Capítulo 31
"Nunca es igual saber la verdad por uno mismo que tener que escucharla por otro"
Aldous Huxley
***
Vanya pasa a recogerme a mi trabajo después de terminar mi jornada laboral, la idea de salir con ella de compras y pasar un momento entre conocidas se me hace un poco extraño, ya que apenas hemos comenzado a conocernos, a pasar tiempo juntas y coincidir en algunos eventos que van Pierre e Ian, por un lado la invitación me sorprende, pero por otra, me relaja saber que puedo pasar tiempo con otra persona para conocerla y así entablar una amistad.
Así que hoy nos encontramos caminando por el centro comercial Hay's Galleria, el cual está cerca del río Támesis, hay pocas tiendas para ser un centro comercial, pero la verdad es que el lugar es muy bonito cuando se ven algunas ventas afuera sobre joyerías, baratijas y dulces; además de ello, la plaza parece estar más rodeada de locales de comida que de otro servicio, por lo cual es muy tentador no quedarse afuera de las ventanas de cada tienda para admirar los postres que se ven estupendamente deliciosos.
Vanya es una persona muy flexible y muy suelta de labia, en mis condiciones de persona introvertida, ella parece ser todo lo contrario de mí, sabe llevarse con cualquier persona sin importar que la conozca o no y por supuesto, es buena para hacer negocios con los vendedores, es de menos cuando me ha comentado que su padre es banquero y su madre trabaja en bienes raíces, lo cual hace que ella haya resultado con esas buenas habilidades de matemática y sociabilidad.
A fin de esto, a Vanya la considero como una buena persona expresiva, empática y tolerante, además de ello, muy bondadosa y honesta, ya que siempre deja claro sus ideas y le gusta hablar con la verdad a pesar que ella no le gusta ser hiriente con los demás, hasta el momento, me ha involucrado en todo tipo de conversación y a la vez, le gusta regalar cosas a los demás... Así que hoy llevo varios dulces en mi cartera gracias a que mi rostro no disimulo las arrogantes facetas de querer probar y comer unos dulces tradicionales.
— ¿Por qué llevas muchos postres y dulces?—le pregunto al ver que ella abría la puerta de una nueva tienda.
—Mis padres y los de Ian se reunirán el sábado con nosotros y otros familiares para organizar los últimos detalles de la boda. —Hice un rostro sorprendido.
Apenas entramos a la tienda y comencé a sentir el delicioso aroma del pan y de muchos postres cubiertos de chocolate, vainilla, caramelo y otros sabores más. Cerré los ojos e intente desviar la mirada a otro lugar porque es posible que si sigo comiendo más dulce, termine por ponerme hiperactiva.
—Sabes... He pensado hacer una despedida de soltero... Algo así como una pijamada. —Abro los ojos.
Si piensa invitarme será un problema y de los grandes y gordos porque es imposible que me separe de Pierre cuando ya tenemos cuatro meses de cumplir a pie de la letra el plan, es cierto que puedo salir con mis amigas y pasar con ellas unas horas por la noche pero quedarme en otro lugar y tener que separarme de Pierre cuando exactamente a las doce tenemos que estar durmiendo en la misma cama, esto lo veo como un problema, es casi como si volviera a mis adolescencia y mis padres no me permitían quedarme en casa de algunas compañeras.
—Ah sí... ¿cuándo?—intenté no ponerme nerviosa y evidente con el tema.
—Dentro de tres semanas, ya que el siguiente mes me caso. —Sonrío al ver lo emocionada que está.
— ¿Cómo te sientes al saber que te casaras con Ian?—ella deja de caminar para darme una mirada.
—Si te soy sincera, sigo sin creer que él será mi esposo—enarco la ceja.
— ¿Por qué?—ella empieza a reír quizás al ver mi rostro extrañado.
—Bueno, primero, solo llevamos tres años de estar juntos cuando consideraba que cinco años era lo justo. —Empezó a ver unos postres que están en una vitrina. —Segundo, antes tenía un novio con el que pensaba que pasaría el resto de mi vida con él. —Se rió de su propio comentario. —Y tercero, siempre ignoraba a Ian y de por sí, no me caía bien. —Parecía que a ella no le daba vergüenza decir todo. —Hablando de eso... —Mira por unos segundos su café. — ¿Cómo va tu relación con Pierre?
