Postcard


⎯⎯ .‧๛ 𝐇𝐔𝐅𝐅𝐋𝐄𝐏𝐔𝐅𝐅 𝐏𝐑𝐈𝐍𝐂𝐄𝐒𝐒,
an Harry Potter fanfiction written by A!
•:๛ this is the chapter six: Postcard ༘
🪩

En la mañana siguiente el resto del castillo de Hogwarts ya era cómplice de aquella gran nevada que se presentó en la madrugada y la cual seguía aún presente cubriendo todo el patio del castillo de escarcha blanca.

Los dormitorios Hufflepuff se encontraban con las cortinas de seda amarillenta abiertas de par en par para así poder apreciar los copos caer con precisión y reposar en el marco exterior de estas, varios estudiantes estaban ubicados en los suaves sillones amarillos con franjas negras en el rincón junto a la chimenea acompañados de tazas de chocolate caliente con pequeños malvaviscos blancos flotantes y alguno que otro libro recostado junto a ellos en el sofá o esparcido en la pila sobre la mesita de reposo de cedro en medio de aquel acojedor rincón.

El día de Alma comenzó con una fuerte alarma en un antiguo reloj de pie de madera de pino y cedro que una de sus compañeras había ubicado ahí como excusa de que le daría un toque rústico al cuarto, provocaba un retumbar que podía llegar a oírse en el exterior de aquellas cuatro paredes, Drey se apresuró a tomar su varita y lanzar un hechizo en dirección a aquella máquina provocante del estruendoso sonido y una chispa verde escarlata hizo contacto con este y se detuvo parando así las agujas del reloj y comenzando a dar vueltas en dirección opuesta.

Alma cerró la puerta tras ella, luego de aquel incidente con el reloj, tomó un baño de aproximadamente doce minutos, lavo sus dientes colocando su distintivo cepillo amarillo que decía "Alma" con piedras brillosas blancas en un estante mágico junto al de sus compañeras, y se vistió con una falda de tablas grandes negra junto a unas medias negras transparentes unos zapatos colegiales de tacón acompañados de unos calentadores por debajo de la rodilla blancos con líneas en la costura y por encima una básica blanca cubierta por un sweaster beige cerrado con detalles y bordados del mismo tono que brindaban un toque de elegancia y delicadeza aquel atuendo lo acompaño con un relicario que le habían obsequiado sus padres en su anterior cumpleaños tenía forma de corazón y estaba cubierto en plata y oro, y añadió unos guantes negros de seda y una pequeña boina de su viaje al mundo muggle a París en las vacaciones pasadas.

Una vez que el cálido aroma a chocolate caliente y malvavisco la invadió al encontrarse en aquella amarillenta sala común recordó que tenía planes para ese día y también recordó que estaba siendo impuntual con la persona más impaciente del mundo mágico.

Minutos más tarde empujo aquella puerta de cristal con marco de plata tallada, una vez dentro dejó caer la pesada puerta tras ella, la campanilla colocada sobre la puerta indicó una nueva presencia en "Las tres escobas".

Visualizo sin pocos esfuerzos de búsqueda a su acompañante de aquella mañana su hermano, Draco Malfoy.

Una vez estuvo a una distancia adecuada el la vio y saludo con la cabeza levemente para que después Alma tomara el respaldo de la silla de madera y la arrastrará hacia atrás para tomar asiento y dejar sobre la mesa expuesto su bolso.

Draco la observo y sonrió levemente, pese a ser un egoísta, engreído entre otros muchísimos adjetivos que podrían llegar a describir a su persona, su hermana le parecía agradable o mínimo no le molestaba su presencia.

No se solían ver mucho puesto a que estaban en diferentes casa y tenían unas dos o tres clases en común en las cuales cada quien se envolvía en su grupo de amigos.

El encuentro había sido solicitado por el rubio el cual parecía tener algo importante que informar puesto a que pidió puntualidad y seriedad en cuanto al tema.

— Gracias por haber venido —dijo él mientras pasaba la yema de su dedo índice por el borde de vidrio de su copa la cual contenia un espeso líquido marrón con espuma.

— Siempre es bueno verte —respondio ahora la chica mientras sacaba el bolso tendido sobre la mesa y lo colgaba en una de las partes de atrás de la mesa puesto a que visualizo que el perchero del lugar estaba a unas cuantas mesas de distancia.

— Seré directo —soltó sin más el Slytherin, Alma la observo haciendo un gesto con las cejas indicando que prosiga.

