Capítulo 47: Legado

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Cuando un alma
se despide por siempre,
otra más llora.


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La pequeña se colocó la capa rápidamente, estaba bastante asustada de lo que podía suceder por lo que siguió las instrucciones del profesor mientras veían cada vez más hechizos cruzar los terrenos de Hogwarts. Una vez que estuvo lista la pequeña, Dumbledore tomó de su brazo y de la nada separaron sus pies del suelo por un momento y segundos después aparecieron justamente en el despacho del director. La niña se quitó la capa para que el director la pudiese observar.

—Escuche con atención. Los mortífagos no pueden verla en el castillo, están aquí por usted y solo para llevársela de aquí —comenzó Dumbledore seriamente—. Por ahora intentaremos resguardar la mayor cantidad de alumnos en las mazmorras —explicó—. No permita que le pase nada al libro, algo me dice que también están en busca de este. Ahora a las mazmorras, por favor —terminó Dumbledore mientras la chica salía del despacho nuevamente con su capa de invisibilidad sobre de ella. Comenzó a correr, aunque las escaleras eran bastante lentas, la chica tenía mucho miedo pues justo en el piso superior dos mortífagos combatían a duelo de varitas con un solo auror que al parecer no estaba para nada asustado. También le era difícil pasar entre toda la multitud de alumnos que bajaban desesperadamente las escaleras y, aunque los mortífagos alrededor de los pasillos estaban combatiendo, no faltaba alguno que lanzaba maldiciones hacia los alumnos solo por diversión, y aunque la mayoría las evitaba, algunos alumnos distraídos eran los más afectados pues podían desplomarse en el suelo, ser torturados o incluso asesinados. 

El caos era aún peor cuando éstos caían al suelo inconscientes pues tenían que rodearlos, pero lo más importante era que, aunque algunos alumnos intentaban cargarlos, ellos mismos se exponían a las maldiciones. Esto duró un momento, la profesora Galatea llegó rápidamente para ayudar en los pasillos. La pequeña Black intentaba escabullirse entre la multitud, al mismo tiempo buscaba a Lily y a Meryl, realmente estaba preocupada por ambas. Bajaban como podían, pero cada vez entraban más mortífagos al castillo, de alguna extraña manera algunos de éstos podían volar sin necesitar de escoba, por lo que podían romper ventanas y entrar al castillo directamente y, aunque Galatea se movía con bastante rapidez esta no podía atacar a todos los mortífagos al mismo tiempo, por lo que algunos profesores más se unieron. Calynn decidió quitarse un momento la capa para evitar que varios alumnos tropezaran con ella cuando finalmente llegaron al piso más bajo del castillo mientras caminaban a paso veloz apurados por algunos profesores y perfectos de distintas casas. Comenzaron a guiarlos por las escaleras que bajaban a las mazmorras, Calynn levantaba la vista tratando de ver arriba de las cabezas de los alumnos en busca de sus amigas, pero le fue inútil, era imposible distinguir a alguien entre tantos alumnos.

Un prefecto con túnica verde mencionó una clave justamente enfrente de un cuadro de serpiente y esta se abrió, el prefecto indicó que esperaran un momento mientras entraba el chico comenzaba a mover un poco los muebles para que hubiera más espacio para los alumnos. Al cabo de un rato éstos entraron empujándose unos a otros y, aunque no cupieron todos, la pequeña Black sí pudo entrar a la sala común de las serpientes. El prefecto se colocó frente a todos los alumnos mientras trataba de llamar su atención fallidamente, por lo que apuntó su varita a su garganta y tras formular un hechizo este comenzó a hablar rimbombantemente, logrando el silencio completo de todos los presentes para comenzar a hablar normal.

—Por su seguridad tendrán que quedarse aquí en las mazmorras, no tienen permiso para salir, si les preocupa alguno de sus amigos o hermanos tienen que saber que también están aquí en las mazmorras repartidos en diferentes salones, por lo que no tienen que preocuparse —comentó el chico que, aunque intentaba no demostrar su temor a este le era imposible ya que el temblar de su voz lo delataba por completo—. En cuanto la mayoría de los alumnos estén dentro de mazmorras vendrá un profesor acompañado de un par de aurores para custodiar la zona —explicó tratando de tranquilizarse—. Y no se preocupen —añadió bastante alterado antes de abandonar la sala común y salir dejando a los chicos encerrados.

Inmediatamente comenzaron a escucharse llantos, gritos de terror e incluso comenzaron a buscar amigos entre todos los alumnos, sin embargo, algunos chicos de Slytherin subieron a sus dormitorios para proteger su cama de los chicos de otras casas. La pequeña Black comenzó a moverse tratando de evitar a los demás alumnos intentando encontrar a Lily o a Meryl por algún lado, pero le era imposible pues creía que caminaba en círculos. Se dirigía a una parte más alta para intentar buscarlas desde allí cuando un hechizo llamó su atención.

