V


(Damien POV)

Se suponía que mi hermana (T/n) tendría que haber llegado a casa hace casi una hora, pero no había rastro de ella asi que empecé a preocuparme. Digo yo, ¿qué clase de hermano mayor sería si no me preocupase por ella? Estuve a punto de llamarla varias veces pero luego recordé que le había mandado a hacer la compra después de salir de clases asi que decidí darle un poco más de margen. Me pasé unos largos diez minutos dando vueltas por la casa en busca de unas zapatillas que llevaban desaparecidas tres días hasta que al final me di por vencido y me derrumbé sobre el sofá. Estiré el brazo y cogí el mando para encender la televisión y puse un partido de fútbol Barcelona vs Atlético de Madrid.

Me debí quedar embobado mirando el fútbol ya que cuando quise darme cuenta habían pasado tres cuartos de hora más y... Mierda, (T/n) no había llegado todavía. Sin pensarlo dos veces salté del sofá y corrí hasta la cocina, una vez allí me acerqué al mostrador donde se encontraba mi móvil y me dispuse a llamarla. Para mi agradable sorpresa justo en ese mismo momento escuché la puerta de la entrada abrirse.

Tenía ganas de correr hasta ella y abrazarla para luego preguntarle dónde mierda estaba, pero mi instinto de hermano mayor responsable me dio a entender que lo mejor que podía hacer era mostrarme un poco enfadado. Dicho esto me apoyé en el mostrador y me crucé de brazos esperando a que llegara a la cocina, cosa que no tardó en suceder.

—¿Por qué has llegado tan tarde?
—le pregunté y ella se quedó un rato en silencio, como si estuviese procesando algún tipo de información, hasta que por fin contestó.

—Es una larga historia. —dijo (T/n).
¿Qué clase de respuesta era esa?

—Por suerte tengo todo el día para escucharla, asi que adelante, cuenta.
—respondí queriendo indagar más en el tema.

(Tu POV)

No me sorprendieron sus ganas por saber que me había pasado ya que aparte de que se preocupa mucho por mi (aunque no lo quiera reconocer), puede llegar a ser bastante paranoico y sobreprotector conmigo. Pero... ¿Cómo se supone que iba a contárselo? Ni yo misma sabía por dónde empezar.

Si no recuerdo mal todo empezó porque llegué tarde al instituto, después Sergio se dedicó a mirarme en clases, mis amigos me advirtieron sobre él, me choqué con él de camino al baño, me regañaron en clase de inglés, me quedé en detención, fui al mercado y me encontré con Sergio de nuevo, intercambiamos teléfonos... Y ahora llego a casa super tarde y mi hermano exige explicaciones.

Definitivamente hoy no es mi día.

—Está bien. Pues digamos que me castigaron después de clase y se me hizo tarde, y bueno encima como tuve que ir a la tienda... —expliqué sin dar muchos detalles, afortunadamente esa respuesta pareció ser más que suficiente.

—Hm ya veo... Eso si, avísame antes la próxima vez, ¿vale? —respondió el chico de pelo (C/p) no del todo convencido, aun así no quiso interrogarme más.

Posteriormente me dirigí a mi cuarto para dejar la mochila y entonces decidí darme una buena ducha para refrescarme y despejar mi atribulada mente. Aproveché y cogí ropa de estar por casa y mi móvil (color/tlf) con intenciones de usarlo para escuchar música mientras me duchaba. Caminé hasta el cuarto de baño y entré para luego poner el pestillo y abrir el grifo, después empecé a desvestirme y por último entré en la ducha, no sin antes poner mi playlist de (Música​/fav).

Me permití cerrar los ojos y sentir el agua caliente recorriendo mi cuerpo entero. Respiré hondo un par de veces y entré en un estado de calma y tranquilidad complementado por la música que inundaba mis oídos, dejando que todo pensamiento relacionado con el día de hoy se esfumase junto con el agua que iba directa al desagüe. Me lavé mi (largo/corto...) cabello (C/p) con mi champú de vainilla y continué limpiando el cuerpo con mi gel de coco, sintiendo cómo poco a poco mi alma iba purificándose. Y no, no estoy exagerando, pero es que no hay nada mejor que darse una placentera ducha tras un día agotador como el de hoy.

