Capítulo 34
"Prometemos según nuestras esperanzas y cumplimos según nuestros temores"
François de La Rochefoucauld
***
|Pierre|
Me quito el polvo de la ropa apenas llegar al penthouse, ni siquiera comprendo como mi cabello es el siguiente en botar algunos granitos de tierra después de sacudirlo, me siento agotado solo físico sino que mentalmente, tener que viajar los sábados de ciudad en ciudad para ver los tres proyectos frecuentes hace que quiera quedarme en casa y dormir un buen tiempo hasta satisfacer mi cuerpo.
El problema de ello es que no podré complacerme como quiero ahora mismo, he de recordar que tengo que acompañar a Ian en su despedida de soltero, ya que el día de mañana ya es un hombre casado; realmente sigo sin comprender como mi mejor amigo es el primero de los tres del grupo en dejar su soltería para ahora tomar las riendas del matrimonio en su vida, pero ahora que hago memoria, es la persona más madura y comprometida con una relación amorosa; antes es posible que yo fuera por el mismo camino que Ian pero al final, el destino hizo que cambiará muchas cosas en mi vida y luego las convirtiera en un muro en el cual ninguna mujer cruzaría su límite.
Aunque últimamente he empezado a desequilibrarme en ciertos momentos cuando Alaska está conmigo, ella me hace sentir diferente y pone de cabeza mis planes cuando trataba de mantenerla alejada, ahora, siento que es como si no pudiera vivir sin tenerla a mi lado, me he ido acostumbrado a su presencia que es raro no escuchar cuando está haciendo la cena, o cuando se mantiene en la biblioteca leyendo un libro y eso sin decir de las veces que me he reído al ver como canta y baila cuando hace la limpieza. Sinceramente ella se ha ido acoplando a mi vida y es posible que ya no solo en la mía, sino que de todos los que convivimos a su alrededor, entre ellos, mi madre, mis hermanos y hasta mis empleados de la casa que comparten buenos momentos con ella. No sé qué sucederá después que termine la fecha asignada de nuestro plan; antes quería que ese día llegará de la forma más rápida, ahora solo cuento cada vez más los días para que el tiempo se vuelva lento y me recompensé en tenerla a mi lado.
No sé si estaré haciendo lo correcto en pensar que podré en algún momento cambiar de opinión con el plan, a veces esa línea de división entre el sí y el no llegan a mi mente y combate con mi corazón, por un lado es posible que la quiera a mi lado pero la verdad, es que no sé si seré el hombre correcto para ella, le he hecho daño, la he humillado y he desconfiado en ella. Le robé su virginidad cuando ella solo necesitaba dársela a un hombre que la llegase a amar.
No sé qué castigo estoy recibiendo, no quiero enamorarme cuando estoy decidido en dejarle el paso libre a ella para que encuentre al hombre adecuado en su vida; ese que la cuide, que la ame y la haga sentir la mujer más afortunada del mundo. Si se queda conmigo, yo no le daré eso, solo le ocasionaré más problemas, discusiones e inseguridades. Me odio por no enfrentar mis temores y volver a creer en el amor, gracias a Inés perdí esa virtud y ahora me encuentro con la duda si otra vez aprenderé a amar a una mujer.
Escucho como alguien abre la puerta y la cierra enseguida, el sonido de los zapatos de tacón golpear el piso me hace saber que la mujer que mantiene un desorden en mis pensamientos acaba de llegar; Alaska trae unos documentos en la mano y su rostro muestra agotamiento, se toca el cuello y deja todas las cosas que trae en la mesita de la sala para sentarse en uno de los sofás.
La veo desde el portal del comedor y la admiro con suma delicadeza, el vestido blanco que trae puesto le sienta muy bien ante su piel suave y cremosa, sus labios delgados y con ese pintalabios rosa liberan unos suspiros al quitarse los zapatos de tacón y tirarlos a un lado para hacerse masajes en los tobillos, su sus ojos se cierran y su mirada se vuelve totalmente neutra después de acostarse en el sofá para descansar un momento.
Oh Dios, es bellísima.
Por primera vez me siento complacido en poder ver a una mujer sin tocarla, ahora comprendo mucho más como para muchos artistas sus musas son de admirar por su belleza interna y externa, es de menos que no sienta esa pasión por Alaska cuando nuestra historia ha permanecido por siglos.
¿Qué demonios estuve pensando cuando dije que la quería lejos de mí?
