Epílogo


Damián sabía que en teoría debería sentir su cuerpo pesado, y el dolor recorrer la gran mayoría de sus músculos después de todo fue arrojado contra un edificio y por lo tanto de seguro tenía un par de huesos rotos, pero a pesar de todo eso no recordaba la última vez que se sintió tan ligero y cálido.

Unas suaves risas le llamaron la atención y eso no podía ser correcto ¿Porque alguien estaría riendo en medio de una batalla? En contra de todos sus ganas de tan solo quedarse en el suave suelo — ¿O era una cama? Ciertamente era bastante suave — y de descansar tan solo unos instantes más abrió los ojos y se forzó a sentarse.

Definitivamente ya no estaba en Gótica...

El lugar parecía alguna clase de caverna subterránea, lo que no tenía sentido debido a que estaba repleto de todo tipo de flores y plantas rebosantes de color y vida, lo que no debería ser posible sin un suministro de luz solar necesario, y aunque en la parte de arriba de la caverna en el techo parecían estar inscrustadas algunas gemas preciosas que asimilaban estrellas dando luz al lugar dudaba que eso fuera suficiente para las plantas.

¿Cómo llegó aquí? ¿Acaso fue secuestrado? ¿Con que propósito? Varias preguntas corrían a mil por segundo dentro de su cabeza recorriendo cada escenario posible hasta que nuevamente risas dulces y suaves llamaron su atención.

Dirigió su mirada a la fuente de las risas y se encontró con dos chicas sentadas en el suelo haciendo lo que parecían ser coronas de flores mientras reían y conversaban de forma amena.

La que mejor podía ver tenía largo cabello rubio y ojos de un color carmesí que dudaba fuera natural, mientras que su compañera tenía largo cabello negro, y debido a que le estaba dando la espalda no podía ver su rostro.

Bueno, al menos tenía dos personas a quienes preguntarle qué estaba pasando y la forma más rápida de volver con su familia.

Se levantó de su lugar y el sonido que hizo debió alertar a las chicas de su presencia porque pronto ambas estaban mirando en su dirección y cuando finalmente pudo ver el rostro de la otra Damián se paralizó.

Por un segundo que pareció una eternidad todo el universo pareció detenerse y Damián tan solo pudo contemplar a la persona que había extrañado más que nada en el mundo verle con algo de sorpresa para luego sonreír suavemente.

Su rostro era tal como lo recordaba, sin haber envejecido ni un solo día y su sonrisa igual de brillante que como atesoraba en sus recuerdos.

Y de repente estaba corriendo.

Corrió tan rápido como sus piernas se lo permitieron pero en cuanto estuvo a unos pocos pasos de distancia choco contra algo y cayó al piso de nuevo.

Parpadeo un par de veces sorprendido y se levantó rápidamente para intentar ir con su amada de nuevo pero al parecer lo que lo detuvo la primera vez era alguna especie de campo de fuerza que le impedía llegar hasta donde quería estar.

Sin pensarlo mucho comenzó a patear y golpear el muro invisible con todas sus fuerzas en un desesperado intento de poder cruzar sin dar se cuenta de cuando empezó a gritar.

— ¡¿Porque no puedo pasar?! — Grito colérico aunque el sonido que salió de su garganta parecía más el de un animal herido ¿Acaso estaba en el infierno? ¿Era este su castigo por las vidas que tomo? ¿Ser capaz de ver lo que deseaba más que ninguna otra cosa pero no poder tocarlo?

— Porque no es tu tiempo todavía. — Escucho un suave susurró y levantó su vista del suelo para encontrarse con los hermosos ojos azules que llevaba años extrañando.

Athanasia estaba delante de él y no podía alcanzarla.

—Ellos aún te necesitan, Hasta entonces te estaré esperando. — Dijo dejando sus manos apoyadas contra la barrera y Damián la imitó. — siempre... — susurro por lo bajo pegando su frente a la pared invisible y Damián no dudó en hacer lo mismo.

Y de repente como si fuera succionado Damián fue expulsado del reino de los muertos y volvió al reino de los vivos a pelear una batalla más.

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Lo último que Alfred recordaba era el frío toque de la muerte, y sentirse en paz porque su familia estaba a salvo y en casa.

Nunca fue muy creyente por eso se sorprendió ligeramente cuando abrió los ojos de nuevo luego de estar seguro de que su vida había acabado.

