Capítulo 47
"Ni siquiera Dios puede cambiar el pasado"
Agatón
***
Desde hace días puedo decir que no dormía tan bien como hoy pero hasta sus buenos momentos hacen que ni siquiera me quiera levantar de la cama y dejar de abrazar mi almohada, eso sin decir que al haber escuchado la alarma de Pierre ni siquiera hizo que me quisiera despegar de las sábanas, no me había sentido tan cansada como los otros días, pero hoy las cosas han cambiado, quizás porque los últimos tres días la he pasado de un lado hacia el otro con mis padres, enseñándoles cada parte de Reino Unido, su cultura, sus tradiciones, su gastronomía, sus ciudades y las personas residentes. Todo ha sido muy emocionante y lindo y por fin puedo decir que agradezco haber tenido unos días más libre antes de saber que la siguiente semana regresaré al trabajo.
Dicho y hecho, como le prometí a mis padres, les he enseñado todo sobre el país que ya es considerado como mi segundo hogar, a veces sé que ellos extrañan su casa, el olor a aire fresco y poder caminar si tanto tráfico; es normal que ellos no puedan adaptarse a esta vida cuando solo llevan cuatro días viviendo en Reino Unido, es algo que puedo decir que es comprensible porque a mí me sucedió lo mismo, ya que eso de tener que ambientarse a una vida de ciudad cuando la mayor parte se ha vivido en el campo no es algo fácil y más cuando no hay esa misma libertad en la que se tiene en casa.
Por lo menos hasta el momento nada ha resultado complicado o desagradable, porque veo como mi padre y Pierre se llevan muy bien, eso sin decir lo mismo que con mi madre; la verdad es que los tres parecen llevar la bandera de la paz que no creo que ante mis espaldas se conviertan como perros y gatos, además Pierre también me lo ha hecho saber con varios comentarios que he recibido por parte de él sobre mi familia cuando llega a la habitación.
En todo caso, lo que me tiene también un poco más tranquila es saber que él no ha reflejado preocupación por mí después de haberme encontrado en el baño, el tema, gracias a Dios, quedo olvidado que no hizo faltar tener que volverlo a comentar, ya que lo que más deseo es dejar ese recuerdo en el pasado y seguir adelante; de todas formas me la he pasado tan ocupada con mis padres que mayormente olvide mis tristezas y mis dolores de los días anteriores; eso lo encontré como un buen tratamiento sin medicación y tengo que agradecerle a Pierre por haberme dado esta sorpresa de traer a mis padres por unos días.
Me doy la vuelta y pronto encuentro a Pierre aún en la cama, me extraña que no se haya ido a trabajar tan temprano cuando últimamente es lo que hace, pero esta vez, duerme con tanta tranquilidad que me preocupa imaginarme que se ha enfermado después del desgaste físico y mental que ha obtenido por avanzar en sus proyectos presentes o futuros; le toco la frente buscando algún signo de fiebre pero no encuentro nada, solo puedo ver el desvelo marcado en aquellas ojeras bajo sus ojos que han implicado en dejar saber lo mucho que ha estado pendiente de su trabajo y de mí, eso sin agregar de sus propias preocupaciones personales que se pueden mezclar con el estrés y la ansiedad.
—Pierre... —intento despertarlo despacio.
—Mmm... —Responde.
— ¿Te sucede algo?—abre sus ojos.
—Solo estoy cansado—musita.
Aparto unos cabellos despeinados de su rostro para poder verlo mejor, se da la vuelta para quedar boca arriba y pronto se restriega el rostro con sus manos; gira su rostro y me regala una pequeña sonrisa que me hace verlo extrañada, pero su mano se levanta hasta que su dedo aleja un poco de la tela de su camisa que llevo puesta.
—No me di cuenta que dormiste con mi camisa—eleva la ceja.
—Es cómoda—toco la tela.
—Te vez sexy en ella—sonrío.
— ¿Intentando coquetear a buena mañana?—él se ríe.