Trago hondo y pienso sobre qué sucedería en unos cinco a diez años si me quedará con ella, ¿seríamos los mismos? O ¿cambiaríamos? La verdad es que el tiempo que paso con ella es único, no solo porque ha sido la persona que me ha brindado su apoyo y ha escuchado todos mis problemas sin juzgarme, sino que también porque ella parece siempre hacer las cosas con tanta perfección que no olvido ni uno de sus detalles.
Es tonto pensarlo o imaginarlo, pero a veces me suele suceder cuando estoy cerca de alguien, porque es así de simple que me proyecto cosas en un futuro, así como cuando construí mi primer edificio, me vi en unos próximos años construyendo mi propia casa de mis sueños formando una familia, o cuando Ian y Ezra aparecieron en mi vida y me imagine siendo siempre amigos y socios que continuarían con su arduo trabajo para alcanzar nuestras metas y eso sin decir ahora, cada vez que veo a Alaska es como si me imaginase viéndola a ella a mi lado, despertando cada día viendo su rostro angelical, en ocasiones sentados afuera de un porche con unas tazas de café en la mano viendo el atardecer, eso sin decir teniendo citas como dos adolescentes que han empezado a enamorarse, haciéndole el amor incontables veces mientras le digo en el oído lo mucho que la amo, de verla con un anillo de compromiso en su dedo fijando una fecha de una boda para que declaremos el sí de una unión de amor y la verdad, me fascino más la idea de tener que escuchar un día de su boca un «serás papá» mientras los meses van fijando un vientre en crecimiento del fruto de un amor hasta tener a mi bebé en mis brazos... Dios... Que increíble sería.
Pero no me debo de ilusionar, ella se merece alguien mejor y siendo sincero, dudo darle a ella todo lo que necesita. Es mejor dejar ir al pájaro libre antes de mantenerlo en la jaula. Además, sigo sintiéndome confundido cada vez que estoy con ella, sé que lo de nosotros no es algo real y serio pero a veces, siento que las cosas no son así y he comenzado a revelarme de diferentes formas al punto de cometer errores que me permiten regañarme a mí mismo por alentar una pasión que puede volverse algo más.
Es mejor cerrar mi corazón, no lo digo por mí, sino que por ella. No quiero que dentro de los próximos ella se enamoré de mí y luego salga dañada, porque ahí sí no me lo perdonaré.
— ¿Cansada?—abre los ojos al escuchar mi voz.
—Sí—afirma con los ojos achicados—, ¿por qué Vanya e Ian eligieron su despedida de soltero un día antes de su boda?—reí para sentarme a su lado.
—No sé—ambos reímos.
Pongo sus piernas en mi regazo y empiezo a darle unos masajes a sus pies.
— ¡Oh Dios! Eso se siente bien. —Sonrió.
Pobre de las mujeres, me compadezco de ellas porque la mayor parte de la población femenina casi tiene que usar todo el día zapatos de tacón y la verdad es que no sé cómo Alaska puede manejar un tacón de 7 o 9 cm todo el día sin caerse o lastimarse el tobillo.
—No sé cómo haré para irme una hora antes de la fiesta de Vanya. —Murmura.
—Dímelo a mí, Ian no se espera que sea el primero en irme cuando sabe que me gusta quedarme mucho tiempo en un pub. —Comento un poco afligido.
— ¿Harán una despedida de soltero con strippers?—pregunta.
Dejo ir una carcajada por su pregunta, si supiera que Ian detestaría que sus amigos les llevaran a bailarinas exóticas para su despedida de soltero.
—No creo, además Vanya lo ahorcaría. —Impido decir la verdad. —Pero ustedes también no se quedan atrás, ¿no?—elevo una ceja.
—Bueno... —Sonrié con inocencia mientras quito mi sonrisa.
— ¡¿Qué?!—Resalto— ¿Lo harán?
—No sé—encoge los hombros—pero no estaría mal pasarla bien.
Respiro con profundidad para no ponerme celoso ante la idea de ver a un hombre en calzones bailarle a Alaska mientras que se le acerca y le pone su miembro cerca de su rostro. Dudo que pueda estar feliz esta noche si sigo pensando que las amigas de Vanya lleven strippers a su fiesta.
—Quería comentarte algo... —Preferí cambiar de tema para que ella no se diera cuenta de mi semblante molesto.
—Ajá—me observó atenta.
