Capítulo 5

"En un beso sabrás todo lo que he callado"

Pablo Neruda

***

Llevaba varios minutos escuchando cada una de las palabras que Miranda soltaba acerca de la apuesta que he llegado a hacer con Pierre, ni siquiera puedo dejar entrar todo lo que me dice porque siento que mi cabeza explotara en algún momento, porque entre tanto consejo, excusa, ilusiones, ideas y otras cosas más, parece que mi amiga no puede cerrar la boca ni un segundo, ni siquiera tengo cabeza para decir de dónde puede hablar tanto o de dónde le salen algunas palabras que no suelo comprender rápido.

—Me estás mareando con todo lo que dices—me tocó la cabeza.

—Es que... Un rato desaparecen y unos minutos después me entero que tú y él tienen una cita pero todo por conveniencia—dice alterada.

—No tengo idea de dónde salió eso de la apuesta. —Suspiré. —Yo solita me he metido en la boca del león—termino por a recostarme en el asiento del auto.

—Bueno, no todo está perdido aún—dijo ella esperanzada.

—No te rindes fácilmente, ¿no?—le doy una mirada.

—Oh Alaska, ¿aún no se te ha ocurrido que tú misma puedes seducir a Pierre y que él sea quien caiga a tus pies?—Dejé salir una carcajada.

¿Yo? ¿Seducir a alguien como Pierre? Es darme falsas esperanzas y mejor decirle el día de mañana que me rehúso a seguir con la apuesta y que él ganó pero que me dé la oportunidad de seguir virgen; sería capaz de decirle eso si no fuera porque tengo la idea de que todo estará bien hasta que él escuche que es el ganador, porque es a partir de ese momento, en que de nuevo intentará seducirme y llevarme pronto hasta la lujuria que nuestros cuerpos parecen no detenerse últimamente. Fuera capaz de decir que mi cuerpo puede controlarse pero desde que hace menos de una hora nos encontrábamos a solas y él se acercó a mí hasta empezar a tocar mi piel y morder aquellos puntos que extrañamente comenzaron a excitarme, prefiero no hacerme ilusiones sobre que seré valiente en detenerlo e irme mientras lo dejo sus aprovechadoras ganas de llevarme a su cama.

—Eso te lo dejo a ti—solté de inmediato.

—Alaska... Inténtalo una vez en tu vida, ¿sí?—hago una mueca.

—Miranda, soy virgen...—no me deja terminar cuando empieza con un sarcasmo.

—Mmm, pensé que aquí eras tú la experimentada—le di un golpe en el brazo.

—Estoy hablando con seriedad, ¿cómo seduciré a un hombre experto en coqueteos cuando yo apenas he dado mi primer beso?—ella se admira.

—Pensé que hasta en eso eras virgen—le volví a dar otro golpe a lo que ella siguió burlándose.

—Pues ya lo sabes—dije sin vergüenza.

Quizás mi vida amorosa no sea la más entretenida para contar, por eso creo que apenas Miranda sabe algunas cosas relacionadas con mi vida privada, no sé si es porque algún momento se me salió al momento de contarlas o porque ella al final ha terminado por hacer que las cuente sin que yo me haya dado cuenta sobre ello.

—Volviendo al asunto, puedo ayudarte a que Pierre sea el que pierda esa apuesta—gruñí al imaginarme en los planes que pueda tener conmigo.

— ¿Qué sugieres?—dije rindiéndome después de no encontrar una solución.

—Puedo enseñarte mañana un par de lecciones de seducción y puedo ayudarte con tu ropa y maquillaje—enarqué la ceja.

—Eso se escucha a una sesión de noche de amigas—hizo un gesto de menor importancia.

—Bueno, si quieres conservar tu virginidad, ¿tienes otra idea?—elevó su ceja.

Suspiré al recordar que no tengo otra idea para salir del rollo que yo misma he creado, después de todo, Miranda sabe cómo son mis gustos con la ropa y el maquillaje, así que no creo que ella me llegue a elegir algo extravagante que llame mucho más la atención de Pierre; quizás con las lecciones de coqueteo estaré mal pero sino lo intento, dudo que jamás llegaré a saber cómo me fue.

—Bien, solo porque no tengo opción—acepte la propuesta.

—Entonces, te espero mañana en mi casa a las cuatro y media—puntualizó.

— ¿Podrás escaparte del trabajo?—pregunté asombrada.

—Tengo todo bajo control—me guiñó el ojo.