—Bien. —Apenas artículo.
— ¿Solo bien?—Eleva una ceja de forma pícara.
—Bueno... Pierre... Es... No tengo una forma de como explicártelo. —Me quedo pensado.
— ¿Es tu primer amor?—ella me mira con interés.
—Bueno... —Siento mis mejillas arder.
—Pierre idiota. —Ella ríe. —Te atrapo de una forma desprevenida con sus encantos, ¿no?—asiento.
—Él... Me hace sentir diferente. —Encojo los hombros. —Parece ser que le intereso. —Respondo.
—Y ¿por qué no sería así, Ally?—ella dice. —Eres su novia, es obvio que Pierre te ama y le interesas. —Hice una mueca. —Oh, oh... Esa carita la reconozco, ¿ha pasado algo entre ustedes que...?—niego.
—Solo es que... A veces es distante. —Suspiro. —No se deja que lo conozca por completo, quiero saber todo de él pero en ocasiones pone su límite y yo, no puedo cruzarlo porque no me lo permite. —Digo frustrada.
—Debes darle tiempo, Ally. —Me da una mirada comprensiva. —Pierre, ha pasado por mucho que no confía ahora en cualquier mujer y por eso a Ian y a mí nos sorprende que ahora tenga una relación amorosa con alguien cuando él mismo no se permitía abrir su corazón. —Lo dice admirada.
Si supiera que todo es una mentira, que esto solo es para cortar un lazo de amor que ha perdurado por siglos entre Pierre y yo, y que ahora ambos hemos decidido tomar diferentes caminos con otras personas. Me duele saber que no sea la mujer que él quiere a su lado pero también me molesta no saber sus razones cuando he intentado con cielo y mar buscar una respuesta y hasta el momento, solo he escuchado excusas inciertas que me dejan con la palabra en la boca.
—Además, me alegra saber que para mi boda no vaya con una de esas mujeres engreídas a las que suele invitar. —Dice ella cómoda. —En serio, estoy feliz porque tú estás con él, sé que es difícil de entenderlo a veces pero, créeme Alaska, Pierre no es una roca, solo que... Su ex novia le hizo mucho daño... —Enarco la ceja.
Vanya termina por cortar el tema cuando se da cuenta que mi rostro, el que expresa todo, le hace saber que no estoy enterada en ese tema y es cuando se percata que tengo razón en decir que Pierre sigue ocultándome cosas que no me permite saber y a pesar que nuestra relación sea una farsa, tampoco quiero vivir engañada durante los próximos meses ignorando la idea de no haberlo podido ayudar con sus temores.
— ¿Qué hay con su ex novia?—pregunto cortando ese silencio.
—Espero que pronto lo sepas por medio de él. —Culmina ese tema.
Odio quedarme con la duda y no saber la verdad, pero comprendo a Vanya cuando menciona que espera que Pierre sea quien me lo diga antes que ella cuando sé que es algo privado y personal de otra persona y es mejor respetar sus secretos a que estarlos investigando cuando es mejor que él me lo diga con sinceridad y que esté preparado para contármelo.
El sonido de un celular interrumpe el momento y veo como Vanya saca su IPhone para contestar la llamada sin antes darme una señal que le dé un momento. Ella empieza a hablar en otro idioma que se me hace un poco conocido el acento y ciertas palabras, al punto de recordar que el idioma parece ser casi igual como del sueño que tuve cuando fui a acampar con Pierre.
Pase con muchas dudas el resto de los días preguntándome si había sido un sueño o Pierre había hablado dormido en otro idioma, por vergüenza no quise preguntarle al día siguiente, así que termine por hecho que había sido un producto de mi sueño cuando lo había sentido real. Pero ahora escuchando a Vanya, es extraño que sueñe con palabras e otro idioma cuando jamás lo he escuchado.
—Ah, no me puedo librar fácilmente de mi trabajo—cuelga la llamada.
—Vanya, ¿qué idioma es ese?—pregunte con interés.
—Es francés, la empresa ha contratado a unos franceses para que ayuden en la producción de la empresa y últimamente les tengo que explicar de A a la Z que deben hacer—responde sin darse cuenta del porqué de mi verdadero interés.
—No sabía que era francés. —Susurro.
—Oh, pensé que sabías cuando Pierre lo habla. —Me asombro de la nueva novedad.