—Ya que mañana nos presentaremos como pareja en la boda y en la recepción y tenemos que demostrar que esta relación amorosa es real... —Voy al grano—He pensado si vamos donde la señora Allison para ver si nos puede, no sé, ayudar a que todo se vea real.
— ¿Cómo si creará un espejismo para que todos creyeran nuestra mentira?—responde dudosa.
—Sí... Algo así... —Intento explicarle bien todo. —No lo digo por aprovecharme de la situación, más bien, es para que no salgamos perjudicados en ello. —Hace una mueca.
—Pierre, sabes que yo no pierdo nada sobre eso. —Asiento dándome cuenta que tiene razón.
—Aun así, aunque sea besos en la boca y no intentando disimular besos en las comisuras de los labios. —Ella empieza a reír.
—Bien, vamos mañana. —Dijo antes de levantarse. —Me preparé antes del tiempo, Miranda pasará a recogerme.
— ¿La invitó Vanya?—pregunte sorprendido.
—Sí, parece que ambas se llevaron bien. —Comento.
No me debo de impresionar pero la verdad por una parte sí cuando sé que Vanya suele ser muy selectiva con sus amistades pero ahora veo que agregar en su lista de amigas a Alaska y Miranda es algo muy nuevo para mí.
Alaska se marcha a la habitación mientras tanto me quedo en la sala esperando a que la noche sea muy buena y no me encuentre con alguna sorpresa.
(...)
—Un brindis por nuestro amigo, Ian... Quien deja ahora de ser un hombre soltero para mañana convertirse en un hombre casado.
Chocamos todas nuestras diferentes bebidas mientras que empezamos a beberlas, unos con un solo trago y otros con pequeños sorbos.
Bebo un poco más de mi Gimlet mientras escucho como los demás amigos de Ian empiezan a molestarlo sobre su futura de vida de hombre casado, él parece no agradarle algunos cuentos o teorías que hacen su cuatro amigos de la universidad acerca de cómo las mujeres manejan más el matrimonio que los hombros y de cómo él puede llegar a frustrarse si no lleva un control en el hogar; le doy una mirada a Ezra quien también parece divertirse con el tema que solo escucha pero no comenta cuando conoce a Ian y sabe que si siguen hablando mal de su futura esposa, puede enojarse; Ezra agarra el palillo de madera para comerse la aceituna de su Martini y de un solo bocado se la come hasta agarrar la copa y beberse todo el líquido de su cóctel.
—Me doy cuenta que nuestro triángulo de soltería ya se rompió. —Escucho que dice Ezra. —Me da otro martini. —Le pide al bartender.
—Toma con calma los cócteles, Ezra. Es temprano para que te termines embriagado, además has traído tu auto. —Le recomiendo antes que siga pidiendo más martini.
—Calma, esto no es algo nuevo de lo que yo no haya controlado antes. —Se lo toma con burla mi consejo.
Suspiro mientras que veo como se emociona en seguir disfrutando en tomar varios cócteles como si no tuviera oportunidad de hacerlo otro día, y lo digo, porque mañana puede aparecer con un dolor de cabeza en plena boda y recepción.
—Ian, ¿estás nervioso porque por fin llego el día?—entre en la conversación.
—Es probable que mañana vomite el daiquiri. —Termina por hacer una sonrisa torcida.
—Qué asco... —Comenta Ezra.
—Cálmate, Ian. Vanya no se arrepentirá de casarse contigo. —Lo ánimo.
—Lo sé pero no sabes lo abrumador que es pensar que te casaras con la mujer que amas. —Enarco la ceja. —Me refiero, que el matrimonio es un compromiso grande y debes de llevarlo muy bien agarrado de la mano para hacer feliz a tu pareja y ayudarla con las adversidades que haya en el camino. —Empieza a ser reflexivo.
—Ian, eres bueno en llevar esa función en un hogar. ¿Por qué te preocupas tanto cuando tienes un buen empleo, una casa y a una futura esposa? Todo saldrá bien y deja de embriagarte en absurdos pensamientos negativos, solo disfruta de la noche y de tu vida con Vanya. —Termino de dar su discurso Ezra.
—Tiene toda la razón, Ezra. Deja de preocuparte por un momento, ahora, solo piensa que mañana será un gran día y que tendrás un buen mes de luna de miel con Vanya. —Le recordé.
—Tienen razón, tengo que alejar esos pensamientos cuando ya tengo todo preparado para la luna de miel en Taiwán. —Ian se apoya en la barra para sostenerse.
