Capítulo 19

"Confía en el tiempo, que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades"

Miguel de Cervantes

***

Antes de poder poner un pie fuera del auto, Pierre entra en un estacionamiento subterráneo exclusivo, puedo ver unas cuantas camionetas más, autos deportivos y automóviles que han llegado a ser recientes del año; el silencio y la iluminación del lugar me deja un poco conmocionada al imaginar qué tipo de personas pueden vivir en este lugar pero apenas Pierre se estaciona, no puedo seguir analizando en mi cabeza la situación cuando me abre la puerta y me ayuda a bajar, mi corazón empieza a latir rápido, tanto que no sé si es por miedo o... Si creo que es por miedo porque no tengo más opciones de pensar que viviré con un desconocido que supuestamente hemos compartido una vida juntos desde años atrás, creo que las palabras de la señora Allison jamás se borraran de mi mente y eso sin decir que aún no puedo acostumbrarme a la idea que lo que intentaremos hacer Pierre y yo es separar esa unión para poder reiniciar nuestras vidas con otras personas que estén a nuestra elección.

Escucho un sonido que hace hueco en el estacionamiento y pronto veo como un hombre alto sale del ascensor para caminar en dirección a Pierre quien ha abierto el baúl de su camioneta Jeep para bajar mis maletas y cajas en donde están las pocas cosas que tenía en mi apartamento. Aquel hombre quien se ve serio y poco amigable lleva un traje presentable y formal pero no veo que sonría y salude a Pierre como si fuera su amigo o vecino, en vez de eso, el hombre que por lo menos debe de tener unos treinta y cinco años, se queda detrás de Pierre y lo saluda de forma cortés como si tratara de recibir una orden de su parte.

—Mason, te presento a la señorita Alaska Gardener. —Menciono Pierre sin mirar a los ojos a aquel hombre. —Alaska, él es mi mayordomo... —Lo interrumpí.

— ¿Aún se usa esos términos en el siglo XXI?—pregunté extrañada.

—Ah—su rostro se mostró irritado—, si quieres definirlo mejor, él es mi asistente de servicio... ¿ahora lo entiendes?—achique los ojos.

—Mucho gusto señor—le sonreí mientras ignoré a Pierre.

—El placer es mío señorita Gardener—se mantuvo firme ante el saludo.

—Él nos ayudará con la mudanza—mencionó Pierre—. Ahora sígueme, te mostraré el lugar. —Asentí. —Mason, lleva todas las cosas arriba, por favor. —El mayordomo de Pierre afirmo moviendo su cabeza.

Camine detrás de Pierre con pasos cortos que parecían ser más inseguros que alentadores para descubrir aquel lugar, mire a mi alrededor y aun así no encontré alguna sospecha alguna para decir que aquí puede vivir alguien más; Mason se quedó bajando unas de mis cajas mientras que Pierre presionaba un botón del ascensor para esté abrir sus puertas y así nosotros entrar, él pronto presiona un botón con la letra P para así las puertas cerrarse y sentir como el ascensor empieza a moverse, antes de poder bajar, me doy cuenta como el ascensor solo tiene cuatro letras el primero es una T, luego le sigue una P, después una B y termina con una E; me extrañe que no hubieran números cuando el edificio es muy grande pero como la curiosidad me mata, mi boca termino por abrirse para responder la primera pregunta del día.

— ¿Qué significa cada letra?—le pregunté.

—Terraza, Piso, Bodega y Estacionamiento. —Pronunció Pierre.

Enarqué la ceja al no comprender porque el edificio no está dividido por pisos cuando él solo menciono el singular de uno, apenas me quedo tiempo para pensar cuando las puertas se abrieron y en vez de ver un pasillo me encuentro de inmediato con una sala principal al estilo vintage; me quedo tan admirada que ni siquiera puedo dar un paso al frente para poder observar más de cerca el lugar, en vez de eso, Pierre es el primero en salir para luego darse la vuelta y esperar a que salga del ascensor; con la boca abierta doy cinco pasos al frente para darme cuenta que esté no es un edificio que puede estar formado por apartamentos lujosos, sino que es más bien un...

