Capítulo 25 🔞

"Todo el mundo tiene secretos. La única cuestión es encontrar donde están"

Stieg Larsson

***

Lo que duro la cena casi fue un delirio para mí, no sé si por mi presencia que ha causado tanto problema o por la tensión que hay en Pierre y su padre; muchas dudas pasan a mi mente que tengo la impresión que puedo llegar a soltar la lengua y decirlo en voz alta sin ser consciente de mis propias palabras si las sigo reflexionando; me aturdo un poco al saber que no hay un tema de conversación por el cual hablar, compartir y reír entre todos los presentes, es posible que me animará a ser la primera en decir algo si no fuera porque en la mesa se encuentran dos personas importantes para Pierre, una de ellas es su padre y la otra su abuelo, lo considero de esta forma porque sé que todo hijo en ocasiones intenta seguir los pasos de su padre y por el respeto que él le tiene a su abuelo Kelian me da a entender que es muy importante en su vida.

—Y, ¿cuánto tiempo llevan siendo novios?—pregunta Ruby.

—Tres meses. —Dice Pierre sin un tono de felicidad.

Su humor ha cambiado, si no fuera porque lo he conocido mediante estos tres meses es posible que lo considerará como un bipolar pero en realidad, así como los problemas pueden presentarse en él, así le llegan a afectar. No sé si habré tomado una buena decisión en quedarme solo para darle a entender al padre de Pierre que sus palabras de alguna forma no me afectan o hieren como él creé, pero ahora empiezo a arrepentirme en creer que no pensé en el bienestar de Pierre y que fui lo demasiado egoísta para solo haber pensado en mí.

—He olvidado algo, ya regreso—hace un gesto la madre de Pierre para levantarse.

Cuando la señora Beckham se levanta y su hija mayor la sigue por detrás, veo como ahora soy la única entre tanto hombre en haberme quedado sola, pero ignorando a un individuo que ha empezado a asesinarme con la mirada, me acerco a Pierre y le pongo una mano en su muslo para sostenerme mientras le susurro unas palabras.

— ¿Te encuentras bien?—él pronto pestañea seguido para darme una mirada.

Sus bonitos ojos negros demuestran tristeza, quisiera profundizar el tema y preguntarle que le sucede pero aún no sé si tengo ese derecho de atravesar el muro privado que él tiene para no decir lo que siente, lo que le preocupa o lo que le molesta.

—Sí, solo quiero que ya termine esto. —Musita muy bajo para que nadie excepto yo, lo escuche.

Antes de poder decirle una palabra de consolación o para animarlo, escucho unas voces cantar el feliz cumpleaños y antes que pueda ver entre todos los de mi alrededor quien es el cumpleañero, me doy cuenta como Ruby y su madre se acercan y dejan un pastel en frente de mí, las candelas deslumbran su llama y puedo ver mi nombre escrito en letras de turrón sobre el pastel, me impresiono tanto que no soy consciente de lo que está sucediendo, eso sin decir que ahora en el coro de la típica canción de feliz cumpleaños se han unido Pierre, Skandar y el señor Kelian.

—Vamos sopla las velas y pide un deseo—me dice Ruby.

—Está bien.

Con la sorpresa aún presente en mi rostro, inflo un poco mis mejillas para después dejar ir todo el aire en las velas, donde las llamas pronto son apagadas mientras pido mi deseo de cumpleaños.

Unos aplausos son los próximos en llegar haciendo que me encoja en mi propio asiento como una niña pequeña y tímida. Miro a mi alrededor y todos han dejado sus caras largas para mostrarme sus sonrisas, casi el sentimiento de cariño llena mi corazón y no puedo evitar quitarme unas lágrimas de mis ojos cuando veo lo que la familia Beckham ha hecho por mí.

—Sabemos que tu cumpleaños fue hace unas semanas, así que, planeamos celebrártelo y más ahora que ya formas parte de la familia. —Empezó a contarme Skandar.

