🗼 Unique
Un nuevo comienzo, eso es lo que Jeon Jungkook quería. Después de pasar por una serie de momentos desafortunados, el castaño rizado quería una nueva oportunidad para poder ser feliz, él quería dejar atrás esa boda fallida, el rechazo de sus padres y el despido de su trabajo, nada de eso iba a estar presente en su nueva vida. Junto con su medio hermano Jaebeom, decidieron que la mejor opción para Jeon era irse a Francia, específicamente París. No iba a ser un problema el idioma puesto que gracias a que sus padres optaron por meterlos en un colegio bilingüe Jungkook había aprendido francés mientras que Jaebeom eligió Inglés.
Con la elección de país ya hecha no hubo demasiadas trabas para la salida del país del castaño, sólo era organizar los papeles y vivienda en el lugar elegido, gracias a un amigo en común del castaño, Jungkook ya contaba con trabajo en la ciudad Parisina. Parecía que el Universo se encargaba de poner todo en su lugar y a favor de Jungkook y, más que merecido se lo tenía a decir verdad.
El día para su ida a Francia llegó y los hermanos Jeon no podían estar más felices por ello, si bien Jaebeom sabía que iba a extrañar a su pequeño -ya no tan pequeño- hermano él afirmaba que esto era lo mejor para Jungkook, él necesitaba un cambio de aires que lo hicieran volver a creer en el amor y sanar las heridas que dejó el rechazo de sus progenitores, y él estaba seguro que en París se iba a encontrar con muchas sorpresas, todas buenas claro está. Es por eso que el mayor de los Jeon no se permitió soltar ninguna lágrima que no fuera de felicidad, en cambio Jungkook... Él sí chilló como un niñito pequeño al que le arrebataron su juguete favorito, Jaebeom lo consoló y lo animó, diciéndole que lo mejor estaba por venir y que en cuanto menos se lo esperara él iba a ir a visitarlo; con esas palabras el menor se quedó un poco más tranquilo y aún con nervios en el corazón se despidió con un abrazo corto y abordó el avión. Le esperaba un largo vuelo de 14 horas y varios minutos.
Gracias al Universo y a Dios, el vuelo fue excelente; la mitad de éste el castaño se la pasó dormido y la otra mitad comiendo y viendo series. El aeropuerto de Tillé, Jungkook sintió esa clase de adrenalina provocada por un cúmulo de situaciones nuevas, estaba ansioso por iniciar ésta nueva etapa de su vida. Gracias a su habla francesa Jeon no se perdió y pudo pedir un taxi que lo llevara a la vivienda que el día anterior había arrendado junto con su hermano, no batalló al pedirlo. Luego de unos minutos de camino Jeon llegó al complejo departamental... era hermoso, toda la estética francesa era visible en el edificio, colores crema combinados con un celeste bebé y un gris rata en las vistas, los marcos de las puertas y de las ventanas eran brillantes como el oro y al mirar hacia arriba se podía percibir la existencia de una terraza, el castaño estaba emocionado por subir a explorar. Entró con una gran sonrisa en el rostro y saludó amablemente a la recepcionista.
—Buenos días, señorita. Tengo una reservación a nombre de Jeon Jungkook —comentó el castaño, la joven recepcionista le dio un asentimiento de cabeza y procedió a buscar en el sistema.
—Buenos días, joven. Así es, la reservación fue programada el día de ayer, ¿vivienda indefinida, cierto? —preguntó en busca de corroborar la información, Jeon asintió y la jovencita confirmó en el sistema la entrada de Jungkook, luego tomó las llaves que se encontraban atrás en un tipo fichero de corcho y se las tendió al foráneo.— Aquí están las llaves de su departamento, el cual es el número 315-B. Se le ha llenado el refrigerador por cortesía del complejo, puede acceder a las áreas públicas a las horas que desee. No hay toque de queda, lo que sí se le pide encarecidamente es el cuidado de las instalaciones —finalizó dando las instrucciones generales del complejo departamental y cuando terminó le tendió un papel a Jungkook en donde se leía claramente un contrato de arriendo.— Firme aquí Sr. Jeon, para oficializar en papel su contrato.