Seguimos hablando y recordando de muchas experiencias mientras el tiempo transcurre en su noche, reviso mi celular en ciertas ocasiones para saber si tengo alguna llamada o mensaje de Alaska, pero al no tener noticias de ella, es probable que se la esté pasando bien aunque me pregunto cómo las chicas estarán celebrando la despedida de soltera de Vanya; intento no imaginar a bailarines exóticos en la fiesta cuando ellas también se fueron a un bar a celebrar, solo que la diferencia que nosotros como todos unos ingleses, nada más nos hemos dedicado a beber, hablar, bromear y hacer unos juegos tontos de adolescentes.
Ian y Johnny—su amigo de la segundaria—empiezan a beber varios shots haciendo una competencia para ver quién es el que bebe en menos de un minuto más shots que contienen varias bebidas con alcohol entre ellos más específico el vodka, ron y tequila. En mi caso, he preferido mantenerme firme con el alcohol, más porque hoy no me acompaña Mason sino que he venido por mi propia cuenta cuando le di la orden que él acompañará a Alaska; así que por el momento, es mejor mantenerme cuerdo antes que entre en un estado de ebriedad.
—Hola Pierre.
Me doy la vuelta y gruño muy pronto al ver una de las mujeres con las que una vez salí por un corto tiempo, Ezra quien está a mi lado, mira de cabeza a pies a aquella mujer y pronto la identifica para darme una mirada y mostrarme un rostro de lamentación. Ian al estar muy entretenido haciendo la competencia de los shots no se da cuenta de la persona con la que me he encontrado, así que prefiero, no arruinar la noche, tomando a aquella mujer del brazo para llevármela lejos de nosotros.
— ¿Qué haces aquí?—hablo mientras pasamos por unas personas y nos quedamos cerca de los baños.
—Mmm, me enteré que Ian se casará... —Achique los ojos.
— ¿No te basto con el daño que casi le haces a su relación con Vanya?—le dije molesto.
—Él casi cae en la tentación, no fue mi culpa... —La detengo antes que prosiga con la misma historia.
—Cállate que sé muy bien cuales eran tus intenciones en aquel momento—ella dejó ir una carcajada.
Ella desprevenidamente abrió el baño de los hombres y jalo de las solapas de mi traje café para hacerme entrar, apenas di unos pasos dentro cuando ella le echo seguro a la puerta y no se separó de ella mientras veía la intención del coqueteo de sus manos pasar por su cuello y sus brazos.
—Te extraño Pierre.
Saco una risa fría y me toco la cabeza intentando reaccionar por si el efecto del poco alcohol que he tomado aún no ha quemado mis hormonas y mis sentidos para no estar creando una ilusión de esta terrible mujer que acaba de decirme unas tontas palabras que no tienen ni un sentido.
—Estás loca. ¿Piensas que caeré en eso?—cruzo los brazos.
—Caes muy fácil ante mí—Sonrié con malicia.
—Eso era en el pasado. —Le dije seguro.
—Eso dices—se acerca a mí—, creo que aún piensas en como follarme duro mientras grito tu nombre en tu oído. —Pongo los ojos en blanco con esas palabras.
—No gracias, no suelo usar el mismo coño de una mujer dos veces. —Su sonrisa recae con mis palabras.
Ella apenas puede mantenerse seria dos segundos cuando ya empieza a carcajearse como una guacamaya. No sé qué tanto le da gracia cuando yo solo deseo largarme del baño para volver con mis amigos o simplemente irme a mi penthouse.
Danna es de las peores mujeres que he tenido que soportar en mi vida y no solo eso, es de los grandes errores que he llegado a tener al pensar que todo solo acabaría en una noche cuando ella es una de esas mujeres que piensan que tienen una oportunidad conmigo solo por haber tenido sexo una sola noche. Además de eso, no le basto con mi rechazo para luego querer meterse entre las piernas a Ian para calmar su necesidad sexual, lo cual provoco que casi él y Vanya terminaran su relación cuando la prometida de Ian lo encontrará a él por accidente intentando alejarse del beso que Danna le dio de forma provisionada. Eso casi le cuesta el futuro y la relación amorosa de mi amigo, lo cual, por eso tanto él, como Ezra quien también se enteró de la historia y como yo, no deseamos ver jamás a la víbora que hoy tengo en frente.
— ¿Qué hay de la muñequita que tienes hoy?—se refirió a Alaska.