— ¿Sabe hablarlo?—suelto apresurada.
—Claro y muy fluido. —Me quedo con la boca abierta. —Pensé que ya te había contado que en su niñez se fue a vivir ocho años a Francia. —Negué.
—La verdad, es que sé poco de Pierre—digo avergonzada.
—No te apresures, sé que Pierre es difícil de hacerlo hablar de su vida personal pero no dudo que él pronto te dirá todo. —Hago una mueca.
Realmente, ni sé si eso llegará a suceder. Porque veo que Pierre es el primero que no quiere hablar de su vida privada cuando sabe que nuestra relación solo es temporal y con un acuerdo de ambos; él sí mantiene a flote su promesa cuando yo sigo molestándome en decirle todo de mi vida cuando para mí, él sigue siendo un desconocido.
Una hora después terminamos de comer y Vanya de comprar unos cupcakes para seguir caminando por la plaza, me encuentro en el camino con un niño que está vendiendo unas pulseras delgadas de diferentes colores, sin saber si a Pierre le va gustar ponerse una de ellas por ser sencillas y baratas, termino por comprar un color naranja.
— ¿Tuya?—pregunta Vanya.
—Para Pierre. —Ella Sonrié.
—Espero escuchar pronto campanas de la iglesia sonar... —Dice canturreando.
Mi sonrisa desaparece al saber que eso nunca sucederá, la ilusión es bonita pero no debo de dejar que eso suceda cuando todo terminara pronto.
Dejo mis pensamientos a un lado cuando ahora es mi celular el que suena, así que al darme cuenta que es Ruby quien me llama, no tardo en contestar pero cuando le hablo, ella no responde solo puedo escuchar la respiración agitada y unos gemidos de dolor.
— ¿Ruby?—la vuelvo a nombrar.
—Alaska... Necesito que vengas a mi casa. —Dice con voz entrecortada.
— ¿Qué te sucede?—le pregunto mientras Vanya me ve preocupada.
—Tengo dolores abdominales y he pasado vomitando toda la mañana en casa y... Me he dado cuenta que mis heces han salido blancas... ¡Ay!—chilla del dolor.
Escuchando los síntomas que me está dando me empiezo a preocupar mucho más ahora al imaginar que el cáncer puede haberse aproximado más pero ¿cómo?
—Ruby, esto es grave, tendré que llevarte al médico. Tu diagnóstico me preocupa—le menciono.
—No Alaska, por favor. No me lleves al hospital. —Trago hondo.
—Lo siento Ruby, pero como tu doctora, irás. —Le digo pero ella no responde.
—Solo ven, ¿sí? Me duele mucho y... ¡Auch! ¡Alaska, me duele!—grita del dolor.
—Ruby, resiste. Voy hacia allá... —no escucho una respuesta. — ¿Ruby?—la llamo. — ¿Ruby? ¿Sigues ahí?—Miro la pantalla del celular y la llamada sigue en pie. — ¿Ruby? ¡Ruby contesta!—Me empiezo a asustar al ver que no me contesta.
Cuelgo la llamada y me doy cuenta que no sé qué hacer por el miedo al imaginar que a ella le puede haber pasado algo malo en éste momento. Marco el número de Pierre y solo escucho como esté sigue sonando el pitido de espera, pero él no termina por contestar, vuelvo a marcarle y lo mismo sucede y sigo intentándolo dos veces más mientras que soy consciente que el intento es en vano y estoy perdiendo tiempo.
— ¿Sabes dónde vive la hermana de Pierre?—le pregunto a Vanya.
—No... ¿Le sucedió algo?—empiezo a caminar en dirección al estacionamiento.
—No quiero descartar ideas pero tengo el presentimiento que le ha sucedido algo a Ruby—Vanya se asombra.
— ¿Ian no está con Pierre?—ella niega.
—Creo, hoy tendrían reunión pero Ian apaga su celular para esas ocasiones. —Maldigo.
—Oh Dios y no tengo el número de su familia—Llegamos al estacionamiento.
—Y si llamas a emergencias—sugiere.
—Siempre tendré que dar una dirección y no la sé. —Menciono.
Una idea aparece en mi mente y pronto no tardo en marcar el número de Mason, quien gracias a Dios responde rápido.
—Si señorita Gardener.