—Claro, enseguida lo firmo —tomó el bolígrafo que estaba tendido en la barra de recepción y luego de ojear por encima las cláusulas y reglas establecidas firmó en donde le había indicado la joven,— tome, aquí tiene —le tendió el papel ya firmado y la señorita lo anexó a una carpeta en donde claramente se leía "Contrats - Clients" (Contratos - Clientes).
—Sería todo Sr. Jeon, espero que su estancia en Beau Délire sea la mejor.
—¡Gracias! Pase linda tarde.
—Igualmente.
Se dirigió tranquilo a su habitación, al abrirla sus ojos marrones detallaron minuciosamente la belleza del lugar, sí que le hacía honor al nombre del complejo Beau Délire; hermoso delirio. Todo estaba perfectamente acomodado -aunque la habitación sólo contenía lo esencial-, y la higiene era increíble. Dejó su mochila en el sillón de dos plazas que estaba situado a un lado de la cama y con toda la paciencia del mundo empezó a acomodarla, dejó su ropa en las distintas cajoneras estilo vintage que había, puso sus cosméticos y todo lo necesario para la piel encima del tocador, puso sus pantuflas de perrito enfrente de la cama individual, acomodó el baño para tener todas sus cosas a la mano y organizó un poco la cocina. Perfecto y cómodo; así había quedado el departamento. Salió al pequeño balcón que tenía la habitación y dio una vista general, París era precioso.
¡París, prepárate que Jeon Jungkook va con todo!
Y efectivamente, Jungkook iba con todas las ganas, tanto así que apenas a los cinco meses de comenzar a trabajar en la empresa Solaire como asistente de ventas fue ascendido a gerente principal en el área de ventas, por el lado personal también iba bien, se hizo amigo de tres chicas; Zoé Durand, Vianca Martin e Isabella Moreau, y también formó lazos amistosos con dos chicos; Claudio Dubois y León Laurent. Todos pertenecían a la empresa Solaire. Del lado amoroso... Del lado amoroso, bueno había conocido a un viajero; Kim Taehyung era su nombre, un hermoso peli azul con facciones detalladas por el mismísimo Dios, era coreano igual que él pero se mudó a París desde que era un niño de apenas tres años, si buscabas la definición de "Beauté Parisienne" * lo más probable es que Kim Taehyung te apareciera de resultado. Gracias a las pocas (muchas) pláticas que mantuvieron ambos antes de la partida del peli azul, Jungkook pudo saber que, desde que Taehyung tenía dieciocho años se había dedicado a viajar por el mundo, a sus veintisiete años el peli azul ya había conocido américa del norte y gran parte de américa del sur, Australia, media Europa y todo Asia, ahora se encontraba turisteando por Rusia por segunda vez en su vida, Jeon estaba feliz por él claro está, sin embargo luego de cómo se dieron las cosas entre ellos y cómo no llegaron a un acuerdo el castaño se entristeció.
Las cosas con el peli azul eran... Diferentes a lo que él estaba acostumbrado en una relación; su relación empezó al revés, primero tuvieron relaciones sexuales después tuvieron su primera cita, volvieron a acostrase, se declararon frente a la Torre Eiffel, maratonearon un fin de semana de puras películas en el departamento del castaño, vieron las estrellas por el telescopio que había en la terraza de Beau Délire, pasearon por una famosa colonia vintage en París, se desvelaron hablando de cosas sin importancia y ya, sí y ya. Su relación ya no iba más allá. Había atracción e inclusive Jungkook se atrevía a decir que comenzaba a florecer el amor pero no se logró formalizar nada. Habían pasado ya tres meses desde la partida del azulado y Jungkook perjuraba que fue tan grande su flechazo que, no había podido poner sus ojos en alguien más. Si le preguntaban quién era la persona afortunada que habitaba en su corazón él diría sin dudar: Kim Taehyung.
En sus momentos de soledad -generalmente luego de llegar del trabajo- Jeon se ponía a rememorar el efímero momento en que estuvo con Taehyung.
Cinco meses atrás (Febrero).