Observé como estacionó el auto cerca de la acera de la calle, con un suspiro de cansancio, me despedí de ella mientras me recordaba la hora que debía de llegar a su casa y a la vez, ir preparada mentalmente a lo que podía llegar a venir.

Entro a mi casa y puedo escuchar a lo lejos como Cristal se encuentra mirando las noticias, así que no queriendo interrumpirla y a la vez, tener que escuchar su cuestionamiento acerca del porque he llegado tarde como si fuera mi madre, empiezo a caminar lento y silencioso a mi habitación para así no molestarla.

Abro la puerta de mi habitación y lo primero que hago es ponerle llave a la puerta antes que Cristal se le ocurra entrar sin mi permiso, tiro los zapatos de tacón aun lado para luego tirarme en mi cama en donde siento que ya puedo descansar en paz, quizás son a un cien por ciento pero si por lo menos a sentirme mejor después de la frustrante y desgarradora noche que ha provocado que piense en el día de mañana; aún me falta mucho para asimilar a la perfección las palabras de Miranda, así como también pensar en cómo ella llegará a ayudarme a que Pierre sea quien termine por caer a mis pies, para ser sincera me siento perdida como si estuviera en la luna sin saber qué hacer.

Agarro mi celular y empiezo a leer de nuevo toda la información que Miranda investigo de Pierre, puedo encontrar diversas cosas, entre ellas la fundación de la empresa de Pierre, sus últimos proyectos, los trabajos que ha realizado desde que empezó a construir su empresa, la sociedad en la que pertenece, el grupo de amigos con los cuales convive y por si fuera poco, algunos de sus pasatiempos y últimas mujeres que han formado parte de su vida amorosa.

"Pierre Beckham un hombre brillante y con éxito nos ha demostrado una vez más que no existen barreras para sus proyectos. Esta vez, el joven ingeniero de apenas veinticinco años, ha construido una catedral al estilo medieval en las localidades de Checoslovaquia, lo que parece haber sido una construcción pequeña, ahora parece ser para el ingeniero un nuevo imperio lleno de arte e historia"

"Pierre Beckham ha expandido por segunda vez su empresa, ahora podemos saber que además de sus aliados Ezra Howard y Ian Forest han complementado sus ideas para crear una sola industria llamada Imperialist Company; por lo que se puede saber hasta el momento, es que nuevos proyectos se acercan, construcciones nuevas habrán y mejores oportunidades tecnológicas se observaran dentro de poco"

"Pierre Beckham ha comenzado a salir con la modelo Alexis Wasler, hace unas semanas la presento a ella como su acompañante en una fiesta de beneficencia en donde en ella, a ambos los podemos ver muy cariñosos y cercanos; no podemos descartar la idea que puede haber una chispa de atracción entre esa pareja, solo esperemos que esta vez, la relación amorosa, vaya viento en popa"

Por lo que acabo de entender es que esa relación duro aproximadamente unos meses hasta que Pierre llego a presentar a otra mujer en una cena importante, no tengo idea de como Miranda pudo obtener tanta información cuando solo la obtuvo en un día cuando yo ni siquiera he llegado a poder tener en mis manos información confidencial de un paciente cuando no me quiere decir la verdad sobre su salud.

Sin lugar a dudas, me he llegado a entretener demasiado con la información desde leyendo las noticias u entrevistas de algunas revistas como también viendo algunas fotografías que no había llegado a ver desde que lo busque en Google; es muy curioso saber cómo Pierre ha logrado un enorme imperio desde que se graduó de la universidad de Harvard, puedo decir que hasta el nombre de su segunda empresa está muy relacionada con todo lo que ha logrado, la verdad es que me sorprende que también haya estado viviendo un tiempo en Estados Unidos cuando parece que siempre vivió en Londres.

Dejo el celular a un lado para ver el techo de la habitación, empiezo a pensar que cómo es que alguien como Pierre ha podido fijarse en alguien como yo si ni siquiera tengo una talla de parecerme a todas esas modelitos con las cuales ha llegado a salir; quizás las palabras de Miranda sean exactas, de que ha llegado a ver algo diferente en mí que posiblemente sea la razón por la que ambos sintamos una atracción, pero a veces prefiero convencerme con la idea que Pierre solo quiere tener una noche más de sexo conmigo.