¡Imperio! —se escuchó fuertemente por la habitación. Calynn solo sintió como se detenía en seco y era obligada a no caminar más, al parecer una sensación de felicidad y tranquilidad cubrió su cuerpo, bastante placentero, no tenía intenciones de resistirse a la maldición de Bellatrix—. ¡Qué fácil ha sido infiltrarse en el castillo! Siempre fui junto alguno de ustedes, queridos compañeros —expresó Bellatrix mientras señalaba a algunos alumnos con el dedo para después emitir una sonrisa de burla mientras caminaba entre todos los alumnos hasta llegar frente a la pequeña Black—. Ahora, ¿qué haremos contigo? —se dirigió a la pequeña Black quien ni siquiera podía formular una palabra. Algunos alumnos comenzaron a sacar su varita ante las amenazas de Bellatrix mientras que otros comenzaban a retroceder a causa del miedo. De la nada, una chica de pelo cobrizo comenzó a acercarse a su amiga hasta llegar frente a Bellatrix quien la miró con una mirada de burla.

—¡Déjala en paz, suelta ya la varita! —espetó Lily mientras le apuntaba con la varita con una expresión de miedo en el rostro.

Sin embargo, Bellatrix se mostraba totalmente alegre, le dirigió una sonrisa burlona y después añadió:

—¿Tú, Evans? No podrías aturdir ni a tu propia madre. ¡Oh claro!, no recordaba que ya no tienes padres, lo siento mucho —le recordó maliciosamente la mortífaga mientras provocaba que Lily derramara algunas lágrimas, pero, a pesar de todo, la pelirroja tomó el coraje necesario para tratar de desarmar a Bellatrix, quien se protegió debidamente mientras cortaba la maldición con Calynn y en un movimiento rápido de varita Bellatrix le quitaba la varita a la pelirroja.

¡Crucio! —exclamó mientras sonreía con bastante malicia, no era secreto que Bellatrix tenía cierta aversión con los alumnos de sangre sucia, especialmente con Lily y era bastante evidente que disfrutaba finalmente de ese momento de tenerla bajo su poder. Sin embargo, este placer no duró demasiado pues algunos chicos de años mayores intentaron aturdirla, lo que Bellatrix evitó ágilmente mientras que les regresaba el hechizo y éstos caían inconscientes en el suelo, esto solo provocó que los demás chicos intentaran subir por los escalones o esconderse detrás de las sillas verdosas de la sala común de las serpientes, Bellatrix solo reía de felicidad hasta que un hechizo le hizo volver a la guardia.

—Te has equivocado con meterte conmigo —exclamó Calynn mientras pasaba junto a su amiga que aún seguía bastante debilitada a causa del hechizo, Bella solo rio de nuevo, lo cual aprovechó Calynn para tratar de desarmarla, pero Bellatrix tan solo se agachó evitando el hechizo. La chica se dirigió a Calynn con la varita en alto y esta fue la primera en atacar igualmente tratando de desarmarla, pero la pequeña Black no sería tan fácil pues logró protegerse del hechizo. Bellatrix comenzó a enfurecer aún más con esto y esta vez no solo se limitó a hechizos fáciles.

¡Crucio! —exclamaba bastante molesta—. ¡Crucio! ¡No durarás demasiado! —gritaba Bellatrix mientras el coraje se iba haciendo cada vez más fuerte, lo que la llevó al extremo y no solo a hechizos torturadores.

¡Avada Kedavra! —Calynn decidió agacharse para evitar el hechizo, y no pudo ser mejor pues este impactó con una figura gigante de serpiente plateada, quemando un fragmento por completo. Aunque la pequeña Black intentaba seguirle el ritmo a Bellatrix, está lanzaba una maldición cada dos segundos por lo que a esta solo le quedaba defenderse. Bellatrix, con una furia increíble se dio por vencida con la varita y esta vez comenzó a lanzar dagas y cuchillos afilados hacia la pequeña mientras Bellatrix la perseguía efusivamente, Lily intentó intervenir al empujar a Bellatrix fallidamente, con lo que solo fue respondida por un gran codazo en el estómago, lo que la mandó al suelo de nuevo.

De la nada, una voz comenzó a escucharse en la habitación, está venía desde uno de los extremos donde se encontraban los alumnos escondidos.

—Ya déjala en paz, Bellatrix —ordenó Thana quien se dejó ver en la oscuridad—. Observa esta situación, lo que está pasando allá afuera, eso no es correcto, ¿De verdad quieres ser parte de ello? —exclamó mientras Bellatrix dejaba de lanzar cuchillos y Calynn cesaba el paso, ambas con la varita en mano únicamente observando a la chica. Bellatrix solo la observaba de pies a cabeza bastante confundida sin decir una palabra—. Ella no es un problema para ti —exclamó refiriéndose a la pequeña Black quien estaba atenta a lo que decían antes de ir a ver el estado de salud de Lily—. Puedes ser una buena chica.

