✒02. Aroma𝄢

Capítulo censurado




El pequeño Kaiser se lastimó a medio partido de práctica, raspando se la rodilla y un ligero dolor en el talón.

Él comento al principio que no era nada de que preocuparse, que podía levantarse el solo y caminar hasta la enfermería. Pero al final se notó cuánto le duele y no puede hacerse el fuerte enfrente de los adultos, pero muchos de los otros niños y adolescentes se notaron sorprendidos por la actitud del rubio frente a su primer accidente en estos años practicando y jugando fútbol. No lloró ni se quejo demás.

Isagi al estar al tanto y cerca de los alrededores vigilando a los chicos, se ofreció a llevarlo sin recibir ninguna objeción por parte del menor. Lo cargo en su espalda, sujetandolo firme de sus piernas mientras que Kaiser rodeo el cuello del Omega y lo llevo a la enfermería de la institución.

Durante el no tan extenso recorrido, el azabache preocupado, le pregunta alemán con intriga:

—¿Te duele mucho, Micha?

Kaiser traga duro, que el japonés lo cargue le pone nervioso, su corazón no deja de latir por la cercanía de ambos, a pesar que Isagi se muestre más serio y preocupado por su accidente que a fin de cuentas, diría que no se trata de nada grave, el solo hecho de ser cargado por él le pone emocionado.

—Un poco, no es la gran cosa...

—Sabes, no es necesario que te hagas el fuerte cuando algo realmente te duele. Es mejor que lo digas para así poder curarte pronto.

Kaiser pensativo por las palabras del contrario, oculta su rostro en la espalda del nipón, olfateando desde ahí el aroma natural del mayor, además que no deja de mirar el cuello de esté, donde está su glándula Omega—algo que aprendió recientemente en la escuela, en clase de biología donde explican la anatomía y demás cosas de los Alphas y Omegas—, sintiéndose extraño al tenerla tan cerca.

Peligrosamente cerca.

Aún es muy joven por lo que sus instintos no están del todo despiertos, y apenas estos días ha logrado detectar sutilmente la esencia natural de Isagi Yoichi, pero está informado acerca de que, cuando un Alpha quiere mucho a un Omega para toda la vida, puede vincularse con él carnal y espiritualmente por medio de la mordida.

Y él quiere mucho a Yoichi, pero sabe que es demasiado pronto para confesarse o si quiera que lo tome enserio, debido a la diferencia de edad.

Aunque para el pequeño Kaiser, seis años no es demasiado.

—Yoichi...—menciona su nombre, extrañamente ya no siente tanto dolor en el talón, la presencia y las feromonas de Isagi, de alguna u otra forma, lo están calmando y adormeciendo increíblemente.

Se siente cómodo y en paz a lado de él. Cómo si todas sus preocupaciones desaparecieran.

—¿Si?

Kaiser continúa olfateando, cerca del cuello y el cabello del azabache. Está seguro que no se trata del shampoo ni ningún jabón para la ropa.

—Hueles exquisito, Yoichi.

Aquel comentario por parte del menor, sorprendió al mayor y no supo cómo reaccionar en un principio. Nadie nunca la había dicho algo así, pero sabe que cuando un Alpha se lo dice a un Omega, suele ser en forma de coqueto, pero se niega a creer que Kaiser sea así, sigue siendo un cachorro a ojos de él, por lo que no se toma el comentario con ninguna otra intención más que una clase de cumplido inofensivo.

—¿Será porque recién salí de las aguas termales?—menciona sonriendo un poco nervioso.

—No, eso no... Tu aroma me recuerdan...—hace una pausa para recordar, más que nunca, siente el aroma de Isagi tan bien y fuerte, está seguro que lo ha olido en alguna parte de su hogar.—A las flores que plantan en el jardín de mi casa. Hueles a dalias.—añade seguro de su respuesta, recordando que su mamá planto muchas de estas en el enorme jardín.

Son hermosas y huelen muy bien, no le da vergüenza admitir que le gusta el perfumado aroma de las flores.

