-𝐄𝐱𝐩𝐥𝐨𝐫𝐚𝐫 𝐥𝐚 𝐜𝐢𝐮𝐝𝐚𝐝-



















Querido Diario:


Jamás pensé volver a recurrir a este tipo de cosas, tales como un diario pero siento que debería de hablar de muchas cosas.


Mi padre, Perú, decidió hacerle caso a su   ̶e̶s̶t̶ú̶p̶i̶d̶a̶  mente y sus ideas algo raras, así es como ahora me encuentro en este país, Argentina, en esta casa, en este cuarto, sinceramente, está bien el hecho de querer que nosotros nos llevemos mejor pero... siento que esta no fue la mejor manera de hacerlo.

Quiero pensar que esta idea le funcionó a otros ¿Sí lo hizo? No lo sé, en mi caso, estoy más o menos con Amazonas. 



《Fuera del Diario》


—Ya está —finalizando la primera página de su diario nuevo— Ahora que lo pienso, no he salido mucho últimamente, no he aprovechado que estoy en un diferente país. —suspira— Pero necesito a alguien que me pueda llevar a explorar un poco la ciudad.

—Tacna ¿Te das cuenta que estás hablando en voz alta y no en tus pensamientos? —Dijo Amazonas frustrado de escuchar hablar a Tacna como si ella fuera la protagonista de una historia exagerada—

—Juré que estaba pensando... —Se queda en su nube hasta que se le ocurre una idea— Querido Amazonas, mi hermano más querido, podrías- —Fue interrumpida por Amazonas—

—Tacna...sé que cuando dices eso, es por algo ¿Qué es lo que quieres chata? —Preguntó Amazonas para acercarse hacia su "hermana"—

—Quiero que vayamos a explorar toda la ciudad, por favor... 

—Da un profundo suspiro antes de responder—De acuerdo Tacna; pero pobre de tí y me hagas gastar plata.

—Pucha, qué difícil será. —Empieza a alistar cosas para salir a un largo viaje por toda la ciudad—

—Entonces, te daré un límite, 50 soles ¿Sí?

—¿50 SOLES? Eso ni me alcanza para algo...

—Bueno yo que sé, aparte, tenemos que cambiar esos 50 soles a pesos argentinos. Eso sería como...3100 pesos argentinos.

—Entonces...¿Por primera vez seremos pitucos Amazonas? —Sus ojos empiezan a brillar—

—Pues no lo sé... La inflación de aquí es... horrible.

—Ya fue. Mejor vámonos, que si seguimos así, la tarde se nos irá rápido.






Así es como Tacna, Tacnita para los patas, emprendió su viaje, junto a su hermano Amazonas. Fueron en el auto que Argentina había dejado.

Primero fueron a cambiar los soles a pesos argentinos. Amazonas había traído más de 200 soles así que obtuvo más de 12 mil pesos argentinos.

Amazonas estaba muy confiado en que no se iban a perder en el camino hacía el primer lugar turístico que iban a ir, tanto que cuando Tacna le preguntaba si estaba seguro en que estaban yendo por el camino correcto, Amazonas con orgullo le respondía que sí, aunque él tampoco estaba seguro.

Al final se dieron cuenta que estaban yendo en puros círculos.

—Amazonas...

—¿Sí Tacnita?

—Siento que ya hemos pasado por aquí antes.

—Mira a su alrededor— Creo que tienes mucha razón...

—Tacna frustrada ya que perdieron su tiempo y ya era de noche— Mejor mañana vamos, y temprano, y de paso mejor con alguien que nos guíe.

—Tienes razón Tacna, volvamos a casa.

—Espera un momento... Amazonas.

—¿Ahora qué?

—Pudimos haber usado "Google maps" todo este tiempo.

—... PUTA MADRE, CARAJO, HEMOS GASTADO EL TIEMPO POR LAS PURAS Y RECIÉN TOMAMOS EN CUENTA QUE HUBIERAMOS UTILIZADO ESA MIERDA.

—CÁLMATE AMAZONAS.

—NO LO HARÉ.

—QUE SÍ.

—QUE NO.

—QUE SÍ.

—MEJOR VAMONOS A CASA ANTES DE QUE TODO SE PONGA PEOR.

—YA... dejemos de gritar.



Así es como se dirigen a la casa, ponen el auto en el garaje y entran en la casa.


—Hasta que aparecen ¿Eh? —Dijo San Martín con una sonrisa burlona—

—Pensamos que ya y hasta los secuestraron. —Habló Ica, para luego dejar escapar una pequeña risa—

— ¡Cállense ustedes dos! —Exclamó Tumbes frustrado y preocupado, para luego dirigirse a Tacna y Amazonas— Más bien ¿A dónde fueron?

—Quisimos... explorar la ciudad pero al final nos dimos cuenta que estábamos yendo en círculos. 