Bellatrix frunció el ceño, bastante ofendida, antes de hablar.

—Eso no es de tu incumbencia, ahora retírate —exclamó Bellatrix con mirada amenazante, pero Thana no se movió de allí—. ¡He dicho que te vayas de aquí! —exclamó la chica acercándose a Thana con la varita en alto aprovechando para decirle algo en voz baja—. Si el Señor Tenebroso no te asesina, seré yo la que lo haga —le susurró para luego gritarle—. ¡Te he dicho que te alejes! —Esta vez Thana retrocedió temerosa mientras se desplazaba un poco hacia la derecha con intenciones de regresar por donde vino cuando observó que Bellatrix sacaba una daga más de su costado mientras esta veía a la pequeña Black que estaba de espaldas ayudando a levantar a Lily y Thana pudo ver lo que planeaba Bellatrix. 

Observó como la daga volaba por los aires en dirección a la parte alta de la espalda de Calynn y sin pensarlo dos veces Thana corrió hacia la pequeña para evitar el impacto y de la nada pudo sentirlo, justamente en su corazón. Thana abrió la boca bastante sorprendida mientras los gritos de terror llenaban la habitación, tomó la daga entre sus manos sin estar segura de sacarla de su cuerpo mientras se tambaleaba y caía al suelo aún con la daga dentro de ella. Calynn había volteado instintivamente mientras un gesto de horror se formaba en su rostro y se acercaba a su antigua amiga negando con la cabeza.

—¡No! —exclamó Calynn—. ¡¿Qué has hecho?! —le espetó a Bellatrix mientras esta solo le respondía con una sonrisa y una risa macabra.

—Esto es solo el comienzo, torpes —comentó Bellatrix antes de comenzar a volar en una especie de espectro negro, destrozar parte de la puerta de la sala común de Slytherin y volar a los pisos superiores del colegio.

Una vez que se fue Bellatrix, los alumnos comenzaron a salir de sus escondites mientras se reunían alrededor de Thana para poder ver mejor.

—¡Thana! —exclamó Lily quien había llegado junto a Calynn y se sentaba en el piso para poder observar mejor a la niña, esta solamente veía a sus amigas con una mirada de tristeza mientras comenzaba a sacar la daga de su pecho, totalmente ensangrentada y la dejaba caer a su lado. Calynn pudo observar como el uniforme de su amiga comenzaba a volverse rojo mientras la sangre los manchaba, al igual que el piso de la habitación, llegando hasta las túnicas de Lily y Calynn. Al parecer la chica moriría como una Gryffindor, la sangre de su valentía había convertido la túnica de las serpientes en una de los leones.

—Perdónenme —dijo la chica con bastante esfuerzo—. De verdad siento todo lo que pasó, solo necesito escuchar que me disculpan ambas —terminó bastante ronca pues la respiración cada vez se le dificultaba más y su gesto de dolor era cada vez más evidente.

Sin embargo, Lily y Calynn no comprendían a lo que se refería con perdonarla, ¿ella que había hecho? Solo dejarles de hablar por algunos meses, pero Calynn pensó que si eso era su último deseo no debían por qué no cumplírselo. Lo que ellas no sabían es que Thana había sido aquella espía de Druella por varios meses, nunca se había dado cuenta de la gravedad de la situación hasta esa misma noche.

—Te perdono —le dijo Calynn para que después Lily mencionara lo mismo, ambas con lágrimas en los ojos mientras veían a una de sus amigas en su última agonía.

—Gracias —mencionó por última vez mientras veía a Calynn hasta que esta notó que los ojos de su antigua amiga se habían quedado sin vida.

El silencio reinó en la sala común, algunos alumnos observaban la escena mientras lloraban en silencio, otros aprovecharon para ir en busca de algún profesor que los ayudase y Calynn, con un gran nudo en la garganta, limpió sus dedos sobre su túnica para quitarse la mayor cantidad de sangre y posteriormente cerró los ojos de su antigua amiga para que esta no se viera tan impresionante. Lily seguía sollozando a su lado mientras que Calynn dejó que algunas de las lágrimas resbalasen por sus mejillas mientras soltaba la mano de su amiga y tan solo cerraba sus ojos para no verla más de esa forma. Lily se levantó del suelo y salió en busca de ayuda, pero los pasillos estaban desiertos. Comenzó a subir las escaleras para volver al colegio cuando pudo ver por una ventana que, en el cielo, justamente sobre el castillo, se alzaba una calavera verde igual a de la marca del antebrazo. Siguió caminando con los ojos bien abiertos hasta que escuchó, por una de las ventanas rotas del vestíbulo, que el duelo de mortífagos y aurores aún seguía fuera del castillo, al parecer la mayor parte de los mortífagos habían huido pues solo un pequeño grupo de estos aún quedaba combatiendo. Simultáneamente se escucharon voces que venían del Gran Comedor y pudo observar a un grupo de alumnos que caminaban junto a la profesora McGonagall.

