Capítulo 48: Consecuencias

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La cruda verdad
conmueve e impacta
a mi corazón.


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¡Lumos! —Un rayo luminoso inundó la habitación—. ¡Lumos Máxima! —La voz de su madre resonó, el rayo luminoso subió su intensidad y esta vez la pequeña logró ver a Voldemort, justo frente de ella.

—¿Edad? —cuestionó el hombre sin esbozar sonrisa.

—Diez años —respondió Druella.

—¿Y no ha presentado síntomas de tener magia? —preguntó Riddle con una voz más grave y dura.

—Hasta ahora no, mi señor —respondió Druella con la cabeza hacia abajo sin atreverse a cruzar miradas con Voldemort. Mientras Druella observaba a la pequeña que se encontraba en medio de ambos, de pronto, de reojo, pudo observar que su amor escolar apuntaba a la pequeña con la varita.

—¿Tom? —mencionó Druella preocupada mientras alzaba la mirada y observaba aquellos ojos azules de los que tanto estaba enamorada.

—Si es una Squib no nos servirá para nada —mencionó Riddle mientras seguía apuntando a la pequeña con la varita mientras esta comenzaba a llorar.

—Tal vez no se han desarrollado porque no han tenido la oportunidad —comentó Druella mientras se colocaba frente a la varita de Tom. Este lo pensó un poco mientras consideraba bajar la varita.

—Bien Rosier, pero solo tendrá un par de años más —ordenó Voldemort mientras salía de la habitación bastante molesto. Druella aprovechó para acercarse a su hija y apuntarla con la varita.

¡Obliviate! —un rayo de luz azul verdosa fue directamente a la pequeña que cuando lo recibió perdió el conocimiento tanto en el pasado como en el presente.

A pesar de todo, la pequeña logró levantarse ligeramente, pero suponía que no habría clases después de lo que acababa de ocurrir. Sin embargo, los pasillos estaban desiertos, Calynn sabía que deberían de estar en algún lugar. Bajó las escaleras en busca de los alumnos, pero todo fue en vano. Decidió que iría a desayunar cuando pudo ver, en el vestíbulo, las puertas del Gran Comedor abiertas, a la vez que varios alumnos ingresaban apresurados; la pequeña los imitó y observó que las banderas de cada una de las casas habían sido reemplazadas por varias banderas negras y tétricas. Llegó a la mesa de Gryffindor y se sentó junto a Lily y Meryl que le habían guardado un lugar. Comenzaron a hablar sobre lo que había ocurrido la noche anterior, pero fueron interrumpidas por la voz de Dumbledore pues este se había levantado y se había colocado justo atrás del atril de lechuza.

—Hogwarts ha tenido una gran pérdida —comenzó el director provocando el susurro de algunos alumnos, era evidente que algunos de los presentes apenas se enteraban de lo sucedido la noche anterior. Después de exigir silencio, Dumbledore prosiguió—. La vida es como el vuelo de escoba, a veces se tiene una hermosa vista desde las alturas y otras se está justamente sobre el suelo, pero, en cualquiera existe la posibilidad de caerse de la nada —comentó—. Ayer perdimos la vida de una alumna, Thana Patterson, pero a pesar de que ya no está con nosotros es importante tener presente que su recuerdo vivirá en nuestra memoria para siempre y que su alma seguirá presente en nuestros corazones. —Después de estas palabras algunos alumnos lloriqueaban y sollozaban por lo bajo—. Por otra parte, la señorita Patterson murió siendo una heroína, sacrificando la vida por aquellos que albergaba en su corazón —mencionó mientras volteaba a ver a la pequeña mortífaga y después de una pausa volvió la mirada a los demás—. Es por esto por lo que, con el debido respeto, propongo que dejemos de lado nuestra varita —comentaba mientras dejaba la varita que sostenía sobre el atril—, y que por un momento le demostremos esta apreciación con un aplauso —exclamó mientras comenzaba a juntar las palmas mientras era imitado por los demás y el Gran Comedor se llenaba de aplausos melancólicos y de algunos sollozos. Calynn, mientras aplaudía, desvió la mirada a la mesa de Slytherin y observó muchos lugares vacíos, así como varios alumnos sin aplaudir, nada de qué extrañarse viniendo de la casa de las serpientes.

Posteriormente, guardaron un minuto de silencio en honor a Thana y posteriormente el desayuno estaba servido en cada mesa. La pequeña observaba, pero el hambre se había esfumado, al parecer los recuerdos de la pérdida de su amiga le habían ocasionado una depresión instantánea. Debajo de la mesa y, sin que Lily y Meryl observaran, mantenía el diario de su madre en su regazo mientras aguantaba el dolor en la marca que aún seguía por debajo del que sentía por su amiga. Levantó la vista de la mesa de roble y observó a las mesas próximas, le extrañaba como en muchas de ellas los alumnos se comportaban como si nada hubiera pasado mientras que la pequeña no podía desviar sus pensamientos de las revelaciones del diario y de la muerte de su amiga. Era claro que en el fondo de su corazón la culpa y el arrepentimiento la acosaban desde el momento en que observó a su amiga desvanecerse en el suelo mientras le salvaba la vida. 