—Bienvenida a mi penthouse. —Lo escuchó decir.

El lugar es grande y un poco intimidante para lo que yo apenas he podido alojarme en todo este tiempo, he podido conocer pequeños hoteles, apartamentos económicos, casas humildes y en mi ocasión, granjas de mi pueblo pero estar dentro de un penthouse es como haber soñado alguna vez tener que pisar uno para ver aunque sea su interior; recuerdo como mis compañeros de universidad siempre hablaban de vivir o tener sus propios apartamentos con vista a algún mar o comprar su propio penthouse o mansión, muchas veces los escuché hablar a todos ellos sobre sus sueños y cuando llegaba ese preciso momento de preguntarme en qué tipo de mobiliario me gustaría vivir, la pregunta a pesar de ser sencilla siempre terminaba por ocasionarme algunas burlas de las cuales prefería borrar, y esa respuesta aún sigue en mi mente, la cual es vivir en una casa sencilla en el campo; pero ahora quien diría que a mí, Alaska Gardener me tocaría vivir el destino que muchos de mis ex compañeros aún no han podido lograr... vivir en un penthouse.

—Pensé que... Viviríamos en un lugar menos ostentoso—le di una mirada incómoda por si no le agradaba mis palabras.

—Es lo mejor que he podido hacer Alaska—dice un poco abrumado—no tengo propiedades en Lambeth para decirte que tengo a la mano un paquete de llaves de mudanza exprés para quedarnos en donde tú desees—intenté no molestarme.

—Lo sé Pierre y sé que aunque no te guste la idea que viva contigo... —me interrumpió.

—La idea es desagradable—mencionó indiferente.

—... Sé que debo adaptarme a tus comodidades ya que no puedo pagarte una mansión para convivir juntos un par de meses. —Él empezó a reírse.

—Un par de meses... —dice irónico. —Son nueves malditos meses, Alaska. —Dice extremamente enojado.

No tengo porque responderle o alentarlo a seguirle recordando porque viviremos bajo el mismo techo nueve meses como si se tratara de cuidar un embarazo inesperado pero siendo sincera, aunque la idea me suena demasiado terrible como para él, quizás esta sea la única solución para que ambos aprendamos a conocer uno al otro antes de cortar el lazo que nos une.

—No quiero hablar de ello, suficiente he tenido toda la noche anterior para pensar en cómo jugaremos a las cartas con esto—se acarició la frente.

— ¿Qué?—solté sin comprender.

—Hablaremos de eso más noche, por el momento tengo que ir a Manchester. —Pronto el sonido del ascensor provoca que mire hacia atrás y vea a Mason con unas cajas. —Mason, luego que termines por subir todas las cajas y maletas, enséñale a la señorita Gardener el penthouse y si ella quiere dar un paseo por la ciudad, tienes las llaves de BMW para llevarla donde ella desee. Volveré tarde. —Ni siquiera pude decirle una última palabra porque pronto camino hacia el ascensor antes de que esté cerrara sus puertas de metal.

—Eres un idiota Pierre. —Musité para que Mason no me escuchará.

Me quedé parada en aquella sala pensando en lo que puedo hacer las próximas horas que esté sola en esté lugar, lo primero que había pensado en la mañana fue que podía hablar con Pierre acerca de cómo conllevaremos este plan los siguientes nueve meses que permaneceremos juntos, pero veo que la idea que había programado para discutirla con él pronto se fue a la basura con saber que Pierre tiene que viajar a Manchester y que volverá muy tarde a casa.