—Profesora, ha ocurrido algo horrible en las mazmorras —exclamaban los alumnos que, al parecer, eran mayores que Lily. McGonagall tornó un gesto de preocupación hasta que vio a Lily con los ojos rojos y la expresión de la profesora empeoró notablemente.

—¿Qué ha pasado, señorita Evans? —cuestionó mientras la pelirroja tomaba aire para hablar.

—Ha habido un asesinato, profesora —explicó Lily mientras bajaban las escaleras que llevaban a las mazmorras.

—¿Cómo dice? —preguntó Minerva bastante alterada y acelerando el paso.

—Bellatrix Black, la hermana de Calynn, se ha infiltrado en el castillo y en un intento de asesinar a Calynn ha matado a otra alumna —comentó Lily con voz quebrada pues el hecho de recordarlo le ocasionaba que se formara un nudo en su garganta. Siguieron caminando, igualmente acompañadas de los alumnos de otros grados mientras bajaban unas últimas escaleras y llegaban a la sala común, encontraron a Calynn aun sollozando bastante fuerte al lado del cuerpo de su amiga, sin que le importara que sus manos siguieran llenándose de sangre. McGonagall formuló un gesto de asombro cuando observó la escena, no podía creerlo. Se acercó a la pequeña Black que seguía con los ojos cerrados sin atreverse a mirar a su amiga, pero había vuelto a tomarla de la mano, la profesora la llamó, pero esta no quiso hacerle caso, parecía que estaba en una especie de abismo donde se sentía culpable por la muerte de esta. McGonagall intentó soltar a Calynn de la mano de Thana, pero la pequeña Black tan solo apretó más fuerte evitando que se la llevasen lejos; Lily observó la escena junto a la profesora para que la pelirroja se sentara junto a Calynn mientras la rodeaba con los brazos, Calynn tan solo abrió un poco más los ojos, pero no exclamó ningún sonido, aún mantenía aquella mirada perdida. Lily fue empujando a su amiga mientras esta soltaba la mano del cadáver y comenzaba a levantarse del suelo, al mismo tiempo un libro cayó sobre su pie y este la hizo volver a la realidad, se agachó, lo recogió y volvió a sentir levemente aquel dolor en la marca tenebrosa gracias a la cercanía con este, pero ese dolor era tan leve que extrañaba a la pequeña, este no era tan fuerte como el que sentía en su corazón. Volvió a guardar el libro mientras recogía su capa que había dejado en el suelo al momento de recibir la maldición de Bellatrix y acompañaba a Lily a paso lento.

Comenzaron a subir las escaleras movibles que se encontraban desiertas pero que eran inundadas por el sonido de los destellos de los duelos que aún sobrevivían afuera del castillo. Lily guio a la pequeña Black hacia la oficina del director y, al encontrarla abierta, estas comenzaron a subir los escalones y sin tocar a la puerta entraron en seguida.

—¡Esto es inaceptable, Dumbledore! —exclamó Galatea hacia el director para después guardar silencio y observar a ambas chicas. Dumbledore tornó su gesto de coraje a uno de preocupación en cuanto observó el rostro de la pequeña Black.

—Por favor, regálenos un momento, profesora —solicitó el director a Galatea quien salió del despacho aún bastante extasiada.

En cuanto salió, Dumbledore se llevó una mano a la frente demostrando el cansancio que este presentaba a causa de la hora y las situaciones. Bostezó, tomó aire y posteriormente volvió a concentrarse.

—¿Qué ha pasado? —cuestionó con gran preocupación a ambas chicas.

Lily esperó un momento esperando la respuesta de su compañera, pero al observar la mirada perdida de esta, Lily decidió que era contárselo ella misma.

Tras la explicación, Dumbledore se levantó de su asiento mientras comenzaba a dar vueltas por el despacho, expresando su preocupación al respecto, también era bastante evidente cómo el coraje del profesor iba en aumento mientras negaba con la cabeza. El director miró por la ventana, al parecer los duelos habían terminado, pero la marca verdosa presente en el cielo seguía imponiendo el poder de los mortífagos.

—Esta chica merece una despedida honorable —comentó el director con ojos cansados—, pero hay que eliminar aquella marca lo más pronto posible —exclamó para indicarles que lo siguieran. Bajaron las escaleras de nuevo en dirección a las mazmorras mientras Calynn seguía con la mirada perdida, le era imposible superar lo que acababa de ocurrir.