Quisiera pensar de forma diferente pero a la idea sigue rondando mi cabeza y aunque perder la virginidad por un hombre que sea experto en hacerme temblar debajo de su cuerpo es algo que aún quiero pensar, no quiera decir que no intente buscar una forma para que obtenga un beso o una caricia porque si lo pienso mejor, en estas tres citas conseguiré una de esas cosas por más que intenté evadirlo. A demás, por qué debería no complacerme un poco cuando esto es un juego que pronto terminara con dos tipos de opciones, la primera que Pierre se gane fácilmente mi virginidad o que yo termine ganando y él se busque a otra con la cual pueda sentirse complacido.

Ni siquiera puedo pensar con claridad y elegir por una de las dos cosas, pero también estaría de locos tener que optar por la primera, posiblemente sea la influencia que últimamente he recibido de Miranda o quizás las sensaciones que Pierre me provoca sea o no físicamente es lo que me motiva a querer hacer cosas que jamás pensé hacer. Entre ellas la apuesta.

Cierro los ojos mientras inhalo aire a la vez y me pregunto cuántas son las posibilidades de poder hacer lo que mi corazón desea sin ser dañada, porque por más que quiera aceptar la propuesta de Pierre a veces tengo miedo en que pronto pueda crear un sentimiento y eso haga que las cosas se descarrilen y después no pueda llegar a saber cómo hacer con lo que una vez empecé.

(...)

— ¿Segura? Siento que me queda pequeño—bajo la falda roja que Miranda me ha comprado.

—Oh Dios, te ves perfecta—Miranda puso con dramatismo sus manos en sus mejillas como si se tratara de la pintura del Grito.

—Estoy nerviosa—dije al ver que faltaban unos minutos para que Pierre llegará.

—Y ¿cómo no lo estarás? Saldrás con Pierre Beckham—empecé a caminar de un lado hacía el otro.

Escuché como de afuera provenía un ruido de un auto al estacionarse, dejé ir un grito y de nuevo el sonido de los tacones al caminar de un lado hacía el otro fue el eco proveniente de mi clínica, delatando no solo que me encontraba aun en ella sino que también el manojo de nervios en el que me encuentro.

Pierre toca la puerta de mi consultorio para darme a entender que ha llegado, así que agarro las llaves del local para dejárselas a Miranda quien será la persona quien cierre el lugar, de nuevo ella me repite que después de la cita puedo quedarme en su casa y así comentar el resultado de ella, apenas asintiendo a sus palabras, agarro mi cartera que se había mantenido horas en uno de los sofás de la sala de espera para luego caminar en dirección a la puerta, en donde apenas la abro y me encuentro a un Pierre muy bien vestido con su traje formal color azul y una corbata roja. Al verme, deja salir una enorme sonrisa que termina por erizarme la piel, se acerca y me toma la mano hasta dejar un beso en el dorso de ella, no tarda mucho tiempo cuando su gesto caballeroso se vuelve más grande al abrirme la puerta de su Mercedes, apenas entro y el olor a lima que proviene del auto deja una buena esencia en mi nariz.

— ¿A dónde iremos?—pregunto en el momento en que entra al auto.

—Una sorpresa.

Pongo los ojos en blanco y solo siento como empieza a conducir su auto a través de las calles de Lambeth, puedo ver como entre más avanzamos no hay mucho movimientos de autos, eso me alegra al saber que posiblemente lleguemos pronto a nuestro destino, así que apenas visualizo como también atravesamos el Río Támesis al cruzar el puente Lambeth Bridge cuando nos adentramos a otras calles primero de Westminster hasta adentrarnos casi cerca de Chelsea. Pierre estaciona su auto en la calle Blacklands Terrace y pronto a través de la ventana puedo ver el enorme letrero del restaurante The Five Fields, al ver como un grupo de personas entra, pronto el temor de ir a ese lugar me estremece el cuerpo hasta que sin darme cuenta pronto la puerta de mi lado es abierta y pronto la mano de Pierre es la siguiente en ofrecérmela para yo salir con elegancia de su vehículo.

Le doy mi mano y pronto él le da las llaves a uno de los mozos del restaurante, me agarro de su brazo mientras él le dice a un maître que nos brinde una de las mejores mesas del lugar, como siempre, la atención y la elegancia no falta en aquel lugar haciendo que nos quedemos en unas meses de reservaciones en donde la luz cálida del lugar refleja esa sencillez de cada objeto en la mesa, en las paredes y en las decoraciones del restaurante. Quizás para Pierre esto no sea nuevo, pero para mí es demasiado lujoso que sería extraño tener que adentrarme a cenar en uno de estos lugares algún momento sin tener que asustarme a la cuenta de pago; un mesero llega y nos ofrece la carta del menú para poder pedir la comida, así que mientras la leo, no puedo dejar de ver los precios y no solo eso, sino que la delicadeza de cada plato con su comida.