Observo la sala y ante ella encuentro aun varios objetos cubiertos con mantas blancas, es posible que aquel penthouse no se haya ocupado por varios meses cuando hasta encima de la chimenea encuentro mucho polvo que cubre el color del bonito diseño de la chimenea. Antes de poder seguir inspeccionado el lugar, el asistente de servicio de Pierre aparece con todas mis cosas, en donde cada una de ellas las fue sacando con cuidado mientras presionaba un botón del ascensor para que se quedará estático por unos minutos.

—Señor Mason... —me acerqué a él. —Puedo saber ¿cuánto tiempo lleva esté lugar desalojado?—él piensa por un momento antes de responder.

—Tiene aproximadamente tres años, señorita Gardener—sacudo la cabeza al escuchar el tiempo.

— ¿Pierre no viene seguido aquí?—seguí cuestionándolo.

—No señorita, desde que el señor Beckham construyo esté lugar, jamás lo ocupo hasta el día de hoy. —Hice un gesto al comprobar que eso puede ser verdad.

—Y si lleva tres años de no ser ocupado por nadie... ¿Por qué hay muchos autos y estos muebles?—señale.

—Los autos fueron trasladados hoy en la mañana, señorita. —Empezó a responder. —Los muebles fueron comprado hace un año, antes parecía que el señor Beckham alquilaría el edificio pero... —Musité unas palabras bajo.

—Se presentó lo de tener que vivir juntos—susurré.

— ¿Qué dijo señorita?—Mason intentó entender mis palabras.

—Eh... nada—le sonreí.

Ahora comprendía que había arruinado algunos planes futuros para Pierre, por ello debe seguir disgustado y molesto conmigo pero por un lado no es todo mi culpa y tampoco puedo recriminarme cuando él es quien tuvo la fabulosa idea de vivir aquí en vez de buscar otro lugar, pero por nuestra sorpresa, hoy comienza nuestra convivencia, por lo cual el tiempo de buscar casas o apartamentos era limitado y solo nos quedó ocupar recursos que podíamos tener a la mano y uno de ellos fue vivir en un penthouse.

—Le daré un recorrido al lugar—le avisé antes de caminar a otra dirección.

—La acompaño—lo detuve.

—No es necesario... Puedo sola señor... —me interrumpió.

—Puede llamarme Mason, señorita—sonreí.

—Entonces, puedes llamarme también por mi nombre—le sugerí.

—No creo que al jefe le guste, señorita—bufé.

—Le guste o no a Pierre, puedes llamarme por mi nombre. No es necesario usar modismos formales para alargarme y hacerme sentir como una dama... En realidad, los odio y me gustaría más si me tratará como alguien de su mismo nivel—él se impactó por mis palabras.

—Si usted lo desea madame—hice un gesto serio al ver que no lo puedo convencer.

— ¡Ah! Bien... como tú quieras—empezó a reírse. —Cree que puede pasar por algún supermercado para comprar cosas de limpieza—le consulté.

—Sí, claro madame. —Registre mi cartera al escuchar su afirmación.

—Bien, entonces compré lo necesario para poder limpiar esté lugar—le di unos billetes.

—El señor me dio una tarjeta, madame. Él dijo que puedo o puede ocuparla para lo que usted desea. —Negué.

—Tome el dinero, no quiero que Pierre sea el único en que gaste en esto... Hágalo por mí, no quiero pelear—le hice una carita de perrito.

Él me observó por unos minutos hasta que se rindió y acepto el dinero, sonreí victoriosa y antes que se marchará, tomé un bolígrafo y una pequeña libreta de mi cartera para anotarle lo que debe de comprar para limpiar todo aquel lugar. Al darle la lista de utensilios de limpieza, él se marchó para dejarme sola en aquel penthouse; antes de pensar en que puedo comenzar para cambiar aquel sombrío lugar, empecé a recorrer cada una de las habitaciones.