Alcanzaron a la profesora McGonagall quien comenzaba a sacar algunos alumnos en dirección a los terrenos del colegio. Ambos profesores comenzaron a hablar mientras acomodaban a los alumnos que comenzaban a salir de las mazmorras y poco a poco los demás docentes de Hogwarts comenzaban a acercarse con la varita en la mano. Una vez estuvieron la mayor cantidad de personas reunidas en el jardín de Hogwarts, Dumbledore y McGonagall alzaron sus manos sosteniendo la varita mientras eran imitados por los alumnos a su alrededor y comenzaron a lanzar luces blancas hacia el cielo y observaban cómo la marca del cielo comenzaba a desaparecer. Calynn levantó la mirada por un momento mientras el brillo de las luces blancas inundaba sus ojos melancólicos, sacó su varita y viendo hacia arriba con algunas lágrimas se unió a los demás alumnos.

—Gracias, Thana —susurró para ella misma mientras en su mente solo existían los buenos momentos con ella, de los pocos momentos existentes de su niñez.

Al cabo de un rato y la llegada de varios alumnos más, la marca desapareció del cielo y las estrellas volvieron a ser resplandecientes. Un silencio se hizo en el lugar, no todos sabían lo que había ocurrido hace solo unos momentos, algunos prefectos comenzaban a organizar sus grupos de alumnos para regresar a sus respectivos dormitorios, sin embargo, Dumbledore se acercó a la pequeña Black y le solicitó que lo acompañase a su despacho, así ambos aprovecharían la energía brindada por la adrenalina. La pequeña se despidió de Lily con la mano mientras caminaba cabizbaja sosteniendo el libro y su capa mientras ondeaba su túnica al caminar y dejaba ver las manchas de sangre que se lograban observar gracias al brillo de las estrellas. Pasaron junto al Bosque Prohibido antes de doblar una esquina hacia el colegio y allí pudo ver un animal grisáceo, era una especie de caballo delgado y desnutrido con un par de alas a sus costados, tenía una cabeza demacrada, lo miró por un segundo, pero no tuvo la iniciativa necesaria para preguntar al director sobre ello. Tardaron bastante en subir pues todos los alumnos se dirigían a sus respectivas casas mientras algunos magos por el exterior arreglaban las ventanas y los daños al castillo con solo un movimiento de varita.

Una vez que llegaron al despacho, la profesora McGonagall también pasó por la puerta y esperó esta vez en el fondo del despacho mientras escuchaba a ambos.

—Sé que creerá que soy inoportuno, pero creo que sabe la razón por la que estamos aquí —expresó con cautela tratando de que la pequeña Black le mirara los ojos, pero esta tan solo veía el suelo con una expresión de tristeza. En seguida, tomó el libro y lo arrojó sobre el escritorio con bastante brusquedad mientras volvía su mirada al suelo. Dumbledore notó que llegar al punto clave de esto sería más difícil de lo que pensaba, tomó aire, exhaló y comenzó a hablar lentamente después de mirar a la profesora McGonagall para que esta saliera de la habitación.

—Los padres de la señorita Patterson han sido notificados, pero considerando que solo faltan cinco minutos para las tres de la mañana, dudo que haya una respuesta tan inmediata, por lo que ahora no podemos hacer nada.

Calynn miró los ojos del director mientras intentaba retener las lágrimas dentro de las cuencas de sus ojos, sabía que necesitaba un tiempo para asimilarlo aún mejor, Dumbledore iba a tomar el libro, pero el temor a que este reaccionara erróneamente lo frenó de inmediato.

—¿Podría abrir el libro, señorita Black? —cuestionó Dumbledore mientras esta lo abría rápidamente y se lo brindaba, el director se apresuró y colocó su varita sobre de él—. Revela tus secretos. —Esperaron unos segundos e incluso minutos, sin embargo, nada pasó con el libro, Dumbledore formuló un gesto de confusión, era evidente que esperaba que algo ocurriese, pero no fue así. El director seguía pensando mientras la pequeña Black tomaba el libro y lo cerraba para apreciar la portada, Dumbledore la imitó sin decir una palabra y a la vez, la pequeña pasaba sus dedos sobre la textura de aquella plateada portada. Contenía únicamente una serpiente con ojos verdes y su piel con un recubrimiento de plata, en el fondo podían observarse distintas piedras brillantes de colores verdosos que le daban más caracterización a aquel libro. El director observaba con curiosidad cuando una idea se le vino a la mente.

—Señorita Black, imagine que la serpiente de esta portada es una serpiente real, imagínela a detalle —explicó el director lentamente para que la pequeña le comprendiese todo—. Una vez que lo tenga trate de decir la palabra "revélate".

