Capítulo 13
"Nunca te van a cambiar por algo mejor, sólo por algo más fácil"
Paulo Coelho
***
| Pierre |
Registre el perímetro del área en donde se ha comenzado a construir el nuevo centro comercial en Westminster, debo de observar si todo está en orden y va con el seguimiento de los planos, es difícil tener que mantenerme al tanto de las nuevas construcciones cuando las tres que se están llevando a cabo se encuentran en diferentes estados del país, eso sin decir que aún me debo de mantener al pendiente del contrato para comprar el territorio que aún no nos ha favorecido a dar el sí, a los compradores, ya que aún el costo de las hectáreas se encuentran muy elevadas y no podemos decir que ese es un precio regular que se puede obtener en un territorio como los que Ezra siempre ha buscado, así que como empresa estamos en debate de verle las posibles consecuencias y favorecimientos que podemos tener si compramos dicho terreno teniendo en cuenta que habrán gastos extras de los cuales comúnmente al construir cualquier tipo de edificio, los próximos propietarios de dicha obra no querrán comprar un inmueble que sobresalga más de sus presupuestos a pesar que se encuentren en un buen lugar cerca de la ciudad.
— ¿Tienes el reporte?—le dije al encargado de llevar la construcción.
—Alex Dinges, ya tiene el diseño completo de como llegará a quedar el centro comercial por dentro—comentó mi trabajador de apoyo.
— ¿Te envió los planos?—asintió Michael.
Observé como de la Ipad empezó a mostrarme los planos que Alex Dinges ha enviado acerca de la posición que tendrán los almacenes, las instalaciones eléctricas, los ascensores, las escaleras eléctricas y otros sistemas técnicos que tendrá el centro comercial; el proyecto se encuentra en forma después de algunos contratiempos que se han dado durante las épocas de lluvias y nevadas que se han dado en el país, es difícil tener que construir en tiempos en donde el clima no ayuda a que los trabajadores sigan con su trabajo, en estas ocasiones es mejor no arriesgar la salud del personal de mantenimiento, servicio y construcción, así que solo toca esperar que las condiciones climáticas mejoren para proseguir con las obras.
—Muy bien, parece que Dinges ha hecho un buen trabajo—evalué todo el trabajo que ha construido nuestro ingeniero de la construcción.
—También Bastien Sellers...
— ¿El hidrogeólogo?—pregunté.
—Sí. —Respondió. —Anuncio que las tuberías en donde se conectaran el agua potable para los baños públicos y la zona de la comida rápida, ya tienen un destino de movimiento con las aguas subterráneas. —Sonreí al escuchar eso.
— ¿Algo más?—empezó a recordar.
—El encargado de servicios, ha empezado a hacer cotizaciones en varias ferreterías con respecto a las instalaciones de alumbramiento, seguridad, catering, entre otras cosas que debe tener el centro comercial, está buscando los de mejor calidad y que sean eficientes cuando el edificio ya esté construido. —Explicó.
— ¿Qué hay de los empleados?—pregunté con interés.
—Está semana enfermaron dos albañiles, el director de cantera llamó que recluirá a un nuevo empleado y le dejará su puesto de trabajo por unas semanas porque se le presento un asunto familiar y tendrá que salir del país antes de terminar año, el cristalero cambio la fecha que vendrá para tomar medida a los cristales de las ventanas que tendrán todos los locales y el decorador recomendó una amplia lista de materiales que pueden facilitar la construcción interior de los almacenes. —Suspiré.
—Envíame la lista, tendré que discutirla con la junta para saber si están de acuerdo con los materiales. —Asintió. —Gracias Carl.
Le di una mirada más al edificio en construcción para luego ver mi reloj y darme cuenta que ya son las cinco y media de la tarde, empiezo a quitarme el equipo de protección para empezar a marcharme mientras me despido de varios empleados de la construcción, ha sido un día largo que lo único que quiero es llegar a casa, pero a penas la paz que hace unos segundos tenía es cortada con una llamada que hace que agarre emocionado el celular pero al ver el número de la persona en la pantalla provoca que dejé ir un gruñido y miré hacia el cielo al ver la persona que me está llamando.
— ¿Hola?—dije.
— ¿Tienes libre esta noche?—escuché su voz coqueta.
—Adeline, estoy cansado... —Suspiré.
— ¿Puedo ir a tu casa y hacerte un masaje?—me acaricié la cabeza.