Después de cruzar por la sala principal llegue a encontrarme con la cocina, la cual tiene encimeras, una mesa de granito, una enorme refrigeradora, la cocina, un lava vajillas, tostadora, microondas, licuadora, y casi todo lo que se puede encontrar en una cocina completa; recuerdo aún las palabras de Mason y pienso que Pierre parece haber llegado a tener muy organizado aquel lugar para darle un alquiler, por ello es que hay todo tipo de objetos importantes en esté lugar; por supuesto hay artefactos que aún faltan, entre ellos los platos, vasos y comida.

Salí de aquella cocina para caminar al otro extremo del penthouse, en donde me encontré una habitación grande en donde me asombre y casi saltó de la alegría al ver una biblioteca, sillones de terciopelo, otra chimenea y una mesa que hace juego con la silla. Creo que los siguientes días por lo menos encontraré un buen lugar en donde pasar el rato luego de trabajar; antes de poder irme, a un lado de la habitación encuentro una puerta, así que al no poder resistir la tentación de saber a dónde llevará la puerta de madera color ocre, termino por abrirla y me doy cuenta que lleva hacia un cuarto de baño; lo cual es asombroso al ver lo accesible que parece ser aquel lugar.

Salgo de aquella habitación para ir a otras que me trasladan a salas de té, habitaciones de entretenimiento, dos oficinas y una habitación que mantiene una vista a la ciudad; subo las escaleras y llego al segundo piso, aquí empiezo a recorrer de nuevo cada pasillo con su habitación, aquí entro a una pequeña sala en mueblada y con grandes ventanas en donde se puede observar el amanecer, estoy casi asombrada del espacio del lugar que no puedo divisar el contenido de la habitación, es casi como una segunda sala, quizás la primera puedo tomarla como una sala de espera, ya que está parece ser la original, pero pensándolo bien sería muy tonto cuando se encuentra en el piso de arriba, así que deniego la idea en mi cabeza; me aproximo a otra habitación y es cuando aquí encuentro una habitación grande, parece ser la habitación que compartiré con Pierre ya que está tiene una cama King Size moderna y madera, a juego un tocador, dos roperos solo que uno es grande y de forma vertical mientras que el otro es pequeño y forma horizontal, hay una pantalla plana, aire acondicionado, unos sillones a juego, un espejo... En fin, creo que no puedo detallar las miles de cosas que tiene la habitación, porque sería imposible terminar de mencionarlas.

Me dirijo a otra puerta y al abrirla, me asombro al encontrar un cuarto de baño, este en comparación es diferente al que encontré en la biblioteca y el de visitas, esté es más amplio y casi me deja con la boca abierta al ver el jacuzzi, la bañera de hidromasaje, la ducha, el lavamanos, el inodoro y eso sin decir de otro ropero.

Me siento en una esquina del jacuzzi para poder recordar cada detalle y artefacto que tiene esté lugar, estoy convencida que no podré adaptarme los primeros días porque sentiré que estoy viviendo en una burbuja o en un sueño que no despertaré pronto; esto es más de lo que podía haberme imaginado y eso sin decir que aún falta mucho para que todo comience.

Me levanto y camino fuera del cuarto de baño para irme al primer piso, ya que observe todo el parámetro de la casa es hora de comenzar con mi primer labor del día y ese será, limpiar toda la casa; tendré que hacerla de cenicienta mientras que Pierre no está en casa, él debería estarme ayudando pero dudo que esperarlo sea una buena idea cuando supongo que ir a Manchester solo fue otra excusa para alejarse de mí unas horas antes de comenzar con nuestro plan.

Agarro una de las mantas del sillón y pronto las quito de su lugar para encontrarme con un bonito juego de sofá color aqua, el olor a nuevo y la textura de aquel mueble hace que pronto quiera sentarme y quedarme dormida por un rato en aquel sofá, pero al escucha ese sonido del ascensor hace que corra hacia la puerta y vea que se trata de Mason quien tiene en ambas manos, un par de bolsas con todos los utensilios de limpieza que le pedí comprar.