Jungkook se dirigía a eso de las nueve de la noche a un restaurante cercano a la Torre Eiffel de hecho el establecimiento se encontraba justo enfrente de la histórica construcción, dicho restaurante de nombre Claire de Lune era conocido por la extraña peculiaridad de formar parejas, es decir, aquellas personas que fueran al establecimiento por la noche tenía la suerte de encontrar a su media mitad o más bien medio macarrón, era mágico puesto que parecía que todo el Universo se alineaba para ese preciso momento, los testimonios relataban que una corazonada los llevó al lugar o simplemente llegaron ahí, Jungkook creía en ello, él sabía que el destino, Universo, Dios -o cualquier fuerza extraña en la que él creía- lo iban a llevar a esa persona indicada para él. Y ciertamente el rizado no se equivocó.
Apenas llegó decidió sentarse en una mesa de sillón un tanto alejada de las demás puesto que si bien iba por esa extraña sensación de adrenalina y morbo, también iba porque necesitaba acabar un trabajo y siendo honestos su departamento llegaba a distraerle más de lo pensado. Dejó su maletín a su costado para posteriormente abrirlo y sacar de ahí su ¡Pad y teclado portátil la prendió conectó el teclado y prosiguió a empezar a trabajar. Estuvo unos minutos trabajando hasta que sintió como alguien se sentaba enfrente de él, totalmente desparramado.
—Lamento la demora, mi avión se retrasó y el taxi se averió. Sé que llevo más de una hora de retraso pero te agradezco infinitamente por esperarme, ¿cómo te ha tratado la vida Liam? —el chico peli azulado preguntó tallando sus ojos repetidamente, aún sin darse cuenta que Jungkook no era la persona con la que se iba a ver.
—Disculpa, creo que te has equivocado de mesa, yo no soy Liam —comentó el rizado consiguiendo que el chico delante suyo se acomodara en un dos por tres en su asiento. Volvió a tallarse sus ojos y enfocó la vista en el castaño.
—¡Cierto! Una disculpa, vengo de un vuelo de casi treinta horas y llevo veinticuatro horas sin dormir, para rematar no llevo mis lentillas puestas. En serio pensé que eras al chico con el que me iba a encontrar, te pareces mucho aunque viéndote bien tienes rasgos asiáticos, ¿coreano acaso? —Jungkook levantó inconscientemente una ceja, el azulado parecía una tarabilla, hablaba demasiado rápido.
—Esas son muchas horas sin dormir definitivamente, tus neuronas necesitan un buen descanso, ahora entiendo porqué no me reconociste... No llevas lentillas, antes no te diste un buen golpe con algo...
—Oh, sí que me lo di, me he golpeado con la puerta del taxi al bajar mira —interrumpió Taehyung acercándose por sobre la mesa al castaño, enseñó el pequeño moretón que apenas y era visible en su frente. Jungkook no pudo evitar soltar una pequeña risilla por el tono infantil empleado en el mayor.
—Ya veo, ten más cuidado a la próxima sino en una de esas te dejas la cabeza estampada. Y respondiendo tu última pregunta, sí soy asiático y sí soy coreano, por lo que veo tu también ¿o me equivoco? —inquirió examinando las facciones del contrario, Taehyung pareció captar la observación del rizado puesto que empezó a posar de broma, acercándose un poquito más, casi estaba de pie inclinado hacia el castaño.
—Ni que lo digas que sí soy capaz... No te equivocas, también soy coreano sólo que me vine a vivir a París desde los tres años —respondió tamborileando suavemente sus dedos en la madera de la mesa.
—Ya veo.
—Por lo que escucho tu también eres muy bueno hablando francés, ¿vives aquí?
—Años de práctica, por el momento sí vivo aquí. Algo así como unas vacaciones indefinidas de Corea —dijo risueño, Taehyung asintió con una sonrisa, de acuerdo con lo dicho por el menor.
—No hay nada mejor que unas vacaciones ¿verdad? —Taehyung mordió la uña de su dedo meñique, concentrado al cien por ciento en el castaño frente a él.