—Creo que no he sido suficiente directo, lo que tuvimos solo fue sexo y no busco tener una relación romántica y tan siquiera de amistad contigo—comenté.
Hubo un silencio que se me hizo eterno, la verdad de todo, es que me gusta confrontar la realidad y aunque me escuché muy duro y neutro siempre les dejo en claro a todas las mujeres con las que salgo que todo lo que tuvimos fue más que sexo y no tengo otros intereses en ellas y más, en intentar que se vuelva a repetir las acciones cuando yo mismo, las he llegado a aclarar que lo nuestro ya ha finalizado; pero afronto estas circunstancias en varias ocasiones cuando sé que algunas de ellas piensan que bromeo con mis propias promesas para volver con ellas, es sin dudar que romper con mis propios principios no están en mis planes cuando he marcado desde hace un par de años llevar esta vida sexual, además de elegir las mujeres con las cuales pretendo tener sexo también me arriesgo a tener a que otras tengan la intención de tener con ellas una relación más profunda, pero yo no me dejo engañar, yo no quiero ni necesito algo más que el sexo, a mí solo me gusta disfrutar de las mujeres y con algunas me alegro no tener que lidiar con estas situaciones porque también tienen en claro que lo de nosotros solo es temporal, además no me gusta jugar o perjudicar con mis propios sentimientos que hasta el momento doy gracias que ninguno me permite que me bloqueen con una mujer, eso me basta para poder seguir disfrutando de mi vida sexual.
—Bien, tú te lo pierdes. —Adeline me cuelga sin sorprenderme.
En mis años de relacionarme con mujeres he tolerado de todo, entre ellas las más frecuentes, las cortadas de llamada y también las maldiciones que escucho, es raro que una mujer me llegué a buscar e intente hacer un drama en frente de mis empleados o cuando me encuentro sólo en mi oficina, eso es a lo que llamo fuera de serie, lo cual termino por tener un mal día por confrontarme con una de mis pesadillas.
—Y ¿ahora quién era?—llega Ezra a mi lado.
—Una chica que vende maquillaje en uno de esos centros comerciales de Londres. —Le comento a mi amigo.
— ¿Cuántos meses llevabas sin su contacto?—empiezo a contar los meses.
—Si más lo recuerdo desde junio u agosto—me rasqué el cuello.
Realmente soy malo para recordar fechas que para mí no suelen ser importantes, las que más puedo conceder el privilegio de mantenerlas como recuerdo son como los cumpleaños de mi familia y amigos, hechos que me llegaron a dar un éxito así como mi graduación y también algún evento en el cual es difícil de olvidar la felicidad que obtuve de ello, como la primera vez que monte mi primera reunión en la cual haría una de las primeras construcciones en mi trabajo. Son situaciones que no olvido jamás pero si se trata de contar meses que he llegado a estar al lado de una mujer, en eso, estoy más que fuera del campo de juego.
— ¿Dónde está Ian?—preguntó Erza al buscarlo dentro de la construcción.
—Se fue temprano, fue a recoger algunos documentos a la delegación de Lambeth para luego reportármelos a mí. —Comuniqué.
—Hablando de Lambeth... —Hice un gesto al saber hacia dónde va Ezra— ¿Ya te dio una respuesta tu querido ángel?—le mostré mi cara seria.
—No, además es aún le queda un día para darme su respuesta. —Empecé a caminar hacía mi auto.
— ¿No tienes miedo a que Alaska se niegue a participar en tu evento?—se burló Ezra de mí.
—No, sé que dirá que sí. Estoy seguro de ello. —Afirmé con un tono de seguridad.
—Y ¿si no lo estás?—él elevo una ceja.
Odiaba cuando Erza se pone en contra de mis propias palabras porque el defecto que tengo es que eso puede causarme inseguridad en mis propios pensamientos, ahora mismo puedo creer que Alaska acepte mi propuesta de ser mi acompañante en el evento de beneficencia después que pasamos una noche juntos, pero eso no muestra que también ella aceptara después del buen trato que le di, ya que por lo poco que la conozco, ella no es como las demás mujeres con las que he estado, donde la mayoría de ellas les encanta aparentar y lucir que estamos juntos cuando solo son más que otras invitadas, en cambio Alaska, es más introvertida y hogareña, sus mismas palabras, inseguridades y anécdotas me han hecho descubrir que ella no está ligada al mundo en que controlo a mi forma de ser, ella es fácil de controlar porque es nueva en el sexo pero eso es poco para decir que cuando se trata con cuestiones más serias, es posible que ella retroceda y comience a dar pasos hacia atrás.