Calynn bastante extrañada tomó el libro, colocó la portada justamente frente de ella y comenzó a ver un basilisco plateado frente a ella, lo imaginaba tan bien que el miedo comenzaba a recorrer su cuerpo en el mundo real. Posteriormente, Calynn pudo mencionar algo, parecía como si fuese un lenguaje distinto y mágicamente el libro comenzó a llenar de texto a las páginas viejas y marrones que alguna vez parecieron vacías. La expresión de tristeza de Calynn había cambiado simultáneamente a una de asombro, observaba el libro con la boca abierta y los ojos igualmente bien abiertos.

La primera página comenzaba con un año como título, mil novecientos treinta y siete, la pequeña acercó su vista para poder leer en voz alta cuando observó aquella caligrafía que reconocía perfectamente.

—Es de Druella —murmuró la pequeña al director mientras su gesto de asombro se engrandecía. Esta vez la pequeña sí comenzó a leer.

"13 de octubre de 1937.

Hoy ha sido el primer día que te tengo en mis manos, has sido un maravilloso regalo de cumpleaños número doce. Me ha alegrado mucho cómo Tom ha pensado un poco en mí, cada vez me he identificado un poco más con él, se le da muy bien la escuela y ya ha hecho varios amigos. Sé que es bastante introvertido, pero su personalidad es única, cada momento que pasamos juntos nos une más como amistad.

Hasta luego,

Druella Rosier".

—¿Tom? —cuestionó Calynn bastante confundida pues ese nombre nunca lo había escuchado. Sin embargo, el director volteaba a otros lados mientras caminaba intentando calmarse.

—¿Podría seguir leyendo? ¿Tal vez algunas páginas más adelante, por favor? —preguntó Dumbledore a la chica que avanzaba observando los años.

"15 de septiembre de 1941.

Hoy. Finalmente, hoy se ha fijado en mí, o al menos eso es lo que creo que hizo. Cada día me pregunto cuándo me dirá que le gusto, estoy loca por él.

Hoy me ha enseñado un libro que había sacado de la biblioteca de la sección prohibida, simplemente interesante, me enseñó el gran conjunto de Maldiciones Imperdonables, tal vez podamos llevarlas a práctica, todo esto de las artes oscuras me ha atrapado cada vez más la atención. Igualmente hay un chico que me ha buscado, su nombre es Cygnus y es de mi casa, de las serpientes por supuesto, también ha sido una buena persona, pero ninguna como Tom Riddle.

¡Es momento de ir a controlar el mundo! (Eso es lo que me dijo Tom hoy)

Druella Rosier".

—¿Quién es Tom Riddle? —preguntaba la pequeña bastante confundida pero no recibía respuesta por lo que decidió seguir leyendo un poco más adelante.

"22 de marzo de 1942"

Este colegio está cada vez más repleto de sangres sucias, si tan solo Dumbledore nos dejara sacarlas de Hogwarts, sin embargo, la cita con Tom ha sido increíble y por primera vez nos hemos besado, solo fueron cosas banales. Lo que importa ahora es el proyecto que te había comentado, Tom cada vez tiene más seguidores, obviamente yo fui la primera en decir que sí, será fascinante cómo burlaremos al director. Varios chicos se han unido al proyecto, todo gracias a que Tom es un gran manipulador emocional, bastante increíble.

Cygnus también me ha buscado mucho, creo que me atrae, solo por el simple hecho de que su familia ha estado repleta de utilizaciones de magia negra y al parecer él no es la excepción, pero mientras pueda, seguiré siguiendo a Tom por todas partes.

Druella Ridd... Rosier".

La pequeña Black comenzaba a asimilar un poco sobre lo que estaba leyendo. ¿Acaso ese Tom Riddle sería quien creía la pequeña?

El silencio duró bastante en la habitación, la niña comenzó a buscar cosas importantes entre las fechas del libro y, una vez que encontró algo, se dispuso a leer.

"20 de mayo de 1943

¿Recuerdas que te había dicho que Tom y yo habíamos dejado nuestra relación para dedicarnos al proyecto? Pues ha resultado bastante bien, Cygnus se ha entregado a mí, es un hombre bastante manejable, pero ambos disfrutamos de estar juntos, o eso es lo que él cree; a mí me servirá para tener descendencia que continúen el proyecto de Tom y yo. Por cierto, Tom nos ha creado una marca en el antebrazo para identificarnos, el mal está por venir a Hogwarts y, aunque el brazo me arde ligeramente, el dolor que he sentido cuando me ha hecho la marca ha sido placentero porque esto es el comienzo de una nueva era, estoy segura.

Druella Rosier".

Calynn pudo observar cómo, justamente debajo de la firma de su madre podía encontrar un dibujo realizado con tinta de la marca en su antebrazo. No podía creer lo que acababa de leer.

—¿Tom Riddle es Lord Voldemort? —cuestionó la pequeña mortífaga mientras le dirigía una mirada al director, este le respondió al afirmar con la cabeza y el silencio volvió a presentarse en la habitación. Esta vez la pequeña comenzó a hojear el libro tratando de encontrar más información acerca de Voldemort hasta que leyó.