—... Nos frustramos demasiado cuando nos dimos cuenta de la idiotez que estábamos haciendo.


En eso Ayacucho descendió rápidamente al primer piso cuando escuchó las voces de sus dos hermanos que habían regresado a casa. Al llegar, encontró a sus hermanos reunidos en la sala, conversando con Amazonas y Tacna, aparte que en eso también se percató que Tumbes estaba visiblemente preocupado por la tardanza de los últimos ya mencionados.


—¿Qué fue? ¿Dónde estaban? 

—Querían explorar la ciudad y al final terminaron en darse cuenta de que estaban yendo en círculos. —Habló Ica—

—¡Ja! Qué imbé- —Ayacucho fue detenido por Tumbes—

—Cállate... Al menos ustedes están bien así que todo está bien.


En ese momento, Lambayeque se unió a la escena de conversación entre prácticamente casi todos los hermanos de la segunda casa. Venía caminando desde la cocina, donde había estado preparando una comida tardía antes de ir a dormir. Resulta que se había quedado profundamente dormido mientras los demás disfrutaban de la cena.

Con pasos somnolientos, Lambayeque se acercó al grupo, todavía luchando contra el cansancio que pesaba en sus párpados. Sus ojos se abrieron lentamente y se dió cuenta que Tumbes se encontraba preocupado y aliviado a la vez, así que decide hablar.


—¿De qué me perdí? ¿Por qué pareces preocupado Tumbes? —Preguntó Lambayeque, mientras ponía su plato de comida en la mesa—

—Ellos que se desaparecen sin decir nada, aunque ahora nos acaban de explicar. —Finalizando, Tumbes soltó un profundo suspiro.

—Tú y tu preocupación por otros, Tumbes. —Dijo para luego abrazar al otro, como forma de consolación.

—Bueno, yo me iré a cambiar para dormir, se hizo muy de noche sin que Amazonas y yo nos diéramos cuenta. —Habló Tacna mientras estiraba sus brazos y se dirigía hacia arriba.

Con un bostezo, Tacna se dirigió hacia las escaleras para subir a su habitación. Cada paso resonaba en la casa, recordándole lo agotador que había sido el día. Sus pies cansados ascendieron lentamente, y mientras subía, sus pensamientos se dispersaron en diferentes direcciones.

Al llegar a su habitación, Tacma encendió su lámpara de noche, llenando la habitación con una cálida y suave luz. Tacna al finalizar de cambiarse, se acercó a la ventana y, al apartar las cortinas, contempló la noche estrellada. Las estrellas brillaban en el cielo oscuro, como pequeñas chispas de esperanza y tranquilidad, y Tacna las contemplaba demasiado hasta que un ruido la hizo distraerse de aquello. 

—Tocando la puerta— Tacna ¿Ya terminaste de cambiarte? —Se oyó la voz de Amazonas desde el otro lado de la puerta— 

—Tacna suelta un suspiro al ser interrumpida— Claro Amazonas...  —Abre la puerta— La habitación ahora es toda tuya, iré abajo. —Dijo para caminar en dirección hacia las escaleras—





En este día hablando de Tacna y Amazonas (ya no centrandonos en Arequipa, Madre de Dios o Lima) Fue un día frustrante para Tacna y Amazonas, uno de esos días en los que todo parece salir al revés. Tacna deseaba explorar cada rincón de la ciudad, solo para descubrir que Amazonas, había estado dando vueltas en círculos en el auto durante todo ese tiempo. La frustración se apoderó de Amazonas finalmente cuando se dió cuenta, que en medio de la decepción, Amazonas dejó escapar algunas palabras groseras. (Pero común decirlas en Perú u otros países)






















—Oye Amazonas... —Dijo Tacna prendiendo la lámpara que Amazonas tenía en su lado.

—¿Ahora qué, chata? —Habló Amazonas, sin abrir sus ojos y frustrado por haber sido despertado en la noche.

—Hay una pregunta que no me ha dejado dormir por toda la noche.

—Puta madre Tacna, habla antes de que yo me enoje más contigo por haberme despertado. 

—¿Sabes qué pasó con Callao?

Los ojos de Amazonas se abrieron como platos hasta que recordó donde estaba Callao— Ah sí... Papá no lo tomó en cuenta por... no lo sé, porque Callao no es un dolor de cabeza como OTRAS personas, como por ejemplo una chata que me acaba de despertar. 

—Pero ¿En dónde está?...

—Está con Perú, ayudandolo con algunas cosas del país y etc.

—Ah... ya me había preocupado, buenas noches Amazonas. —Dijo para caminar hacia su lado de la cama y recostarse, fácilmente quedandose dormida.

—Carajo Tacna ahora ya no podré dormir. Mierda...

















Palabras: 1313.

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