— ¿Esa es la única puerta que hay?—Pregunté.

—No madame, está solo es para el propietario del edificio. Para los visitantes es otra, la cual está en ese pasillo—señala el lugar y a lo lejos veo una puerta moderna y de color café.

—Ahora veo. —De nuevo me quede asombrada.

Me acerco a él e intento tomar unas de las bolsas pero veo como me impide hacerlo al lograr ponerlas detrás de su espalda, camina hacia un lado y veo como está a punto de sacar su móvil del bolsillo de su pantalón para hacer una llamada.

— ¿Llamará a Pierre?—es lo primero que viene a mi mente.

—No madame, el señor Beckham me sugirió llamar a la señora Cinthia; ella limpiará el edificio. —Negué y pronto sin que se diera cuenta, tome su celular de forma improvista.

—No, no haga eso. Quiero hacerlo por mi cuenta—él se asombró.

—Madame... el señor Beckham... —lo interrumpí.

—Sé que todo lo que le dice Pierre debe cumplirlo pero conmigo no hay necesidad, quiero encargarme de ciertas cosas... Además no solo quiero ser una vividora, quiero ayudar en algo a pesar que esto se vea difícil porque es limpiar como siete habitaciones en un par de horas. —Él se queda atónito con mi respuesta.

Se queda en silencio por unos minutos hasta que suspira y termina por complacer otra de mis ideas; no tardo pronto en tomar la escoba y unas franelas para limpiar los sofás, él parece no saber mucho de limpieza, así que lo único que le ordeno para que me ayude es en dejar mis cosas en mi próxima habitación, hacerle una lista de que alimentos puede ir a comprar al supermercado y por supuesto comprar mi almuerzo. Esas son las únicas tareas que le dejo a Mason antes de que el día termine.

(...)

Suspiro al darme cuenta de cómo me he llevado toda la tarde en hacer la limpieza en la casa; veo mi celular y me doy cuenta como son las ocho de la noche, me sorprende saber de cómo se me fue el tiempo y agregando de lo extra que tuve que hacer para tener la casa un poco más preparada, eso dice de tener que poner en la refrigeradora todas las compras que hizo Mason y también haber llegado a desempacar la maleta de Pierre y la mía para poner nuestras ropas en los roperos.

Estoy demasiado exhausta para poder seguir en pie, así que me siento en uno de los taburetes de la cocina mientras bebo un poco de agua y me doy masajes en cuello después de haber tenido esa ducha relajante que me hizo sentir mejor después de haber trabajo en la limpieza.

Antes de poder reaccionar, escucho unos pasos provenir de la sala y es aquí en donde me asusto un poco al no haber escuchado el sonido de ascensor pero al ver como Pierre cruza el umbral de la cocina, hace que me relaje y no intenté gritar un auxilio por si se trataba de otra persona.

—Wow, la señora Cinthia parece haber dejado todo impecable—mira todo su alrededor.

—En realidad... La señora Cinthia jamás llego—él enarca la ceja—y fue porque evite que Mason la llamará para traerla y que hiciera la limpieza—le comenté.

—Oh Dios... No me digas que tú... —no termino de decir la palabra.

—Sí, yo fui quien limpió todo—observé como su rostro cambio.

Bien, lo he hecho enojar y está vez no tengo una razón exacta para poder entender su amargura. Supongo que haber limpiado sola el edificio no fue algo que le gustara pero no me esperaba que su reacción fuera así cuando en realidad, me esperaba una muestra más comprensible por haber hecho la limpieza en la casa.

—Alaska, deja de hacer cosas que no están a tu cargo, ¿sí?—empieza a moverse entre toda la cocina.

— ¿Te molesta que haya limpiado?—pregunto intentando tener ese contacto de mirada con él.

—Sí, en realidad no quiero que mis propios trabajadores crean que tú haces labores de criada. —Abrí mi boca sorprendida.

