Capítulo 30 🔞
"El recuerdo es vecino del remordimiento"
Victor Hugo
***
Me bajo de auto y me siento un poco avergonzada con la ropa que llevo puesta ahora mismo, mi vestido rosa y mis tacones color crema parecen ser el centro de atención de todas las personas que están recorriendo el Parque Nacional Snowdonia, algunos me ven con mala cara y otros de forma extraña como si se preguntaran quién demonios me dijo que venir con vestido a un parque montañoso me llegaría a ver bien o ser capaz de caminar por los senderos de tierra.
Esquivo la mirada y prefiero concentrarme en el panorama que refleja la entrada del parque, no estoy segura que es lo que estamos haciendo aquí pero es probable que si Pierre condujo hasta acá, es porque tiene alguna idea en mente y no me dijo nada por sorpresa.
La temperatura del parque es fresca pero por lo que ha empezado a recaer la tarde ha comenzado a volverse fría, así que esperando a que Pierre deje de hablar con uno de los guardabosques, me quedo pensando sobre por qué no traje algunos tennis o jeans.
—Bien, tenemos permiso para acampar—enarco la ceja al escucharlo.
— ¿Acampar?—él abre el baúl de su camioneta.
La sorpresa que me llevo es que esto si estaba preparado por él, porque me doy cuenta como saca algunas bolsas de acampar y una tienda enorme; ni siquiera soy capaz de comprender todo lo que está sucediendo cuando Pierre me entrega una pequeña maleta.
—Traje ropa para ambos. —Comenta. —No creas que iba a dejar que caminaras un par de metros con vestido y zapatos de tacón. —Ruedo los ojos.
—Ya había comenzado a pensar en eso. —Murmuré.
Apenas saco todos los objetos necesarios para acampar cuando me hizo que caminara en dirección a una pequeña casa, aquí saludo al guía turístico para luego pasar por unos pasillos y así entrar al cuarto de baño; abrió la maleta y me empezó a dar unos leggins deportivos de cintura alta, un crop top, una sudadera y unos tennis Nike.
—Sabes, no sé cuál es tu plan pero espero que tomes en cuenta que no vengo mentalmente preparada—tomo cada prenda mientras le doy una mirada asustada.
—Lo sé pero te mantienes en forma, así que no creo que haya algún problema—Sonrié.
Suspiro con pereza al saber que tenía la idea de ir a casa y tirarme en la cama para dormir un poco pero ahora mis planes son cambiados por los de Pierre, donde ahora solo puedo tomar la única alternativa que es tener que ponerme la ropa deportiva e ir a acampar a donde él sabe dónde.
— ¿Me ayudas?
Me pongo de espalda y agarro mi cabello para ponerlo adelante, le dejo en vista el cierre del vestido para que pueda bajarlo y así quitármelo, pero por su tardanza, no me imagino lo que él puede llegar a estar pensando hasta que siento sus manos en mi espalda; escucho como empieza a bajar el cierre de mi vestido hasta dejarlo en mi espalda baja, mi corazón no deja de latir rápido y más en tener que quitarme la ropa en frente de él.
Debería decir que ya estoy acostumbrada a hacer esto cuando en nuestra habitación, Pierre me ha encontrado varias veces en ropa interior cuando me estoy poniendo la pijama pero creo que esta vez, al no estar en el penthouse sino más bien en un otro lugar que se puede considerar público, ha provocado que me sienta un poco nerviosa.
Empiezo a quitarme el vestido cuando siento sus manos en mis hombros, pasan de un lado hacia el otro haciéndome masajes que me hacen cerrar los ojos y suspirar de forma agradable al sentir como sus dedos tocan aquellos puntos en los cuales tengo nudos de estrés; suelto el vestido y pronto quedo en ropa interior; siento como se me acelera más el corazón y de lo poco que empiezan a funcionarme las piernas; doy un salto al sentir como sus labios empiezan a rozar mi columna vertebral, tengo que poner mis manos en la pared para sostenerme y así no caer, pero me es difícil cuando él desabrocha mi sostén para tocarme mis pezones.
