Capítulo 33

"Nunca has mirado a una mujer y te has sentido vulnerable, ni te has visto reflejado en sus ojos. No has pensado que Dios a puesto un ángel en la tierra para tí, para que te rescate de los pozos del infierno, ni qué se siente al ser su ángel y darle tu amor y darlo para siempre"

Robin Williams

***

Intento digerir la comida después de lo que he llegado a leer toda la tarde en los documentos y periódicos que encontré en aquel agujero escondido en la pared, no puedo sentirme bien y mucho menos demostrar otra expresión cuando las noticias pasan por mi mente como si ahora mismo estuviera viendo la televisión o leyendo un relate que me cuenta la vida de una persona que casi fue asesinada por su ex novia.

Ex novia.

Trago hondo e intento comprender como es que Pierre sobrevivió al ataque violento que su propia ex novia planeo para que él no terminara su relación con ella; los periódicos no mencionan mucho además de que redondean la misma información a punto de uno de ellos decir que ni Pierre o su familia dirán algo con respecto al ataque; lo único que llegué a descubrir más fue del accidente que dejó a Pierre por mucho tiempo en el hospital, de la demanda que le llegaron a poner aquella mujer y que al final, ganaron los Beckham en la corte judicial cuando encarcelaron por 50 años aquella mujer para dejarla sin libertad condicional.

Le doy una mirada a Pierre y me pregunto si por ese suceso será que él no confía en las mujeres y que también no es capaz que le toque las cicatrices que ha quedado en su cuerpo y las ha cubierto por tatuajes para que nadie las vea. Busco la forma de no llenarme de más dudas y prejuicios mentales cuando puede haber otros motivos... Pero, ¿cuáles? No creo que haya mucho que decir después de enterarme de una verdad que no supuse descubrirla después de tantas indirectas que he llegado a tener en mi cara, primero con su madre, luego con su abuelo, una semana antes con Vanya y ayer con él. No descarto esas posibilidades que he llegado a tener en mi cara; pero para ser sincera, tampoco me quiero crear tantas teorías cuando apenas he descubierto la punta del iceberg.

Empujo y juego con unos guisantes con el fin de distraerme pero creo que si estuviera sola, fuese más fácil dejar de pensar en los problemas que Pierre tiene encima pero al tenerlo a dos metros de mí, es inevitable no pensar e imaginar cómo pudo haber sucedido esa tragedia en donde casi pierde la vida.

—Has estado muy callada.

No soy una persona muy taciturna en la cena y creo que Pierre sabe que cuando me mantengo callada es porque algo me sucede, no tengo que porque decírselo cuando él mismo lo sabe con el poco tiempo que me ha conocido y llevamos juntos viviendo bajo el mismo techo.

— ¿Cómo te fue con la conversación que tuviste con tu madre y tus hermanos?—me aligere a cambiar de conversación.

—Todos entendieron las razones por las cuales les oculte la verdad, pero eso no quiere decir que aún sigue todo bien. —Reprimió un gesto de dolor.

Agarra su copa y toma un poco de vino antes de seguir comiendo, también viendo su plato, él no ha tocado mucho la comida, parece que no ha sido el mejor día para ambos pero comparándolo al poner ambos conflictos en una balanza, creo que él que más pesa, son los de él porque los míos pronto podrán tener una respuesta.

Al final de la cena, creo que terminamos por comer a la fuerza en vez de placer; mientras Pierre se marchaba a su oficina a tomar unos documentos para su trabajo, me quede lavando los platos y como todo un ejercicio de desestrés para mí, me relaje un poco al seguir pensando en lo poco que conozco a Pierre en su vida pero que a su vez, como yo misma he podido ir comprendiendo en el paso del tiempo su propio comportamiento.

Voy a la habitación y decido darme un baño antes de irme a dormir, ha sido un día largo, desesperante y lleno de sorpresas que lo único que cabe en mi cabeza es poder limitarme a seguir repasando los diagnósticos de Ruby y en la tragedia del pasado de Pierre.