—Hay otras mujeres... —de nuevo el celular me interrumpió.
Realmente odio cuando los dispositivos tecnológicos me tienen que interrumpir en mis conversaciones, pero si se trata de llamadas importantes, prefiero no molestarme porque es mi trabajo tener que contestarlas aunque me encuentre de mal humor.
—Hmmm, vaya es Camille—negué molesto.
¿Por qué no puede ser una llamada de Alaska? ¿Necesariamente este día tiene que ser las llamadas de otras mujeres que no sean ella? Pero aunque esta llamada sería fácil de colgar, estoy demasiado seguro que la mujer atrás de la línea no me dejará en paz hasta que corresponda su llamada, de todas formas, no dudo que mi mamá la invité el lunes para la fiesta que siempre hace en familia en mi antigua casa para navidad y fin de año, la verdad de esto es que no podré tolerar tener a Camille cerca de mí durante toda la noche y lo peor es que no me puedo librar con facilidad de ella porque mi mamá esta fascinada con Camille que hasta el momento no ha llegado a ver una mujer que cambie su interés o perspectiva por ella para que sea mi futura esposa, por ello, es que Camille se encuentra como la primera y única en la lista en ser mi futura pretendiente, lo cual no dudo que rechazaré todo el tiempo que me quedé de vida.
— ¿No piensas contestarle? Sabes que te hostigara lo que reste de la noche—apruebo las palabras de Ezra.
Con un delirante y molesto suspiro, me alejo un poco de mi amigo para contestar aquella llamada que no se me da el placer de tener que comunicarme con la mujer que no deseo hablar hasta el momento, porque lo que más deseo es que la que se encuentra últimamente en mis pensamientos es la que tenga que intentar llamarme en las últimas 32 horas que le quedan.
—Dime Camille. —Digo yendo al grano.
—Supongo que acabas de salir del trabajo, ¿no quieres cenar conmigo?—hago un gesto hastiado al saber que no puedo tener una noche para mí sólo.
— ¿Tienes algún plan de dónde ir a cenar?—dije sin alternativas para evadir.
— ¿Te parece vernos en el restaurante Goodman?—casi puedo imaginar que está sonriendo.
—Está bien, nos vemos dentro de una media hora—aún debo de pasar a mi casa.
—Está bien. —Cuelgo para no seguir con aquella frustrante conversación.
Respiro profundo intentando no estresarme con todo lo que ha sucedido últimamente, con Camille no tengo opción pero espero que esto acabe pronto, necesito poder respirar sin sentir la presión de todos los problemas que aún me pesan en la espalda.
(...)
Cuando entramos al restaurante, pronto Camille da su nombre para llevarnos a la mesa que reservo hace unas horas; el lugar es elegante, ostentoso y acogedor que hasta la música que suele ser electrónica o pop la han convertido en melodías suaves que se tocan a través de los instrumentos de cuerda y viento y al fondo la voz del cantante.
El set de todos los vinos que se encuentran en el estante de vidrio y madera me hacen ver que hay una variedad de bebidas de buena selección y aunque el lugar esté marcado como uno de los mejores y por obtener casi las cinco estrellas, me da la maravilla de tener que sentirme parte del buen ambiente, quizás eso es lo bueno que tiene Camille, en elegir lugares que se encuentran a nuestra preferencia y comodidad.
El maître nos lleva en dirección a una alejada pero antes de poder llegar a ella, al girar mi rostro, dejo de caminar para quedarme petrificado y observar a la persona que tengo a tan solo aproximadamente cuatro metros de mí. Sus extravagantes ojos, su natural sonrisa y sus delineadas curvas a través de aquel vestido morado provoca que me quede sin aliento pero además de eso, mi cabeza no le transmite ni una señal a mi cuerpo, simplemente me quedó ahí parado, mirándola hablar con su amiga y observando como ella muestra esa faceta sencilla que la hace ver diferente a cualquier mujer.
Se cubre la boca al reír y cuando menos lo espero, sus ojos pronto chocan con los míos, ella se pone rígida al verme y la sorpresa es visible ante su rostro. De forma de saludo, levanta su mano y deja salir una pequeña sonrisa que produjo en mi cuerpo una descarga que me hizo responderle de la misma forma, pero su rostro decae sin esperarlo y estoy a punto de preguntarme la razón cuando siento como Camille me toma del brazo y me deja un beso en la mejilla.