Tenía bastante claro que le debía demasiado y que gracias a ella era posible que Calynn siguiera aquí, pero por la misma razón la culpa la asechaba y no la dejaba hacer nada sin tener un solo pensamiento al respecto. Meryl estaba callada mientras jugueteaba con un trozo de filete mientras masticaba otro que se encontraba dentro de su boca. Sin embargo, Lily solo se había servido un único huevo revuelto que había logrado tomar, pero al parecer no tenía intenciones de comerlo, pues solo jugaba con él sin degustar nada del plato. El tiempo pasaba y el hambre en la pequeña mortífaga no se hacía presente, tenía tanto que decir, pero a la vez le faltaba ánimos para hacerlo. Cuando Meryl terminó su desayuno, las tres se levantaron de la mesa y comenzaron a andar entre los pasillos, el director les había comunicado que las clases se habían suspendido hasta que el colegio volviera a ser el de antes, sin embargo, podía verse el gesto de preocupación que había realizado el director al decir aquellas palabras. Caminaban en dirección a la sala común cuando Meryl habló.

—¿Qué llevas allí? —cuestionó mientras señalaba con su dedo índice el libro que la pequeña Black cargaba a un costado de su túnica.

Ya que Meryl y Lily sabían acerca de ella se sintió un poco más libre de mencionar lo que verdaderamente era aquel libro.

—Es un diario de mi madre —comenzó con voz cansada—. Ella narra algunas de sus vivencias en el colegio y con alguien más —añadió melancólica, a pesar de que su madre era la persona que más odiaba en este mundo, la pequeña sentía un dolor en el pecho al recordar las aventuras que había tenido con Tom Riddle y en lo que habían resultado, sabía que de algún modo su niñez le hacía sentir aquellos sentimientos pues actualmente no extrañaba a su madre en absoluto.

—¿Con quién? —cuestionó Meryl aún más curiosa. La pequeña mortífaga no se dispuso a contestarle hasta que otra pregunta le llamó aún más la atención—. ¿Tom Riddle? —preguntó Meryl acercándose unos pasos a Calynn mientras Lily miraba con aún más curiosidad.

—Pero ¿cómo es que lo sabes? —interrogó Calynn a la rubia que respondió con bastante naturalidad.

—Legeremancia bastante desarrollada —mencionó mientras señalaba su cabeza y esbozaba una sonrisa de orgullo, era imposible que Meryl evitara sus gestos que a menudo mostraba característicos de Slytherin, aunque esta odie tanto a las serpientes. La pequeña Black la observó bastante incrédula.

—Creo que estoy tan deprimida que no puedo ni practicar Oclumancia —mencionó Calynn.

—¿Crees que puedas contarnos más acerca del diario? —preguntó esta vez Lily que se acercó a ambas chicas. Calynn que no tenía ánimos de hacerlo tardó unos segundos en contestar, pero después mencionó.

—Está bien, pero deberíamos ir al dormitorio, supongo que a estas horas no habrá ninguna alumna dentro —contestó para que después pasaran por la puerta de la sala común y subieran los escalones. Como era de esperarse el dormitorio se encontraba desierto y silencioso, por lo que contar aquel secreto sería bastante seguro.

Se sentaron en la cama de Calynn; Meryl y Lily la miraban entre preocupadas y curiosas mientras esperaban que la pequeña Black hablara. Esta tocó la portada del diario con sus dedos mientras se concentraba y cerraba sus ojos, exhaló y dijo aquellas palabras en un distinto idioma que permitieron que el diario comenzara a llenarse de texto.

—¿Parsel? —interrogó Meryl con el ceño fruncido mirándola con sus ojos analíticos que brillaban en la penumbra del dormitorio.

—Eso mismo me ha dicho Dumbledore —confesó la niña mientras veía a Meryl, se sorprendía de cuánto sabía sobre el mundo mágico, nunca lo hubiera imaginado.

Calynn comenzó a leer las mismas páginas que le había leído al director mientras sus amigas se colocaban a lado de ella para poder observar mejor el diario y la caligrafía de Druella. Una vez que hubo terminado de leer el silencio volvió a reinar, Calynn pudo notar que la incredulidad de ambas les había arrebatado las palabras.

—¿Entonces eres una Riddle? —cuestionó Lily sin saber qué pensar.

Calynn asintió con la cabeza, pero hacía evidente que eso no la enorgullecía en lo absoluto.

—Pero preferiría que me siguieran llamando Calynn Black ya que...—Una pausa por parte de la niña interrumpió la oración hasta que continuó—, ninguno de los dos apellidos es bueno pero el de un mortífago es mejor que el de su líder —terminó melancólica.