Entro al baño y me detengo de golpe a ver a Pierre en el jacuzzi, parece que no me ha escuchado entrar porque sigue manteniendo los ojos cerrados, su piel bajo el agua caliente se ha vuelto rosa dejando ver como sus pómulos están rodeados por un pequeño rubor que casi se extiende por otras partes de su rostro. Intento no despertarlo; con una liga, me agarro el cabello y me hago un moño para empezar a quitarme la camisa y el jeans hasta quedarme en ropa interior.

—La paz y tranquilidad que había se ha marchado.

Doy un pequeño salto al asustarme por la voz de Pierre, me doy la vuelta y lo encuentro con los ojos entre abiertos y mirándome con una pequeña sonrisa en sus labios.

—No pretendía despertarte. —Aunque posiblemente si terminaba así porque se escucharía el sonido de la ducha.

— ¿Me acompañas?—deja a un lado mi comentario para pasar a otro tema.

—Pierre, no estoy de humor para tener sexo. —Le soy directa.

— ¿Dije algo sobre tener sexo?—respondió.

Suspiré y confié en que él no haría algo fuera de mi permiso; me quite mi ropa interior y camine hasta el jacuzzi y entre en él hasta sentir como el agua caliente despertaba mi piel provocando que me sintiera un poco relajada y cómoda.

Me senté al otro extremo sabiendo del efecto que Pierre tiene sobre mí; sé que puedo decir ahora que no necesito de su tacto cuando aún no he dejado de estar enojada con él pero comprendiendo que a veces me dejo guiar por la pasión y mis emociones, es mejor mantener distancia y quedarme cuerda ante una posible conquista de él.

—Sé que ayer me comporte muy mal contigo y no tenía por qué hablarte y tratarte de esa forma cuando no tienes la culpa de nada, soy yo quien no te he dado la oportunidad de explicarte todo sobre mí y eso hace que siempre arruiné todo cuando la estamos pasando bien. —Lo dice avergonzado.

Me quede callada porque no sé qué decir, puedo llegar a dar mi opinión al respecto sobre su comportamiento de ayer pero creo que puedo ser lo demasiado fría e hiriente por el momento porque sé que jamás le he dado motivos para fastidiarlo o hasta entrometerme en su vida.

—Debajo de mis tatuajes hay unas cicatrices. —Abrí la boca para decir algo pero preferí cerrarla para que él continuara. —Sé que ayer me dijiste que no querías que te diera una explicación pero para mí es importante que lo llegues a saber. —Enarqué la ceja.

— ¿Por qué?—dije sin comprender ese cambio.

—Porque siento que contigo no puedo guardar secretos, Alaska. —Se a recuesta en el borde del jacuzzi y mira hacia el techo. —Eres la primera persona que se ha preocupado por mí a pesar del daño que a veces te hago inconscientemente gracias a mis emociones. —Me da una mirada. —Y creo que el secreto no siempre persevera.

Veo a través de sus ojos y encuentro nuevamente ese miedo y dolor, la primera vez fue cuando me contó sobre la infidelidad de su padre y ahora, esta es la segunda vez que se le ve reflejada.