— ¿Estás lista para tomar el menú?—me quedó callada al no saber que decidir.

Le doy una mirada para luego darme cuenta como él sonríe y le dice algo al mesero en voz baja haciendo que desaparezca y nos deje los menús aun en nuestras manos.

— ¿Qué acabas de hacer?—enarqué la ceja.

—Pedir por ambos—me guiñó el ojo.

Bueno, es mejor eso que yo haber tenido que tomar una decisión, antes de poder decir alguna palabra o simplemente tener que quedarme callada porque nada provenía de ella, escuché nuevamente su voz, haciendo que quitara la mirada de una pareja que se encontraba a unos metros de nosotros cenando y con una sonrisa en sus labios.

—Así que, nutrióloga, ¿no?—asentí—. Por tu poco acento inglés supongo que debes ser extranjera, o ¿me equivoco?—negué.

—Soy americana, pero hace un par de años me vine a vivir a Londres—comenté.

—Lo imagine—dijo poco asombrado.

—Y ¿tú?—pregunté interesada.

—De aquí, soy de Manchester—mencionó.

—Oh, ¿de qué trabajas?—pregunté.

—Tengo mi propia compañía, soy ingeniero civil así que... Mayormente me la paso fuera de la ciudad a cada momento—sonreí al imaginarme eso.

—Ya veo, pero ¿tú compañía es de aquí?—pregunté aunque sabía la verdad.

—Sí, tengo tres. Están ubicadas en diferentes partes de Reino Unido—intenté mostrarme asombrada aunque realmente lo estoy.

Por lo menos en mi interior había una satisfacción de alegría al saber que la noche ha comenzado a mantenerse en buenas condiciones, ya que Pierre además de ser cortes y caballeroso, daba gracias que no se esté comportando como el idiota que solo ve una cosa en las mujeres, lo bueno de ello, es que quizás podemos concordar en ciertas cosas y si es posible en mejorar la noche.

Antes de poder seguir con la comunicación que hemos llegado a establecer, escucho como un teléfono empieza a sonar haciendo que me distraiga y empiece a ver a los lados por si es de alguien que se encuentra cerca; pero al ver como Pierre se hacía a un lado y tomaba del bolsillo de su pantalón formal su IPhone X, me di cuenta que ahí se encontraba el primer detalle que podía arruinar el ambiente de la cena, pero prefiere no mentalizar cosas malas antes que puedan volverse reales.

Él me hace una señal para que le dé unos segundos mientras habla con la persona que está al otro lado de su celular, puedo ver como se levanta de la mesa y empieza a alejarse como intentando que no escuchara aquella conversación que ha empezado a ponerse tensa cuando lo observó de reojo y puedo comprender que nada marcha bien, su ceño se frunce y su rostro se torna molesto hasta llegar al punto que él toca sus cejas con los dedos de su mano libre, me da una corta mirada para luego hablar unos segundos más hasta colgar.

Con pasos cortos y rápidos se vuelve a sentar en la silla donde antes se encontraba, su rostro molesto y nervioso me hace saber que la noche buena ha acabado y a partir de aquí las cosas no pueden ir posiblemente de mal en peor.

—Lo lamento, surgió un problema entre un amigo y... Tengo que ir a verlo para que no cometa una locura—suspiré en mi interior.

Oh Dios, ¿a quién debo de asesinar esta noche? A su amigo por haberse entrometido en nuestra primera cita o a esa lealtad que cualquier humano puede llegar a tener con el simple hecho de ayudar a sus mejores amigos.

—No te preocupes—sonrió con falsedad.

—Puedes venir conmigo si quieres, quizás pueda salir de este problema pronto—está vez la honestidad de invitarme a un lugar no planeado me deja perpleja.

—Si no te molesta—dijo posicionando uno de los mechones de mi cabello detrás de mi oreja.

—Lo dudo, ven vamos. Pero antes tendré que cancelar la comida—dijo disgustado.

Bien... Creo que esta noche será diferente a lo que ambos esperábamos.

(...)