Ni siquiera tarda en sujetarme de la cintura y hacer que me mueva para quedar encima de él; no sé si su actitud ha vuelto a ser la de antes por la conversación que tuvimos o porque en sí, tuve la perspectiva de creer que quise suicidarme solo porque él parecía evitarme, provocando que causará en él culpabilidad y por eso ahora volviera de nuevo a ser ese hombre sensual y coqueto que he conocido.
Nos quedamos en aquella posición sin intentar ir a más allá de lo que tenemos prohibido, por cuestiones del aborto, tengo que esperar por lo menos un mes para poder tener relaciones coitales con Pierre, ya que aún mi cuerpo debe de recuperarse al cien por ciento, por ello, por el momento creo que solo los coqueteos se nos dan bien.
Desabotona su camisa que llevo puesta y se queda observando mi cuerpo el cual solo tengo las bragas puestas; sintiéndome tímida ante su mirada, ya no solo siento como mis mejillas arden de la vergüenza sino que también empiezo a sentir calor. Levanta su mano y empieza a tocar de arriba hacia abajo todo espacio de mi piel, varias zonas me hacen temblar y logran hacerme cerrar los ojos, pongo mis manos en su pecho sosteniéndome para no caer pero pronto levanta una parte de su cuerpo hasta abrazarme y enterrar su nariz en mi cuello.
—Eres bellísima. —Susurra.
Nos quedamos un momento así de abrazados hasta que decidimos levantarnos, la verdad debería ser quien tuviese que despertarse temprano para atender a mis padres pero creo que estos días que ellos han estado quedándose con nosotros, ha hecho que en serio me tome esa posición la cual tenía en mi hogar y más cuando vivíamos juntos.
Bajamos a desayunar y como forma rutinaria, él se va a trabajar, solo que esta vez se marcha a dejar unos papeles a la delegación que le corresponde a Ezra para proceder a la construcción de una pequeña iglesia mormona. Me quedo en el penthouse con mis padres y me preparo para hacer algo divertido con ellos, como último día de estar en el país, pienso en donde poder llevarlos pero tomando una lista de los lugares que ya hemos ido, prefiero por una parte quedarme con ellos en casa, no solo para hablar sino que también, pasar un tiempo más juntos antes que vuelvan a Estados Unidos.
Preparo una ensalada de frutas con mi madre mientras mi padre resuelve un sudoku que ha encontrado en un periódico del país; hace mucho tiempo, no había llegado a ver a mi padre tan concentrado en un juego mental, tanto que se ha comenzado a tardar, siempre y cuando teniendo paciencia en resolver bien el juego. Mi madre varias veces me lanza una sonrisa y me abraza para dejar un beso en mi cabeza, quisiera convencerlos de alguna forma en quedarse un poco más de tiempo pero siendo sincera, ellos tendrán una excusa en la mano para volver a casa, además dudo que quieran dejar la siembra y el poco ganado que tienen a cargo de otras personas del pueblo, mis padres pueden tener mucha confianza con los vecinos pero dudo que les dejen a sus manos más de dos semanas su casa, su agricultura y su ganado.
—Tu novio es un hombre espectacular. —Sonrío al escuchar esas palabras de mi madre.
— ¿No es divorciado?—pregunta mi padre.
—No. —Respondo evitando el tema de su ex novia.
— ¿Hijos?—pongo los ojos en blanco.
—Tampoco. —Resoplo con el cuestionamiento de mi padre.
— ¿Ha estado alguna vez en la cárcel?—Miro seria a mi padre mientras él me ve de reojo.
— ¡Papá!—él suspira.
—Ya Gabe. Alaska tiene un buen novio y tú mismo me lo has mencionado. —Le di una mirada cómplice a mamá. —Ya no hay hombres así, debería pedirte matrimonio. —La sonrisa se cae de mi rostro.
—Mamá, somos jóvenes y apenas llevamos cinco meses de noviazgo—le doy la explicación más coherente y realista que tengo.
—Hija, tú padre me pidió matrimonio con menos de un año de noviazgo—ella intenta convencerme.
