[ Capítulo 0 ]



[EL DESTINO]


Adrien


New York es completamente diferente a dónde solía vivir de joven, es más, todo el continente americano lo es. Las personas se mueven rápido en las calles y viven su vida de forma apresurada, son soberbios y algunos son amables, tienen estilo y son ariscos y raros. Lo cierto, es que no estaba acostumbrado a ninguna persona que no fueran los que solían ser mis amigos en la secundaria y adaptarme no fue sencillo.

Me costó mucho hacerlo pero aprendí rápido que solo basta con fingir ser alguien más para tener amigos. Ojalá lo hubiera sabido antes, me habría ahorrado tantas tonterías que cometí en la secundaria, sin mencionar la preparatoria. Pero la culpa la tenía yo, ¿Quién me mandaba a querer ir a la escuela? En mi defensa, creí que era divertida.

—Adrien, ¿Estás listo?

Me doy la vuelta para ver a mi nueva asistente, hace mucho que Nathalie no está conmigo. Algo debido a su enfermedad, así que mis padres optaron por contratar a alguien más que se mantuviera conmigo en mi estadía en New York.

Aunque no lo negaré, me cae mal, es un poco pesada con respecto a la agenda, pero también cabe la posibilidad de que Nathalie hubiera sido gentil conmigo.

—No se van a morir por cinco minutos que llegué tarde, Cassie.

—Eso a mí no me importa. —Sonríe—. Mi trabajo es llevarte y cobrar el pago.

Ruedo los ojos.

—Como sea. —Me pongo de pie, cierro la mochila dónde guardo el teléfono y las llaves del penthouse mientras me pongo de pie para ir hacia dónde la mujer está parada como avestruz—. Después de esto, ¿Qué sigue? ¿Una fiesta aburrida u otro evento que ni siquiera me importa?

—Las dos, tienes el after party dónde te tomarás fotos para promocionar el club, nos pagaran muy bien por ello y en el mismo, tendrás la oportunidad de conocer a dos diseñadores de moda importantes, no obstante solo una de ellas sabe de tu presencia en el evento, mientras que a la otra tendrás que buscarla y convencerla de trabajar contigo.

Frunzo el ceño, soy Adrien Agreste, yo no busco a nadie, ellos me buscan a mí.

— ¿Quiénes son los diseñadores?

—Charlotte Ricci, trabaja para Channel y es quien pidió la colaboración contigo. Tendríamos que viajar a Italia para ello, pero el pago que ofrecen es bastante bueno. —Comenta y me aburro más—. Y la otra, es una chica que desde hace años se viene formando entre los mejores diseñadores de moda e incluso tu padre creyó que sería bueno que las buscaras. —Me giro a verla—. Trabaja en París en la central que tienen ahí de Dolce & Gabbana, aunque se rumorea que ha estado viajando por el mundo en busca de una nueva musa.

— ¿Y por qué piensas que estará en el evento de hoy? —Me río—. ¿Por qué crees que me interesa buscar a una novata para esto?

—No es una novata cualquiera, es el futuro de la moda y que tu padre lo haya puesto de esa forma, es bastante. Además varias fuentes que la han estado siguiendo, dicen que ha venido a buscar a alguien y la chica que trabaja para Channel está apurada a ser quien consiga hablar contigo primero. Sin embargo, los deseos de tu padre es que tú decidas, yo te comendaría buscar primero a la francesa y ver si pueden llegar a un acuerdo.

Ahora resulta que soy yo quien debe buscar a la gente.

— ¿Por qué no lo haces tú? Tú eres la empleada. —Me mira con mala cara.

—La francesa sabe cuándo los agentes de los modelos van tras ella, así que los ignora de forma despectiva y como tú no te ves como un agente, sino como un niño rico y pretencioso, cosa que no sea aleja de la realidad, puedes pretender que eres su amigo y después mencionar que eres modelo, es más natural de esa forma. —Me río de ella.

— ¿Desde cuándo el acoso es natural? —La dejo pasar al elevador primero mientras me dice que no es acoso, sino estrategia y marketing. Dejo que las puertas se cierren, aprieto el botón y la miro—Realmente debe ser buena si trabaja con una de las marcas más lujosas y que mi padre quiera que la conozca antes de tomar una decisión. —Asiente—. Su nombre.

—Bridgette Leroux, se graduó de la universidad de moda más importante de Francia y busca ser colaborar con personas importantes dentro de la moda. Aunque como te dije, es bastante peculiar su forma de trabajar, no acepta a cualquier modelo. —Me volteo a verla.