— ¿Qué con ella?—le regrese la pregunta.
— ¿Por qué la tienes a tu lado cuando no usas el mismo coño dos veces?—mencionó.
Ruedo los ojos y estoy a punto de irme cuando ella me empuja y me hace que retroceda, intento no mostrarme agresivo y rudo con ella cuando sé que hoy en día, los derechos dela mujer están más declarados y penalizados que antes. Así que me mantengo en una postura firme y tolerante para no caer en su trampa.
—Contesta. —Insiste.
—Es mi novia. —Resalto la definición de lo que considero que es Alaska para mí.
— ¿Qué? ¿Lo dices en serio?—ella se rió en mi cara.
— ¿Hay un problema con ello?—digo metiendo mis manos en los bolsillo de mi pantalón.
—Esa estúpida niña no puede ser nada tuyo—dice molesta—. Yo te puedo ofrecer más que ella y lo sabes, Pierre. —Reclama.
—No hay necesidad, Danna. —Digo con tranquilidad. —Ella es una mujer apasionada en la cama y no solo eso, tiene un corazón puro y no codicioso como el tuyo. —Me limito a definir más su carácter.
Ella hace las manos unos puños pero pronto parece relajarse, veo que se toma la delicadeza en acercarse más a mí hasta poner sus brazos en mi cuello en donde pronto los alejo pero ella no parece entender y cuando veo que su mano va en dirección a mi miembro para tocarlo, la detengo de repente al toma su muñeca y hablarle con más claridad mi incomodidad y asco hacía lo que hará.
—Ni se te ocurra tocarme. —La amenazo. —Ya no soy el mismo niño de antes, Danna. Así que vete entrando en la cabeza que no volveré a caer en tus coqueteos porque ahora tengo a una persona a mi lado que me importa más que un simple rapidito en un baño. —Tiro su mano y le doy una mirada fría. —No acabaré mi relación por alguien como tú, amo a la mujer que tengo a mi lado y ella no solo me complace en el sexo sino que también sabe escucharme y valorarme como hombre. —La miro por última vez antes de irme. —Vete de aquí y deja que Ian y yo tengamos una buena noche. Búscate a otro que caiga a tus pies porque nosotros dos, ya tenemos a alguien que ocupa nuestro corazón.
Ella de quedo petrificada con mis palabras que no dijo ni una sola palabra, así que tome la oportunidad para irme pero apenas di unos pasos cuando ella me volvió a sujetar de mi brazo y pronto, tomar mi cuello y empujarlo hasta que sus labios ya iban directo a los míos. Antes que sucediera lo inesperado, le di un pequeño empujón que la hizo retroceder; mi corazón latía rápido al haber sentido que casi rompo el acuerdo cuando ella estuvo a punto de besarme pero no solo eso, sentí como ya casi traiciono a Alaska.
—No te atrevas—le puse mi dedo índice en frente como amenaza.
— ¿Qué me harás Pierre? ¿Golpearme?—ríe esperando que responda como desea.
—No, soy así. Pero a la próxima que intentes besarme, juro que tu vida se hará miserable. —Paso a su lado para salir de los baños.
—Me las pagaras muy caro, Pierre. —Me termina por amenazar.
—No te tengo miedo.
Sin que me responda, salgo del baño y tiro de la puerta para irme de ese lugar; mi reloj suena y me doy cuenta como ya son las 11:00 pm, así que mi hora de diversión ha terminado y debo volver antes de medianoche al penthouse.
—Me voy ya, despídeme a Ian por mí—le doy una palmada en la espalda a Erza para llamar su atención.
—Oye... ¿Todo bien?—giro sus ojos hacia el lugar donde ahora se encontraba Danna.
—Eh... Sí. Nada de qué preocuparse—le hago un gesto despreocupado.
—Salúdame a Alaska. —Asiento.
—No sigas bebiendo más, no quiero que tú seas el causante de interrumpir la boda de nuestro amigo—lo reprendo con burla.
—Gracioso. —Rueda los ojos.
Camino en dirección a mi auto para poder salir del American Bar, hubiera querido quedarme más tiempo pero tengo tres motivos por los cuales tampoco quiero seguir permaneciendo en el bar, el primero de ellos es por el acuerdo, el segundo porque ahí se encuentra una de mis pesadillas y la última, creo que prefiero estar en el penthouse en donde me siento mejor y cómodo con la presencia de Alaska.