En lugar de un coro de ángeles o las llamas del infierno fue recibido con la vista de una bella mesa con un fino juego de té sobre ella.

— ¿Quieres te de Jazmín o Rosas? — Pregunto una suave voz a su lado que el mayordomo pensó que jamás volvería a escuchar.

Al girar la mirada los dulces y cariñosos ojos azules de Athanasia Wayne le recibieron con una cálida sonrisa. Apenas le tomo un segundo recuperarse del asombro inicial, antes de decidir que dejar a su señorita esperando por una respuesta era de mala educación.

— De Jazmín sería perfecto, por favor. — Sonrió conteniendo las lágrimas al ser reunido con una de sus nietas.

— Un gusto excepcional como siempre. — Respondió sirviéndole té y aunque Alfred quería hacer mil preguntas algo le decía que el tiempo no sería un problema por lo que no tenía porque apresurar las cosas.

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Jason siempre espero terminar en el infierno una vez que estirara la pata, por lo que pueden imaginar su sorpresa cuando en lugar de eso se vio a sí mismo en una especie de jardín del Edén subterráneo rodeado de las personas que había extrañado como loco por años.

Pero al parecer que tú hermanita menor tuviera conexiones con una diosa del inframundo te daba un pase VIP.

El inframundo era un lugar curioso, al parecer el tiempo pasaba muchísimo más lento aquí que en la tierra y se encontraba en un su propio plano existencial, entre el infierno, el cielo y la tierra, como alguna clase de purgatorio mágico.

Sia le explicó que para ella era obligatorio estar aquí y que no podía ir a ninguno de los otros reinos debido a su contrato con Eri, pero que para el resto era completamente opcional, y que por lo tanto de desearlo podían subir al cielo o bajar al infierno dependiendo del caso.

Eso causaba que alguna almas vinieran y se fueran con el tiempo, principalmente amigos de Sia de los que deseaba despedirse antes de no volver a verlos nunca más.

Pero aunque sonaba tentador retar al diablo a una pelea Jason no tenía en sus planes dejar el único cielo que llegaría a conocer.

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Dick abrazo a Sia una última vez luego de pasar un largo tiempo junto a la chica, realmente quería esperar a Dami, pero llevaba lo que se sentían como milenios en el inframundo y en serio deseaba poder ver a sus padres de nuevo en el cielo — a donde Eri le aseguro que iría

— Dale mis saludos cuando llegue ¿Está bien? — Pregunto una vez soltando la suavemente.

— Por supuesto, ten un buen viaje. — Beso su mejilla con afecto y le soltó dejando que la luz iluminará su figura.

— ¡Y dile que estará guardando un lugar para el! — Gritó mientras desaparecía siendo absorbido por la luz.

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— ¿Aún no piensas reunirte con tu familia? — Pregunto curioso Jason a Tim quien como siempre estaba leyendo un libro que sacó de la biblioteca gigante que Eri hizo solo para él al llegar.

Tim levantó la vista de su libro viendo a Alfred recoger algunas fresas en compañía de Sia y Steph, con Bruce sosteniendo las canastas con la fruta.

— Ya estoy con mi familia. — Contesto de forma honesta, además sería rudo irse sin terminar de leer todos los libros en la biblioteca, y ya que tenía más de un millón de ejemplares aquello podría llevarle un tiempo.

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Sia se sentó en el suelo mientras hacía una corona de flores con sus manos tan solo esperando al igual que como lo había hecho hasta ahora.

Cuando sintió un peso extra en su regazo no se inmutó y tan solo continuo haciendo su corona con delicadeza y cuidado murmurando una canción que escucho hace tantos años atrás.

Cuando finalmente terminó de hacer su corona levantó la mirada y se encontró con bellos ojos esmeralda viéndole con cariño y calma.

— Mi tiempo llegó. — Murmuró Damián en voz baja sabiendo que no tenía que levantar su voz para ser escuchado.

— Bienvenido. — Respondió Sia dejando la corona en su cabeza.

Y a pesar de las miles de palabras que deseaban compartir, las historias y experiencias que querían compartir tan solo disfrutarán el cómodo silencio entre ellos, dándose cuenta que en el final estaban completos de nuevo.

Ahora ambos estaban en su hogar.

Fin.

Todos mis agradecimientos por leer la historia, por sus me gustas y comentarios, los amo en serio, espero que les haya gustado y si quieren seguir leyendo a Sia les recomiendo mi nueva historia, Good is the New Black, gracias nuevamente y los amo!

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