Prólogo

La situación para Enid fue complicada quien pasó unas vacaciones bastante malas. Primero, la distancia con Ajax unido a la personalidad de éste hicieron que rompieran tras varias peleas por teléfono e intentos de reconciliación. Estuvo días llorando por él y cuando por fin parecía que estaba algo mejor, otro jarro de agua fría pues sus padres reunieron a ella junto a sus hermanos al comedor. La loba estaba extrañada pues no era algo habitual hacer eso.

Allí, les pusieron al corriente de la situación financiera y económica. Ellos se sorprendieron mucho pero les tranquilizaron diciendo que podían salir adelante con ayuda, aunque no iba a ser a corto plazo. Enid dijo que para pagarse las cosas buscaría un trabajo en Jerichó y que esperaba que le dieran una beca de ayuda.

―Habíamos pensado lo de la beca pero no lo del trabajo, no queremos que trabajes a está edad―dijo la mujer.

Desde enlobarse, la relación entre ambas era mucho mejor.

―¿Serás capaz de estudiar y trabajar al mismo tiempo?, para la beca debes sacar muy buenas notas―la loba no lo tenía claro.

―Claro que puedo, por favor, confía en mí―respondió ella firme.

Ambos padres se miraron el uno al otro y decidieron darle una oportunidad. Le abrazaron pidiendo perdón y dándole todo su apoyo.

La llegada a Nevermore fue menos alegre que otros años debido a ello, pero se mantuvo firme y alegre, debía confiar en que las cosas cambiarían y saldrían bien. No perdería la esperanza. También consiguió algo de dinero vendiendo algunos de sus peluches que tenía guardados, le dolió, pero la situación la requería pues al menos quería tener un poco ahorrado para gastar en cafés y en alguna salida.

En su cuarto, ya estaba instalada Miércoles Addams quien estaba al tanto de la situación.

―¿Has pensado en trabajar en el cementerio?―le preguntó ella cruzada de brazos―con tu fuerza podrías mover ataúdes sin problemas.

―¿Qué?, ¡no, claro que no!―respondió asqueada―lo mío es cara al público. ¿No ves está cara tan buena y mona?.

Aún quedaba una semana entera hasta que dieran comienzo las clases. 

Por ese motivo Enid fue a Jerichó, iría a todos los negocios donde pudiese trabajar para lograr algo de dinero. Empezó por el Veleta, pero no la aceptaron.

Lo que parecía una tarea sencilla acabó resultando algo muy complicado donde sino era experiencia, era que no querían trabajadores excluidos o cualquier tipo de excusa con tal de no aceptarla. Poco a poco el ánimo de la loba fue decayendo hasta tal punto que lo único que pudo hacer fue resignarse por ese día y regresar a la academia.

―Por tu cara supongo que ha ido mal―comentó Miércoles volteando a su máquina de escribir.

―Supones bien―se arrojó sobre la cama desilusionada y decepcionada mientras suspiraba.

Enid no se iba a rendir pero no fue sencillo aceptar la derrota de aquel día.

―Espero que mañana sea mucho mejor.

Al día siguiente no tardó mucho en arreglarse para ir de nuevo a Jerichó, todavía quedaban muchos negocios en los que intentarlo. En principio no había problema con los de cara al público pues la veían perfecta hasta que se enteraban de que era una excluida.

―Otro más―suspiró ella saliendo cabizbaja del local.

La siguiente parada era una tienda que hacia pasteles y bollería, la conocía. Hacian unos bollos deliciosos por no hablar de las tartas. Simplemente viendo el escaparate a Enid se le hacia la boca agua y no estaba segura de poder trabajar allí sin acabar en el hospital de una sobredosis de azúcar. Miró el rótulo del local.

―Esto lo haces por tu familia y por ti, no puedo irme de Nevermore―pensaba mientras apretaba un poco los puños.