Ambas chicas asintieron mientras que Meryl se disponía a hablar.

—Por eso es por lo que sabes hablar Parsel —exclamó Meryl con los ojos fijos en Calynn.

—¿A qué te refieres? —cuestionó la pequeña.

—Por lo que se dice en algunos libros, Tom Riddle era uno de los principales poseedores de esta habilidad —comentó Meryl.

—¿Era? —preguntó Calynn desconcertada.

—Bueno, ahora se hace llamar Lord Voldemort, ¿no es así? —contestó Meryl para que después la pequeña Black realizara un ademán de que había comprendido.

—¿Te gusta leer libros Meryl? —interrogó esta vez Lily bastante confundida, era obvio que los comentarios recientes de Meryl hacían que ambas se preguntasen nuevas cosas sobre su amiga.

—No, pero otros alumnos me han contado, son datos que además salen en los periódicos y esos sí los leo, o al menos la parte de los crucigramas mágicos —expresó Meryl con una risa para que después Lily esbozara una ligera sonrisa.

—Realmente deberías ir casi tres cursos adelante, si ya tienes catorce no deberías ir en primero —comenzó la pelirroja—. ¿Por qué Druella habrá querido que vinieras hasta ahora al colegio? —cuestionó Lily.

Eso era una de las pocas cosas a las que Calynn no tenía respuesta y aunque sabía que podía encontrarla en alguna de esas páginas del diario, aún no había tenido tiempo suficiente para buscarla.

—Aún no lo sé —confesó Calynn mientras negaba con la cabeza y surgía de nuevo el silencio que era la consecuencia de las nuevas revelaciones de las que se habían enterado Meryl y Lily—. Creo que deberíamos ir a buscar a Severus, después de esto puede que él sepa algo que nosotras no —sugirió mientras se colocaba de pie y se dirigía a la puerta del dormitorio para bajar a la sala común.

Cuando se disponían a salir por el cuadro la voz de James Potter resonó en la habitación.

—¡Lily! —exclamó el chico de lentes llamando la atención de las tres chicas—. Qué bien te ves hoy —mencionó mientras la pelirroja bajaba la mirada, pero no podía evitar sonrojarse—. Por cierto, Black, Dumbledore te busca en su despacho, dijo que fueras lo más pronto —indicó mientras le dirigía a Calynn una mirada de desprecio, era comprensible que después de aquel incidente en los patios de Hogwarts el chico se comportase de esa manera—. Y Johnson, McGonagall te busca, posiblemente te metiste en graves problemas de nuevo —exclamó Potter mientras comenzaba a reírse para que después una carcajada grupal se emitiera con mayor estruendo.

Calynn y Meryl comenzaron a salir por el cuadro y se volvieron hacía Lily cuando se dieron cuenta de que esta no había avanzado en lo absoluto.

—¿Vienes, Lily? —cuestionó Meryl con un gesto de desagrado al ver al grupo de Potter.

—No, creo que me quedaré aquí —mencionó la pelirroja mientras esbozaba una sonrisa al ver a James, Meryl solamente rodaba los ojos para después salir por el cuadro.

**Gif por: Maraudersxblack17

Comenzaron a andar por los escalones cuando Meryl mencionó.

—Creo que Lily se está enamorando de aquel Potter —comenzó con desagrado—. Entre todos los alumnos tuvo que elegir a Potter y sus amigos.

—También es porque no quiere saber nada de Severus —añadió la pequeña Black que no tenía intenciones de hablar de ello mientras dejaba a Meryl hablar sobre los defectos de Severus hasta que se separaron para que cada uno fuera a un despacho diferente.

Calynn caminó bastante aprisa y cuando llegó frente a la estatua de la oficina del director pudo ver que esta se encontraba abierta y con bastante agilidad comenzó a subir los escalones y una vez que estuvo arriba abrió la puerta del despacho y entró rápidamente mientras observaba al director de espaldas, se encontraba encorvado con el rostro dentro del Pensadero donde habían observado su sueño la última vez. Asimismo, observó que un ave anaranjada volaba por la oficina bastante alegre. Se sorprendió de que el ave tuviera tanta libertad y al mismo tiempo regresara a donde tenía una rama con bastante agua.

Calynn sabía que dentro del pensadero no podía observarse nada de la realidad, por lo que decidió esperar a que el director terminara de ver lo que sea que estuviese observando. Caminó junto a las estanterías mientras sentía cada borde de los libros provocándole un sentimiento de felicidad, llegó al escritorio del director y observó que sobre de él, desprendiendo de un sobre con una letra "M" en su portada se encontraba una carta con un poco de texto sobre de ella. Calynn, sin poder resistirse, se sentó en la silla del director y comenzó a leer el papel.

"30 de mayo de 1964.