—Pero porque ustedes nacieron, crecieron, estudiaron y convivieron juntos por muchos años. No había necesidad que hablaran porque ya se conocían de hace mucho tiempo. —Fui razonable en su historia de amor.
No creo que haya tanta complicación en decir todo lo contrario cuando apenas Pierre y yo llevamos poco tiempo de conocernos y lo primero que llego a unirnos no fue en saber uno del otro sino más bien el sexo fue lo que motivo a que ahora ambos estemos viviendo bajo el mismo techo y que renunciemos a un lazo de amor que debía de haber seguido adelante pero fue todo lo contrario.
— ¿Piensan tener hijos?
El impacto que logro aquella pregunta me dejo callada, realmente no sabía que contestar y más cuando había llegado a tener un embarazo pero por mis descuidos, ya no lo estoy. Además, tener hijos a partir de ahora con Pierre será difícil, entre ellos porque los cuidados serán más grandes, tendremos el doble de anticonceptivos y las esperanzas son pocas con los últimos cuatro meses que faltan para que estemos juntos.
—Mamá, dame un respiro con mi relación. —Le pido de favor para evitar más el tema.
—Pero yo quiero nietos y tú dijiste que querías una familia grande. —Me acaricié la cabeza.
—Sí, lo dije... pero no estoy en una etapa para pensar en tener hijos. —Agarre un trozo de sandía.
—Imagina Gabe, unos cuatro o seis niños corriendo en casa... —los ojos de mi madre brillaron con su ilusión.
No creí que mi madre se tomará muy a pecho la idea de que deseo tener una familia grande, cuando me refería a eso, mayormente lo decía con tener dos o tres hijos, pero formar la mitad de un equipo de fútbol creo que jamás se me vino a la mente, más porque tampoco sé cómo dolerá el parto y si solo con eso, influirá a que solo quiera al final un bebé.
Mi madre no deja de hablar sobre bebés, pañales, biberones y crianza; estoy un poco aturdida con el tema que he querido cambiarlo pero ella siempre tiene algún otro motivo o palabra para volver a lo mismo, papá no es de mucho opinar cuando sabe que para mí, el tema ya llegó a su fin. Así que por una parte, le agradezco a él porque se mantiene callado ante la situación catastrófica que mi madre me está haciendo pasar.
Mason cruza el portal de la cocina y nos saluda a todos antes que con un llamado hacía mí, me dice que alguien necesita verme y hablar conmigo; pienso que es extraño que alguien se haya aparecido así al penthouse cuando los únicos conocidos que Mason deja pasar son la familia de Pierre, sus socios y amigos del trabajo y mis amigas; pero en este caso he quedado un poco extrañada y más porque sé que no es Vanya o Miranda las que han llegado a visitarme o por lo menos avisarme de su llegada.
Dejo a mis padres en la cocina y voy en dirección a la sala principal, ni siquiera tarda en observar y procesar la imagen del rostro de la persona que estoy mirando cuando me doy cuenta que se trata del señor Elton, el padre de Pierre. Él le agradece a Mason y pronto al quedarnos a solas, puedo sentir esa tensión entre nosotros y más cuando en ningún momento nos hemos llevado bien o por lo menos intentáramos hacer las paces para no lograrle más conflictos a Pierre.
No sé qué decir y puedo ver que tampoco él sabe cómo expresarse, solo nos quedamos mirando esperando a que uno de los dos sea quien corte la línea de tensión que hay entre ambos para saber qué es lo que él tiene planeado ahora contra mí para que haya venido de visita al penthouse de su hijo, lo peor de ello, es que ni siquiera es por Pierre que el asunto es conmigo.
— ¿Podemos hablar?—su voz sobresale como un eco en todo el penthouse.
Quisiera decirle que no y sacarlo del penthouse como se debe, después de todo no es de mi agrado tener que verlo cuando ha intentado mover cielo y mar para alejarme de su hijo, ni siquiera con aquellas millones de libras pudo convencerme porque para mí, los valores humanos siempre están antes que hacer una hipocresía y maldad como la manipulación que él intento hacer conmigo.