—Muchas gracias... Yo... No esperaba esto y... En serio, no sé cómo agradecérselos a todos. —Cierro los ojos para evitar las lágrimas hasta que alguien me abraza.

—No es nada Alaska, te queremos y eres especial para nosotros y como dijo mi hermano, ahora formas parte de nuestra familia. —Le agradezco musitando unas palabras.

La madre de Pierre me regala un cuchillo para partir el pastel; la mucama llega con nuevos platos limpios y aquí es donde empiezo a poner cada pedazo de pastel de pan de caramelo y vainilla en cada plato correspondiente. Aunque la única persona que se negó a comer fue el señor Beckham quien retiro el plato y se lo devolvió a la mucama... Bueno, habrá más pastel para mí.

—Porque no vamos a lo serio. —Se expresó Skandar. — ¡Abramos los regalos!—abrí mis ojos al escuchar esa palabra.

— ¿Regalos?—digo sin entender.

—Mejor tú que la cumpleañera se pone impaciente. —Lo reprende Ruby.

—Aun así, es mejor que prosigamos, el abuelo debe descansar y nosotros igual. Mañana será un día largo. —Anuncia Pierre.

Skandar se va y a los minutos regresa con un par de cajas que pronto son dejadas en la mesa; me quedo observando cada una de ellas sin tener la intención de abrirlas, es más, siento que no merezco todo lo que ellos están haciendo por mí. En mis espaldas escucho como Skandar y Ruby me insisten que abra los regalos para poder descubrir su contenido pero su madre los hace que se calme para que me den mi tiempo.

Tomo el primer regalo y por la tarjeta de felicitación descubro que es de Ruby; ella me da una mirada atenta y sigue esperando a que abra su regalo y no tardó mucho en hacerlo cuando descubro adentro, un bonito vestido color rojo y de tirantes, es elegante pero atrevido a la vez; la señora Beckham no tarda en elogiar el vestido y felicitar a su hija por su elección, así que levantándome de la silla, me acerco a Ruby y le doy un abrazo de agradecimiento.

Luego prosigo con el regalo de Skandar que son un par de zapatos de Louis Vuitton y un perfume de Victoria's Secret; de la misma forma que hice con su hermana, le agradezco el gesto de su regalo y le digo lo mucho que me encanta. Y por último, termino por abrir el regalo de la señora Beckham que es un hermoso juego de collar y pendientes de perla.

—No tenía porque... —Ella me interrumpe.

—Cuando los vi, supe que serían perfectos para ti. —Me dice con esa sonrisa amigable de sus labios.

No sé si abrazarla o solo darle las gracias, pero el impulso de la felicidad al saber que alguien—además de mis amigas y mis padres—, se ha acordado de mi cumpleaños. Así que la abrazo y le digo miles de gracias al haberme hecho está fiesta sorpresa que es posible que ella lo haya organizado ya que fue la que llego al penthouse y nos mencionó con Pierre que debíamos tomar este viaje.

—Ajam... —escucho un sonidito de garganta detrás de mí.

Mi boca casi se cae al suelo al ver a Pierre con un ramo de girasoles en la mano; me quedo callada y petrificada que esta vez, si no sé cómo reaccionar. Pero pronto él, me acerca a mí y con un beso casi cerca de la comisura de mis labios me hace despertar y tomar de forma lenta aquel hermoso ramo de mis flores favoritas.

—Espero que está vez no lo rechaces—niego al recordar cómo había terminado el último ramo de girasoles.

Miro cada uno de los girasoles y me pregunto en que momento él ha pasado a comprarlos cuando ni siquiera los observe que vinieran en el auto, así que pensando que quizás alguien de su familia lo ayudo a comprar el ramo, termino solo por callar mi boca y tocar cada pétalo de los hermosos girasoles.

— ¡Feliz cumpleaños ángel!