"19 de diciembre de 1947

Cygnus ha insistido en celebrar una boda en grande, tendré que hacerlo solo para aparentar su amor, pues será la única forma en la que siga creyendo en mí. Al menos he conseguido que sea en un cuarto privado para evitar que aquel momento sea más vergonzoso.

Tom ha definido un nombre para este nuevo grupo: Los Mortífagos, sabe que ahora que tenemos más personas podríamos planear una invasión al colegio y después al Ministerio de Magia. Volver a entrar a Hogwarts de esa manera será increíble y lo primero que haremos será exterminar aquellas sangres sucias que incluso pueden llegar a manchar el nombre del legendario Salazar Slytherin. Por el momento nos hemos establecido en la Mansión Malfoy, esta familia está llena de pureza de sangre y magia negra, nos han invitado a colocar nuestra base aquí, y aunque nuestro líder hace reuniones en diferentes lugares, nuestra base principal es aquella mansión que nos ha resultado de bastante ayuda para cometer sucesos más secretos.

Todavía no sé por qué sigo escribiendo sobre esto si es solo basura, posiblemente porque fue un regalo de Tom y eso lo hace especial, de una u otra forma.

Druella".

—Ella cambió mucho desde que conoció a Tom —mencionó Calynn mientras no creía posible que su madre fuera diferente de pequeña—. Nunca amó a papá —susurró para sí, sin evitar que Dumbledore escuchara aquel comentario, esperando que la pequeña comenzara a asimilar la verdadera realidad de su madre.

Tomó el libro de nuevo y lo hojeó rápidamente buscando algo más sobre ella o alguna de sus hermanas, el deseo por saber más acerca de su infancia la invadía por completo. Encontró algo que tal vez le sería útil y comenzó a leer después de que Dumbledore volviera a sentarse frente a ella.

"4 de enero de 1949

Espero que el esfuerzo valga la pena, hoy ha nacido la primera niña, Andrómeda, una nueva generación para cambiar el mundo de una vez por todas. Cygnus ha sido el más entusiasmado, ha estado al pendiente de todo e incluso me ha desesperado con tantas preguntas, había momentos donde se encontraba tan feliz que su adoración por las artes oscuras se desvanecía, ilógico.

Ojalá Tom venga a conocerla, estoy segura de que él hubiera sido diferente, aunque de verdad dudo que le agraden los niños.

Druella".

Sin embargo, la chica no encontraba muchas cosas nuevas, solo que su propia madre había criado a cuatro niñas solo para un beneficio propio. Por eso esas exigencias tan tempranas, estaba deseosa de aquel propósito. Dumbledore no decía nada, solo esperaba la siguiente página, sin embargo, era evidente que su mente trabajaba bastante mientras escuchaba a la pequeña, la niña siguió buscando cuando encontró algo, la palabra hija se nombraba en aquella página por lo cual comenzó a leer.

"25 de mayo de 1950

¡Por fin ha llegado, nuestra querida hija! Después de tanta espera. Ambos hemos planeado llamarle con un nombre único, Tom me ha mencionado sobre uno cuyo significado es que es poderosa en la batalla y ahora ya lo tenemos, bienvenida al mundo, Calynn [...]

La pequeña dejó de leer por un momento mientras exclamaba un gesto de sorpresa.

—Eso no puede ser posible —balbuceó al director quien la miraba preocupado—. Yo nací en mil novecientos cincuenta y dos, simplemente no puedo tener catorce —exclamó mientras veía su cuerpo y es cuando se dio cuenta que eso no sería tan descabellado como ella creería. Tenía una gran estatura, siempre se consideró más alta que sus compañeros de Hogwarts, era más madura que los demás, tal vez no solo por sus situaciones, sino también por su edad.

—Creo, señorita Black, que lo que dice en aquel libro podría ser enteramente cierto —expresó el director mientras dirigía su mirada aquel libro que tantos secretos albergaba.

La pequeña volvió la vista al libro y se dispuso a leer, la curiosidad le ganaba por mucho.

"[...] Cygnus no puede enterarse de esto, pero finalmente mi sueño se había hecho realidad y no podía dejar pasarlo, finalmente había tenido a mi primera hija con Tom Riddle [...]

La pequeña mortífaga leyó el párrafo más de dos veces, sentía cómo el aire abandonaba su cuerpo, su incredulidad era evidente. Una mezcla de sentimientos comenzó a formarse en su corazón; la culpa y la tristeza por la muerte de Thana seguía presente, una ira hacia su madre todavía se sentía en cada palpitar y, ahora, una emoción de impresión persistía por bastante tiempo. La pequeña no supo cómo manejar correctamente esa mezcla de emociones y unas lágrimas comenzaron a brotar por sus ojos, quería gritar, quería abrazar a alguien y también sentir los brazos de alguien alrededor de ella, deseaba estrujar algo con todas sus fuerzas y aún más increíble la pequeña quería seguir leyendo, pero un temor y odio la detenía.