Una vez aseada por completo salí de la bañera/mampara, alcancé una toalla y la puse alrededor de mi cuerpo. Lo segundo que hice fue vestirme para después cepillarme y secarme el pelo, cosa que me tomó unos quince minutos, ulteriormente mi móvil vibró dando a entender que me había llegado una notificación. Desbloqueé el teléfono y menuda sorpresa me llevé cuando vi que un determinado individuo me había enviado un inesperado mensaje de WhatsApp diciendo lo siguiente:

—"Necesito saberlo ya"

Me quedé un rato pensativa ya que no lograba descifrar el significado oculto ni sus verdaderas intenciones, ¿a qué se refería exactamente? Me lo imaginé en carne y hueso pronunciando dichas palabras con su característico semblante serio y sus misteriosos ojos... Aquellos ojos que no albergaban ningún tipo vida, y cuya oscuridad era digna de compararse con el espacio inmenso capaz de absorberte en una especie de vórtex.

Espera... ¿En qué estoy pensando?

(Sergio POV)

Tuve que hacer una parada en el mercado para comprar un par de cosas ya que mi nevera estaba prácticamente vacía y bueno, también vivía solo asi que o compraba yo o me moría de hambre.

Solo me faltaba una última cosa por lo que recorrí varios pasillos del establecimiento hasta llegar al estante de salsas y otros productos envasados. Me pareció haber avistado una figura bastante familiar y sin pensarlo dos veces caminé hacia aquella dirección para asegurarme de que estaba en lo cierto. Allí se encontraba (T/n) haciendo equilibrios e intentando alcanzar un bote de tomate frito, estuve a punto de dar media vuelta e irme pero algo dentro de mí me lo impidió, mi parte simpática y humana. Resoplé levemente molesto pero acabé acercándome a ella y estirando el brazo para entregarle el bote, para así ser agradecido por ella. Sin embargo cuando giró su rostro y vio de quién se trataba sus ojos se agrandaron y se quedó paralizada.

Supongo que ella también cree en esos rumores...

Bueno, no es como si me importara.

No contaba con el hecho de que terminaría pidiéndole el número de teléfono para decidir lo del trabajo. Y no es que quisiera tenerlo ni nada por el estilo pero mas bien fue un impulso del momento... Quién sabe. Nada más guardé el contacto mi cuerpo se giró solo y me fui, dejando a la chica de pelo (C/p) y ojos (C/o) sola y confundida. Salí de ahí cuanto antes ya que estaba seguro de que la tienda estaba a punto de cerrar, y anduve por varias calles hasta llegar a un aparcamiento de motos. Caminé a través de la fila de motos y me detuve al lado de mi Van Van negra, saqué las llaves y abrí el asiento para sacar mi casco que después me puse.

Mediante un ágil salto conseguí subirme a la moto y con una maniobra veloz desplacé el vehículo y lo saqué de la plaza de aparcamiento en la que la había colocado, giré el manillar y puse el motor en marcha. Gracias a la velocidad de mi pequeña no me resultó difícil llegar a casa en un santiamén, aparqué de nuevo mi moto y me bajé del asiento de forma hábil para más tarde encaminarme hacia la entrada de mi hogar.

Entré a mi casa, que era de estilo moderno y constaba de cuatro plantas en total contando el sótano y el ático, pertenecía a mi tío cuyo nombre es Sebastián. Era más o menos conocido debido a su reputación como hombre adulto adinerado; no obstante, no por ello era un rico corrupto que sólo pensaba en lo material, al contrario, fue la persona que más me apoyó cuando más lo necesitaba y el que me acogió cuando me fugué de casa.

Lo sé lo sé, todo muy jodidamente cliché, ¿pero qué se le va a hacer? Así es mi vida.