Delante de mí pone una cajita pequeña de color plata; él con una sonrisa en el rostro espera que la agarre pero mi impresión sigue al pie de la letra que no puedo tomar rápido la caja, en vez de eso, me distrajo con el gruñido del señor Beckham y su cara de fastidio al ver como todos han puesto su atención en mí.

Tomo la caja y la abro para encontrarme un hermoso anillo pequeño con una rosa roja de por medio, me cubro la boca con mi mano y no dejo de pasar mis ojos desde Pierre hasta el anillo; él quien no sabe que estaré así por un par de minutos, me quita el anillo y pronto toma mi mano derecha para deslizar el objeto en mi dedo anular, el cual queda a la perfección y desde la distancia se ve muy bonito posicionado en mi dedo.

—Perfecto. —Murmura.

—Oh hijo, ¡es bellísimo!—dice la señora Beckham.

Pierre se acerca a mí y me da un abrazo antes que el mundo entero nos pida que nos demos un beso cuando ayer fue el último día de luna llena. Siento sus labios rozar el lóbulo de mi oreja y trago hondo al escuchar sus palabras que casi me provocan que la piel se me ericé.

—En la próxima luna llena, te daré tu otro regalo. —Susurra con coqueteo.

Con las mejillas ardiendo, asiento y me alejo de él para seguir observando todo mi alrededor, por un momento pude olvidar mis problemas y los motivos tristes por las cuales he tenido que superar las últimas semanas. Ahora veo, que esto si es un buen comienzo.

(...)

Tres horas después de haber celebrado mi cumpleaños, Pierre y yo entramos a lo que será nuestra habitación, él me deja pasar primero y a un lado de la puerta deja nuestras maletas mientras que empezamos a acomodarnos en el lugar; la habitación es demasiado espaciosa que mayormente son pocos los objetos que hay dentro de ella, agregando una puerta extra que debe ser la del cuarto de baño, sigo sumergida en mis propias opiniones de la bonita casa cuando mis ojos recaen en Pierre, quien se encuentra en sentado en el borde de la cama con un rostro que aún no puedo asimilar que expresión es la que demuestra.

— ¿Estás bien?—empiezo a preocuparme por él.

—Ha sido un día... Diferente a lo que pensaba—se sacudió el cabello con su mano derecha.

—Y, ¿qué esperabas?—empecé a jugar con mis dedos con nerviosismo.

—Es un complejo de problemas con emociones, no sé si me entiendes—rió con dolor—. A lo que me refiero es que, no me esperaba la visita de mi abuelo, la frialdad de mi padre contigo de nuevo, mis palabras que sorpresivamente salieron inconscientemente de mi boca y... Luego tú apareces cambiar todo—hago una mueca por sí cometí un error. —No sé cómo haces para que no te afecte todo... —Lo interrumpo.

—Me afecta, Pierre. —Digo con indiferencia. —Pero no dejo que los problemas me afecten en todo. Lo que tu madre y tus hermanos hicieron por mí... —Sonrió. —Ha sido increíble y hermoso, no me lo esperaba y... sé que tú lo hiciste grandioso porque no había necesidad de actuar así... —Ahora él me interrumpe.

— ¿Quién dijo que todo fue actuado?—abrí mis ojos en grande.

Pierre se levanta de la cama y se acerca a mí; no tarda mucho en observarme con tanta profundidad que casi puedo imaginar cómo sus ojos empiezan a desnudarme para poder observarme más adentro de lo normal, mi corazón empieza a agitarse y no puedo dejar de sentirme nerviosa y pequeña a su lado; él deja una sonrisa traviesa y no puedo dejar de ver sus hipnotizantes ojos negros que deslumbran a través de la cálida luz de la habitación; levanta su mano y con su dedo pulgar, acaricia mi labio inferior, cierro los ojos y siento como su propio tacto calienta mi piel, a punto de sentir como si estuviera en el mismo infierno.

