♦ Capítulo 14
Las clases continuaban, ya estaban entrando a la época de exámenes. Charlie había preguntado en la mañana a Bella, acerca de la universidad y sus planes luego del instituto. Por lo que, la había dejado bastante pensativa en ese aspecto de su vida.
Simplemente le había contestado:
—Probablemente volver a zonas cálidas junto a mamá, donde pueda enfocarme en la literatura o derecho. Aunque aún no hay apuro, ¿o si?—pregunta la castaña mientras se comía una manzana mirando al mayor.
—No hay apuro, pero me gusta saber que tienes idea. Cuando había salido del Instituto no tenía muy claro hacia donde ir, pero estaba seguro que sería hacia una buena causa para este pueblo. —contesta como todo padre.
—Aunque no hubieses sido un policia, igual hubieras sido el mejor papá. —alaga en confianza la castaña.
Las mejillas de Charlie inmediatamente se colorean de un rubor, se toma rápida mente su café. Y tras un trago, le besa su sien al comprobar que estaba apunto de llegar tarde al trabajo.
—Gracias por pensar así, me hace sentir que estoy haciendo bien en tu crianza. En fin, me voy, hoy debo llegar temprano al trabajo. —comenta Charlie agarrando las llaves para retirarse por la puerta rápidamente.
Justo en cuánto se escucha perfectamente las ruedas alejarse del hogar, es cuando Jasper baja por las escaleras y suspira.
—Cada día me es más difícil pasar mas tiempo alejado de ti, cariño. —admite el rubio con esos ojos negros hambrientos.— Aunque he de decir que no he tenido ganas de consumir la sangre de Charlie, ¿Porqué?
Amparo encanta con la sinceridad de su compañero, lo mira con una divertida sonrisa. Sus ojos negros avisaban que tendrían un buen desayuno antes de ir a clases.
—Nunca nos alejaremos cariño, no te inquietes por algo que no será por mucho tiempo. —se acerca la castaña hacia el rubio, y tras un parpadeo ya era la azabache con ojos rojos.— Tengo una hipotesis al respecto pero no me hagas mucho caso si suena muy raro.
Jasper al notarla nerviosa, se acerca y la toma de la cintura. Abrazandola con una plenitud y amor que sabía jamás terminaría, sonríe, seguido besa la frente de su compañera.
—Que no te apene ser diferente frente a mí. Todo lo que venga de su mente mi querida Dama, solo me hace pensar que estoy con una mujer extrafalaria pero ingeniosa —alaga Jasper sincero.
Amparo se permite sonreír ligeramente, ya que esta se tuerce un poco al no estar acostumbrada a sonreír con frecuencia.
—Bueno...—se pone comoda, llevando sus brazos hacia el cuello de su compañero en una unión de cadena holgada, enfrentados— Tu actitud y acciones entorno a Charlie creo que se deben a que mi don intuitiva e instintiva sobrepone a nuestro lazo a permanecer cuerdo, porque si no me amaras, no te importaría dañar a los que están en mi entorno porque los quisiera yo. Cómo sabes que Charlie es quién admiro y aprecio, no lo quieres lastimar. Eso es tener control, cariño.
Jasper queda impresionado por la hipótesis, no lo escucha tan insensato sino que lógico. Si fuera su Tua Cantante, por obvios motivos se descontrolaría, si hubiera sido un enemigo la existinguiría sin preservar el entorno, había sido entrenado para extinguir cualquier rastro de peligro.
Sin embargo, ser consciente del verdadero significado de compañeros entre vampiros, daba: gratificación, tranquilidad, euforia y alivio. Saber que tras el instinto de protección, lealtad, amor intenso y pasión, permitían en él una especie de colchón para estar cuerdo ante la cercanía o convivencia entre humanos era sumamente agradable. Tal vez, Alice solo había sido una guía en su camino porque estando a su lado, nunca había sentido lo que estaba confirmando con hechos en la cercanía de su verdadera compañera.
—Estoy infinitamente agradecido de haber podido cruzarnos en el camino, reconocernos y al fin gozar de estar juntos. De ser otra forma, no creo haber sobrevivido por tanto tiempo en la tierra tras mis pecados—contesta Jasper con los cristalizados, sensible y feliz.
Amparo lo abraza con necesidad, apretujando a su compañero. Con su actitud y alivio ante los descubriendo mutuos que iban trazando al estar juntos, cada día se daba cuenta que la convivencia de su compañero con los Cullen había sido de lo más pordiosera.
—Cariño, pecado no es alimentarse por instinto de lo que es nuestro alimento. Pecado es ir en contra del instinto. Forzar a ser algo que no eres, y por sobre todo, que el ambiente donde estes no sea de confianza. Si no te ayudan a ser fuerte, seguro y tener confianza en tí, te aseguro que es pecado la tortura que hagan vivir a uno al sentir que no es suficiente tras haber luchado por la sobrevivencia. —dijo Amparo con la seriedad mas sincera y sabia.— Tal vez la concepción de ser vampiros es una anomalía en el mundo humano, pero luego hazañas de gloria y honor se trazan en nuestra piel tras ganar cada batalla contra otro de nuestra raza, ser vampiro es un batalla eterna donde debes ser ágil para poder ganarte el derecho a vivir. La sangre, los compañeros y los Clanes existen a modo de premio por cada sacrificio que hacemos por el bien de nuestra sobrevivencia en el mundo. ¿Me entiendes a lo que quiero llegar?
