Epílogo

Recomendación: Escuchar con la canción Hallelujah de Jeff Buckley

https://youtu.be/y8AWFf7EAc4

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Dos individuos
siempre aman el rostro
que ya besaron.


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Las estrellas se alzaban en el cielo oscuro que se encontraba detrás de las torres más altas del castillo de Hogwarts. Las luces en el Gran Comedor y los sonidos de celebración eran muestra del término de un año más de clases.
Unos pisos más arriba, en un despacho con una lámpara encendida era posible observar a cuatro personas hablando alegremente. El director del colegio y la profesora McGonagall reían con bastante entusiasmo mientras brindaban con las dos mujeres que tenían frente a ellos. Una de ellas, de cabello negro y ojos azules les dedicaba una gran sonrisa y reía mientras la túnica se movía con gran facilidad, dejando ver un poco de la marca de su antebrazo. Por otra parte, la otra mujer pelirroja y de ojos verdes se limitaba a sonreír y a tomar un poco de cerveza de mantequilla.

Era evidente que estaban felices, celebraban el término de los estudios de Calynn Black, celebraban la oportunidad de la chica de poder seguir con vida y conmemorar ese momento únicamente entre ellos. Habían pasado cerca de cinco años desde que Calynn se había mudado a la habitación junto aquel despacho y realmente estaba feliz por ello. El trato que le daban los profesores y el apoyo que recibió de ambos para que fuera capaz de terminar sus estudios le demostraron el amor que le tenían y eso era algo que la chica agradecía con vigor, era algo que sus padres nunca hicieron por ella, por fin sentía que tenía una familia.
Lily se había formalizado más con James, su vida escolar siguió con normalidad, por lo que a ella aún le faltaban algunos años para terminar. A pesar de todo lo que había pasado, Lily había vuelto a la normalidad lo más que pudo, aunque Calynn siempre supo que le hacía falta una amiga en clases ya que la muerte de Meryl la había superado apenas hace un par de años.

Los festejos de aquel término de cursos habían sido maravillosos. Los regalos de McGonagall y los detalles que tuvo Dumbledore con la chica se alzaban en la habitación de esta, esperando a Calynn para revelar su contenido. La amistad entre Lily y Calynn de alguna forma se había fortalecido, compartir el sentimiento específico de algo las había hecho más unidas; además de que, así como Calynn, Lily extrañaba a Severus casi de la misma forma.

Cuando todo terminó y Calynn se había despedido de Lily y de ambos profesores, esta comenzó a subir los majestuosos escalones de mármol hacia su habitación con una sonrisa en sus labios. Momentos como ese le hacían valorar su vida, le daban esperanzas y sobre todo le hacían sentirse bien porque finalmente se sentía parte de un grupo, de una familia. Se sentó sobre el edredón de su cama para pensar en aquel día tan importante cuando observó el baúl de sus cosas de Hogwarts, sabía que sería un muy buen momento para recordar algunos objetos de su primer año. Se levantó y se sentó esta vez sobre la alfombra para abrir el baúl y comenzar a sacar algunos cuadernos. 

Tomó entre sus manos su primer tintero, el cuaderno de Defensa Contra las Artes Oscuras, los dibujos hechos en clase del profesor Binns, las cartas de Frank que únicamente se limitó a verlas sin abrir el sobre, las tarjetas de navidad de sus amigos e incluso algunos regalos que le habían dado sus amigas cuando estuvo en la enfermería. Sacó estos últimos y los colocó junto a la muñeca de trapo que le había regalado su padre hace ya varios años, justo encima de su mesita de noche. Siguió observando el interior de aquel baúl cuando, en una de las partes más profundas de este y de las cuales casi no era posible observar, se encontraba un antiguo sobre sin destinatario. Lo abrió para intentar recordar qué era para darse cuenta del autor de esta al ver la caligrafía de Severus sobre de ella. Fue inevitable que las lágrimas no le brotaran ya que el recuerdo de aquel chico lo tenía presente cada día, el recuerdo de su primera y última danza juntos lo tenía tan vívido como si hubiera sido ayer, el recuerdo del tocar de sus labios por vez primera le provocaba una relajación increíble, llegando a ser un recuerdo tan poderoso para crear un Patronus. 