De forma lenta, abro mis ojos e intento no impulsarme a hacer cosas que no debería, por un lado pienso que fue mala idea no haber tenido sexo durante los tres días de luna llena que hubo esta semana pero también le agradezco a él por no presionarme y darme ese espacio y respeto que acordamos tener entre ambos.

—Pierre... —Apenas puedo articular su nombre después de las sensaciones que percibí con un pequeño toque de su dedo sobre mi labio.

—Dime Alaska. —Escuche como su voz se ha tornado ronca.

— ¿Por qué te encuentro tenso cuando ves a tu padre?—pregunto.

Puedo ver como el momento acaba y pronto da un paso hacia atrás, creo que he llegado a meter el dedo sobre la herida y por lo que me imagino, esté es mal momento para discutir el tema.

—Alaska... Yo... —Veo esa desconfianza.

—No tienes por qué decirme si no quieres—él enarca sus gruesas pero delineadas cejas—, esperaré. Ya sabes que puedes contar conmigo en todo. —Le sonrío antes de dirigirme al baño.

Cierro la puerta del baño y me deslizo en ella pensando en todos los problemas que Pierre puede tener con su padre, o de qué quizás, haya un asunto delicado que no quiere que toda la familia descubra para no dañarla, porque de mi mente, aún no sale la imagen de sorpresa de su madre, sus hermanos y hasta de su abuelo cuando Pierre menciono algo sobre con respecto a que una tal Ginger parece ganarse la vida al quedarse con hombres mayores... Sigo sin comprender que debe de tener como conexión ese tema con la tensión que hay entre Pierre y su padre. La única respuesta que tengo es que el señor Beckham puede estar engañando a su esposa y sea motivo por el que su hijo esté así con él... pero no me quiero precipitar en estas cosas y más juzgar a las personas sin saber en realidad la historia y los hechos.

Me quito la ropa y pronto voy hacia la ducha para darme un baño que calma todos mis pensamientos, emociones y preguntas que he obtenido otro día más al lado de Pierre, a veces conocerlo me da esa impresión que su vida no ha sido tan buena como lo pensaba, pero tampoco dejo de querer descubrir más de él. Tengo ese lado de curiosidad pero también, tengo miedo a entrar en un terreno ajeno que puede estar lleno de secretos oscuros.

Cierro el grifo de la ducha y tomo una toalla cuando pronto me doy cuenta que no he traído mi pijama y lo único que tengo es mi ropa de hace un momento con mi ropa interior. Bufando angustiada porque Pierre me verá solo con el albornoz negro y mi ropa interior; tomo aire y agarro fuerza y voluntad para no sentirme nerviosa con su mirada, termino por salir del cuarto de baño para dirigirme a la habitación.

Antes de poder proseguir siento como alguien se ríe de mí, me digo a mí misma que no mueva la cabeza en su dirección pero al final, ignoro mis pensamientos para verlo a él sentado en la cama con su Ipad en las manos.

— ¿Qué haces?—intento evadir mi nervios.

—Trabajo. Tengo algunas cosas pendientes y creí avanzar ahora—elevo la ceja.

— ¿Creías?—pronuncio.

—Sí, me acabas de distraer—niego mientras parece entretenerse.

—Pierre, esa Ginger que llamaste en la cena... Es la chica que fue a las vacaciones de fin de año con nosotros. —Su rostro deja de estar alegre para ahora cambiar por uno molesto.

— ¿A qué se debe esa pregunta?—dije evadiendo la respuesta.

Encojo los hombros y prefiero mejor no mencionar aquel nombre de nuevo, creo que ahora además de meter el dedo en la herida, acabo de echarle limón y sal.

—Lo siento, no debí responderte así. —Se toca el rostro.

Sintiéndome mal porque yo he provocado que de nuevo la situación se ponga tensa y fría, pienso en una solución en como aliviar ese ambiente, así que yendo hacia la cama, me siento al lado de Pierre, agarro su Ipad, la dejo a un lado, y empiezo a tocar su pecho encima de su camisa.