Busco las llaves de mi auto mientras me quedo cerca de un callejón, escucho unos ruidos pero no le pongo mucho interés cuando puede ser un animal que pueda estar en los contenedores de basura; estoy sumergido en encontrar las llaves que una voz es lo siguiente que me hace mirar hacia los lados y saber quién es la persona que se encuentra cerca pero no hay nadie además de otro vehículos y las calles que se mantienen desoladas.
—Pierre...
La melodía con la que llaman mi voz me eriza la piel al recordar a la única persona con la cual usaba un tono muy niñato para llamarme cuando quería que tuviera su atención.
Vuelvo a mirar a los lados pero no hay nadie, así que me quedo observando el callejón oscuro en donde solo hay unas escaleras que llevan a varias entradas del edificio como también unos enormes contenedores de basura.
—Me estaré volviendo paranoico o será que tome demasiado—me toque la cabeza.
—Pierre... Ven aquí amor...
Me petrifico al darme cuenta que todo parece ser una broma de mal gusto, la voz proviene del callejón y se ha vuelto como un eco escalofriante que me da la sensación de que esto no lo estoy creando en mi imaginación.
—Ezra, si eres tú... Juro que te golpearé—digo molesto.
—No soy Ezra... cielo.
La respuesta llega por si sola y estoy a punto de maldecirme en haber acusado a mi amigo cuando él no jugaría en llamar mi nombre como Inés lo hacía conmigo.
—Te extraño amorcito...
Trago hondo y siento como la sangre empieza a detenerse en fluir en mis venas, me siento un poco mareado y me empieza a doler la cabeza y es cuando puedo asimilar que en serio, alguien me está queriendo joder la noche.
—Basta de tonterías Danna, no estoy para tus juegos y bromas infantiles—acuso a la mujer que me amenazo hace unos minutos.
— ¿Danna? ¡Yo no soy Danna!—retrocedo dos pasos con el sonido molesto de la voz.
Me acerco un poco al callejón pero no veo nada, todo es demasiado oscuro que ni siquiera puedo distinguir una sombra. Ahora si empiezo a tener miedo y más casi puedo sentir como el corazón empieza a latir rápido que puede salirse de mi pecho.
— ¿Qué quieres?—digo aturdido aún por hablar con alguien que ni sé si es real.
—Me abandonaste, Pierre. Me dejaste por otras mujeres, dañaste mi vida y me encerraste en un psiquiátrico... ¿Por qué me hiciste esto?
— ¿Inés?—dije alucinando si todo era completamente falso. —No... Tú... No puedes ser tú...
—Soy yo amor... Estoy aquí por ti... Para volver a estar juntos y darnos otra oportunidad... ¿No crees que nos la merecemos cuando hemos pasado tiempo alejados uno del otro?
Un escalofrío cruza por toda mi columna haciendo que vuelva a recordar aquel día en que casi pierdo la vida...
—No... Esto... No es real... —Me niego a creer que estoy escuchando esto.
—Lo soy Pierre... ¿Por qué no te separas de Alaska y vuelves a mí? Nosotros tenemos una hermosa relación, nos vamos a casar, a tener una familia y siempre permaneceremos juntos.
—No... No haré eso...
— ¡Sí! ¡Sí lo harás! O verás sufrir las consecuencias con ella...
— ¡Cállate!—Le grité.
Un ruido en el callejón hace que me asuste y me agarre la cabeza y cierre los ojos; vuelvo a abrirlos y ahora mis propios miedos se revelan al ver el espectro de una sombra en la oscuridad... La ira y la tristeza se complementan en ese momento y soy incapaz de detenerme cuando comienzo a caminar hasta que me detengo y la sangre se me enfría al sentir como un cubo de basura cae detrás de mí.
Me doy la vuelta y ya no veo la sombra, sigo caminando y buscando en todo el callejón pero no veo nada, así que frustrado por tener miedo, maldigo en voz baja y me acaricio el rostro por si todo solo fue obra del alcohol que hice que ilusionará todo.
Camino fuera del callejón y voy en dirección a mi auto, ni siquiera mi cuerpo ha reaccionado bien cuando mis manos empiezan a temblar y las llaves se me caen tres veces. Entro al auto y respiro con profundidad, apenas me queda tiempo en encender el vehículo y empiezo a manejar mientras marco un número de teléfono conocido, hay varios pitidos que me hacen imaginar que no contestara la llamada pero ya en el último, escucho esa voz que ni he vuelto a oír desde el día que se dio el veredicto de Inés.