En general suelo estar solo la mayoría de tiempo porque mi tío se las pasa  trabajando y llevando a cabo el negocio de una empresa internacional famosa, y por lo visto hoy no era la excepción, pues cuando entré a dejar el casco sobre la mesa del salón todo estaba en completo silencio y las luces apagadas también. Encendí las luces de la escalera y me dirigí a la segunda planta donde estaba localizada mi habitación aparte de dos dormitorios más y un cuarto de baño, entré a mi cuarto y me arrojé la chaqueta vaquera negra que llevaba puesta sobre la silla. Acto seguido cogí el mando a distancia que se situaba sobre la mesa y encendí la televisión con el canal de deportes ya puesto, me tumbé sobre la espaciosa cama y me concentré en las carreras de fórmula 1 que se grababan en directo.

—Vamos Hamilton... Ya casi le tienes. ¡Vamos!

Me encontraba totalmente inmerso en la carrera cuando llegó a la mejor parte y los coches empezaron a adelantarse unos a otros e incluso chocarse entre ellos, pero cómo no algo o alguien tuvo que estropearlo. Mi móvil empezó a sonar y tuve que levantarme a cogerlo.

Ugh, más vale que sea importante...

Pensé para mis adentros a la misma vez que un bufido notorio se escapó de mi boca, y obligué a mi cuerpo a incorporarme y alcanzar el dispositivo electrónico arduamente. Revisé la pantalla de antemano sintiendo curiosidad sobre la identidad de la persona que me había llamado... Digamos que me he vuelto bastante antisocial con el paso del tiempo y no recibo llamadas todos los días.

"Sebastián"

Me extrañé mucho al ver que se trataba de mi tío ya que apenas me llamaba a no ser que fuera algo realmente urgente, por tanto decidí coger la llamada y averiguar qué quería.

—¿Hola?
—Tío Sebastián. ¿Qué ocurre?
Oh saludos querido sobrino. Verás, he de decirte algo importante, pero antes...
—¿Qué cosa?
Prométeme que pase lo que pase vas a hacerme caso.
—...¿Está bien?
Perfecto... Tu padre me ha llamado esta mañana y quiere que vayas a visitarlos de una vez por todas.
—¡¿Qué?! Quieto ahí. De ninguna manera voy a ir...
Pero sobrino... No puedes seguir huyendo, debes dar la cara y hablar con ellos. Al fin y al cabo no fue tu culpa que--.
—¡Para! No, ni se te ocurra hablar más. Me da exactamente igual que no estén enfadados ni nada, es solo que... No me siento capaz de mirarles a la cara, no después de lo que hice.
Escúchame joven. Vas a ir quieras o no, es mi hermano después de todo y no tienes ni idea de cómo han sufrido desde el día en el que te marchaste.
—...
Vale... Te dejaré que elijas cualquier día para ir y tienes de plazo máximo esta semana. ¿Entendido?
—Sí, como sea... —contesté molesto, y luego el colgó.

Tenía ganas de lanzar el móvil por la ventana pero pude controlar un poco mi ira y me limité a soltarlo sin delicadeza sobre la mesa. Me dejé caer sobre la cama y me cubrí la cara con el brazo mientras inspiraba hondo y después expiraba durante varios segundos, una técnica de relajación que me había enseñado mi tío y que debía emplear cuando estaba furioso, triste o nervioso. Una vez me aseguré de que estaba calmado por completo decidí pensar en la fecha y de manera repentina me acordé del trabajo por parejas. Llegué a la conclusión de que tendría que preguntarle cuándo quedaríamos para saber con certeza en qué día me vendría mejor realizar la visita a mis padres, de modo que una vez más tuve que levantarme a coger el móvil de nuevo y le envié un mensaje a mi muevo contacto diciendo: "Necesito saberlo ya" Nada más enviarlo me percaté de que no iba a tener ni idea de a qué me refería asi que opté por enviarle un segundo mensaje al cabo de unos minutos. Este decía lo siguiente:

—"Obviamente estoy hablando del trabajo" —aclaré sonando más borde de lo previsto.

Me sorprendí bastante cuando al cabo de los pocos minutos recibí una respuesta de parte suya y no pude evitar arquear una ceja ante su mensaje.

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