De todas formas, pienso que si está aquí debe de ser por algo importante que pueda siempre incluir a Pierre en esto, por ello, dudo que sea poco beneficioso echarlo del penthouse antes de recibir una coherente y clara explicación del porqué y para qué se encuentra aquí; a pesar de todo, no necesito la protección de Pierre ante lo que diga o haga su padre contra mí, porque uno, sé defenderme y dos, no dudaré en sacarlo de aquí antes de lograr que me enfade más de lo que hizo la última vez.
—Vamos a mi oficina.
Abrí la puerta de mi oficina, la cual rara vez ocupaba para hacer cualquier trabajo que no llegará a terminar en mi oficina, dejo que primero entre el padre de Pierre y luego yo, le señale uno de los sofás de una pieza que puede ocupar y pronto me siento en otro que pueda quedar al frente para así hablar lo que él quiere tratar de decirme hoy que justamente no está su hijo presente.
— ¿Cómo estás?—intento asimilar que pregunta por interés y no salir del compromiso.
—Mejorando. —Contesto de forma neutra.
—Y ¿Pierre?—parece que aún no ha podido mantener una comunicación con su hijo.
—Mejor de lo que puede creer—asiente nervioso.
Veo como juega con sus dedos y no menciona otra pregunta que quiera hacerme, tengo la idea que algo se está reservando y no encuentra la forma en como decirlo, la verdad es que mi tiempo y paciencia se están agotando y tampoco me gustaría pasar todo el día con el padre de Pierre en una misma habitación, callados y seguir con esa tensión que ambos tenemos desde que nos conocimos.
—Quiero pedirte perdón, Alaska. —Eleva su mirada hacia mí. —Sé que no me comporte muy bien contigo desde que mi hijo te presento como su novia—hizo una mueca—, disculpa por haber desconfiado de ti y creer que solo estabas con él por su dinero. —Tome aire, no poco, sino mucho para no molestarme.
—Señor Beckham, no estoy con su hijo por el dinero, mi interés con él va mucho más allá de eso. —Agita su cabeza de arriba hacia abajo afirmando mis palabras.
—Lo sé, lo veo muy definido en tus ojos pero lo que hice fue porque no quiero que él vuelva a recaer en una relación tóxica—mira al techo, toma aire hasta soltarlo y proseguir—, Pierre es un hombre bueno y cuando se encariña de alguien, no lo suelta... se apega mucho a esa persona—me explica—y aunque los últimos años solo haya sido para ir saltando de mujer a mujer, no creí que tomará en serio una relación con una mujer que... —Lo interrumpí.
— ¿No estaba al alcance de sus talones?—asiente avergonzado— ¿Por qué me dice esto?—Lo cuestiono.
—Porque siempre he querido lo mejor para mi hijo, Alaska. Lo comprenderás mucho mejor cuando tengas los tuyos... —Lo detengo.
— ¿Lo mejor? ¡Intento separarnos!—resalte— ¿Eso es querer lo mejor? No niego que tiene temores y más porque cualquier otra mujer se puede aprovechar de Pierre pero no cree, ¿qué sería mejor conocer primero a la persona antes de juzgarla?—resopla.
—Sí... Me equivoque contigo. —Acepta su error.
— ¿Qué lo hizo cambiar de opinión?—se rasco el cuello.
—El embarazo. —Abrí la boca. —Cuando me enteré que habías perdido a mi nieto, pensé mal en ti... Y sí, ódiame por creer en cosas que no son... —Achique los ojos. —Pero vi el dolor en tus ojos, la tristeza con la que hablabas con Pierre y le decías que ambos hubieran formado una familia y... Descubrí esa sinceridad de tu corazón, Alaska. —Trague hondo. —Tú amas a mi hijo más de lo que yo no me imaginaba y querías a ese bebé sobre todo. Si hubieras llegado a tener otra reacción contraria a lo que vi, opinaría que en serio, no te interesaba el bebé o mi hijo. —Me quede callada.