Puedo ver como de nuevo él estaciona el auto en las orillas de la calle, antes de poder ingeniármelas para buscar un taxi y huir de aquel lugar al final no termino haciendo nada cuando pronto me bajo de su auto y junto con Pierre, entramos a un club nocturno. La música, el alcohol, el tabaco y el olor a sudor de las personas al bailar provocan una sensación extraña en mi cuerpo, es rara vez que he llegado a poner un pie en lugares como estos cuando prefiero quedarme en casa haciendo cualquier otra cosa provechosa o simplemente, tener que reunirme con mi pequeño grupo de amigas en una cena o ir de compras, pero en cambio tener que ir a una discoteca agarrada de la mano de Pierre es algo que no me lo esperaba en nuestra primera cita, para que estemos en este lugar y no hayamos ido a un elegante restaurante debe de haber sido un motivo muy grande para que él optara por un lugar como esté cuando Miranda fue la primera que mencionó que posiblemente él me llevaría a un lugar privado en donde podríamos estar solos pero con esas palabras que ella dijo, ahora todo parece ser lo contrario porque además de estar rodeaba por muchas personas, esté no parece un lugar para estar a solas con un hombre.

Nos vamos acercando poco a poco a una mesa en donde parece estar reservado como una zona VIP, hay dos hombres y dos mujeres sentados cómodamente en una butaca en donde no dejan de hablar, sonreír, carcajearse y seguir tomando un par de tragos de su bebidas; al único que puedo reconocer es a Ezra quien aún no se ha llegado a dar cuenta de la presencia de Pierre, por un momento casi estoy segura de no seguir caminando, debido a que mi intuición dice que no pertenezco a aquel lugar, apenas la ropa que Miranda me compró hace que me sienta un poco identificada con el ambiente, de ahí, todo lo demás me hace sentir excluida.

— ¡Pierre! ¡En hora buena llegaste!—se levanta el otro sujeto que hace un momento ya había empezado a coquetear con su invitada.

— ¿Para esto me llamaste, Charlie?—escuché el tono molesto de Pierre.

Observé como su amigo miró detrás de él hasta terminar por encontrarse conmigo, sus ojos se sorprendieron y pronto dejó salir una sonrisa que la tuvo que borrar al poner un vaso de vidrio sobre sus labios para tomar lo que posiblemente debe ser un whisky, ya que el color dorado de la bebida brillaba entre las luces neón y fluorescentes del lugar.

—No pensaba que traerías compañía—comentó Charlie.

—Oh, hola Alaska—Ezra terminó por saludarme cuando se dio cuenta de mi presencia.

—Hola Ezra—dije con voz suave que posiblemente no escucho mi saludo.

Pierre soltó un suspiro molesto para luego ver como empezaba a tensar los hombros al ver que nada termino por ser lo que él creía; les dio una mirada a sus amigos para luego mirarme detrás de mi hombro, por un momento imagine que podía estarme evaluando pero cuando creí que se mantendría molesto, su humor volvió a cambiar.

— ¿Quieres bailar?—sentí como su dedo pulgar acariciaba el dorso de mi mano.

Quizás en el restaurante no hayamos podido interactuar mucho como también mantener ese momento privado en el cual pudo haber coqueteado más conmigo mostrando sus sonrisas y esa chispa que sus hermosos ojos negros demuestran al intentar lograr su meta. Pero ahora, bajo la oscuridad y entre la poca luz que hay en el club, apenas puedo ver las facetas de su rostro como también la picardía y el fuego que hay en sus ojos.

Sin palabras, apenas muevo la cabeza de arriba hacia abajo afirmándole que acepto la propuesta de bailar con él, el problema que se encuentra es que la música no es nada romántica y mucho menos es de aquella suave en donde puede ser mezclada con pasos de vals; en vez de eso, puedo ver como las mujeres mueven sus caderas cerca del cuerpo de los hombres, y como estos, bajan sus manos cada vez que ellas ponen su trasero cerca de su masculinidad. Ver aquellas escenas me provocan calor y no solo eso, siento un cosquilleo bajo mis piernas haciendo que no encuentre una razón exacta por la cual sentirme de esa forma, apenas Pierre, nos hace entrar entre una multitud de personas cuando espera a que yo de unos pasos para bailar, pero como siempre, no soy experta ni para coquetear ni mucho menos para darle un baile sensual a un hombre.

—No soy buena bailando—musito al sentir como baja sus manos de mi cintura a mis caderas.

