Capítulo 1: Mi Deseo
¡Hola lectores de Wattpad! Debido a que esta historia la estaré publicando simultaneamente en FanFiction, esta vez leeran notas de autora al inicio y al fin de los capítulos. Bien, el día de hoy les traigo un nuevo Sonamy. Verán la inspiración vino un día mientras yo muriendo en cama miraba una extraña película japonesa llamada TAG, muy rara, pero me inspiré. Este capítulo lo escribí hace 6 meses, pero con fines de no dejar demasiado tiempo entre un cap y otro decidí completar la fiction primero, así que sí, esta historia esta completa y actualizará semanalmente (Yeiii!!!)
Bien creo que nunca está de más decir que está historia está clasificada como contenido para adultos debido a escenas de carácter sexual que se presentan más adelante. Sin continuar con el yara yara de siempre los dejo con el primer capítulo introductorio, espero les guste...
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Desperté en un sueño, una y otra vez, o tal vez era la realidad... una realidad en la que nadie quiere despertar.
Siento mis pies tan pesados como bloques de concretos, percibiendo la mirada de ella sobre mí, imponente, invisible, abrumadora. Dirijo mi mirada hacia él, al único ser que importa, y por quien no me importaba despertar en la siguiente pesadilla, una más distorsionada que la anterior.
Lo veo a los ojos, aquellos ojos de suplica y horror que me ven fijamente. El arma en mi mano es pesada, casi tanto como todo lo que he tenido que soportar; ¿Cuánto tiempo ha sido?, ¿Días?, ¿Semanas?, ¿Años tal vez?, ¿A caso importa para este entonces?
–¡AMY DETENTE!– lo escuchó implorar mientras yace de espaldas sobre el frío suelo. Una pierna lastimada es la causante de esto... Yo lo hice.
Suelto el aire retenido, armándome de valor para aquello que jamás pensé que alguna vez haría. Siento el frío metal en mi mano, envolviéndome como el más cruel de los pecados nunca cometidos. Veo de reojo la pistola plateada, mientras mi mano temblorosa apunta directo a aquellos ojos que durante tanto tiempo admiré con ensoñación.
–Lo siento, Sonic...– murmuro con un labio tembloroso y voz quebrantada.
–Amy... por favor– suplica persistente, y mientras veo sus ojos esmeraldas verme con incredulidad siento los míos llenarse de lágrimas.
–Lo lamento... – le digo casi inaudible, cerrando mis ojos con fuerza, recordando, cómo todo me había llevado a este momento...
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Corrí a aquel templo en donde me dijeron que podría hablar con ella, el espíritu de la luz y la bondad. Su nombre Dawn the Spirit. Llegue sin aire en mis pulmones a la pequeña acrópolis en donde varios pilares de mármol blanco rodeaban a la escultura de este ser divino y protector de nuestro mundo, o eso me dijo Tikal, quien parecía renuente a hablarme sobre ella; pero no importó. En un lugar muy lejos de mi hogar, encontré el templo de dicha deidad. Rosas blancas rodeaban el hermoso santuario y una fuente alrededor de la escultura con agua cristalina podía verse.
–¡Por favor, necesito un milagro!– grite con desesperación sintiendo mis ojos llenarse de lágrimas.
Espere en silencio, esperando algún tipo de voz divina escucharse, tal vez pedía demasiado de un ser que no tenía certeza de que estuviera si quiera consciente de su existencia, sin embargo, estaba desesperada, no sabía a dónde más acudir.
–Tikal dijo que podrías ayudarme– murmure en suave voz, aún con aquel pedazo de viejo pergamino en mano, uno que me lleve sin consentimiento de la gran sacerdotisa. Lo veo nuevamente, observando aquellos dibujos en tinta descolorida –Ella dijo que tú alguna vez peleaste contra las entidades oscuras de este mundo, que has velado por la protección de todos nosotros.
Callo a la expectativa. Nada. El silencio me abrumaba a tal punto que pensé que en algún momento me volvería loca.