Sin querer ambos se sumergieron en una burbuja en donde sólo ellos dos se encontraban, conociéndose, burlándose del otro, y cuando las copas de vino que fueron pidiendo a lo largo de la velada surgieron efecto los roces y caricias se hicieron presentes, el trabajo de Jungkook quedó de lado y la cita de Taehyung fue olvidada. Cerca de las tres de la madrugada ambos se dirigieron al departamento de Jeon, en donde entre caricias, besos lentos y embestidas profundas consumieron una gran noche que en definitiva cambiaría por completo sus vidas. Ese momento de pasión en donde sólo su alientos marcaban un compás entre la oscuridad de sus cuerpos.
Quizá al final de cuentas esos extraños testimonios acerca del Claire de Lune eran ciertos; esa fuerza extraña conspiró para juntar los caminos de Jeon Jungkook y Kim Taehyung.
Al amanecer, ambos cuerpos se encontraban desnudos uno arriba de otro, acurrucados plácidamente sobre la cama individual. Las piernas canelas de Taehyung estaban enredadas con las níveas del castaño, Jungkook por su parte apresaba tiernamente el menudo cuerpo del mayor encima suyo. Taehyung fue el primero en comenzar a desperezarse, moviéndose lentamente tratando de no incomodar al hombre debajo de él, una mano talló sus ojos perezosamente y retiró el resto de baba que caía por el costado izquierdo de su boca, cuando su cerebro terminó de despertar enfocó la vista en el rostro del castaño, el cual se encontraba plácidamente dormido, sonrío y empezó a depositar pequeños besos a lo largo del pecho desnudo, se detuvo en las clavículas blancuzcas de Jeon y comenzó a chupar lentamente, intercalando con uno que otro beso. Debido a la placentera sensación que Taehyung le otorgaba, el peli rizado comenzó a despertarse, sus manos dirigiéndose a los glúteos del menor en donde apretó con poca fuerza sacándole un jadeo a Kim. Las respiraciones de ambos comenzaron a acelerarse en una sintonía mágica. El peli azulado subió sus besos por la marcada línea de la mandíbula del castaño, succionando ávidamente para después pasar su lengua por el lugar succionado. Jungkook dejaba escapar jadeos entrecortados mientras tanto sus manos acariciaban de la espalda a las nalgas del mayor.
—Je résonne en baisers, le long de ta poitrine 《Razonaré con besos a lo largo de tu pecho. 》—dijo para luego acatar su oración y volver a bajar sus besos a lo largo de todo el pecho níveo, la erección de ambos era evidente, las respiraciones agitadas de ambos estaban acompañadas. El castaño se deshacía entre jadeos y gemidos, con un poco de desesperación comenzó a frotar su pelvis con la del contrario, sacándole graves gemidos.
Estuvieron rozándose unos cuantos minutos más hasta que finalmente se corrieron soltando un sonoro gemido, Jungkook colocó a Taehyung a horcajadas sobre él y con cuidado empezó a retirar las pequeñas lagañas que todavía tenía, el azulado se dejó hacer, no dando réplica alguna. Se acercó para poder darle un beso al mayor sin embargo éste se alejó y cubrió su boca con la palma de su mano.
—Ah, ah, aliento matutino, además ayer cené cordero seguro mi aliento ahora es el peor —negaba con su cabeza repetidamente empero Jungkook lo jaló del brazo y lo acercó hasta que prácticamente no quedaran centímetros entre ellos.
—Uhm, no me importa, además no es como si te fuera a meter la lengua hasta la garganta, sólo quiero un besito —enfocó su vista en los ojitos perezosos del azulado perdiéndose en ellos, en esa mirada que conectó con él de una forma inexplicable desde el primer momento, rozó sus narices en un delicado beso esquimal dejándose llevar ante la sensación tan amorosa que se impregnaba por todo el lugar. No estaba seguro qué era lo que sentía ni cómo fue a llegar a éste punto pero sí sabía que sea lo que sea que estaba sintiendo se sentía demasiado bien; correcto. Taehyung soltó un suspiro apenas audible, acomodándose mejor en el regazo ajeno subió la mirada, encontrándose inmediatamente con la ajena.