Jasper a cada frase que escuchaba salir de la mente y labios de su compañera, se empezaba a dar cuenta que indirectamente hablaba de sus tatuajes en la piel, no eran muchas pero capaz eran de gran golpe revolucionario en su carácter y vida. Se podía percibir perfectamente las emociones de: amargura, orgullo, pesar, regocijo y por sobre todo seguridad, firmeza y confianza de lo que estaba diciendo.
—Quieres más confianza en mi mismo.
—Así es. Quiero que seas libre, en mi podrás encontrar ese refugio, tal vez en mis líderes pero por sobre todo, sabrás que donde hay respeto y conocimiento de tus debilidades y fortalezas, es dónde más vas a aprender a tener confianza en ti. Tal vez del Clan Vulturi has escuchado más masacre que lo que es en realidad, pero no todo el mundo es color de rosita fulana. —comenta Amparo mientras toma su collar representativo del clan al que pertenece.
—Eres leal a dónde te trate como mereces. Transparente pero cautelosa, sabia e ingeniosa... —traga saliva Jasper mientras cada vez se acerca a los labios rojizos de su compañera, la besa hambriento. Ella gruñe sintiendo excitación, por lo que inmediatamente siente como con sus manos estira levemente del cabello para que se detenga.
—Vayamos a comer un poco. Sé que llegaremos para antes del almuerzo, pero aunque sea intentemos ser prudentes, porque me encantaría caer a la tentación de la posesiva y candentes embestidas tuyas... Pero, estamos hambrientos y tenemos una misión. —murmura mordiéndose a si misma. Amparo era muy seria y comprometida con las misiones, sabía que tras cada misión, la recompensa valdría quinientas veces cada sacrificio realizado en su momento dado.
Por lo que Jasper, muerde ligeramente el labio inferior a la misma vez que ella lo hace. Notando como aquello avivó el deseo en ella, percibió como la mano derecha de su compañera bajó hasta su erección, jadeó y gruñó deseoso.
Sin embargo, entre un parpadeo y otro, ya su compañera había agarrado su mochila, las llaves del auto.
—Después de clases, cariño. Ahora a comer o no llegamos. —dice tras desaparecer de su vista.
Jasper gruñe tras escuchar el granaje de la puerta cerrada tras suyo. Debía salir por la ventana para alcanzarla, su presa era intrépida y agil, pero no escaparía de aunque sea consumirla como postre antes de clases.
Ambos vampiros recorrieron así ese lunes a la mañana del primer día de agosto, llegando para las 9, debido que fueron a Seattle con la misión de alimentarse. Aunque todo hubiera salido muy deliciosamente sensual para ambos compañeros, debido a que Jasper aún con todas las acrobacias bastantes estrategicas de Amparo, aún así no pudo escapar de la lujuria y deseo, perdiéndose tan solo un corto lapso de tiempo entre el placer y la aventura de ser rebeldes.
Tal vez Jasper tomaría la edad que corresponde disfrutar, tras estar junto a su compañera. Y tan solo, podría ser que Amparo fuera a relajarse un poco y ser menos fría en este mundo, aunque lo sanguinaria y sádica nadie se lo arrebataba, aquello venía de fábrica junto como un plus con su don.
[...]
—¿Saben? Es extraño ver cómo el amor se les puede terminar a las personas ingenuas justo después de cumplir años. ¡ Conste que se lo dije: "Edward es inalcanzable, ni pienses acércate a él"! —decía Jessica mientras aún observaba con cierta incredulidad la escena frente a sus ojos.
Extraño fue para todo el conjunto de alumnos estudiandiles, ver aparecer a los Cullen sin Jasper entre ellos, pero aún mas, tanto que casi sintieron que les creció un tercer ojo de la estupefacción al verlo aparecer junto a Bella como si fueran los mejores amigos. Era extraño no ver al que siempre estaba con cara de sufrimiento y menos con su supuesta novia Alice.
—¿Quién hubiera pensado que Bella acabaría por ser la manzana de la discordia entre la familia del Doctor Cullen?La veía como mosquita muerta pero no a tal punto de necesitada. —murmura una amiga, Lauren muy cercana a Jessica, igual de prejuiciosa.
—Chicas dejen de pensar así. Las pueden llegar a escuchar. —trata de defender Angela, no muy feliz con las palabras de sus compañeras.
—Ay, qué lo que tanto, Angie. —se queja Lauren— Si es la mera verdad, miralos, compartiendo almuerzo entre bichos raros. Menos mal ni se nos acerca más.