—Pierre... no deberíamos...
—Shhh...
Mordía mi labio cada vez que apretaba uno de mis pezones con sus dedos, tengo ganas de gemir pero es posible que pueda hacerlo fuerte y alguien nos escuché, no puedo evitar apartar sus manos cuando he necesitado de esto por varios días, solo espero que Dios se apiade de mí para que nadie se entere de lo que estamos haciendo.
Pierre dejo pequeñas mordidas en mis hombros para bajar sus labios por mi espalda y luego por mis costillas, su mano acarició mi trasero hasta que me dio un azote que me hizo jadear muy bajo.
—Inclínate.
Oh no... No aquí...
—Pierre... —Quise advertirle pero me dio otro azote.
—Obedece. —Dijo seco.
Trague hondo e incline mi cuerpo para dejarle mi trasero en alto, puse mi cabeza entre la pared y mis manos al lado de ella para poder controlar mi poca cordura; mi respiración comenzó a entrecortarse al punto de no poder respirar de forma adecuada, apenas podía retener el aire porque a los segundos ya lo exhalaba para volver a repetir la misma operación.
Bajo mis bragas de un solo tiro y sentí como se acercó a mí; las ansias de esperar lo sucedido parecían ser eternas pero cuando puso la punta de su pene en la entrada de mi vagina perdí por un momento la consciencia de lo que estaríamos a punto de hacer en un cuarto de baño de la posible casa del guardabosque o del guía turístico; fue en ese momento que presione mis ojos y me mordí el labio cuando fue entrando en mí de forma lenta y pausada, acoplándose nuevamente en interior después de un mes de no tener relaciones coitales.
—Oh mierda...
Lo escuche gemir cuando había entrado todo su miembro en mi interior, lo dejo ahí por unos segundos que estuve a punto de moverme para poder sentirlo nuevamente pero en vez de eso, me sostuvo las caderas para evitar que sacara su pene y lo volviera a entrar.
Ni siquiera puedo describir las sensaciones que experimentaba ese momento, era imposible no pensar que su miembro no estaba palpitando y creciendo en mí interior o de como mi vagina se lubricaba por si sola con la impaciente espera y eso sin agregar y las caricias que Pierre me propiciaba al agarrar uno de mis senos.
Fue entonces que su pene fue saliendo de mi interior pero con una estocada rápida volvió a entrar haciendo que temblara por la inesperada sensación. Salía y entraba en mí en un ritmo paciente pero anímico, otorgándome varios espasmos que erizaron mi piel.
—Pierre... —Grite su nombre inconscientemente.
— ¿Lo quieres más rápido y más adentro?—Preguntó mientras asentí. —Dímelo ángel o sino no te lo daré. —Chillé desesperada.
—Por favor Pierre... —mis palabras eran cortadas con cada arremetida corta.
— ¿Por favor qué?—repitió.
—Te quiero a ti. —Pronuncié. —Más rápido y más adentro.
Como si las palabras hubieran sido mágicas, salió de mi interior para darme la vuelta y así poder verle el rostro; nos quedamos mirando unos minutos en donde me hizo extender los brazos mientras pasaba sus manos por todo mi cuerpo, cuando ya no pude resistir más a la tentación, lo tome del cuello y logre besar sus labios con la intensa necesidad de sentirlos contra los míos, me empujo más hacia su cuerpo y tomo una de mis piernas para elevarla hasta su cintura. Me empujo hasta la pared del cuarto de baño y pronto posiciono su pene y entro de mí de una forma veloz que logro que esta vez sí gritara fuerte.
Mientras me penetraba en aquella postura, me sostuve de sus hombros para seguirnos besando, muchas veces acallo mis gemidos y otras simplemente sonreía al sacármelos.
—Me encanta el tatuaje.
Miro detenidamente mi tatuaje pero lo que yo encontré más rápido fue ver como su pene entraba en mí sin ninguna dificultad, es más, hasta se deslizaba con una ligereza sorprendente que me dejo sin palabras, mis mejillas ardieron de la vergüenza pero no me quedo mucho tiempo en pensar más sobre ello cuando sentí los primeros cosquilleos de mi orgasmo.