—No conozco a ningún niño de edad que sepa de flores. Con trabajo reconocen a las rosas y los girasoles.—admite sorprendido.

—Yoichi,¿A qué huelo yo?

—Hoy andamos con el gusto del olfato muy curioso.—suelta incrédulo. Pero para no dejar al menor en duda, decide respirar profundo para poder detectar algo de las feromonas del pequeño alemán.—Hum, hueles a canela.

Kaiser hace una pequeña mueca en sus labios no muy conforme con la respuesta, y la gran duda de si la canela se considera un aroma agradable o no.

—¿Te gusta, Yoichi?—pregunta curioso y con las mejillas ruborizadas, ansioso por escuchar la respuesta sincera del mayor.

Claro que a Kaiser le fascinaría escuchar que al mayor le guste su aroma, que incluso está enamorado de el, pero solo está fantaseando demás.

—Eso es... Difícil de responder, sabes.—admite incómodo, provocando que el menor arrugue el entre cejo enojado y confuso.

—¿Por qué?

—Que un Omega opine sobre el aroma de un Alpha, y esté siendo menor de edad... Puede verse mal.—explica brevemente, no queriendo entrar en detalles.

El menor es muy listo e inteligente, así que entiende perfectamente a lo que se refiere. Sabe que Isagi no es es clase de persona, el azabache jamás le haría daño de ninguna manera, así que en cierto modo comprende porque sus preocupaciones.

—¡Prometo no decirle a nadie!—jura, abrazando más fuerte al nipón.

Pero Isagi no puede responder a la pregunta cuando ya han llegado a su destino, así que prefiere cambiar de tema.

—Hemos llegado a la enfermería, te dejaré en manos de los profesionales.

El pequeño Kaiser quiso tomarlo de la mano y decirle un montón de cosas antes de que esté se fuera, después de todo, muy pronto Isagi dejara de ser su tutor como de supervisarlo apenas cumpla catorce años, ya que será más grande y pasará a otra categoría de entrenamiento en la liga alemana al ser uno de los escasos escogidos como prodigio y en un futuro próximo, jugar oficialmente para la liga alemana equipo.

Pero ya no pudo hacerlo.

[...]

Diez años después.


Isagi Yoichi está furioso, tal vez demasiado.

Él siempre ha jugado de delantero en estos últimos años, y que en un partido importante para las clasificatorias al mundial del que se jugará próximamente, de repente lo cambien a centrocampista solo para que quede libre el ser delantero y se lo den a Kaiser quién ha estado jugado en clubes extranjeros estos últimos cuatro años, le enfada muchísimo.

La relación actual entre Isagi Yoichi y Michael Kaiser se ha visto notoriamente degradada poco a poco después de que el alemán cumpliera catorce años y empezará a manifestarse totalmente como Alpha, teniendo aires de egocentrismo como agudizar sus sentidos del olfato y vista, especialmente.

Para el nipón, ya ha dejado de ser aquel tierno y lindo niño del que cuidó y se encariñó tanto. Se fue convirtiendo en un adolescente hormonal con una actitud reprochable hasta llegar a ser lo que actualmente es, un joven adulto de casi veinticuatro años que sigue creyéndose superior por ser un nato jugador y haber hecho su debut jugando en el anterior mundial con tan solo dieciocho años y llegar a los cuartos de finales con el resto del equipo Alemán, donde Isagi igual fue participe pero parece que su presencia ahí no fue tan abismal como la del joven rubio.

Isagi ya no cree sentir el mismo cariño que alguna vez le tuvo a Kaiser hace tanto tiempo, ni siquiera puede fingir una sonrisa frente a él.

Sin embargo, ocasionalmente recuerda cuando Kaiser todavía era un niño.

Más educado, gentil, le podía jalar de sus mejillas sin problema, hacia expresiones tiernas, tan pequeño y delgado con su hermoso cabello rubio.

Ahora que tiene más de veinte, sería muy raro siquiera acercarse a él y tocarle ya que se pensaría que gusta del Alpha.