Ante las presentes situaciones de peligro en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería y a causa de la muerte de la alumna Thana Patterson, el Ministerio de Magia ha decidido presentarse personalmente con el director Albus Percival Wulfric Brian Dumbledore para proceder con el rompimiento de varita de Calynn Black por haber informado a Quien-No-Debe-Ser-Nombrado sobre algunas situaciones en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Asimismo, se solicita la expulsión inmediata de los siguientes alumnos en caso de que aún se presenten en el colegio:

Andrómeda Black, Narcissa Black, Bellatrix Black y Severus Snape.

Al mismo tiempo se solicita el reporte inmediato de estos alumnos, incluyendo a Calynn Black para un juicio en el Ministerio de Magia.

Queda notificado que la falta de estas acciones en un plazo de siete días será consecuencia de la detención del director Albus Percival Wulfric Brian Dumbledore.

Atentamente.

Ministerio de Magia".

La carta terminaba con un sello que le daba veracidad al papel. La pequeña Black sintió cómo el mundo se caía ante sus pies, su preocupación creció en solo unos segundos pues sabía que a pesar de que Dumbledore pudiera hacer algo de una u otra forma conseguirían romperle la varita y detener a Severus. Los latidos de su corazón eran cada vez más rápidos, lo que fuera a pasar a partir de ahora le asustaba demasiado.

Dio unos pasos hacia atrás mientras se alejaba de aquella carta llena de malas noticias, se percató de que el director aún seguía observando algún suceso dentro del pensadero por lo que decidió sentarse a esperar a Dumbledore mientras abría el diario de su madre. La curiosidad le llenaba el cuerpo, así como la depresión reinaba en ella combinada con un sentimiento de ira profunda. Comenzó a buscar una razón por la que no hubiera asistido a Hogwarts antes de haber cumplido los catorce años, pues no había leído más allá del año de mil novecientos cincuenta.

Buscó entre las páginas más allá de ese año hasta que encontró un pequeño párrafo varias fechas después.

"15 de agosto de 1952

Tan solo hacerme la idea me disgusta a leguas. Han pasado dos años desde que Calynn ha nacido y hasta ahora ni una pizca de magia ha brotado por sus manos, ¿será posible que una genética combinada de dos magos tan poderosos pueda terminar en una niña Squib? Solo pensar en ello me disgusta tanto que yo misma me decepcionaría, ¿cuál sería la posibilidad de que lográramos engendrar otro heredero sin que ningún mortífago lo sospechase y, sobre todo, sin que Cygnus se percatase? Además, la crianza de cuatro hijas no ha sido fácil hasta ahora, no tengo suficiente tiempo para uno más. Además, como Tom bien sabe, yo aborrezco a los niños.

Tal vez cuando Calynn sea mayor sus poderes se presenten con más facilidad, por ahora Tom ya ha planeado hacer el hechizo sobre este mismo diario. Con las presiones de Tom en la espalda me despido, por ahora.

-Druella Riddle".

Para Calynn el conocimiento del lento desarrollo de su magia no era una novedad, pero desconocía cual era la gravedad de esto o incluso, las causas de que solo ella hubiera tenido esas limitaciones.

Siguió buscando más páginas mientras solo unas cuantas más adelante encontró un texto un poco más interesante.

"25 de noviembre de 1953

Tom la ha visto hoy con un gesto aún más lleno de odio, el hecho de que a sus tres años cumplidos no tenga magia ha preocupado nuestros planes, ha hecho que Tom haya considerado otras alternativas de lo más terroríficas, nada sorprendente viniendo de él.

¿Con qué objetivo enviaríamos a Calynn a Hogwarts a los once años si esta no había desarrollado ningún poder? ¿De qué nos serviría si no pudiera servirnos como espía del propio Dumbledore? Tom solo me ha dado algunos años más, algunos años para que Calynn se salve de una muerte segura.

A causa de esto le he propuesto a Tom un plan para evitar las cartas del colegio. Podríamos aprovecharnos del nacimiento secreto de Calynn pues, Voldemort ha ordenado el silencio total sobre esto incluso a Cygnus, por lo que es seguro que este no abrirá la boca, el Juramento Inquebrantable hecho con el mismo Tom se lo ha detenido. Por ahora, como parte del Ministerio de Magia, hemos decidido no colocar a Calynn como una de las brujas de Inglaterra y solo cuando muestre un poco de magia cambiaremos eso para que ese mismo año le llegue su carta de Hogwarts y, en caso de ser Squib, su muerte tampoco sería registrada, aunque las excusas que le daré a Cygnus para justificar la muerte de la que cree su hija sí serán bastante difíciles de encontrar.

Como te comentaba hace solo unos meses atrás, el Señor Tenebroso ha realizado el maleficio sobre el diario para que únicamente Calynn y yo lo podamos abrir y, como un castigo por parte de él me ha indicado que se esconda en Hogwarts pues qué podría ser más irónico que tener el mayor secreto de Lord Voldemort resguardado por la misma seguridad del castillo.

No esperes muchos escritos más, desconozco cuando dejaré el diario allí, pero las órdenes del Señor Tenebroso son hechas para ser cumplidas.