—Más rápido. —Susurré cerca de su boca.
—Como tú desees—dijo para luego besarme.
Clavé mis uñas en su espalda cuando el orgasmo empezó a llegar, puse mi cabeza en su pecho y reprimí el grito brutal cuando llegué al orgasmo, seguido de él cuando se dejó ir dentro de mí.
Permanecimos en la misma posición por un par de segundos hasta que sentí como trago fuerte y abrió la boca para tomar aire; le di una mirada y me gusto la imagen que vi de él, sus mejillas rosas, sus ojos cerrados y sus labios rojos.
— ¿Todo bien?—fui la primera en hablar.
—Eso fue brutal. —Ambos reímos. — ¿No te lastime?—niego.
Suelta mi pierna y puedo sentir un calambre en ella por el tiempo en que Pierre la había sostenido; siento como él me agarra la cara con sus manos y lo acaricia un momento hasta inclinar su rostro hacia mí para dejarme un largo beso.
—Espere toda esta tarde para hacer esto—dice alegre.
—Entonces, ¿por qué no lo hiciste?—agarre su labio y le dejé un pequeño mordisco.
—Porque no iba a ser un irrespetuoso en la casa de tu padre. —Reí.
—Y ¿por eso lo preferiste hacer en un cuarto de baño ajeno?—me burlé.
—Lo vi al excitante y nuevo, además tú me tentaste—abrí mi boca admirada.
— ¿Ahora yo soy la culpable?—él dejó ir una carcajada.
—Sí—hago una mueca—y a la próxima que me tientes así, tendré menos compasión por ti—susurra cerca de mis labios hasta besarme.
Pasamos así unos largos minutos hasta que decidimos cambiarnos para poder emprender nuestra aventura del momento; lo peor de ello, es que no dejaba de sonreír como una adolescente al no solo ver reflejada la felicidad en los ojos de Pierre, sino que también en darme cuenta del buen humor que tiene y de delicadeza con la que me ha tratado.
Lo observo por unos segundos y digo en mi mente que por lo menos después de la tormenta ha llegado la calma.
(...)
Me detengo unos minutos para tomar aire cuando ya no puedo seguir caminando al mismo ritmo que Pierre, me quito la maleta y la dejo en el suelo para hacer unas flexiones y unos masajes en el tobillo antes que empiece a dolerme más de lo que apenas puedo soportar, la caminata ha sido muy larga y llevar en mi espalda algunos objetos para acampar no ha sido la excepción para que no termine por cansarme, además, que no me esperaba que tuviese que caminar varios metros cuando no he hecho caminatas así después de haber terminado la secundaria; hago un mohín al ver que Pierre sigue caminando y aún no se ha dado cuenta que he dejado de caminar, sigo sin creer que él pueda seguir mientras que yo parezco una abuela que ya no puede seguir en mi pie, miro a mi alrededor y solo encuentro árboles, me pregunto si vamos por el camino correcto y no nos hemos perdido y eso sin decir que tengo la sensación que nos hemos tomado el mismo sendero que los otros campistas.
— ¿Alaska?
Miro a Pierre y veo como se regresa hasta donde estoy, se da cuenta que ya no puedo continuar al ver que he dejado la maleta en el suelo, la verdad, es que me ha dado la más liviana pero aun así considero que para una noche que vamos a acampar, él ha empacado demasiadas cosas que posiblemente solo la mitad de ellas usaremos.
— ¿Cuánto falta?—me desespero al ver que nuestro recorrido aún sigue.
—Te prometo que ya casi llegamos—me da una pequeña sonrisa.
—Demonios, tú eres bueno para esto y hasta estás en forma para seguir continuando—me apoyo en el tronco de uno de los árboles.
—Igual que tú—se quita la maleta para ponerla en el suelo.
—No, somos muy diferentes. A ti se te da el senderismo, a mí parece que no. —Bufó.
—Desde mi punto es porque no estás acostumbrada—y no lo niego—pero si te doy un punto por lo que somos diferente. —Se acerca a mí.