—Pues para mí no fue algo desagradable tener que haberlo hecho—inquirí.

—No me importa, mientras vives aquí harás las cosas como yo te las ordene—salte del taburete para acercarme a él.

—Si comienzas así creo que será mejor que me marché—él achicó los ojos.

—Ni te atrevas—susurró.

Nuestras miradas entraron en un combate que fue casi interminable por un par de minutos, aún no puedo comprender el carácter de Pierre en algunas circunstancias que aún no han provocado que la última gota de mi paciencia se desborde del vaso; pienso en lo mucho pero mucho que tendré que tolerar está forma apática y agridulce de él en los nueve meses que estaremos juntos, eso sin decir que esto solo es el comienzo de lo que tendremos que superar.

—Siéntate que hablaremos de las normas y planes que tengo para esto—crucé los brazos.

—Si estás así, prefiero mejor irme a dormir—me retiro de la cocina para irme a la habitación que compartiremos.

Unos segundos son los que apenas puedo escuchar solo el sonido de mis pasos cuando mi nombre suena por todos los pasillos del penthouse, Pierre me alcanza en solo unos minutos y puedo ver su insistencia al no callar su boca y hacer que me detenga para que lo vea a los ojos, pero mi molestia es más grande que sigo ignorándolo hasta que llego a la habitación y en frente de su nariz le cierro la puerta hasta tener que sentarme en medio de la cama.

—Vuelve a hacer eso y juro que me conocerás mejor, Alaska—elevó la ceja.

— ¿Debo tomarlo como una amenaza? ¿Implica eso a un daño físico?—cruzó los brazos.

—No golpeo a las mujeres—sus ojos empiezan a oscurecerse.

Quisiera creerle pero el Pierre que tengo en frente es un total desconocido para mí, no pondría mis manos al fuego por él en este momento cuando él ha empezado a sacar antes sus garras de lo esperado, me suena decepcionante no poder llevar esta relación muy bien de lo esperado.

Veo como agarra un banco redondo de la habitación y lo deja en frente de la cama para sentarse y así verme a los ojos.

—Mira Alaska, no quiero tener más problemas contigo, lo único que deseo es no tener que hacer esto más difícil de lo que es, así que de ti solo espero que escuches, obedezcas y cumplas lo establecido—gruñí.

—No soy tu sumisa, Pierre. —Él hizo una mueca de desagrado.

—Sería más fácil si así fueras—intenté no enojarme más de la cuenta.

Escuchar, obedecer y cumplir con lo establecido... ¿Qué es esto? Un contracto o itinerario para tolerar su conducta dominante durante los próximos meses.

—Bien, comencemos. —Suspiré. —A partir de mañana las cosas entre ambos serán diferentes, actuaremos como si somos pareja... —lo interrumpí.

— ¿Actuar? Pero si hace poco te vieron con esa modelo... ¿cómo haremos como si no sucedió nada si han obtenido pruebas que tú estuviste con ella?—resalté en desesperación.

—Guarda todas las preguntas que tienes para el final, ahora solo escúchame y luego si quieres puedes bombardearme con todo lo que quieras decirme—rodé los ojos.

—Continua... —dije mal humorada.