Entró y preguntó por el anuncio pues se requería a una persona que ayudase con las tareas. Enid pasó a una sala donde la mujer le hizo la entrevista.

―Ya veo, hiciste un curso de horno―comentó revisando su currículum―estudias en Nevermore...―al decir eso ella tragó saliva porque temía ser de nuevo rechazada. Todo ello mientras la mujer leía la hoja.

Tras terminar, la mujer le miró.

―Estoy sorprendida aunque puede que haya un problema

―¿Es por ser excluida?, ¡le juro que trabajaré muy duro y no tendrán queja de mi parte!

―No, no es eso―respondió para su sorpresa―verás, hay unas tareas que requieren de bastante fuerza, de hecho, a veces ni yo misma puedo y tengo que realizar varios viajes.

―Oh, yo puedo, soy muy fuerte, soy una mujer loba. Se lo puedo demostrar, deje que levante algo pesado.

La mujer dudó durante unos pocos segundos, pero finalmente aceptó y le ofreció levantar unas cajas que tenían bastante peso debido a su contenido.

Ella se arremangó y ante la mirada incrédula de la mujer, lo hizo apenas sin esfuerzo. Luego, lo dejó de nuevo en el suelo.

―¿Qué le parece?―preguntó con una sonrisa la rubia.

―Increíble. Muy bien, estás contratada―le tendió la mano y ella la estrechó con una gran sonrisa.

En uno de los descansos, ya cambiada pues quiso empezar enseguida, recibió una pequeña formación para saber como funcionaban las cosas. Enid había trabajado ya de cara al público en el día del contacto por lo que tenía cierta experiencia.

La tienda era de la mujer y su marido, pero éste se la pasaba repartiendo los encargos. Enid atendió con una sonrisa a los clientes, amabilidad y buena presencia. Pero la dueña se percató de que era buena sobretodo con los niños.

―Veo que tienes buena mano, seguro serás una madre excelente―dijo haciendo que se ruborizase―bueno, voy un momento adentro.

Ese día empeoró algo y comenzó a caer una fuerte tormenta ante la mirada de Enid. La dueña, al ver la situación, le dijo que podía dormir en su casa ya que el bajo era el negocio mientras que las dos plantas superiores eran la vivienda. Ella agradeció el gesto, no podía creer lo bien que la trataban, le daban ganas de llorar y todo de emoción.

El marido regresó y se puso al día de la situación dando también la bienvenida. Ahora tocaba cerrar tras avisar a la academia. Enid terminaba de limpiar mientras ellos organizaban las cosas para el día siguiente cuando la loba escuchó la campana.

―Lo siento, estamos cerrados―dijo ella mirando a la puerta.

Un chico con un abrigo entró mojado.

―Lo sé―replicó mientras colgaba el abrigo y avanzaba ante la mirada de ella.

Al verlo se quedó sorprendida, era un chico más alto que ella, vestido de manera formal con una camisa y una corbata mientras mantenía una gran sonrisa en su rostro.

La loba fue a decir algo tras quedarse viendo a éste cuando escuchó a los dueños salir.

―¡Tn, hijo mío!―exclamó la mujer corriendo a abrazarlo.

―Madre, padre...estoy de vuelta, estudiare aquí en Jerichó―anunció con esa sonrisa.

Enid no podía despejar la mirada de sus ojos.

―Ah, te presento a Enid, Enid Sinclair. Trabaja aquí y estudia en Nevermore. Hoy se quedará con nosotros―comentó su madre.

―Oh, un placer, soy Tn―le dio la mano―a veces trabajaré aquí así que espero poder llevarnos bien.

―Cl-Claro―dijo ella saliendo del shock.

Su padre cerró la puerta para que no entrase nadie, luego las luces y todos subieron a la vivienda. Enid iba detrás de ellos, aún sorprendida por la presencia del chico.

Continuará...

Espero que les haya gustado este inicio de historia.

Un saludo  :D

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top