¿Cómo podría gustarle alguien como él?

[...]

Festejando el cupo que obtuvieron para el mundial, cada uno de regreso a su hogar, decidieron festejar a su manera. Ya sea descanso con sus respectivas parejas o en familia, así como también yendo a celebrar en alguna fiesta o en el antro.

Donde habría todo tipo de bebidas alcohólicas, desde la más suave hasta la más fuerte.

Isagi optó por esta segunda opción, quería conocer gente y tal vez tener un ligue de una sola noche. Nada formal ni serio, pero realmente necesita divertirse pero a la vez no verse tan necesitado de atención. A sus todavía veintinueve años, llama la atención de algunas personas de manera lujuriosa, aunque en parte puede ser que sea famoso y que no luzca de su verdadera edad, sus facciones agraciadas y delicadas en su rostro, le dan una imagen mucho más joven, lo cuál le ayuda a conseguir todo tipo de ligues, pero él solo está interesado en aquellos que ronda su misma edad o si al caso, algunos años mayores que él. Prefiere salir con gente madura y responsable.

Aunque la mayoría resulte estar casado y con hijos, en ese caso mejor no meterse ahí.

Para su mala suerte, no es el único quien tuvo la idea de venir al mejor antro exclusivo de la ciudad, sino también el odioso de Kaiser y compañía. Aunque está vez no está rodeado del resto de sus amigos.

El alemán rubio se encuentra acompañado de lo que puede pensar, un Omega, uno totalmente desconocido ajeno al fútbol, posiblemente. Bastante alto, cabello castaño lacio y ojos azules oscuros. No le sorprende que tenga compañía, debido al atractivo físico y las feromonas que esté desprende, cada que sale a algún lugar con gente, varios Omegas se le acercan y restriegan con dobles intenciones.

Tal vez muchos detesten su actitud y personalidad en lo privado o en la cancha, pero nadie se resiste a sus músculos o bien tonificado cuerpo debido a los entrenamientos que realiza ni tampoco a lo embriagador de sus feromonas dominantes.

Hubo un momento en que Isagi se fijo que Kaiser le dijo algo al contrario y se marcho, sospecha que posiblemente al baño. No obstante, lo que le llamó la atención es que aquel castaño aprovecho de alguna forma la ausencia del Alpha para echarle algo a la bebida de esté. Se nota apurado, un poco nervioso pero malicioso, está casi seguro que lo que hace esta mal, por no decir incluso ilegal.

No pude ver muy bien debido a la distancia y que muchas personas pasan en su rango de visión, además que quiere disimular para que no lo atrapen observando, pero él tiene una buena vista y está seguro de que le echó una clase de pastilla que se diluye con la bebida alcohólica en segundos.

Isagi pensó que, aquello que le hecho en la bebida pueda tratarse de algún tipo de droga. Pero, ¿Por qué ese Omega haría eso a Kaiser?

La respuesta puede depender de diversos factores, así como la utilidad de la droga. Si es un tipo de droga para que el contrario quedé inconciente, tal vez le quiera robar algo o dejarlo en algún lado tirado, si es del otro tipo que cause malestares físicos, entonces quiere hacerlo sufrir, tal vez por despecho o algun rencor amoroso.

Pero, si lo piensa mejor, existe otro tipo de droga que es aún más común en ese tipo de escenarios como altamente peligrosa. Ha escuchado muchos casos en la televisión y noticias en redes sociales sobre un tipo de sustancia sospechosa que tiene el efecto de afrodisíaco.

Aunque solo funciona efectivamente en Omegas o Alphas, no mucho en Betas a menos que le den doble dosis.

Aún así, de ser cierto su teoría, debe admitir que le sorprende demasiado. Ya que siempre se ha escuchado de Alphas aprovechados que hacen ese tipo de cosas a los Omegas para llevarlos a la cama o cualquier lugar a dónde follar, no al revés. Debe admitir que quedó desconcertado por aquel hecho.