Jasper la verdad que no estaba muy por la labor de escuchar los chismes de los adolescentes, después de todo, la humana no se encontraba realmente en el Instituto como para armar lío por sus sentimientos rotos. Amparo disfrutaba de su don, comiendo cualquier cosa de la cafetería con tanta felicidad que le resbalaba cualquier comentario hacia "su persona", personas huecas no deberían siquiera acerca a su pequeña neofita, además ya nunca más volverían a Forks luego de esto.
—Si he de ser sincero, nunca me hubiera planteado simular ser mejor amigo de Bella, no podía siquiera acercarme a ella sin pensar en drenar su deliciosa sangre. El aroma era adictivo y muy dulzon, pero sabiendo la realidad de las cosas, no me importa lo que digan con respecto a mi. —comenta en un susurro Jasper, mientras la observa comer y mancharse sus comisuras con la salsa del spaghetti.
Sin pensarlo dos veces, se lo limpia. No podía evitar los gestos que le habían inculcado sus padres a portarse con las damas, aún más siendo su compañera a quién debiera igualmente ocuparse de su bienestar, desde los gestos mas pequeños hasta dar su vida si fuera necesario para consolarla, protegerla o amarla simplemente.
El rubor en las mejillas de castaña no se hizo esperar en aparecer, si bien, Amparo nunca en su vida inmortal había vuelto a enamorarse ya que en su vida humana había sido torturada de mil maneras y destruida hasta que terminó como en un loquero donde le hicieron vivir peor de lo que ya estaba acostumbrandose a vivir. Todo iba y fue de mal en peor, hasta que fue convertida por un vampiro nómada.
Nunca supo de quién se había tratado, ni mucho buscó al responsable. Solo siguió su vida, castigando y vengandose de todas esas malditas personas que habían tatuado su cuerpo y alma en una locura sádica sin piedad a su dulce corazón y alma puro. Aunque ahora de inocente, solo tenía estos pequeños gestos que la tomaban desprevenida, ya que desde que la dañaron, nunca volvió a dejar que alguien se acercara a ella en relación intima o amorosa.
Aunque sus líderes, Aro y Marcus, decían que cuando su compañero apareciera sabría mucho mejor entender el motivo por el cual había sufrido tanto y sido convertida en un arma de destrucción tan letal, porque sabía que ambos la apreciaban pero tambien le tenían una lealtad y respeto mutuo, ninguno temía al día en que debieran separarse en el camino porque sabían que cada quien iría para ayudar en cualquier problema aún cuando no fuera necesario.
Por que la lealtad, el aprecio y la confianza, nacía de manera natural. Marco había dicho que era por el lazo familiar que entre los tres compartían, que aunque Amparo fuera mucho mayor a ellos, siempre la verían como una hermana. Al igual que ella como sus superiores, porque nadie en otra vida le hubiera dado hogar a una persona tan gótica y sanguinaria como lo eran ellos.
—Bella, debemos marchar. Ya es hora de volver a clases. —escuchó a Jasper decir, por lo que, cayó en cuenta que se perdió entre sus pensamientos. Ya hace rato hacia comido todo el spaghetti de manera insconciente.
Por lo que tomó la botella de agua y el de jugo Jasper, para ambos dirigirse a su clase indistintamente. Aunque Jasper quisiera, Bella no podría estar con el clases porque era dos años menor que él, por lo que debía ser fuerte.
Las horas pasaban lentas cuando más se encontraba lejos de ella. Ambos se despidieron con una sonrisa, para luego perderse cada uno por su lado.
—Es curioso verte tan normal entre tantos humanos, y veo que ahora usas lentillas. ¿Has cedido a la necesidad de comer humanos, Jasper?—pregunta entre pasiva agresiva Rosalie.
—No es un tema de su incumbencia. —murmura mientras ingresa a clases. Simulando beber un poco del jugo de "uva" que habían hecho él y su compañera antes de venir.
—¿Cómo es que siquiera has tenido la caradurez de traer eso a clases? Sabes que ocurrirá si los profesores lo llegarán a descubrir...—sisea totalmente a la defensiva Rosalie, mientras evitaba respirar con tanta soltura.
—Todo está controlado. Inmiscuirse en vuestros asuntos, ya no estoy en el Clan, así que... Por mi si se olvidan de mi existencia, mejor. —dice Jasper, tras empezarla a ignorar.
Emmett no podía siquiera creer los que sus ojos y oídos habían podido ser testigos. La seguridad, la desenvoltura con la que andaba Jasper entre los humanos, habiendo cambiado su dieta era tan sorprendente.
—No voy a negar que me preocupa por donde vas, hermano. Pero si te hace feliz, me hace feliz también a mi. —susurra Emmett ganandose una mirada de reproche por su esposa y compañera.
No siempre los compañeros debían estar de acuerdo en opiniones, y Rosalie con Emmett siempre habían tenido sus discusiones de pareja al no compartir un mismo punto de vista. Emmett era más despreocupado y Rosalie mas seria como desconfiada.
Cosas así, debía de ocurrir tarde o temprano. No todo en una relación era color de flores blancas y sin una gota de sangre, en un mundo inmortal.
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