Leyó aquel mensaje que le había dejado cuando fue a la enfermería y le había traído un grupo de flores con bastante amor. Lo leyó entero hasta que llegó a la posdata que todavía se encontraba desierta, con solo observarla se acordó de las palabras del chico: "Intenta colocar la punta de la varita sobre la posdata y después menciona "Revelio". Hazlo cuando me extrañes, será una gran forma de sentir que aún estoy junto a ti"
Calynn volvió su mirada hacia su varita que descansaba a tan solo unos centímetros de sus dedos. Sin pensarlo, se estiró un poco para alcanzarla y tomarla con fuerza. La colocó suavemente sobre la carta, justo después de los dos puntos que comenzaban el contenido de la posdata. Cerró los ojos, lo que tanto había mantenido escondido se revelaría finalmente ante ella. Tomó aliento y mencionó el hechizo con suavidad. En seguida abrió los ojos y pudo observar cómo un texto bastante largo se aparecía con lentitud, formando un gran párrafo. Calynn comenzó a leer, evitando lloriquear por la ausencia del chico.

"Calynn, gracias por esperar. Desde el momento en que te dejé esta carta en tu mesita de noche sabía que eras lo suficiente madura para esperar hasta el momento en que me extrañaras demasiado, ese momento que te haría volver la mirada a nuestros recuerdos y los momentos juntos, nuestros momentos. Podría darte un gran número de regalos; dulces, cartas, imágenes; pero ninguno va a ser suficiente para suplir nuestra ausencia, el uno con el otro. Sé que para el día en que tú abras esta carta tú y yo estaremos lejos, yo no puedo mantener un romance contigo, simplemente en algún momento tendrá que acabar, en algún momento tendremos que decirnos adiós.
Sé que me extrañas, eso te hizo regresar al pasado y por eso quiero darte lo que más anhelas. Hace muchos años, mi madre perdió uno de los artefactos más valiosos que cargaba con ella; yo lo encontré años más tarde y nunca lo devolví, de verdad agradezco no haberlo hecho. Podrás pensar que es una locura, pero busca el sobre donde te coloqué esta carta y toca el interior hasta encontrar una pequeña pestaña, cuando lo hagas jálala con todas tus fuerzas, verás que el sobre se convertirá en una pequeña caja, ahí estará el artefacto.

Calynn tomó el sobre bastante extrañada mientras encontraba esa pestaña que mencionó Severus y jaló bastante fuerte, obteniendo una pequeña caja con un pedazo de cristal que se veía ligeramente desgastado, tenía forma circular como la de un espejo de mano.

Este es un espejo mágico —leyó Calynn mientras mantenía el espejo en aquella misma caja sin haberlo tocado— te permite ver a la persona que tiene el par gemelo idéntico y único que tiene. Yo soy esa persona, sabrás que te esperé por muchos años ya que hasta el día en que abras esta carta podré ver tu rostro una vez más. No podremos hablar ni comunicarnos de ninguna manera, simplemente vernos, pero sé que tú comprendes que las miradas dicen más que mil palabras. Solo recuerda que tu felicidad no debe depender nunca del espejo.
Severus"

Calynn se apresuró a tomar el espejo entre sus manos, simplemente nunca esperó encontrar algo similar en aquella carta. Lo colocó justo frente a su rostro y ahí logró ver el rostro de Severus que miraba hacia abajo, al parecer aún no la había visto del todo. Cuando el chico volteó, este parpadeó varias veces para darse cuenta de que la imagen de la chica era real después de tanto tiempo. Sonrisas y lágrimas eran lo único que podían observar del uno y del otro, la cercanía de sus rostros, sintiéndose que se tocaban, que estaban ahí, cuando estaban separados por una gran distancia. Calynn observó a Severus, había crecido, había cambiado, se estaba convirtiendo en un hombre. La mirada menos infantil, el cabello más arreglado y el comienzo de la barba y bigote eran signos de los años que habían pasado desde la última vez que se habían visto. Sin embargo, la sonrisa y la mirada inocente del chico le delató su verdadera edad. Ambos se miraron por un gran periodo de tiempo, solo ahí sin decir una palabra, sin emitir un sonido, únicamente viéndose. 