—Mason, ¿te sabes la dirección de la casa de Ruby?—le pregunto.
—Sí, señorita—respiro más tranquila.
—Puedes enviármela ahora, por favor. —Le digo.
—Si.
Cuelgo la llamada y al minuto, Mason me manda la dirección de la casa de Ruby, termino por anotarla en una pequeña libreta que tengo dentro de mi cartera y rápido, mientras Vanya conduce para la misma dirección, llamo a emergencias y le doy la dirección para que vayan rápido también a la casa de Ruby que se encuentra en Farringdon.
Apenas llegamos a la dirección de la casa de Ruby cuando al mismo tiempo llegan los de la ambulancia, al principio llaman la puerta pero nadie contesta así que al final intentan abrirla, dando unos golpes hasta casi romper la cerradura, busco a Ruby por toda la casa junto con los paramédicos cuando la encontramos desmayada en su habitación, mi susto es muy grande que me acerco a ella e intento despertarla pero no funciona, así que los paramédicos empiezan a hacer su labor cuando le ponen en una camilla, le cubren la nariz y la boca con una mascarilla de oxígeno y empiezan a evaluar lo sucedido.
—Iré con ustedes—le digo a uno de ellos que no se niega al final.
Le doy las gracias a Vanya por haberme acompañado hasta la casa de Ruby, me subo a la ambulancia y veo como empiezan a tomarle a ella todos los signos vitales para ver lo que le sucedió, mi celular suena y esta vez veo que es una llamada de Pierre, así que contesto rápido a pesar que no debería porque estoy desconcentrando a los paramédicos.
—Alaska, estaba en reunión... —Lo detengo antes que siga discutiendo.
—Pierre, será mejor que vayas a St. Bartholomew's Hospital. —Le digo rápido.
— ¡¿Qué?! ¡¿Te sucedió algo?!—escucho como su tono de voz cambia.
—Es Ruby... Esta grave y vamos al hospital parece que tuvo una recaída por el cáncer. —Le menciono.
—Ahora voy para allá. —Cuelga.
Miro a Ruby y puedo ver su piel color amarillenta, hace una semana había ido a mi consultorio y todo iba a la perfección, no comprendo cómo es que ella ha terminado así si estaba progresando con los tratamientos, me preocupo tanto que tengo miedo que su hígado no haya resistido gracias a la hemocromatosis.
Ocho minutos son los que tarda la ambulancia en llegar al hospital cuando ingresan a sala de emergencias a Ruby, mientras me quedo en la sala de espera llenando una hoja de datos de ella al pedírmelo una enfermera.
— ¡Alaska!—Pierre llega junto con su madre y su hermano.
Me extraña ver a los tres pero a la vez, aparece de nuevo el miedo al pensar lo que pronto descubrirá la familia de Pierre sobre Ruby.
— ¿Qué le sucedió a mi hija?—pregunta la señora Dayana.
—Aún no he recibido noticias. —Les informo. —Solo sé que ella me llamó y mencionó que tenía dolores de abdomen y vómitos pero luego se desmayó y tuve que llamar a emergencias para que la trasladaran a un hospital cercano. —Mire a la señora Beckham.
La madre de Pierre palidece con la sintomatología que le anuncio de su hija, es como si ella ya llegará a tener un diagnóstico en mente pero no se atreve a decir.
—Alaska, sé que por ética no es permitido que nosotros como doctores no le mencionemos nada a la familia del paciente sin su consentimiento—ella me mira detenidamente a los ojos—pero cuando la vida de esa persona está en riesgo, se le debe de decir al tutor o a la persona cercana o encargada lo que le sucede al paciente—mi corazón empieza a latir rápido—, así que quiero que me digas la verdad—sus ojos empiezan a cristalizarse—¿qué es lo que tiene mi hija?—puntualizo la pregunta.
Me quedé pensando durante un buen momento si decir la verdad o seguir utilizando ese código de ética que tenemos los doctores. Por un momento pensé que sería mejor decirle ahora a la señora Dayana de la hemocromatosis hereditaria que tiene su hija porque sé que dé una buena vez, siempre terminara por saber la verdad; pero por otro lado esta Pierre y Ruby, ambos se llegarían a sentir traicionados si yo le comento algo a su madre antes de los previo.
—Alaska... —Las palabras se quedan atoradas en mi garganta.