Continúa observando hasta que Kaiser regresa y toma asiento a lado del contrario, en cualquier momento esté tomará de su bebida y sabrá lo que sucederá.

Técnicamente no debe importarle lo que le suceda al Alpha prepotente y creído que es Kaiser, pero algo dentro de él le carcome la moral, saber que puede pasarle algo y que puede al menos haber advertido, le hace sentir como una mala persona o incluso un cómplice del delito.

Suspira pesado y decide acercarse rápidamente a la joven pareja, pensando que tal vez está exagerando.

Pero para cuando quiso arrepentirse, ya se encuentra sentado frente a ellos.

—¿Isagi?¿Qué haces aquí?—pregunta el rubio intrigado por la presencia del Omega mayor.

Isagi al tenerlo más de cerca, se queda por unos segundos pasmado, pensando en que decir exactamente. Pero a la vez y sin poder controlarlo, se queda un poco embobado por la apariencia física del Alpha, vestido de manera elegante y atractiva, lujosa.

Aunque claro, lo que más le llama la atención aparte de su bello rostro, es su grueso cuello, esto debido al tatuaje que carga.

No mal piensen.

—Disfrutando del lugar. Te vi y quise venir a saludar.—responde un tanto nervioso, sobre todo porque es obvio que no quiso venir a saludar.— Oh, ¿Qué es está bebida?—dice señalando el vaso exacto donde había visto que le metieran algo.

El Omega castaño permanecía en completo silencio, viendo a ambos a la vez, como precavido por las acciones de ambos futbolistas.

—Es Whisky, se llama Walker Blue Label, puedes pedir uno aparte.—responde encogido de hombros.—Por si no te has dado cuenta, no estoy solo.—dice para señalar con la mirada al Omega que lo acompaña, quién saluda amablemente.

Cómo si a Isagi le importará con quién anda, solo vino con otras intenciones.

—Claro, claro.

—Si quieres probar, puede ser la mía.—ofrece el castaño dulcemente, Isagi se da cuenta de la desesperación en el otro de que mejor bebiera del suyo en vez del de Kaiser.

"Demasiado obvio, y aún así el idiota de Kaiser no se da cuenta."

—Eh, no, gracias, en realidad, Kaiser...—se aclara la voz, rechazando el ofrecimiento. ¿Cómo se supone que le diga lo que vio al Alpha? Y enfrente del otro chico, ya no se siente tan confiado. ¿Y si realmente no es nada grave y exagero? Quedaría en ridículo.

—¿Qué?

Isagi notó el fastidio en la voz del rubio, de alguna forma se siente culpable porque ambos se hayan distanciado demasiado y hasta parece que se odian ahora. Extraña al pequeño Kaiser que era mucho más gentil y amable con él.

El japonés observa nuevamente la bebida de Kaiser, de un tono azul. No puede dudar de lo que vio hace rato. Rápidamente toma el vaso y se bebe de una sentada el Whisky Blue, desconcertado al castaño y extrañando al rubio.

Al terminar esperando algún tipo de reacción en su cuerpo, solo siente el sabor pasar por su garganta y nada más extraño.

—Mgh, en realidad, no sabe nada mal...—admite Isagi, se esperó algo mucho peor.

No siente nada fuera de lugar. Aunque piensa que haber hecho eso fue muy tonto de su parte.

De repente, el Omega castaño se nota incómodo sin alguna explicación, avisando:

—Ya me tengo que retirar.

—¿Quieres que te acompañe?—pregunta amable Kaiser, el contrario parece que dira que sí, pero es interrumpido por Isagi.

—No puedes, tienes que hacerme compañía a mi.—reprocha el nipón, sosteniéndolo de su antebrazo de manera empalagosa.

Demasiado raro.

—¿Ah?¿Y por qué?—suelta confundido por el repentino afecto del azabache.

—Esta bien, es mejor que te quedes con él. Yo necesito irme.—dijo apurado el castaño, despidiéndose de ambos y retirándose rápidamente del lugar. Aunque se notó un tanto fastidiado en sus expresiones al final.

Realmente sus planes de esa noche fueron arruinados.