–¡Prometiste proteger al justo y puro!– le reclame sintiendo mis lágrimas resbalar por mis mejillas, mientras la frustración empieza a acogerme en su seno. –...¿Por qué no me contestas?– pregunte entre sollozos, sintiendo como si aquella imagen tallada me diera la espalda. Ignorando el dolor de mi corazón.
Estruje aquel pergamino que robe de la casa de la sacerdotisa sintiendo mi alma llenarse de ira y desolación. A nadie le importaba, nadie me ayudaría, estaba sola.
Solloce sin consuelo en el suelo de roca hasta que vi algo que realmente llamó mi atención, aquel otro espíritu que peleaba contra Dawn en aquel antiguo y desdeñado pergamino. Su nombre era Midnight, el espíritu de las tinieblas. Ella era el espíritu del caos y la guerra, e igual de poderosa que su hermana gemela, Dawn.
–¡Bien!– grite viendo aquella estatua con una ira fulminante –¡Si no piensas ayudarme buscaré a alguien más!– le dije como si le importara en lo más mínimo mi rebeldía infantil.
Salí corriendo de aquel santuario y sin detenerme busque ese otro lugar sagrado, en donde sólo los más osados se atrevían a llegar, o tal vez lo más desesperados. No importaba, si ahí conseguía lo que quería bien valdría la pena ir a la entrada del mismo infierno.
Deambule perdida en busca de algún sentido para aquel pergamino que había hurtado, sin realmente muchas esperanzas. La ubicación de este templo, a diferencia del de la luz, parecía ser un acertijo que se contradecía con él mismo; casi como si nadie quisiese que se encontrara.
El sol caía lentamente mientras yo caminaba por el bosque, abrumada, sino lograba encontrar este otro santuario lo perdería todo.
Me detuve en medio de la nada recostándome sobre un tronco viejo adornado de hojas secas, sintiendo mis ojos humedecer de nuevo. Había perdido todo el día en busca de una respuesta mágica a mis problemas, y ahora cansada y más desesperanzada que nunca, también yacía perdida en medio del bosque. Jamás me había sentido tan sola como en ese preciso instante, y viendo al cielo anaranjado murmuré:
–Por favor... alguien, quien sea... ayuda– dije tapándome el rostro con mis manos, llorando sin consuelo. No sabía qué más hacer.
Solloce en silencio hasta que el graznido de un cuervo me hizo sobresaltar del susto, descubriendo mi rostro. Lo vi frente a mí, parado sin temor, viéndome con intensidad. Sus ojos carmesí brillaban con el destello del sol, el cual pronto moriría para dar paso a la noche.
Voló en el aire, revoloteando en el mismo lugar graznándome insistente. Lo observe confundida, hasta que me envistió. Un grito ahogado fue exclamado de mis labios al sentir sus alas revolotear cerca de mi rostro, hasta que sentí que el ave me arrebataba de las manos el pergamino que con mucho esfuerzo me había costado conseguir.
–¡Eso es mío!– replique molesta al verlo revolotear a unos metros sobre mi cabeza, a lo que el animal hizo caso omiso y voló con éste en su pico. –¡E-Espera!– le grite al verlo alejarse –¡Devuélvemelo!
Corrí detrás de él siguiéndole el paso tan bien como mis cansadas piernas pudieron, sin realmente prestar atención a mi camino pues mis ojos se mantenían sobre el cuervo, quien volaba por sobre las ramas de los árboles secos, con cierta dificultad. El cielo se pintaba de colores rojizos mientras yo corría tras él, tropezándome de tanto en tanto por las ramas que sobresalían de los árboles a mi alrededor, hasta que lo vi descender más adelante. Sonreí victoriosa. –Te tengo– dije entusiasta pudiendo distinguir un claro más adelante. Seguí la carrera hasta que vi un pequeño templo descuidado frente a mí, obligándome a detenerme.
Jadee sin aire en mis pulmones sin entender qué era ese lugar.
–¿Tú me trajiste aquí?– pregunte con cierta dificultad por mi acelerada respiración, observando al cuervo quien yacía de pie frente al templo de madera –¿Por qué?