—Yo no puedo ser hija de aquel monstruo —confesó mientras lloraba al director que la veía con expresión triste, incluso Dumbledore se había quedado sin palabras.

Pasó un momento de silencio hasta que el director lo rompió, hablando entre los llantos de la pequeña.

—No porque sea su padre quiere decir que será igual a él —explicó Dumbledore tratando de calmar a la pequeña mortífaga.

—Pero lo traigo en las venas —exclama la pequeña estupefacta mientras se veía las venas y con estas la marca tenebrosa.

—Por eso es por lo que pudo tomar el libro, señorita Black —mencionó el director bastante analítico.

—¿Por qué no lo recuerdo? ¿Por qué no recuerdo nada de mi infancia? —se preguntó Calynn intentando comprender el objetivo de esconder aquel libro.

—Lord Voldemort no quería que supiera que era su hija, usted hubiera podido contarlo en el colegio y se hubiera convertido en una manera de atraer al Señor Tenebroso —explicó Dumbledore.

—Pero ¿cómo lo atraería? —cuestionó la pequeña sin entender a lo que se refería.

—Si Lord Voldemort de verdad la quiere o la necesita para alguno de sus planes, usted hubiera sido una buena arma para controlar sus acciones o incluso para proteger al colegio —comentó Dumbledore, pero Calynn mantenía la misma expresión—. Es decir, si nosotros la amenazáramos tal vez Lord Voldemort tendría que hacer lo que nosotros quisiéramos para que la tuviera de vuelta. —Hizo una pausa y continuó—. Lord Voldemort confiaba con que usted fuera amante de las Artes Oscuras, así tendría a una espía dentro del colegio —explicó el director mientras la pequeña lo miraba, sabía que tenía toda la razón. Bajó la mirada y observó que aquel texto no había terminado y que seguía un poco más abajo y tomó el valor para seguir leyendo.

"[...] ella será nuestro legado, lo mejor de ambos y, aunque yo la cuidaré, estoy segura de que Tom estará orgulloso cuando vea en lo que se ha convertido, llegará un momento en que deseará que todos la conozcan como la hija de Lord Voldemort. Por ahora vivirá con nosotros, Cygnus siempre pensará que es su hija verdadera, al igual que su hermana, estoy segura de que nadie tendrá la Legeremancia necesaria para leerme la mente, pues después de tantas clases con Tom Riddle, he desarrollado una gran habilidad.

Estoy segura de que desconoces quién es Lord Voldemort, pero es el mismo Tom, este será su nuevo alias, su nuevo nombre con el que se hará famoso ante el mundo. Estoy segura de que Calynn se entusiasmará de la idea de unirse al lado oscuro. Tom y yo hemos...—pero la pequeña fue interrumpida cuando la profesora McGonagall entró al despacho del director.

—Dumbledore —exclamó la profesora con preocupación—, están aquí, los padres están aquí, ahora mismo —terminó mientras lo observaba con gesto inseguro.

El director se levantó rápidamente de su silla, miró fijamente por un momento a la profesora McGonagall y después se dirigió a la niña.

—Señorita Riddle... —pero hizo una pausa cambiando sus palabras, ocasionando un gesto de asombro en la profesora—. Señorita Black, tendremos que proseguir con esto el día de mañana, yo la llamaré durante el día para hablar más acerca de esto, vaya directamente a su sala común y por ningún motivo se desvíe —ordenó el director mientras le daba paso a la pequeña y se acercaba a la profesora McGonagall.

—Debemos ir con ellos, Dumbledore —le susurró McGonagall mientras Calynn pasaba junto a los profesores.

—¿Dónde están ahora? —cuestionó el director preocupado.

—Los he logrado mantener en el vestíbulo. —Fue casi lo último que pudo escuchar la pequeña antes de salir mientras se daba cuenta que el rostro de Dumbledore palidecía—, no debemos dejar que suban.

Calynn cerró la puerta pensativa mientras comenzaba a bajar los escalones, se puso la capa para evitar ser vista en los pasillos ya que algunos aurores eran visibles, era evidente que vigilaban el castillo aún más activamente. Comenzó a reflexionar y darse cuenta de que, a pesar de todo, el apellido Black sonaba mejor que el de Riddle. Observó la marca de su brazo melancólica mientras recordaba a Bellatrix y los hechos sucedidos hace unas horas, volviéndole a doler el corazón como nunca lo había hecho.

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"¿Quién soy, podría ser...?
Soy una eventualidad.
El tiempo ha pasado.
La inocencia ha ido tan rápido.
Los héroes se levantan, los héroes caen.
Mi tiempo es ahora".

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⌞ Eventuality - Andreas Kübler ⌟

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