—Oye, ¿Puedes pedirme más?—exige un Isagi sonriente.

Kaiser le miró nuevamente extrañado y luego bufo irritado, acariciando su entrecejo fruncido para pedir otro vaso de ese mismo Whisky.

La gente alrededor se queda viendo a ambos delanteros bastante famosos internacionalmente, más de uno se acerca a pedir alguna foto o autógrafo, que amablemente solo Isagi acepta bastante animado mientras que Kaiser rechaza directamente alegando que esa noche se quiere divertir como alguien normal, y no vino a autografiar o tomarse fotos con nadie, que mejor respete su descanso.

Luego de un breve rato y un silencio extraño entre ambos, el Alpha decide hablar luego de algunos tragos.

—Ya dilo, ¿Por qué estás aquí?¿Viniste arruinarme mi cita?—interroga, muy desconfiado de las intenciones de Isagi, quién parece menos incómodo a cuando llegó hace rato.

—¿Por qué me interesaría arruinar tu cita?—cuestiona confundido, dándole un trago más al Whisky recién traído.

Aunque está vez, está seguro que siente algo ligeramente diferente al sabor. Quizás menos atractivo o dulce.

—Tal vez porque te gusto, yo causo ese efecto en los Omegas.—responde fanfarrón, soberbio. Llevándose una sorpresa por la reacción del nipón ante su comentario.

Isagi se ríe a carcajadas tan fuerte que golpea la mesita como si le hubiesen contado el mejor chiste de su vida, llamando la atención de algunos cuantos a su alrededor y avergonzado horriblemente al rubio por haberse burlado de él. Cómo si lo que dijo fuese estúpido y sin sentido.

—¿¡Qué te parece tan gracioso!?—exclama sacado de sus casillas, sin poder creer que Isagi lo haya hecho levantar la voz en un lugar como aquel.

Se siente tan avergonzado de que el azabache se haya reído así de él. Ni siquiera sabe le afecta tanto.

—En realidad no.—dice encogido de hombros.—Lo que pasa es que yo... Vi algo sospechoso en ese Omega que te acompañaba.

—¿Qué cosa?

—Vi como le echaba algo raro a tu bebida, pensé que intentaba drogarte pero... Supongo que exagere. La bebida olía demasiado bien.

Pasado algunos cuantos segundos, el azabache luce bastante alegre y confiado en ambiente, incluso empieza a pegarse de manera cariñosa al Alpha. Un comportamiento sospechoso, pero que podría tener una explicación sencilla y ridícula.

—Isagi, ¿Te emborrachaste tan rápido?—pregunta con interés y sorprendido. Aunque ahora que hace memoria, está casi seguro que nunca antes lo vio borracho.—El Whisky no es tan fuerte.

Isagi se puso de pie pero de inmediato volvió a tomar asiento.

—Ugh, creo que me mareé.

—Sera mejor que te lleve a casa.—suspira el Alemán, al final, no pudo divertirse como tanto le hubiese gustado.

La gente alrededor se volvió loca y chismosa al ver a ambos rivales en el fútbol estar muy juntos e irse así, sobre todo por como el Alpha ayuda al Omega a ponerse de pie y caminar hasta fuera para irse en coche. Sujetando lo de la cintura y un brazo del azabache pasando por los hombros del más joven.

Quizás sea la única vez en que puedan ver a ambos así de juntos y "abrazándose".

[...]

Rato después, el alemán llega hasta el departamento donde Isagi vive actualmente, bastante lujoso pero no muy espacioso, pero perfecto para una sola persona. Incluso es tan amable de llevarlo hasta la cama y dejarlo recostado, quitándole pacientemente el calzado ante la atenta mirada de un Isagi medio adormilado, o quizás algo más.

—Te dejaré aquí, es hora de irme.—suspira agotado, no debería estar ahí, pero todavía le queda tiempo para disfrutar de la noche.

—¡No te vayas!—le llama el azabache, tomándole de la muñeca para detenerlo.