—Pero puedes intentarlo—susurra en mi oído.

Mi piel se eriza al sentir como sus manos suben y bajan por mi cuerpo, el calor de nuevo empieza a quemar cada parte de mi piel y casi estoy segura que mi corazón se saldrá de mi boca si no controlo la situación.

Empiezo a mover las caderas de un lado hacia el otro mientras que aun Pierre se mantiene detrás de mí, puedo sentir como deja de mover las manos para esperar a que sea yo quien comience con el baile; recuerdo unos videos musicales de como las mujeres de forma sensual se mueven cerca de los hombres, apenas cierro los ojos y me dejo llevar por la música cuando soy incapaz de reconocer lo que estoy haciendo. Balanceo mis caderas de un lado hacia el otro, me acerco más al cuerpo de Pierre mientras subo y bajo y rozó mi trasero en su masculinidad que casi me termina por asustar si no hubiera descubierto que ha empezado a crecer bajo sus pantalones.

La canción de Good Thing de Sage The Gemini empezó a sonar por toda la discoteca, me di la vuelta y empecé a poner mis manos alrededor del cuello de Pierre mientras que ponía mis pocos atributos cerca de su pecho, no tengo idea cómo es que he perdido la vergüenza o de imaginarme dónde ha quedado mi dignidad. Sentí como las manos de Pierre se posicionaron detrás de mi espalda y la poca piel que ha quedado descubierta gracias a la blusa que Miranda opto por ponérmela como conjunto de la falta, hizo que Pierre empezara a tocarla y no solo eso, una de sus manos me empujo en donde pronto mi muslo chocó con su masculinidad que ha empezado a crecer más.

—Dijiste que no eras buena bailando—su voz se volvió ronca.

—Es que no lo soy—dije acariciando su cabello.

Las palabras de Miranda volvieron a mi mente al mencionar que no necesariamente puedo coquetear con Pierre con palabras, insinuaciones o gestos, simplemente puedo optar a buscar otras formas para tenerlo a mi pies y si Miranda me hubiera preparado para otras muchas cosas, quizás ahora, no sé en qué lugar estuviéramos, porque si esto es lo poco que he podido llegar a hacer hasta ahora gracias a mi propio ser que había estado oculto muy profundo de mi cuerpo, no me quiero imaginar cómo hubiera sido la situación si estuviera preparada o experimentada.

Antes que diera otro movimiento, sentí como Pierre me tomó de la muñeca de mi mano y pronto hizo que ambos nos saliéramos de la pista de baile, caminamos entre las personas y nos entramos en unos pasillos en donde entre más alejábamos, la música apenas se podía escuchar de fondo, fue entonces que al estar muy lejos de todos, Pierre me soltó y de nuevo se acercó a mí, haciendo que quedara contra la pared mientras intentaba darme aire después de haber llegado a bailar de una forma muy caliente al lado del hombre que ahora no se ha separado ni un centímetro de mí.

—Lo siento Alaska, pero tú no pusiste condiciones con este reto—enarqué la ceja.

— ¿A qué te refieres?—lo miré a los ojos.

—A esto...

Apenas me quedo tiempo de tomar aire cuando su boca se encontraba encima de la mía, el beso no era suave y dulce, sino que fue salvaje y lleno de un placer que ninguno de los dos se detuvo a detener; mis piernas temblaron y mi cuerpo pareció derretirse ante aquel contacto que se volvió más cercano después de los roces y tomas de manos que hemos hecho esta noche; su cuerpo se apegó tanto al mío que juro que no hay un espacio de sobra entre ambos, su mano acaricio nuevamente mi piel y mientras el beso tomaba más intensidad, sus dedos rozaron mis costillas, mis cintura, mi cadera hasta empezar a subir mi falda.

—Pierre... Yo...—No me dejó hablar cuando de nuevo me besó.

Empezó a tocar mi pierna y entre más acariciaba mi muslo sentía que iba perdiendo la cordura y el pudor que me quedaba en ese momento.

Salte y gemí cuando sentí como su dedo rozó mi ropa interior, tuve que agarrarme de sus hombros para no caer y pronto recuperar mi consciencia para salir huyendo, su dedo empezó a rozar encima de la tela mientras que aún seguía besando mi cuello, apenas me quedo oportunidad de moverme cuando sentí como hizo a un lado la tela y pronto tocó mi clítoris haciendo que dejara un pequeño grito.