—Como te decía, a partir de mañana a demás que nuestra vida cambiara, tú ya no estarás soltera, ahora actuaremos como si fuéramos novios. —Abrí la boca para decir algo pero al ver como su rostro se mostró serio preferí cerrarla. —No dirás nada a la prensa y a entrevistadores entrometidos sobre nuestra relación, resultará más fácil que todo sea oculto porque nadie descifrará la razón por la cual estamos juntos, así que ellos mismos buscaran la forma de sacar sus propias conclusiones. —En eso si le doy un punto de aprobación. —Eso es lo primero. Lo siguiente es que mi traslado Lambeth fue inesperado, lo cual tendrás que acostumbrarte que no seré puntual con las horas de llegada por la noche cuando tengo proyectos vigentes por los cuales supervisar cotidianamente localizado en otras ciudades. —Me quedé callada al no poder intervenir en ello. —En ocasiones podré dejarte y recogerte a tu trabajo, siempre y cuando pueda terminar con mi trabajo a tiempo y tú no gastes dinero en transporte, como lo mencione anteriormente acerca de que habrán veces que no llegaré temprano a casa, Mason será el encargado de recogerte, así que siempre él será puntual al esperarte a la hora que termine tu jornada laboral. —Esa idea no me pareció mucho. —De vez en cuando, saldremos como una pareja, puede que planeemos cosas pero al darme cuenta que somos muy diferentes quizás nos costara un poco en coincidir así que intentaré llevar la batuta a esta relación falsa. —Suspiré abrumada por su superioridad. —Cada noche ambos dormiremos separados, así que marcaremos una línea de límite para que ninguno la traspase. —Puse los ojos en blanco al escucha eso de nuevo. —Y las reglas de aquí son simples, nada de fiestas, invitaciones sorpresas, llegadas tarde, traer a otros hombres... —Le tiré una almohada con lo último. —... Bien, como decía, nada de hombres, drogas, nada de tener animales dentro de este penthouse y cualquier delito que pueda involucrarme—me acaricié las sienes por todas las tonterías que dice.

— ¿Ya terminaste?—dije entre dientes.

—Y una cosa más, si algo me llega a suceder, serás la primera en ir a prisión—hice las manos unos puños.

— ¡De nuevo con eso!—Grité. —Mejor prosigamos con mis propias reglas. —Me acerqué a él. —Nada de traer mujeres aquí, consumir drogas, fumar, hacerme ver inferior en frente de otros, ser limpio y ordenado y no tratar de llevarme a ser cosas que no quiero. —Él enarco su ceja.

—Bien. —Acepto. — ¿Tienes alguna pregunta?—Respiré agitado al mencionarle todas mis reglas.

—Esto será inevitable así que... ¿qué haremos si tu familia pronto sabe de esto?—hizo una mueca.

—Actuar. —Dijo con simpleza. —Nos haremos pasar como una pareja feliz ante sus rostros y no le contaremos nada acerca de lo que estamos haciendo; lo cual mentiremos como si es una relación de noviazgo cualquiera hasta que los nueves meses se cumplan y terminemos con esto. —Parece tenerlo todo planeado.

Dios, supongo que a Pierre se le da muy bien ocultar secretos y eso sin decir, que en crear planes que pueden resultar mejor de lo esperado.

—Esto no lo debe de saber nadie, Alaska. ¿Lo entiendes?—Asiento. —Y con tu primera pregunta, no te preocupes, que con Melissa nunca tuve algo serio, solo era sexo. —Dijo sin importancia.

—No me sorprende, recuerda que eso lo tuve contigo. —Le sonreí de forma falsa.

—No comiences... —Refunfuño. —Lo cual le dejé claro a ella todo, y ambos mentiremos sobre esas fotografías que salieron en el periódico, así que puedes estar tranquila por ello. —Solté una risa.

—Si como tú dices. —Murmuré.

Después de esa conversación términos por cenar sushi, quien Mason había llegado a comprar luego que su jefe llegará tarde a casa; no me sentía de muchos ánimos para seguir hablando o discutiendo con Pierre así que temprano me fui a la cama para descansar, quizás lo peor de esto no fue tener que compartirla sino que darme cuenta como Pierre puso de límite un par de almohadas para que cada quien tuviera su lugar, eso fue lo más niñato que vi de él esa noche pero de todas formas, no podía quejarme, porque pienso que ha sido lo mejor que ha hecho hasta el momento, ya que mantener nuestros cuerpos alejados uno del otro será una forma de evitar tocarnos y yo así volver a caer en su trampa.

Oh Dios... Solo espero que mañana sea un mejor día.

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Continuará...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top