—A los dieciocho, tenía una novia, ella... La consideraba mi mundo. La amaba demasiado pero creo que el amor excedió un límite y yo fui el primero en nunca detenerlo antes que se agravara el problema. —Suspiró. —Inés siempre fue una chica buena y con valores, sus padres eran cristianos y jamás se vio que estuviera en malos pasos, lo cual su relación conmigo era formal. —Hizo una mueca. —Pero luego de graduarnos de la segundaria todo cambio. Entre a la Universidad de Mánchester mientras que ella a la Universidad de Bristol; el problema comenzó que me volví un poco popular en los primeros meses y muchas chicas querían salir conmigo—dejó ir una risa—, pero jamás le fui infiel a Inés, pero ella creyó lo contrario. Se imaginaba y creaba tantas cosas en su mente que siempre terminaban a que la engañaba con una mujer más hermosa que ella y al tener un noviazgo a distancia y con pocas horas de visita para disfrutar entre pareja la volvió un tanto celosa. —Se deslizo un poco en la bañera. —Hubieron varias veces que ella llegó a la universidad a montar espectáculos que me provocaron vergüenza, otras veces se peleaba con mis compañeras de clase cuando ellas solo necesitaban mis apuntes y otras, me comenzó a prohibir tener amistades femeninas o tener contactos o salidas con mujeres. Todo eso me abrumo y me quito mi propia libertad, sentí que ya no era amor, llevaba tiempo de conocer a Inés pero nunca había llegado a ver esa faceta de ella. Y sigo sin creer como tres años de noviazgo terminaron de esa forma. —Cerró los ojos.

Después de todo, ahora comienzo a comprender y armar el rompecabezas de las desconfianzas e inseguridades que Pierre tiene con las mujeres; es por ello que está acostumbrado a solo invitarlas a un evento o simplemente a salir en una cita informal y luego a tener sexo, y es porque intenta no involucrarse amorosamente con cualquiera de ellas debido a que teme que otra sea celosa con él y tenga que volver a afrontar el mismo problema, esto dice mucho de él y eso que solo es el comienzo.

—Así que un día termine con ella de la forma más sutil pero supe de parte de otras personas que nuestro rompimiento no se lo tomó bien. —Mordió su labio. —Días después mis padres me regalaron un apartamento cerca de la universidad, llevé a una compañera solo para darle asesoría en una materia y las cosas se fueron al borde cuando Inés apareció con un arma de fuego apuntándome junto con la chica, me amenazo a muerte y me recalcó su dolor. —Se acarició la cabeza. —Ese día temí por mi vida y la de mi compañera que no supe cómo reaccionar, así que intenté calmar a Inés y hacerla recapacitar del problema en que podía meterse si me lograba disparar. —Trago hondo. —Ella se tomó mal mis consejos y mi compasión, porque para ella eso fue una esperanza para que volviéramos juntos pero para mí era todo lo contrario. Yo la seguía queriendo pero ella ya no me amaba, lo que tenía era una obsesión conmigo. Y eso la llevó a cometer la peor locura.

Se quedó callada por unos momentos mientras miraba el cielo, sus ojos empezaron a tornarse rojos y supe que la peor parte comenzaría; me acerque a él y me puse a su lado mientras tomaba su mano y le dejaba un beso en su hombro.

—Mis padres no sabían que había terminado con ella, así que Inés el engaño mencionándoles que me haría una sorpresa; así que mi madre le dio una copia de la llave de mi apartamento. Aquel momento empezaba a ser tutor de matemáticas así que llevaba a muchos compañeros a mi apartamento para estudiar, y un día inesperadamente después que me despedía de uno, solo espero una hora después cuando salió del cuarto de limpieza para atacarme. —Su piel se erizo. —Creía que estaba saliendo con muchas mujeres y que por eso las llevaba a mi apartamento para follármelas. —Se enfureció al imaginarse eso. —Así que primero me hirió en la espalda, exactamente en el lado superior derecho de mi hombro—me señalo en donde se encontraba su tatuaje. —Me hirió con un cuchillo de pesca; el impacto fue grande que caí al suelo casi inconsciente, ella empezó a decirme muchas cosas y yo buscaba la forma de huir antes que me matara, pero me golpeo luego en la cabeza y aprovecho mi desmayo para amarrarme las manos y pies con cinta adhesiva. —Tomó aire y suspiro. —Y cuando abrí los ojos, ella comenzó a hablarme de toda nuestra historia de amor, de cuando rompí la relación con ella, de las noches que sufrió en pensar que estaría con otra mujer y lo molesta que estaba por llevar chicas a mi apartamento. —Empezó a derramar unas lágrimas. —Fue así que luego me hirió el costado.