—Oh mierda, no sabes lo mojada que estás—dijo antes de morder mi labio.

—Pierre...—puso su frente encima de la mía.

—Shhh—hizo que me callará.

Cerré los ojos y puse mi frente en su hombro mientras me seguía tocando, puedo sentir como mi cuerpo empieza a vibrar y de cómo mi piel empieza a sudar, mi corazón empieza a latir de forma agitada hasta que pierdo mi consciencia y por el momento, solo puedo sentir todas aquellas sensaciones que me provoca el dedo de Pierre el cual se mueve, toca y pellizca mi clítoris sin compasión.

Su dedo comenzó a tocarme cada vez más rápido mientras dejaba varios besos esparcidos desde mi oreja hasta la unión de mi cuello con el hombro, no podía creer que no puedo retener mis propios gemidos de los cuales cada vez han empezado a ser más bulliciosos haciendo que un eco se escuchara.

— ¡Ay!—grité.

Sentí un terrible dolor cuando su dedo dejo de estar en mi clítoris para entrar en mí, pude sentir como todo empezaba a empañarse y de cómo Pierre fue el siguiente en detenerse.

— ¿Virgen?—trague hondo al verlo a los ojos.

Mierda, mierda y más mierda... No quería que lo descubriera y de un momento a otro, termino por saberlo sin que yo hubiera podido detenerlo.

— ¿Lo eres?—preguntó con neutralidad de nuevo.

Asentí y baje la mirada mientras un silencio se creaba entre ambos, lo peor de ello es que tenía miedo a una próxima reacción de molestia de él... Si mi primera cita con él empezó bien y luego termino por mal, ahora las cosas terminaron por ser peores.

— ¿Por qué quisiste hacer este reto? ¿Quieres perder tu virginidad?—lo miré sorprendida.

— ¡No! Solo que...—negué y me solté de su agarre.

El fuego que había comenzado a quemar mi cuerpo acaba de ser apagado por las dudas y temores que han empezado a crearse en mi cabeza, no sabía cómo había empezado todo esto, pero tampoco me había imaginado la forma en que terminaría.

—Te llevaré a casa. —Acarició mi mejilla para luego alejarse y esperar a que lo acompañara.

Me quede sorprendida no sé por si por su actitud dulce de hace unos segundos o por sus palabras tranquilas que parecen no haber ni un tono de molestia al haber descubierto mi virginidad, ahora no sé porque esa parte de mi conciente me regañaba al haber dejado que todo esto sucediera pero también había otro lado que extrañamente me culpaba por no llegar a las expectativas que posiblemente Pierre se esperaba de mí.

Con un nudo en la garganta, con las piernas temblando y con mi feminidad vibrando por esa necesidad de seguir siendo tocada hasta satisfacer su necesidad, tuve que deshacer todas las ilusiones de mi mente para comenzar a caminar detrás de Pierre para salir de aquel lugar, quizás al haber descubierto el miedo que reflejaba mi mirada, se dedicó a esperarme para luego ofrecerme su chaqueta y por último, agarrar mi mano.

Se despidió de sus amigos apenas a lo lejos para luego salir de aquel club nocturno, buscamos su auto en el estacionamiento y pronto nos subimos a él.

— ¿Dónde vives?—preguntó antes de encender el auto.

—Walworth Road, Southwark. —Le mencioné.

No dijo ni una palabra más, simplemente encendió el auto y empezó a conducir por las calles; hubiera querido irme directo a mi casa pero sabía que pronto me encontraría a Cristal y si escucha y observa que he salido del auto de un hombre es posible que esta noche no descanse en paz, además no tengo motivos para explicarle tampoco porque tengo un rostro de horror o de como tendré que afrontar una vergüenza vacía al solo pensar que por ser virgen fui rechazada sin explicaciones; fue quizás esa la razón por la cual di la dirección de Miranda, porque necesito que alguien me escuché, que me apoye y que me diga que no todo fue mi culpa.

(...)

Cuando le indique que calles debía de tomar para llegar al apartamento en donde vive Miranda, pronto no tardo en guiarse de mis indicaciones para estar en unos minutos en frente de aquellos apartamentos de lujo que apenas se puede complacer mi amiga después de las largas jornadas de trabajo y los esfuerzos de sus ahorros. Fue entonces que me empecé a quitar su chaqueta para dejársela, me quedé pensando en miles de formas en como despedirme de él, sea o no de una forma corta y formal pero entre más lo pensaba, yo misma dudaba de mis propias palabras.