—Pues claro, puedo hacer una lista entera y no acabaría. —Comento.
—Bueno, si lo quieres atribuir así—bromea—, no quisiera quitarte tu descanso pero debemos de seguir. —Hago un sonido de molestia.
—Pierre... —Hago un puchero para que me dé más tiempo.
Él empieza a reír y puedo ver como se aproxima más hasta tenerlo a unos centímetros de mi rostro, quita unos cuantos cabellos y ni siquiera me da tiempo para parpadear cuando su boca toca la mía, un beso inesperado pero no imposible de corresponder.
—Creo que con eso podremos seguir—musita sobre mis labios—ahora tienes un poco de mi fuerza.
Se separa y se pone de nuestro la maleta en donde se encuentra la tienda de acampar, puedo ver como empieza a caminar con una sonrisa en la boca. Así que esperando que mis piernas no me acribillen por hacerlos caminar de nuevo, tomo la maleta y empiezo a seguir a Pierre para no perderlo de vista entre los árboles.
Solo sé que del tiempo que seguimos caminando nos fuimos despejando del área boscosa para entrar a una más despejada, eso sin decir que hasta el clima cambio; levante mi cabeza para ver el cielo y lo encontré despejado de nubes, el atardecer comenzó a decaer y puedo ver como el cielo está matizado en tres colores, un color durazno, un amarillo suave y un azul negro, a lo lejos se pueden ver las pequeñas estrellas y eso que puedo agregar que la luna empieza a aparecer, está vez siendo toda redonda y blanca.
Me quedo admirada por aquel bonito paisaje del cielo antes de escuchar como algo se desploma al suelo, así que temiendo que a Pierre le haya pasado algo, empiezo a correr al darme cuenta que lo he perdido de vista, me preocupo demasiado pero dejo de sentir esa emoción cuando llego a una parte plana y con el lago desembocando alrededor de toda la orilla del parque, me quedo demasiado admirada que ni siquiera soy capaz de mover un dedo pero recuperando la conciencia del porque estoy aquí, busco a Pierre y pronto lo encuentro formando la tienda de acampar.
— ¿Nos quedaremos aquí?—me quito la maleta y voy hacia el para ayudarlo.
—Sí o ¿prefieres otro lugar?—pregunta antes de ponerle una varas a la tienda.
—Me encanta aquí... Se ve que será una hermosa noche—sostengo la tienda mientras él inserta las varas en una pequeña y delgada bolsa.
—Te prometo que lo será.
Después de una larga trayectoria de armar la tienda de acampar, prepararla por dentro, buscar leña, hacer fuego, preparar la cena y cambiarnos de ropa para estar más cómodos nos sentamos junto a la fogata para empezar a comer unos peces pequeños tostados en la fogata y tomar café. Y como postre final, malvaviscos en una rama de un árbol mientras se dejan que se quemen un momento en el fuego de la fogata.
La conversaciones no faltaron en ningún momento cuando Pierre empezó a hablar de forma suelta y segura conmigo, me comento como le gusta hacer senderismo, de lo mucho que esto trae paz, despeja los malos pensamientos y descargas las malas energías, ya que uno empieza a formar parte de la naturaleza, lo mejor de todo esto fue la historia de cómo empezó a gustarle y fue cuando comento que desde pequeño fue boy scout y por eso, todas estas cosas que hemos hecho las sabe manejar a la perfección.
— ¿Siempre lo has hecho acompañado de alguien?—pregunto con curiosidad.
—No, creo que... siempre me ha gustado hacer esto con personas importantes—siento un llamados de alerta al escuchar eso.
— ¿En serio?—digo con esperanzas y miedos.
—No te asustes—se ríe—esto lo he hecho porque tenía el presentimiento que algo no iba a suceder bien con la visita de tu padre. —Suspiro al saberla razón.
No sé porque aún debo de mentalizarme que las cosas pueden cambiar en algún momento, en verdad no tengo idea porque mis esperanzas siguen en pie y no me he dado por vencida. ¿Qué es lo que no tengo para que Pierre se dé cuenta de lo que tiene a su lado? Realmente me cuesta y me molesta pensarlo, tanto, al punto de ponerme celosa sobre si alguna mujer lo ha tenido por completo cuando yo solo puedo requerir de él un 45%. Porque el 55% que lo complementa, es ese amor que no se da y creo que jamás se dará.
