

—Ah... Katana, ¿Está todo bien? 

—Sip. 

—¿Qué fue ese ruido? ¿Qué pasó?— Katsuki preguntó, aún moviendo y apretando botones de su lavadora. 

—Me estoy escondiendo.— Katana respondió con un tono risueño. 

—Oh, okay... Espera, ¿Por qué te escondes?

Katana se tardó unos segundos en responder, seguido de risitas y murmuros. 

—¡Estoy jugando a las escondidas! 

—Bien... ¿Y quién irá a encontrarte? —Hubo un silencio más largo aún. 

—Oh...

Katsuki sonrió enternecido al escuchar el quejido por parte de su hija. Tomó un respiro y dejó en paz a la lavadora luego de amenazarla silenciosamente. Se dirigió a su habitación, encontrándose con su hija hecha bolita adentro del armario. 

El rubio se sentó al lado de ella y la abrazó suavemente, sacando los mechones rubios de su cara, controlándolos con una pinza para el pelo. 

—Creo que extraño a mi hermano...

—Sí, lo sé...— dijo, acariciando su pelo.—Ven, tomémonos un descanso. 

Katana terminaba de comer su sándwich ahora más calmada. Se limpiaba pequeñas lagrimitas y seguía sorbeteando su nariz, pero reía con las bromas y juegos de su papá. 

—Bien, tengo que volver a mi pelea contra la lavadora.

—¿Estás seguro de que no puedes jugar conmigo? 

—No, Katanita, tengo que arreglar la lavadora.— El rubio le respondió, empezando a ponerle mano al electrodoméstico. 

—Pero eso no es divertido, papi. 

Katsuki le sonrió y le pidió a la rubia un filtro que se encontraba encima de la repisa. La rubia se lo dio, esperando la respuesta de su concentrado padre.

—Es divertido para mí. Me gusta un buen problema. 

—Mmm... tal vez necesite un buen problema.

—¡Ah, eso es Katanita! No necesitas un juego, necesitas un problema. 

—¡Ooohh~!

La rubia sonrió por ese descubrimiento, agradecida de su papá. En ese instante, Eijiro llamó a Katsuki por videollamada. 

—¡Hola Blasty! Toshinori fue a un tour con el grupo de niños, así que me escabullí un ratito. ¿Cómo están ustedes? ¿Cómo va la lavadora?— el pelirrojo exclamó con su emoción natural. 

—Ah...— el dúo de padre e hija miró la máquina toda rota y desarmada — la lavadora va súper, muy muy bien. 

—Eso es bueno, ¿Cómo estás, Katanita? 

—Papá y yo creemos que necesito un buen problema para mantenerme ocupada. ¿Tienes un problema para mí! 

—Ah, creo que sí lo tengo. Toshinori y yo estábamos discutiendo de qué color era la máscara del héroe Orothos, ¿Ustedes no tienen un rompecabezas de "Los Nightwavers"? 

—Sí, y lo averiguaré enseguida.

La infante corrió hacia la habitación, buscando ese tan amado rompecabezas. 

—Gracias, Ei...

—¿Katana ya te estaba dejando loco?

—No, ella se estaba volviendo loca.

—Bien, todas las piezas azules aquí. Y la rojas acá, y las amarillas por acullá.

Un rompecabezas de 40 piezas mantuvo a la rubia tranquila, armándolo afuera de la habitación de la lavandería donde se encontraba Katsuki armando el rompecabezas de la lavadora.  

—¡Y... terminé! No, espera. ¡Hey, me falta la pieza donde está la máscara de Orothos! 

—¿Justo esa? Qué mala suerte, Katana. Pero debe de estar por aquí.

—¡No hay problema, puedo encontrarla!

Se levantó del suelo y caminó hacia su habitación. Sacó la libreta de Toshinori y un crayón negro y dibujo carteles de búsqueda para buscar la pieza faltante. 

—Diez estarán bien.— Agarró los dibujos y una hoja de stickers. Pegó carteles en la puerta principal, en la cocina, en la silla, en su habitación y en el armario de la pieza matrimonial, también en el baño y obvio en la habitación de lavandería. —Terminé con los cárteles de búsqueda. 

—¡LO LOGRÉ, FUNCIONA!— Un grito de emoción y de victoria llenó el departamento —Kati, logré reparar la lavadora, ¿Quieres qué juegue un rato contigo? 

—No, gracias, papi. Estoy bien.

Katsuki sonrió orgulloso, acarició su pelo y se desplomó en el sillón, haciendo reír a la infante. Katana no tardo mucho en acurrucarse al lado de su padre a esperar que los cárteles hagan su trabajo. 

—¡Ya llegamos~!— Eijiro exclamó junto con el tintineo de las llaves. —Hey, ¿Y esto?

Despegó el cártel de búsqueda, y se la entregó a Toshinori. Antes de que el pelinegro viera la hoja, Katana se levantó del sillón y abrazó a su hermano. 

—¿Cómo te fue? ¿Cómo estuvo? 

Era una utopía de nerds.— la rubia río.— ¿Perdiste una pieza del rompecabezas de Orothos? 

—Sip, ¿La has visto?— Toshinori asintió con la cabeza y apuntó la espalda de su hermana. La pieza faltante estaba entrelazada en su cárdigan. Llena de risas, armó por completo el rompecabezas. —¡Terminé! 

—¡Papá, Orothos ni traía máscara! 

—¿En serio? Juraba que sí...— Katana y Toshinori rieron por el descuido de su papá.— Gracias, Kati. 

—Sí, gracias, Kata— el pelinegro abrazó a su hermana, dándose un beso de esquimal. — ¡Vamos a jugar! 

—¡Sí!

Y los mellizos volvieron a ser tan unidos como antes, yendo a jugar a cualquier cosa. Pero juntos. 

¡Hola, hola! 

Uff, 2 días seguidos; la media racha en la que ando... PERO NUNCA SÉ CÓMO TERMINAR LOS CAPÍTULOS.

En fin, si hay algún error, idea, sugerencia o algo por el estilo; no duden en escribirme. ¡Y eso!

Adieu!

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