—Hablabas en serio en recompensarme de otra forma, por mi cumpleaños—su mano toma mi cintura.

—Sí, pero no podemos hacerlo ahora... Tengo planes y solo pueden ser en luna llena—menciona.

— ¿Pierre Beckham se ha quedado sin ideas para satisfacer a una mujer?—me burlo de él.

—No... Solo quería recordarte pero podemos hacer otras cosas—tomo el lazo de mi albornoz y lo jalo hasta deshacer el nudo.

Mi corazón casi se detiene cuando abrió una parte del albornoz negro y dejo en vista mi ropa interior de encaje negro; lo miré de reojo y él sonrió al ver lo que tiene en frente.

—Que belleza—susurró.

Deslizo un dedo desde la separación de mis pechos hasta mi ombligo, de nuevo su tacto provoco que mi cuerpo empezará a arder y a sentir como empezaba a mojarme.

— ¿Alguna idea señorita Gardener?—trague hondo al escuchar su sexy voz cerca de mi oído.

Respiraba con tanta profundidad para que mis pulmones se llenaran de aire, empezaba a tener calor que apenas podía imaginar que esto solo es el comienzo.

—Quieres que... ¿te bese aquí?

Dejé ir un gemido cuando sus labios se posicionaron en mi estómago, dejando un corto beso que a él le pareció divertido ver como reprimía las ganas de decirle lo que realmente quería.

—O, ¿aquí?—mordí mi labio al sentir como besaba mi vientre.

Oh Dios, porque la luna llena solo está compuesta de tres días y no en una semana.

Se puso a mi lado y escuchaba sus risas al comenzar a verme excitada con solo unos pequeños besos húmedos en algunos puntos débiles de mi cuerpo.

Se acercó a mí y empezó a besar mi cuello, desabotone su camisa lo más rápido que pude y no tarde en quitársela hasta tirarla a un lado de la cama. Sus labios subieron y su lengua lamió la parte trasera de mi oreja hasta que sus dientes agarraron el lóbulo de mi oreja en donde dejó una mordida.

—Dime, ¿qué deseas Alaska?—volvió a susurrarme.

—Tócame Pierre. Hazme tuya como desees, pero por favor, no te detengas.

Una sonrisa salió de su boca y su aliento recayó en mi cuello, su mano empezó a tocar uno de mis pechos y pude sentir esa maravillosa sensación de ser tocada por el hombre a quien le entregue mi virginidad; hace tiempo que no sentía esté tipo de tacto en mi cuerpo y aunque en mi mente se me haya cruzado la idea de tocarme a mí misma pensando en Pierre, doy gracias por el momento en no haberlo hecho porque prefiero no reemplazar un recuerdo por la realidad.

Tomo la mano de Pierre y él empieza a deslizarla desde mi pecho hasta mis caderas, cierro nuevamente los ojos intentando concentrarme en todo pero es difícil cuando empiezo a experimentar diversas emociones de una sola vez.

Abro un poco los ojos y veo como juega con el borde de mi tanga, en mis pensamientos solo cabe la idea que entre su mano ahora mismo pero también está ese lado de preocupación que no me deja disfrutar a mi forma.

—Oh cielos...—jadeo al sentir como su mano acaricia los labios mi vagina.

—Depilada... Eso te da puntos extras, ángel. —Sonrié a gusto.

Separo un poco las piernas y dejo que me toque más, me siento avergonzada por las acciones que estoy haciendo pero la excitación ya se me ha subido por la cabeza que lo único que quiero es que él pueda saciarme.

—Cálida y mojada—me agarro de uno de sus hombros para no gritar al sentir como empieza a masturbarme, tocando mi clítoris. —Meteré mi boca en ese coñito tuyo, Alaska. Te haré correrte hasta que pierdas la noción y solo puedas recordar mi nombre. —Abro la boca pero de ella no sale nada. — ¿Quieres eso pequeño ángel?—aumenta el movimiento con su dedo. —O, ¿quieres correrte en mis dedos?—mete un dedo dentro de mí.