Lo abracé para reconfórtalo al tener que contarme la dura historia de cómo casi su vida estuvo a punto de terminar por la celopatía de su ex novia; me dolía ver de esa forma a Pierre tan indefenso y herido que me acerque más a él para acariciar su cabello y besar sus labios, a lo cual, él respondió bien.

—Estuvo a punto de cortarme el cuello... Y apuñalarme otras veces... Y yo no podía defenderme porque tenía mis manos y pies bien sujetos con la cinta... Creí morir... Y... Pensé tantas veces en lo que había hecho mal... —Me abrazo.

Sentí sus lágrimas resbalar en mi hombro, lo abracé fuerte y permití que se tomará el tiempo necesario para seguir hablando sin que sintiera alguna presión de mi parte. Sus sollozos me partían el alma e imaginarme los sucesos me provocaba escalofríos en el cuerpo al crear en mi mente todo el miedo que tuvo al morir y no poder ser ayudado por alguien.

—Mis vecinos escucharon unos sonidos extraños provenir de mi apartamento y cuando se dieron cuenta que no habría o correspondía sus llamados a tocar la puerta, fue entonces que le pidieron al portero que fuera a ver que sucedía. —Se separó de mí y se quitó unas lágrimas de sus ojos. —Fue cuando dos de mis vecinos y el portero vieron la sangre en la sala y en la cocina, y cuando llegaron, Inés ataco al portero pero fue detenida por los dos vecinos. Llamaron a la policía y una ambulancia al encontrarme inconsciente en mi habitación desangrando. Pase tres meses en el hospital, pero estuve nueve meses en rehabilitación por mi brazo, ya que por poco pierdo la motricidad al casi tener una parálisis. —Susurra asustado.

Otra vez, vuelvo a comprender una parte más de la historia sobre las razones por las que Pierre tampoco permite que toquen sus cicatrices, ni siquiera puedo imaginármelo día tras noche mirando aquella construcción de su piel que al final no llego a curarse por completo, el dolor de los recuerdos pudo haber provocado que la única forma para no verlos fuese hacerse tatuajes encima de ambas cicatrices, aunque eso no quita la idea que en algún momento que pasará su mano, terminará por tocarse esas dos partes y le trajera recuerdos de aquel terrible accidente.

—Los padres de Inés intentaron sacarla del país para que no fuera llevada a una corte judicial, pero los planes se le arruinaron cuando identificaron en el aeropuerto que su pasaporte era falso. —Se lamió sus labios. —Así que la encarcelaron y luego pasaron a darle un juicio, fue fácil darle una condena porque habían demasiadas pruebas que la incriminaran, entre ellos los mensajes de amenaza que me enviaba a mi celular y el cuchillo que uso para asesinarme lo encontraron debajo de mi cama y no solo eso, habían testigos que confirmaban lo que hizo y la psicóloga forense, detecto una psicosis en ella. —Suspiró. —Le dieron cincuenta años de condena y sin libertad condicional. —Medito un momento hasta que pudo volver a hablar. —Desde ese día ya no fui el mismo. —Me dio una mirada avergonzada. —Y por ello, soy lo que soy, hoy.

Por más que quiero imaginar todo, se me dificulta la idea de verlo a él en esa situación; Pierre cambio por una mujer y aunque sé que no todas somos iguales y que terminaremos en el mismo fin, es posible que su desconfianza haya crecido con el tiempo, por lo que puedo ver de él, su estabilidad emocional personal se encuentra bien pero dependiendo de un romance es posible que se desborde al no saber cómo controlar o manejar una relación amorosa después de creer que todo lo que hizo estuvo mal desde que le permitió a su ex novia continuar con los celos.