No sé qué pensar de todo esto, porque por lo que veo siempre estuvo al pendiente de Pierre y de mí cuando estuvimos en el hospital, tanto que escucho nuestras conversaciones y observo con detalle todos mis gestos en cualquier momento; ahora veo que no tengo mucha privacidad y más cuando se trate de implicar a Pierre en algo personal de mi vida; me siento bien y mal con toda esta conversación, porque a pesar que el señor Beckham esté hablando maravillas de mí, eso no quiera decir que pronto cambiaré mi actitud, esto solo es un paso para irlo conociendo, además, aún falta demasiado para que me entere sí él está dispuesto a que su hijo sea feliz con la persona que él elija y ame sin tener que interponerse en su camino.
—Esto lo hace por Pierre, ¿no?—piensa en la respuesta antes de decirla.
—Sí pero también por mí, quiero dejar de ser el hipócrita que él vio en mí. —Dice decepcionado. —Extraño a mi familia.
—Pero usted fue quien la perdió. Renuncio a su matrimonio por una chica, prefirió quedarse con ella antes de elegir a su familia, destruyó la confianza y la imagen que le daba a sus hijos y ahora, está pagando las consecuencias de sus actos. —Baja el rostro.
—No quiero que esto quede así, no quiero vivir lo que reste de mi vida, separado de mis hijos, saber que ellos me odian por haber ido detrás de otra mujer y en arruinar el matrimonio que tenía con su madre... Sé que con mi esposa todo está roto pero quiero que mis hijos, vuelvan a mí. —Suspiro.
Realmente el daño que le hizo a todos fue demasiado grande, Pierre ha sufrido y se ha sentido culpable todo el tiempo por ese mismo asunto, por no haber tenido la valentía de habérselo dicho a su madre y hermanos y de tratar de aliviar los problemas que ya hay dentro de su familia. Apenas estoy hablando de Pierre y no puedo agregar al resto de su familia porque no tengo pruebas o palabras para decir que ellos también la están pasando muy mal, porque así como todos tenemos dos caras como una moneda, ellas pueden verse felices pero detrás de uno, intentan ser fuerte al sufrimiento.
— ¿Crees que Pierre me perdone?—no sé cómo responder a ello.
—Creo que... No se puede dejar de querer a un padre muy rápido. Pierre tiene muchos recuerdos buenos con usted, pero si desea su perdón, tiene que conseguirlo con mucho esfuerzo, aún sigue dolido por haberlo visto tener sexo con Ginger y ocultarle todo eso a su esposa. —Reprime las lágrimas que están a punto de salir. —Aun así, Pierre no siempre es rencoroso, solo inténtelo y verá que las cosas mejoraran. —Le aconsejo.
De lo que conozco a Pierre, sé que una vez que lo decepcionan o lo traicionan es para que él no vuelva a tener confianza y mucho menos a tener una relación cercana a esa persona, pero siendo sincera, no se puede permanecer mucho tiempo enojado con un padre o una madre, sé que lo que hizo el señor Beckham no tiene perdón alguno, pero como ser humano así como cometió un error, así lo está pagando muy caro y aunque la relación que tenía con sus hijos ya no sea la misma, sé que todos ellos no podrán olvidar todo lo bueno que han vivido con su padre. Eso sería haber desperdiciado casi una vida completa con él, y la verdad, eso lo he aprendido de mi propia historia con mi padre biológico.
—Gracias Alaska. —Enarco la ceja sin saber cuál es la razón de su agradecimiento. —Espero que mi hijo asiente cabeza está vez y pueda comprometerse contigo. —Se levanta. —No sé si ya lo sabrás pero, Pierre valora demasiado todo lo que haces por él. Te ama demasiado y él está comprometido esta vez a cuidar de su relación, espero que eso pueda darte más confianza a seguir con mi hijo. —Sonríe.