— Debido a los sucesos ocurridos últimamente dentro de la institución, creo que sabes a cuales me refiero, me han realizado un llamado proveniente de la familia y el ministerio oscuro,más que un llamado pareciera ser un interrogatorio o una tarea por realizar.

— Estas tratando de decir que, ¿Creen que se trata de ti?  —pregunto con un tono de confusión en sus palabras Alma mientras observaba a su hermano el cual tenia su vista fija en un punto detrás de ella, el inmediatamente al oír su pregunta la clavo en ella.

— Según entendí, algo similar.

Ella negó levemente con la cabeza.

— No es cierto, ¿Verdad, Draco?

— Por Merlín, no.

Ella ahora asintió, le creía.

— El problema es que no se quien puede estar detrás de esto y si no encuentro pruebas concurrentes.. —el no finalizó la frase.

La Hufflepuff sabía exactamente que pasaría.

La clase de Herbologia de las 4 p.m había finalizado, Alma salió del invernadero junto al Gryffindor, Neville Longbottom. Ambos habían entablado una especie de amistad en sus clases compartidas puesto a que ambos compartían su amor hacia la herbologia la cual consistía en el cuidado de las plantas, aprender sobre sus propiedades mágicas y saber para qué se utilizan.

— Compre un nuevo libro, define bastante bien la parte de las mandragoras como las que cosechamos en la clase anterior, mis oídos aún están afectados —dijo Neville caminando ganando así una pequeña risa de parte de Alma.

— Por mi parte puedo comentar que mi búsqueda por el libro de tulipanes aún continúa —contó Alma, en ese momento un ruido seco se escucho tras ellos, ambos se voltearon pero nada ni nadie se encontraba allí, tan solo unas ramas secas esparcidas en la acera indicando así los restos de bosque que habían sido dejados allí en el paso de los estudiantes desde el invernadero que se encuentra en la zona del anexo de la biblioteca, esta vez en el punto más al sur de la red flú hasta entrar nuevamente a los corredores de Hogwarts.

— Te veré mañana, Al —sonrió el chico provocando un doblez en sus grandes y regordetas mejillas mientras extendía tímidamente su mano derecha haciendo un gesto de saludo.

— Nos vemos, Nevi —sonrió Alma también extendiendo su mano y agitandola con rapidez.

Dicho eso el chico doblo en el pasillo de la derecha iluminado por antorchas aunque pequeños rayos de lo que quedaba del sol el cual se estaba poniendo entraban por los altos ventanales.

El Gran Comedor estaba repleto dejando ver así los colores esplendidos de las cuatro casas ubicadas en sus respectivas mesas, el cielo estaba de un azul marino estrellado con las millones de velas flotantes.

El banquete daría inicio en unos minutos, la mesa de profesores tenía todos sus respectivos asientos ocupados menos el del profesor de pociones, Severus Snape.

Alma tomó asiento junto a Gwen la cual la saludo con una amplia sonrisa mostrando así su blanca dentadura conformada por pequeñas piezas de dientes.

Sintió una leve incomodidad en el banquete, como si estuviera olvidando algo.

Los pequeños fragmentos de luz amarillenta ingresaron velozmente en aquel pequeño cuarto al instante en que Alma ingreso en el jalando del picaporte de madera de cedro.

Presiono el interruptor colocado a la derecha y cerró la puerta provocando un leve golpe seco tras ella.

Todo parecía estar tranquilo y en orden, nada fuera de lo común aparte del desorden que habían provocado sus compañeras.

Una vez que se quito los incómodos zapatos que llevaba puestos y escalo lo pequeños y finos escalones de la cama doble, se coloco sobre el colchón y las mantas de seda que cubrían su cama.

Al recostarse sintió algo incómodo bajo su almohada era como si alguien hubiera colocado una roca allí.

Se recompuso nuevamente ahora sentada de piernas cruzadas y con su torzo en dirección a la almohada, la levanto levemente.

Y ahí estaba, un pequeño libro amarillento con detalles en morado y una portada con unos delicados tulipanes con gotas transparentes de lluvia en ellas.

Pero lo más curioso era lo que llevaba arriba de sí, y no. No era ninguna especie de carta o referencia de a quien se debía el honor de agradecer tal regalo.

Sino más bien, se trataba de una postal arrugada con la dirección de alguna parte de Londres y un sello de serpiente entrelazada a una copa de plata negra y la inicial "V".

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