—Detective Parker, a la orden.
—Detective Félix... Llama Pierre.
— ¿Pierre?—escuchó su voz dudosa.
—Pierre Beckham del caso del presunto asesinado que ocurrió el 15 de junio del 2007 debido a una celopatía de parte de mi ex novia Inés Lancaster. —Mencioné rápido.
— ¡Ah sí! Joven Beckham... Hace tiempo que no sé de usted. —Me detengo en un semáforo rojo. — ¿Se le ofrece algo?
—Sí... Eh... Como decirlo—me mordí el labio— ¿Sabe algo sobre lo que le sucedió a Inés después de ir a la cárcel?—pregunté.
—Su caso fue cerrado hace 12 años, joven Beckham. No he tenido noticias de su ex novia desde entonces. —Suspiro.
— ¿Cree que puede darme un reporte actualizado?—tarda en pensarlo.
— ¿Ha sucedido algo?—intento no evidenciar el momento que acabo de pasar.
—No... Quiero estar seguro que ella no volverá a presentarse en mi vida. —Miento.
—Bien, en unos días le enviaré un informe. —Responde.
—Gracias, cualquier noticia, me mantiene al tanto. —Le digo desesperado.
—Sí, joven Beckham. Buenas noches.
Cuelga la llamada y yo me quedo pensando sobre si todo lo que me prometió la corte al final lo estará pagando Inés... Si las cosas han cambiado de lugar en todo este tiempo, es posible que no solo estoy llegando a poner mi vida en riesgo, sino que también la de Alaska.
(...)
Hogar dulce hogar...
He tenido peores noches pero esta queda en primer lugar, al fin y al cabo estoy en mi casa... Podré descansar en paz.
Subo al segundo piso para ir en dirección a la habitación, es probable que Alaska ya haya llegado cuando Mason me informó hace media hora que llegaron; abro la puerta y veo la habitación sola, por un momento me entra la duda si Alaska debe estar dándose un baño o algo similar, pero al recorrer la habitación solo encuentro su ropa ya en la canasta de ropa sucia junto con sus zapatos de tacón, la busco en el cuarto de baño pero no está, así que decido buscarla en la cocina o en la biblioteca pero cuando voy a ambos lugares tampoco la encuentro, por un momento la agonía y el miedo aparecen en mi cabeza y logro imaginarme cosas que no deberían estar sucediendo... La busco en varias habitaciones y no la encuentro. Agarro mi celular y marco el número de Mason cuando entro a la sala de entretenimiento y veo a alguien acostado en el sofá, apenas veo su cabello cuando me acerco a ella para saber si está bien y al verla respirar, me hace entender que no le ha sucedido nada.
— ¿Señor?—La voz de Mason me interrumpe.
—Lo siento Mason... He olvidado lo que debía decirte. Lo lamento, descansa. —Cuelgo la llamada y respiro con más tranquilidad al verla.
Al parecer el cansancio le ganó y verla dormir de esa forma, me ocasiona demasiado afecto que no quisiera molestarla, pero teniendo en cuenta que estará incómoda si la dejo en el sofá; termino por agarrarla de los brazos y piernas hasta llevarla en mis brazos a la habitación, se despierta un poco adormitada pero al verme al final se acomoda más en mi pecho y tiende a dormirse a lo que dejo una sonrisa.
Apenas llego a la habitación y la dejo en la cama para que pueda seguir duermo, le pongo la sábana encima de su cuerpo mientras la observo, con mi dedo índice quito unos cabellos de su rostro para poder apreciarla con más detenimiento, me parece la mujer más hermosa del mundo que quisiera quedarme todo el tiempo a su lado, pero pronto las palabras que escuché en el callejón me hacen dudar si estaré haciendo lo correcto en permitir que Alaska siga a mi lado, estoy poniendo en riesgo su vida si Inés está libre en la calle, no puedo permitirme descansar bien cuando los sucesos pueden volver a pasar y está vez, es probable que no me perdone si Inés lastima a Alaska.
Con las pocas oportunidades que tengo para que no le pase nada a Alaska, me hago un juramento para mí mismo, si no lo cumplo, he llegado a fracasar de nuevo como hombre.
—Prometo cuidarte con mi vida, Alaska. No dejaré que a ti te suceda algo, primero muerto antes que te toquen.
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Continuará...
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