Porque todo el mundo debe de complicar las cosas cada vez más, como he buscado la forma de comprender que lo que tenemos Pierre y yo, solo es una simple actuación, creo que al final nos llevaríamos un Oscar por fingir una relación amorosa tan bien ante el público que nos rodea. Esto no me ayuda nada, ni siquiera a pensar que Pierre solo lo hace para librarse más rápido de mí pero esto cada vez me asusta y me hace dudar si en verdad ambos estamos haciendo lo correcto.
—Antes que me vaya, quiero pedirte un favor... Mejor dicho, es más una promesa. —Toca su anillo de casado.
— ¿Promesa? ¿Qué tipo de promesa?—le pregunto antes de aceptar.
—Es sobre Ruby. Creo que podrás hacerlo por ella, ¿no?—suspiro.
Me acaba de tomar desprevenida, realmente por ella y por toda la familia de Pierre haría cualquier cosa y lo digo porque les tengo mucho cariño y respeto, más por haberme apoyado en mis tiempos difíciles.
—Sí es por ella, sí.
(...)
Termino de preparar la cena para así servir la comida a la mesa y tener el último momento de convivencia con mis padres antes que les ayude a arreglar sus maletas, ya que mañana tomaran un vuelo temprano a Estados Unidos, el cual tendrán que hacer escala para llegar a Texas.
Dejo los platos en la mesa y pronto escucho unos pasos que van en dirección a la cocina, dudo que sean mis padres porque ellos ya se encuentran sentados en sus lugares en el comedor, por lo tanto, solo queda decir que es Pierre quien ya llegó al penthouse, estoy motivada al saludarlo cuando me doy la vuelta y lo veo a él y a su madre con un postre en sus brazos; Pierre me da una mirada y encoje sus hombros al darse cuenta que su madre estará presente en nuestra cena, por su rostro contraído de vergüenza me hace saber que su madre llegó de repente sin decir nada de su llegada, pero como es común verla aparecer de esta forma, no tardo en saludarla e invitarla a comer con nosotros.
Sin duda, cuando va al comedor, le presento a mis padres, quienes se alegran en conocer a la madre de mi novio, anteriormente me había sentido un poco nerviosa por no haber preparado una gran cena para este momento en que la señora Dayana y mis padres empiezan a conocerse; por supuesto, las tres personas no dejan de hablar sobre nosotros, en nuestra relación y de lo bien que nos vemos como pareja, aunque realmente quienes resaltan más esté punto son mi madre y la señora Beckham.
En toda la cena, ambos padres estuvieron hablando ya no solo de sus hijos, sino que de otras cosas como sus trabajos, pasatiempos, su vida y otras cosas interesantes que los adultos de su edad les gusta comentar; realmente no había un espacio para que Pierre y yo, interactuáramos, simplemente ellos fueron los que protagonizaron más la cena aunque hubo un momento en que la señora Dayana, invito a mis padres a dar un recorrido más por la ciudad antes de irse.
Mis padres como son curiosos y no se dejan de sorprender por toda la atracción que tiene Reino Unido, aceptaron la invitación de la madre de Pierre, quienes al final después de cenar, partieron a su aventura. Pierre me aseguro que su madre tiene demasiado carisma y simpatía, por lo cual cuando llega un extranjero al país, siempre le gusta mostrarle sus partes favoritas de Reino Unido y yo creo que llegó ese momento para que ella disfrutará enseñándole a mis padres, otros lugares que yo no les enseñé a ellos.
Como parte de la noche, Pierre y yo nos quedamos solos, así que disfrutando de ese silencio del penthouse nos fuimos a la terraza, ahí nos quedamos mirando las estrellas y el cielo, envueltos en una gran sábana y tomando un poco un chocolate.
La llegada de mis padres fue algo que me encanto demasiado para no haber hecho lo posible para que el tiempo se detuviera pero también puedo decir que añoraba pasar tiempo con Pierre, ya que todos estos días nos tuvimos que llegar a comportar ante los ojos mis padres para que ellos no vieran aquellos coqueteos que solemos tener como si fuéramos adolescentes.