—Mamá... —Ambas miramos a Pierre. —Ruby tiene hemocromatosis.
Sostengo de los brazos a la señora Beckham cuando estuvo a punto de caer de al suelo con la noticia, Pierre va rápido hacia a mí y sostiene a su madre para llevarla a uno de los sofás; Skandar quien no sabe lo que en verdad está sucediendo se acerca a nosotros con un rostro lleno de confusión y miedo, es muy probable de que la noticia de su hermana le afecte mucho, así que busco alternativas para que no haya un descontrol en la sala de espera del hospital.
— ¿Qué está sucediendo?
Todos miramos hacia atrás y nos encontramos con el señor Elton, el padre de Pierre. Él parecía ya haberse enterado sobre el accidente que ha llegado a tener su hija que no tardo en venir pronto al hospital.
La señora Dayana se levanta del sofá y va hacia su esposo y pensando que ella lo abrazaría para consolarse después de saber que Ruby ha heredado de su familia la hemocromatosis, lo inesperado llego. Pierre, Skandar y yo, nos quedamos boca abierta al ver como la señora Beckham le daba una bofetada a su esposo, ella con lágrimas en los ojos, lo empuja y lo ataca con maldiciones que provocan que muchas personas se queden viendo lo que está sucediendo; Pierre se adelanta y va hacia su madre y la detiene y alejada de él, mientras que Skandar se pone al lado de su padre.
— ¡¿Qué haces aquí?!—Ella le grita.
—Vengo a ver a mi hija, ¿qué te sucede a ti? ¿Por qué me atacas de esa forma?—él intenta defenderse.
— ¡Eres un miserable! ¡¿Por qué me hiciste esto?!—Ella derrama más lágrimas.
— ¡¿Qué te he hecho yo?!—Le dice él a su esposa.
— ¡Mamá! ¡Detente! ¡Cálmate!—Pierre intenta calmarla.
— ¡No Pierre! ¡No me detendré cuando este hombre me está engañando con otra mujer más joven que yo!—Lo acuso la señora Dayana.
Pierre me dio una mirada y yo se la devolví al mismo momento al escuchar lo que su madre le decía a su padre, todos conmocionados con aquellas palabras terminamos por quedar petrificados, hasta que el señor Elton mira a Pierre y pronto se dirige a él con una voz llena de amargura.
— ¡Tú! ¡¿Cómo te atreves a decirle la verdad a tu madre?!
La señora Dayana deja de cubrirse el rostro con sus manos para darse la vuelta y mirar a Pierre.
— ¿Tú lo sabías?—ella confronta a su hijo.
Pierre no encuentra las palabras para explicarle toda la verdad a su madre, pero ni siquiera le queda tiempo porque la señora Dayana se le acerca a su esposo de nuevo y lo ve con furia y dolor.
—Deberías ser más discreto en ocultar tus pertenencias. —Le dice ella a él. —Eres un asco, no sé cómo pude estar ciega todo este tiempo... —Ella solloza. —Quiero el divorcio.
— ¡¿Qué?!—Suelta Skandar.
—Mamá... ¿qué haces?—Pierre intenta separarla de nuevo de su padre pero ella retira su brazo.
—No quiero hablar contigo ahora, Pierre. —Ella llora. — ¿Cómo le haces esto a tu madre? ¿Por qué no me dijiste que tu padre me engañaba con Ginger? ¿Por qué lo protegiste?—Pierre abre la boca pero su madre lo detiene al poner su mano en frente. —No hoy, Pierre.
Un doctor se acerca a la familia Beckham y pronto con una libreta en mano parece dar los resultados de Ruby, sé que no debería escuchar aquellas palabras porque son una parte privada de aquella familia, pero como nutrióloga de Ruby, tengo que estar al pendiente de todo sobre ella y eso implica tener que meter en estos momentos mis narices.
—Familia de Ruby Beckham. —La señora Dayana es la primera en presentarse ante el doctor.
— ¿Qué le sucedió a mi hija, doctor?—ella pregunto angustiada.
—Hemos encontrado un tumor maligno en el hígado de su hija, propiciado por sarcomas de tejido blando en los vasos sanguíneos, llamado angiosarcoma... —Veo como la señora Dayana interrumpe al doctor.
— ¿Un hemangioendotelioma?—Enarco la ceja al escuchar ese extraño nombre.