Me pierdo en su mirada amorosa, en esos ojos que me endulzan el alma...
Luego de unos segundos decidieron cerrar el contacto con un ligero roce de labios, pactando el inicio de algo más que un ligue de una noche, pactando la conexión de dos almas unidas por un amor inmenso, un alma viajera y un alma tranquila y pacífica. El beso no fue lujurioso, al contrario sólo se trataba de un besito de piquito, sus belfos unidos por varios minutos.
—Es hora de desayunar ¿quieres panqueques? Son mi especialidad —propuso Taehyung levantándose del regazo de Jungkook , tomó sus bóxers y camiseta interior y se los colocó. Se dirigió al baño para poder lavar sus dientes.
—Supongo que no me los puedo perder, digo si saben tan buenos como el chef estarán exquisitos —jugueteó un poco estirándose en la cama, levantó la cabeza sólo para ver como el azulado se asomaba por la puerta del sanitario lo vio con el ceño fruncido y le enseñó el dedo del medio. Jungkook soltó una risotada.
Y así pasaron su primer desayuno juntos, claro estaba que la cosa no quedaría ahí.
Su primera cita fue en la famosa playa Dieppe, a unos 170 km de París, acordaron de verse el fin de semana siguiente y programaron viajar en el auto del peli azul, fue un viaje tranquilo y lleno de besos, juguetearon en las olas y comieron unos emparedados caseros, fue magnífica. Al llegar la noche rentaron una habitación de hotel y nuevamente la pasión los consumió, llenándose del otro, repartiéndose besos y caricias por todos lados. Ahogándose en las olas de las miradas amorosas del contrario. Luego del apasionado encuentro decidieron pasar la noche ahí ya que era muy tarde como para regresar, pasaron toda la madrugada viendo películas en el iPad del castaño y comiendo chucherías que habían encargado antes de llegar al hotel. Al día siguiente volvieron a París entre cantos y conversaciones amenas, en ésta ocasión decidieron que el castaño iba a conducir el coche.
Tu me plais*... Fue la frase que calentó de una manera deliciosa sus corazones, ahí parados debajo de la Torre Eiffel la confesión fue dicha, el primero en hacerlo fue Jungkook, recibiendo un casto beso por parte de Taehyung quien sonrió enormemente y le contestó con un dulce: Je t'aime aussi, Jungkook* consiguiendo que el rizado lo alzara por la cintura repartiendo piquitos en los belfos del peli azul. Fue una confesión sencilla pero a ellos no les importaba en lo más mínimo, fue especial, dentro de su sencillez había magnificencia, la torre iluminada y la Luna de testigo, no había algo mejor que eso, en lo absoluto. De regreso a casa del castaño debido a la felicidad que corría por sus venas se la pasaron cantando a todo pulmón y bailando bajo la luz de la Luna, como dos tontos enamorados.
Así pasaron las semanas y sin querer se concluyeron dos meses de su primer encuentro, entre salidas a diferentes lugares hasta maratones de películas o series en el departamento del contrario, sin embargo la magia no duró tanto tiempo, cuando un fin de semana específicamente el que marcaba el fin de Febrero el mayor le comunicó algo que sin duda le rompió el corazón al castaño.
—Me iré a Rusia pasado mañana —soltó Taehyung, se encontraban acurrucados sobre unas mantas en la terraza del Beau Délire minutos antes habían estado viendo las estrellas por el telescopio que se encontraba ahí. El cuerpo de Jungkook se tensó al recibir la noticia, inconscientemente apretó el cuerpo del mayor contra el suyo. El ambiente cambió radicalmente, de estar un ambiente color de rosa y rosas flotando a estar a uno gris con lluvia cayendo. El estado de ánimo de ambos bajó a cero.
—¿Te vas? —logró preguntar el rizado.
—Sí, era un viaje que ya tenía planeado y no puedo cancelar —dijo Taehyung, aunque lo último era un tanto falso a decir verdad.
Dime que me quede por favor, dime que me quede y lo haré...
—Eso... Eso es genial Taehyung, supongo...—mencionó aletargado, su tono de voz no demostraba ninguna emoción alegre, al contrario se escuchaba decaída y aguda.