-Druella Riddle".

Calynn solo se quedó perpleja después de lo que acababa de leer, dio vuelta a aquella página y tan solo se dio cuenta que las demás hojas se encontraban en blanco, esa había sido la última vez que su madre había escrito en aquel diario.

Se dio cuenta que su único objetivo para estar en el castillo era para ser una espía sobre las acciones de Dumbledore y, posiblemente, permitir un ataque mucho más sencillo. Se imaginó su misma situación si desde pequeña le hubiese gustado el lado tenebroso, seguramente Voldemort tendría en su poder a Hogwarts y Dumbledore tal vez estaría muerto, ¿acaso los del Ministerio de Magia eran demasiado tontos para no darse cuenta de quiénes eran los malvados a los que les tenían que romper la varita?

Al mismo tiempo agradeció haber tenido magia porque si no hubiera sido así posiblemente ya estaría muerta.

Escuchó un sonido en el despacho por lo que levantó la vista para observar a Dumbledore que había dejado el pensadero a su lado y se dirigía a la pequeña mortífaga con la mirada más preocupante que la pequeña le había visto hasta ahora. Su expresión era una combinación entre una tristeza profunda y una preocupación insistente que solo denotaba como la seguridad del colegio se le iba de las manos.

—Señorita Riddle... —realizó una pausa cambiando sus palabras al darse cuenta del gesto de disgusto por parte de Calynn—. Señorita Black, perdone por la tardanza, pero actualmente el último recuerdo que tengo puede ser igual de importante como el primero, solo basta con volver a recordar. —Calló por un momento mientras bajaba su mirada al libro abierto en el regazo de la pequeña y se extrañaba de encontrar las páginas en blanco—. ¿Ha encontrado algo nuevo, señorita Black?

—¡Sí! —mencionó Calynn con ira sin evitar gritarle al profesor, quien la miró con extrañeza—. ¡He encontrado mucho, tanto para que me sienta peor! Solo soy un producto de la maldad, creado para continuar con la misma, para acabar con el colegio e incluso para asesinarlo a usted. —Calynn se había colocado de pie mientras había lanzado el libro a un lado de ella y se tomaba el antebrazo izquierdo intentando parar el dolor que le había vuelto en la marca una vez más—. ¡Si no hubiera podido hacer magia solamente me hubieran matado, esa es la importancia que me tenían! —Respiró y exhaló rápidamente antes de agregar algo más—. ¡Era solo una niña pequeña, ni siquiera podían tener un poco de compasión! —terminó mientras se soltaba el antebrazo y esperaba tener una respuesta de Dumbledore mientras lo veía directamente a los ojos.

El director se quedó ligeramente mudo mientras pensaba cómo comenzar, sabía lo decepcionada que se sentía la pequeña Black ante esas nuevas revelaciones. Podía percibir esa falta de amor familiar que tenía la pequeña y aquel asombro sobre la misma realidad que afrontaba.

—Señorita Black, el orgullo es el nutriente principal de nuestras acciones, si usted estuviera orgullosa de esa marca en su antebrazo sería justo sentir vergüenza por usted misma, pero mire a su alrededor, debería sentirse orgullosa por su rebeldía ante sus propios padres para salvar al colegio y posiblemente al mundo mágico —mencionó el director mientras observaba a Calynn, sabía que darse cuenta de las buenas decisiones era más difícil que ver las malas. La pequeña lo pensó por un momento, el director no había dicho nada descabellado, solamente tenía que hacerse la idea y aceptarla de que nunca iba a tener una familia normal como la de sus compañeros—. El Señor Tenebroso siempre tiene un objetivo con las personas que lo rodean —comenzó Dumbledore—. El suyo era facilitar un trabajo que él en persona no podía realizar como usted lo hubiera hecho.

—¿Y por qué no le encargó esa misma tarea a cualquiera de mis hermanas? —cuestionó la pequeña Black sin entender la razón de ser ella la elegida para aquella misión.

—Porque usted es su heredera. Piense en lo que dirían sobre que una hija de cualquier mortífago pudo dominar Hogwarts sin ayuda del mismo Lord Voldemort, ¿cómo quedaría este ante sus propios seguidores? —le contestó Dumbledore.

—Quiere decir que, si yo me uniera al lado tenebroso, ¿podría tener sus mismos poderes? —preguntó la niña esperanzada, deseando escuchar un no como respuesta.

—Posiblemente —dijo Dumbledore seriamente mientras Calynn solo deseaba no haber escuchado esas palabras—. Pero no quiere decir que solo se desarrollarían de la misma manera para el lado oscuro, sino también para acabar con la maldad.

Hubo un momento de silencio hasta que Calynn formuló otra pregunta.

—¿Por qué mis poderes mágicos se presentaron hasta que cumplí trece?

—Es una suerte que después de tantos años de reprimir la magia no se hubiera convertido en un Obscurial —comentó el profesor para después ser interrumpido.