—Puedo hacerte una pregunta muy personal—pongo mi atención en él.
—Sí. —Hago caso omiso de cualquier tipo de pregunta personal.
— ¿En serio tu madre está muerta?—siento que dejo de respirar al escuchar aquellas palabras.
Me quedo callada e intento ver la fogata como forma de distracción ante la pregunta de Pierre, para ser sincera ese tema es el más delicado que puedo llegar a hablar, ni siquiera con mis padres adoptivos he podido mencionarles acerca de esto cuando sé que la historia es dolorosa y trágica y no termina como un cuento de felices para siempre, en vez de eso, todo parece más una terrible pesadilla.
—Lo siento, me precipite en preguntarte algo sumamente íntimo—acerca otro malvavisco al fuego.
—Sí, ella está muerta. —Suelto de una sola vez.
Él levanta su rostro y me da una mirada preocupante y triste, quizás debe de arrepentirse por haber hecho la pregunta sin saber cuánto puede llegar a afectarme, pero quizás es hora de que pueda conversar este tema nuevamente, porque aún puedo recordar, la noche que le conté a Miranda sobre la historia de cómo termine sin mis padres biológicos y de cómo al final por buscarlos, en vez de haber obtenido un resultado positivo, tuve uno negativo.
—Ella... No era una mujer cualquiera—seguí viendo el fuego—, su vida dependía de su trabajo y su trabajo dependía de su esfuerzo. Si no lograba tener dinero una noche, todo podía irse al demonio y no solo eso, podía arriesgar su vida. —Él parecía no entender aún de lo que hablaba. —Mi madre era prostituta. —Pierre abrió sus ojos en grande.
No debía de impresionarme su reacción cuando cualquiera podía hasta haberle dado un infarto con tales palabras que salieran de mi boca, esto no lo decía para llamar la atención de alguien, para que me tuvieran compasión o solo para inventarme historias originales que podían lograr alguna intención; en realidad, todo no fue nada sencillo y más cuando supe la verdad, al principio no podía creer que mi madre era una prostituta, que en las noches vendía su cuerpo por dinero y que mayormente se descuidó de un hombre que al final la dejo embarazada y a su cuidado de una bebé que pronto no estaría en sus brazos.
—Mi madre conoció a mi padre a sus dieciocho años, para aquel entonces, él tenía veintidós—empecé a contarle la historia—. Mi padre siempre tuvo dinero, una buena vida y cosas que podía tener en su mano. —Lance un trozo de leña más en la fogata. —Y una noche, conoció a mi madre, estuvieron juntos un par de meses hasta que sus padres decidieron enviarlo a Reino Unido a estudiar una maestría en ciencias jurídicas. —Conté.
— ¿Se enamoró de tu madre?—preguntó.
—No sé, quisiera creer que si pero sus acciones me dejaron en claro que en verdad mi madre solo fue su juguete sexual. —Mire el cielo. —Ella si lo quería, estaba enamorada profundamente de él y cuando menos se dio cuenta, una noche quedo embarazada de él. —Hice un gesto con mi boca.
—Y tu madre le dijo la verdad... —continuó él.
—Pero él no acepto su paternidad, le pidió a mi madre que me abortara cuando aún solo tenía pocas semanas de embarazo pero ella se negó y fue solo eso, que lo cautivo a él que se alejará de ella... Además, creyó que estaba muy joven para responsabilizarse de un bebé y de una mujer que no cualquiera podía aceptar sus padres y la sociedad, así que cuando tuvo tiempo simplemente desapareció de la vida de mi madre. —Tome una roca y la tire en el lago.
— ¿Qué hizo tu madre?—suspiré.