—Vamos Pierre, la cena nos espera. —Reacciono de forma retardada porque Camille me lleva hasta la mesa y solo veo como Alaska baja la mirada.
Me siento en la silla café y pronto el maître nos deja los menús para optar por cualquier tipo de comida, no dejo de ver la mesa en donde se encuentra Alaska y apenas puedo mantener mis sentidos en contacto cuando la mano de Camille acaricia el dorso de la mía haciendo que nuevamente reaccioné y sea yo quien corte esa escena que para mí solo debe ser otro capricho de ella para ponerle atención.
— ¿Qué pedirás?—pregunta quitando la mano al ver que deslice la mía bajo la mesa.
No respondo porque el apetito se me ha ido, tengo que mantener la vista reflejado en la carta del menú como también en ocasiones ver de reojo a Alaska, desde donde me encuentro y agradeciendo mi altura, sigo sin poder quitarle el ojo, observó detenidamente todo lo que se encuentra en su alrededor pero me sorprendo cuando veo un tercer plato en la mesa, lo cual me hace dudar si hay otra persona con ella y su amiga. Y mis sospechas son ciertas cuando ese pellizco de molestia estorba mi tranquilidad al ver ese tal amigo de Alaska presentarse en la mesa, él con una sonrisa en la boca se sienta con ambas mujeres y empieza a interactuar con ellas con demasiada facilidad que hasta las hace reír.
Mis nervios se ponen tensos y mi mano se hace un puño contra la chaqueta; Alaska deja de estar tensa para volver a su forma natural, en donde muestra esa comodidad entre ambas personas que se encuentran a su alrededor, el mesero que los atiende a ellos, les deja un copa de helado, la cual su tal amigo la agarra y antes de probarla, le pone la cuchara cerca del rostro de Alaska.
Casi como si fuera un golpe en la cara o uno en el estómago sentí al ver esa acción y más darme cuenta que Alaska acepto el helado sin dudarlo; la ansiedad aparece en mi cuerpo provocando que mueva la pierna de forma ligera y eso sin decir que esta vez no puedo quitar los ojos de ellos dos.
— ¡Pierre!—me asusto al escuchar mi nombre.
Miro al frente y me encuentro a Camille molesta, sus brazos se encuentran en jarras y su ceño ya está fruncido, el maître que nos atiende casi puede sentir la tensión en nuestro alrededor y eso sin decir que en su rostro se refleja el miedo que le provoco el grito de Camille.
—Sabes... No me encuentro bien. Es mejor que me vaya a casa y cenamos otro día. —La quijada de ella casi cae a la mesa con mis palabras.
— ¿Pensaras dejarme así?—dice al ver que me levanto.
—Sí y lo lamento pero no me encuentro en condiciones de cenar. Nos vemos. —Camino en dirección a la puerta.
La vergüenza que debería sentir porque Camille grito como una mujer en auxilio no se compara a lo molesto que me encuentro, necesito relajarme y tomar suficiente aire antes de volver a entrar y llevarme a Alaska sin su consentimiento, creería que raptarla no es una mala idea cuando en realidad lo es porque esta contra el derecho de su libertad pero me marcho en dirección a mi auto para volver a casa, es eso o tener que darles otro show a los clientes del restaurante.
(...)
1 día después...
Puedo sentir la mirada fría y frívola de Camille quemar mi espalda, desde que la dejé con la reservación en el restaurante y con muchas dudas en su cabeza ha convertido en mi noche de navidad en la más tétrica posible y la razón está muy clara cuando su rostro revela más que una bonita cara asesina sino que también una que es posible que aterrorice a muchos.
Todos mis familiares y amigos cercanos a mis padres se encuentran en la fiesta que ellos siempre programan para navidad, todos hablan, todos comen y todos disfrutan de los villancicos y el ambiente cálido que hay en casa, me siento incómodo al tener que ver a tantas personas en un solo lugar y es por la dichosa y grata idea de mi madre sobre siempre compartir en estas festividades cerca de los seres queridos, por momentos quisiera que mis padres dejasen estas costumbres solo para hacer una pequeña fiesta armónica y decente de la cual solo compartamos como familia, es decir, entre ellos y mis hermanos... Nada de mis tíos, primos, vecinos, amigos de mis padres y personas que desconozco pero que se mantienen alrededor de mis padres... esto me provoca demasiada tensión. Es algo que no comparto con mis padres pero por ley debo de aguantármelas porque ellos son quienes programan estás cosas y ser yo quien rompa con su rutina no es algo que por el momento deseo complacerles.