—Sí... —Ahora lo interrumpe Pierre.
— ¿Qué es eso?—pregunta él.
—El hemangioendotelioma, es tumor de vaso sanguíneo que se considera un cáncer de bajo grado; lo que significa que crece lentamente y no se propaga rápidamente. Este tumor crece hacia los tejidos cercanos y a veces puede propagarse a partes distantes del cuerpo. Puede originarse en los tejidos blandos o en órganos internos, tales como el hígado y los pulmones. —Trago hondo con esa noticia. —Estos tumores crecen rápidamente y por lo general, para el momento en que se detectan, se han propagado demasiado como para extirparlos quirúrgicamente. La quimioterapia y la radioterapia pueden ayudar a desacelerar la enfermedad, pero estos cánceres son por lo general muy difíciles de tratar. —Sigue explicando el doctor.
—Y... ¿qué podemos hacer?—pregunto.
— ¿Tú que haces aquí? Esto solo es entre familia... —Empieza a decir el señor Elton.
— ¡Cállate! Ella también es la nutrióloga de Ruby y creo que es necesario que se mantenga al tanto de todo. —Me defiende Pierre.
—Oh, usted atiende a la paciente—me mira el doctor.
—Sí. —Afirmo.
— ¿Ha visto una causa probable de esto?—suspiro.
—Hace una semana llego a mi consultorio y ella se encontraba en perfectas condiciones con su tratamiento de trasplante de sangre y cuadro de nutrición para eliminar el hierro que había adquirido últimamente por su mala alimentación y no tener idea de su condición hereditaria de la hemocromatosis. —Opino.
—Aún seguimos averiguando la causa, pero tengo la certeza que el problema de esto sea el cloruro de vinilo, no puedo descartar la idea pero tampoco acertar en este momento ya que en estos casos, la enfermedad no es muy visible como otras... Por el momento seguiré haciendo unos exámenes pero es probable que ella entre a cirugía para eliminar parte del tumor antes que se agrande. —Comenta el doctor.
— ¿Hay una cura para ello?—habla el señor Beckham.
—Por el momento aconsejo que piensen en la cirugía. Y luego comentaremos acerca de las radioterapias para esta ocasión. —Suspiro impaciente con ese diagnóstico. —Eso es todo por el momento, con su permiso.
El doctor se retira de la sala para hacerle los próximos estudios y exámenes a Ruby, es probable que esta noche, nadie de los Beckham salga del hospital.
Le doy una mirada a Pierre y veo como él no sabe cómo reaccionar, su madre se aleja y se sienta en los sofás a llorar mientras que su padre termina por alejarse y empezar a hacer unas llamadas telefónicas que espero yo que no sean hacia su amante. Skandar de pronto desaparece de nuestra vista, así que preocupándome por el menor de los Beckham intento buscarlo para que no cometa una locura.
—Vuelvo enseguida, prométeme que no te moverás de aquí—tomo de las mejillas a Pierre para que me vea a los ojos.
—No me moveré.
Le doy un beso en la mejilla y salgo a buscar a escandir, desde que supo la noticia que su padre engañaba a su madre me di cuenta que las cosas ya no estaban bien y estables para Skandar, así que intentando buscar el lugar más solitario y silencioso, termino por dirigirme a varios pasillos del hospital hasta que veo como él camina de forma perdida.
—Skandar...
Lo detengo tomando su brazo pero él me quita la mano de forma furiosa, pero pronto relaja la mirada al ver que soy yo. Lágrimas brotan en sus ojos que ya se encuentran rojos para luego limpiárselas con la manga de su suéter, puedo ver la inseguridad y el miedo en sus ojos que no me queda otra alternativa que tomarlo de los hombros y llevarlo a la cafetería, ahí al llegar, le compro un café con leche y me siento a su lado para conversar.
—Puedes decirme lo que quieras, estoy aquí para escucharte. —Le pongo una mano en su hombro.
— ¿Tú sabías que Pierre...?—no podía continuar con la frase pero asimile lo que quería decirme.
—Sí. Hace poco. —Respondí.
—Y... ¿por qué no habló?—dijo desconcertado.
—No quería hacerles daño a ti, a tu hermana y sobre todo a tu madre. —Seguí contestando sus dudas.