Ambos habían creído que tal vez nunca se volverían a ver y no eran necesarias las palabras, tan solo extrañaban el contacto del uno con el otro, tan solo querían besarse una vez más. Se miraron por unos momentos más, la ausencia de la imagen del rostro del otro había estado presente en la mente de ambos y finalmente habían conseguido verla una vez más, al menos podrían verse de vez en cuando, aunque el destino los separara por diferentes circunstancias.
Después de cerca de quince minutos, Severus esbozó una última sonrisa mientras bajaba un poco la cabeza y dejaba de verse en aquel espejo. Calynn lo buscó por un momento hasta que lo volvió a dejar en aquella misma caja, leyendo de nuevo la última frase que había dejado el chico: "Solo recuerda que tu felicidad no debe depender nunca del espejo", por lo que comprendió a lo que se refería el chico, ella debía seguir adelante. Nunca lo olvidaría, nunca olvidaría su primer beso ni sus anécdotas juntos, simplemente debían aprender a vivir el uno sin el otro, ese espejo solo era un objeto más para recordarle de la presencia de Severus en su vida, recordarle que nunca estuvo sola y recordarle que la batalla no solo termina con relaciones ya formadas, sino también con el amor joven que apenas comienza.

Calynn se levantó del suelo después de guardar todo el contenido del baúl a excepción de la carta, el sobre y el espejo y volvió a sentarse en su cama. No vio más a Severus, incluso lo estuvo buscando por un largo rato, sabía que se desaparecía para que aprendiera a vivir sin su presencia, para que fuera capaz de ser feliz sin su presencia física porque lo único que ambos desearían para el otro sería la felicidad eterna.
Con lágrimas en los ojos y las mejillas bastante húmedas, Calynn acomodó una las cosas más valiosas que tenía en su mesita de noche para colocar la carta justo junto a ella y colocó el espejo dentro del cajón del buró, lo último que quería era que aquel espejo se rompiera o se quebrara y le quitara la única forma de ver a su amor perdido después de tantos años.

Arregló su lámpara, apagándola, para después acostarse y sentirse bastante cómoda en aquella cama. Se mantenía despierta con la imagen del chico en sus ojos, lo único que quería en ese momento era soñar con él, volver a revivir su último baile y su primer beso, a la luz de la luna, antes de su última despedida. Se acomodó bastante bien, intentaba no pensar en los malos momentos, intentaba desviar las revelaciones sobre su familia y lo mal que se había sentido cuando lo vio por primera vez en la Mansión Malfoy, simplemente quería soñar con él, quería sentirlo una vez más ahí, quería oír su voz y sentir su abrazo.

Cerró los ojos, esperaba que no fuera ninguna visión ya que estas cada vez eran más borrosas y menos comunes ya que eso solo era un indicador de que sería más capaz de recordar cosas de su infancia. Al final, tuvo la suerte de sumergirse en el sueño que tanto pidió, aquel en el que se sintió amada por primera vez, aquella noche donde realmente sintió el amor en el primer beso y la confianza en un abrazo, esta vez simplemente soñó con una sonrisa, simplemente soñó.

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"Y de tus labios, ella sacó el aleluya.
Aleluya".
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⌞ Hallelujah - Jeff Buckley ⌟

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Moodboard creado por: peakyscum, muchísimas gracias.

Gif por: Maraudersxblack17


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