Parte de lo que leí de los periódicos y de su historial escrito, concuerdan con lo que él ha dicho, hay otras cosas que son diferentes pero teniendo en cuenta que a veces los periodistas agregan detalles severos e irreales a la vida de la persona, prefiero creer en la palabra de Pierre antes, de todas formas, ¿por qué debería mentirme? Sé que también podría desconfiar de él pero tratándose de un asunto muy serio e importante que sucedió en su vida, prefiero mejor no juzgar.

Se seca las lágrimas con el dorso de su mano y solloza unas cuantas veces antes de hacer ejercicios de respiración para calmarse, me traslado a un lado para ponerme en frente de él y mirarlo a los ojos, dejo a un lado la discusión de ayer para poder confrontar con él, está pesadilla. Puedo ver como esta cabizbajo, así que lo tomo del rostro para quitar las lágrimas con mis pulgares; verlo sensible y tembloroso me hace recordar a un niño pequeño que necesita de protección pero aunque Pierre ya es un adulto, aun así tiene temores como cualquier persona, además superar un suceso como ese, no es fácil y más cuando eres la víctima.

—Debes de seguir con tu vida, Pierre. —Comencé a hablar. —Lo que te hizo Inés es imperdonable pero eso no quiera decir que todas las mujeres te traicionaran y dañaran de la misma forma—le regalo una sonrisa—, ni siquiera me quiero imaginar cuantas chicas buenas no has rechazado solo por tu cabeza dura, tu mal carácter frío y también por no darle otra oportunidad a tu corazón de amar a otra persona. —Se mantiene callado. —Considero que ahí afuera hay una mujer que te espera para darte amor... —Me interrumpe.

—Te recuerdo que tú eres mi futuro. —Siento como mi estómago se encoje.

—Lo sé pero pronto ya no lo seré.

Pensar en ello me deja paralizada, cómo no daría porque el tiempo me diera más tiempo de estar a su lado y eso sin decir que hiciera que él cambiara de opinión pero creo que eso será algo imposible. Pierre ya no será mío y tampoco yo seré suya. Perteneceremos a otra persona y tendré que aceptar con todo el dolor de mi pecho que me enamoraré de alguien más mientras que a él lo dejo en mi pasado.

—Alaska...

Elevo la mirada y puedo ver como saca una pequeña sonrisa antes de agarrarme el mentón y acercar mis labios hasta los suyos en donde deja un beso lleno de dulzura y sensualidad que me despierta los sentidos cuando lo corta con un mordisco.

—Ven.

Nos levantamos del jacuzzi y tomamos unas toallas para secarnos y pronto ir a la habitación, aquí él, se sienta en la cama y toma mi mano para pronto llevarla al lado superior de su hombro derecho, deja que toque su tatuaje y cicatriz por mucho tiempo, sus ojos se mantienen cerrados y frunce el ceño al sentir como mis dedos rodean esa parte de su piel dañada, una interrogante llega a mi mente y hace que abra la boca para saber una respuesta.

— ¿Qué significa?—pregunto por su tatuaje.

Sé que es una frase pero está escrita en otro idioma que tampoco es el francés, porque estás suelen ser más como letras árabes.

—Es una frase de William Shakespeare. —Menciona.

— ¿Qué dice?—insisto.

«Si no recuerdas la más ligera locura en la que el amor te hizo caer, no has amado».

Trago hondo y me doy cuenta de lo relativo que suele ser el mundo, su frase y su suceso están conectados al punto de darle un sentido.

Toma mi mano y la pone en su costado en donde encuentro el otro tatuaje y cicatriz, esta frase suele ser más corta que la anterior y también escrita en árabe.

—Y ¿está?—lo miro a los ojos.

«El gusto es lo que empareja y une cosas y personas que van bien juntas».

—Frase de Pierre Bourdieu de su libro "La distinción". —Sonrié.

—Touché, mon ange.

Me siento en sus piernas y logro pronto en besar sus labios, las ansias son grandes que me permito sentir el calor que imana su cuerpo para luego calentar el mío con el abrazo que me ofrece.