— ¿Cómo por qué es tan relevante está chica?

—Lleva dos años y medio dentro de la industria y ha logrado trabajar con empresas grandes que casi nunca, por no decir jamás, aceptan "novatos". Tu padre ha visto su trabajo, le fascino y por ello, quiere que hables con ella antes de tomar una decisión. Channel ofrece buena paga, pero tu padre cree que tú podrías ser la musa que inspire una creación que se gané a los críticos.

—Suena como algo importante. —Asiente y deja salir un gran suspiro—. ¿No puedo trabajar con las dos marcas?

—Se vienen desfiles importantes, ambas serán rivales porque para este verano e invierno se espera una colección de ambas partes. Bridgette sacará una colección de invierno y Charlotte de verano, la cuestión, es que los críticos van a calificarlas a las dos y están en busca de una musa nueva que pueda cambiar su perspectiva y traer algo diferente de lo que han hecho.

—Hablaré con la tal Bridgette entonces, me causa curiosidad saber lo que tiene en mente para sus diseños y si todo sale bien, tal vez trabaje con ella. —Mi asistente se ríe—. ¿Qué?

—Tú no escoges, Adrien, ella lo hace.

—Dijiste qué...

—Se lo que dije, pero vamos, está mujer quiere algo nuevo, no algo que todos los diseñadores puedan tener y solo quedan dos opciones para ti, lucirte en este evento o lucirte en este evento. —Frunzo el ceño—. Bridgette es compleja, nunca se sabe lo que está buscando.

—Entonces, ¿Por qué hablaría con ella?

—Porque si sonríes y le hablas bonito, tengas más posibilidades.

—Quieres que me venda prácticamente.

—Cariño, eres modelo, tu cuerpo es la mercancía aunque suene mal. —La miro y no puedo refutar, porque tiene razón—. Lo único que te pido que seas, es que no te portes como un animal descortés con ella, porque es tu costumbre ser soberbio y no te conviene hacerlo en esta ocasión.

— ¿Por qué?

—Porque si todo sale bien y trabajas con ella, tu padre autorizará tú regreso inmediato a París, claramente, todo está planeado en caso de que sea así, así que no te preocupes tanto por la universidad. —La volteo a verla como si aquello fuera broma y su seriedad me dice que no—. ¿No es lo que querías? —Asiento en silencio—. Entonces pon tu mejor sonrisa y haz lo que tengas que hacer para firmar con ella, porque de ser así, volverás a tu hogar, Adrien.

—De haber iniciado por ahí, ni siquiera habrías tenido que explicarme nada más.

—No lo entiendo, ¿Por qué quieres regresar ahí? —Pregunta—. Entiendo que sea tu hogar y todo lo demás, pero ¿No eres feliz aquí en Nueva York? Está lejos del control absoluto de tus padres y eres prácticamente más libre de lo que eras antes. ¿Por qué regresar?

—Mis amigos están allá, ¿Sabes? —Murmuro por lo bajo—. Sé que parece que no tengo sentimientos, pero los tengo y extraño a mis amigos.

— ¿A tus amigos o a la chica de tus sueños?

—Eso se acabó, no teníamos mucho de qué hablar aunque teníamos muchas cosas en común. Y si soy sincero, era algo que mi padre organizó y que al final no le salió bien. —Admite y las puertas del elevador se abren—. Sólo quiero regresar a ver a mis amigos y estar en el lugar dónde crecí, a pesar de todo, extrañó mi hogar. No hago esto por...

—Kagami, ¿No es así? —La miro estresado y termino bufando a la hora que salgo del elevador—. Espero que no te moleste, porque hasta dónde escuche, esa chica estará en los eventos de esta noche. —Me quedo quieto—. ¿Todo acabó, no es así?

—No tendría por qué mentirte, ¿O sí?

Se ríe.

—Espero sea así, Adrien, no me gustaría que un error nos costará está noche. Te aconsejo que por una vez en tu vida, o por un momento, tomes la decisión correcta que asegure tu vida a futuro, porque como es el destino, a veces puede ser cruel.

—Aquellos que creen en el destino, son ilusos, porque para tener las cosas, hay que conseguirlas nosotros mismos, no esperar a que la vida nos las arroje. —La miro serio—. Créeme, no voy arruinar mi vida por algo tan estúpido como caer en tonterías.

—Cuidado, Adrien, el destino es cruel con quién no cree.

—Yo no creo en el destino, Mila, creo en mí y es suficiente.