— ¡Eso no es una justificación!—Empezó a alterarse. —Sí él hubiera hablado antes... Mi madre no estuviera sufriendo el doble por el momento. —Renegó.
—Skandar... tu hermano tiene sus razones y créeme, que él no buscaba esto, es más, lo estaba evitando. —Le dije antes que reaccionara mal.
Skandar se cubrió el rostro con sus manos y empezó a llorar como un niño pequeño, empezó a desahogarse de la única forma que podía en el momento, comprendo su angustia cuando ahora está confundido con todo, desde el engaño que su padre le ha ocultado a su madre hasta la enfermedad grave de su hermana mayor.
—Mi padre engaña a mi madre, luego ella le dice a él que se van a divorciar, Pierre sabe toda la verdad desde lo de Ruby hasta la infidelidad de nuestro padre y ahora, mi hermana tiene un tumor que puede provocarle la muerte... ¿Qué más secretos debe ocultarme mi familia para que todo sea una bomba para mí?—Lo abrazo como consuelo a su dolor.
Busco las palabras necesarias para darle apoyo en este momento, tiene razón al estar molesto que su propia familia le haya ocultado todas estas noticias que fueron un barril no una cubeta agua que acaba de caer en su cabeza.
—Tu hermano no lo hizo con una intención, créeme que él ha sido el primero en querer que tu padre salga de la vida de tu madre con la infidelidad que hay entre él y la hija de su mejor amiga. —Él me da una mirada y cuando veo que hablara, lo detengo. —Por eso ha llevado este dolor hace meses y ha querido que todo fuese fácil para que a ti, tu hermana y tu madre no les afectara como hoy. —Él baja la mirada. —Con lo de Ruby, te prometo que no descansaré hasta que ella se recuperé, sé que es difícil pero no imposible que ella termine de vencer el tumor; así que necesito que confíes en los médicos y en ella para que se recupere pronto. —Tomo sus manos. —Y con el divorcio, no lo pienses ahora, tus padres sabrán lo mejor y convenientes para ellos y ustedes, ¿sí?—él suspiro.
—No podré con todo esto... —Agarro su rostro y lo levanto.
—No digas esas cosas, tú podrás con eso y con todo, Skandar. Eres un Beckham y por lo que entiendo de ustedes, jamás se rinden en las adversidades. —De mi bolsillo de la falda saco la pulsera que le iba a dar a Pierre para ponérsela ahora a Skandar. —Esta pulsera te dará fuerzas para que puedas sobre llevar estos problemas, el color naranja se asocia al entusiasmo y la acción. También al optimismo, creatividad, éxito y ánimo. —Se la pongo en su mano derecha. —Te representa a ti. Así que no te desanimes y dejes vencer con facilidad, eres más fuerte de lo que crees, así que ahora, apoya a tu familia y no te separes de ella, que juntos son más invencibles. —Levanto su ánimo.
Skandar deja ir una sonrisa y pronto me abraza al cual correspondo, me duele de igual forma saber que él ahora mismo atravesará muchas cosas pero sé que con su optimismo y paciencia, podrá comprender todo muy pronto.
(...)
Me acerco a Pierre y me siento a su lado para entregarle un café el cual acepta rápido, puedo ver como hace un buen tiempo dejo de llorar pero que también su humor no está a la altura para enfrentar más nuevos problemas; así que entregándole un papel en su mano, él enarca su ceja y yo le doy una sonrisa.
— ¿Qué es esto?—le da vuelta al papel.
—No puedo hablarlo pero si escribirlo. —Le guiñó el ojo.
Él desdobla la hoja de papel de una de mis libretas para leer en voz baja lo que he escrito para él en idioma francés, lo abrazo y leo de nuevo aquella nota que gracias a Skandar pude escribir bien.
"Vous n'êtes pas seul, je suis ici et vous m'avez pour ce dont vous avez besoin"1
—Gracias ángel. —Sonríe y besa mi frente antes de quedarnos agarrados de las manos y guardar silencio.
Por el momento, lo único que puedo hacer es darle apoyo a la familia Beckham, sé que no es mucho pero pronto también usaré mis técnicas para que Ruby salga de este agujero negro, porque sé que con mi ayuda y de otros, podremos vencer este tumor que le ha ocasionado el cáncer de hígado.
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Continuará...
1"No estás solo, estoy aquí y me tienes para lo que necesites"
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