Reviso nuevamente mi celular y no encuentro ni una llamada o mensaje de Alaska, es casi como si hubiera ignorado mis palabras para hacerlas polvo y que se las llevará el viento, no me quiero imaginar que ella pudo haber pensado que estaba saliendo con Camille cuando he estado con ella, por un lado no debería importarme lo que ella pensará porque yo soy libre de salir con quien quiero pero me encuentro en esa situación de esperar a tener su respuesta sobre si quiere ser mi acompañante.
Antes la idea que ella aceptara la propuesta casi era una victoria en mis manos pero ahora con el último día en donde ella debía de dar el sí, no he obtenido ni una respuesta suya, es de preocuparme porque la única persona que puede sustituirla es Camille y aunque a mi madre puede agradarle esa idea sobre que lleve a la mujer con la que ella quiere que contraiga matrimonio, por el momento no quiero darle ese gustito de felicidad porque no pienso hacerlo aunque sea uno de los eventos más esperando e importantes del año para mí.
—Hijo, porque has dejado sola a Camille—llega mi madre con una sonrisa de oreja a oreja.
—Mamá, ahora no. —Digo mirando la chimenea.
—Ah, está bien. —Se rinde al ver que no me encuentro en plan de discutir. —Bueno no venía a decirte eso, sino que quiero saber si ya sabes algo sobre los resultados de tu hermana—intenté no mostrarme sorprendido por su interrogante.
—No. Supongo que aún no ha ido a ver a su nutrióloga. —Digo intentando evadir la respuesta correcta.
No es momento que mi madre llegué a saber que mi hermana tiene cáncer en el hígado, eso provocará que ella estalle en furia y tristeza al saber que uno de sus hijos no llego a cuidarse y que por descuido termino por enfermarse de forma grave; Ruby ya tiene en cuenta que tiene hemocromatosis pero aún no sabe que tiene cáncer, lo cual tampoco quiero que ella en esta noche que para ambas mujeres importantes de mi vida, se les acabe la alegría al abrir mi boca y darles el diagnóstico que Alaska mencionó y me hizo prometer que no debo de comentar.
—Oye mamá... sé que nunca te lo pregunte pero, ¿de qué murió el abuelo?—ella se impresionó con mi pregunta.
Entre mis hermanos, solo Ruby y yo llegamos a conocer a nuestro abuelo materno, compartimos buenos momentos con él que casi son contadas las historias que él mismo me resumía muchas veces al llevarme a su cobertizo y enseñarme todas las fotografías de campeonatos de pesca que hizo en toda su vida; el abuelo Jim era una gran persona de buen corazón, cuando falleció la vida de mi madre cambio y aunque siempre nos recuerda que Ruby, Skandar y yo somos su luz en la oscuridad, algo cambio en ella, tanto que jamás nos mencionó sobre de qué había muerto su padre.
— ¿A qué se debe la pregunta, Pierre?—ella siguió dudando en decirme la verdad.
—Lo siento, no debí de preguntar algo muy personal—me avergoncé al ver como cambie su propio estado de ánimo.
Se quedó callada durante un largo tiempo, la miraba de reojo y ella me acompañó a seguir mirando el fuego que producía la chimenea al quemar la leña que siempre obtenemos en este mes; en uno de mis recuerdos puedo ver a través del fuego como un día el abuelo Jim llegó vestido de Papa Noel y de cómo me hacía preguntas junto con mi hermana para saber si todo el año nos habíamos portado bien con nuestros padres, para luego hacernos sentar en su regazo y darnos los regalos de navidad.
Antes de morir le hice una promesa de niño, la cual fue que yo seguiría con esa tradición vieja, la cual un día me disfrazaría también de Papa Noel y entraría a la casa con una enorme bolsa en mi espalda para alegrarle la noche a mis hijos, haciéndoles las mismas preguntas que mi abuelo nos hizo a Ruby y a mí y para luego darles los regalos que desearon y escribieron como carta para que su deseo se cumpliera.