—¿Ah?¿Crees que no tengo cosas más importantes que hacer?—sugiere indignado, visiblemente confundido por el repentino interés en el azabache de no querer que se retire.—Solo quise ser amable para traerte hasta aquí, eso es todo.—agrega como excusa, intentando alejar al mayor de él, cosa que no logra fácilmente.

—Ugh, soy un idiota.

—Es la primera vez que estoy de acuerdo contigo.—suspira fastidiado.

Comienza a odiar estar ahí. Todo huele—de manera un poco moderada— al japonés. Tiene lógica considerando que ahí es donde vive, pero aún así, sigue siendo tan insoportable para él.

Quiere fingir que todo está bien, cuando en realidad quiere ser un animal.

—Micha, por favor, no te vayas.

Kaiser mira desconcertado al azabache por como le acaba de decir.

—¿Cómo me dijiste?

—Micha, no me dejes solo.

Han pasado tantos años desde la última vez que le dijo así, se le hace tan raro y vergonzoso.¿Por qué Isagi de repente se comporta así?¿Por estar solo borracho?¿Quiere jugar con él y su poco temperamento? Realmente no lo entiende.

—Yo... Ya no soy un cachorro para que me sigas diciendo así.—le aclara, sintiendo como el Omega se aferra más a él de manera tediosa.

Realmente está por acabar con su paciencia.

—Eso ya lo sé, pero... Odio que hayas crecido.—comenta en un tono melancólico, ocultando su rostro en el pecho del más alto.

—¿Cómo?

—Extraño a Micha, pequeño, lindo, tierno y no se creía el mejor. ¿Por qué tuviste que cambiar tanto? Ahora eres un tonto engreído.

—¿Yo cambié? Tu comenzaste alejarte de mí.—señala con rencor y enfado.

—Porque te volviste independiente y un Alpha estúpido egocéntrico.—responde alejándose de él, alzando la mirada para encontrarse con los ojos claros del alemán.

Isagi se da cuenta de cuánto ha crecido Kaiser. Ya no es un cachorro pequeño, le saca varios centímetros por delante.

—Si tanto te caigo mal, entonces será mejor que me vaya.

—¡Espera!—se lanza a él para abrazarlo, como queriendo aferrarse el cuerpo de él.—Micha...

—¿Ahora que quieres?

El Alpha se estremece al darse cuenta de lo que el azabache hace. Lo está olfateando, y carajo, se ve tan lindo y peligroso haciéndolo. Pero también le extraña porque es algo que Isagi no haría, no al menos con él.

Nota una capa de rubor sobre sus mejillas, y los ojos de esté lo miran raro. Además que por el abrazo, y no sabe si también porque empieza a sentir que la temperatura ahí dentro sube, es que siente el cuerpo del Omega más caliente de lo que debería.

—Hueles muy bien.—hunde su naríz sobre el duro pecho del rubio, Kaiser no puede creer lo que escucha, se queda estático y tan sorprendido. Isagi aprovecha ésto para ponerse de puntitas y rodearle el cuello, olerlo más ahí. Lo siente tan malditamente cerca como su respiración que su corazón se acelera de manera anormal.—Nunca te lo dije antes pero, me gusta mucho tu olor a canela y a rosas.

Aquello fue lo que derramó su poca paciencia. Se siente con emociones encontradas, entre furioso, emocionado y confundido. Solo atina a sujetarlo de la cintura para que esté se mantenga cerca de él, porque ahora ya no quiere separarlo.

—Lo dijiste diez años tarde, Omega tonto.—comenta ciertamente resentido e irónico.

Aquello es algo que le hubiese gustado escuchar hace muchísimo tiempo atrás. Pero, ¿Por qué justo ahora Isagi le hace todo esto?¿Por qué es tan empalagoso y está empezando a soltar feromonas tan seductoras y embriagadoras?

—Es mi aroma favorito...—le murmuró cerca del oído, soltando un pequeño jadeo que estremece la hombría del Alpha.—Mgh, Kaiser, estás caliente.—agrega mientras se restriega suavemente contra él, alertando al nombrado.