—Cómo quieras, cariño, pero recuerda lo que te dije. Cuando se es ingenuo, se cae en los juegos y provocaciones crueles que la vida nos pone y aquel que no cree en el destino, le toca la peor parte y termina pagando caro.

Me río. ¿El destino, eh?

—Las jugarretas de la vida, ¿No?

—No quiero que te quejes después de que el destino es cruel contigo, Agreste.

—Si creyera en uno, lo haría, pero no creo en uno, así que déjame el tema por la paz y vamos a conseguir lo que vinimos a obtener de este lugar. —Asiente—. Yo foro mi destino, Mila, lo he hecho toda mi vida y sé que decisiones son las correctas.

—Eso quiero ver, Agreste, eso quiero ver.


┈┈•••••••┈┈


Marinette


El olor del alcohol mezclándose con el sudor ajeno me hace reír y la música pone el ambiente dentro del club. Mi acompañante me tiende una bebida que trae un cereza en el borde del vaso, se la acepto mientras me muevo de un lado a otro en un intento por iniciar bien la noche.

Tiene rato que el evento acabó, lo que fue bueno, porque de otra forma no habría aguantado permanecer ahí otra hora. Me gusta la moda, pero en está ocasión, no encontré nada bueno que me entretuviera y aunque observe con atención todos los detalles, termine por estresarme haciendo aquello y como no quiero que la noche acabe mal, decidí cambiar eso.

— ¿Ya estás relajada?

—Bastante.

—Te dije que venir funcionaría, que bueno que te convencí. —Sonríe orgulloso y me río de la cara que pone—. Has estado tan ocupada trabajando y con la universidad, que no has tenido tiempo de relajarte y sentir lo que tu cuerpo te pide, pero no te preocupes que tu príncipe azul ha llegado a rescatarte de tu miseria. —Río.

—Siempre res mi salvación, ¿No? —Asiente—. Brindemos por el príncipe azul entonces. —Luka sonríe emocionado. Chocamos los vasos celebrando aquello y el sabor cítrico me hace escozor en la garganta—. Lo único que no me gusta del todo, es que no tiene ni un día que llegamos a New York y ya se corrió el rumor de que estamos aquí. —Se ríe.

—Lo que es ser famoso, ¿No?

—Eso debería decírtelo a ti, guitarrista. —Luke se ríe mostrando esa sonrisa perfecta que tiene y no es mentira lo que digo. De otra forma, las mujeres no se amontonarían queriendo sacarse una foto con el guitarrista y solista de una banda famosa—. ¿Ya alguna conquista por aquí?

—No la que quisiera. —Murmura mirándome y le sonrío al descarado hombre que tengo en frente. Somos amigos de hace años, no es extraño el coqueteo, pero no quiero ceder a él porque no quiero arruinar lo que tenemos—. Extraño nuestro arreglo del pasado, preciosa.

—No me sorprende, soy muy buena negociante.

—Lo eres porque de otra forma, no estaríamos aquí. —Sonrío—. Ahora que la gira acabó, pienso regresar a París a relajarme un tiempo y pensar en canciones nuevas, ¿Crees que podamos salir alguna vez o tengo que pedir una cita con tu manager? —Pregunta sarcástico—. Dime, preciosa. ¿Qué tengo que hacer para verte sonreír?

—Me conoces, Luka, ¿Qué crees que me gusta?

—La fama, el dinero y las joyas caras. —Me echo reír y bebo del vaso que tengo en la mano. Escucho como el club se vuelve más ruidoso y no logro captar la razón de ello, tampoco me interesa teniendo a Luka frente a mí—. Aunque a veces te gustan las flores, los perfumes con aroma dulce y los pastelillos de fresas. —Sonrío viendo que recuerda aquello.

—Entonces sabes cómo atraparme. —Bromeo con él—. Si regresar a París como dices que harás, créeme, la primera persona en esperarte allá seré yo. —Aseguro sonriente—. Pese a todo, somos amigos y creo que eres el único que me entiende realmente.

—Hago lo que puedo.

—Claro que sí, señor modesto. —Sonríe.

Parece querer decirme algo más, pero en las bocinas del club puedo escuchar una de mis canciones favoritas de todo el tiempo y puedo sentir como mi brazo es jalado, provocando la risa del guitarrista. Chloe grita que es Camila Cabello la que está cantando y no esperaba menos de este evento, así que solo dejo que mi amiga se aferre a mi brazo cantando "My Oh My".