—Pierre... Por favor...

—Como no adorarte, eres perfecta. —Besa mi cuello.

Se quita de mi lado y observo como se pone encima de mí, solo con sus pantalones me deja una buena vista de sus torneados músculos y de sus amplias caderas; él me levanta y me quita el albornoz, seguido de ello el sostén y baja mi tanga hasta dejarme completamente desnuda.

—Mía. —Pasa una mano por todo mi cuerpo.

Se relame los labios y puedo ver como sus ojos empiezan a dilatarse; sigo diciendo que el hombre que tengo en frente es hermoso, todo un dios caído del Olimpo y eso sin decir, que es mío también.

—Haremos una posición...

—No podemos tener sexo coital—le recuerdo.

—Ángel, no solo existen posiciones para sexo coital, también hay para oral y anal—dejo de respirar al escuchar lo último. —Calma dulzura, no penetrare tu bonito trasero por hoy, pero espero ser yo a quien le otorgues ese permiso—toca un cachete de mi trasero.

— ¿Qué piensas hacer?—digo acalorada.

—Haremos la posición de piernas arriba. Como siempre, te la explicaré y luego, la comenzaremos a realizar. —Me dice antes de empezar. — ¿Lista?—Asiento.

Se levanta y pronto me hace una señal para que me quede en la orilla de la cama, con las mejillas ardiendo y con el pulso de mi sangre correr demasiado rápido, obedezco y veo como él desde a su altura tiene una buena vista de mi cuerpo; antes de continuar, sus manos tocan mis pechos y empieza a pellizcar las areolas hasta dejarlas hinchadas.

—Bien, la posición piernas arriba es de esta forma... —sigue entreteniéndose tocando mi pechos a pesar que posiciona sus ojos en mí. —Debes elegir cual de tus dos piernas deseas levantar para luego inclinarla un poco hacia tu pecho—se arrodilla.

Sin saber cuál de mis dos piernas escoger, termino por elevar la pierna derecha y luego inclinarla para acercarla a mi pecho, puedo ver como él la sostiene mientras que mi vagina queda cerca de su boca.

—Sabes, dicen que las mujeres tienen un lado vaginal más sensible que otro. —Comenta.

—Que buen dato curioso. —Mi piel se eriza al sentir su aliento.

Doy un salto cuando siento como su lengua lame el centro de mi vagina, me agarro fuerte de la cama y mantengo mi pierna en su posición.

—Oh...

Gimo al sentir como sus dedos abren mis labios vaginales y él pasa de arriba hacia abajo su lengua encima de mi clítoris, la sensación es tan fuerte que mi respiración se agita más y mis uñas se clavan más en las sábanas de la cama; muerdo mi labio y siento como lame mi interior, su lengua caliente y húmeda no deja ni un espacio sin tocar.

— ¡Ay! ¡Pierre! ¡Eso! ¡Sí!

Muerde mi clítoris y comienza a succionarlo de una forma dolorosa pero placentera a mi favor, empiezo a ver puntitos de muchos colores cuando el orgasmo empieza a surgir de mi cuerpo, enredo una de mis manos en el cabello de Pierre y puedo sentir como lo aprieto más a mi vagina, luego de ello, sin haber sido consciente ya estor moviéndome sobre su boca, a punto de casi imaginar de como su lengua penetra mi interior.

Se levanta y pronto se pone encima de mí, mientras se mete uno de mis pezones en su boca, uno de sus dedos se desliza en mi interior y cuando se da cuenta que estoy lo suficiente abierta y lubricada, no tarda en meter un segundo dedo, me agarro de él, al ser penetrada por ambos dedos, pero siento como estos se mueven de un lado hacia el otro en mi interior hasta que está vez si dejo salir un chillido de sorpresa cuanto tocaron un punto sensible.

—Encontré tu punto G. —Lo escuché decir. —Ahora prepárate para el orgasmo, ángel. —Deja un beso en mi cuello.