—¿Qué es un Obscurial? —preguntó Calynn bastante confundida.

—Los Obscurial son niños que llevan en el interior un Obscurus, es decir una fuerza oscura que, al no desarrollar sus habilidades mágicas, liberan para ocasionar problemas —explicó Dumbledore—. Generalmente no logran desarrollar sus habilidades cuando sufren un abuso físico o psicológico.

—¿Cree que eso pudo haber influido un poco? —cuestionó la pequeña Black.

—Sí, lo considero posible, pero no solo eso —prosiguió el director—. Sabemos que, durante toda su infancia, sus padres utilizaban recurrentemente el hechizo para borrarle la memoria por lo que existen partes de sus primeros años que no recuerda, ¿estoy en lo correcto? —cuestionó el director.

—Sí, la mayoría de las veces tenía visiones y era de esa manera que podía ver cosas que antes había olvidado, pero también algunas que para mi parecer nunca había vivido —mencionó la pequeña Black.

—Por lo que digamos que cada vez que la desmemorizaban era como comenzar una vida nueva con aquellos padres que los amaba solo por una razón: Porque eran sus padres —comentó Dumbledore con la atención de Calynn sobre de él—. Piénselo así, señorita Black, desde que tiene una memoria más fresca, ¿con quién ha tenido unos mejores recuerdos? ¿Con sus amigos o con sus propios padres? —terminó mientras la niña se daba cuenta de algo verdaderamente cierto.

Durante mucho tiempo únicamente amó a Druella y a Cygnus por ser sus padres, pero no había recuerdos o situaciones anteriores que complementara esa relación, solo era un amor obligado por ser su familia más cercana.

La pequeña se quedó un momento en silencio, se sentía bastante mal, saber que era hija del mago más tenebroso de todos los tiempos le daba una sensación de culpabilidad, pero era algo inevitable, no podía cambiar el pasado. Desvió la vista hacia la carta que había leído hace solo unos momentos y comenzó a recordar su contenido mientras el pánico por lo que estuviera por venir volvía a acecharla. De la nada sintió como el profesor intentaba meterse en su mente y la pequeña lo sacaba lo más rápido posible.

—¿Ha leído la carta? —cuestionó el director—. Es lo único que alcancé a leer de su mente, señorita Black —terminó Dumbledore sonriendo mientras intentaba ablandar la situación. La pequeña solo le respondió con un asentimiento de cabeza demostrando su culpabilidad, pero al parecer a Dumbledore no pareció importarle. Ambos guardaron silencio, Dumbledore intentaba buscar las palabras para explicarle a Calynn que tenían menos de una semana para hacer un plan, mientras que Calynn solo intentaba acomodar todas sus preguntas—. Señorita Black, como usted sabe solo nos resta una semana para poder idearnos un plan para evitar la presencia del ministro, su juicio y el de sus compañeros y mi propio arresto —comentó el director mientras la pequeña asentía con la cabeza escuchándolo atentamente—. Por lo que quiero preguntarle, ¿quiénes son los alumnos en los que más confía dentro del colegio?

—Lilianne Evans, Meryl Johnson y... —se detuvo por un momento mientras analizaba su confianza con la siguiente persona hasta que finalmente se decidió—. Y Severus Snape.

Segundos después se dio cuenta de que no había incluido a su hermana Andrómeda, observó que al final no le tenía tanta confianza como ella hubiera pensado.

El director iba a agregar algo más cuando la puerta del despacho se abrió violentamente provocando que el director y la pequeña se levantaran de sus lugares para observar quién había entrado tan abruptamente.

—Dumbledore, los padres, han escrito —comunicó la profesora McGonagall con rapidez mientras se acercaba con un gran montón de cartas—. Preguntan sobre cuándo volverán las clases y... —La profesora hizo una pausa para acercarse al profesor para murmurarle algo para evitar que la pequeña lo escuchase, pero sin éxito alguno—. Y exigen la expulsión de la señorita Black de inmediato. La profesora esperó la respuesta del director justamente frente de él sin desviar la mirada, sus ojos demostraban su propia preocupación y el desconocimiento de una solución justa. Por otra parte, Dumbledore se limitaba a bajar la mirada e intentar pensar en algo pues por un lado podía salvar la seguridad del colegio y dejar a la pequeña Black por su cuenta o proteger a la pequeña mortífaga y olvidarse del colegio—. Albus, ¿qué le digo a los padres? —Minerva le dirigió una mirada de preocupación al director—. Incluso El Profeta ha comenzado a difundir rumores —mencionó mientras le mostraba un periódico donde en la primera plana se podía observar un enorme título: ¿Hogwarts cerrará para defender a una seguidora de Quien-No-Debe-Ser-Nombrado?—. Solo son especulaciones, ¿cierto, Dumbledore? —cuestionó la profesora, pero el anciano seguía sin responder.