No puedo evitar no mirar al pelinegro que se pega a mi lado y la sonrisa cínica me hace morder mi lengua para evitar decir algo estúpido. La letra de la canción parece describirlo y él lo sabe, porque se acomoda la chaqueta de cuero que trae encima sin dejar de mirarme.

Cierro mis ojos disfrutando la música a mí alrededor y mis labios murmuran cada parte de ella, porque me la sé de memoria de tanto cantarla en mi casa.

Luka no se equivocaba cuando decía que entre mi trabajo como modelo y la universidad, no había tenido tiempo de nada y es que haber venido a Nueva York ni siquiera había sido como algo que tomaría como "vacaciones". Vine por un evento de la universidad, y al final, tome este viaje como un pequeño descanso, sólo porque Chloe vino.

De otra forma, estoy segura que me habría ido directamente a encerrar a la habitación del hotel para poder descansar aunque sea un poco más. No lo niego, siento que me estoy muriendo, pero quería disfrutar un poco de la compañía de mis amigos antes de tener que regresar al estrés.

Abro los ojos cuando la canción termina, busco a mis amigos por todos lados y no halló a Chloe por ningún lado. Luka me explica que ha ido a saludar a un viejo amigo que se encontró y le digo que iré a la barra por otra bebida. Ofrece traérmela, pero quiero caminar un poco y aunque no acepta que vaya sola, un par de chicos se le acercan por autógrafos y aprovecho alejarme.

A diferencia de otras veces, no siento que mis pies me ardan por estar usando tacones desde hace más de seis horas, aunque puede ser por el alcohol que yace en mi sistema para este punto. No he tomado mucho, pero si llevo tres vasos, así que puede ser eso.

Me quedo en la barra esperando por mi bebida y mi mirada se dirige al escenario cuando el DJ se sube para tomar control de la música. Pone Pray For Me de The Weeknd, la mayoría se amontona en el centro y aunque me gustaría ir a bailarla con Luka, decido sentarme un rato para recuperar energía de todo el día que he ido de un lado a otro.

—Su bebida, señorita. —Recibo el vaso y pago por ella.

Estar lejos de París me ayuda a pensar, a sentirme nueva por un momento, porque sé que regresando allá me tocará volver a la rutina y no soy muy fan de ello. No lo he sido desde hace mucho tiempo, y aunque me gustaría salirme de ahí, primero quiero acabar la universidad y después, buscaré un lugar lo más lejos que se pueda para trabajar.

Pensaba en irme a Italia, pero no está realmente muy lejos de Francia y lo que quiero, es buscar aires nuevos y tener otra perspectiva. Nueva York parece ser buena opción, sólo que no sé si encajaría en este lugar lleno de gente babosa y altanera. Mi personalidad no encaja en todos lados, me he dado cuenta de ello, por eso he pensado en todas las opciones que tengo, aunque es un trabajo pesado hacerlo cuando hay varias opciones.

Otra cosa que me causa conflicto, es que tengo una muy buena propuesta laboral para cuando acabe la universidad, pero lo que quiero es irme de París, no quedarme toda mi vida ahí. Sin embargo, rechazar la oferta de un personaje tan icónico dentro de la moda como Gabriel Agreste, sería aniquilar de golpe el sueño que tenía de niña.

Y es que para mí, sería un sueño trabajar con alguien como él, sólo que necesito pensar bien las cosas antes de tomar una decisión. Trabajar con Agreste sería bueno para abrirme más puertas en la industria de la moda, aunque también sería peligroso.

Un error con él y podría costarme todo por lo que he trabajado.

—Pensando en el futuro, ¿No? —La voz de alguien me hace salir de mi cabeza y me fijo en la mujer que se sienta a mi lado. Tiene el cabello de un color azul intenso, pero precioso, usa gafas y me voltea a ver con una sonrisa—. Es notorio dada la cara que tienes.

— ¿Tan mala es?

—Tienes facciones perfectas y tu rostro es simétrico, sin mencionar esos ojos que tienes. —Menciona y me atraganto con mi bebida cuando menciona aquello—. Soy diseñadora, cariño, me gusta fijarme en ello. —Se ríe seguro por mi cara y dejo el vaso en la mesa—. Entonces, ¿El futuro te atormenta también?

—Un poco. —Admite y dejó atrás la máscara que uso en París, para sentirme cómoda con la extraña que se ha sentado a mi lado— Supongo que nos pasa a todos.

—No a mí. —Asegura sonriente—. Yo sabía lo que quería desde que tengo uso de razón, pero por tu rostro, empiezo a creer que no todos lo sabemos. —Me río—. ¿No tienes sueños?