No te vayas...
—Me iré cerca de dos meses —volvió a articular, volteando ligeramente la cabeza hacia Jungkook para enfocar su mirada en esos ojitos marrones que lo atraparon desde la primera vez, Jeon forzó una sonrisa y apretó aún más a Taehyung contra él.
—Oh, eso es mucho tiempo —respondió en un murmuro bajo, Taehyung asintió y se colocó a horcajadas en el regazo del rizado.
—Lo es.
Luego de esa noticia ninguno dijo nada, durmieron abrazados el uno al otro para el día siguiente cada quien partir por diferentes caminos, no se vieron en todo el día debido a la agenda apretada de ambos y, el día de la partida de Taehyung tampoco pudieron verse, el peli azul pensó que lo mejor sería irse sin despedirse y efectivamente así lo hizo, dejando a un castaño desesperado buscando por todo el aeropuerto, preguntando sobre los últimos vuelos a Rusia, su corazón partiéndose al escuchar que el primer vuelo del día había partido hace aproximadamente quince minutos.
Jungkook no tuvo oportunidad de pedirle algo formal... Él sabía que con un alma viajera como lo era Taehyung los viajes y paseos no se podían cancelar puesto que eran parte de ese espíritu libre del chico, pero para Jeon era inevitable querer, desear tenerlo cercas de él, y más sabiendo que estuvo a punto de tener una hermosa relación que lamentablemente al menos en ese entonces no iba a ser posible.
La vida continuó y en un abrir y cerrar de ojos la primera noche de Junio le decía "Hola" a un castaño tirado en la alfombra de su apartamento con sólo unos joggers y una camiseta interior puesta, el rizado se encontraba terminando de leer unos contratos que tomaría valor luego de ser aprobados por él. Sin querer su mente divagaba a los momentos compartidos con el azulado, y no era un secreto para sus amigos ni para su hermano que al caer la noche lágrimas corrían por las mejillas del castaño, anhelante de volver a ver al mayor, de poder besarlo nuevamente, de delinear su perfil con los dedos, de tocar su piel suave como los pétalos de una rosa, sólo pensaba en él, los demonios de una relación inconclusa burlándose de él en un abismo sin fondo. Pensaba en esa vez en la que bailaron en la oscuridad de la noche siendo alumbrados por su único testigo; la Luna. Más lágrimas se hacían presentes.
¿Quién era Taehyung? ¿Por qué le marcó tanto? ¿En qué parte de Rusia se encontraba? ¿Se acordaba de él? Eran distintas preguntas que llevaba formulándose a lo largo de esos tres meses alejados.
Sin poder terminar de leer los dos contratos restantes, el rizado se fue a dormir, con la esperanza de que el día siguiente fuera mejor. Y... Jungkook debería ser vidente porque al parecer el Universo había decidido que ya era mucho sufrimiento para ambas almas añorantes.
El sonido del timbre logró despertarle, se dirigió de manera perezosa hasta la puerta luego de pronunciar un "Ya voy" en tono ronco y al abrirla creyó que se trataba de un sueño. Taehyung estaba ahí.
—Taehyung...
El peli azulado se abalanzó hacia él soltando un sollozo bajito.
—Perdóname por no despedirme de ti pero creí que sería lo mejor... Jungkook, por favor ámame hasta que las rosas se marchiten —pidió viendo a los lagañosos ojitos marrones del menor, Jungkook no dudó en darle un beso profundo, poco importándole su aliento matutino, Taehyung lo recibió gustoso, lágrimas agridulces bajando por las mejillas de ambos.
—Te amaré hasta que las rosas se marchiten y, aún si lo hacen, te seguiré amando.
No eran una combinación común, ellos tenían sus propios ritmos y pasos a llevar, el orden de los factores no altera el producto dicen por ahí, y ellos lo sabían. Lo único importante para ellos era su amor.
Fin.
*Beauté Parisianne: Belleza Parisiana.
*Tú me plais: Me gustas.
* Je t'aime aussi, Jungkook: Tú también me gustas, Jungkook.
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