—De una manera u otra yo debo irme del colegio —se atrevió a decir Calynn, sabía que solo ocasionaría problemas si se quedaba más tiempo allí.

La profesora McGonagall miró a la pequeña Black bastante angustiada mientras el director se levantaba de su asiento para hablar con ambas mujeres.

—Profesora McGonagall —exclamó por fin el director llamando la atención de la preocupada mujer—. Respóndales a los padres diciendo que las clases comenzarán el día de mañana, igualmente anuncie esto en cada sala común —indicó el anciano para después agregar algo más—. Comunique que la señorita Black será expulsada del colegio a más tardar en cuatro días y que no tienen nada de qué preocuparse —terminó Dumbledore creando un silencio incómodo mientras la pequeña Black se limitaba a intentar calmar su agitada respiración mientras la profesora dudaba sobre salir del despacho o no, era evidente que esperaba escuchar algo más de parte de Dumbledore.

—Está bien, Albus —mencionó la mujer antes de salir de la habitación con un gesto de confusión.

En cuanto McGonagall salió de la habitación, el director desvió la mirada hacia Calynn que solo lo observaba con la mirada perdida, su preocupación y su tristeza era evidente. Los pensamientos de la pequeña eran exclusivamente sobre las situaciones próximas, solo imaginar una vida entera en la Mansión Malfoy rodeada de Druella, Cygnus y Voldemort le daba escalofríos, pero una vez más no había nada que hacer más que intentar sobrevivir. Salió de sus pensamientos cuando el director comenzó a dirigirle la palabra.

—No pensará que la dejaremos sola en esto, señorita Black —comenzó el director ganándose una mirada de confusión por parte de Calynn—. Tenemos menos de una semana para planear un plan para detener a Lord Voldemort y a sus seguidores, incluyendo a su madre —exclamó el profesor mientras la mirada de la pequeña expresaba aún más preocupación, pero no podía evitar sentir que una parte de ella le decía que era lo que debía hacer, su deber, por lo que había luchado durante todo el año. Calynn se sumió en sus pensamientos, sabía que un odio rebosante se formada dentro de ella y, aunque esto no le causaba gran alegría pues sabía que lo único que lograba era alimentar aquella marca, la voluntad para vencer a sus peores miedos no le faltaba, pero el miedo que la acompañaba era imposible ignorarlo—. Recuerde lo que ha hecho para cambiar su destino, para tener una vida, señorita Black —expresó el director ante su gesto de angustia.

Calynn se sumió en sus recuerdos para volver a donde todo había comenzado, aquella casa de la calle de la Hilandera, aquel hogar donde creyó haber pasado los mejores momentos de su vida hasta que un solo día lo cambió para siempre. Recordó cuando su propia madre había dejado la vida de Lily en sus propias manos aquel mes antes de entrar a Hogwarts, lo que solo le provocó una ira mayor desde el estómago. Asimismo, recordó las amenazas de su madre una vez en Hogwarts, sus humillaciones con aquel vociferador, las noticias de El Profeta y el día que le habían regalado aquella marca, esa que solo le había causado los problemas más grandes de su adolescencia.

No logró evitar recordar a Severus y los secretos que este había guardado durante años y junto a él solo podía recordar las burlas de Lucius, acompañadas de las de Frank Longbottom, aquella decepción amorosa que la había sentido tan real. Volvió la vista hacia el suelo y se encontró con el diario, ocasionándole un odio que sintió al juntar los dientes pues, dentro de este solo se había dado cuenta de algo una vez más: Lo desgraciada que es su madre, sintiéndose utilizada y sin dejar de pensar en los engaños al propio Cygnus, rompiendo la fantasía de marido y mujer que Calynn había inventado durante lo que recordaba de su vida. Y, finalmente, la imagen de Thana en su último respiro fue el recuerdo que le llenó el corazón de odio, se dio cuenta que, durante todos estos años su madre le había quitado lo que más valoraba en su vida: su familia, sus amigos, su hogar, su infancia y finalmente, como producto de sus constantes amenazas, su vida.

Volvió la mirada al director y, con una última imagen de la risa macabra de Bellatrix junto a la inerte Thana le mencionó a Dumbledore con la cabeza en alto.

—Estoy lista, profesor. —Y por primera vez Calynn no había llorado para afrontar su destino, la voz quebrada por primera vez no acompañó su habla y por vez primera Calynn ya no sentía lástima por ella, sino que se enorgullecía con cada latir de su corazón.

El profesor la miró asombrado, era casi predecible que él no esperaba una reacción como esa por parte de Calynn, sabía que de uno u otro modo ya había afrontado sus problemas, pero eso no le quitó su propia preocupación por la pequeña.