—Puedo hacerte una pregunta—puse mi cabeza en su hombro.
—Claro. —Empecé a formularla.
— ¿Estarías dispuesto a perdonar a tu padre?—se removió un poco del sofá.
— ¿A qué viene eso?—sentí esa incomodidad en su voz.
—No quisiera que siguieras molesto con él—puedo sentir su mirada—, es solo que... Es tu padre, cometió un enorme error como cualquiera y no me gustaría que pasaras toda tu vida con ese rencor por no perdonarlo. —Suspire.
—Alaska, es difícil... —Me levanto.
—Solo míralo de esta forma... —Me mordí el labio. —Solo imagina que tu hijo se enoja contigo por un error que cometiste y él tiene pensando jamás perdonarte y hablarte. El tiempo pasa y olvidas tu orgullo pero tu hijo sigue molesto, lo cual rechaza tus llamadas, tu cariño, tus consejos, todo, ¿no te gustaría que te perdonara para volver a estar juntos?—le doy ese ejemplo.
Pierre se queda pensando, tanto que se me hace eterno tener que escuchar alguna respuesta de su parte, tengo miedo que él siga con su testarudez y orgullo en no querer perdonar a su padre, porque en serio, creo que quedaría libre de todo pensamiento y remordimiento si llegase a hablar de nuevo con su padre.
—No sé... Tengo que pensarlo. —Asiento sin comprometerme a fastidiarlo más con el tema.
Vuelvo a recostarme en su pecho mientras que él me acerca más a su cuerpo para poder disfrutar de la vista de la ciudad y del cielo que tenemos desde la terraza, aquella paz me hace sentir mejor tanto que he empezado a quedarme dormida.
—Alaska...
—Mmm...
—Quiero entregarte esto.
En frente de mí pone una cajita negra larga, me sorprendo nuevamente al ver que me ha traído un obsequio y yo no tengo nada para él. Puedo ver en su mirada que dice que la tome, así que con nerviosismo, agarro la cajita negra y al abrirla me doy cuenta que es un collar con una forma de alas de ángel la cual tiene varios diamantes en el centro y suponiendo es de oro rosa.
—Pierre...
Agarra el collar de la caja y pronto empieza a ponérmelo hasta que al hacerlo, me doy cuenta de lo hermoso que es y de lo perfecto que se ve en mi cuello.
—Alaska, tú eres mi ángel. —Me agarra del mentón. —Y cómo te lo dije, no podría vivir si tú no estás aquí conmigo. —Siento como mis ojos empiezan a inundarse de lágrimas.
—Pero yo no tengo nada para ti... —Sonríe.
—Bueno, dentro de un mes es mi cumpleaños... Así que creo que me lo puedes recompensar—río al ver su rostro pensante.
— ¿Qué es lo que desea señor Beckham?—Paso mi mano por su pecho y veo como su respiración cambia.
—No sé pero me encantaría verte en una hermosa lencería blanca... —susurra en mi oído—en mi oficina... —muerde el lóbulo de mi oreja—y haciéndome el amor. —Se me entrecorta la respiración.
Se aleja y puedo ver esa chispa de lujuria en sus ojos; me parece una buena idea concederle ese deseo pero antes sería ver si para su cumpleaños ya podemos mantener relaciones coitales sino simplemente me las idearé para darle un cumpleaños inolvidable.
—Veremos. Lo agendaré y veré si tengo un cupo para esa fecha. —Le guiño el ojo.
—Espero que esté libre señorita Gardener. —Me acercó a él y beso su mejilla.
—Por usted puedo hacer una excepción. —Me muerdo el labio.
—Demonios... —Su cabeza cae en el respaldo del sofá.
Me río al ver que el pobre la está pasando fatal con su tiempo de castidad por mi culpa, aun así, quizás deba de pensar muy bien como darle su sorpresa de cumpleaños, ya que con esa idea que me acaba de dar, pueda ser que le dé un poco más de diversión a momento... Creo que ya me gusto esta idea.
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Continuará...
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