—Se comprometió a cuidar de mí—le di una mirada—jamás pensó en abortar así que tomó la decisión de tenerme. —Cerré un segundo los ojos para luego abrirlos. —Así que dejo su trabajo para buscar otro, pero es difícil que le den trabajo a una mujer,sin estudios, sin una experiencia de algún trabajo y y más cuando está embarazada. —Baje el rostro. —Pero ella, jamás se rindió e intento siempre en mantenerse en control para saber mi salud. —Saque una pequeña sonrisa. —Ella siempre quiso una niña y cuando supo que eso tendría, su alegría fue infinita. —Me tome un momento para no sollozar cuando mis lágrimas empezaron a salir.
Tome mi mochila y de ella saque mi cartera, en uno de los bolsillos de mi billetera saque una fotografía que ya se encontraba muy vieja y usada, la mire por unos minutos hasta dársela a Pierre para que la observara, ahí se encontraba mi madre con siete meses de embarazo, usaba un vestido blanco y se puede apreciar su vientre abultado; sonríe a la cámara y se puede ver como ese momento es uno de los más felices para ella, tanto que, no se le ve ninguna gota de tristeza.
—Tiene tus ojos. —Pierre sigue mirando la fotografía.
—Es de las pocas fotos que quedaron de ella. —Lamí mis labios. —Pero no hay ninguna de mi nacimiento.
— ¿Por qué?—me regreso la fotografía.
—Porque cuando mi padre se enteró que había nacido, buscó a mi madre y al encontrarla, no tardo mucho tiempo en planear por hacerme pasar muerta en el día en que nací. —Él se impresionó.
— ¿Qué hizo?—puso sus piernas cerca de su pecho.
—Le pago a una enfermera para que le llevarán el cuerpo de un bebé muerto a mi madre, y mientras eso sucedía, otra enfermera me entrego a mi padre para que él me secuestrara y me dejará abandonada. —Lo dije con mucha rabia.
Me tome varios minutos para consolarme a mí misma y darme apoyo moral diciéndome miles de veces en mi mente que yo no necesito a ese hombre y que él jamás será mi padre pero en mi corazón cabe esa posibilidad de que también él esté arrepentido de lo que hizo y por eso intenta acercarse ahora a mí.
—Oh mon amour. —Sentí como empezó a abrazarme.
—Fui una estúpida. —Lo abracé fuerte. —Porque creí que él me amaba cuando sé quiso deshacer de mí.
Cerré los ojos y dejé que mis emociones se liberaran, sentía ese nudo de enojo, rabia, tristeza y melancolía con todo lo sucedido en mi pasado. Mi madre no debía de haber muerto, ella no se merecía nada de eso a pesar que su vida fuera cruel y dura, ella a pesar de su trabajo era un humano también, con errores pero que con el paso del tiempo podía arreglar. Pero gracias a mi padre, ella termino con su vida y con la mía.
—Mi madre al enterarse de ello, no lo creyó. —Me separe de Pierre para seguirle contando la historia. —Sabía que había nacido pero la enfermera le siguió insistiendo que había muerto, mi madre término sin saber de mi existencia. —Trague hondo. —No pudo demandar al hospital porque se había gastado el dinero en ropa para mí, vitaminas y leche. —Pensar eso me dolía. —Y tampoco no había muchas pruebas con lo sucedido. Así que solo le quedo por enterrar a ese bebé que sabía que no era suyo. —Miré a Pierre. —Ella intento buscarme durante meses pero no pudo... —Baje la mirada. —Cayó en depresión y... Cuando... No pudo más... Se suicidó. —No soporte más y empecé a llorar más fuerte. —Se ahorcó desde el balcón de su apartamento.
Agarre el pasto del suelo y empecé a hacerlo puño hasta arrancarlo, el dolor es fuerte tanto que no puedo seguir pensando en cómo esa mujer que me dio la vida, pudo vivir con esa agonía de saber que su hija podía estar viva en algún momento.
— ¿Tus padres adoptivos...?
—Ellos no saben todo esto. —Respondí.
—Y... ¿cómo es que...?—movió su cabeza de forma agitada intentando comprender.