El rechino de las puertas de madera al abrirse provocaron que un escalofrío recorriera mi espalda. El cuervo entró al lugar y entendí prontamente que él quería que lo siguiera. Me arme de valor y asentí con mi cabeza.
Si era un milagro lo que quería, ahí estaba.
Los rayos rojizos del atardecer se colaban por las ventanas dándole un aspecto lúgubre al lugar. A diferencia del templo anterior, este se miraba desprolijo y abandonado, como si nadie hubiera puesto un pie ahí en años. Entonces, ahí, en el fondo de la habitación vi la imagen de ese otro espíritu, conteniendo mi aliento. Un escultura pequeña de mármol negro yacía sin una mota de polvo, haciéndome reconsiderar si esa había sido una buena idea.
Las puertas se cerraron detrás de mí, haciéndome exclamar un grito ahogado, temerosa de lo que pasaba en ese momento.
–¿Tú eres quien busca un milagro?– escuche decir a mis espaldas, haciéndome voltear rápidamente. Nada. No había nadie conmigo, al menos nadie que pudiera ver.
–S-Sí– respondí febril –¿Acaso eres tú el espíritu de la luna?
–¿Y qué si lo fuera?
–Yo... yo fui con...– calle, tal vez no era oportuno decir que primero fui a ver a su hermana y mayor rival.
–¿No te ayudó Dawn?– la escuche decir, casi escuchando una sonrisa formarse al pronunciar esas palabras. Negué con la cabeza, frunciendo el ceño al recordar.
–Pero tal vez tú sí puedas hacerlo– dije esperanzada. Sin respuesta. –Necesito ayuda... alguien que yo aprecio está a punto de perecer– explique con tristeza en mi mirar, aún sin respuesta, ¿Por qué de repente había callado? –¡Por favor, haré lo que sea!– suplique.
–¿Lo que sea?– repitió ella haciéndome contener el aliento.
–Si cumples mi deseo, haré cualquier cosa que me pidas– dije con un tono de resignación en mi voz.
La estatua frente a mí de pronto se vio rodeada de una espesa niebla negra haciéndome retroceder asustada. Logre ver un par de brazos que salían detrás de aquella escultura paralizándome al acto. Los ojos carmín del espíritu de la luna brillaron entre toda la oscuridad. Frente a mí, se encontraba ella, imponente y sonriente.
–Mi nombre es Midnight, espíritu de la luna– se presentó con una sonrisa perlada –Si un deseo es lo que quieres, un deseo te daré.
Esboce una sonrisa como en mucho tiempo no había hecho, sintiendo por primera vez esperanza.
–Yo quiero...
–No– me silenció –Si un deseo quieres un deseo te daré– repitió –, y para eso un reto te pondré– completó –Haz lo que te pido, y el deseo de tu corazón yo concederé...– me dijo cual maleficio –Equivócate y el precio más alto deberás de pagar– sonrió con malicia.
–Dime ¿qué deseas que haga?– pregunte sin oscilar.
Midnight me sonrió divertida, viéndolo directamente a los ojos... sabía que algo malo estaba a punto de pasar.
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Como verán este capítulo es más un prologo que otra cosa, sin embargo, es muy importante para el desarrollo de la misma. En este capítulo está narrado directamente por Amy, pero los que les siguen serán en forma narrativa habitual (para aquellos que no son fan de los POVs no se preocupen).
Bien para los que nunca leyeron Underworld, pueden ver a los personajes en mi cuenta de Facebook o Devianart, en este caso el de Midnight. Según avance la fic subiré un par de imágenes de ella y los hechos que mi retorcida imaginación idea. Cabe mencionar que si pueden leer la historia de Underworld entenderán de mejor manera ciertas escenas posteriores de la fic (no es una secuela, pero sí está vagamente relacionada) ya que Underworld habla específicamente de Midnight y Dawn. En fin sin más propaganda engañoso, los veo en el siguiente capítulo.
¡GrAcIaS pOr LeEr!
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