—Me alegra escuchar eso, señorita Black —expresó el director mirando a la pequeña con los ojos cansados y, de cierta forma, Calynn no pudo evitar notar un poco de temor en los mismos, sabía que le importaba a Dumbledore—. Pronto será la cena y debo dar el anuncio sobre el comienzo de clases y su propia expulsión —informó el director mientras recibía un asentimiento de cabeza por parte de la pequeña—. Si no es mucho pedir, sería bastante agradable que no acudiera a la cena pues, como usted puede notar, los alumnos tomarán su ida del colegio como un festejo y, como sé que diría la profesora McGonagall —mencionó mientras volvía la cabeza hacia el periódico que había abandonado la profesora en el escritorio—, es de tontos confiar en solo especulaciones.

—Gracias, profesor, cenaré lo más rápido que me sea posible para evitar estar allí a la hora del anuncio, ¿le parece bien? —comentó Calynn.

—Perfecto —afirmó Dumbledore con la cabeza—. Ya puede retirarse, pero vuelva aquí mañana, lo más temprano que pueda, debemos comenzar a planificar y a practicar lo que nos haga falta —expresó el director tomando la varita entre sus manos—. No olvide el diario —recordó finalmente el anciano para que Calynn lo tomara y saliera del despacho.

Bajó las escaleras en silencio mientras intentaba llevar el diario resistiendo el dolor sobre la marca, se daba prisa pues debía acudir a la cena lo más pronto posible.

Recorría los escalones a gran velocidad, llevaba una gran ventaja pues los pasillos se encontraban desiertos. Calynn observó que fuera de la ventana se veía a una gran cantidad de alumnos de todas las casas, posiblemente disfrutando de la libertad brindada por la suspensión de clases mientras jugaban a corretearse por todo el terreno mientras que unos cuantos alumnos de Hufflepuff se limitaban a acostarse sobre la hierba a observar el cielo mientras reían fuertemente, cuánto los envidiaba Calynn.

Siguió bajando con gran rapidez mientras observaba los cuadros, cada uno con personas diferentes y lugares distintos, ¿de verdad tanto tiempo llevaban allí y Calynn no se había inmutado sobre ello? Llegó al vestíbulo donde la cantidad de alumnos era mayor, algunos niños de Ravenclaw entraban por las grandes puertas de roble mientras reían y, al inmutarse de la presencia de la pequeña Black, se tornaban bastante serios. Por otro lado, algunos alumnos de Gryffindor le dedicaban gestos de repugnancia mientras que los de Hufflepuff se limitaban a bajar la vista o desviarla de Calynn.

Entró al Gran Comedor mientras encontraba algunos cuantos alumnos, la mesa de profesores se encontraba completamente vacía a comparación de las mesas de las casas, donde bocadillos de distintos estilos se presentaban con gran formalidad, incluyendo una gran variedad de postres y bebidas, donde la pequeña Black pudo distinguir el alhelí a gran distancia de su mesa.

Llegó caminando mucho más lento de cuando había bajado las escaleras hace solo unos momentos mientras buscaba en la mesa de Gryffindor a sus amigas o al menos un espacio alejado que le permitiera cenar con el menor número de miradas encima.

Cuando se dio cuenta de que no había rastro de Meryl ni Lily se decidió por tomar el asiento más apartado de la mesa de los leones y sentarse a degustar aquellos manjares. Observó que, desde aquel ataque de los mortífagos, la ausencia de muchos alumnos de Slytherin era bastante evidente, por lo que en ese momento la mesa de las serpientes se encontraba completamente vacía.

Una vez que terminó su cena se dispuso a subir a la sala común para poder recostarse un rato cuando, al entrar por el cuadro se encontró con Lily quien hablaba con un chico de gafas con bastante interés; Calynn los observó mientras no podía entender como alguien como Lily podía salir con alguien tan arrogante como lo era James Potter, o al menos eso era lo que demostraba con los demás.

Meryl bajaba las escaleras del dormitorio cuando saludó a la pequeña Black con bastante entusiasmo sacándole una sonrisa a la pequeña mortífaga mientras que Lily se inmutaba de la presencia de ambas, despidiéndose de James quien se entristeció al verla alejarse, pero sin evitar mostrar una mirada de odio hacia Calynn.

—Ya las pagarás, Potter —exclamó Meryl casi en un susurro para que Lily no escuchase mientras presionaba los dientes.

—¿Qué te ha dicho Dumbledore? —cuestionó esta vez la pelirroja en cuanto se aproximó.

Cuando se fueron a un lugar un poco más apartado se dispuso a contarles a sus amigas cada palabra que había mencionado el director y cuando esta hubo terminado, Meryl preguntó con bastante seriedad.

—¿Entonces Dumbledore planea expulsarte para hacer un plan? ¿Todo gracias a la carta del Ministerio de Magia? —cuestionó la rubia mientras palidecía.

Calynn asintió mientras se comenzaba a preocupar por su amiga. Esta solo salió por el cuadro de la sala común a toda velocidad sin voltear atrás.

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"Y sé exactamente para lo que estoy.
Para herir y destruir y nada más.
Y es verdad que me hicieron para eso".

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⌞ Battle Cry - Beth Crowley ⌟

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