—Murió de hemocromatosis. Sus últimos días los vivió lleno de dolor y agonía, él siempre fue terco en no querer ir al hospital o visitar un médico y cuando menos lo espero, la enfermedad lo consumió dejándolo en cama y luego murió de un paro cardíaco cuando obtuvo mucho hierro en la sangre el cual le bloqueo el funcionamiento de no solo su corazón sino que de varios órganos. —Trague hondo al escucharla.
Mi madre escondió las lágrimas y se puso tensa al contar una historia de la cual le hace aún sufrir a pesar que ya haya pasado mucho tiempo, soy consciente de lo que he provocado que no tardo en acercarme a ella y darle un abrazo, tengo miedo que pronto ella llegué a saber más de la enfermedad de Ruby, no sé cómo mantenerla alejada del conocimiento de la enfermedad, si mi madre se da cuenta de la verdad, no dudo que otra vez caerá en la depresión y yo no deseo eso.
—Creo que es hora de reunir a todos... —Se recompone para darme una sonrisa y besar mi mejilla. — ¿Dónde está tu padre?—Ambos lo buscamos entre todas las personas.
—No te preocupes, reúne a todos y voy a buscarlo. —Ella asiente.
Empiezo a buscar a mi padre entre todas las personas que se encuentran a mi alrededor, es hora de reunir a todos y empezar a hacer una típica tradición familiar que es escribir un deseo en un papel y tirarlo al fuego de la chimenea para esperar que se llegué a cumplir como una forma de deseo de navidad. Al no ver a mi padre en la sala en donde todos estamos, lo busco en la cocina donde tampoco se encuentra, paso a todas las habitaciones del primer piso de la gran mansión que mis padres tienen como casa y tampoco está, así que creyendo que puede estar en su habitación recogiendo algún regalo que pronto pueda dárselo a mi madre, me dirijo a las escaleras para llegar pronto al segundo piso, camino entre los pasillos y entre más me acercó a la habitación en donde mis padres comparten, el ruido de la música de abajo llega a sonar muy bajo y antes de poder llegar a mi destino, me detengo al ver que la puerta se encuentra semicerrada, pero eso no es lo que me deja asombrado sino que es escuchar un gemido proveniente de ese lugar.
Mi piel se eriza y mi sangre deja de circular, los gemidos son sonoros cada vez más que no puedo detenerme y seguir caminando cautelosamente con la esperanza que sea uno de los invitados que ha tomado la habitación de mis padres para tener sexo. Pero llegando a la puerta, mis manos me tiemblan y no soy capaz de poder ver lo que hay detrás de aquella puerta, casi mi respiración empieza a entrecortarse y el miedo en mi corazón provoca que esté empiece a latir muy rápido.
Por la abertura que ha quedado un poco abierta la puerta me acerco y es ahí en donde me apoyo de la pared y las náuseas se agrandan a ver aquello que jamás espere encontrar.
Casi algo en mí se rompe al ver a mi padre penetrar a un mujer por detrás, ella sigue gimiendo mientras que él le toca un seno y le sigue dando placer; aquella imagen tan grotesca provoca que casi vomite y eso sin decir, que me tuve que cubrir la boca con la mano para no hacerlo, me alejé de aquel lugar para empezar a correr, la agitación de mi respiración y con el alma partida en mil pedazos hace que me apoye contra la pared de un pasillo, la imagen de mi padre con otra mujer me hace sentir mal, demasiado mal para no imaginar el dolor que mi madre sentiría si ella se diera cuenta que él la está engañando con otra mujer.
Una lágrimas están a punto de salir de mis ojos y siento que otro peso cae encima de mí, tengo la idea de contárselo a mi madre pero me retracto al pensar como ella se tomará esta noticia, ella fácilmente se creerá mis palabras porque sabe que jamás le mentiré con algo muy serio como un engaño que mi padre le puede hacer ella, pero pronto pienso en todos los momentos en que mi propio padre pudo haberla estado engañando... No solo quizás con esa mujer sino que con otras.
—Pierre, ¿dónde está tu padre?—me doy la vuelta y veo a mi madre.
Ella al no vernos abajo, es posible que nos haya buscado, estoy tentando muy tentado de decirle la verdad cuando escucho dos voces detrás de mi espalda.
— ¿Qué sucede Dayana?—mi padre se acerca a mi madre.
—Te he estado buscando Elton, ¿dónde estabas?—ella miró a mi madre.
—Le enseñé la habitación que Ginger tendrá está noche—enarqué la ceja.