—Los sueños son buenos, pero no son suficientes. —Le digo y bebo de mi vaso—. Sé lo que quiero, sé cómo obtenerlo también, lo único que me carcome es saber si tomaré la decisión correcta cuándo el momento llegué. —Suspiro—. Dejando eso a un lado, ¿Diseñadora, eh?

—No hay que dejarlo a un lado, me gusta escuchar el chisme de los extraños, me da una perspectiva fresca de la vida. —Frunzo el ceño y ni siquiera Kagami era tan rara cuando empezamos hablar hacer años, ni siquiera Chloe—. ¿Qué tienes en mente para el futuro?

—Algo estable económicamente, que me dé las comodidades a las que estoy acostumbrada y también que me asegure el futuro. —Le respondo—. Quería ser diseñadora, pero la realidad es que afuera de la universidad hay mucha competencia y me han ofrecido más trabajos como modelo, que como diseñadora. —Admito siendo sincera—. Y como te dije, los sueños no lo son todo, no pueden serlo todo cuando eres adulto.

— ¿Estudias diseño de modas?

—Sí, pero por ahora, me he concentrado más en el modelaje.

—Y si te dijera que hay una forma de conseguir tu sueño, ¿Me creerías?

—No, suena como una trampa para que alguien me secuestre. —Le digo y su risa llama la atención de mucha gente, lo que me hace sentir rara por un momento—. Hay que ser realistas, al menos lo soy yo, debe ser así, no podemos vivir de fantasías todo el tiempo.

—Claro que podemos. —Responde y veo que mete su mano en su vestido que trae bolsillos. Me fijo en el nombre de la chica y la marca de la empresa dónde trabaja—. Si para mañana te acuerdas de esta conversación, llámame, puedo hacer que tu sueño sea una realidad. Puedo ver en tus ojos lo mismo que veía en los míos de joven, Marinette.

Se pone de pie y frunzo el ceño cuando murmura mi nombre.

— ¿Cómo sabes mi nombre?

—Eres modelo, cariño, vine a buscarte para que fueras mi musa y así darme una perspectiva a mis diseños, algo juvenil, nueva y fresco, pero ahora veo en tus ojos que tienes más potencial de lo que tú misma crees que tienes. —Deja el vaso en la barra—. Hay cosas que están destinadas, Marinette. —Asegura sonriente—. Si quieres ser diseñadora, quiero verte mañana.

— ¿No vas a secuestrarme?

—De querer hacerlo, lo haría está noche, no mañana a la luz del día. —La miro mal y ella se ríe. Parece que todo es una broma para esa mujer—. Si quieres una garantía de que nada irá mal, te la daré, pensaba citarte como modelo a ti y a otras personas, es parte de lo que veo para mis diseños y es que quiero dos musas. ¿Conoces a Adrien Agreste?

—No es persona, pero he oído hablar de él, es hijo de mi diseñador favorito. —Admito sin poder ocultar la emoción—. ¿Irá a trabajar también?

—Para Agreste tengo otros planes, pero sí, irá mañana. —Acepta—. Ahora tienes tu garantía, porque aunque buscará secuestrarte, no lo haría sabiendo que alguien como Agreste irá a mi agencia para firmar un contrato. A ese chico lo vigilan día y noche según escuche, así que secuestrarlos no es una opción. —Se da la vuelta burlona—. Nos vemos.

—Antes de que te vayas, ¿Por qué ayudarme a mí?

Me mira sobre su hombro.

—Porque habría querido que alguien me ayudará a cumplir mis sueños a mí cuando era joven y no sólo me llenará de ilusiones absurdas. Es cruel cortar un sueño a la mitad. —Admite con una sonrisa leve y bajo la mirada pensando en todo—. Será tu decisión, no pienso obligarte. Y es que sea cual sea, te daré la opción de trabajar como modelo para mis diseños o darte la oportunidad de mostrarme que tienes talento como diseñadora.

— ¿Cómo haré eso en un día?

—Hay cosas que están destinadas y si el diseño lo está para ti, será sencillo. —Asegura volviendo a repetir sus palabras de antes—. Au revoir, Marinette.

La chica se aleja de mí mientras me quedo asimilando todo y miro mi bebida, asegurándome de que no tenga nada, porque todo se siente como una ilusión vaga que mi cabeza busca presentarme para no soltar el sueño que desde niña tengo.

"Hay cosas destinadas..."

¿Y cómo sabré cuales no están destinadas para mí?




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