—Es mejor que renunciemos a la apuesta—abrí mis ojos.

Intenté no sentirme sorprendida pero creo que mi rostro fue demasiado evidente que no pude ocultar una molestia en mi interior, el cual no supe si es por mí o por Pierre, pero la simple idea que no continuáramos con la apuesta me fastidiaba al ver como se rendía rápido solo por descubrir mi virginidad.

— ¿Por qué?—pregunté con cobardía al pensar en una respuesta que podía empeorar las cosas.

—Alaska, no puedo hacerte esto—le di una mirada—, estaría bien si no fueras virgen y...—Solté una risa.

—Eso es lo más estúpido que he escuchado—cada vez empezaba a enojarme—. Me dices que quieres acostarte conmigo y ahora por ser virgen que no quieres y tratas de decirme que si no lo fuera, todo fuera menos difícil—crucé los brazos—, ¿qué tipo de mujer crees que soy?—le grité— ¿Una que va a acostarse con el primer hombre que se le interpone en el camino? ¿Una que tiene necesidad sexual y se arriesga a hacer tontas apuestas? ¿Una que solo por coquetear significa que tiene experiencia?—la rabia creció en mí haciendo que hasta lágrimas de enojo empezaran a aparecer.

No quiero creer que Pierre pensó que podía ser una de esas... Mujerzuelas que buscan acostarse con cualquier hombre sin conocerlo antes y solo para pasar con él una sola noche, quizás al estar en el club nocturno mis propias hormonas me traicionaron, pero ¿cómo podía detenerlas cuando es primera vez que he podido experimentar la sensación del placer descubierto? No puedo comprender nada de lo que ha sucedido esta noche, por un lado me siento confundida, por otra molesta y otro lado, quisiera simplemente que nada de esto haya sucedido.

Es cierto que pensé que perdería mi dignidad de cualquier forma, pero esta ha sido la que menos me imagine y más en la primera cita; lágrimas aparecen en mis ojos pero llenos de remordimiento por no haber sido fuerte a las tentaciones.

— ¡¿Qué?! ¡No!—lo escuché molestarse—No entiendes, Alaska. Tu virginidad es valiosa—empecé a reírme. —Sí realmente no me importaras, a estas horas quién sabe Dios lo que hubiera sucedido entre ambos—hice una mueca.

— ¿Por qué debería importarte? Apenas nos conocemos—susurro.

—Lo sé, pero algo me dice en mí que no soy la persona correcta para quitarte tu inocencia. —Mencionó.

Si supiera que no es primera vez que he pensado que él sea quien me quite la virginidad ya sería una locura, aun así, hasta es vergonzoso tener que darle ese tipo de explicaciones cuando lo único que deseo es huir y esconderme hasta lo más profundo de la tierra.

Sentí una mano posicionarse encima de la mía, ese tacto provoco que diera un salto de susto al darme cuenta como Pierre desprevenidamente había tomado mi mano y de cómo su pulgar acariciaba el dorso de ella como si tratara de reconfortarme o de darme apoyo, pero lo único que ese gesto hace es que reviva ciertas emociones que me dejan dudando de esos sentimientos que raramente florecen cuando estoy a su lado.

Nos quedamos unos minutos así hasta que tuve el valor de ser la primera en cortar esa conexión electrizante que me provoca al tenerlo cerca, abrí la puerta y empecé a salir cuando él fue el siguiente en caminar hasta quedarse a mi lado, antes de despedirnos, se puso en frente en mí y pronto dejó salir una sonrisa que si no hubiera sido porque mis emociones se mantienen a un nivel bajo en este momento le hubiera correspondido de la misma manera a pesar de haber sido de una forma nerviosa; posicionó sus manos en mis mejillas para luego dejar un beso en mi frente, pero como sentí que no sería suficiente al final por inercia elevé el rostro y pronto como si mis ojos posicionados en sus labios hubieran sido la señal correcta para afirmar lo que deseaba, él termino por besar mis labios, de una forma lenta y suave, bajo la fría nieve de la época que empieza a derretirse con aquel pequeño calor que ha ocasionado ese pequeño beso.

—Buenas noches, Alaska. —Separó sus labios para dejarme una pequeña caricia en el rostro.

—Buenas noches, Pierre. —Terminé por decir antes de llamar por el interfono a Miranda quien al saber que soy yo, pronto me dejó pasar.

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Continuará...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top