Miré a la mujer con la que hace un momento mi padre tenía sexo con ella y no tarde en recordar quien es al ver su rostro... Es la hija de una de las enfermeras y mejores amigas de mi madre. Ella es joven, de casi unos veintitrés años... Ahora veo la razón por la cual mi padre cayó en la tentación de aquella joven de ojos claros y cabello rojizo.
—Oh sí, espero que te guste, Ginger. Tú estancia aquí será una alegría... —Miré sorprendida a mi madre.
— ¿Qué? ¿Qué acabas de decir mamá? ¿Ella se quedará aquí?—mi madre no detecto la preocupación se mi voz.
—Ginger pasará una temporada con nosotros, Pierre. Ella me ayudará en el trabajo, así que la entrenaré por unos meses antes de ser oficialmente enfermera. —El rostro de aquella chica reflejaba felicidad.
Las palabras no salían por si solas de mi boca, se mantuvieron estancadas siempre quizás con el propósito de no herir en este momento a mi madre. Solo pensé en lo mucho que la noticia le afectará y de como ella podrá afrontar la idea de que su esposo la ha engañado con una mujer que es lo doble de joven que ella.
Un malestar crece en mi interior y casi me resisto a gritarle a mi padre para que se marche de casa, porque después de lo que ha hecho ya no es bienvenido en ella... ¿Cómo le pudo hacer esto a la mujer que le ha entregado su vida y amor? Lo que ha hecho él no tiene perdón absoluto, esto es traición y aunque él no se dé cuenta de la verdad sobre que lo vi follandose a la hija de la mejor amiga de mi madre, por el momento derribar a mi madre con una noticia como está no es una opción y más en esta fecha que es la que más ama ella.
—Vamos abajo, todos nos deben estar esperando—ella con una agradable sonrisa nos da el paso a que regresemos a la sala.
Cuando todos estamos completos, mi madre y mi hermana empiezan a entregar varios papeles de colores y lápices, es aquí en donde ella explica lo que consiste la tradición y pronto hace que todos pensemos en el deseo antes de quemarlo en la chimenea.
— ¿Qué pedirás este año?—me pregunta Skandar.
—No sé... —Digo aún traumado con lo que acabo de descubrir de mi padre.
—Anota en grande... ¡Una esposa!—me dice Ruby.
Me es difícil concentrarme en mi deseo, tanto que empiezo a estrujar el lápiz cuando mi padre sigue mirando a Ginger, y ella sin que nadie se dé cuenta se agacha cerca de un mueble como si se tratara de escribir para mostrarle el trasero a él. Mi madre por supuesto, no se da cuenta de nada, sigue sumergida en su deseo que sigue escribiendo hasta doblarlo y pronto tirarlo en el fuego de la chimenea.
Es ahí en donde ya tengo mi deseo y no tardo en escribirlo para pronto hacer el papel una bola y tirarla con furia hacia el fuego.
No puedo seguir viendo está farsa...
(...)
Tocó la puerta de madera para esperar a que alguien la abra, son las dos y quince de la mañana que aún unos se encuentran despiertos y otros dormidos; la cabeza me duele y casi puedo sentir como estoy a punto de desmoronarme.
Al ver que no encuentro respuesta, me doy la vuelta y estoy a punto de marcharme cuando abren la puerta y me encuentro con aquellos ojitos de ángel que se encuentran entreabiertos por la pereza.
— ¿Pierre?—sonrió al ver su admiración.
— ¿Puedo entrar?—ella enarca la ceja.
— ¿Qué haces aquí?—suspiró.
—Solo... Ah... Olvídalo—me doy la vuelta y camino de regreso al estacionamiento.
Antes de tomar el ascensor, alguien hala de mi brazo y me hace regresar unos pasos, miro a Alaska y veo como ella sigue atónita por mi llegado pero eso no es suficiente para ver cómo se acerca a mí y me da una mirada.
— ¿Te sucede algo?—de nuevo siento ese dolor en mi pecho al recordar los sucesos de hace unas horas.
Sin pensarlo, terminopor abrir los brazos hasta llegar al punto de abrazarla y poner mi rostrooculto en su cuello, su aroma a coco me tranquiliza y sus manos al pasar por miespalda me relaja, no sé porque vine hasta esté lugar pero lo que sí he tomadoen cuenta por consciencia propia es que siempre supe que no me iba a arrepentiren estar acogido en sus brazos.
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Continuará...
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