—¿Qué?

—Aqui, estás caliente y duro.

¿Quién diría que Isagi Yoichi podría ser tan coqueto?

Kaiser llega a su límite, de verdad lo intento, pero ha sido cruelmente seducido por el Omega oriental, aquel que fue su primer amor de niño.

El alemán lo empuja hasta que, sin mucha delicadeza cae a la cama y se recuesta con él.

—Si continúas comportandote tan lascivamente y no me sueltas, te harás cargo de las consecuencias, Yoichi.— advierte serio, pero Isagi no deja de mirarlo como si fuese su Alpha, cosa que le resulta intrigante y excitante.—Por cierto, deberías dejar de expulsar ese tipo de feromonas.

—¿Qué feromonas?

Kaiser piensa que Isagi se hace el desentendido. Y que lo seduce con su aroma natural de esencia de vainilla y dalias para dejarlo terriblemente mal.

—Hueles como si quisieras aparear te conmigo.—le contesta directo, queriendo ver las reacciones del japonés por sus comentarios. El azabache se ruboriza por dicho comentario, pero también le sigue el coqueteo.

—¿No quieres hacerlo, Kaiser?

—¿Por qué de repente estás interesado en mí de esta forma?—cuestiona con intriga, acercándose a los labios del nipón que le ruegan por ser besados y devorados.

Isagi mira atentamente todo el cuerpo de Kaiser bien marcado que luce en la ropa, presta especial atención en sus tatuajes. Desde el par de rosas azules que van desde su cuello, hasta la corona con espinas en su mano izquierda. Se pregunta cuánto debió dolerle, así como cuándo se lo hizo y porque. ¿qué significado tienen? De cualquier forma, debe admitir que en él le queda muy bien, y eso que no es fan de los tatuajes.

—Porque ya no eres un cachorro, eres más grande.

Los efectos de la Amortentia son peligrosos. Isagi tal vez culpe a un adelanto de su celo después, o solo es una excusa para aceptar porque le enloquece el aroma natural de rosas y canela de Michael Kaiser.

Ha quedado enganchado.


[...]

Cuando Isagi Yoichi se levantó la mañana del siguiente día de su aventura, fue con una muy pequeña resaca y frescos recuerdos de lo que sucedió anoche con Kaiser.

Lo único seguro en esos momentos es que su cuerpo de la cintura para abajo le duele, y que nunca sintió tanto bochorno que ahora, ya que al despertar se encuentra abrazado, totalmente enrollado como koala en los brazos de Kaiser. Ni mencionar que se siente pegajoso en varias partes de su cuerpo, necesita urgentemente un buen baño.

Intenta removerse pero es difícil, sobre todo cuando roza con la hombría dura de Kaiser. No puede creerlo, ¿Cómo puede estar así tan temprano?¿No se cansó con lo de ayer?

El alemán realmente es un cachondo, incluso por las mañanas.

Isagi traga duro pensando en que decir. ¿Es correcto disculparse a esas alturas?

—Kaiser, lo que pasó anoche...

—Llamame Michael, cariño.—le interrumpe y corrige. Empieza a besar los hombros y cuellos del Omega, sobre todo su cuello, lo cuál provoca que esté sienta agradables escalofríos y ronronee de placer.

Isagi Yoichi no resiste más y termina cediendo a los mimos del Alpha hasta besarse con él.

¿En qué momento se acabó los efectos de la Amortentia?









«Fin de la Historia»

(2/2)

Palabras: 6,525. [Con censura son 4,300 palabras]
Escritor: JaquiiAleWorld
Fecha de publicación: Sábado 12 de agosto del 2023.
Fandom: Blue Lock
Au: Omegaverse
Nota del escritor:
Esta parte fue mucho más extensa que la anterior, uf~
Se iba a publicar esto hasta mañana en la tarde, pero como lo termine ahorita pues de una vez lo publico.
Más tarde les traigo el extra de curiosidades.
Ahora sí, sin más que decir, me despido!

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