Unos minutos después nos ponemos la pijama y entramos a la cama, Pierre respira con profundidad hasta soltar el aire, me agarra con un brazo mis caderas hasta acercarme a su cuerpo, siento como mi corazón late rápido y está a punto de salirse por todo lo vivido en la última hora, acaricia mi cabello y puedo sentir como empieza a quedarse dormido.

—Gracias Alaska—dice antes de bostezar. —Siempre estás ahí para mí.

—Y siempre lo estaré, Pierre—me doy la vuelta para tenerlo a unos centímetros de mi rostro.

Veo como empieza a cerrar los ojos al estar agotado, le brindo caricias a todo su rostro y cabello hasta que ya comienza a quedarse profundamente dormido.

—Quiero decirte algo... —Sonrío al ver que intenta seguir despierto.

—Dime—musito.

—Recuerda que a pesar que ya no estemos juntos... —Bosteza de nuevo. —Tú siempre serás mi salvación. Mi ángel. —Se acomoda más en las almohadas. —Eres lo más hermoso que me ha pasado hasta el momento, Alaska. Y siéndote sincero, no cambiaría este momento y todos los otros por nada en el mundo. —Y esta vez se queda profundamente dormido.

Siento como mis emociones florecen con aquellas palabras llenas de ternura y cariño que acaba de decirme a pesar que estaba cayendo dormido, quizás el día de mañana no las recuerde, pero lo que sé es que me las guardaré en lo más profundo de mi corazón. Pueda ser que este plan haya tenido que ser para separarnos uno del otro pero cada vez estoy convencida que yo seré la que perderé en esto... Debí negarme desde un principio porque me duele saber y tener que aceptar que cada día más, me enamoró de Pierre sin querer, sus acciones y sus palabras no logran alejarme de él, en vez de eso, hacen que sienta cosas más y entre ellas amor.

Unas lágrimas se deslizan por mis mejillas y me quedo mirándolo mientras duerme con mucha calma, delineo su rostro con la yema de mis dedos y lo admiro con tanto amor que sé que me estoy haciendo un enorme daño al seguir haciéndolo.

Imagino todas las historias de nuestros antepasados, de las más románticas hasta las más problemáticas... Todos salieron ganando con una bonita historia de amor y por qué yo no la puedo tener con Pierre.

Cierro los ojos y me cubro la boca para no sollozar, me duele pensar que dentro de unos meses, al hombre que tengo en frente, le pertenecerá a otra mujer, tendrá una vida con ella y comenzarán una nueva historia.

—Tengo que alejarme de ti, Pierre. —Murmuro. —No puedo seguir enamorándome de ti cuando no estaremos juntos.

Le doy una pequeña mirada y me doy cuenta que así como esta noche y otras en las que hemos pasado bien juntos, quisiera que así fuera para todo el resto de vida que me queda pero al final, esto no será así.

—Te amo Pierre... Te amo tanto que rompería el plan para estar contigo. —Limpié unas lágrimas de mis ojos. —Pero porque también te amo, debo dejarte ir cuando sé que no quieres estar conmigo. —Me muerdo el labio. —Así que en los próximos meses te lo dejo en tus manos si quieres romper el acuerdo o seguirlo a pie de la letra. —Dejo un beso corto en sus labios. —Espero que cambies de opinión.

Me apego más a su cuerpo y puedo sentir no solo su respiración sino que también los latidos de su corazón y el calor de su cuerpo envolver el mío. Nunca en mi vida me había sentido tan bien y tan mal a la vez, quisiera que las cosas no fueran complicadas y difíciles como hoy en mi presentes, en ocasiones quisiera cambiar muchas cosas y otras, solo pienso en volver a querer revivirlas pero el paso del tiempo no me está dando muchas opciones y para ser sincera, lo único que no quiero es confundir más mi mente y herir cada vez mi corazón. Por lo menos, sé que tengo claro una cosa y es que en todo este tiempo mi alma y mi corazón siempre le han pertenecido a Pierre de forma incondicional.

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Continuará...

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