Sus dos dedos empiezan a acariciar mi punto G hasta llegar al punto de sentir como mis piernas empiezan a temblar; las enredó en su cintura y ahora la presión es mucha más dura y corta que no me permite disfrutar de más cuando el orgasmo me llega y tengo que morder una almohada para no dejar ir el grito brutal que estuvo a punto de salir de mi boca.

—Eso ángel, córrete toda.

Sus dedos se bañan de mis fluidos hasta que se detiene y los saca para llevárselos a la boca, en donde lame ambos dedos hasta dejárselos limpios.

—Deliciosa. —Me sonrojo al escucharlo.

¡Dios! ¡Hace calor! ¿Debería darme otro baño? Bueno, no creo moverme dentro de un par de minutos más cuando aún no puedo recuperarme del orgasmo.

Pierre se levantaba y se sienta a mi lado unos momentos hasta que se sacude el cabello y le regala una sonrisa; mis ojos recaen en su pantalón y me doy cuenta como tiene una gran erección.

—Pierre... —Se da cuenta de lo que estoy observando.

—No te preocupes, creo que con agua fría puedo solucionarlo—encoje los hombros.

—Yo podría hacerte una... —aún no puedo decir esa palabra.

— ¿Felación?—Se ríe. —Bueno, puedes llamarlo sexo oral si aún no puedes mencionar esa palabra porque sientes que estás cometiendo un pecado. —Se burla de mí.

—No es necesaria la humillación. —Me siento en la cama.

—Tan inocente—se acerca a mí—por eso te queda muy bien el nombre de ángel. —Me da un beso en la mejilla.

Se levantó y pronto se marchó al cuarto de baño, tuve la sensación que puedo atreverme a ir detrás de él pero me quedé en mi lugar al darme cuenta que cuando entre y lo vea desnudo, no sabré que hacer. Así que buscando mi ropa interior, pronto me dirijo a mi malera y aquí por fin puedo tomar mi pijama.

(...)

Me despierto muy temprano que aún no se escucha los pasos de alguien caminar por la casa, fue difícil salir de la cama sin que Pierre se despertará, ya que siempre acostumbra a levantarse cuando siente un mínimo movimiento de mi parte pero esta vez, parece tener el sueño pesado, ya que no se atrevió a mover tan solo un dedo cuando me separé de su agarre y cerré la puerta de nuestra habitación.

Ahora me encuentro vagando por toda la casa, hago el menor intento de hacer ruido pero cuando me detengo a sentarme en uno se los sillones para esperar el amanecer, siento como alguien se me acerca y me da un buen susto.

— ¿Qué haces despierta?—me cubro el rostro y dejo ir un pequeño grito que provoca que mi garganta me duela.

—Señor Beckham... ¿qué hace aquí?—él enarca la ceja

—Esta es mi casa y puedo ir donde quiera pero tú... —No se atrevió a decir la palabra. —Quiero hablar contigo, Alaska. —Abro la boca pero de ella no sale nada. —Ahora. —Empieza a caminar.

Sin saber lo que sucederá, empiezo a caminar detrás de él, no había llegado a sentir tanto frío en el suelo hace unos momentos cuando me había concentrado en admirar más la casa pero ahora, todo es diferente, tanto que el albornoz no es suficiente para abrigarme con el frío de la mañana.

Él entra en una habitación y me hace una señal para que sea la siguiente, solo cierra la puerta y doy un brinco como si esto en realidad me asustará pero al ver como su gesto sigue siendo duro y frío y su postura es firme y decidida, apenas soy consciente que estamos en su oficina y ahora él está sentado en su silla, vigilándome como si fuera un insecto raro.

—Solo lo diré una vez Alaska...

De una gaveta de su escritorio veo como saca una libreta horizontal, la abre y toma un lapicero.

— ¿Cuánto dinero necesitas para que te alejes de Pierre?

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Continuará...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top