—Ellos creen que soy su hija. —Abrió su boca. —Yo sé la verdad porque un día en la clase de biología de la universidad pidieron sangre para hacer un experimento de ADN, entonces quise hacer la comparación mía con la de mis padres y resulto ser que no era su hija. —Él se quedó admirado. —Entonces, pensé que había hecho algo mal así que, tome ADN de ellos de nuevo para llevarlo a una clínica y a la semana los resultados fueron los mismos.
— ¿Por qué ellos no saben?—preguntó.
—Porque mi papá había tenido su segunda recaída por su insuficiencia renal y mi madre pasaba muy ocupada para proveer dinero para la casa y los medicamentos de él. —Encogí mis piernas y las tome. —Si les comentaba la realidad de esto, las cosas podían empeorar. —Suspire.
— ¿De quién era ese bebé muerto que le dieron a tu madre?—hice una mueca.
—De mis padres adoptivos. —Él volvió a asombrarse. —El bebé de ellos había muerto; mi padre me dejo al lado de un contenedor de basura pero cuando se enteró que el bebé que le habían dado a mi madre era de unos pacientes del hospital que habían ingresado al mismo tiempo que ella, al final mi padre negocio con la enfermera diciendo que me entregarán a mí a cambio del bebé muerto. —Pierre se quedó sin palabras. —Así que mientras mi padre huía, la enfermera me recogió cerca del contenedor de basura para luego regalarme con mis padres adoptivos. Ellos sabían que su bebé había muerto pero la enfermera les mintió a ellos diciendo que habían reanimado al bebé y bueno... ellos se creyeron eso y mientras crecía a pesar que no me parecía a ninguno de ellos, asimilaron que era porque me parecía a uno de sus parientes y que tenía varios rasgos tomados de ambos. —Comente.
— ¿Cómo llegaste a saber todo esto?—Suspiré.
—Después de enterarme de la verdad... No sabía qué hacer y un día en una fiesta de universitarios, los chicos habían invitado a bailarinas exóticas y una de ellas al verme, me confundió con mi madre. —Confesé. —Todo era tan extraño que no reaccione bien hasta que ella me enseño una fotografía que tenía junto con mi madre. —Suspiré. —Me dio su celular para quedar un día y a pesar que pasaron semanas, no la contacte hasta tener curiosidad. —Hice una mueca. —La llame, nos reunimos y pronto me conto todo esto que te dije menos la parte de mi padre que jamás ella y mi madre llegaron a saber. —Pierre se quedó callado.
Luego de ello empecé a comentarle acerca de cómo ella me dio el nombre de mi padre, sobre a dónde podía buscarlo y encontrarlo, y así es como comenzó con mi obsesión de encontrar a esa persona que tenía la idea de que podía alguna vez interesarle; lo busque en redes sociales, en páginas web, noticias, direcciones, teléfonos, bufete y todo lo relacionado a una búsqueda máxima. Cuando obtuve lo que quería de él, ya había terminado por graduarme de la universidad, así que pensando que todo podía irme bien si lo iba a buscar, le dije a mis padres que había conseguido un buen empleo en Reino Unido, ellos no querían dejarme ir pero viendo las posibilidades que me traería buscar mis propios sueños y metas, me desearon suerte. Fue entonces que termine por trabajar de secretaria en el buffet de mi padre junto con Miranda, Gabriela y Anne; poco a poco fui conociendo a mi padre, desde lejos pero lo conocí durante dos años. Sabía muchas cosas ya para ese tiempo y cuando tuve la fuerza y voluntad de decirle la verdad sobre quien era, se lo dije y su reacción no fue nada a lo que yo creí que sería. Me ataco hablando mal de mí, luego de mi madre, de mis padres adoptivos y pronto comenzó con la historia, de su plan de abandonarme, de cómo me secuestro y me hizo pasar por muerta, de lo infeliz que hubiera sido si hubiera cargado una responsabilidad con mi madre y yo y de los miles de problemas que le íbamos a crear. Ese día fue el más humillante para mí y eso sin decir que la parte más horrible fue cuando me ofreció el dinero para alejarme de él, su familia y del país.
Todo había sido inesperado, confuso y absurdo. Una realidad fría e hiriente que aún no puedo superar.
Pierre me dio una mirada y pronto me limpio las lágrimas restantes con su dedo pulgar, estaba cansada no solo física sino que emocionalmente después de lo ocurrido; no me esperaba contarle esto a la persona menos imaginable hasta el momento pero creo que de otra forma, no iba a poder guardar más el secreto.
—Te admiro. —Dice acariciando mi rostro.
— ¿Por qué?—digo sin comprender.
—Eres valiente, después de lo sucedido, has sabido levantarte. —Sonrié. —Sé que no soy nadie para juzgar pero a veces creo que el destino sabe darte buenas y malas jugadas por varias razones para hacerte más fuerte. —Trago hondo. —En tus zapatos creo que hubiera vengado la muerte de tu madre y hubiera acabado con tu padre. —Suelto una risa. —Pero tú no eres así y hasta es probable que le hubiera dicho la verdad a tus padres adoptivos. —Comprendí su expectativa. —Pero sigo sin entender, ¿por qué sigues ocultándoles la verdad?—sonrío al pensar la respuesta.
—Porque aunque no sean mis padres, los amo con todo mi corazón. Me criaron como su hija sin importar las dudas que tuvieran, me dieron su amor incondicional y me dieron lo que pudieron. Y eso hace que no los reemplace por nadie, es mejor saber que sigan pensando que soy su verdadera hija, porque por un lado, sé que ya nada cambiará pero en su situación no quiero llenarlos de dudas con todo lo que me he propuesto a hacer para saber de mis padres biológicos. No quiero que ellos piensen que dejare de quererlos o que tengan una visión más egoísta de mí por no decirles toda la verdad. —Tomo aire y lo exhalo rápido. —La verdad, es que, soy una Gardener. Y eso no cambiará nada hoy, ni mañana ni en un futuro.
Pierre sonríe y de nuevo me abraza mientras que le agradezco por escucharme y darme su apoyo.
—En serio, eres increíble, Alaska. —Me deja un beso en mi sien.
—Gracias por escucharme, Pierre. —Me separo de él y dejo un pequeño beso en su boca.
La noche sigue en pie en los momentos que seguimos mirando al cielo en silencio, me quedo tranquila al saber que nada ha cambiado hasta ahora y no solo eso, que las cosas han mejorado un poco después de todo.
—Alaska...
— ¿Si Pierre?
—Yo quería decirte que...
— ¿El qué?—sonreí al ver que estaba un poco nervioso.
Pasaron unos segundos hasta que él cerró su boca y agito su cabeza a los lados de una forma suave, me dio una corta mirada y pronto volvió a hablar.
—Quería decirte que eres una mujer que vale mucho y que lamento haberte hecho demasiado daño cuando no te lo merecías. —Sus ojos mostraban sinceridad.
—Estás perdonado. —Él sonrió hasta que sus ojos de nuevo se concentraron en el cielo.
Minutos después, apagamos la fogata y nos adentramos a la tienda, me doy cuenta por un momento que no estamos en el penthouse y en la cama de la cual deberíamos compartir para que el plan de nuevo no se rompa pero él pronto al saber cuál es mi angustia me saca de las dudas diciendo que había consultado sobre esto con la señora Allison y ella le mencionó que podíamos dormir en cualquier lugar siempre y cuando no nos separáramos. Así que respirando con más tranquilidad, nos disponemos a irnos a dormir después de la larga tarde y noche que tuvimos.
Ambos en nuestros respectivos lugares nos empezábamos a quedar dormidos hasta que Pierre se da la vuelta y me termina por abrazar hasta empezar a quedarme dormida. Aquel momento había perdido la consciencia de todo y más cuando un sueño empezó a aparecer y unas palabras lejanas se complementaron con el pero apenas entendí una frase de la cual ni siquiera pude entender bien.
«Écoute mon amour, tu me plais beaucoup»
Gruñí al no saber que significaba esas palabras, así que abrazando más el brazo de Pierre, preferí quedarme dormida en aquel profundo sueño, el cual esperaba que no me siguieran hablando en otro idioma que desconozco.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Continuará...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top